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Can I call you daddy? por Karmilla46664

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Notas del capitulo:

Hacía tiempo que quería escribir algo de esta pareja, así que me he dado el capricho.

Cuando llevas diez años conviviendo únicamente con hombres, llega un punto en el que la intimidad es inexistente: todos se han visto desnudos, se han duchado juntos e incluso han tenido algún sueño erótico que ninguno se atrevería a confesar. Cuando KangIn entró en el grupo todo aquello le parecía demasiado, por no hablar de la crisis de masculinidad que tuvo con el primer sueño húmedo homosexual. Él era el hombre más hombre del grupo, pero se había tocado más de una vez pensando en algunos compañeros de su grupo. Tenía un especial fetiche por sus hyungs, fantaseando que les ukeaba, para así quedar “por encima” de ellos. El fantasear con someter a sus hyungs lo calentaba de sobremanera. Y aunque siempre había soñado con follarse a Leeteuk (le excitaba la idea de joder con el líder de su grupo), el foco de atención se centraba ahora en otro hyung bastante peculiar, con el que pensaba que jamás fantasearía: Yesung. Se había tocado en incontables ocasiones pensando en el 4D de Super Junior, pero nunca pensó que llegaría más lejos de eso. Se equivocaba.

El alcohol en dosis moderadas puede ayudar a desinhibir un poco, pero esa ocasión no fue una dosis moderada, más bien acabó con una botella de soju casi él sólo. Borracho y excitado no se le ocurrió mejor idea que mandarle un nude a Yesung a las cuatro de la madrugada.

En línea

Visto

“Estoy jodido” pensó para sí, y con razón. Vio que su hyung ponía escribiendo durante largo rato pero lo único que le llegó fue un escueto “Te has equivocado de número”. En cierta forma agradeció que el propio Yesung le diese una escusa para justificarse, pero la falsa valentía que te da el alcohol actuó en su nombre.

¿Qué pasaría si te digo que no me he equivocado?

Visto. No hubo respuesta hasta diez minutos más tarde. Una foto de la famosa Yeyeconda.

KangIn, si querías competir lo llevas claro

Éste se mordió el labio, excitado al máximo por la foto que acababa de recibir. No sabía si Yesung también se había excitado con su polla o se había tocado para que la Yeyeconda se levantase, pero era perfecta en cualquier caso.

¿Das por hecho de que te la he mandado por competir?

¿Me estás proponiendo hacer sexting?

KangIn no se lo pensó dos veces

También podrías venirte a mi piso y te la enseño en directo

Quizás había sido muy atrevido por su parte suponer que Yesung estaba disfrutando de aquello, quizás de verdad pensaba que se trataba de una competición y él se había precipitado al proponerle aquello. Adiós a su fama de macho alfa.

Me visto y voy para allá

Los ojos se le iluminaron y su pene se tensó con sólo imaginarse a su hyung desnudo, permitiéndole hacer realidad sus más oscuras fantasías. Estaba nervioso y excitado. Miraba ansioso la puerta, se mordía las uñas, encendió la televisión aunque lo único que había a esas horas era póker y falsos videntes. Salió al balcón a fumarse un cigarro antes de que los nervios le consumieran; necesitaba relajarse o su “amiguito” podrías jugarle una mala pasada. En su mente repasaba una y otra vez cómo le abriría la puerta a Yesung, si debía parecer indiferente o empotrarlo contra la pared más cercana. Entre pensamientos confusos y una nube de humo rodeando su cabeza, el timbre sonó. Ignoraba cuánto tiempo llevaba dándole vueltas al asunto, pero por lo visto era el tiempo suficiente como para que su hyung se vistiese y llegase a su departamento. Tiró lo que le quedaba de cigarro, se arremangó la camisa y abrió la puerta. Ataviado con una chaqueta de cuero y gafas de sol (totalmente innecesarias dado que era de noche), Yesung le dedicó una sonrisa de medio lado.

-¿Puedo pasar?- preguntó divertido al mismo tiempo que alzaba su brazo derecho mostrando una bolsa- he comprado soju, creo que nos ayudará.

KangIn se hizo a un lado, aún sin poder articular palabra. Cuando le había mandado esa foto estaba ebrio, pero se le había pasado por el puro nerviosismo: así que, sí, esa botella de soju que acababa de traer su hyung sería de gran ayuda.

