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ROSAS por Dibisdibis

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Notas del capitulo:

Espero les guste y me puedan dejar su opinión sobre el.

ROSAS

CHANBAEK

 

 

VIERNES 4 DE NOVIEMBRE.

 

 

Con dieciocho años de edad, BaekHyun, había logrado encontrar un empleo de medio tiempo, era sencillo, bonito y de buena paga, su local de trabajo era una colorida y animada florería ubicada en una de las calles más céntricas de Seúl y día a día el joven muchacho juraba ver si quiera unas dos decenas de personas acudir al local a comprar o simplemente apreciar los hermosos arreglos florales que el señor Kim preparaba.

 

Ese viernes cumplía ya un mes trabajando en Florería Kim y por ser una ocasión “especial”, como había dicho el propio señor MinSeok, se haría cargo de las rojas rosas de la entrada y podría irse a casa con su jugoso pago, sin embargo, en la vida las cosas siempre suelen pasar en el momento menos pensado y eso mismo le pasó al joven BaekHyun. A las tres de la tarde de un cuatro de noviembre, Byun BaekHyun, se encontró con unos bonitos ojos de color chocolate y sintiendo los latidos de su corazón acelerarse supo que se había enamorado. BaekHyun ese día no solo volvió a su hogar temprano, con dinero y feliz, había regresado a su casa enamorado por primera vez y de un desconocido de bonitos ojos.  

 

 

 

VIERNES 11 DE NOVIEMBRE.

 

 

La semana de BaekHyun había sido larga y decepcionante, el bajo joven se había ofrecido a limpiar el frontis de la tienda, regar las plantas, ordenar los maseteros e incluso a repartir volantes, todo con tal de poder encontrarse afuera y coincidir una vez más con el hombre de ojos chocolate, no obstante a pesar de todos sus esfuerzos no había logrado toparse con él ni una sola vez en esos siete días. Triste y resignado a volver a ver al joven, BaekHyun, fue enviado a regar las rosas de la entrada por su jefe y como si el destino hubiese deseado matar al joven Byun de un infarto, encontró una vez más al chico de hermosos ojos, sin embargo esta vez no se encontraba en la acera de la otra calle, ahora se encontraba frente a las rosas que él se encargaría de regar y no solo eso, lo miraba con una bonita sonrisa en los labios.

 

 

 

VIERNES 9 DE DICIEMBRE.

 

 

 

Había creado una rutina desde ese once de noviembre en el cual se hablaron por primera vez, ChanYeol, como se llamaba el chico de bonitos ojos, iba todos los viernes a la florería solo con el afán de ver al jovencito rubio que había llamado su atención desde el primer momento y como si no le importara gastar dinero compraba un ramo de rosas que moría por regalárselas pero que sin importar cuantos deseos tenía por obsequiárselo a BaekHyun, terminaba desechando en un bote de basura antes de llegar a su hogar.  Cansado de esa tonta rutina, ChanYeol, se dirigió con seis horas de retraso a la tienda, rezaba que BaekHyun estuviera aún ahí, se moría por verlo. Como si un ente de gran poder hubiese escuchado sus ruegos, encontró al joven de rubia cabellera y gruesos lentes fuera de la tienda, vestía un grueso abrigo que lo protegía de las bajas temperaturas y que más que nada lo hacía lucir adorable ante los ojos de ChanYeol; el joven Byun apenas pudo pronunciar un suave “Estas aquí” cuando el de oscura cabellera se acercó peligrosamente a su cuerpo y tomando sus mejillas entre sus frías manos murmuró una petición de beso, a la cual BaekHyun no se negó.  

Viernes nueve de diciembre, ese día BaekHyun llegó tarde a su hogar y con una ilusionada sonrisa, mientras que ChanYeol había sido recibido por una enojada y bella mujer en la puerta de su casa.

 

 

 

VIERNES 12 DE MAYO.

 

 

 

Seis meses habían transcurrido rápidamente desde que ChanYeol y BaekHyun se habían enamorado, no obstante ese viernes no sería uno lleno de felicidad como se les había hecho costumbre, ese viernes sería el final. Park ChanYeol tenía veintiocho años, tenía una esposa desde los veinticinco y un hijo desde los veintisiete, cualquiera que lo viera diría que era un hombre dichoso con una hermosa esposa, un saludable hijo y un buen trabajo, sin embargo no estaba más alejado de la realidad. Park no amaba a su mujer, adoraba a su pequeño hijo, pero eso no cambiaba el hecho que tan solo se había casado con YuRi por el bien de su negocio familiar y que ahora solo se mantenía con ella para mantener la economía de sus amados pero caprichosos padres. Yeol había cambiado desde que conoció al pequeño Byun y eso era más que notorio, más que nada para su esposa que inundada por los celos mandó a seguir a su esposo, solo para así encontrarse con lo obvio para casi todos los que sabían del cambio de Park y el contrato, él la engañaba.

