-Eres un imbécil
El de ojos esmeraldas le dedicó una fría mirada llena de repulsión y desprecio antes de girar sobre sus talones e irse de la cafetería en donde algunos valientes se atrevían a mirar la reciente escena.
Sonrió burlescamente. En definitiva nunca creyó que el nuevo estudiante le mandaría un puñete, más bien creyó que solo sería una bofetada, cosa que usualmente no le pasaba y que él no dejaba pasar, sin embargo con aquel joven hizo una excepción.
-Creo que encontraste…
-Ni soñando – interrumpió Akihiko al chico alto que moría de la risa internamente y que además no se molestaba en ocultar. –Cállate de una maldita vez.
-No deberías de cabrearte con nosotros. No es culpa nuestra que seas un “imbécil”-dijo el otro codeando al que ya se destrozaba la mandíbula riendo sin parar
Akihiko pasó una de sus manos por sus cabellos que eran la perdición de muchas mujeres de su universidad. No se molestó pero tampoco resto importancia a la situación, no se arrepentía de haber besado al chico nuevo, fue una especie de bienvenida, claro, una que le costó un golpe y una maldición de por medio.
-Me gusta – dijo el de cabello azabache mirando aquel camino por donde se había ido el furioso jovencito.
-¿En serio? – se burló Akihiko
-No pensé vivir para este momento – intervino Nowaki sonriendo como un tonto – Ijuuin enamorado. Por favor hermano, ni tú mismo te la crees.
-No dije que enamorado – corrigió el interpelado –Pero me gusta y supongo que ese es un buen comienzo ¿no?
-Ya lo besé – mencionó Akihiko mientras jugaba con su nueva aplicación en el celular
-Ya lo vi –le respondió el otro – Te detesta y eso es una clara ventaja para mi
Akihiko hizo una mueca de desagrado a sus supuestos mejores amigos, que lanzaban cada comentario que lo descolocaban.
-Además lo vi primero – siguió el peliplata
-Eso no cuenta
-Si cuenta
-¿Desde cuándo? –rebatió Ijuuin
-Desde hoy –sentenció el ojivioleta
Akihiko era guapo, ciertamente lo era. Además era el capitán de la selección de fútbol, engreído de todo el grupo de porristas y tenía una magnífica posición económica debido al imperio Usami que se había extendido por Asia y parte de Europa, sus padres eran dueños de toda una colección de moda que se puntuaba en los primeros lugares, casi siempre.
Detestaba la universidad, sus padres lo sabían pero recientemente lo habían amenazado con quitarle todos los privilegios de hijo único que tenía, si no alcanzaba a ser el mejor de su generación. Tarea que no le era imposible, después de todo tampoco era un idiota en los estudios y se dio cuenta que si le ponía una que otra cuota de sudor estudiando, podía lograr lo que para él en un principio era imposible.
Sus mejores amigos eran un lío aparte, Ijuuin y Nowaki. El primero estudiaba porque le daba la regalada gana de hacerlo, era patético pues a ¿quién diablos le gusta los estudios? Bueno sin contar a Ijuuin y a Nowaki ¿habría alguien mas?
Ijuuin no tenía problemas con la universidad ni con juntarse con Akihiko, había desatado la ira de sus compañeros de ciclo cuando avisó que formaría parte del equipo de fútbol como subcapitán, y no fue porque su amigo era el capitán, sino mas bien porque tenía una destreza única en el deporte. En cuanto a sus padres, ambos divorciados, su madre la mejor abogada de Japón y su padre…mejor no mencionarlo. En fin, Ijuuin tenía la ambición de estar al frente del bufete de abogados de su madre, claro cuando se recibiera de la universidad.
Y Nowaki…el mas juguetón, sarcástico pero a la vez adorable. A nadie le gustaría ver cuando se ponía furioso, era peor que Akihiko cuando perdía un gol en la cancha, podía llegar a convertirse en un demonio y mandar al infierno a quien se le cruzase en el camino. Estudiaba para algún día ser el sucesor de su padre y de la misma forma que Akihiko, era hijo único. Nowaki y Akihiko se conocían desde que tenían memoria, sus madres eran primas por lo que ellos emparentaban y mas que primos solían verse como hermanos.
-¿Y cómo se llama? –preguntó Akihiko una vez finalizó sus clases de política
-No te lo diré – le sacó le lengua Aikawa –No corromperás a mi sexy futuro novio.- rio guardando sus libros en su cartera de diseñador. Ella deseaba que fuera así pues Misaki le gustaba mucho, a pesar de eso sabía muy en el fondo que él jamás la correspondería por obvios motivos.
-Lo averiguaré de todas formas
-Lo sé, pero hablo en serio. Él es mucho para ti Akihiko y…
-Nadie es demasiado para mí –aseveró rápidamente el de ojos amatista – No tengo un gusto especial por él, solo es…curiosidad.
Ella carcajeó como si le hubieran contado el mejor de los chistes y es que así era. Conocía lo rompecorazones que podía llegar a ser su compañero, solo faltaba ver a todas las chicas que suspiraban por él, algunas de deseo y otras de resentimiento.
-¿Me dirás si o no?
-¿Para qué quieres saber?
-Ya lo dije. Curiosidad, es todo.
-¿No harás que me arrepienta?
Él asintió solemnemente airoso de haber vencido a la pelirroja. No tenía malas intenciones, no, él nunca tenía malas intenciones para todas esas chicas a las que dejó luego de un buen polvo en su cama.
-Algún día tropezarás con alguien que dara a tu funesta vida un giro de 360º – le regañó Aikawa sabiendo lo que pasaba por la cabezota del engreído de Akihiko.
-Lo dudo
-Su nombre es Misaki, tiene 21 años y…
-¿Y?
Aikawa rio por lo bajo, finalmente habría alguien que lo hiciera aterrizar de sus nubes, claro, si es que lograba sobrevivir a la tempestad de Misaki.
-Esta cursando el segundo ciclo de artes. Rayos, será un artista profesional ¿sabes? Canto, baile y modelaje. Ten cuidado con que te baje la cabeza.
-¿Perdón?
-Ah, si, se me olvidaba los múltiples talentos que tiene tu futura conquista. Su habilidad con la katana y el arco y flecha hizo temblar a los ganadores nacionales del año pasado.
Al peliplata se le dibujó una sonrisa en los labios. Sería interesante el nuevo juego que comenzaba, no perdía, nunca lo hacía. Objetivo que veía, terminaba en su cama y ese chico no sería la excepción.