Soy el macho alfa de Super Junior, tengo que mostrar más seguridad”, se recriminó a sí mismo. Se hizo con un par de copas y se acercó al mayor con una mirada que prometía un sexo inmejorable.

-No pensé que te animarías a venir- le tendió una de las copas.

-Ni yo que mi dongsaeng me mandaría ese tipo de fotos a altas horas de la madrugada

-¿Te puso cachondo?- cuestionó el más fuerte, su ego estaba en juego.

-Siempre es un placer ver pollas como la tuya- bebió bajo la sorpresiva mirada de KangIn, como si no hubiese dicho lo que acababa de decir. Lejos de retractarse, continuó con su monólogo sobre falos- Me gusta, no es demasiado larga pero es gruesa.

-¿Eres gay?- su voz salió más aguda de lo normal, mezcla del asombro y del alcohol.

-Podría preguntarte lo mismo. Al fin y al cabo fuiste tú quién empezó el morboso juego de enseñarnos las pollas.

-Por favor, no digas más “pollas”, dicho en ti suena raro- se quejó KangIn mientras se terminaba la copa.

Yesung rió sonoramente.

-No me digas que te asusta esa palabra; te creía más rudo, Youngwoon- acarició con suavidad el antebrazo del más fuerte, procurando que su vello se erizase por la anticipación. Le gustaba ver a su dongsaeng así de exaltado, le hacía ver vulnerable a pesar de esa coraza de pura testosterona. En resumidas cuentas, le excitaba sacar el lado más uke de KangIn. Se sirvió otra copa de soju, dejando que aquel sabor característico fuese explorado por sus papilas. Sus ojos recorrían con parsimonia el trabajado cuerpo de su dongsaeng, que se intuía bajo la ropa holgada.

-Deja de mirarme como si fueses a violarme

-Sé que eso te enciende, lo veo en tus pupilas dilatadas- contestó con seguridad el mayor.

Hubo un breve silencio, momento en que KangIn hizo una pequeña inflexión dándose cuenta de que, efectivamente, le excitaba sentirse observado de aquella forma tan obscena. Normalmente era él quien miraba con esa intensidad, provocando en sus amantes un fuego interno difícil de describir: era extraño ser el observado, el estar en la posición más pasiva dentro del coqueteo. Lo suyo era ir directo a la acción: un poco de preliminares por cortesía y metérsela sin miramientos. No era lo que se dice un caballero en la cama, disfrutaba del sexo sucio y las palabras picantes a media voz.

-No des por hecho lo que me gusta- se escudó en un falso orgullo, no iba admitirlo en voz alta.

-Sé que crees conocer los límites de tu propio placer, y no es así. Apuesto a que fantaseas con follarme como si fuese una muñeca hinchable, eso engordaría tu ego. ¿Qué pasaría si te dijese que disfrutarías más si fueses el que recibe?- sabía que aquello magullaría el orgullo del menor, pero era necesario.

-Yo soy el que da- arrastró las palabras como si quisiese grabarlas en el subconsciente de su hyung, quien sonreía sin inmutarse. Acercó su rostro al del mayor, mirándole amenazadoramente- ¿Crees que dejaría que alguien como tú me follase? ¡Já!

Yesung lo miraba estoico, casi disfrutando de ese berrinche del menor.

-No sólo voy a follarte sino que me vas a rogar para que lo haga.

Quizás fue la seguridad con la que afirmó aquella sentencia, o que el alcohol volvía a hacer efecto en él, pero KangIn sintió un fuerte ardor en la garganta así como un cosquilleo en su bajo vientre. Pocas veces veía a Yesung hablar con tanta seguridad, pero esa faceta le estaba encendiendo. Simplemente se había quedado sin habla. El mayor le acarició el cuello, descendiendo lentamente por su torso; quería compensar esa reacción a sus palabras. Sabía que no iba a ser fácil tener a Youngwoon sometido,  pero que fuese un reto le excitaba más.

-Con que te gusta follar con tus dongsaeng…- trató de fastidiar al mayor- No sabía eso de ti, “hyung”.

Aquel formalismo lo había dicho con sorna, pero a Yesung le había subido la libido. Se sacó la chaqueta, que ya comenzaba a darle calor, y se bebió el resto de la copa de un solo trago. La mirada sedienta que le dedicó a KangIn dejó paralizado al menor. Trató de controlarse, dando  un par de respiraciones hondas: aún no estaba preparado para que fuese su uke. Debía llevarle a su límite, hacer que explorase aquellas fantasías que no se atrevía a dejar volar.