 

Un doce de mayo YuRi se enfrentó a ChanYeol, lo amenazó para que dejara de ver a su amante, le dijo que le quitaría el dinero a sus ancianos padres, que lo dejaría sin empleo y que le quitaría a su amado hijo, todo eso pudo con él y resignándose a su felicidad, a su pequeño pedazo de cielo llamado Byun BaekHyun, cedió a los caprichos de tan despreciable mujer, de su mujer.

 

Como todos los viernes BaekHyun esperaba a las tres de la tarde en la entrada de la florería mientras regaba las rosas, rosas que secretamente deseaba algún día le regalase ChanYeol, estaba ansioso por ver a su novio, porque sí, desde hace unos dos meses atrás, después de tantas salidas y besos robados, su Channie le había pedido noviazgo y él había aceptado más que feliz.

 

Cuando lo vio ahí, tan radiante como siempre y con esa sonrisa tan perfecta en el rostro, no pudo evitar sentirse como el bastardo más infeliz de la vida, su corazón lleno de BaekHyun se rompía con cada paso que daba hacía su amor y se veía más que presionado por la pelirroja odiosa que se hallaba en la acera de al frente, sentada en la parte de afuera de una cafetería, observando cada uno de sus pasos. Su corazón se detuvo cuando su rubio volteó hacia él y con una sonrisa de total devoción se acercó a él y como si su cuerpo actuara por si solo negó con la cabeza y sintiendo su corazón destrozarse dio un paso hacia tras, evitando el toque de su amor, BaekHyun lo miró con confusión y aquella sonrisa que llevaba en labios se vio decayendo en cuanto escuchó el “Adiós, fue un placer coincidir contigo en esta vida” salir de la boca de su amado Channie. Se quedaron un minuto en silencio, BaekHyun tratando de comprender las palabras de su amado y ChanYeol rezando por despertar de su pesadilla, sin embargo el último supo que eso solo era el inicio de su pesadilla cuando sintió la huesuda mano de su esposa entrelazarse con la suya mientras mencionaba un “Oh, cariño ¿Qué haces aquí, estas comprando un ramo de rosas por nuestro aniversario de bodas? Eres el mejor esposo del mundo. Muchachito ¿Podrías atendernos rápido por favor?” BaekHyun tembló sin quererlo hacer y ChanYeol por primera vez en su vida tuvo deseos de golpear a una mujer, no obstante detuvo todo pensamiento homicida cuando la suave voz de su amor caló en sus oídos “Lo siento, señora, mi turno a terminado, el señor MinSeok está dentro, él podrá atenderlos, feliz aniversario de bodas.” Yeol quiso morir, quiso ir tras el joven en cuanto lo vio irse a paso acelerado por ahí, con lágrimas en los ojos y con su hermosa mano hecha puño sobre su pecho, pero las cosas ya estaban hechas y sabía que no iba a ser perdonado.

VIERNES 19 DE MAYO.

 

 

BaekHyun como el idiota que era se encontraba en jardín principal de Florería Kim, estaba esperando por ChanYeol, estaba esperando que llegara, que le dijera que todo lo de la semana pasada había sido una broma pesada, que lo amaba, que era su pequeño especial. Esperó seis horas en el exterior de la tienda mientras silenciosas lágrimas se deslizaban por sus sonrojadas mejillas, sin embargo no apareció y hubiese siguiendo esperando si el señor Kim no le hubiese dicho la hora o si tan solo el clima no se hubiese tornado lluvioso.

 

 

 

 

VIERNES 2 JUNIO.

 

 

La rutina de BaekHyun había tomado un nuevo giro, ahora los viernes a las tres de la tarde no esperaba feliz a un alto hombre de elegante porte, ahora todos los viernes a las seis de la tarde se quedaba acurrucado a un lado de las rosas esperando a un alto hombre, mientras empapaba su hermoso rostro con amargas lagrimas y su tonta esperanza le susurraba un “Quieto, quizás hoy sí...”.


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