No por primera vez se preguntó si este era su castigo por todos los crímenes que cometió como Uchiha Itachi.
—Es hora de que comas un poco Itachi…
Después de todo.
—ven acá.
Esta humillante situación en la que estaba debía ser un castigo ¿No?
—No seas tímido, come todo lo que desees, mamá tiene mucho más.
Definitivamente un castigo, cuando el seno de su madre (¡Su pecho!) y luego podía sentir algo suave y caliente en su boca. Deseaba que esto sea un sueño, un Genjutsu, una ilusión cualquier otra cosa menos la realidad.
Él
Estaba
Chupando
El
Pezón
De
Su madre.
Era tan humillante y vergonzoso, tanto que él desearía estar en el infierno (si es que existe) sufriendo un castigo eterno que estar en esta situación.
—Mira querido, él está haciendo pucheros, es tan lindo como de tímido se comporta—una voz suave, de mujer llamo. Itachi sabía sin mirar quien y como era. Había visto a su “madre” en más de una ocasión.
—Nunca había visto a un bebé negarse a comer tanto como Itachi. Aunque sus expresiones son divertidas—esta vez fue un hombre el que hablo, plateado cabello llego a su campo de visión e Itachi sabía que su “padre” estaba cerca.
No tardo mucho tiempo para darse cuenta que había vuelto a nacer y ahora era un bebé de nuevo, pero su frustración venia en que sus recuerdos, su personalidad, y todo aquello que lo hacia Uchiha Itachi seguían en su interior.
Y la verdad era que tener la mente de un adulto en el cuerpo de un bebé era francamente horrible.
Tortura pura.
Las necesidades de su pequeño cuerpo contradecían a las de su mente adulta y con sus recuerdos intactos, Itachi estaba en una perdida acerca de lo que debería hacer ahora.
Ya no estaba en el mundo shinobi, se dio cuenta, o al menos sus padres no eran ninjas, en sus cortos nueve meses de edad, no había oído hablar a sus padres en nada que tenga que ver con ninjas. Con eso solo quedaban dos razones, o sus padres eran civiles o este era otro mundo diferente.
Ninguna de las le agradaba pero en base al comportamiento de quienes le rodeaban su opinión se inclinaba a la segunda opción.
Estaba en otro mundo.
No sabía que pensar de eso.
Por el momento por más frustrante y humillante que fuera todo lo que podía hacer era aguantar su segunda infancia, debía soportar ser un bebé porque ¿Qué otra cosa podría hacer?
000
Kiryuu Akita observo a su hijo. Itachi era un bebé tranquilo, la única vez que se le escucho llorar fue el día de su nacimiento, de ahí en más, él no recordaba cuando fue que había escuchado llorar a su hijo.
Itachi tenía muchas peculiaridades, como lo era a la hora de comer, parecía que el niño en verdad detestaba tener que alimentarse. Era como si esperaba hasta el último momento hasta que el hambre era insoportable para comer, cuando Kaguya (su amada esposa) quería alimentarlo siempre era una gran lucha para lograrlo.
No fue sino hasta un comentario de Yagari, que en broma había dicho algo acerca de que quizás el mocoso (palabras de su amigo no las suyas propias) no deseaba deber del pecho de Kaguya, lo que provoco una pequeña lucha y que dio como resultado que Itachi se alimentara con el biberón.
De ahí alimentar a Itachi era sumamente más fácil, el pequeño parecía que era feliz tener que dejar de beber justo de su madre, si no supiera mejor Akita diría que su hijo parecía aliviado desde que comenzó a tener biberón.
Extraño muy extraño.
—Tú sin duda crecerás para ser todo un caso Itachi…—siguiendo el sonido de su voz, ojos negros lo miraron, y él juraría que había reconocimiento ahí. Pero eso era imposible, era solo un bebé el que estaba en esa cuna.
Suspiro, su hijo tenía muchas peculiaridades pero...
Era su hijo, su adorado hijo al que protegería con su vida.
Los Kiryuu se protegían a toda costa, de eso no había duda alguna.