-¿Sueles mandar ese tipo de fotos a tus hyungs?

-No preguntes lo que no quieres saber…- contestó con misterio mientras, como buen anfitrión, servía la tercera copa de ambos.

-Ya veo… no me gusta que mis potenciales amantes sean tan fáciles, Youngwoon…

-Tú también me has mandado una foto de tu verga- se quejó el menor.

-Sólo quería mostrarte lo que tu culo va a devorar esta noche.

De nuevo ese tirón en el pene, ese brote de sangre que recorría su miembro cada vez que Yesung le hablaba de esa forma tan dominante. Se le antojaba varonil.

-Pareces muy confiado en que dejaré que me metas la Yeyeconda…

-Youngwoon, ¿nunca relegas el control? ¿No has probado lo excitante que puede llegar a ser dejar que alguien te guíe? Lo único que tienes que hacer es entregar tu cuerpo al goce, yo me haré cargo del resto.

-Nunca dejo que nadie me controle, no está en mi naturaleza. Soy un líder nato, no estoy hecho para que me dominen.

-Confundes términos; nadie ha hablado de dominar sino de relegar. Piensas que si un hombre te la mete perderás tu masculinidad, sin embargo lo que haces es explotar tu punto de mayor placer. Tienes sexo impersonal, no te tomas el tiempo de saborear el acto como si se tratase de un buen vino. Apuesto a que ni siquiera miras a los ojos de tu pareja cuando lo haces.

KangIn guardó silencio. Se estaba dejando convencer por el discurso del mayor, pero una parte de él se negaba a cambiar su postura.

-¿Has venido a hablar o a follar? Porque aquí no veo que esté pasando nada y me estás aburriendo.

-El bulto en tus pantalones no dice lo mismo- dejó que sus huesudos dedos acariciasen la entrepierna de su dongsaeng por encima de los pantalones. Observó cómo KangIn se tensaba ante el contacto inesperado, echando su cabeza hacia atrás mientras sus labios se entreabrían para facilitar la agitada respiración. Posó ambos brazos sobre el respaldo del sofá, sosteniendo con la mano derecha la copa de soju. Yesung lo observó silenciosamente: estaba arrebatador en esa pose, pero seguía siendo demasiado dominante. Dejó de acariciarle la entrepierna, haciendo que abriese los ojos de golpe.

-¿Por qué paras?- la frustración estaba latente en su voz.

-Sigues actuando como si llevases el control, aún no has entendido la dinámica del juego.

-Y, ¿cuál es esa dinámica?- cuestionó entre excitado y resentido por haber sido dejado a medias.

Yesung se acercó a su oído, y con voz ronca pronunció las palabras que provocó en el otro una erección en su máximo esplendor.

-Yo soy quien manda aquí- agarró un par de mechones para dejar su cuello expuesto, dándole un mordisco provocaría una marca. El profundo gemido que exhaló el menor le indicó que estaba listo para ser su pasivo. Lamió el lóbulo de la oreja derecha, jugueteando con el aro que la decoraba. Dejó que su lengua recorriese el pabellón auditivo del menor, quién se retorcía entre escalofríos de placer y ásperos jadeos.- ¿Quieres más?- le susurró. El otro asintió desesperado- Quiero oírlo, Youngwoon, quiero oír cómo me pides más.

-Sigue- pidió con voz ahogada.

Yesung estaba gozando la particular imagen que le ofrecía su dongsaeng: el cabello oscuro estaba ahora desaliñado, sus ojos de media luna entornados y sus piernas abiertas, dejando expuesto su erección bajo los pantalones. Se acercó a los gruesos labios que, entreabiertos por la falta de aire, le invitaban a ser besados. Primero los acarició con un dedo, sintiendo como la lengua de KangIn lamía la punta de la falange. Luego se acercó hasta quedar sus frentes pegadas y dio una rápida lamida a esos carnosos labios, de abajo a arriba. KangIn abrió los ojos para ver qué detenía a su hyung para que no le besase justo en el momento en que éste se abalanzó sobre él, aprisionando su labio inferior entre los dientes. Le agarró la cara con ambas manos, pero Yesung se las apartó de un violento manotazo.

