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Algodón de Azúcar (YoonSeok) por Futuristic lover

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Hoseok se apoyó en la puerta nada más salir de la habitación de Yoongi. Decidió marcharse de ese apartamento antes de que el mayor le echara como otras veces hizo, aunque algo en su interior todavía le retenía ahí.

Todo era tan difícil, no sabía qué hacer, cómo reaccionar, si quedarse o irse. Sus pensamientos iban a mil por hora mientras que su cuerpo actuaba en colocarse adecuadamente la ropa que recogió antes de partir. Dejó salir un suspiro de sus labios resecos al tiempo que barría su cabello con desgana. A continuación, se dirigió al salón con pasos cansados y reteniendo fuertemente las ganas de darse la vuelta y volver a abrir esa puerta. Sin embargo, cuando alzó la cabeza se encontró con una gran sombra de pie al lado de la entrada. Pegó un salto del susto y empezó a retroceder debido al miedo por creer ver un fantasma. Un fantasma que llevaba una gorra puesta y un abrigo oscuro. Hoseok abrió los ojos cuando reconoció aquella silueta entre la mismísima oscuridad de la noche.

 

—¿C-cómo has entr…?

 

Jimin suspiró y comenzó a acercarse a la luz donde Hoseok pudo apreciar aquellas marcas rojizas que estilaban sus mejillas y parte de labios. ¿Qué le había pasado? Parecía que había participado o había sido víctima de una cruda pelea. Bajó la mirada y divisó sus manos en dos francos puños.

 

—¿Qué tal es en la cama? ¿Te ha gustado? –masculló en voz baja. Su ceño fruncido le confirmaba que conocía el motivo por el que Hoseok se hallaba en el apartamento con tal aspecto desaliñado y despreocupado.

 

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? –contestó el moreno.

 

—¿Acaso te preocupa que haya escuchado algo?

 

—¿Cómo has entrado?

 

—Yoongi hyung me dio la clave de seguridad para entrar las veces que me diera la gana.

 

—Yo ya me marchaba. –dijo seriamente Hoseok comenzando a dirigirse a la puerta de la entrada guardando algunas pertenencias en los bolsillos.

 

Jimin ante esa acción, consiguió atrapar su hombro, obligándole que detuviera sus pasos. Le dio la vuelta con brusquedad antes de hablar y mirarle a los ojos.

 

—Gracias a tus decisiones infantiles, Yoongi está corriendo peligro haciendo trabajos sucios para salvarte el culo. ¿No es ya suficiente con lo que está pasando cada día? Tú mismo le has visto los cardenales en su cintura, las veces que se encuentra abatido. Incluso así, ¿sigue sin ser suficiente su atención en ti como para que sigas apareciendo a su alrededor? –sonrió con sorna desviando su mirada a otro punto antes de volver a mirarle más amenazante que antes. — Este mundo es tan duro que te prohíben tener solo un trabajo.

 

Hoseok tragó saliva y le dio un empujón para que le soltara. Sus palabras nocivas, pero que desgraciadamente eran tan reales, le dolía como los recuerdos de las veces que había visto a Yoongi mal. Aquellos momentos de agonía por verle ser profanado cuando menos quería, de echar toda la bilis en una calle olvidada por el asco que había sentido, las marcas en su cintura, el desmayo en su casa, todo.

 

¿Jimin tenía razón?

 

¿Por aparecer constantemente en la vida de Yoongi, le estaba complicando más la vida?

 

Cuando abrió esa puerta para salir de aquel apartamento que estaba aún abierta debido a Jimin, su muñeca tomó contacto con la mano de Yoongi quien apareció de repente y le hizo girarse. Con los nervios viajar por todo su cuerpo, observó al actor anonadado, en cambio, el par de ojos opuestos viajaron hacia un Jimin escondido en la sombra que salía lentamente para encontrarse con el mayor.

 

—Hyung. –habló el castaño con lágrimas en los ojos, captando la atención del aludido. Hoseok no pudo creer cómo la actitud del chico había cambiado tan rápido.

