Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Algodón de Azúcar (YoonSeok) por Futuristic lover

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 3

 

 

 

—Estoy jodido, Seokjin.

 

Hoseok acabó recostándose sobre la mesa mientras lamentaba su vida. Se encontraban en la cafetería tomando un aperitivo en pleno descanso. Jungkook no pudo asistir a la reunión por un examen que en esos momentos se hallaba realizando. Suspiró y continuó en esa posición hasta pasados treinta segundos. Seokjin, Jin para los amigos, no preguntó sobre su extraña actitud puesto que prefería dejar un tiempo para que lograra estar más tranquilo, ordenara sus pensamientos y obtener así, una explicación razonable.

Hoseok en un principio no pensaba mencionar su nuevo trabajo a sus amigos, de la existencia de Yoongi, y mucho menos de la atracción que sentía por él, pero desde que esta mañana amaneció desnudo en su habitación junto con una nota, pensó que iba a volverse loco si no contaba a alguien lo que estaba viviendo actualmente antes de pensar, seriamente, acudir a un psicólogo.

—¿¡Por qué acepté este trabajo!? —saltó Hoseok.

—¿Cómo? —preguntó sin entender Seokjin.

—Siento no habértelo comentado antes.

—¿Qué has hecho ahora, Jung Hoseok?

—¡Sólo quería un trabajo! —Se echó sobre el respaldo de la silla e inició una serie de pataletas cual niño pequeño.

—¿Tienes trabajo? ¿Desde cuándo?

Seokjin se acomodó en su silla, tuvo el presentimiento de que el ambiente se iba a poner interesante. Tomó un sorbo de su bebida atento a las palabras de su compañero.

—Trabajo en... —eludió la mirada indiscriminatoria de su amigo, contempló sus manos que se hallaban unidas y temblaban de los nervios. —... en una productora erótica. Vamos, lo que se dice en el mundo del porno.

Seokjin escupió toda la bebida, arrebatando la atención de las personas de su alrededor. Hoseok le pasó una servilleta que tenía, indicándole que debía beber con más sosiego, como respuesta recibió un manotazo de Seokjin.

—¿¡ERES ACTOR POR...!?

No terminó la frase por culpa de Hoseok que éste no dudó en cubrir la boca de Seokjin mientras hacía señales con la cabeza para que no montase un escándalo y cerrara la boca. Algunas personas, que, gracias a Dios, no conocía, miraron de reojo a la mesa de ambos. Seokjin, después de limpiarse adecuadamente los restos de bebida, observó a Hoseok buscando explicación.

—No no no, no soy actor. Verás...

No llevó la cuenta de cuánto tiempo estuvieron hablando. Hoseok le ponía al día y su amigo sólo escuchaba atento. Habló sobre el anuncio de Victoria, de ser cámara, de Sujong, Minwoo, del chico desnudo, del propio Yoongi. Relató lo que había pasado el día de la fiesta del día de ayer, desde que le presentaron a Samantha hasta cuando despertó esta mañana desnudo y con una nota desconocida al pie de la cama.

—¿Samantha es la chica con quien bailaste en nuestra fiesta? ¿La novia del chulo que te liaste a golpes?

—Sí.

—Wow.

Hoseok continuó contando lo que pasó esa noche, hasta el momento cuando acabó follando con Yoongi, aunque tampoco pensaba detallar lo que vio o sintió en esos instantes. Las caras de Seokjin eran un largo y entretenido poema: sorpresa, asco, sorpresa, asco, negación, decepción, risa, asco y sorpresa.

—Hoseok, ¿desde cuándo eres gay? Has tenido exnovias y algunos rollos. ¿Por qué ahora el interés en chicos?

—¡No! Yo siempre he sido heterosexual, Jin. —dijo mientras negaba con las manos.

—Hasta que conociste al tal Suga.

Touché.

—Aghhh, necesito un trago, vámonos a un bar cerca de aquí. —dijo Hoseok.

El mayor cogió sus cosas para salir juntos, y a continuación, dejaron la cafetería para dirigirse al tal aclamado bar.

Cruzaron un par de manzanas, y al ver el local que tanto les pareció familiar, accedieron al recinto, saludaron al dueño que se encontraba sirviendo un par de copas y se sentaron en los mismos sillones donde siempre acostumbraban a reunirse con otros amigos.

 

—Entonces, ¿trabajas como cámara para una película porno, y conoces a un actor con quien follaste la noche que salimos con Jungkook? ¿Acabasteis igual ayer y te dejó una nota esta mañana?

—Sí y no. No estoy seguro que haya sido él, o si he acabado con alguien en general. Estoy hecho un lío.

—Es un lío de una noche, ahora trabajas con él, pero en momentos puntuales. ¿Por qué sigues pensando en su persona, Hoseok? Solo es un tío.

—¡Ese es el problema! ¡Es un chico, Jin! Es un chico. —Hoseok acabó golpeando su cabeza contra la mesa, provocando un estruendo junto a la atención de los presentes del bar.

—¿Te gusta? ¿Te jode porque te gusta un chico? Hoseok, ¿y qué tiene de malo?

Hoseok siguió con la cabeza sobre la mesa, cerró los ojos y empezó a hacer pucheros. Volvió a golpearse la frente por pensar en Yoongi nuevamente.

—Me puse celoso. Sentí celos porque estaba cerca de otro chico y se comportaba con él más cariñoso. El imbécil no suele ser tan tierno. —apenas su voz era audible.

—Oh. —aquello impresionó a Seokjin, tomó un trago de su cerveza y observó el horizonte. —Eso ya es extraño.

—Le sonríe, sólo le sonríe a ese chico. A mí me odia... —habló Hoseok casi para él, sumido en una ligera tristeza en su voz. —...y eso me jode.

—Te conozco desde hace unos años, y sé que además de ser un pesado, un crío, un niño revoltoso, te gusta captar la atención de tus seres queridos. ¿Sabes lo que estás diciendo ahora? Estás en esa fase que deseas la atención de Suga, Hoseok, de un completo desconocido. ¿Sólo te da celos eso? ¿No es actor porno? ¿No te encargas de grabar escenas eróticas con él? ¿Eso no te da más celos?

—Nunca lo he visto follar, sólo masturbar a su co-protagonista. Siento que los celos, el sentimiento es independiente al placer que creo que podría sentir viéndole haciéndolo —alzó la cabeza levemente para encontrarse con otra cara de asco de su amigo. —L...lo siento.

Hoseok llevó su copa a sus labios y empezó a beber. La cabeza no le dolía exageradamente, ni el estómago le daba guerra. Estaba muy acostumbrado a la cerveza. Suspiró.

—Te recomiendo que por ahora te estés quieto, resuelvas el lío de tu cabeza, y preguntarle la próxima vez que lo veas, si fue él, la persona que dejó la nota en tu habitación.

—Necesitaba tus palabras, hyung~ —dijo el menor, haciendo aegyo provocando que el mayor se alejara de él con cara de desaprobación.

—Aléjate, pequeña bola adorable. —Seokjin colocó la jarra de cerveza como obstáculo para que no se acercara más.

