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Algodón de Azúcar (YoonSeok) por Futuristic lover

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Capítulo 4

 

 

 

 

No vio más que la puerta cerrarse después de ver cómo Yoongi fue empujado al interior. Cerró los ojos, pensando que al abrirlos todo se trataría de un sueño, pero falló. No se dignó a levantarse, no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo, sólo se quedó intacto en su sitio sin quitar la vista de aquella puerta de metal donde antes había cruzado miradas con Yoongi.

Pasaron quince, veinte, cuarenta minutos y éste no salía. Deseaba que la figura delgada del pelirosa se presentara por esa puerta, encontrarse con él, acompañarle a casa y protegerle de su atacante.

 

 

Pero no apareció y derrotado, volvió a casa.

 

 

<<<. . .>>>

 

 

 

Dejó las llaves en la cómoda de la entrada, reemplazó sus zapatos por las zapatillas de casa y se dirigió a la cocina pequeña para coger de la nevera una lata de cerveza, único alimento que poseía. Olvidó su objetivo principal después de encontrarse con Yoongi; hacer la compra.

Encendió la televisión y comenzó a beber mientras ojeaba los distintos canales que se manifestaban en la caja tonta. Nada de su interés.

Divisó la carpeta que yacía sobre la mesa, aquella que Sujong se había encargado personalmente de entregársela ayer. En el estaban los guiones y calendario correspondiente al mes. Lo cogió y les echó una ojeada rápida. Buscó la fecha de mañana, al encontrarla se dio cuenta que volvería a grabar junto a Yoongi. Ojeó el guión técnico y descubrió que sería el cámara dos, encargado de los primeros y medios planos de Yoongi, por lo tanto, supo que otro cámara estaría en el plató.

Hoseok esperó impaciente la mañana siguiente. Acabó dormido en el sofá sin apagar la televisión. Cuando despertó y vislumbró la luz del día colarse por la única ventana que tenía el salón, corrió a prepararse y una vez vestido correctamente se dirigió al estudio correspondiente. Cada paso que daba, incrementaba el nerviosismo por ver nuevamente a Yoongi y buscar respuestas. Al cabo de unos minutos, llegó al estudio, subió las escaleras desesperado en llegar cuanto antes, ignorando la tardanza del ascensor. Se desplazó hacia el plató número uno, abrió la puerta y descubrió unos cuantos técnicos que modificaban minuciosamente el set, las luces, y montaje general. Buscó por todo el lugar a Yoongi, encontrándose por el camino a Sujong que, por primera vez, le dedicaba un saludo e indicaba sus planos y cámara que iba a utilizar, además que le proporcionó una información que en ese momento ansiaba tanto saber.

 

El paradero de Yoongi.

 

 

—Los actores están en el set de maquillaje, tenemos treinta minutos para terminar la preparación.

—Claro.

—Puedes a montar la cámara y no te olvides de las indicaciones de Minwoo. ¿Sabes que tus planos son cámara en mano, ¿no? Recuérdalo.

—Sí.

 

Hoseok se asentó en el lugar donde debía estar su cámara. Con una rapidez nunca antes vista, montó el aparato y una vez hecho, modificó algunas características del encuadre. Gracias a Sujong, supo que Yoongi estaba en maquillaje y por tanto intuyó que se encontraba en una habitación cerca del plató. A continuación, avisó a Sujong de su salida por unos minutos.

Cuando cerró la puerta del estudio, y divisó el largo pasillo a sus pies, emprendió su búsqueda en las habitaciones cercanas a este. Se acercó sigilosamente a la primera puerta, no escuchaba ruido y parecía que estaba vacía, así pues, no tardó en excluirlo. Continuó por otra habitación que se encontraba entreabierta, echó una ojeada rápida logrando ver cómo algunos técnicos ponían en común ciertas cosas.

Continuó por el pasillo, puerta a puerta, buscando una cabecera rosa. Nada. Visualizaba las habitaciones que se encontraban algo abiertas y otras las abría por sí mismo sin dejar de ser sigiloso. En una de estas, encontró a una persona que coincidía con los rasgos de Yoongi. No pudo apreciar su rostro porque la peluquera que se hallaba arreglando algunos mechones de la coronilla, le impedía distinguir el rostro del extraño. Antes de ser interrumpido, por una persona dentro de la habitación, obligándole a salir de ahí, se dio cuenta que los mechones que retocaba la peluquera eran oscuros y no rosas. El cabello en sí, era de un color completamente negro e intenso.

 

—Perdona, usted no puede estar aquí. Márchese, por favor.

—¡Ah! ¡Lo siento! Pensé que esto era el baño. —sonrió nervioso.

 

Cuando vio por última vez a la persona con cabellera negra, se dio cuenta que pertenecía al individuo que tanto buscaba. Cruzaron miradas antes de ver cómo la puerta se cerraba delante de sus ojos.

Yoongi estaba moreno. Se había teñido el cabello y parecía que no estaba del todo bien o eso era lo que aparentaba esa mirada fría y sin vida que antes le había dedicado. De por sí, era una persona indiferente, pero ese día...

 

...no era él.

 

Aunque no alcanzó a ver su condición, supo que en unos minutos lo iba a descubrir.

Y así fue. Cuando Minwoo le indicó la posición donde debía estar y los zooms que debía hacer, su nerviosismo aumentaba con cada segundo que pasaba. El sudor de sus manos y los fuertes latidos de su corazón eran la prueba perfecta de su estado actual. Deseaba ver al, ahora ya, moreno. No podía creer ese cambio de color repentino. ¿A qué fue? ¿Por qué?

Hizo las últimas pruebas con la cámara, su compañero, que permanecía en la otra plaza, también se hallaba haciendo las últimas pruebas. Todos se encontraban ya preparados. Hoseok quería que Sujong diera la señal para empezar la grabación cuanto antes. Ansiaba ver a Yoongi, ver su estado, si él estaba físicamente bien, que la mirada de antes sólo fue producto de su imaginación y que lo ocurrido el día anterior no se trataba de nada grave. Deseaba todo a la vez, su interior era un volcán a punto de explotar, sus sentimientos hechos en un cúmulo parecidos a la espera de los resultados finales académicos, al momento antes de descubrir tus sospechas, el nerviosismo, la ansiedad igual al terror que recorría en sus venas. Todo lo experimentaba en un segundo, todo lo experimentaba en ese momento frente al visualizador de la cámara, mientras sentía cómo la cámara, que yacía en su hombro, se le escurría por momentos debido a sus manos sudorosas y temblorosas. Suspiró y se concentró. Debía mantener la mente en blanco, no pensar y ser profesional.