 

Quería irse cuanto antes, no deseaba presenciar la situación del par, por lo que, se soltó del agarre de Yoongi sin que este se diera cuenta.

 

—Jimin acaba de llegar y te estaba buscando, Yoongi.

 

Nuevamente el ajeno atrapó su muñeca a lo que él se desató con firmeza. No sabía a qué estaba jugando y tenía miedo de que las cosas se complicaran aún más.

 

—Nos vemos en el trabajo. —murmuró finalmente Hoseok en un tono seco y hastío de voz antes de salir.

 

Prefirió dejarles solos, estaba convencido de que iba a ser una charla larga que no deseaba ser testigo de ver. Quería desaparecer cuanto antes y más tras la amenaza de Jimin.

 

 

 

 

 

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—Hobi, despierta.

 

La voz calmada de su hermana le era tan profunda en sus sueños —sueños que raramente no recordaba—, pero aun así conseguía despertarle. La fémina le mecía delicadamente, incluso tomó asiento a su lado y empezó a acariciar sus brazos descubiertos.

 

—Deberías utilizar más ropa, Hobi. Con una camiseta sin mangas cogerás fácilmente un catarro, sobre todo en esta época.

 

Asintió perezoso ante el aviso de su hermana quien había venido a despertarle como pocas veces hizo en los viejos tiempos pues Hoseok era de los primeros en levantarse cada mañana, aunque esa noche no había dormido nada debido a lo ocurrido en la casa de Yoongi, no pudo encontrar un taxi disponible a tales horas de la madrugada que tuvo que esperar un autobús. Llegó tan cansado a su departamento que solo pudo cambiarse la camiseta antes de quedarse dormido sobre su cama.

 

—¿No tienes clases, Hoseok? Entiendo que hoy llegarás tarde, pero no debes faltar a tus responsabilidades.

 

—¿Qué día es hoy? –musitó en voz baja y sin abrir aún los ojos.

 

—Martes.

 

—M…martes, martes, martes. –repitió mientras daba vueltas por la cama. —¡¿Martes?!

 

—Hobi, ¿qué pasa?

 

Hoy, martes, tenía uno de los diez cortos que había firmado en el contrato, por lo que, rápidamente saltó de la cama hacia su armario, buscando qué ponerse pues no aparecería con la misma ropa de la noche anterior. Jiwoo veía los pasos y movimientos del chico yendo de un lado a otro con total asombro. Pues sí que era importante la universidad, pensó.

 

—¿Llegas muy tarde a clases? Menos mal que he tenido que venir a despertarte.

 

—S-Sí, tengo que presentar un trabajo y… ¡Hoy es martes y debo…! –No quiso dar detalles ya que su falta de maestría en cuanto a mentir le delataba.

 

Jiwoo se levantó de la cama y detuvo a Hoseok que corría por hallar sus zapatos. El menor se dio la vuelta asustado por el semblante serio que mantenía su hermana y temió por la credibilidad de sus palabras. Sin embargo, Jiwoo posó sus manos en las mejillas de Hoseok y suspiró.

 

—Estate tranquilo, ¿sí? Lo harás estupendamente bien, tus compañeros estarán cómodos contigo al igual que tu profesor quien estará orgulloso de tener al mejor alumno de Corea en su clase. Respira hondo y haz las cosas bien sin accidentarte, Hobi.

 

No se merecía a su hermana y más tras la cantidad de mentiras que soltaba a cada minuto para salvar su cuello. Hoseok terminó asintiendo mientras que la culpabilidad devoraba su consciencia y remordimiento. Besó la frente de su hermana con dulzura espantando la intranquilidad de la chica, esta se separó tras ese gesto y le miró con una hermosa sonrisa, de las que iluminaba las penumbras de cualquier alma perdida. Así era Jiwoo, una mujer encantadora y amable, alguien quien no se merecía los siniestros movimientos de la vida, ni la mala suerte, ni de su propio hermano podría hacerle daño.

 

Hoseok cogió la chaqueta de cuero antes de salir por la puerta preocupado por si llegaría demasiado tarde.