—¡Eso haré! Hyaaa~ ¡Muchas gracias! —Hoseok saltó encima de él para darle un beso como muestra de agradecimiento.

—¡Eh eh eh! ¡Hoseok!

—Hyuuuunggg~~

—Odio cuando bebes.

—Yo también odio cuando bebo. —volvió a tomar asiento arrepentido.

—Prométeme que serás más responsable.

—Síiiii~ —asintió Hoseok tomando la jarra en sus manos y dar otro sorbo al licor.

—¿Se lo contarás a Jungkook? —cuestionó Seokjin.

—Le dará un paro cardíaco de la emoción.

 

Aquella frase provocó una carcajada en Seokjin seguido de una sonrisa por parte de Hoseok. Sabían perfectamente que Jungkook disfrutaría escuchando estos temas, el chico ya había visto algunos cortos eróticos por la televisión pasada la medianoche, estaba en plena adolescencia y a su edad era normal esa excitación con dicho tema, y más siendo él.

De repente, Hoseok sintió su móvil vibrar en el bolsillo. Algo patoso, consiguió coger el teléfono y descolgar. Se trataba de Sujong, le comunicaba que debía pasar por la oficina para entregarle unos papeles importantes. Seokjin continuaba bebiendo mientras escuchaba atento a la conversación por teléfono de su amigo.

—Sí Sujong, estaré ahí cuanto antes. Voy para allá. —y colgó.

—A trabajar, ¿no? —dijo con cierta burla en la voz.

—Nos vemos, Jin —bebió el último sorbo de la jarra, se levantó y le dio un golpe en la espalda.

—Que te vaya bien~ —dijo el mayor sin esperar respuesta.

 

———————————

 

 

Saludó a cada trabajador que veía a su paso. Algunos respondían, otros no, pero le daba igual. No iba a dejar de ser respetuoso ya que esa era su personalidad. Agradable, considerado, simpático, amable, carismático con cierta ternura jocosa. Así era él y no pensaba cambiar por no recibir una agradable y enérgica respuesta de sus compañeros. Hoseok se sentía orgulloso por poseer una personalidad tan fuerte y positiva, era feliz. Por un momento le sorprendió que cada persona, que seguramente había estado en la fiesta de ayer, se encontrasen en buenas condiciones, parecía que no tenían resaca, como si ayer no hubieran asistido a una fiesta de empresa.

Buscó a Sujong cuando llegó al piso correspondiente del edificio. Finalmente la encontró en una habitación ordenando algunos papeles, Hoseok tocó la puerta antes de entrar encontrándose con la chica. Ésta, continuó ordenando algunos documentos y colocándolos en carpetas específicas. Al ver al moreno, dejó de clasificar el papeleo y le tendió una carpeta que yacía perdida en la mesa.

—Has sido muy rápido, chico. Quiero que abras esta carpeta.

Hoseok no hizo esperar a Sujong, cogió la carpeta y la abrió encontrándose con unos papeles que correspondían, al parecer, a unos guiones técnicos que deberá estudiar para las posteriores grabaciones que hará con su equipo. Lo leyó por encima y no se sorprendió del poco texto que tenían los actores.

—Gracias. —Hoseok cerró la carpeta.

—Dentro de la carpeta tienes tu calendario del mes que indican las próximas grabaciones, con quienes estarás, las horas de llegada, el tiempo que tardaremos en montar y grabar. Debes echarle un ojo, y por favor, sé puntual.

—Vale. Muchas gracias, Sujong. —hizo la reverencia para luego salir por la puerta.

—Hoseok, espera.

Hoseok se dio la vuelta y observó cómo la chica buscaba otra carpeta de su mesa. Al encontrarla, segundos después, se la entregó también no sin antes escribir una nota en ella y colocarla dentro.

—¿Qué es esto? —inquirió curioso.

—Unos papeles que debes entregar a Min Yoongi, Suga, Te acuerdas de él, ¿verdad? No responde su teléfono y es importante que los tenga para hoy. Te he escrito su dirección, no está muy lejos de aquí. Ve a su casa y dáselos. Gracias.

—V....vale.

 

 

Volvió a hacer la reverencia, abrió la puerta sin ser interrumpido nuevamente, y se fue. Al cruzar la esquina del segundo piso rumbo al ascensor, tropezó con una persona y todo se volvió un caos. Las carpetas salieron disparadas hacia el techo, su cuerpo cayendo hacia atrás, y su corazón pararse por un momento. Todo lo vio a cámara lenta, como si el mundo, la realidad, continuaba lentamente.

Cerró los ojos para mentalizarse de la caída próxima, iba a ser dura. Su espalda caería fuertemente contra el suelo y aquello le iba a proporcionar mucho dolor...

...pero, sorprendentemente, no sintió nada.

 

En cambio, percibió que flotaba, que su cuerpo se mantenía en el aire. Tomó una bocanada de oxígeno, abrió los ojos y se encontró con unos irises marrones oscuros que lo contemplaban atento y preocupado. Sus cejas oscuras, pobladas y perfectamente definidas se hallaban en un ceño fruncido que a Hoseok le pareció bastante atractivo.

No reconoció al chico que le había sujetado por la espalda para evitar que sufriera una fuerte caída. Le ayudó nuevamente, dejándolo sobre sus dos pies. El desconocido le dedicó una breve sonrisa y empezó a recoger los papeles que se habían caído. Hoseok intentaba buscar una razón del porqué su cara le sonaba tanto. Le había visto en algún lugar, pero no supo en dónde. Al verle arrodillado en el suelo, ordenando los papeles y colocarlos en su carpeta correspondiente, Hoseok se inclinó también para poder ayudarle y acelerar el trabajo.

—Per...perdona, estaba distraído. ¡No volverá a pasar! —Hoseok terminó de ordenar los papeles y recoger algunos objetos propios que también habían acabado en el suelo.

—Tranquilo, tranquilo —el desconocido se levantó, le tendió la mano para ayudarle a poder incorporarse sin perder la sonrisa. —También iba distraído.

—No, no pasa nada.

 

Hoseok, tímido, recibió el apoyo del chico moreno. Tomó su mano y el otro tiró de él, dejándole estático en el suelo. Hoseok se dio cuenta que el chico era muy alto, moreno con ojos grandes y lujuriosos, sonrisa perfecta que descubría sus blancos y ostentosos dientes. No poseía músculos notables, ya que además de tener una camiseta negra y ancha, su figura era esbelta. Era bastante atractivo.

—Me alegro de volver a verte, Jung. —Volvió a regalarle una sonrisa brillante, extensa y algo cuadrada. —Llámame Taehyung. Kim Taehyung. No tuvimos oportunidad de presentarnos la otra vez.

—¿Có...cómo sabes mi nombre? —preguntó Hoseok sorprendido.

—¿No te acuerdas de mí? —el rostro de Taehyung presentaba una pizca de desilusión.

—Mmm, lo siento, pero....

—Está bien. Ésta te la guardaré. —le señaló con el dedo índice, amenazándole mientras continuaba sonriendo. —Fui el chófer que te recogió en tu casa ayer. Victoria me mandó ir a por ti.