—¡Prevenidos, grabando...!

Hoseok presionó el botón de grabar mientras, sin quitar el ojo del visor, esperó impaciente a la señal.

—¡…acción!

 

Entonces, sucedió.

 

Empezó a escuchar las indicaciones de Minwoo que le daba a su compañero, el cámara uno. A Hoseok no le decía nada ya que el actor aún no aparecía. Tuvo algo de tiempo para tranquilizarse, sólo unos segundos antes de ver cómo el chico entraba en la escena.

 

Hoseok se quedó íntegramente asombrado.

 

 

—Sabes que no podemos ser amantes, profesor Kim.

Yoongi se mostró con el uniforme de colegio. Chaqueta azul marino con la insignia, que respondía al nombre Park Senji colocado a un lado de su pecho. Tenía una camisa blanca con los primeros botones desabrochados, la corbata mal puesta y pantalones del mismo color de la chaqueta. Su cabello totalmente negro, algo despeinado. Sus ojos maquillados con algunas sombras y eyeliner. Llevaba lentillas grises y sus labios rosados. Nunca lo había visto así, nunca pensaba verlo con uniforme de preparatoria, vestido de un chiquillo que aparentaba cinco años menor al real. Un imposible.

 

Hoseok se quedó totalmente hechizado por Yoongi.

 

—Primer plano de Suga, cámara dos —saltó Minwoo despertándole de la ensoñación.

Hoseok al centrar el plano en Yoongi, empezó su estudio minucioso del estado en el que se encontraba el moreno. Aparentaba estar en buenas condiciones, apenas resaltaban sus ojeras, y parecía no poseer ningún golpe o algo sospechoso producto de alguna disputa de ayer. Hoseok se quedó algo más tranquilo, aunque no bien del todo.

Se acercó al actor, adelantando dos pasos cortos, y abrió el plano. Yoongi volvió a hablar después de que su compañero, que nunca antes había visto, terminaba de acomodarse en la cama.

—Tengo que llegar a casa temprano, profesor. Necesito aprender rápido la lección de hoy.

El sentimiento con el que lo dijo, el tono de voz, su rostro, reflejaba como la misma conmoción de un convicto sentenciado a la pena de muerte. Su voz no poseía cierto entusiasmo, su mirada era vacía, y escasamente mostraba carisma en su cuerpo. No era él. Yoongi siempre expresaba esa esencia al actuar. Un personaje satisfecho, elegante y sensual.

—Mañana tienes un examen, repasaremos la lección de ayer, Senji.

—Sí, profesor.

De repente, cogió a Yoongi por los hombros y lo echó algo violento contra la cama. Empezaron a besarse eufóricamente, a la vez que el coprotagonista le tocaba la cintura por debajo de la camisa. Con la otra mano tiró de la corbata del menor y enterró sus labios en el cuello níveo de Yoongi. Éste soltó un grave gemido totalmente sobreactuado. Cerraba los ojos con fuerza y sus labios se tornaron en una línea fina.

Hoseok se movió junto con la cámara a un lado de la cama cuidadosamente para grabar el plano estudiado, visualizando sólo a Yoongi recostado mientras su compañero le desabrochaba uno a uno los botones transparentes sin detener los besos que repartía por la clavícula.

Esa escena no le pareció nada excitante puesto que era consciente que al moreno le ocurría algo y no era él mismo. Cuando cruzó la mirada con él, fijándose totalmente en su cámara, Hoseok concibió un sentimiento agridulce en aquellos ojos grises. Yoongi abrió la boca, se introdujo un par de dedos en la cavidad caliente, y posteriormente, comenzó a jugar con la lengua. Realizaba cualquier acto totalmente erótico con el fin de poseer y fascinar al espectador, pero que en Hoseok no influyó tal objetivo. Estaría muy excitado si se tratara de una persona ajena al tema.

No tardó en hacer planos más atractivos en el que el público no perdiera la emoción, que en ese entonces no veía en Yoongi, pero que ellos sí debían experimentar.

Le dolía, le dolía ver así al actor. Le preocupaba si su estado realmente estuviera mal, que en este caso sospechaba que sí o eso presentía su corazón. Esos ojos sin brillo, mirada perdida, muecas de dolor cuando el coprotagonista introdujo un par de dedos en su interior, esa sensación de incomodidad por primera vez vista. No era común, nada normal esa actitud, y nadie se daba cuenta, ni siquiera las personas que más tiempo han trabajado junto a Yoongi. Parecía que todo marchaba sobre ruedas.

Y en ese entonces, comenzó el rodaje del sexo desenfrenado. Minwoo le indicó algunos planos detalles en las zonas donde Yoongi era penetrado, o su coprotagonista jugaba con él o simplemente las caras de satisfacción que debía tener el moreno.

Hoseok no deseaba grabar aquello, pero no tuvo de otra que continuar con la grabación. Si se negaba, le podrían despedir.

Tragó saliva cuando el chico hundió sus dedos en las caderas de Yoongi; que ya se encontraba sin camiseta, pero con los pantalones y corbata colocados; provocando que gimiera de dolor. Hoseok vio que la mueca de Yoongi no era, en absoluto, una de placer. Aquello hizo saltar la alarma en él y en su coprotagonista que deshizo el agarre para decir unas cuantas groserías y tocar por otra parte. Ambos se habían dado cuenta de la zona herida.

Parecía que no había hematomas en esa zona de la cadera, pero si Yoongi acabó quejándose era porque en realidad lo había. Algo malo estaba pasando y no le daba buena espina.

Minwoo ordenó más planos de los cuales Hoseok se encargaba de realizar, pero totalmente ido. Tuvo que llevarse alguna regañina por parte de él, nada grave. Siguió con la cámara a la zona donde el rostro del actor yacía bocarriba en la cama, sobre él, el coprotagonista se posicionó para la próxima penetración anal. Yoongi gemía sin control, y su compañero con él. Estaban a punto de realizar el último acto de la grabación.

Hoseok deseaba mirar hacia otro lado, sus ansias de salir corriendo incrementaba junto a sus ganas de vomitar. Por primera vez, iba a experimentar un acto sexual no consentido al cien por ciento. Aquello produciría en Hoseok la rabia e impotencia que nacía en su interior. No deseaba verlo, quería escapar con Yoongi y de ese mundo, que, a sus ojos, era bastante superficial.

