Narra Zorro
Me encontraba acostado en mi cama pensando, ya no tenía nada de sueño, eso que me encantaba dormir y podía hacerlo en cualquier parte, pero todo el día me la había pasado durmiendo, no había hecho nada en todo el día, hasta me dolía el cuerpo de estar acostado.
No había entrenado tampoco, el día de la competencia estaba decepcionado de los competidores ninguno había valido realmente la pena, solo con verme ya se habían puesto nerviosos y eso fue lo que los hizo perder, no sabía si era porque en verdad le causaba cierto temor o porque se llegaron a enterar de mi padre de alguna forma, me había asegurado de que no se supiera. Aunque siempre se podía llegar a saber.
Luego estaba el Cejillas, me encantaba ver la cara que hacia cuando se sorprendía, como sus ojos celestes se abrían y como esa ceja tan ridícula se fruncía de manera graciosa , se sorprendió mucho cuando le dije que había estado genial en su competencia, pensó que no lo estaba viendo pero si lo había visto, era cierto que me encontraba preparándome para mi competencia pero me escabullí por un momento para poder verlo, sentí mucha curiosidad por verlo, realmente en ese momento se veía muy concentrado y lucia genial con su uniforme deportivo, me gustaba el movimiento que su cabello hacía en cada carrera, no pude quedarme al final de su última carrera. Pero era un hecho que el maldito iba a ganar. Él era una persona interesante. Aunque al principio sentía que me llevaría mal con él ahora podía decir que lo respetaba. También me había enterado que éll perdió a su madre eso los unía.
-Creo que ya es hora de hacer algo mas, debo levantarme sino me quedaré pegado a esta cama y realmente no quiero eso- me dije a mi mismo- Tal vez deba ver un poco de televisión o … tal vez debería estudiar, la primera opción es mas tentadora así que veré algo de televisión. Siempre puedo estudiar luego.
Encendí la televisión vieja y nada moderna que tenía en mi cuarto, y me puse a ver lo primero que encontré.
La película que veía estaba divertida, me estaba riendo, era una de esas tontas películas de comedia sin sentido.
El timbre sonó en un momento de la película, suponía que Mihawk iría ver quién es. El timbre sonó una vez mas y al fin escuche que mi padre abría la puerta.
Luego de unos minutos escuche que me llamaba.
-¡ZORO! ¡BAJA AHORA MISMO!
No quería saludar a nadie en estos momentos, pero por lo visto iba a tener que hacerlo. Me iban a obligar.
Baje lentamente las escaleras. Una por una.
Ojala que las personas que habían llegado a mi casa desaparecieran.
En la sala de casa se encontraban el amigo de mi padre Smoker y su hija Tagashi. Esa muchacha siempre me hacía recordar a mi hermana estaba seguro que si ella estuviera viva se vería exactamente igual.
-Buenas noches Smoker, Hola Tagashi.-salude
-¡Hola, Zoro! ¡Buenas Noches!- respondió ella con una sonrisa
-Has crecido muchacho, no te había visto desde que eras pequeño, mi hija me comento que estudian juntos, te pido que la cuides si tiene algún problema.
-Claro lo haré, no hay problemas.- lo haría porque no dejaría que alguien idéntica a su hermana pasara malos momentos.
-Bueno Zoro, nuestros amigos se quedaran una semana aquí en casa como te había comentado, tuvieron algunos problemas y necesitaban nuestra ayuda, tu amiga se quedara en tu habitación, llévala para que descanse, yo todavía me quedaré a charlar un poco con Smoker.
No recordaba que me haya comentado algo sobre tener invitados en casa. Luego tendría que hablar con él. ¿En mi habitación? ¿Dónde iba a dormir yo?. Maldita sea.
-Vamos Tagashi sígueme.
Mi habitación estaba algo desordenado esperaba que a ella no le importará mucho.
-Zoro, discúlpame si mi padre y yo estábamos incomodando.
-No hay problema, somos amigos, estamos para ayudarnos.-no me agradaba del todo que se quedaran, pero tampoco quería que se fuera son en verdad necesitaba ayuda.
-Siempre eres amable conmigo, gracias- me sentía un poco culpable porque lo hacía mayormente por mi hermana.
-De agradecimiento durante esta semana te llevaré y te traeré a casa desde el colegio, supongo que sigues siendo un desubicado como siempre. Aunque creo que en las mañanas tu padre va a dejarte en la escuela en su carro. En todo caso te traeré a salvo a casa.
A ella no podía negarle mi falta de orientación, ya que me conocía hace muchos años.
Después de todo cuando era niña siempre se había burlado de ese defecto mío.
Quería decirle que ya tenía quien lo hiciera, pero supongo que a él le facilitaría el trabajo e incluso no le importaría.
Después de todo yo lo había obligado a hacerlo. Y como luego ya no se había quejado terminamos por establecer esa rutina, donde salíamos juntos al terminar las clases.
-Claro, cuento contigo.-respondí-Bueno me voy descansa, yo iré al cuarto de mi padre.
-Descansa tú también, dulces sueños