—¿Chófer? —el moreno se quedó en silencio unos segundos, recapitulando lo que había pasado esa noche y sí, recordó cuando se hallaba en el coche de Taehyung rumbo a la fiesta de empresa, sumido en sus pensamientos sin cruzar más palabras que las necesarias. —¡Ah! ¡Sé quién eres!

—¿Ahora me recuerdas?

—¡No sabía que trabajabas aquí también!

Hoseok le otorgó una sonrisa bastante tierna, se frotó la cabeza mientras pedía perdón por ser tan despistado y no reconocerle a tiempo. Habían intercambiado algunas palabras, apenas notó su presencia cuando iban en el coche, por tanto, tampoco fue consciente de su físico simplemente que se trataba de un chico joven con una voz bastante notoria. Grave y varonil.

—Sí, trabajo aquí. Soy del staff y voy de recado en recado. Tú eres el de cámara, ¿no?

—Sí, sí.

—Un trabajo duro. —dijo mientras le dedicó otra sonrisa ladeada.

—Aaaah~~~ Bastante duro.

—Yo me tengo que ir, Hoseok. Encantado y me alegro de volver a verte.

—¡¡¡Igualmente!!! Espero verte más por aquí y gracias por llevarme esa noche.

—Sí. —Taehyung acabó sonrojándose. Hoseok no cuestionó aquello, sin embargo, se había dado cuenta. No le restó importancia.

Acabaron despidiéndose y cada uno salió por su camino, después, Taehyung se dio la vuelta y visualizó cómo Hoseok desaparecía en el pasillo rumbo al ascensor, terminó por sonreír y se marchó dando pequeños saltitos animados.

 

 

———————————

 

 

Una vez fuera del recinto, Hoseok abrió la carpeta de Yoongi, buscando algún folio mal colocado o cierta señal de desorden ya que después de chocar con Taehyung, la carpeta había acabado en el suelo y debía entregarlo ordenado tal como Sujong se lo entregó. Después de echarle una ojeada, encontró la nota con la información del domicilio de Yoongi. Encendió su móvil, copió y pegó la dirección en el buscador de internet y éste no tardó en localizar la zona solicitada que para su suerte, no se encontraba tan lejos como parecía. Sujong tenía razón.

Era extraño que el pelirosa no respondiera al teléfono. ¿Le habría pasado algo? Pensaba comunicarse antes de interrumpir en su vivienda, pero recordó que no tenía el número del chico. Cansado, emprendió su camino cuesta abajo.

 

———————————

 

 

Revisó más de cinco veces la dirección de la nota siendo comparada a la vez con la dirección que tenía apuntada. Llevó la vista al número del portal y después a la nota. Todo coincidía. Había llegado bien y no había tardado tanto como parecía. Avisó al portero que venía de visita a darle unos archivos importantes a Yoongi, éste le indicó el piso y puerta del residente, además de guiarle amablemente al ascensor. Hoseok agradeció inmediatamente y dijo que no tardaría mucho.

Al llegar al ascensor, su corazón empezó a latir más enérgico, su nerviosismo aumentó sin razón, y su boca ya se encontraba seca. Ni siquiera había presionado la tecla del piso indicado y ya temblaba como un flan.

Al presionar el número 15, vio cómo se cerraban las puertas a una velocidad tan lenta para Hoseok, pero normal para el resto del mundo. Debía tomar aire, y tranquilizarse. Este no era un comportamiento habitual en él, pero el pensar que por primera vez acudiría al apartamento de Yoongi, le provocaba ansiedad. Ni siquiera se había detenido a razonar de lo grande e iluminado que era el ascensor, ni cuando estaba en el espléndido vestíbulo, lo lujoso que aparentaba ser, y lo caro que se veía todo a su alrededor. El suelo de un mármol brillante y bien pulido, sillones cómodos, además de largos y finos floreros de cristal. Parecía que Yoongi vivía en un buen barrio. Algo normal para el dinero que estaba ganando. Si a Hoseok le pagaban muy bien, no se quiso imaginar cuánto le pagaban a Yoongi. ¿Dos mil dólares por secuencia? ¿Tres mil? Debería haber estado ganando mucho dinero.

¡Plink! “Ha llegado al piso 15, las puertas se están abriendo" —saltó la voz robotizada femenina.

Se abrieron las puertas y Hoseok no se movió, sus piernas temblaban, no recibía ningún estímulo positivo para actuar. Dejó las carpetas en el suelo, se golpeó los mofletes con ambas manos para reaccionar y mentalizarse del porqué había venido, sólo pensaba entregar el papeleo. Una vez hecho todo el proceso que suele hacer Hoseok antes de acudir a un evento importante, como saltar, gritar, dar vueltas, autolesionarse levemente, emprendió su camino. Sujetó fuertemente los documentos con el temor de que volvieran a caerse y que posteriormente debería volver a ordenarlos. Se volvió a dar un suave y breve bofetón para despertar de la parálisis que volvía a apreciar. Suspiró cuando llegó a la puerta con la letra B encima de ella. Parecía ser que sólo había 2 puertas por piso.

A y B.

Intentó practicar una sonrisa que notablemente era falsa, le era difícil conseguirlo, ya que solía sonreír honestamente todos los días. Deseaba que en ese corto periodo de tiempo se llevara bien con él, tener una conversación habitual y madura, y finalmente acabar despidiéndose como personas correctas, lo que nunca había conseguido.

Llevó el dedo índice al pequeño botón del timbre para presionarlo y esperar. Cerró los ojos mientras se mentalizaba que sólo estaría ahí unos segundos para entregar la carpeta.

 

Sólo es entregar unos documentos

Sólo es entregar unos documentos

Sólo es entregar unos documentos

—¿Quién er...

—¡Sólo es entregar unos documentos!

 

 

Hoseok abrió los ojos cuando reparó en la voz de un chico que en ese instante se hallaba delante suya, y que sin darse cuenta, había sido el encargado de abrir la puerta cazando a Hoseok sumido en sus pensamientos.

Divisó a un Jimin, el amigo castaño de Yoongi, totalmente extrañado por su actitud que, durante la noche anterior, el pelirosa se encargó de ser bastante cariñoso con él en la fiesta, y por el cual, sintió, por primera vez, los celos hacia un hombre. Jimin estaba ahí, sujetando la puerta, mirando curioso a un Hoseok totalmente inmóvil. Jimin estaba despeinado, sin camiseta semidesnudo, con sólo los pantalones puestos. Hoseok se quedó sin habla, sin pensamientos, sin excusa. Sólo se le quedó mirando anonadado. ¿Habían pasado la noche juntos? ¿Eran esa clase de amigos? ¿Si no es así, por qué estaba Jimin semidesnudo en el apartamento de Yoongi? ¿Qué hacía ahí? Yacía despeinado, con la cara totalmente relajada, como su hubieran gozado de una noche bastante entretenida junto al buen descanso en los brazos del otro.