-Sigue mi ritmo- fue lo único que atinó a decir mientras le agarraba de la pechera de la camiseta. Sus lenguas se enzarzaron en una ardua batalla para conquistar la boca ajena.

KangIn no sabía muy bien qué hacer con sus manos o su cuerpo, estaba acorralado contra el respaldo del sofá y Yesung no le dejaba lugar a movimientos. Se sentía raro, aunque de una forma agradable. Tener el cuerpo del mayor haciendo presión contra el suyo, la forma brusca en la que jalaba de su camiseta, el sentir la huesuda rodilla de su hyung rozando su miembro… Trató de agarrar las nalgas del mayor, quien le arañó los brazos con la suficiente fuerza como para que captara la indirecta: no tocar a su hyung sin permiso.

-Déjame que te toque- susurró sobre los labios de Yesung, que lo miró con una sonrisa socarrona.

-¿Qué quieres tocar?- le tentó.

-Todo

-Eres muy ansioso, Youngwoon- dijo mientras volvía a acercarse a su dongsaeng- Desvísteme- el menor fue a acatar la orden presuroso, demasiado para el gusto de Yesung- tómatelo con calma, disfruta del momento.

Algo torpe, volvió a intentarlo. No sabía muy bien por dónde empezar, aunque decidió que lo lógico era desprenderse primero de la oscura camiseta que vestía el mayor. Lentamente dejó que la prenda ascendiese por el níveo torso del mayor, rozando con las yemas de sus dedos aquel busto que se exponía ante sus ojos. Miró a Yesung como pidiéndole permiso para continuar con la tarea de desvestirle, recibiendo un asentimiento de su parte. Desabrochó los ceñidos pantalones. Para facilitarle la tarea, el mayor se incorporó, quedando su pelvis a la altura del rostro de KangIn, así como la regia Yeyeconda apuntándole detrás de los bóxers. El menor le bajó los pantalones con lentitud, observando cada centímetro de piel que se iba mostrando ante él.

-¿Qué hago ahora?- realmente se sentía excitado con ese intercambio de roles, mirar desde abajo a su hyung, aunque seguía dudando de si acabaría echándose para atrás en el último momento.

-Quítatelo todo. Rápido, no me hagas perder el tiempo- algo confuso por el repentino tono autoritario, se desnudó en tiempo récord, dejando únicamente sus bóxers grises- He dicho que te lo quites todo, ¿o es que no me escuchas?- se quitó la última prenda aunque, por acto reflejo, trató de taparse su erección- Déjame que le eche un vistazo, quiero ver si es tan bonita como en foto…- se agachó para observar de cerca la erección de KangIn, quien se sintió algo incómodo por aquello. Volvió a erguirse, aunque depositó su mano sobre el miembro de su dongsaeng, acariciándolo superficialmente. Las caderas del menor comenzaron a moverse en busca de mayor contacto y Yesung decidió concedérselo: agarró el grueso miembro con fuerza, comenzando un vaivén cada vez más veloz. Escuchar los suspiros roncos de KangIn le llevaban al límite, aunque aún debía tener paciencia.- ¿Lo ves? Puede ser muy excitante relegar el control. ¿Cómo te sientes?

-Cachondo- contestó tratando de sonar gracioso aunque un jadeo le robó la intención.

-Explora este nuevo lado tuyo, deja a un lado los prejuicios, sólo siente.

Todo esto lo decía mientras su mano no dejaba de masturbar a KangIn.

-Te-tengo aaaalgo que quiero pedirteeee- exclamó entre jadeos. Sus mejillas se sonrojaron, mezcla de la excitación y por lo que estaba a punto de decir- ¿Puedo llamarte “papi”?

Apenas había sido un susurro, pero Yesung lo había escuchado a la perfección. Sonrió satisfecho, por fin estaba en el punto donde lo quería tener.

-¿Quieres que papi haga que te corras?- aquella era una autorización implícita; le excitaba escuchar a KangIn llamándole así.

-Sí- gimió desesperado.

-¿Con las manos o con la boca?

El menor abrió los ojos encontrándose con la opaca mirada de Yesung.

-Con la boca- hizo una leve pausa- papi.