 

—¡No te olvides de lo de esta tarde! ¡Yoongi-ssi, nos espera!

 

Mierda.

 

Jiwoo al ver el desastre que había ocasionado Hoseok alrededor de ella comenzó a ordenar mientras sonreía por el comportamiento de su hermano. Él solía dejarlo todo medianamente ordenado y limpio, pero al no haber tenido el tiempo suficiente para hacerlo por sí mismo, Jiwoo empezó a dejarlo todo en orden.

En una esquina olvidada de su habitación, se hallaba una mochila y el ordenador que Hoseok siempre llevaba a la universidad.

 

 

 

 

 

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Saliendo del autobús a la velocidad de la luz, corrió cuesta arriba hasta hallar a lo lejos el edificio donde trabajaba. Con el corazón en la boca logró fichar cinco minutos antes de la hora puntual a la que oficialmente entraba. Algunos compañeros y conocidos con quienes compartió lugar de grabación en la isla de Jeju, le saludaban con una ligera venia de cabeza. Desconocía el número de críticas que se habían hablado a sus espaldas y parecía que nunca se enteraría. Fue hacia el plató número cuatro, el indicado en su horario, con el fin de modificar las características de la cámara, ayudar a sus compañeros y planificar cualquier punto clave con Sujong; su regidora y coordinadora. Se quitó la chaqueta cuando llegó a la habitación ambientada en un salón corriente, se peinó el flequillo barriéndolo hacia atrás y fue por su cámara.

Las personas ya se movían de un lado a otro, entre ellas, visualizó Sujong hablando con dos cámaras que acompañarían a Hoseok. La chica les indicaba los planos que quería, debía escuchar atento a las indicaciones por lo que no tardó en llegar a su lado e integrarse en el grupo.

 

—Hoseok, acércate. –dijo la regidora. —Estamos repasando las escenas y movimientos de cámara que haréis. –dijo mientras pasaba el dedo índice por una línea de frases apuntadas a mano en aquella hoja fina y a penas arrugada, deteniéndose en su nombre. —Bien, Hoseok harás los movimientos de panorámica vertical, los de rotación y, por último, cámara en mano ya que tienes un buen pulso, ¿entendido? –dictó mirándole a los ojos mientras le apuntaba con el dedo.

 

—Entendido.

 

Sujong dio unos cuantos aplausos como forma de aviso de que pronto iba a comenzar el rodaje. Hoseok estaba preparado y a la vez no, era consciente de la base de su trabajo —simple sexo desenfrenado—, pero al tiempo, avergonzado pues no había conseguido ese semblante frio y concentrado que todos los camarógrafos poseían ante este tipo de escenas. Ellos ya estaban acostumbrados a ello, pero Hoseok, aun con su maestría en el mundo audiovisual, portaba esa timidez que inconscientemente mostraba en sus mejillas o en el cuerpo. Los constantes gemidos simulados, las tomas tan específicas, los orgasmos y las miradas de los actores en el visor de su cámara todavía le imponía, pero era sensato y sabía que podía conseguirlo, por lo menos antes de que se acabara su contrato.

El actor, que interpretaría a un cansado estudiante que llegaba a casa tras un duro día de colegio, estaría acompañado de una actriz cuyo papel constaba de la madre del chico. Un claro ejemplo de incesto en todo en su esplendor, algo que Hoseok rechazaba, pero que muchas personas, ciudadanos y extranjeros se excitaban ante el visionado de estos.

Minwoo empezó a darle, como siempre, unas pocas instrucciones de los planos que ya conocía el camarógrafo. Hoseok junto al equipo personalizado para este tipo de movimientos de cámara, grababa las escenas con pasos certeros y sangre fría. Tanto desde cerca como alejándose poco a poco, se movía hacia un lado para captar el encuentro de los personajes y después un plano fijo hacia el chico que recitaba su papel a la perfección. Lo hacían realmente bien para ser actores de ese mundo que Hoseok se sorprendió, pues ellos mismos podían dedicarse a la actuación sin tener que hacer ese tipo de cosas.

