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¡Hola Papi! por KkaebSong_SJ

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Notas del fanfic:

ItzelDonuts98, haciendo presencia en Amor Yaoi nuevamente. 

Esta vez, con una adaptacion de mi propio fanfic "Hola Papi" de mi otra OTP que amo, HanHun, trayendoselos en un bello KaiSoo. 

Alborotando su cabello color chocolate y liso con su mano, Kim Jongin espeta con furia:


-¡He dicho que no! ¡No trabajare con Forst! –cuelga y a continuación golpea el pequeño aparato contra su escritorio-. Esto es inaceptable –se deja caer hacia atrás en su sillón. Cierra los ojos. Solo quiere respirar por un momento.


Parece que ha llegado al punto mínimo de su relajación, pero no, todo eso se borra en cuanto el llamado de un toc toc a su puerta suena.


-Mierda –maldice-. ¡Adelante! –da el paso.


-Lo siento señor Kim, pero hay algo urgente que tiene que ver usted –informa la joven chica de su secretaria.


Jongin parece nada interesado, así que solo asiente alentando a la chica a seguir.


-Hay alguien realmente entusiasmado en verle –el hombre se desconcierta.


Abre los ojos para después acomodarse en su sillón. Pone sus codos sobre el escritorio mientras sus manos se entrelazan y su cabeza apunta hacia la chica. Sus ojos penetran hasta el alma de todo ser humano.


-¡Hola Papi! –una vocecita se hace sonar con entusiasmo por todo el grande despacho.


La pequeña muñequita porta su chamara rosada, una bufanda que le abraza cómodamente el cuello haciendo un nudo en el pecho, sus jean pequeñitos y unas botas del mismo color que su chamarra en su pequeña mano donde porta guantes, lleva sujeta una maleta de Barbie.


Jongin la mira y la mira, esos ojos grandes y redondos tras esos pequeños y adorables anteojos, largas y espesas pestañas, belfos rosas, mejillas carmesí, tez tostadita y melena en forma de hongo color chocolate. Un moño pequeño y rosado, apresa lo que parece ser el flequillo, por un lado hacia atras.


-Gracias por cuidar de Mimi, señorita –agradece con una enorme sonrisa la pequeña mientras la joven extiende a su muñeca de felpa hacia ella-. Papi, tu oficina es muy grande, pero le hace falta color, muchoooo –dice después de un análisis.


Jongin está sin habla. Su rostro está lleno de sorpresa. Parece que ni respirar puede.


-La pequeña ha llegado hasta mi escritorio sola. Me ha dicho que la pase con usted, ha traído esto con ella, debe leerlo Sr. Kim –la mujer camina hasta el escritorio y sobre este, deja el sobre que la pequeña ha traído con ella.


-Papi, mami dijo que eras muy lindo ¡Y es cierto! –chilla la infante.


La secretaria sonríe enternecida. Jongin por el contrario sigue con los ojos puestos sobre el pequeño invasor en su momento de relax.


-¡¿Que puta broma es esta?! –espeta con furia.


Las palmas de sus manos golpean la dura madera una vez que se levanta. La niña cierra sus ojitos y abraza con fervor a Mimi.


-Señor... -quiere tranquilizar, pero sabe que no le funcionara nada-. Por favor, lea esa carta –pide sin alternativa.


-¡Mierda, que no! ¡Quiero a esta niña fuera de aquí! ¡Ya! –espeta.


La pequeña está realmente asustada. Su papi le da miedo.


-Señor-


-¡Largo! ¡Ya! –grita.


La secretaria solo puede correr hacia la pequeña e irse junto con ella fuera del despacho.


El gran Kim puede imponer mucho miedo a pesar de ese rostro hermoso que posee.


Mira con furia el sobre, lo coge; listo para leer.


-Veamos de que va esta bromita –brama.


Una vez abierto, lo mira, lo analiza, es tan común y corriente. Es algo barato que seguro fue comprado en cualquier papelería de cuarta. La caligrafía es descuidada, es como si la persona que lo escribió deseaba terminar cuanto antes.


Con sus ojos profundos y achocolatados, comienza a leer la "broma" que le ha hecho romper en quicio:


«Hola, señor Kim. No me recordara y tampoco lo deseo. Lo único que quiero de usted, es que cuide de SooJong, Choco, como gusta que le digan. Esa niña es tan suya como mía. 6 años son los que lleva de traviesa en este mundo. Es una niña muy inteligente, podría decirse que el carácter es completamente igual al suyo, claro, a excepción que ella es muy sensible, hiperactiva y juguetona.


No mencionare quien soy, porque así lo deseo y creo que eso a usted no le importa en lo más mínimo. ¿Sabe?, esto (el no decir quién soy) lo hago con una doble intención; que se desespere por el simple hecho de que estoy consciente que hará cuentas de con cuanta persona se metió hace 6 años atrás para haber procreado a tal linda princesa, aunque sé que no recordara a ninguna. Pues púdrase, sufra un poco. Eso no lo sabrá, no por ahora.


Sé que dudara de la paternidad, así que me previne y aquí atrás de esta carta viene la prueba de compatibilidad. Usted –desgraciadamente- es el padre mi Chocolatita. Cuide de ella, pronto iré por mi niña. Solo cuídela por un mes. Solo le pido eso. No sabe todo lo que sacrifique por eso. Ella anhelaba conocer a su adorado "Príncipe" yo solo le concedí su deseo. Porque usted, usted no se merece tenerla ni si quiera conocerla, pero mi niña es mi todo y solo hice realidad su mayor deseo.


