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Cosas extraordinarias por Susu5

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Notas del capitulo:

¿Epílogo? ¿Cuál? No sé de qué hablan.

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Estocolmo y deseos de muerte permanente

 

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Cuando Sasuke se detuvo para escuchar lo que el anbu que acaba de llegar quería informarles, Sakura solo esperaba que fuera una buena noticia. Por el leve movimiento en hombros que dejó escapar al terminar la conversación ella dedujo que no era una buena noticia, pero tampoco era mala. Pequeños milagros.

—Gaara está en la aldea—les informó, el anbu desapareciendo de inmediato después de recibir las ordenes que seguro Sasuke le dio en señas.

—No sé si es bueno tener al kazekage rondando por Konoha—murmuró mientras aceptaba la botella de agua que Sai había conseguido para los tres. Asintió en agradecimiento, Sasuke haciendo lo mismo al recibir la suya.

—Tendremos mejores oportunidades para extender la búsqueda —comentó Sai.

—Es cierto, —Sakura aceptó—pero conoces a Gaara. —Sasuke giró para cambiar la ruta de búsqueda que tenían, y saltó. La botella había desaparecido. Sakura lo siguió, ella y Sai guardando sus bebidas. —En unas horas estaremos cubiertos de arena y no habrá forma de ocultar lo sucedido.

Sasuke hizo una señal para decirles a dónde irían, ella y Sai respondieron en afirmación con un movimiento leve de dedos.

—No es como si la aldea no supiera—recordó Sai, que cada diez metros dejaba un par de sus dibujos para que explorara de forma lateral a la ruta que recorrían.

Sakura bufó.

—Claro que la aldea sabe, no entra en pánico aún solo porque saben que Sasuke está en la aldea. Lo que temo es que las otras aldeas se enteren.

—¿Cómo es que Sasuke consiguió la confianza de la aldea? —preguntó Sai con aparente real confusión.

—Eso quisiera saber—dijo ella en incredulidad simulada.

—¿Quizá es una especie de síndrome de Estocolmo?

—Sí… creo que todos padecemos de eso— respondió con la inflexión suficiente para mostrar resignación y lástima ante la situación.

—¿Pero quién es el carcelero en esta situación? ¿Sasuke o Naruto? —siguió Sai, su voz con un tono serio; pero Sakura conocía ese pequeño brillo al borde de sus ojos.

—Sabía que ser víctima de tantos sermones sobre el valor de la amistad tendría sus consecuencias. Ahora todos perdonamos a vengadores y asesinos. —Dijo controlando la sonrisa al ver la espalda de Sasuke dar un movimiento involuntario.

—A eso ha caído la aldea. —Concordó con ella Sai, claramente entretenido en el secreto intercambio de miradas de ambos.

—Llevando a sanguinarios vengadores a nuestras casas y dormitorios.

—Estoy aquí—dijo entre dientes, su molestia obviamente falsa.

Sai y Sakura se miraron complacidos.

Sasuke no había dormido hace días y ambos, pese a que Sai lo negara vehemente, estaban preocupados. No es que ellos no estuvieran también preocupados por la desaparición de Naruto. Sai estaba más temperamental de lo usual, sus comentarios ofensivos eran más irritantes cuanto más preocupado estuviera. Y eso considerando que había dejado esa manía para personas que no soportaba. Ella, pues, no estaba tan preocupada. Conocía a su amigo, era como un hermano para ella. Así que repentinas desapariciones no era un total nuevo acontecimiento para ella, ya había sucedido antes. Que el resto no tomara en cuenta esos pequeños espacios vacíos en los que la voz de Naruto no resonara en la aldea era negación total.