 

—Plano veinte, cámara uno. Ve realizando el plano veintiuno, cámara tres. —. Escuchaba a Minwoo mandar, atento a los movimientos de los personajes quienes ya comenzaban a quitarse la ropa. —Bien, cámara dos avanza hacia los actores y plano veinticuatro.

 

Parecía que todo marchaba sobre ruedas. Ante las penetraciones y los encuadres tan específicos, Hoseok conseguía lo que Minwoo, Sujong y entre tantos deseaban. En ese entonces, la actriz permanecía sobre la encimera con las piernas abiertas mientras que el chico lamía con lentitud la entrepierna ajena, instante que Hoseok grabó con la máxima concentración posible. Desviaba la mirada de vez en cuando por vergüenza, pero en otras ocasiones luchaba contra su timidez y esos impulsos que desataban sus deseos más internos al ver la escena en directo algo muy distinto a apreciarlo tras una pantalla.

Una hora más tarde y aún cansado por el esfuerzo realizado, dejó su cámara a un lado para estirarse y relajar esa tensión que sufrían los músculos, luego consiguió coger una botella de agua del catering preparado para los actores y técnicos y bebió como si no hubiera una mañana. Ese frescor que experimentaba a lo largo de su garganta fue realmente agradable, tanto que ni se percató de la llegada de un actor que no deseaba ver en esos momentos.

 

—Jiminnie, ¿ya estás listo? —preguntó Sujong al verle entrar por la puerta.

 

Lo que le faltaba.

 

Jimin vestía un albornoz realmente elegante que mostraba parte de su pecho; su maquillaje cubría las pocas imperfecciones en el rostro del chico, incluso esos hematomas que había visto el día anterior. Parecía que se encontraba mejor o eso creía Hoseok que terminó de beber y comenzar a prepararse para volver a casa tras haber perdido gran parte de su mañana grabando. Dejó de ver al castaño quien hablaba con Sujong sobre su corto que comenzaba en breve e irse del plató rápidamente. Tras pasar por el umbral de la puerta, vio la mirada oscura y felina de Yoongi delante de él logrando que pegara un salto del susto.

 

—Joder. —maldijo al aire. —Me has asustado. —murmuró mirándole intranquilo pues las pintas que llevaba Yoongi en esos momentos podía provocar un paro cardiaco a cualquiera y más si surgía de la nada. No estaba ni siquiera maquillado, ni vestido para un rodaje, al contrario, portaba una gorra oscura, un cubrebocas del mismo tono y una sudadera gris, parecido a una sombra andante que te despojaba el alma con solo una mirada.

Y de repente, las palabras que le dedicó Jimin esa mañana volvieron a su mente, revoloteando su consciencia.

 

Yoongi está corriendo peligro haciendo trabajos sucios para salvarte el culo. ¿No es ya suficiente con lo que está pasando cada día?

 

—Quiero hablar contigo. —murmuró Hoseok. —Creo que lo de ayer no fue algo correcto y…

 

Aunque le molestase que el chico castaño llevase la razón, el estar en la vida de Yoongi perjudicaba su bienestar, no podía aceptar que su vida pendiera de un fino y peligroso hilo por su culpa.

 

—¿Te arrepientes? —inquirió Yoongi serio.

 

—Yoongi, tú… —. Inesperadamente guardó silencio cuando divisó a un par de trabajadores acercarse para entrar en el plató que se encontraba detrás de ellos. —Ven. No podemos hablarlo aquí.

