>Creo que es verdad...
No soy bueno en una aventura por la noche.<
Sólo ellos, dentro de esa habitación, sabían lo que ocurría.
Sólo ellos, entre esas cuatro paredes, actuaban a su forma.
Sólo ellos, sobre esa cama, sabían lo que sentían.
>Pero igual, necesito amor.
Ya que sigo siendo un hombre.
Estas noches jamás parezco tener planes.<
Pero...¿realmente todo es para siempre?
Acaso...¿eres sincero contigo mismo?
Puedes...¿dejar de fingir que todo está bien?
Sentían cómo todo se desmoronaba, frente a sus ojos. Cómo habían cometido errores, que de antemano, no tenían solución. Su corazón, destrozado, aún seguía latiendo, gracias a él. Aunque sintiera esas frías manos tocar su piel, no había amor en cada caricia. Lo sabía.
Pero quería creer que no había problema. Que se amaban tanto como la primera vez...
Quería creer que eran felices.
Intentaba creerlo. Pero por dentro, estaba completamente roto. ¿Podría algún día pensar en sus sentimientos?
>No quiero que te marches. ¿Vas a tomar mi mano?
Oh, ¿por qué no te quedas conmigo?
Porque tú... eres todo lo que necesito.<
-No puedo quedarme mucho tiempo más, Akira.
Quería detenerlo. Quería que lo abrazara, y le dijera que no se iría a ningún lado. Quería que lo mimara, y besara sus labios tanto como en el principio de su relación. ¿Cuándo fue que el castaño dejó de fijarse en él?...¿cuándo fue que dejó de amarlo?
Un dolor punzante sintió en su pecho. Formándosele un nudo en la garganta.
-¿Es...tan importante?
-No me la compliques más, Akira.
Mordió su labio inferior, reprimiendo con todas sus fuerzas sus lágrimas, que amenazaban por brotar en cualquier momento.
-No te vayas, Yutaka. -articuló apenas en un susurro, sentado en esa cama, la cual era testigo de las incontables noches que pasaron. Testigo de las veces que demostraron su amor más intimamente. Aunque desde hacía unos meses, ese amor ya no estaba, lo sentía solo un...sucio encuentro.
>Esto no es amor, es fácil de ver.
Pero amor...quédate conmigo.<
Sus palabras no funcionaron. Se había puesto la ropa y ya...se estaba marchando. No quería. Era un maldito egoísta. ¿Por qué simplemente no cortaban con esa lastimosa relación? Se estaban dañando, se estaban destrozando de la peor manera.
Aunque ya no hubiese amor de Yutaka hacía él, sabía que también sufría, sufría por seguir con aquello. Habían tenido una amistad mucho antes de todo aquel problema. Habían sido amigos, los mejores. Había cariño pero...no el tipo de cariño que quería. El amor había dejado de existir, porque él era el único tonto y egoísta que seguía amando a aquel castaño.
-Yutaka. -llamó al aire, temblándole la voz.
Pero la puerta principal, sólo se cerró. Quedando todo en completo silencio.
>¿Por qué soy tan emocional?
No, no se ve bien, necesito auto-control.<
Solo bastaron segundos para que se levantara de aquella cama y se vistiera con lo primero que viera. Ni siquiera supo si todo se lo había puesto correctamente. Sentía dolor en su parte baja...pero no era absolutamente nada, comparado al dolor que sentía en su corazón.
Salió de su departamento, y corrió. Corrió como si su vida dependiese de ello, corrió debajo de la fuerte lluvia, sin importarle si se mojaba o caía, porque no iba a detenerse. No quería.
No quería dejarlo ir.
Miraba hacia todos lados, buscándolo. Tan lejos no pudo haberse ido.
Estaba empapado. Y las gotas de la lluvia, se mezclaban con sus lágrimas. Su piel, antes cálida, ahora podría compararse incluso, con un cubo de hielo. Pero nada de eso, lo detuvo. Mucho menos, cuando vio una silueta adelante, caminando, bajo la lluvia...como si esta no exitiera. No supo si sonreír, ¿acaso debía?
Así era como se sentía. Con ver al castaño, su corazón palpitaba como loco, sintiendo felicidad...sintiendo tranquilidad.