Sasuke nunca había estado presente para uno de esos momentos, siempre en alguna misión que le tomaría días y quizá por esa razón es que Naruto se alejaba de todo y todos para pensar. Sakura estaba convencida que hasta el mismo Naruto no se había percatado de la manía que tenía. Todos se habían olvidado, o querían olvidar, que Naruto pasó toda su infancia solo. Así que cuando se sentía vulnerable buscaba esa soledad, la soledad le era temida, sí; pero era familiar. Ella se dio cuenta cuando la relación que tenía con Sasuke cambió de ser amistosa para ser algo más. Aún se sentía mal por darse cuenta tan tarde, pero el hacer algo que otros querían negar que pasaba era un alivio. Esa vez Naruto había desaparecido por dos días seguidos, nadie supo de él en esos dos días; pero todos tenían una hipótesis de lo que seguro hacía y se conformaban con eso.

Sakura, esa vez, no podía conformarse. Porque ella era la causa. El despistado de su hermano pensaba que ella estaría molesta con él, que lo culparía de algo que para ella era lo natural. Como si el baile de apareamiento no lo hubieran visto las cinco aldeas por años; como si todos pensaran en Sasuke y Naruto y vieran solo una amistad. Como si ella aún tuviera alguna especie de sentimientos románticos por Sasuke, alguien que amaba pero como un horrible hermano que intentó matarla un par de veces.

Quizá Sai tenía razón y todos estaban condicionados por Naruto para perdonarle lo que sea a Sasuke.

La complicación no era que Naruto se tomara un par de días para estar solo, seguro estaba tratando de solucionar algún problema y quería meditar al respecto. Naruto necesitaba tiempo. Lo que había puesto en marcha toda esta búsqueda era que no fueron solo un par de días y que Sasuke lo había notado. Ella lo había intentado calmar, ¿pero quién –que no se llame Naruto Uzumaki- puede decir que ha hecho que un Uchiha cambie de opinión?

—Hay dos personas en el templo—interrumpió sus pensamientos Sasuke. Y sin decir más aceleró, Sai y Sakura hicieron lo mismo. El templo a una distancia visible. Gaara estaba ahí, ese definitivamente era su chakra, pero la otra señal no le era conocida. Al ver la tensión en el cuerpo de Sasuke él si tenía una idea de quién se trataba.

Sakura rogaba porque las cosas no escalaran.

—… El kyuubi parece haber, de alguna forma, dejado embarazado a Naruto.

Quizá pedía demasiado.

Los tres llegaron a la entrada del templo y Sakura tuvo que dar un paso atrás ante el pico de chakra que Sasuke liberó.

—¿… qué rayos? —Su voz sonaba a furia contenida. Que la presencia de Itachi no mereciera la mínima atención de Sasuke era suficiente evidencia para decir que la noticia era, para él, lo primordial.

—Creo que puedo soportar el esmalte negro.

—¿Estamos planeando dominación mundial? —preguntó Sai mirando a Gaara, seguro evitando la situación presente, Sai era experto en ignorar a las personas. —¿Otra vez?

—No creo que haya sucedido antes—recordó el kazekage que parecía preferir ver a Sai que a cualquier otro lugar.

—Hemos concordado que Naruto ya lo ha hecho; a base de discursos, puños y carisma.

El silencio era tenso. Sasuke seguía viendo intensamente a Naruto y Sakura podía ver a su amigo aun buscando palabras para explicar lo que Itachi había dicho.

—Eso tiene sentido—continuó Gaara como si nada a su alrededor estuviera pasando. —¿Estocolmo?

—Aparentemente.

—¿Y la resurrección? —decidió contribuir ella. Al menos ya habían encontrado a Naruto, el resto no era su problema— Creo que la frase ¨que en pase descanse¨ ya no tiene sentido alguno.

—¿Cómo decir dominación mundial si no es con zombies de nuestros seres queridos? —recalcó Sai.

—Cierto—accedió. Luego miró a Sai— ¿si muero me revivirán?

Sai parpadeó, como si lo tuviera que pensar tanto, el bastardo.

—Estoy seguro que Naruto lo hará—decidió decir. Sakura se las cobraría después. Luego giró a ver a Gaara —Igual contigo.