 

Rápidamente, se dirigió hacia una habitación vacía de aquel largo pasillo y entró pensando que Yoongi le seguía, sin embargo, no estaba ahí. Volvió sus pasos visualizando nuevamente el pasillo y algo en su interior se paralizó cuando le vio hablando con Jimin quien se acercó para abrazar al chico. Automáticamente, Hoseok se dio la vuelta posando su espalda en la pared de aquella solitaria habitación. Su mano se cerró en un puño y resoplando por unos segundos, salió con decisión de interrumpir la escena, una decisión que Hoseok nunca pensó en tomar tan precipitadamente, pero el sentimiento de impotencia le estaba llevando a la locura. Cuando dio un paso delante, se encontró a varias personas que iban y venían cargando máquinas y algunos adornos por todo el pasillo, supuso que el siguiente corto estaba a punto de empezar y no quedaba mucho tiempo en tenerlo todo listo. Hoseok se dio cuenta que, con tal revuelo, había perdido de vista a Yoongi y a Jimin. Sus pasos volvieron hacia donde habían cruzado, apenas, unas cuantas palabras de mucho significado, pero ya no estaba.

 

—Hoseok.

 

El aludido se dio la vuelta pensando que dicha voz, apenas perceptible para el resto, pero notable para él, pertenecía a Yoongi, a la persona que necesitaba tanto ver en esos momentos.

 

—Taehyung. —respondió finalmente con cierto tono de desilusión en su voz.

 

El contrario estaba a dos pasos de él con el semblante serio y estático en su sitio, Hoseok percibió tal nerviosismo en el movimiento indeciso de sus manos y mirada perdida que pensó que algo le estaba ocurriendo. No veía al castaño desde el accidente en la caseta de la feria, tampoco tuvieron tiempo de hablar sobre lo ocurrido, ni de los sentimientos de Taehyung ante la acción repentina de llevarse a Hoseok tras el beso que protagonizaron él y Yoongi en medio de la multitud.

 

—Llevo pensando sobre lo de ayer y… —. Se quedó un momento en silencio antes de continuar. —…quiero pedirte perdón por haber actuado de la manera menos correcta.

 

Tarde o temprano sabía que iba a sacar a la luz dicho tema de conversación, a lo que Hoseok suspiró y negó con la cabeza quitándole importancia al asunto. El chico ya tenía demasiada carga y no era adecuado hacerle sentir aún más culpable, no se lo merecía, tampoco había hecho algo tan malo pues Hoseok comprendió que aquellas palabras dedicadas el día de ayer tenían un significado razonable para él.

Taehyung se preocupada por él, sabía lo que le rodeaba a Yoongi, por tanto, temía que su amigo saliera dañado por culpa del actor.

 

—Déjalo en el pasado. No hay nada que perdonar, ni nada por lo que culparte. Hiciste lo que te pareció correcto y puedo comprenderlo.

 

Las palabras de Hoseok inesperadamente se convirtieron en el aliento que anhelaba sentir su corazón. Los minutos de tensión e incertidumbre por no conocer el paradero del moreno el día de ayer, le condujeron en un abismo de pura culpabilidad, abismo que aumentó cuando vio que también había afectado a Yoongi. Fue tan idiota por haberse llevado a Hoseok y, sobre todo, haberle dejado solo. Se arrepentía mucho. Se sentía miserable por haber tomado una decisión egoísta y estúpida, pero ya pasó y así fue.

 

—Hoseok, ¿puedo darte un abrazo?

 

Tal petición, sorprendió al nombrado, ya que nunca le había pedido un abrazo de forma tan directa, pero Hoseok era así y él siempre ofrecía esos gestos de cariño sin pensar en las miradas ajenas o en personas que podían llamarle la atención como en ese momento. Cuando se aproximó a Taehyung y cerró distancias con él, dejando su mentón sobre el hombro contrario, notó que alguien les miraba.

Sujong permanecía cerca de ellos mientras sujetaba una gran carpeta que por un momento pensó que se le iba a resbalar de las manos.

Hoseok se echó hacia atrás por instinto, alejando a Taehyung ensimismado por el alivio que produjo dicho abrazo. Ese esperado momento terminó de una forma tan rápida que no notó cuando se vio despojado de su cercanía, por lo que, le miró con expresión confusa descubriendo que Hoseok no estaba atento a él sino a una persona que se hallaba perdida a lo lejos. Se dio la vuelta, encontrándose con el ceño fruncido de Sujong, bien, ahora entendía la reacción del moreno pues no estaba permitido el contacto íntimo en zonas comunes de la empresa tanto para los trabajadores y actores, una norma tan irónica. Se soltó de él y saludó a su jefa con una firme reverencia basado en los nervios.