—Hoseok, muévete al perfil y saca un plano detalle de la penetración.

 

No.

 

En un breve instante, Hoseok notó ese miedo en la mirada que, extrañamente, le estaba dedicando Yoongi. Creyó que era imaginación suya ver el miedo y temor en esos ojos que sólo reposaban en su persona. Era consciente de que él no era así en actos de ese tipo, convirtiéndose en una víctima, pero Yoongi le estaba advirtiendo que no deseaba aquello. Sabía que el actor era profesional y no un chico asustado a punto de ser profanado por un chico desconocido.

—Aquí vamos, señorito Park.

—¡Mier...!

Grabó la escena que le produjo cierta arcada importante. No quería hacer un primer plano de Yoongi. Hoseok no quería ver la cara de dolor, el sentimiento de culpa y disgusto del chico. Quería vomitar, correr de ahí y no volver jamás.

Experimentaba cierto malestar, sus piernas temblaban, sus manos sudaban, su corazón a punto de salirse del pecho y él seguía perdido en los sentimientos agridulces que le transmitía el actor.

—Primer plano de Suga, Hoseok.

Tardó en hacerlo, pues el temor de descubrir sus facciones aumentaba, se desplazó lejos y abrió plano a Yoongi. El rostro del actor estaba bañado de sudor, sus ojos yacían cerrados con fuerza, su boca abierta mostrando sus dientes cerrados con las encías completamente descubiertas.

Las embestidas incrementaron, el coprotagonista apoyó ambas manos en las caderas del menor, sin importar el dolor que le había causado anteriormente y que fue testigo de ello. Con ayuda de estas se impulsó fácilmente en su interior para volver a salir y así continuamente. Hoseok creía que iba a llorar de dolor, le dolía. Nadie hacía nada por él. ¿Tan tontos son para no darse cuenta de aquello? ¿Nadie podía detener la grabación? ¿Ninguno dejaba de lado el estúpido corto y miraba por el actor que en ese momento necesitaba ayuda?

A Yoongi le dolía la serie de penetraciones, nada bueno en él. Algo estaba pasando, algo había pasado ayer, algo le hicieron y Hoseok era testigo de las consecuencias que vivía.

Yoongi enterró parte del rostro en la cama, escondiendo la lágrima que se asomaba en sus pestañas.

Su compañero acabó en la media cara del otro, llegando al orgasmo inmediatamente.

—Primer plano de Suga, cámara uno. —dictó Minwoo.

 

 

<<<. . .>>>

 

 

—Espero que saques buenas notas, alumno.

—S....sí. Lo in...tentaré.

 

<<<. . .>>>

 

 

 

—Buen trabajo. Hemos terminado.

 

Las palabras de Minwoo a través de los cascos eran lo único que quería y ansiaba escuchar Hoseok. Éste no tardó en quitarse los audífonos e ir hacia Yoongi que yacía colocándose el albornoz y cruzar algunas palabras con otro compañero, pero no llegó a su objetivo, puesto que, Sujong lo llevó a un lugar privado para darle las felicitaciones por las tomas por parte del equipo de control. Hoseok agradeció y entabló una plática que no pudo evitar.

Cuando terminó y volteó para encontrarse con la ausencia de Yoongi, salió rápidamente del plató para el estudio de maquillaje donde antes lo encontró.

Necesitaba hablar con él.

Corrió hacia la sala, evitando los saludos de sus compañeros por el buen trabajo realizado. Al entrar, se encontró a los maquilladores y peluqueros recogiendo sus pertenencias. Dio un puñetazo en la puerta maldiciendo su mala suerte, preguntó por Suga y nadie pudo indicarle su paradero. La desesperación en sí mismo llegaba a unos límites nunca visto, jamás se había preocupado tanto en encontrar a una persona. Soportó tal presión en el pecho que sintió llorar.

¿Estaría en algún lugar autolastimándose? ¿Curándose? ¿Llorando? Yoongi desde que le conoce no ha llorado nunca y en la grabación fue la primera vez que lo hizo. ¿Estaría ahora desahogándose? ¿Pero dónde?

¿Iba de camino al local de ayer?

 

Mierda.

 

Hoseok corrió hacia el portal, una vez bajado al primer piso, descendió de dos en dos las escaleras saltándose a su paso algunos cuantos escalones más. Atormentado, se dirigió al portón y, al salir por fin a la calle y respirar aire totalmente puro, emprendió su camino hacia el local. Sus puños estaban fuertemente cerrados, cuyos nudillos ya blancos y las venas de los brazos más notorios, estaba en vilo y sólo necesitaba encontrar a una persona. No debería estar muy lejos, ya que, no había pasado tanto tiempo desde que finalizó el rodaje.

Cuando dio media vuelta para buscar en la zona más cercana al portal, se encontró una cabellera oscura agachada en un callejón olvidado de la calle donde se localizaba.

 

Estaba ahí y vomitaba.

 

Hoseok se acercó rápidamente a la zona donde se ubicaba Yoongi débil y recuperándose de las fuertes arcadas que estaba teniendo. Cuando llegó hasta a él, colocó su brazo sobre la espalda del chico, lo levantó y lo llevó a una zona algo más higiénica. Yoongi, en cambio, le apartó de un manotazo y acabó empujándole enojado.

—¡Suéltame, imbécil!

—¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

—Vete. —apoyó su cabeza sobre la sucia pared. Hoseok veía el hilillo de saliva que salía por su boca.

—No. Déjame acompañarte a casa.

—Nadie te ha pedido nada. Vete a la mierda y déjame en paz.

 

Yoongi empezó a caminar fuera del callejón tambaleándose y encogido. Hoseok no dijo nada simplemente siguió sus pasos. Se dio cuenta que el otro además de ser tozudo, no era el mejor momento para interrogarle y molestarle con una infinidad de preguntas que claramente no iba a obtener las respuestas en el tiempo que deseaba. Tranquilo y paciente, esperó a que el propio Yoongi le relatase del tema.

No quería que éste acabara en el mismo sitio de ayer, no se podía imaginar de las cosas que habrá podido vivir. Debía evitarlo, debía velar por el bienestar del chico.

Yoongi se balanceaba continuamente, cabizbajo caminaba hacia un lugar que el testigo pensó que no llevaba a nada. Sólo caminaba lentamente. Paso a paso, Hoseok le seguía la pista detrás de él. Yoongi era consciente que no se encontraba solo, pero no le importaba ya que no le estaban molestando.