Algo nervioso y con un tembleque vergonzoso en las manos, volvió a revisar la nota, miró el piso, la puerta, después a Jimin, a su cuerpo, nuevamente a la letra B, puerta, nota, y así continuamente. El castaño se percató que Hoseok sujetaba una hoja pequeña, y que desde su punto de vista observó el papel mientras intentaba estirarse aún más, finalmente visualizó la dirección escrita.

—¿Buscas a Yoo...? Espera. —paró de hablar, miró a Hoseok de arriba y abajo, estudiando cada detalle de él, todo, hizo un estudio minucioso y saltó asustado, pero eufórico. —¡Eres el chico que tropecé en la fiesta! ¡El novio de Samantha!

—¿Qué?

—¡Eres tú! ¡No me engañas! ¡Vamos, entra! —Cogió la muñeca de Hoseok y tiró de ella para guiarle al interior. Jimin cerró la puerta una vez hubo entrado con el moreno. —¡Tenemos un invitado V.I.P!

Hoseok al notar que ya se localizaban dentro del apartamento de Yoongi, su angustia aumentó. Echó un vistazo por toda la casa, descubriendo, por encima, cada rincón privado que para él era inimaginable, ya que nunca pensó estar en el apartamento de Yoongi.

Le sorprendió todo el interior, no era tan lujoso como aparentó ser la recepción, pasillo, y ascensor donde antes estuvo y por el cual se quedó estupefacto. Al contrario, su alojamiento atesoraba esa esencia característica del chico. El salón era bastante casual, grande pero acogedor, dos sofás medianos que ocupaban un poco más de la cuarta parte del salón colocados cerca de una estantería negra de madera, inmensa, donde yacía una televisión curvada de última tecnología, un equipo de música, algunos muñecos, cds, cosas curiosas que parecían de colección. Encima de la estantería reposaba un cuadro colgado que captó su atención rápidamente. Era de grandes dimensiones, cuyo centro quedaba perfectamente plasmada la palabra Agust D, cuyas letras fabricadas con arena blanca sobre un fondo de arena negra resultaba llamativo, misterioso y atractivo. Otra cosa que le pareció curioso e interesante era el significado de Agust D.

Cuando cruzó la pequeña entrada donde había un espejo y el zapatero para descalzarse y andar con zapatillas de casa, se dio cuenta que poseía un pequeño espacio algo personal en la esquina del salón y que antes no pudo apreciar. Descubre una mesa de madera llena de papeles que no pudo describir, a su lado un piano y dos ordenadores de alta gama. Para Hoseok todo aquello le parecía original y cautivador. Resulta, que toda la casa se encontraba limpia, reluciente, pero aquella esquina del salón, que se trataba de su espacio personal, era un desorden total. Parecía que sólo hacía vida ahí.

—Yoongi está tomándose una ducha, espera aquí que no tardará mucho. —dijo Jimin mientras apartaba unos cojines del sofá para que Hoseok tomara asiento.

Hoseok asintió y visualizó, de repente, la cocina americana al otro lado del salón. Estaba impecable, como si fuera nueva, como si nadie se hubiera dignado a entrar. Supo que Yoongi no era bueno en la cocina, parecía ser que era de tenerlo todo preparado y listo para comer. Comida basura por supuesto.

Llevó su vista a las grandes puertas de cristal que separaba la cocina con la terraza privada que tenía. Al asomarse un poco, notó que había una caja de arena. Hoseok se quedó algo sorprendido sobre eso. ¿Por qué tener una caja de arena en tu terraza si no tienes gatos?

Cuando ató cabos, acabó maravillado.

¿Yoongi con gatos?

 

—Creo que no nos han presentado bien. —Jimin se quedó de pie.

—No. —Hoseok no tomó asiento, todo le parecía extraño. Jimin se tomaba muchas confianzas en la casa de Yoongi, y le hizo sentir cierto recelo.

—Me llamo Jimin, soy actor también y además de ser un buen amigo de Yoongi. Siento mucho lo ocurrido ayer.

—No te preocupes, de verdad. —sonrió Hoseok dándole un atisbo de tranquilidad a Jimin. —Llámame Hoseok, pertenezco al equipo técnico de la empresa.

—Oh~ Hoseok. ¡Encantado! ¿Quieres tomar algo? ¿Un café, té, cerveza?

—No, muchas gracias.

—¿Vienes de parte Victoria?

—De Sujong, debo entregar unos papeles a Suga, y hablar con él. —mostró la carpeta.

—¡Ah! Hoseok. —se acercó al moreno. —A Yoongi no le gusta que le llamen por su nombre artístico fuera del trabajo. Odia eso. —dijo en un susurro.

—Claro claro, no volverá a pasar seré más cuidadoso. Gracias por la información —agradeció con una sonrisa tomando nota mental. —Su nombre es Yoongi, ¿no?

—Sí, Min Yoongi.

—Min Yoongi. —susurró Hoseok.

Sabía perfectamente que ese era su nombre, pues hubo una vez que intercambiaron identidades, sin embargo, Hoseok no lo recordaba muy bien. Supo que nunca se le iba a olvidar.

—¿Qué haces aquí?

El aludido apareció repentinamente en el salón. Vestía sólo un albornoz en el que parte de su pecho quedaba al descubierto, captando cómo las gotitas de agua que quedaron sin secar caían formando un recorrido hacia su pecho. Yoongi miraba con el ceño fruncido a Hoseok, mientras que se agitaba el cabello con la toalla. Jimin se sorprendió, no tardó en acudir a su lado e intentar explicarle el motivo por el que su invitado estaba ahí. Hoseok, en vez de confirmar lo que decía Jimin, se quedó embelesado por la imagen tan ordinaria de Yoongi.

—¡Hoseok! ¿A que vienes de parte de Sujong?

—¿Eh? ¡Ah! ¡Sí! ¡Sí!

—Puedes dejarlos ahí. —Yoongi apuntó a un lado del sofá para que Hoseok abandonara la carpeta en el lugar.

Hoseok no dejó de mirarle, aunque el par de ojos ajenos no recayeron en él, hizo caso y dejó los documentos en el reposabrazos del sofá cercano. Tosió intentando captar la atención del pelirosa que estaba cruzando algunas palabras con Jimin, ignorando su presencia como siempre. Cuando Yoongi volvió a contemplar a Hoseok, a éste le tomó tan desprevenido que empezó a ojear otras partes del salón, al tiempo que no paraba de moverse del sitio.

—Ya lo has dejado, ¿verdad? Puedes irte. —habló Yoongi con aquella voz que sonó realmente arisca, borde y seria.

—Em....mmm.... Sí...

Hoseok vio cómo Yoongi le miraba fijamente y le señalaba la puerta para que se marche de ahí, había cumplido su objetivo y no tenía nada más qué hacer en ese apartamento. Hoseok, en cambio, quería quedarse porque tenía que hablar con él, comentar lo que pasó ayer y si fue él el responsable de la nota. Necesitaba confirmar sus sospechas. La presencia de Jimin era innecesaria en ese momento, necesitaba estar a solas con Yoongi y el chico estorbaba para Hoseok.

Jimin miraba la escena, súbito y entretenido.