Corrió. Corrió mucho más hasta llegar muy cerca de él. La lluvia no se detenía, pero si detuvo el andar de Yutaka, al tomarlo del brazo. Temblaban ambos cuerpos. Del frío...de los nervios.
Cuando pudieron verse, ambos lo supieron. Aquello no daba para más. Ambos estaban dañándose. Debía...terminarse.
-¿Qué haces? r-preguntó, rendido. Yutaka estaba igual o peor que él. Quizás, muy en el fondo, seguía amando a Akira, pero no como antes, no como en un principio. Ya nada era igual. Sabía bien que tanto él como el rubio, cometieron errores que de por sí, no podrían solucionarlos.
El daño estaba hecho, y aunque intentaran olvidarlo, siempre estaría ahí la diminuta espina.
-Por favor...no...
>Y muy en el fondo, sé que...
Esto jamás funcionará.
Pero podrías sentarte a mi lado, así no dolería.
¿Por qué no te quedas conmigo?<
-Sólo nos lastimamos, Aki. -intentó sonar firme, pero también sentía dolor, y las emociones lo estaban consumiendo. Estaba llorando, él, quién más frío se mostraba, estaba roto. Quería amarlo, quería cuidarlo y quedarse por siempre a su lado, pero no podía. No podían.
-¿Por qué? -el rubio soltó el brazo del castaño, agachando la mirada, sin poder detener sus lagrimas. ¿Acaso era el momento de acabar con todo?.- ¿Cuándo fue...que todo cambió? ¿Por qué...?
El ruido de la lluvia los rodeaba, era lo único que se escuchaba. Dos cuerpos en plena calle, bajo las gotas de agua, temblando y llorando. ¿Así era el final?
-Será...mejor para los dos.
-Te amo.
Quizás no recibiría la misma respuesta, porque sólo él estaba enamorado, pero sentía la necesidad de decirselo. Sabía que había perdido a Yutaka, sabía que ya nada tenía solución, pero, ¿algunas vez había habido?
>Ya que eres...todo lo que necesito.
Esto no es amor, es claro de ver.
Pero amor...quédate conmigo.<
Sintió esos fuertes brazos rodearlo, esos brazos que tanto amaba, esos brazos en los que se sentía seguro y protegido. Podía escuchar el llanto de los dos, sus frentes estaban unidas. Podía parecer que apenas habían declarado su amor mutuo. Pero no era así. Esto no era más que una dolorosa despedida.
Akira abrió sus ojos, encontrándose con la mirada ajena. Y por fin pudo ver cariño, cariño y dolor.
-Extrañaré tus sonrisas. -dijo el rubio.
-Extrañaré tus caprichos...
-Extrañaré tus abrazos...
-Extrañaré abrazarte...
Después de mucho tiempo, se sonrieron entre lágrimas, aún con sus frente unidas.
Era el momento.
-¿Prometes mantener tus ojos cerrados? -preguntó, acariciando las mejillas de Akira, luego de romper el abrazo.
-Sí...
-He pasado los mejores momentos de mi vida a tu lado, Aki. -confesó, con una suave sonrisa mirando el rostro del que fue su pareja por casi 4 años.- Ahora, es hora de que tomemos caminos diferentes.
-Gracias. -susurró, a centímetros de los labios contrarios, sintiendo aquel dolor en su pecho.- Gracias por todo...
Después de tanto meses, podía sentir amor. Quizás no como quería, pero sabía que Yutaka, lo quería. Bajo la intensa lluvia, se besaron por última vez cerrando sus ojos. Se besaron tal cual la primera vez, con amor, cariño...dulcemente.
>Oh, ¿por qué no te quedas conmigo?
Ya que...eres todo lo que necesito.
Esto no es amor...es claro de ver.
Pero amor...quédate conmigo...<
-No los abras...
Fue lo único y último que escuch; nuevamente, la silueta del castaño, a medida que se alejaba, fue perdiéndose.
Y Akira, no abrió sus ojos, no hasta que se dio la vuelta. Caminando, y con el corazón hecho añicos...volvió a su departamento. Sólo.
¿Nos encontraremos en un futuro nuevamente?
Te amo, Yuta.
~Fin~