Uno necesitaba despejarse, el otro saber, con sus propios ojos, que llegaba sano y salvo a casa. Andaban hacia el mismo camino, en silencio y pausadamente.

Hoseok recordó la noche que caminaron juntos de la misma forma. De noche, dos desconocidos, que anteriormente habían discutido mediante golpes por parte del otro, caminaban con dos copas de más. Hoseok que se mofaba del pseudónimo que había creado para el pelirosa; Algodón de Azúcar. Y Yoongi, intentaba calmar los nervios para no darle otro puñetazo.

Esa noche se hicieron uno, tuvieron sexo consentido, nadie sabía del otro: de sus profesiones, nombres, años, gustos, nada. Sólo pasaron una noche en donde ambos llegaron al clímax junto y gozaron del placer que experimentaban en cada poro de su piel. Tuvieron un corto momento en el que el paso lento del tiempo era necesario.

Y ahora se encontraban ahí. Hoseok caminaba detrás de un Yoongi perdido sin saber a dónde se dirigían sus pasos. Desde esa noche todo, absolutamente todo, había cambiado. No fueron conscientes de lo que se venía después de esa noche tan destacable, ni de que volverían a encontrarse de la misma manera, pero en otras condiciones que nunca habrían imaginado.

Al cabo de unos minutos, Yoongi terminó por sentarse en el césped del parque junto al río Han. Mantuvo la mirada en el horizonte por más de cinco minutos, en silencio y totalmente evadido. Parecía más tranquilo, su semblante más sereno y Hoseok más aliviado que desapareció del lugar de repente, dejando a Yoongi completamente solo. Éste, en cambio, ni se inmutó de la ausencia del otro. Nadie le molestaba, nadie interrumpía sus pensamientos y eso le hizo pensar que estaba solo hasta que, en un par de minutos, tal afirmación fue rechazada al ver una lata de cerveza agitándose delante de sus ojos. Yoongi no se percató cuando Hoseok hizo acto de aparición, pero al ver cómo el moreno se colocó delante de él, en cunclillas, mientras agitaba las dos latas regalándole una sonrisa honesta, acabó dándose cuenta de la presencia molesta de Hoseok. Por fin.

—¡Cógela! —gritó mientras se la lanzaba a Yoongi.

—¡Eh! —la recibió como acto reflejo.

—Tómatela así quitas esa cara de imbécil. —sonrió Hoseok, enseñando sus blancos y brillantes dientes.

—Aparta.

Yoongi le empujó aun sujetando la lata de cerveza, al rato la abrió y le dio un sorbo. Hoseok no dejó de sonreír debido a que Yoongi, por fin, colaboraba. Terminó por abrir la lata y dar un largo trago, siguiendo a su acompañante.

No llevaron la cuenta de los minutos que habían pasado en silencio antes de que Hoseok retomara la conversación.

—Cuando llegué a Seúl sentí pánico de lo que podía pasar al día siguiente. Si era capaz de sobrevivir otro día más, si podía ser más fuerte de lo que fui en ese día que estaba a punto de acabar. —dijo mientras contemplaba el horizonte del río, a cambio recibió el silencio sepulcro del otro.

—Me encontraba solo, mi familia no me acompañaba, tampoco lo necesitaba. En los momentos que más solo y nostálgico estaba, salía de casa y caminaba sin miedo a perderme. Siempre acababa en el mismo sitio. Junto al río Han. La paz que recibía estando unos segundos, minutos y horas era inexplicable. Una libertad armoniosa donde, aunque pareciera una tontería, me sentía menos solo. Estoy seguro que después de todo lo ocurrido has venido aquí, inconscientemente, para sentir la tranquilidad y dejar la mente en blanco. ¿Verdad?

Yoongi no contestó, sólo se dedicó a visualizar la naturaleza que se exponía ante sus ojos.

—A veces somos muy parecidos. —confesó Hoseok acompañado de una leve sonrisa. —No sé qué podría haber pasado ayer, pero cada vez estoy más seguro que lo que vi no era un sueño. Habrá sido difícil llevarlo tú solo, ¿verdad?

—...

—Quería sacarte de ahí, pero mi cuerpo no respondía. Suelo quedarme tan sorprendido en esas situaciones, ya que el miedo invade todo mi ser. Cuando era pequeño me pasó lo mismo al ser testigo de una paliza de unos niños, del colegio a donde iba, le daban a un perro. Tenía mucho miedo y no paraba de llorar, quería correr hacia el perrito y protegerle. Mi hermana me calmó ese día, pero el recuerdo consiguió permanecer siempre. Cuando te vi, ese recuerdo volvió a mí y no pude hacer nada.

—¿Qué hacías ayer ahí? —preguntó Yoongi.

—Casualidad.

—No vuelvas a aparecer por ese lugar. Es peligroso.

—Tú tampoco deberías estar ahí. —lo miró preocupado.

—Eso es asunto mío.

—Deberías ser más cuidadoso.

Yoongi le ignoró, tomó el último trago de su cerveza tirando la lata a unos metros lejos de ellos. Cuando se dispuso a levantarse, un fuerte pinchazo en la cadera le hizo volver a sentarse. No se quejó, pero su rostro se tornó a uno más serio y de completo dolor.

—Mierda. —susurró

Hoseok al notar su quejido no tardó en levantarse y ayudar a sentarse. Recordó que en la grabación Yoongi se quejaba de la cadera y aunque Hoseok no vio ningún hematoma, supo que algo grave le ocurría al chico. Dicho pensamiento fue confirmado inmediatamente.

—Hey hey. ¿Estás bien? —colocó su mano en el hombro del otro.

—Suéltame. —Yoongi se apartó rápidamente.

—No, te ocurre algo. Lo noté en la grabación. ¿Yoongi te duele la cadera? ¿Es eso?

—No es asunto tuyo. —intentó levantarse, pero falló.

Hoseok perdió la paciencia y sin consentimiento del moreno, le levantó la camiseta y observó que lo que antes parecía no tener nada, en ese momento yacía un gran hematoma cuyo color se tornaba al verde oscuro. Yoongi utilizó maquillaje sobre la zona afectada para no levantar ninguna sospecha.

—Mierda, imbécil. ¿Qué mierda es eso? —Hoseok rozó la zona con las yemas de los dedos. —¿Quién mierda te ha hecho eso? ¿Fue el estúpido de ayer?

—No te acerques, joder. —quitó la mano de Hoseok de un guantazo. —No te metas en mis asun...