—¿Qué haces? Vete. —alzó algo la voz Yoongi.

—T...ten....tengo que hablar contigo.

—Habla.

—A solas. —llevo su mirada al suelo algo nervioso. Notaba la mirada de Yoongi en él, fulminándolo dolorosamente. Su actitud le estaba cabreando, alzó la cabeza, miró a los ojos del pelirosa que continuaba con el ceño fruncido y volvió a hablar. —Necesito estar a solas contigo.

—Jajaja, lo he entendido. —Jimin interrumpió el ambiente incómodo que se había formado.

—Lo siento. —se disculpó Hoseok.

—Si tenéis que hablar a solas, yo sobro. Voy a cambiarme y ahora salgo. —partió de la habitación para cambiarse de ropa en el baño.

—¿Ya estás contento? —saltó Yoongi.

—No, pero debía hablar contigo.

Yoongi volvió a coger la toalla y continuó secándose el pelo, se dirigió a la cocina a por un vaso de agua, mientras esperaba, paciente, a que Hoseok dijera algo. Jimin, al rato, apareció con la ropa de la noche anterior puesta e inmediatamente Hoseok la reconoció. ¿Había pasado la noche con Jimin? Su cabeza comenzó a hacerse un lío nuevamente.

Sonó la puerta del apartamento cerrarse y Yoongi dejó el vaso de agua en el fregadero. Dejó la toalla en su cuello, y volvió al salón. Algo más calmado.

—Suéltalo y vete, no tengo mucho tiempo. —dijo serio.

—Eres bastante irritante.

—¿Has dejado ir a Jimin para eso?

—No imbécil. Quería saber dónde estuviste después de la fiesta de ayer.

—¿A ti qué te importa? —contestó arisco. Seguidamente se fue hacia su habitación, cruzó un pasillo ignorando a Hoseok. —No me busques para preguntar tonterías.

—¡No son tonterías! Quiero saber qué hiciste después de la fiesta. Yoongi, ayúdame a recordar.

Hoseok siguió al chico, éste se había detenido en medio del pasillo para abrir la puerta de un armario que se encontraba escondido. Hoseok se quedó algo asombrado por tal hallazgo. El actor se giró hacia él con una impresión en su rostro de no comprender lo que estaba diciendo.

—¿Yoongi? —dijo extrañado el aludido.

—Sí, Yoongi. Min Yoongi es tu nombre, ¿no?

—¿Recuerdas mi nombre? ¿Recuerdas ya esa noche? —haciendo hinco a la palabra "esa".

—Emm.... S...sí. —apareció un leve rubor en las mejillas del moreno. —Jimin también te llama por tu nombre.

—Ah, cierto.

 

Cuando Hoseok iba a volver a preguntar qué había hecho después de la fiesta, sus pensamientos permanecieron en blanco al ver cómo Yoongi se quitaba el albornoz quedando completamente desnudo delante de él. Hoseok se dio la vuelta por instinto, sus ojos se abrieron como platos y su corazón empezó a bombear rápidamente sangre. Notó que el más bajo se desnudaba al lado de un completo desconocido como si fuera algo de lo más normal del mundo

—D...deberías haberme avisado que...que....ibas a cambiarte.

—Si eres un hombre no debes avergonzarte tanto. Te lo tomas a pecho. —dijo con un tono indiferente.

—Yo...

—¿Por qué me preguntas lo que hice anoche? ¿Has vuelto a beber y has acabado desnudo en tu habitación?

Hoseok abrió los ojos de la sorpresa. ¡Fue él!

—¡Fuiste tú! ¡Eres el chico de la nota! ¿Qué pasó? ¡Yoongi! —Estaba perdiendo los nervios por la curiosidad. Vio al chico aún desnudo, llevó la palma de su mano a sus ojos para ocultar aquellas vistas y poder girarse con el fin de estar cara a él.

—¿De qué coño hablas? —se colocó una camiseta.

—¿Follamos? ¿Qué pasó? ¿Qué hicimos?

—Mira idiota. No sé de qué hablas. No hicimos nada, estuve bastante entretenido. No me eches la culpa de tu irresponsabilidad con la bebida.

¿Entretenido? Cuando se percató del sentido de la frase, ató cabos. Jimin estuvo con él y hasta durmió en su apartamento.

—¿Te has acostado con Jimin? —inquirió Hoseok.

—Eso no es de tu incumbencia.

—¿Cómo sabes que desperté desnudo?

—Deducción, idiota. ¿Por eso preguntas? Vete de mi casa, no quiero perder más tiempo.

—¡Yo no hice nada!

Hoseok volvió al salón, aún más confuso que antes. Si Yoongi no fue el que dejó la nota en la mesilla. ¿Entonces quién fue?

Empezó a especular todo tipo de teorías, complicándose aún más la cabeza. En esos momentos creía tener ansiedad, sentía que iba a terminar por golpear algo o a alguien. Cuando estuvo quieto después de ir de un lado a otro por el salón, percibió unos suaves lametones que le provocaban un tierno cosquilleo en el tobillo. Al bajar la mirada, se encontró con un gato, siberiano adulto, que continuaba lamiéndole y restregándose contra su pierna para terminar de maullar.

Exacto, estaba en lo cierto. Esa caja de arena que había visto antes no era para tenerla por gusto. Pertenecía a un gato, que, en esos momentos, le estaba dando algo de cariño. Hoseok se inclinó para tocarle suavemente la cabeza y hacer ruidos con él.

—Le gustas. —Yoongi apareció detrás de él, aún con la camiseta puesta, pero esta vez llevaba también unos calzoncillos. —Es la primera vez que acepta a alguien que no sea yo.

—Es muy cariñoso. —sonrió mientras acariciaba el lomo de la mascota con mimo y parsimonia.

Hoseok terminó por levantarse después de acariciar al felino. Se dio la vuelta para encarar a Yoongi, pero éste continuaba contemplando nostálgico al gato, embelesado, distraído y silencioso.

Quería interrumpirle, pero aquella imagen delante de sus ojos le pareció mucho más interesante.

La última vez que estuvo con Yoongi fue en los baños del local, le había provocado como venganza de haberse metido con él, con su trabajo, con su pasado sin saber, por faltar el respeto a los actores que trabajan para esa empresa y en general. Era hora y buen momento para resolver los asuntos de la noche anterior, debía pedir perdón.

—Siento haberme metido contigo ayer. No eres un chico fácil por trabajar en esta profesión. Yo...

Yoongi continuó mirando a su gato sin prestar atención a sus palabras. No asintió, ni rechazo sus disculpas. Yació quieto e indiferente. Parecía estar aquí, en frente de él, su presencia le acompañaba, pero su mente se ubicaba en otra galaxia, a billones años luz. Sonrió con tal pensamiento.

—Espero que aceptes mis disculpas. Fui un estúpido.

—¿Te acabas de dar cuenta?

—Sí, muc....¡Eh!