 

—P-perdona Sujong. —murmuró Taehyung nervioso.

 

Mientras tanto, Sujong y Hoseok mantenían una silenciosa conversación a través de ese choque de miradas. Ambos recordaban el pacto que hicieron hace unos días, aquel que Hoseok prometió hacer para la fémina por culpa de haber perdido unas horas de grabación por el simple hecho de defenderse ante las duras palabras de Suga. Sujong reveló los sentimientos que escondía por Taehyung y que, si le ayudaba a conquistarlo, podría llegarle a perdonar, a lo que Hoseok aceptó pues no tenía otra escapatoria.

Y ahí se encontraba en esos momentos, sumido en esa mirada totalmente seria de la chica que aún portaba ese ceño fruncido.

 

—Sujong. —habló Hoseok esta vez, adelantándose un paso con seguridad. —Le comentaba que… —. No podía mentir, tampoco tenía una excusa pues ese abrazo solo era un gesto de cariño y apoyo que necesitaba Taehyung, sin embargo, sentía que había faltado a su palabra.  —Me ha surgido algo que… —dijo indeciso y se despidió del castaño con un movimiento de cabeza y de Sujong con una venia respetuosa. —Os dejo solos.

 

Mierda, la cara de Sujong era de puro enfado y necesitaba salir rápido de ese lugar. No obstante, antes de irse por el camino que daba a las escaleras Hoseok notó a Victoria llegar junto a ellos. Rápidamente, los tres chicos hicieron una leve reverencia algo alarmados por verla en ese lugar. Cuando terminaron de saludar, la morena se quitó las grandes gafas de sol y guio sus pupilas hacia el camarógrafo.

 

—Hola chicos, necesito hablar con Hoseok un momento. ¿Puedes acompañarme a mi despacho? —preguntó mirándole directamente a los ojos sin borrar esa sonrisa de sus labios.

 

—C-Claro. —logró musitar Hoseok ya nervioso por las palabras tan repentinas de su jefa.

 

Se despidió de los otros comenzando a separarse del par que impresionados se quedaron viendo cómo el chico y Victoria desaparecían por el ascensor.

Las sorpresas de este tipo agitaban el corazón del moreno pues no sabía a lo que se enfrentaba, si a buenas o malas noticias y eso le dejaba en un estado de incertidumbre que le hacía incluso temblar. Solo le quedaba esperar.

 

 

 

 

 

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—Pasa por aquí. —tendió el brazo guiándole en el interior del despacho.

 

¿Había hecho algo malo? ¿Había hecho mal su trabajo en la grabación de hoy? Sabía que aún le costaba pues eran unos planos muy diferentes a los que estuvo acostumbrado hacer en sus prácticas antes de obtener el título oficial, por lo que, podía aparecer algunos fallos en su forma de ejecutar el trabajo que le pedían. Basado en ese pensamiento, ya se esperaba unas frases en contra de su forma de grabar, imaginándose el ceño fruncido en el rostro perfecto de la morena. Ya sentía ese miedo que una riña le podía provocar.

Pero, al levantar la mirada, se encontró con una persona que no esperaba ni por asomo, verla de pie esbozando una tímida sonrisa de medio lado.

 

—Samantha, ¿recuerdas a Hoseok?

 

Las mejillas de Hoseok se tornaron calientes, logrando que bajara la mirada interrumpiendo ese contacto con el par de orbes de la opuesta. Portaba un vestido claro que le llegaban a poco más de sus rodillas, su cabello ondulado y pelirrojo yacía a un lado de su cuello, de forma elegante y atractiva, algo usual en la actriz que ahora se acercaba para saludar amablemente al chico inmóvil.

 

—¡Cuánto tiempo! —dijo antes de darle un buen abrazo sorprendiendo al ajeno, pero no a Victoria pues ya sabía de la relación que tenían ambos desde que lo descubrió en la última fiesta de la empresa. —¿Has estado bien, oppa?