...y desapareció. Yoongi no pudo terminar la frase, ya que notó la ausencia repentina del ajeno. Cuando se dio la vuelta para buscarle, lo visualizó a lo lejos corriendo sin pudor hacia algún lugar. Yoongi suspiró extrañado por la actitud inusual de Hoseok. Con algo de paciencia se levantó y al cabo de unos segundos ya emprendía camino a su casa.

Agradeció estar nuevamente solo, necesitaba dejar su mente en blanco.

Cuando intentaba caminar más deprisa, su cadera se quejaba a cada paso que daba.

Finalmente, terminó por descansar recostándose en un árbol. Su respiración se convirtió en una más severa y necesitaba ir al hospital cuanto antes. Bajó la cabeza y cerró los ojos. Nuevamente los pinchazos volvían y su dolor incrementaba. Al abrir los ojos, se llevó un susto al ver una bolsa de la farmacia cerca de su rostro. Levantó la cabeza encontrándose con la presencia de Hoseok que no perdía la sonrisa.

 

Maldito imbecil, pensó Yoongi.

 

—Por un momento te perdí de vista, aunque sabía que no me ibas a esperar en el parque, pero no sabía que habías caminado tan rápido. ¡No debes esforzarte, mamón!

—Cállate.

—Ven, te pondré la medicina.

—Te dije que no me tocaras.

—Eso significa gracias, ¿cierto? —sonrió. Hoseok le cogió de los hombros, embistió a Yoongi contra el árbol, y se acercó a las caderas para levantar la camiseta. —Voy a ponerte la medicina, he dicho. 

—¡Eh! Suél...¡MIERDA! ¡Ten cuidado imbécil! —exclamó Yoongi cuando notó el toque de Hoseok en la zona afectada. No pudo hacer nada, puesto que, se encontraba totalmente atrapado contra el árbol y el fornido cuerpo de Hoseok. —Eres un inútil.

—Jajajaja, verás que no es así. —bajó a las caderas de Yoongi, quedando en cunquillas y le observó desde abajo sin perder la sonrisa. —Puedo ser un inútil, no obstante, estás confiando en mí ahora cuando comenzabas a llorar de dolor. Jajajaja

Yoongi en silencio terminó cediendo, evitó mirar a Hoseok por simple orgullo y acabó distrayéndose ya que el otro le estaba haciendo daño y no quería regalarle un buen puñetazo. No gimió, sin embargo, no pudo evitar las muecas de simple incomodidad y dolor.

Cuando sintió la zona completamente calmada y algo más caliente debido a la frotación de alguna pomada hecha por dioses, Yoongi se sintió más tranquilo. Vio cómo Hoseok se levantaba quedando a su altura, tan cerca de él y sin parar de sonreír satisfecho de su trabajo.

—¿Estás contento?

—¡Sí! Como no pude ayudarte ayer, por lo menos he podido curarte hoy.

—Tsk...

 

Yoongi le ignoró, evitó tener que mirar a los ojos del otro que en ese preciso momento se hallaban con un brillo significativo. Hoseok no se alejó cuando terminó de curarle, al contrario, se quedó petrificado mirando un punto fijo, en silencio y serio. Cuando Yoongi percibió el sosiego del otro, acabó mirando al chico, encontrándole absorto en la parte de su cuello. No apartaba sus ojos de aquella marca rojiza que yacía en su nívea piel, como si de una fuerte mordida y chupetón se tratara. Pensó que el maquillaje había hecho bien su trabajo al cubrirlo del todo, pero finalmente Hoseok lo descubrió.

No tardó en cubrir la marca con la palma de su mano, no obstante, Hoseok le detuvo cogiéndole la muñeca. Estaba enfadado, su ceño fruncido, la mandíbula tensa y los labios en una fina recta, lo alegaban. Yoongi intentó zafarse de su agarre, pero Hoseok era más fuerte.

—Pensé que entre actores no se dejaban marcas.

—Y no lo hacemos.

—¿Entonces?

—¿Por qué debe interesarte?

—¿Fue...? —dijo en un susurro que sólo él pudo escuchar. —¿...ayer?

—¿Por qué no vuelves a tu casa y me dejas en paz? Eres un jodido pesado.

—Mierda. ¿Qué te hicieron ayer? ¿Te pegaron? —Alzó la voz Hoseok. —¿Te dieron una paliza? ¿Te...?

Hoseok intentó no pensar en otro motivo porque supo que no iba por buen camino. No quería pensar en lo que podría haberle pasado ayer, pero su maldita curiosidad requería tal información más que el propio oxígeno. La cara de indiferencia de Yoongi fue la gota que colmó el vaso, Hoseok perdió totalmente los estribos, la poca paciencia que tenía y sin pensarlo le cogió de ambos hombros para embestirlo contra el árbol, tal como hizo antes. Notó cómo el otro rebotó y su cuerpo tembló del golpe.

—¡Eres un estúpido! ¿Te violaron? —escupió. —¡Yoongi!

El aludido repentinamente le empujó con fuerza, provocando que el otro deshiciera su agarre. Yoongi ya estaba bastante mosqueado.

—Mira imbécil. Métete en tus jodidos asuntos. No eres quién, no eres nadie para joderme la existencia, no eres mi amigo, mi hermano, o mi madre. ¡No eres nadie para que estés como un maldito controlador, joder! No te debería importar a dónde voy, con quién voy, a quién me follo y quién me folla porque no es tu jodido asunto. ¿Acaso te gusto? —le volvió a dar un empujón apartando a un incrédulo Hoseok. Cortó las distancias quedando frente contra frente. —Es eso, ¿verdad? ¡Te gusto y lo único que haces es joderme la vida! Crees que puedes con el mundo cuando eres un estúpido colado por una persona cuya vida es patética. ¡Vete de putas y déjame en paz!

Yoongi comenzó a caminar dejando a un Hoseok absolutamente petrificado. De repente, vio cómo el otro rebuscaba en el bolsillo de su chaqueta el móvil para descolgar una llamada que estaba recibiendo en ese momento. Inesperadamente, Yoongi, que se detuvo a hablar con la persona del otro lado, comenzó a correr cuesta arriba hacia un lugar desconocido, desapareciendo del campo visual de Hoseok.

 

 

 

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Cuando llegó a casa después del incidente con Yoongi y su extraña desaparición, consiguió despertar de la ensoñación y dirigirse camino a su departamento. Pensó por un momento que se trataba de algún asunto de la compañía, sin embargo, evitó pensar en ello ya que él no debía meterse en sus asuntos. No son nada, tampoco deseaba serlo, pero las ganas de protegerle después de lo de ayer eran cada vez más fuertes.

