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Haruko es realmente amable pero... no me quiere. por Adri6

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Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen.

 

Estábamos en una discusión, otra de tantas, no me rendía y menos frente a él, pero aquella tarde, el zorro hizo lo que nunca había hecho hasta el momento, responderme con palabras, pero más que palabras le escuche decir largas frases, cada una de ellas más cruel que la anterior. Quizás lo que más me afecto de todo, fue que dijera la verdad.

Todos esperaban que me riera, que le golpeara o que actuara como siempre pero… baje la mirada y me sentí derrotado. ¿Qué tan estúpido fui?... ¿qué tan estúpido sigo siendo? El gorila nos interrumpió y se lo agradecí de corazón, porque así pude irme del gimnasio sin llamar tanto la atención al no responder el agravio del zorro apestoso. Camine de regreso a casa de la forma mas lenta que podía, cada paso que di, cada suspiro que exhale… lo hice saboreando cada segundo de esto, de todo.

Como siempre… la luna esta en lo más alto del firmamento y en aquel lugar, brilla sin que nadie pueda tan siquiera alcanzarla… esta noche su forma esta borrosa ya que mis lagrimas impiden que la vea con claridad.




Al día siguiente, después del entrenamiento, me ofrecí acompañar a Haruko hasta su casa a lo que ella acepto como siempre lo hace, de forma amable. El tiempo que paso a solas con ella es… ¿cómo puedo describirlo?... creo que la palabra que más se acerca es cálido, muy cálido, estar a su lado es disfrutar de un día de verano. Soy feliz y me siento a salvo cuando por unos minutos al día, su atención es solo para mí. Es poco… pero es lo que siempre tuve de ella.

Le preguntaba cómo veía al equipo y que expectativas tenia de nosotros, su rostro se ilumino al mencionar a Rukawa, el jugador número 11 es quien siempre encabeza la lista de sus anhelos y de sus sueños, después le sigue su hermano, mitsuito, mi amigo Ryota, y al último… al último siempre estoy yo.

Finalmente pude apreciar las cosas tal cual son. Cuando habla de mí, no hay ningún brillo en su mirada, sus labios tan solo esbozan una sonrisa amigable pero nada más, no hay nada más. ¿Tan desesperado estaba que me engañe a mi mismo?, ¿qué me hizo pensar que ella... ¿por qué creí que…

Todo está en calma pero no mi corazón, si ella pudiera escucharlo ¿qué pasaría?... ¿qué palabras usaría para rechazarme?... supongo, que hasta en eso, ella seria amable conmigo.

“¿Sakuragi?” –le escuche decir y no pude más que sonreír, lo hice como ella espera que lo haga… como un amigo.

Siempre me llama por mi apellido a pesar de que nos conocemos hace mucho, es casi irreal que sienta aprecio por mí y a su vez, no lo sienta. Ella es sin duda las dos caras de una moneda, en una es mi amiga y en la otra es la persona que jamás me amara. Nuevamente baje la mirada y me enfrente al movimiento de mis pies, por más que aparte mi vista, siempre recae en ella. Que me deje o yo la deje a ella, significa perderlo todo… significa perder el mejor anhelo que he tenido en toda mi vida.

¿Qué podemos hacer cuando la verdad nos golpea en el rostro?... la verdad, solo una cosa.

Cuando llegamos a su casa, el gorila salió a recibirnos, ella se despidió y de forma mágica, desapareció de mi vista. Entiendo lo que sucede pero aun así, no deja de doler, ¿por qué entregamos tanto a alguien que al final ni se da cuenta?... entre millones de personas, ¿por qué tan solo necesitamos a una? y justo aquella persona, no nos necesita a nosotros.

Por más que le siga… nunca la alcanzare, puede caminar a mi lado pero en verdad va adelante de mi… muy adelante de mí y es evidente que no tiene problemas en dejarme atrás.

“Vete a casa Sakuragi… es tarde” --me aconsejo el gorila

“… si” –susurre mientras levante la mano en señal de adiós. Comencé a caminar nuevamente mientras recordaba el día en que la conocí hasta ahora. Nuestra historia nada tuvo de especial o al menos, realmente significativa. El tonto fui yo… el tonto que no puede dejarla ir, soy yo. Recorrí una cuidad quieta y silenciosa, calle tras calle sin que ninguna alma quisiera cruzase en mi camino, estaba solo… estoy solo… muy solo.