—Yo paso, agradezco la intención. Pero no creo querer seguir lidiando con esto después de muerto. Una vida es suficiente.

—No creo que ninguno tenga elección—se escuchó la voz de Itachi.

Sakura se apiadaba de él, parece que no bastaba estar en un ataúd para volver a estar muerto. Tenía que preguntarle a Naruto qué había usado esta vez. Estaba seguro que por mucha intención de conquistar el mundo que tuviera una de sus opciones nunca sería sacrificar la vida de otra persona.

—Naruto—la voz de Sasuke reverberó en todo el templo, como si la intensidad del tono fuera lo suficiente para derrumbar el lugar. Naruto saltó en su sitio.

—¡No es lo que parece! —decidió gritar. Sakura suspiró, le había dicho muchas veces que pensara antes de hablar. Lo malo era que cuando estaba rodeado de sus amigos siempre regresaba a ser el despistado e impulsivo de antes, por mucho que hubiera madurado. Algo que no podía molestarle porque era evidencia de lo mucho que él los amaba y confiaba en ellos. Pero era momentos como estos que sin quererlo el chakra se acumulaba en sus puños, listos para encontrarse con la nuca de Naruto.

—¿No reviviste a mi hermano y quedaste embarazado por algo que hizo el zorro?

—Uh…

La temperatura bajó de golpe. No que no lo hubiera hecho antes, pero de la fría temperatura de unos segundos bajó a ser un recordatorio de la misión en las Olas, flashes de Zabuza y Haku pasaron por sus ojos. Ugh, TEPT.

—Creo que es mejor que reportemos al Hokage—dijo Sai para luego desaparecer.

—Aún tengo que buscar a Temari—y el gran kazekage desapareció.

Sakura parpadeó. Había veces que se sentía maravillada de que su equipo aún se mantuviera unido; este no era uno de esos momentos. Pero este no era problema del equipo siete, así que podía irse sin remordimiento alguno. Antes de desaparecer en un remolino de hojas recordó a Itachi, porque después de tantas veces era fácil ignorar al shinobi revivido. No era una médico ninja por su obvia compasión, pero esta situación no la merecían ni los muertos.

—Itachi—la rapidez con la que salió del ataúd de piedra y se paró a unos pasos de ella era signo de algo. Giró a ver alrededor por última vez y desapareció del lugar, no necesitaba seguir ahí. Itachi apareció  su lado cuando estaban fuera y a varios metros del templo. Observó al Uchiha revivido, pensó en lo que sería mejor hacer y— Si quieres puedo explotarte la cabeza o algo, quizá así se termine con esta ridiculez de revivir a las personas.

Que la mirara con clara evidencia de agradecimiento ante la opción de su muerte permanente era evidencia de que el pobre estaba cansado de la locura de las personas que lo rodeaban. Nunca nadie la había visto con tanto afecto al ofrecerles asesinarlos. Pero segundos después negó con la cabeza.

—Naruto me prometió que conocería al mini Uchiha-Uzumaki—dijo con claro asombro de estar pronunciando esas palabras.

Sakura se mordió el labio inferior, su cuerpo tenso y conteniendo la ganas de golpear a Itachi hasta que no quede ni el polvo de sus huesos. Respiró profundo, este no era problema suyo. Era Naruto después de todo, ¿acaso era sorpresa el que pudiera negar toda la información de sus libros de medicina en un accidente? Pft, si alguien quiere quedar embarazado por la acción de un zorro entrometido ese era Naruto. ¿Un útero repentino? Bah. ¿Concepción imposible? No es nada. ¿Parto? ¡Se solucionará de alguna forma! ¡Quizá luego se descubra que Naruto era una especie de dios mitológico que excreta oro y escupe diamantes y nadie se sorprendería!

Contuvo la risa desquiciada que quería escapar.

Seguro ella sería quien tendría que encargarse del parto.

—Quizá puedas explotar mi cabeza, entonces.

 

 

 


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