 

¿Acaso te gusto?

 

Ni él mismo lo sabía con certeza, pero era consciente que algo había, pues no solía pensar tanto en un hombre de la noche a la mañana. Es cierto que habían mantenido relaciones sexuales, y hasta hubo una segunda vez de la que todavía no estaba seguro, ni confirmado, pero algo le decía que fue él. Compartieron tiempo de grabación juntos, descubriendo una faceta misteriosa de Yoongi. Muchas cosas le ataban a él y se sentía muy confuso. ¿Le gustaba un hombre? Eso es imposible.

Con una mano en la cabeza, se dirigió al salón para encender la tele. Todo estaba en las mismas condiciones de esta mañana. Su apartamento pequeño, pero acogedor estaba totalmente invadido por tazones de ramen, latas de cervezas, mantas, papeles de a saber qué y el guión técnico que le entregaron ayer. Echó un simple vistazo al horario de mañana y sí. Tenía otra grabación con Yoongi. Aún no estaba preparado para volver a verle.

 Recordó, sin querer, al chófer de la empresa. Kim Taehyung. Le debía una invitación. ¿Estaría aun trabajando en la cafetería? Quizás, si hace una corta visita, su humor podría cambiar a mejor. Ese chico le caía bien y tenía cierto encanto que le anhelaba percibir en la gente. Era raro, sí, pero era muy carismático y buena gente. Sinceramente le quería conocer, saber más de él y entablar una buena amistad. Cuidó bien de él la noche de la fiesta de empresa, y sintió que podrían ser buenos amigos.

Hoseok, algo más motivado, decidió partir a la cafetería antes de que ésta cerrara. Rápidamente se aseó, se cambió de atuendo, y con chaqueta de cuero, pantalones rotos y una gorra negra partió hacia la cafetería cerca de su universidad.

 

 

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—Aquí tiene. —dijo el chico castaño mientras le tendía el pedido a la joven clienta.

—Muchas gracias. —Cuando la joven cogió su pedido, y se dirigió a la salida, inmediatamente dio media vuelta y se volvió a acercar a la barra otra vez. —Por cierto, trabajas bien. Eres demasiado guapo y buen trabajador. —le sonrió. —No quiero que te despidan. Quiero verte más por aquí. —confesó, guiñándole un ojo antes de hacer la reverencia como forma de despedida.

—¿Eh...? Gr...gracias.

Taehyung acabó sorprendido por tal confesión repentina por parte de la clienta. Era una chica muy guapa, no lo podía negar, pero no era su tipo. Agradeció con una sonrisa tímida pero tierna antes de darse la vuelta y limpiar la mesa con un paño. El rubor no desaparecía, ya que no solía recibir tales halagos.

 

¿Será el perfume que me he echado hoy?, pensó.

 

Escuchó la campanilla del sensor de la puerta de entrada, aquel que suena cuando alguien entra al local.

—Lo siento, pero ya estamos cerrando. Vuelva mañana. —dijo Taehyung sin darse la vuelta.

—Quiero que aceptes mi invitación esta vez.

Taehyung, al notar esa profunda voz terminó por darse la vuelta, encontrándose con el gorro negro del moreno.

—¡Wa! ¡Hoseok! —dijo cuando descubrió la identidad del desconocido.

Al ver cómo Hoseok sonreía pícaro, Taehyung sonrió y pegó un saltito de la agradable sorpresa. Seguidamente, dejo el paño a un lado y se acercó a la barra para encontrarse con el otro.

—¿¡Qué haces aquí!? —exclamó sin perder la sonrisa. Sus ojos saltones, brillaban y empezaba a sentirse nervioso.

—Jajajaja. ¡Alguien que se alegra de mi visita!

—¡Pensé que era un cliente! Me alegro de volver a verte.

—¿Yo no soy un cliente?

—¡Amigo! Eres mi amigo.

—Wooooo~ ¡Somos amigos! —rio. —Entonces aceptarás mi invitación, ¿verdad?

—¿Eh? ¿Debería?

—Claro, eres mi amigo. —sonrió mientras tomaba asiento en una silla cerca de la barra. —Te dejo terminar de cerrar.

Un animado Taehyung, comenzó a dejar todo impecable; pasó la escoba, limpió algunas mesas, se cambió de ropa y después de todo el trabajo finalizado, se encontraba fuera del local, cerrando la puerta principal. Hoseok se fijó en su forma extraña de vestir. Un jersey oscuro y holgado, parece como si ese jersey eran dos tallas más grandes, pero le quedaba bien, calzaba unas sandalias crema y unos pantalones anchos del mismo color o parecido al jersey.

Taehyung pasó las yemas de sus dedos por encima de su cabello acomodándolo sutilmente. Al echarle un vistazo a Hoseok, éste le regaló una brillante sonrisa. Le quedaba muy bien la gorra negra combinada con la chaqueta de cuero y los pantalones azules rotos por la zona de los muslos y rodilla. Taehyung supo que Hoseok era realmente atractivo. Visualizo rápidamente otro punto del lugar nervioso y tímido evitando fijarse más en él.

—¿Por qué me has venido a buscar?

—Me apetecía verte.

—Ahh ¿O acaso te aburrías y no sabías qué hacer?

—Más o menos. ¡Venga, te invito a unas cervezas!

Taehyung asintió dejándose llevar por Hoseok, éste elegía el lugar y pagaba la invitación. Más feliz no pudo estar. Hoseok decidió llevarle al local donde estuvo la última vez con Seokjin. Era el bar de "siempre", le gustaba ese ambiente familiar, las bebidas, los camareros, y servían la mejor cerveza del mundo.

 

A Taehyung le encantará el local, pensó.

 

Una vez llegado al bar, pidieron un par de cervezas. Comenzaron a hablar nuevamente del día, qué habían hecho desde la última vez que se encontraron, platicaban tan animados. Hoseok necesitaba ese júbilo que sentía al hablar con Taehyung y cuando pudo cumplir su cometido, estuvo muy satisfecho.

—Hoy tuve una grabación. —dijo Hoseok antes de coger la jarra de cerveza y beber un poco más.

—¿Qué tal fue? ¿Minwoo te dio mucho por culo? A veces, es muy estricto, menos mal que hoy me tocó librar.