Los días transcurrían uno tras uno, en fila india y de forma ordenada, poco a poco deje de jugar y le di la oportunidad al cuatro ojo. Lo hice de forma sutil, creo… que pocos lo notaron. Desde la banca, observe lo que antes no quise hacerlo, desde aquí, el mundo es pausado y tranquilo, creo que es justo lo que necesito.

Al terminar la práctica, me ofrecí a limpiar el piso y los balones, no supe el porqué pero sentía que debía hacerlo, fue así que me esmere en que todo quedara reluciente, me esmere aun cuando Rukawa me observaba fijamente desde la banca, me esmere lo suficiente para terminar muerto de cansancio sobre la cancha.

El primer paso de la libertad es no tener pasado o al menos… no dejar que este nos haga mirar hacia atrás.

Cerré los ojos de forma lenta y desee pasar la noche aquí, es mi lugar favorito en el mundo, aquí cambie mi vida por completo y lo que soy. Si me concentro casi puedo escuchar el sonido del balón rebotando, los silbatos, nosotros corriendo, las palabras de ánimo… la voz de Haruko, todo es tan familiar que perfectamente puedo usarlo como mi soundtrack para quedarme dormido cada noche.

Además… visualizo los pocos momentos de gloria que he tenido en verdad, no puedo negar que me he superado pero al final… siempre he corrido detrás de algo irreal, he hecho las cosas por alguien más y no por mi… creo que… es hora de…

“Do´aho” –le escucho decir desde mi oscuridad pero no quise responderle… no quiero. Por un segundo deseo que su existencia no opaque la mía, por un segundo quiero creer que Haruko asiste a los entrenamientos para verme a mí y no a él… por un segundo… tan solo necesito un segundo… por favor.

Después de tanto, tuve que salir de mi ensoñación, note como sus ojos estaban fijos en mí, lo más ridículo de todo fue que el brillo que no veo en la mirada de Haruko estaba en los suyos, pero no era solo eso, una tenue mueca nerviosa adorna un rostro que aparentemente es apático, pero que al observarlo con detención queda en evidencia… que él esta… sonriendo.

“Yo... lo siento… no debí decirte esas cosas… es que… a veces me enloqueces con tus idioteces” –se disculpo a media, porque no podía faltar un insulto en cada frase que me dedica.

Me quede admirándolo desde mi inframundo, no solo fui ciego con Haruko sino que también lo fui con Rukawa, siempre creí que todo lo que hacía era con el propósito de rebajarme, de lucirse y brillar como el mejor de todos, pero no vi que Rukawa no encontraba la forma de comunicarse conmigo, no vi que en cada discusión que teníamos… a nuestra manera… él y yo nos acercábamos cada vez más. Suspire mientras me pase la mano por la frente y continúe aquel movimiento hasta peinar mi cabello hacia atrás, cerré los ojos y no pude evitar pensar en Haruko, por dios, esta vida es muy retorcida, ¿por qué es así?, yo la amo a ella, ella lo ama a él y él… al parecer, me ama a mí. Todo esto parece un laberinto, un juego de niños que marca nuestro destino, el primero que se te cruce es tu persona destinada.

Resople frustrado mientras me puse de pie y le enfrente, no puedo no preguntarme: ¿desde cuándo la verdad decidió hacer su aparición en cada uno de nosotros?

Aquel zorro apestoso es sin duda alguien perfecto, demasiado perfecto, pienso así porque puede conformarse con poco, y aquello es un merito cuando del amor, se necesita todo. Le admiro, en verdad lo hago. Puse mi mano sobre su hombro y le dije: “Ve a casa… y no te duermas en el trayecto, no quiero que te lesiones, aunque me cueste aceptarlo… de todos… tu eres el mejor” Me miro sorprendido pero no le di tiempo de nada, sencillamente tome mis cosas y me fui, no a mi casa sino más bien a la casa del gorila.

Observe como las luces de la residencia Akagi se iban apagando poco a poco, lo que indicaba que por hoy, sus vidas estarían en pausa, mientras que la mía… recién está empezando a reproducirse.

Desde la calle, me quede observando cómo mis deseos jamás se harán realidad…. jamás.

Notas finales:

gracias por leer!!

besos!!


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