Las personas no son capaces de comprender lo "extraño", piensan que todos debemos ser iguales, copias andantes, con las mismas ideas en mente. Esas mismas personas nos ven, a los extraños, como copias defectuosas las cuales deben desechar porque no funcionan, como si fuéramos algún tipo de juguete viejo, estropeado, un juguete que no complace a la sociedad que se avergüenza de vivir con nosotros. Después están las personas que les da todo igual, no les importa si te gustan las mujeres, los hombres o las croquetas, el caso es que pasan de ti y te dejan vivir libremente, en paz.
En definitiva, soy Jeong JungKook, tengo diecinueve años y soy esa especie de experimento fallido de la sociedad porque me gustan los hombres.
-Kookie -Llamó mi hermana mientras bajaba las escaleras- ¿Vas a salir?
-Si -Asentí- Intentaré volver hoy.
-Por favor Kookie, recuerda que mañana iba a realizar la comida con mi novio. Esto es muy importante para mi -Me acerqué a ella y la abrecé. Aunque era mi hermana mayor yo le sacaba un par de centímetros.
-Tranquila noona, te prometo que estaré aquí antes de la hora de comer.
-Gracias y, por favor, ten cuidado cuando salgas -Cogí mi chaqueta y, antes de salir, besé su frente.
-Intentaré no venir embarazado -Los dos reímos antes de cerrar la puerta y desaparecer de allí.
Llegué al club donde esa noche era solo y exclusivamente para chicos, al fin de cuentas todos se las dan de heteros pero siempre acaban cayendo en la tentación, o el la curiosidad, como ellos suelen llamarlo para excusarse de haberles gustado tener sexo con otro hombre.
Cuando por fin me dieron via libre para entrar me dirigí derecho a la barra, no es que fuera buscando como un desesperado, yo prefería esperar tranquilamente mientras bebía, soy un chico muy guapo y joven, siempre acabo en la cama de algún desconocido.
Buenas noches ¿estás solo? -Preguntó un chico, demasiado guapo para ser humano, sentándose a mi lado.
-Por supuesto -Me acomodé, algo nerviosos por la intensa mirada de este, y le sonreí pícaramente- ¿Quieres beber algo?
-¿Por que mejor no discutimos sobre ellos un poco mas ... en privado?
Saltando de alegría, internamente, me agarré al brazo que me tendió y salimos juntos de aquel lugar en el que no había estado ni treinta minutos.
-¿Como te llamas? -Preguntó cuando llegamos al hotel.
-¿Hace falta saberlo?
Sonrió ladinamente mientras se quitaba la americana y comenzaba a desabrocharse la camiseta. Mordí mi labio inferior, haciéndome daño por la intensidad del mordisco, y también empecé por quitar mi camiseta. Nuestros ojos recorrían el cuerpo del otro, deseoso por poder poner las manos sobre el contrario, no se en que momento mis pies se movieron hacia la posición de aquel extraño y atraparon sus labios entre los míos.
Nuestras lengua luchaban por tener el control, nuestras manos paseaban cada lugar explorándolo, curiosas ante lo desconocido. Mi garganta no para de soltar ruidos vergonzosos, gemido tras gemido, me encontraba completamente entregado al placer, sintiendo que mi cuerpo era teletrasportado alguna dimensión paralela.
-Tienes un cuerpo precioso -Susurró despegándose de mis labios y haciéndome sonrojar- Todo tu es maravilloso-
-Nunca me habían dicho algo parecido.
Sentí como aquel chico me elevaba del suelo y me acostaba en la cama con delicadeza, como si fuera una muñeca de porcelana y él tuviera miedo de romperme, irónico cando va hacerlo en menos de cinco minutos.
De un momento a otro, y sorprendiéndole, me senté encima de su cintura y me restregécontra él, tenía ganas de que entrara en mi y me daba completamente igual que lo supiera, es decir, para algo venimos a este hotel ¿verdad?
-Tu culo es perfecto ¿ves como se adapta a mis manos? -
Ahora si, totalmente avergonzado, escondí la cabeza en el hueco de cuello y seguí con el movimiento de caderas, su pene sobresalía ya del bóxer y se notaba que estaba conteniéndose.
-"Eso" debe de estar doliéndote ¿quieres que haga algo con el?
-Prefiero hacerte el amor, no es mi estilo hacer las cosas salvajes .
Volvió a tumbarme en la enorme cama, caminó a cuatro patas por encima de mi y beso muy suavemente mis labios. En ese momento, por estúpido que sonara, me hizo sentir especial, como si le estuviera importando lo sucedido esta noche.
En un abrir y cerrar de ojos retiró nuestra última prenda, dejándonos expuestos ante el otro. Dilató mi apretada entrada con sus dedos, haciendo que me perdiera en el placer y dejándome mas que claro que tenía la suficiente experiencia como para no hacerme daño. Su pene no tardó en rozar mi ano, pidiendo permiso para introducirse en mi interior.
-Puedes meterlo -Susurré dándole luz verde.
-Perdón si te hago daño.
De na sola vez lo metió entre mis apretadas paredes, provocando que un par de lágrimas salieran de mis ojos.
-De verdad que lo siento -Dijo besando mis párpados.
-T-Tu nom-nombre -Pregunté entre gemidos.
-Jimin, Park Jimin.
Seguimos haciendo el amor durante toda la noche, no quería que este momento acabara nunca ni que la noche se terminara, a saber cuando volvería a verlo.
Como le prometí a mi amada hermana antes de la hora de comer me encontraba entrando por la puerta de nuestra casa, estaba triste ya que pensaba que Jimin, aquel hermoso chico que me había echo el amor por la noche esperaría a que despertara, realmente quería verlo.
-¡Kookie! -Gritó mi hermana eufórica recibiéndome- El ya esta aquí -Susurró como una colegiala enamorada escondiendo a su novio.
-Que bien -Sonreí dándole un sonoro beso.
La seguí por el largo pasillo hasta que llegamos a la cocina, donde s futuro marido nos estaría esperando.
-Bueno, él es Park Jimin, mi prometido.