—Jajajaja sé de qué hablas, pero esta profesión requiere una experta precisión en hacer las cosas, ser minucioso y detallista. Ya me entiendes. —ladeó la cabeza sin dejar de mirar su bebida.

—Lo sé, no he sido cámara nunca, pero he estado muchas veces en control y sé cómo va el mundo. ¡Siempre acaba regañándome en cualquier cosa tan pequeña que sea! ¿Cómo es posible? ¡Hago todo bien! Hasta Victoria me lo dice. Creo que me tiene manía. —Taehyung indignado bebió de su jarra.

—¿Ah sí? Pues... Eso es sospechoso. —sonrió el mayor.

—¿En qué? ¿En que próximamente seré víctima de su bullying o algo así?

—Nop. —Hoseok cerró los ojos cuando dio otro largo sorbo a su bebida. Sentía cómo pasaba ese agrio sabor característico de la cerveza por su esófago, quemando todo a su rastro. Abrió los ojos cuando dejó la jarra sobre la mesa. —Creo que le gustas. —confesó definitivamente.

—¡Hoseok deja de beber!

—¡Oye! Sabes que es verdad, sin embargo, lo niegas inconscientemente. Jajajaja, eres un chico bastante inocente.

—No no, es que tú estás ya ebrio y dices imposibles. Deja de tomar. —dijo Taehyung al mismo tiempo que colocaba su mano sobre la jarra del otro y tirar de ella, intentando quitársela. —Se te sube muy rápido el alcohol.

—No, es que eres muy adorable. —rio levemente. Finalmente, Hoseok tiró la jarra hacia él y sin querer se llevó el brazo de Taehyung con el tirón y éste acabo encima de la mesa y cerca del rostro de Hoseok. —¿Ves? Jajajaja.

Taehyung se quedó totalmente embelesado ante la imagen que se exponía ante él. Hoseok estaba con un ligero rubor en sus mejillas, sonreía algo ido y sin dejar de posar sus orbes oscuros como la noche sobre sus ojos.

Taehyung intentó no llevar de vuelta ciertos recuerdos a su mente. Soltó la jarra y volvió a sentarse acomodándose sobre la silla.

—¡Camarera! ¡Otras dos jarras! —pidió Hoseok antes la insólita mirada de Taehyung que sin querer se le dibujo una tierna sonrisa en sus labios.

 

 

 

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—Waaaaaaaa~~~~~ Mi estómagooooo.

—¡Hoseok! ¡Cuidado! —avisó Taehyung cuando vio que Hoseok caminaba solo y estaba a punto de tropezar contra un poste de luz.

Habían salido del bar después de haber estado bebiendo y platicando más de seis horas dentro. Se hizo de noche, ambos no sabían cuán tarde era, ya que no eran conscientes del tiempo que habían pasado juntos. Para Hoseok el tiempo transcurrió rápido, disfrutó, rio, se desahogó sin pronunciar nada que pueda perjudicarle más tarde. Aquello tenía nombre propio.

Bebió cinco jarras de cerveza, mientras que Taehyung sólo dos. No se encontraba tan borracho como solía estar. Su hígado estaba bastante acostumbrado al alcohol.

—Hoseok~ Vamos, sujétate que te acompaño a casa. —Se adelantó el menor, se acercó al chico y pasó el brazo del moreno sobre su cuello y, a continuación, sujetó el cuerpo ajeno por la cintura con la otra mano. —Has bebido mucho jajajaja.

—Lo sé. Debería dejar la bebida. Es un maldito problema.

—No sabes cuánto. —sonrió par sí mismo.

—Mmmmmmmmm, TaeTae~ —llamó en un tono cariñoso el moreno. Hoseok se sujetó a Taehyung para empezar a caminar hacia la parada del bus. —Gracias por aceptar mi invitación.

—Sí, sí.

—Eres muy buena persona. Espero que nos veamos más seguido. ¿Mmm~?

—Sí, sí.

—Y créeme cuando te digo que eres tierno. Te queda bien el uniforme de la cafetería. —giró y observó con una tenue sonrisa en los labios.

—Ya, ya, y deja de mirarme. —Taehyung no le devolvía la mirada. Él seguía fijándose en la acera temiendo por encontrarse con un obstáculo que pudiera impedir su camino.

—Gracias.

Ante aquella palabra inesperada por parte de Hoseok, Taehyung volteó y consiguió mirarle de vuelta. El mayor no apartó sus ojos de él, continuaba examinándole sin pudor, sin parpadear, sin cortar la conexión que en ese preciso momento estaba instalándose en el ambiente. Taehyung paró de andar, Hoseok con él. Ninguno interrumpió ese vínculo no tan incómodo como parece. Ninguno habló.

Un ebrio y el otro sobrio se miraban con intensidad. El ambiente se alteró a uno más peligroso, profundo y tenso

Taehyung comenzó a cortar distancias, al tiempo que daba un corto paso hacia adelante, Hoseok se soltó del agarre del castaño y se acercó de la misma manera sin dejar de sonreír. Repentinamente sintió que ese mismo momento fue vivido anteriormente. ¿Acaso un dejavú?

De repente, una extraña melodía interrumpió el ambiente.

Tardaron en percatarse que esa molesta melodía provenía del teléfono de Hoseok. Taehyung despertó del ensimismamiento y avisó al moreno de coger su móvil. Hoseok terminó por reír, excusándose de estar tan ebrio que ni lo había escuchado. Rebuscó en su bolsillo el aparato para descolgarlo y ponérselo en el oído.

—Hoseok. Soy Sujong. —saltó la grave voz de la chica al otro lado.

Hoseok ahogó un grito agudo, pues no pensaba escuchar a su jefa al descolgar. Intentó ponerse serio y aparentar que era la persona más sobria del mundo. Taehyung se asustó cuando fue testigo de las muecas de horror del mayor.

—Sí, sí. Dime.

—Mañana teníamos una grabación a las diez de la mañana, ¿no es así?

—Emmm... Sí. Creo qu...

—Bien. Pues está pospuesta hasta nuevo aviso, ¿vale?

—¿C-Cómo? —Hoseok recordó un dato importante de la grabación de mañana. —Suga es el...

—Lo sé. Por eso la posponemos debido a que él tiene problemas de salud y no podrá presentarse mañana. Está descansando en casa así que mañana no vengas.

—¿Qué le ha pa...

 

Colgó.

 

 

—Hoseok. —llamó Taehyung.