En ese momento, Hoseok consiguió algo que nunca podría obtener. Iba a regañarle por lo que había dicho, pensaba golpearle o simplemente ignorarle, pero toda acción que estudiaba, se detuvo. Podría pensar que hasta el mismo tiempo se había detenido, que su corazón, sus pensamientos, el mundo se había paralizado. Sí, en ese soplo corto del tiempo, en ese preciso e insignificante instante, Yoongi, el chico frío y antipático que creía conocer mantenía una sonrisa en sus labios. Una sonrisa ligera, y sin apenas mostrar los dientes, sincera y en parte atractiva. Miró al suelo y después agitó sutilmente la cabeza sin parar de sonreír.

¿Qué le había hecho gracia?

¿Por qué de repente sonreía?

¿Había recordado algo?

 

—Mira, no sé qué mierda te pasa para que te burles de mí. Ya he cumplido con mi objetivo, así que me voy. Imbécil.

Hoseok se dio la vuelta después de ver otra sonrisa más patente en Yoongi. Se puso nervioso y al dar dos pasos, se acabó tropezando con la pata de la mesa donde reposaban muchos documentos desordenados del mayor, intentó sujetarse de alguna manera a algo para evitar su caída, pero lo único que tuvo a mano era la mesa donde acabó sosteniéndose, pero terminó resbalándose con los documentos que reposaban encima y cayendo con ellos. Vio cómo estaba a punto de derrumbarse hacia delante, escuchó un grito ahogado del pelirosa que se abalanzó hacia él, pensaba que iba a detener su caída, pero intentó detener la caída de sus hojas. Al cabo de unos segundos, se escuchó un estruendo que a Hoseok le dolió más físicamente y a Yoongi le fastidió mentalmente.

Sus documentos, para Yoongi, estaban ordenados, nunca dejaba que alguien manoseara sus pertenencias ni mucho menos sus composiciones. Hoseok era un desastre y alguna vez se lo haría pagar a él.

Respiraciones profundas surgieron en el ambiente, algún quejido por parte del moreno también acompañado del silencio sepulcral del pelirosa. Estaba cabreado, odiaba que tocaran sus cosas, ni siquiera a su gato. Bastante tiempo había gastado para domesticarle y que se mantuviera lejos de esa esquina de su casa, como para que viniera un animal sin domesticar a destrozarle su orden. Ese animal era Hoseok.

—P...perdona. —habló Hoseok intentando no moverse puesto que se encontraba bocabajo.

—Eres un completo imbécil. —contestó Yoongi.

Estaba encima del moreno también bocabajo. Tardó en levantarse cuando sintió que su entrepierna estaba muy cerca del culo de Hoseok. Pensó que, ya que el chico, que se encontraba debajo suya era débil ante sus toques no había nada de malo vengarse. Posó sus manos a cada lado del cuerpo inmóvil del moreno, se colocó adecuadamente para incrementar el contacto de su entrepierna con el culo del otro. Hoseok dio un respingo cuando sintió que Yoongi se estaba colocando encima de sus nalgas. Asustado, intentó darse la vuelta, pero la mano del actor sobre su espalda, le bloqueó.

—¡¿Qué mier...?! Ah~ —soltó un gemido cuando Yoongi empezó a moverse sobre él, sintiendo perfectamente cada parte de su entrepierna en sus nalgas.

Los movimientos eran lentos, pero ardientes, Hoseok pensó que no sería capaz de volverle hacer eso por venganza, intentó zafarse de él, se meneaba, le llamaba, pedía que le dejara en paz. Fue un accidente, debía comprenderlo.

Y parecía que esa palabra no existía en él.

Yoongi se acercó a su oreja, acabó muy cerca de su lóbulo, empezó a susurrarle con esa característica voz ronca, sensual, y jodidamente madura.

—¿Por qué te pones tan nervioso cuando me aproximo a ti? ¿De verdad que esto te pone cachondo, hipócrita? ¿Te jode el orgullo cuando un fácil hijo de puta te lo hace?

Sí, se estaba vengando tal como él suele hacer. Gruñó.

Hoseok quería apartarse de Yoongi que continuaba, haciendo hincapié en cada palabra, lanzándole frases que para su mala suerte le provocaba intenciones insanas. Escuchar cómo le susurraba palabra por palabra a su oído, haciéndole fantasear, alimentar a su mente perturbada y despertar sus deseos internos. Yoongi quería vengarse, quería hacerle saber al moreno que la próxima vez cuidaría sus palabras antes de soltar sandeces sobre él.

Hoseok sentía una ligera presión en su parte más íntima, su miembro era aplastado por el cuerpo del pelirosa y su propio cuerpo que hizo que incrementara tal presión. Estaba en el ligero límite del dolor y placer.

Era un enfermo.

Cerró los ojos y sintió el vaivén obsceno y sosegado de Yoongi. Hoseok respondió con un gemido conmovedor e inaudible, suprimiendo las ganas de seguir gritando y huir sin mirar atrás.

—Eres tan fácil, Hoseok —susurró.

Y se levantó.

Por primera vez, había escuchado su nombre en los labios del otro. Por primera vez, una simple e insignificante palabra sonaba acertadamente en boca de otra persona. El cosquilleo que recorría desde la punta de los pies, hasta su cabeza, experimentaba cierta sensación tan desconocida pero novedosa. Pensó que había vivido un orgasmo, ya que el nuevo sentimiento era bastante parecido a este. Como si todos los sentimientos se modificaban en uno, y el fuego de su interior estallaba cual volcán se tratara.

Cuando Yoongi se quitó de encima y desapareció en el pasillo, Hoseok se levantó, fue hacia la puerta con algo de dificultad, pero se arrepintió cuando examinó su hombría, inmediatamente se echó las manos a la cabeza al verla estimulada. Se había excitado y su miembro había pagado las consecuencias. Hoseok se giró, notó la ausencia de Yoongi y empezó a respirar dificultosamente, debía bajar la excitación de su miembro, sus hormonas ardían revoloteando en su ser. Se sujetó en la mesa, y acabó saliendo del departamento.

Se apoyó en la puerta una vez hubo salido, miró hacia lo alto observando el techo siendo alumbrado por las luces del lujoso pasillo, bajó su mirada y murió de la vergüenza al verse tan excitado. Cubrió su entrepierna con ambas manos y tímido se dirigió al ascensor. Quería matar al chico, quería hacerle sufrir, quería darle su merecido por jugar con él de esa manera, por vengarse nuevamente, porque sabía que eso era el motivo por el que acabó haciéndole eso.

Por llamarle un chico fácil en la fiesta.

Por ser un hipócrita.

Y se lo merecía.

 

Se dirigió al ascensor, descubriendo que en un costado se ubicaba una puerta donde se hallaban las escaleras de emergencia. No se lo había planteado, ni se le había pasado por la mente, pero tenía cierta necesidad de hacerlo cuanto antes, precisaba tranquilizarse antes de volver a la calle, a su vida normal. Deseaba sentir el placer que había apreciado con Yoongi. Estaba perdiendo la poca cabeza que tenía, él no era así.

No era así, nunca fue así. No se tocaba porque un tío le había calentado la polla. No pensaba tocarse mientras fantaseaba, excitarse hasta que su alma palpara el placer y clímax, no obstante, era justo lo que estaba a punto de hacer.