Yesung se arrodilló frente a él, dedicándole una lujuriosa mirada que fue devuelta. Lamió la punta, estirando el glande hacia atrás con los labios. Se la metió lentamente en la boca, sin dejar de sostenerle la mirada al menor. A su vez, sus pequeñas manos acariciaban los fuertes muslos de KangIn, ascendiendo hacia su entrepierna. Mientras que su lengua jugueteaba con el tronco y su cabeza cogía ritmo, sus manos comenzaron a acariciar los abultados testículos del menor, quien gimió sonoramente como respuesta.

La mente de KangIn se nubló, lo único que podía hacer era sentir aquella áspera lengua saborear su miembro mientras le masajeaban aquella zona tan sensible como eran sus bolas.

-Ponte a cuatro patas

-¿Por qué? Estaba a punto de correrme- se quejó el menor, mirándole de una forma demasiado agresiva para el gusto de Yesung.

-Si quieres correrte haz lo que te digo- el menor aceptó a regañadientes, poniéndose en la posición indicada sobre el suelo de parquet- Y no vuelvas a dudar cuando te pida algo- le propinó una fuerte cachetada en las nalgas, haciendo temblar al menor.

Yesung metió su cabeza entre las piernas de KangIn, mirando hacia el miembro erecto. Era una postura algo compleja para él pero así conseguiría una mayor profundidad en la mamada, con el consecuente placer para su dongsaeng. Una vez se hubo acomodado, comenzó a ejercitar el cuello regalándole una fabulosa mamada al menor, quien movía las caderas como un animal en celo. No tardó en sentir un espeso líquido bañando su garganta; se tragó un poco, el resto lo mantuvo en la boca. Se incorporó hasta quedar de rodillas tras KangIn: con ambos pulgares le abrió las nalgas y dejó que la corrida cayese sobre su ano. Metió el índice por el orificio recién lubricado, cosa que no pareció molestar al menor.

-Nunca me imaginé así contigo- bromeó KangIn.

Una segunda falange se introdujo en su ano, esta vez de manera inesperada. Le siguió un tercero, quedando dentro los dedos índice, corazón y anular, que lo dilataban sin consideración.

-¿Ya no me llamas papi?- preguntó con un claro deje de enfado en la voz.

-¿Me estás castigando?

-Puedo ser mucho más duro si no colaboras…-le amenazó el mayor con severidad.

-¿Cómo de duro?- le tentó KangIn que no tardó en arrepentirse de su osadía, pues Yesung le estrujó con fuerza los testículos, sacándole un grito desgarrador.

-¿Has aprendido la lección?

-Sí, papi.

Le volvió a apretar las bolas, sacando su lado más sádico, a la vez que sus dedos lo penetraban sin piedad.

-Sólo por si no ha quedado claro- sacó sus falanges del interior de KangIn, quién yacía semi-erecto y a cuatro patas. Miró con satisfacción lo dilatado que estaba el ano del menor, listo para recibir su Yeyeconda. Caminó bordeando el cuerpo de su dongsaeng y se paró frente a su rostro- Chúpamela.

KangIn abrió la boca obediente y, como si no hubiese probado bocado en días, se engulló aquel tremendo falo, abarcándolo en toda su boca. Sentía cómo raspaba su garganta pero aquello no le detenía; su papi le había ordenado que se la chupase, y eso haría. Una vez completamente erguida, Yesung se la sacó y volvió a posicionarse tras su ahora sumiso dongsaeng.

-Ten cuidado…papi- le rogó con voz queda.

Con la mano derecha guió su erección hasta la entrada del menor, hincando la puntita sobre el dilatado ano. Se escurrió hacia dentro, entrando con facilidad la cabeza del pene. Al ver que el cuerpo de KangIn se tensaba decidió parar: se inclinó para acariciarle el pelo, descendiendo hasta los hombros, la parte alta de la espalda…todo esto a la vez que su falo entraba pausadamente.

-Relájate, Youngwoon- más que una orden fue un consejo desde la experiencia. Tenía un miembro considerable y si encima era su primera vez, podría resultar demasiado dolorosa si no conseguía apaciguarse. Continuó con las caricias por la amplia espalda de KangIn mientras hundía su miembro hasta la mitad. Trató de mantenerse en esa postura para que el interior de su dongsaeng se acostumbrase, pero aquello hacía efecto vacío, provocando que su pene siguiese entrando sin poder controlarlo.

-Más despacio- pidió KangIn, quien trataba de relajarse en la medida de lo posible.