 

Cierto, Samantha era menor que él y ya no debía sorprenderse por el uso del apelativo.

 

—Bien, chicos. Samantha ha venido a mi despacho para resolver unos asuntos y he aprovechado a juntaros por petición de ella con el fin de recordaros sobre la grabación especial que tendréis esta noche para un cliente acomodado. —informó mientras tomaba asiento en su gran sillón de cuero.

 

—¿Cliente acomodado? No sabía sobre que tenía otra grabación esta noche.

 

—Por lo que sé, hemos informado con anterioridad a los trabajadores vía email y agendas específicas, pero tu incorporación fue de última hora. ¿Estás seguro que no te ha llegado nada?

 

—No estoy seguro, pero estos días estuve pendiente de asuntos familiares y… más lo de la tragedia de ayer. Perdona, no volverá a pasar.

 

—Es una lástima lo que ocurrió ayer, pero estate más atento, Hoseok.

 

—¡Vic! —regañó la pelirroja con el ceño fruncido. —No seas tan dura con oppa. —se giró hacia Hoseok para darle un poco de apoyo transmitido en una sutil caricia en su hombro. —Sé que trabaja muy bien y te ha dado demasiado material bueno para postproducción.

 

—Lo sé, pero no dejaré de ser estricta con mi trabajo.

 

—N-no me importa, Victoria. ¿En qué consiste la grabación de hoy?

 

—Se trata de una fiesta privada para el hijo del cliente organizado por una empresa importante y de la cual mantengo buen contacto con esta. No nos favorece que se cometa algún error. Necesito que hagáis un buen trabajo juntos pues seréis los únicos que estaréis en el escenario.

 

—Espera, ¿escenario?

 

Victoria suspiró y explicó más tranquila siendo observada por ambos trabajadores.

 

—Samantha decidió que fueras tú el camarógrafo principal de esta grabación. —. Tras confesar los deseos de la ajena, Hoseok la observó sorprendido pues no se esperaba que haya sido una decisión personal, a lo que obtuvo una sincera sonrisa. — Tu compañía le hace sentirse más cómoda y, por tanto, realizará mejor su trabajo. Eso nos ayuda a tener buenas opiniones y resultados, ¿no es así? No me he negado pues, además de que es una buena amiga, tú eres de los mejores que ha estado aquí. Te abonaremos lo justo.

 

—¿De qué trata la grabación de hoy?

 

Sin explicación, Hoseok comenzó a temer la respuesta de Victoria.

 

—Tal como he dicho anteriormente, trata de una fiesta privada, una despedida de soltero, informalmente hablando. Nuestro cliente ha solicitado los servicios de Samantha para salir al escenario y ejercer su trabajo con cada uno de los amigos del próximo novio, inclusive este mismo.

 

—¿D-Delante de todos? ¿En qué consiste su trabajo?

 

—Tú solo encárgate de grabarlo todo a la máxima perfección. Dispondremos de varias pantallas por toda la sala, por tanto, todos serán testigo de tu trabajo en escena.

 

—Ah, ¡oppa! ¡No debes preocuparte de lo que me toque hacer! ¡Debes pensar que es nuestro primer trabajo juntos! —dijo la pelirroja mientras se colgaba del brazo de Hoseok totalmente ilusionada. —¡Gracias a Vic estaremos juntos en un escenario! ¿No te parece estupendo?

 

—S-sí. —tartamudeó y asintió tras unos segundos de asimilar la noticia. —¡Claro! Nos lo pasaremos bien.

 

—Bien, pues dicho esto —. La morena se levantó y fue hacia la puerta de su despacho para empezar a abrirla. —Ya podéis marchar, tengo mucho trabajo que hacer. —dijo secamente.

 

—¡Vamos, oppa!

 

—¿Eh?