Se masturbaría, otra vez.

¿Cómo empezó eso? ¿Por qué empezó y acabó de una manera por el cual Hoseok se estaba redescubriendo así mismo? ¿Tanto había cambiado por un hombre?

Él, Jung Hoseok, era de las personas que juzgaba cuando sus amigos contaban sus experiencias de llegar al orgasmo tocándose con una fría imagen de una revista porno, o simplemente a partir de un vídeo con una situación falsa y unos gemidos claramente falsos. Tampoco era su primera vez en masturbarse, alguna u otra vez lo había hecho para satisfacerse a sí mismo. No era un sentimiento enfermo de tocarse pensando en una imagen estereotipada. Nunca aportó un rostro a sus pensamientos mientras se masajeaba el miembro viril, nunca pensaba en nadie, ni mucho menos en un hombre.

Estaba decepcionado consigo mismo, y se odiaba por haber criticado a sus amigos de llegar a ser tan superficiales y fríos, alcanzando un orgasmo que, para él, era exagerado.

Pero Hoseok estaba ahí, corriéndose por segunda vez mientras pensaba en la misma persona de la primera vez. Su primera vez.

Aquel cuarto, donde se encontraba, no le pareció un lugar tan frío después de todo, ahora entendía al resto de sus amigos. Esa satisfacción después de un entretenido y placentero trabajo era algo nuevo debido a disfrutar del morbo en otra persona. Porque se masturbó pensando en Min Yoongi, que exteriormente resultó algo bastante sucio y sobre todo frívolo, pero para sí mismo fue emocionante.

Sonrió cuando visualizó algunas gotas de semen esparcidas por el suelo.

 

 

———————————

 

 

 

Al día siguiente, Hoseok asistió a la universidad, aunque tenía clases no le apeteció ir, ni estaba de humor para aguantar al profesor, ni a sus compañeros ni a su total aburrimiento. Tenía que entregar un trabajo, y como su objetivo de encontrar al profesor correspondiente de la asignatura, falló, dejó los documentos en la portería. El portero, bastante amable, aceptó el favor de otorgarle la carpeta al profesor ausente. Hoseok sonrió y con una reverencia se marchó.

Tampoco ansiaba buscar a Seokjin ni a Jungkook, no tenía ganas de socializar ni nada parecido. Se fue antes de que se encontrara a alguien.

Emprendió su camino de vuelta, para ello, debía cruzar por la parada de autobús, pues esa era la manera de llegar más rápido a casa. Continuó caminando con pasos lentos, mirada perdida, mente en blanco, y distraído, motivo por el que después le hizo tropezar con una persona que cruzaba a su lado. Pidió perdón inmediatamente, obteniendo una respuesta muy arisca por parte del otro. Continuó su camino, y nuevamente, después de unos minutos, volvió a tropezarse con alguien. No hizo falta verle el rostro para volver a pedir perdón.

—Perd...

—¡Ah! ¡Jung!

Hoseok llevó su vista a la persona que le nombró y, sorprendido, abrió los ojos como platos.

—¡Taehyung!

La persona con quien había tropezado se trataba del chico que conoció el otro día, aquel chófer que se encargó de trasladarle a la fiesta. Se había presentado formalmente ayer cuando fue a la empresa a recoger su horario. Pidió disculpas y le regaló una sonrisa amistosa.

Hoseok se dio cuenta que Taehyung se encontraba tirando unas cajas de pan al contenedor de papel, observó su vestimenta, descubriendo el uniforme que llevaba puesto, después visualizó el lugar donde se localizaban, al pie de una pastelería.

—¿Trabajas en una pastelería? —preguntó impresionado.

—Sí —Taehyung sonrió.

—¿¡Cómo puedes trabajar en ambos sitios!?

—Ajusto muy bien ambos trabajos. Sólo cinco días a la semana, por la mañana trabajo aquí y por las tardes y fines de semana con la empresa.

—Wow. ¡Eres un chico muy trabajador, Taehyung! Trabaja bien ¿mmm? —agitó los cabellos de la cabeza ajena sin dejar de sonreír.

Taehyung comenzaba a encariñarse de esa sonrisa, presentía que curaba todos los males, desde tu mal humor hasta una gripe. Se quedó fascinado por aquellos hoyuelos que se mostraban tímidos, minúsculos, y tiernos. Le sorprendió que estuvieran cerca de los labios y no en las mejillas como solía ver. Despertó de su ensoñación.

—¡Gracias! ¿Quieres pasar? —Caminó hacia la entrada y le indicó el interior a Hoseok.

—No no no, sólo pasaba por aquí. Estás trabajando y no quiero interrumpir.

—¡No interrumpes! Vamos, te invito a un café. —dijo animado Taehyung mientras cogía al moreno de la muñeca para tirar de él y llevarle dentro.

—Ah! ¡Kim Taehyung! —gritó llamándole la atención, aunque tampoco opuso resistencia. Terminó por sonreír.

 

 

———————————

 

 

 

—¿Café solo? —preguntó Taehyung desde el mostrador.

—Dame un refresco. Déjame pagarlo.

—¡No! Te invito yo. —mandó.

—Deja de ser infantil. —Hoseok le tendió unas cuantas monedas a lo que el otro los rechazó inmediatamente.

—Siéntate en aquella mesa, Hoseok.

—Como quieras.

Terminaron comiendo un par de croissants junto a un café para Taehyung y un vaso de agua para Hoseok. Ambos platicaban con desenvoltura en un ambiente cómodo, se sonreían mutuamente, se contaban la vida del otro. Hoseok detalló el motivo por el que andaba paseando antes de encontrarse con él y Taehyung sólo comentaba lo aburrido que estaba antes de haberse encontrado con él.

—Taehyung, ¿en la fiesta me volviste a ver? ¿Sabes si me fui a casa con alguien? Bebí tanto que no recuerdo nada.

Taehyung se quedó en silencio, intentando recordar. Después de un par de minutos negó con la cabeza y observó a Hoseok algo triste.

—Lo siento, no te vi salir. ¿De verdad que no recuerdas nada? —preguntó curioso Taehyung. —¿Pasó algo después?

—Emmm.

Hoseok evitó su mirada, miró hacia la ventana y Taehyung confirmó que sí pasó algo por la aparición de un leve rubor en las mejillas del moreno.

 —No no, sólo tenía curiosidad. —terminó por decir Hoseok.

Taehyung sonrió levemente, observando los ojos oscuros del otro y el nerviosismo que mostraba su actitud. Supo que mentía, pero no iba a insistir más, tampoco le convenía.

Hoseok y Taehyung terminaron de hablar antes de que el moreno continuara su camino a casa. Prometió que volvería a visitarle, y ser su compañero de aburrimiento.

No tenían tanta confianza, pero no evitó el deseo de entablar una nueva amistad. Taehyung le pareció adorable y más sociable de lo que aparentó la primera vez que lo vio.