Hoseok no supo qué pensar después de esa repentina llamada. Estaba confuso y mareado. Intentó apoyarse en la pared más cercana siendo ayudado por un preocupado Taehyung. Su cabeza pensaba a mil por hora, todo era extraño y sólo consiguió recordar las palabras que le había comunicado Sujong por teléfono.

¿Yoongi estaba enfermo?

Si hacia unas horas lo había visto en buenas condiciones, no del todo bien, pero él mismo se encargó de curar algunos hematomas, incluso fue testigo de cómo el actor corría a toda velocidad tras recibir una llamada. Yoongi estaba bien, no tosía, no tenía escalofríos, no se mareaba, estaba bien. ¿Acaso pasó algo después de esa llamada? Salió corriendo sin colgar, supuso que algo malo había pasado, sin embargo, ¿por qué ahora Sujong le decía que Yoongi se encontraba mal? ¿Había vuelto al local misterioso y por responder mal o causas ajenas logró que le dieran una grave paliza? ¿O simplemente fue una excusa para faltar?

Su mareo aumentaba gradualmente, levantó la mirada, encontrándose con un Taehyung bastante preocupado y atento a sus acciones.

—Hoseok. ¿Qué pasa?

—¿Conoces a Suga? —preguntó en un tono grave y serio.

—Sólo del trabajo. ¿Por qué quieres saber eso?

—¿Qué sabes de él? ¿Suele faltar a sus grabaciones mucho?

—Eh... —Taehyung quiso preguntar del porqué tanta insistencia en obtener información del chico. Respondió después de que Hoseok le lanzara una mirada intranquila. —Lo conozco de hace tres años, no se mucho de su vida, es un completo misterio, pero es bastante responsable con el trabajo. No suele faltar ni cuando murió su madre.

 

¿Su madre?

 

Inesperadamente, el efecto del alcohol cedió, sus piernas tomaron el poder que antes no pudo obtener, el mareo desistió y la increíble sensación de peligro, adrenalina y miedo comenzó a viajar por todo su cuerpo dándole las suficientes energías para salir disparado hacia la casa de Yoongi. Ni siquiera escuchó cuando Taehyung lo llamaba ya desde el otro lado de la calle. Perdido en sus sentidos, no fue consciente de lo que estaba a punto de hacer, no deseaba pensar en más posibilidades, ni siquiera la espera era una opción. Actuó, actuó desde el corazón y miedo a no volverlo a ver, actuó de la manera más estúpida que podía pensar. Lo hizo y no hubo marcha atrás.

Corría sin más, recordaba las calles, los atajos, las casas le sonaban, las tiendas le parecían reconocibles, el mismo edificio pulcro y lujoso totalmente adornado por las preciosas y brillantes luces que salían de cada ventana. Todo era familiar, corría hacia esa entrada completamente conocida. Saltándose la atención del portero y aprovechándose que una pareja salía del portal, para poder entrar. Rápidamente, fue a las puertas del ascensor que en ese momento estaban cerrándose, consiguió presionar el número quince correspondiéndose al piso de Yoongi.

Tenía miedo, no quería pensar que algo malo le había pasado, ni siquiera que se encontrara en el sitio de ayer y no en su casa. Sentía el pánico adueñarse de su cabeza confusa y mareada. Quería conocer el estado de Yoongi. La última vez que lo vio esa mañana su cadera estaba bastante mal, si había sufrido una paliza entonces habría empeorado y ni siquiera sería capaz de caminar. Taehyung le confirmó lo responsable que es y que nunca falta a las grabaciones, por tanto, algo le había sucedido. La voz de Sujong tampoco era precisa y clara sino una nerviosa y temblorosa. ¿Quizá sabía lo que realmente le había pasado a Yoongi?

 

Ha llegado al piso quince, las puertas se están abriendo, saltó la voz robótica.

 

Hoseok no tardo en moverse sin esperar a que las puertas se abrieran del todo. Se dirigió rápidamente a la puerta con letra B y empezó tocarla con el puño cerrado mientras llamaba a Yoongi desesperado, incluso ya sentía las lágrimas aparecer. Tocó el timbre a la vez que continuaba golpeando la puerta. Estuvo así durante unos minutos hasta que escuchó unos sonidos apenas imperceptibles al oído, provenían de la parte inferior de la puerta. Hoseok se colocó de rodillas al comprobar que el sonido resultaba de ahí y sí. Había acertado al percibir nuevamente esos ruidos afilados, como si un cuchillo estuviera arañando la puerta.

 

¿Yoongi no tenía un gato?

¿Desde cuándo los gatos arañan una puerta?

Pegó la oreja para escuchar algo más que le proporcionara una pista de lo que estaba ocurriendo ahí dentro. Se apoyó en la madera y afinó su oído. El gato comenzó a maullar y aquello aumentó su preocupación.

 

¿Yoongi estaba en casa?

 

—¡Eh! ¡Estás aquí! No puedes estar aquí, chico.

El portero apareció inesperadamente a su lado y cogió a Hoseok del brazo para levantarlo. Éste se asustó y le apartó de un manotazo.

—¡No! ¡No puedo irme! No sin antes ver con mis propios ojos que Yoongi está en buen estado. ¡Ha pasado algo dentro! ¡Debe conseguir abrir la puerta!

—Chico, yo no puedo hacer eso. Por favor, acompáñame a la salida.

—¡No! Déjeme ver si se encuentra bien. Por favor. —rogó atormentado Hoseok. —Debe tener una copia de la llave de este apartamento. ¡Algo le ha pasado! Sólo quiero confirmar si está bien.

El portero se quedó en silencio, mirando la puerta ensimismado en sus pensamientos, parecía que recordó algo, metió su mano en su bolsillo y como por arte de magia se tratase, sacó una llave que fue la solución para Hoseok.

—El señor me dio esta llave hace tres días, me avisó que la utilizara por si sucedía algo. Puede que tengas razón. Sólo te dejaré un minuto. ¿Entendido?

Hoseok actuó rápido, se la quitó y metió rápidamente la llave en la cerradura. Al conseguir abrirla no pudo creer lo que había frente a sus ojos cuando consiguió empujar y desplazar la fina puerta de madera.

 

 

 

 

El gato, que antes se había encargado de arañar la puerta y maullar sin control, ahora reposaba al lado de un cuerpo inconsciente, bocabajo y pálido.

 

 

Se trataba de Yoongi.

 

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Continuará…

 

 

 

Notas finales:

¿Qué tal? ¿Os gustó?

Gracias por todo ¡Nos vemos pronto!

 

Lil, B~


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