 

No podía digerir tan fácilmente los pocos detalles que le había dado su jefa, ni siquiera asimilaba las labores de su peculiar oficio y ya, en un abrir y cerrar de ojos, se encontraba en alguna actividad que parecían formar parte de un placentero sueño. Sintió la presión que efectuaban las manos de Samantha sobre sus hombros dirigiéndole fuera del despacho mientras intercalaba algunas palabras de ánimo con Victoria e incluso un beso en su mejilla.

 

—¿No te parece que Vic es muy buena? Aparenta ser una persona realmente fría, pero en verdad es como… como… un algodón de azúcar. ¡Sí! ¡Tan dulce! —soltó eufórica mientras se abrazaba un poco más a sus hombros sin percibir las miradas de algunos trabajadores que recaían en ellos incrédulos.

 

“Algodón de azúcar”

 

—¿Qué tal si vamos a comer algo juntos? Podemos permitirnos esa cita que hablamos hace una semana. —continuó caminando abrazada a él.

 

De repente, tras sus palabras, Hoseok recordó la comida que tenía con Yoongi y Jiwoo esa tarde. No obstante, las ganas de aparentar ser la pareja perfecta ante la mirada crítica de su hermana, eran mínimas en demasía. Fácilmente iba a notar el humor de Hoseok y con ello la fina y frágil línea de descubrir la verdad se haría cada vez más pequeña hasta el punto de romperse y provocar el mismo caos. Decidió no acudir.

 

—Ah, emm. Vale. Podemos ir comer algo antes de prepararnos. —dijo al tiempo que sacaba su teléfono y abría la conversación que mantenía con Jiwoo mediante SMS.

 

“No puedo estar para la comida, noona. Tengo que hacerme cargo de algunos asuntos aquí. Lo siento.”

 

  Escribió antes de enviar el mensaje.

 

—¿Seguro? ¡Tengo el coche en el parking! —exclamó la fémina, cogiéndole esta vez de su muñeca para dirigirse al ascensor.

 

—Samantha, no creo que sea el momento indicado para salir juntos ahora, podemos encontrarnos en… —. Intentó liberarse de su presión, pero la chica se enredó un poco más quedando totalmente cogida a su mano.

 

Hoseok no pudo negarse pues no deseaba interrumpir la actitud tan positiva de la chica que ya le llevaba hacia el parking. Asintió con una media sonrisa, sin hacer mucho caso a su consciencia que le decía continuamente sobre lo que era correcto o no de hacer. Mientras Samantha presionaba el botón para llamar al ascensor, Jimin y Yoongi aparecieron detrás de ellos platicando de algún tema referido a la grabación que acababa de concluir.

 

—¿Ese no es Hoseok? —señaló Jimin al nombrado que permanecía de espaldas a ellos sin dejar de sonreír débil a la chica que esperaba también con él aún unidos de las manos.

 

Yoongi paró en seco al visualizar la cabellera morena del camarógrafo. Y de repente, su teléfono sonó con un mensaje nuevo que había llegado en esos momentos.

 

“Yoongi-ssi. Hobi me ha comentado que no podrá ir a nuestra comida porque le han surgido unos asuntos de importancia en la universidad. Perdona p...”

 

Dejó de leer al elevar la mirada y volver a ver al susodicho entrar en ese ascensor.

 

«Asuntos de la universidad, mis cojones» pensó.

 

Nuevamente había mentido.

 

El par de orbes ajenos, aquellos que por fin recayeron en su persona, se abrieron lentamente al notar que este le observaba con el móvil en la mano, manteniendo una mirada de puro enfado.

Hoseok comprendió todo de inmediato, cómo su cuartada había quedado descubierta por la persona que no merecía estar ahí, viendo cómo escapaba agarrado a esa chica que bien conocía.

Al instante, las puertas del ascensor se cerraron dejando a ambos con un incómodo nudo en la garganta.

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Continuará…

 

Notas finales:

Lo sé, soy un desastre. ¡Merezco vuestro enfado! Después de tanto tiempo vuelvo con este capítulo tan simple, pero la chicha (o eso espero) está en el siguiente que lo subiré mañana o pasado ya que lo tengo escrito, preparado y editado.

  ¡Nos vemos!   B.

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