Cuando menos se lo esperaba, la Yeyeconda terminó de entrar, causándole un dolor soportable.

-No me moveré hasta que me lo digas.

Ambos se mantuvieron estáticos durante largos segundos, hasta que las caderas de KangIn comenzaron a moverse. Yesung se lo tomó como una invitación a  comenzar con lo bueno. Le agarró con fuerza las caderas, dejando aún que fuese el menor quien marcase el ritmo. Cuando notó que ya se había acostumbrado a su polla, comenzó a follárselo con fuerza, dejando que saliesen las ganas que había estado reprimiendo toda la noche. Pendiente de las reacciones que pudiese tener el menor, puso especial atención al momento en que KangIn gritó de placer. Buscó el punto exacto, inclinándose sobre la espalda del otro y agarrándole el hinchado pene. En esa posición conseguía llegar más hondo y golpear la zona que hacía enloquecer al más joven. KangIn se dejaba hacer, dedicándose exclusivamente a gemir por la erupción de sensaciones que estaba experimentando. El mayor le daba con fuerza, movimientos repetitivos y veloces.

-Hmmm, más fuerte, papi.

-Contra el sofá- le ordenó a KangIn, que le miró algo desorientado. Con una fuerza sorprendente para su delgadez, tomó por el torso al menor y lo desplomó sobre el mueble, de una forma tal que su pene rozase con el borde con cada embestida. Así procuraría darle placer al miembro de su dongsaeng y brindarle enérgicas estocadas. Con ambas manos sobre las caderas de KangIn, reanudó con el vaivén, esta vez más agresivo.

Youngwoon sentía cómo las bolas de su hyung chocaban con las suyas, a la vez que golpeaba sin descanso su punto de mayor placer y el tapizado acariciaba su erección con cada sacudida. Esa mezcla explosiva de sensaciones culminó en un orgasmo brutal, manchando el mueble y el suelo. Yesung continuaba con su implacable follada, sintiendo como el interior de KangIn palpitaba alrededor de la yeyeconda. No tardó en correrse, profiriendo un estruendoso gemido. Sacó su miembro del interior del menor y se dejó caer en el suelo, justo al lado de éste.

-JO-DER

Fue lo único que pudo articular KangIn antes de desplomarse sobre el  pegajoso sofá. El mayor rió estrepitosamente ante aquella exclamación, y le acarició el sudado cabello.

-Te dije que sería divertido cambiar los roles- presumió con orgullo.

-Esto no puede salir de aquí.

-Tranquilo, soy muy discreto con mis amantes. Tu reputación quedará intacta.

Se produjo un momento algo extraño en el que ninguno de los dos sabía muy bien cómo actuar, si continuar con los papeles o comportarse tal y cómo solían ser.

-¿Otra copa de soju?- propuso KangIn para romper la tensión.

-Sí, gracias

A pesar de estar desnudo, ese escueto diálogo había reconducido la situación, haciendo que fuesen los mismos de siempre.

-Debo de confesar que me has sorprendido- se sinceró KangIn mientras bebía de aquel líquido para quitarse la deshidratación- No sabía que tenías ese lado dominante. Es verdad que das miedo cuando te enfadas, pero normalmente mantienes la calma por todos.

-Que sea pacífico en la vida cotidiana no me impide someter en la cama, es más, me permite sacar una parte de mí que pocos conocen.

KangIn lo miró con una sonrisa retadora.

-La próxima vez seré yo quien dé. Ha estado muy bien pero eso no quita que lo mío sea dominar.

El mayor sonrió resignado: aquel dongsaeng era incorregible.

-No sé si le hará mucha gracia a tu “papi

Un brillo malicioso apareció en las pupilas de Yesung, dejando sin respiración al más joven. Ya no volvería a mirar de la misma forma a su hyung sabiendo que tras esa cara amable se esconde una mirada autoritaria que sacaba el sumiso escondido en su interior.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Sé que es una pareja atípica, pero por algo soy la escritora amorfa kekeke

En serio, siempre me han parecido que estos dos harían una pareja muy fogosa, me inspiran a escribir lemon hard.

Tranquilas, no le voy a ser infiel a mi couple TOP (KiSung/YeBum)

Espero que hayáis disfrutado de este shot tanto como yo al escribirlo. Como siempre, cualquier crítica es bien recibida.

Kisses

 

(Nos vemos en Real Wild Child)


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