Recuerdo la primera vez que me lo dijo, la verdad no lo entendí muy bien. Hasta que él me lo dijo de nuevo, de una forma sencilla y sin rodeos.
Recuerdo que la señora Park abrazaba a su esposo y lloraba.
Recuerdo a noona maldecir en la habitación de al lado, que todos eran unos inútiles y que ojalá se los llevara el demonio.
Recuerdo que mi corazón dejó de latir un par de segundos.
Recuerdo sentir frío, una desolación enorme y mucha tristeza.
Y recuerdo su sonrisa, cuando me dijo que todo estaría bien.
Chanyeol tenía cáncer. Una especie de cáncer en la sangre que a mi edad, no entendía del todo. Yo sabía que el cáncer era malo. Recuerdo que la abuela había muerto de cáncer. También a mi madre llorar todas las noches. Sabía que era algo malo.
Y sabía que iba a morir.
No quería que Chanyeol muriera.
Él era mi mejor amigo.
Él era mi primer amor.
Pero eso no lo sabía en aquel entonces. No lo supe hasta mucho después, cuando fue demasiado tarde y su recuerdo me hacía doler el pecho.
Un dolor agonizante, uno que te impedía respirar. Uno que logró doblegarmae, caer de rodillas y mirar al cielo. Suplicarle a Dios que me lo devolviera. Porque él era mío.
Mi mejor amigo.
Mi sonrisa.
Mi tristeza.
Mi vida.
Mi amor.
Mío.
Recuerdo aquél día.
El día antes de que todo cambiara.
Fue un poco cruel de su parte, ahora que lo pienso.
Salimos. Salimos porque según él, hacía mucho no salíamos. Hicimos todo lo que quise, y puede que una que otra petición suya. Comimos algodón de azúcar y vimos esa película de ovnis que me encantaba y que sabía que él odiaba. No me pareció extraño que me consintiera, lo hacía de vez en cuando. No me extrañó cuando me dijo que me quería. Que siempre estaría a mi lado.
Pasara lo que pasara.
Lo entendí ese día.
Cuando me dijo que teníamos que hablar.
Recuerdo que sentí una especie de desazón en el pecho deinmediato.
Recuerdo que los días a partir que ese, fueron feos.
Fríos.
Amargos.
Tristes.
Dolorosos.
Los últimos.
Recuerdo que me desperté aquella noche, entre gritos y súplicas. La señora Park estaba a los pies de su cama gritándole a Dios que era un desgraciado injusto y recuerdo a su esposo, miraba por la ventana con los brazos cruzados, con una mueca dura, indescifrable. Podía escuchar a noona maldiciendo en el pasillo.
Recuerdo acercarme a la cama.
Recuerdo su sonrisa.
Recuerdo esa última lágrima.
Recuerdo el sonido de mi corazón rompiéndose.
Recuerdo el momento justo donde exhaló su último aliento.
Recuerdo subir a la cama y abrazarlo.
Aún recuerdo su calor.
Aún recuerdo…
Aún lo amo.