Se despidieron y el chico, que resultó ser menor que él, le tendió una pequeña bolsa con algo en su interior, Hoseok lo rechazó, pero él era tan insistente y testarudo que no tuvo de otra que aceptar. Al salir y volver con su camino, abrió la bolsa y descubrió en su interior un donut de chocolate blanco envuelto en una servilleta. Coincidentemente era su donut favorito, con el sabor favorito, y Taehyung se lo había regalado. ¿Sabía cuál era su donut y sabor favorito? Parecía que sólo era una coincidencia. Lo comería tranquilamente en casa mientras ojeaba y estudiaba el calendario y guión técnico.

Cuando llegó a un paso de cebra, y girar a una calle cortada, pensó que estaría bien pasar por un supermercado y hacer algunas compras para sobrevivir otra semana. Hoseok vivía solo, su familia estaba en Gwangju y aunque estaba más tranquilo respirando la soledad día a día, no dejaba de pensar en su familia. Acabó independizándose para estudiar audiovisuales con ayuda de sus trabajos de medio tiempo y algún apoyo por parte de su familia, finalmente terminó en Seúl logrando sus objetivos. Hace más de 5 años que llevaba aquí, sobrevivía con los ahorros y los propios que su familia le coincidía cada mes. Podría decirse que por una parte era un chico mimado y mantenido, pero no estaba avergonzado por eso.

Cuando estuvo a punto de dirigirse al supermercado y pasar por una callejuela que aparentaba estar abandonada, un gran estruendo que parecía un golpe hacia una puerta de metal, le hizo detenerse.

 

—¿¡Eres imbécil o qué!? —exclamó una voz perdida en la callejuela.

Hoseok, en lugar de salir atemorizado de ahí y hacer como si nada hubiese pasado, acabó acercándose al lugar metiéndose en la cueva del lobo. Tenía miedo, sí, estas cosas misteriosas le provocaban pánico, pero sin llegar a sobrepasar la curiosidad que experimentaba en esos momentos. Acabó escondiéndose.

—¿¡Dónde coño está la bolsa!?—volvió a gritar el mismo chico de antes asustando, esta vez, a Hoseok.

¿Por qué no se emprendía su camino al supermercado? Pensó que alguien inocente podría estar en peligro y con una acción de él, tan pequeña e insignificante pero importante, podría ayudar a salvarle. Se mantuvo aún escondido a la espera de alguna oportunidad. No era bueno en la lucha, pero podía distraer al atacante para que el otro u otra tuviera oportunidad de escapar. ¿Por qué se metía en estos berenjenales cuando más temía entrar en una pelea? Era un estúpido.

Inesperadamente, un coche interrumpió el ambiente llegando a toda velocidad. Hoseok se escondió en unas cajas lo más rápido que pudo para que el conductor y acompañantes, que iban en ese coche, no pudieran verle y acabar con su vida.

 

¿Acaso son matones?

 

Cuando el coche aparcó al lado de la puerta de metal junto a los chicos que discutían, se le pasó por la cabeza que este asunto estaba protagonizado por la mafia y que habían capturado a una persona inocente. Así que, con todas las agallas que podía reunir en esos segundos, sin mentalizarse y actuar rápido, salió de su escondite con el fin de salvar a la persona capturada, producto de su imaginación. Lo único que vio fue que el conductor y copiloto bajaban del coche y el chico que parecía otro matón, el mismo que antes había gritado al inocente, se aproximaron a la persona inocua que resultó ser una chica, aunque ésta llevara una sudadera oscura, y una gorra negra debajo de la capucha puesta, supo distinguir esa silueta: brazos delgados, cabeza pequeña, y baja estatura. Características comunes de las chicas asiáticas. Sí, estaba seguro.

—Dame la bolsa. —mandó uno de los tres. —El señor está esperando, ¿¡A qué esperas!?

—¿Y vuestra parte del trato?

 

 

Esa voz.

 

 

—¡Cuando nos des la bolsa!

 

 

Esa voz. ¿Por qué le sonaba esa voz? ¿Alguna chica que conocía?

 

Cuando acabaron de discutir, los tipos volvieron al coche con una bolsa negra en las manos de uno, dieron media vuelta y huyeron. Hoseok terminó escondiéndose nuevamente para que no le descubrieran, iba a distraer a los matones con el fin de que la persona inocente pudiera escapar, pero se deslizó otra vez en las cajas. Cuando asomó la cabeza para ver la puerta de metal donde ahora tenía oportunidad de visualizar mejor el rostro de la chica, pero sin éxito, pudo captar el rostro del matón que le empujaba violentamente contra la puerta. El mismo que le había gritado antes.

—Has hecho bien, sabes que si te metes con el señor te haríamos daño. Venga, entra de una vez. Te está esperando.

La chica murmuró algo que Hoseok no pudo escuchar bien, intentó acercarse más.

 

—¡QUE ENTRES IDIOTA!

El matón la cogió del hombro y la forzó a entrar, Hoseok se levantó para interrumpir aquella escena. La chica inocente no quería entrar, no debía obligarla en su contra, ya le dio lo que quería, por tanto, debía dejarla marchar. Pensaba correr hacia el otro y apartarlo, sí, eso haría. Hoseok dio un par de pasos largos, temblaba como un flan, pero debía ayudar a la chica inocente.

Ésta se giró por un momento y su mirada se encontró con la mirada con Hoseok.

 

 

—Qu... —

 

 

Esos ojos marrones, pequeños, tan reconocibles, podía apreciar esa mirada que yacía, anteriormente, resguardada por la gorra negra y que ahora se fijaba en él totalmente desconcertado. Hoseok detuvo sus pasos, sintió que su corazón había cedido su último latido, sus manos dejaron de temblar, y un escalofrío recorrió toda su espina dorsal. Sus ojos no pudieron abrirse más de la impresión, su boca se encontraba en una fina línea recta, consistente, y su mandíbula tensa. Hoseok entendió del por qué conocía la voz que había escuchado antes.

 

 

—Yoongi. —susurró.

 

Yoongi se sorprendió ver al moreno ahí, en ese lugar tan peligroso. Antes de entrar al local que se encontraba detrás de él, observó a Hoseok de vuelta: su cara de horror, el miedo en sus ojos, el pálido color de su rostro, fue lo último que vio antes de mirar al agresor y darse cuenta que aún éste no se había percatado de la presencia del moreno.

Hoseok cruzó miradas con Yoongi antes de volver a ver cómo el chico, que estaba delante de él, le empujaba dentro y desapareció.

 

 

La persona inocente que pensó ser una chica, resultó ser Yoongi. Su instinto no le falló cuando notó esa voz conocida, en cambio, su vista sí.

Se sujetó en una barra de metal cerca y acabó recostándose contra la pared.

 

Cerró los ojos sumiéndose en la oscuridad que reflejaba sus párpados, y deseó con todas sus fuerzas que todo esto hubiera sido un sueño y que nunca lo vivió, cuando los abrió...

 

...no tuvo éxito.

 

 

.

.

.

.

.

.

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

¡¡¡¡Gracias por leerlo!!!! ¡¡Espero que os haya gustado!! Hacedmelo saber ^^

 

 

 

Lil B~~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).