En su mochila viene otro sobre con las listas de todo lo que Choco consume, a que es alérgica, que le gusta y que le disgusta.


Que tenga un buen día (¡No es cierto, tenga un pésimo! »


-¡Puta joda! –el papel se arruga entre su mano hecha puño-. Mierda –maldice una vez que recuerda que tras la carta está el dichoso papel que comprueba que esa niña es su hija.


Extiende ambas hojas sobre su escritorio, toma en la que tiene, en este momento, más interés y lee con sumo cuidado.


«Probabilidad de paternidad: 99.9999 %»


-Mierda, que esto no esté sucediendo, no... -suplica, pero es absurdo y él lo sabe. La prueba viene de uno de los hospitales con gran renombre en Corea y no es falso.


ɤɤɤ


-¿Cómo te llamas bonita? –pregunta la joven secretaria a la muñequita sentada sobre el escritorio, donde ella trabaja, mientras que la mayor está sentada en su silla habitual.


-SooJong, pero me gusta que me digan Choco –responde con una hermosa sonrisa.


-Que bonito nombre Choco –halaga.


-Mami dice que es lindo porque el chocolate es tan dulce y querido como yo –agrega.


-¡Oh, el Sr. Kim! –comenta lo que la chiquilla ya sabe.


-Sip, mami se enamoró de él desde que lo vio. Papi es muy guapo, no lo mires mucho ¿Si? –la secretaria suelta una sonora risa.


-Ni en mi segunda vida, linda. Tu papi puede ser alguien que desees tener muy lejos –dice sin cuidado.


-¡Oye, papi es muy guapo y lindo! –defiende la infante.


-Yonna –la voz potente y autoritaria del jefe se hace presente y la pobre mujer siente morirse.


-¡Si Señor! –atiende de inmediato a pesar de su vergüenza.


-Lleva a esa niña a mi oficina y llama a TaeYeon, dile que la quiero de ya en mi oficina –ordena y la joven solo asiente.


Jongin está consciente del miedo que le impone y eso, le agrada.


-Vamos linda –la joven extiende su mano para tomar la pequeña y regordeta de la menor.


Jongin ya ha regresado a su oficina. Parece que esta que se lo lleva el diablo.


La pequeña camina con entusiasmo aun lado de la joven mujer. Su mami le dijo que su papi sería un poco gruñón, pero que al fin seria tal y como ella lo pensó.


Una vez dentro de la oficina, la pequeña está sentada en el enorme sillón (para ella) frente al escritorio de su papi, quien le mira potentemente, sin embargo, la niña solo le sonríe enternecida logrando formar una sonrisa acorazonada y Jongin siente que ya la ha visto antes.


-Papi, no muerdo. Lo Juro –rompe el silencio la infante.


Jongin reacciona de una forma muy graciosa; abre sus ojos de par en par sorprendió por tal cometario.


-¿Quién es tu madre? –pregunta y habla por primera vez directamente con la menor.


-No te diré. Mami dijo que esa era la condición hecha promesa para conocer a papi. Yo nunca rompo promesas, además me ha encantado ver a papi –aclara la pequeña-. Pero podemos jugar, yo te digo que características tiene y tú la tienes que adivinar. Así no romperé la promesa de mami y ayudare a papi –propone-, comienza ahora. Mami tiene una bonita piel como la nieve y la luna.


-Dios, ¿Te gusta hablar mucho? –inquiere inconscientemente.


-¡Demasiado! Si no hablo, preocúpate, porque algo anda muy muy mal conmigo –advierte.


-Jongin, he venido lo antes posible, ¿Qué pasa? –una hermosa joven de cabello rubio ondulado hasta la mitad de la espalda, con una fina blusa y falda de oficina, entra por la puerta sin permiso, común en ella-. Yonna me ha pedido que viniera así. ¿No me has podido llamar tú? -sus ojazos color almendra le riñen.


-Esto, esto sucede –Jongin apunta con ambas manos en dirección a la silla frente a su escritorio. 


-¿Qué? ¿Un sillón? –pregunta confusa.


-¡Acércate, TaeYeon! –esa mujer puede sacarle de quicio en muchas ocasiones y varias, seguidas.


-Voy, voy, no te mosques hombre –el mayor solo puede fulminarle con su potente mirada.


La mujer camina hasta posarse a un lado del salón y sus lentes casi podrían caerse de tal sorpresa que se lleva.


-¿Quién es esta lindura? –pregunta.


-Hola señorita, soy la hija de papi –se adelanta la infante a informar.


-Vaya, ¿Por qué hasta ahora me presentas a tu absoluta heredera, eh? –la chica le riñe con la mirada, pero al ver la que su amigo le dirige, sabe que ha metido la pata-. No me digas que ya me habías hablado de ella y lo olvide... -teme.


-¡TaeYeon! –espeta furioso-, ¡Nunca había visto a esta niña hasta el día de hoy que ha llegado diciendo "Hola Papi"!


La chica se queda en shock por unos segundos, pero parece recuperarse al instante.


-Vaya, se parece mucho a ti, bueno, la mitad porque tiene unos rasgos muy bonitos y no son tuyos –dice.


-¡TaeYeon! –riñe.


-Bien, bien. Pero ¿Qué puedo hacer yo?.


-Quiero encontrar a su mamá. 


 

Notas finales:


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