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Desde Rusia con Amor por Ellie77

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Todos los derechos de Yuri!!! on Ice pertenecen a Mitsurō Kubo, a MAPPA y a Sayo Yamamoto.

Advertencia: Yaoi (Boy's Love) ǀ Post-canon ǀ Situación crack/sin sentido ǀ Fluff ǀ OoC ǀ Three-shot ǀ Uso de sufijos honoríficos.

Pairings: Viktuuri (Viktor Nikiforov x Yuuri Katsuki).

N/A: Sé que no tengo perdón por haber tardado tanto pero la verdad, luego del final del anime, se me fue la inspiración.

Por suerte volvió poco antes de que entrara a clases :3

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ǀ Desde Rusiacon Amor ǀ

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Capítulo 2:

Plato fuerte

 

Yuuri no volvió a saber de Viktor en un mes entero.

Nikiforov partió a Rusia al día siguiente de hacerle esa propuesta tan descabellada. Incluso toda la familia Katsuki y amigos de esta fueron a despedirlo en el aeropuerto.

El adiós dejó un sabor amargo que, aún y cuando hubiesen pasado tantos días, Yuuri no podía deshacerse de él. Recordaba el beso que Viktor le robó antes de partir además de las palabras que conformaron su escueta despedida.

«Te convenceré. Espera noticias mías muy pronto. Te adoro, Yuuri».

Ahora, treinta y un días después, Yuuri mantenía su postura; no había recibido noticias de Viktor y, para rematar, dudaba que el ruso lo quisiera tanto como había asegurado.

—Tal vez estás demasiado ansioso y por eso lo sientes así.

Los consejos de Phichit eran acertados en su mayoría; no porque fuera una persona demasiado observadora sino que conocía a Katsuki mejor de lo que cualquiera lo hacía. No por nada eran mejores amigos.

—No estoy desesperado. Sabes, incluso creo que es lo mejor.

Observó la mueca insatisfecha de Chulanont. Verlo a través de la aplicación de skipe era lo más parecido a una conversación cara a cara que Yuuri encontró. La urgencia por hablar con alguien acerca de su situación actual fue tanta que no aguantó a esperar a que su amigo arribara a Hasetsu, promesa que le había hecho durante la última competición en la que coincidieron.

—¿Lo mejor?

—Sí. De seguro estando lejos ya se le pasó esa absurda idea del matrimonio. Viktor debió haber recapacitado.

—No creo que Viktor sea el tipo de hombre que te suelta semejante noticia para después decir «sabes, mejor no».

—¿Entonces por qué no se ha comunicado? —Katsuki se escuchaba más afectado de lo que él mismo creía.

—Yo creo que está preparando algo grande. Dijo que te convencería sí o sí.

—Pues yo creo que encontró otra persona con la cual entretenerse y por eso se olvidó de mí —soltó de manera amarga.

Contrario a la reacción esperada, Chulanont soltó una leve risa para poco después estallar en carcajadas. Yuuri lo miró sorprendido por un largo rato, incapaz de creerse que su amigo se riera de su desgracia; pasados cinco minutos, alzó una ceja. ¿Qué era tan gracioso en toda la situación?

Phichit inhaló y exhaló varias veces, intentando relajarse. Una vez que normalizó su respiración prosiguió a explicar.

—No entiendo por qué rechazaste a Viktor esa vez si es evidente que estás enamorado. Así como también es evidente que él también lo está de ti.

No pasó ni una milésima de segundo cuando Katsuki comenzó a sentir que sus mejillas le ardían; rojo de la vergüenza, comenzó a negar varias veces aquella afirmación.

Para su mala suerte, el tailandés se convirtió en el diablo en ese instante. Cada vez que intentaba rebatir su argumento, Chulanont le soltaba uno más convincente que lograba cerrarle la boca.

Yuuri se cuestionó si ese supuesto amor que Viktor sentía por él era tan palpable y si en verdad fue tan idiota como para no notarlo. La conclusión más fácil a la que llegó fue que Phichit solo se imaginaba cosas.

—¿¡Yo!? —bramó él, todavía lidiando con la risa y la gracia de la situación —. ¡Pero si todos lo dicen! ¡Incluso los fans! ¡Son trending topic en Twitter cuando interactúan!

Eso fue demasiado para Katsuki.

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Apenas un día después de esa charla con Phichit, recibió en la puerta un ramo de rosas de parte del mismísimo Viktor Nikiforov.

Yuuri firmó de recibido para después, consternado, cerrar la puerta y admirar el regalo. Dejó el arreglo floral de rosas blancas y rojas sobre la mesa y pronto comenzó a examinarlas; Katsuki encontró una tarjeta la cual solo le confirmó que efectivamente eran de parte de su anterior entrenador.

—¿Y qué dice la tarjeta? —preguntó su hermana, curiosa.

Sus padres supieron disimularlo mejor pero era evidente que también se morían por saberlo.

Yuuri volvió a leer. Se sonrojó y guardó el papel en uno de los bolsillos del pantalón.

«Te amo, Yuuri».

—Nada, realmente.

Mientras Mari se lamentaba por hecho de que mejor su hermano menor recibiera flores que ella, Katsuki se dedicó a pensar.

¿En qué demonios estaría pensando Viktor cuando decidió regalarle flores?

Los posteriores seis días recibió otros siete ramos igual de estrafalarios. Rosas rojas y rosas blancas. ¿Sería alguna especie de código secreto, tendrían algún significado entre líneas?

Por lo que pudo investigar en google y sus siempre confiables búsquedas, las rosas rojas representaban el romance pasional mientras las blancas evocaban el amor puro y sincero. A Yuuri se le vino a la mente el asunto de Eros y Ágape y no pudo evitar sonreír ante el recuerdo.

¿Querría que recordara la época de cuando se conocieron?

El séptimo día volvió a recibir otro arreglo floral de nuevo rosas de los mismos colores. No obstante, esta vez la tarjeta no contenía ninguna frase melosa donde le juraba amor eterno. En esta ocasión, además del saludo, contenía unas palabras en ruso, una hora y la petición de que sintonizara el canal ESPN internacional.

Aquello lo leyó en voz alta, su hermana escuchó y eso provocó que todos acabaran enterándose. Justo una hora antes de la hora marcada en la tarjeta, su familia y los Nishigōri se encontraban reunidos frente al televisor.

Las trillizas se adueñaron del control y cambiaron el canal que Viktor había pedido. Luego de un rato de escuchar acerca de la liga de fútbol inglesa y de otros países, dio comienzo un programa el cual Yuuri conocía. Un famoso noticiero en el canal.

La mayor nota de la noche: una entrevista en vivo y en exclusiva con Viktor Nikiforov, la leyenda rusa.

Después de tragarse más de media hora de noticias que la mayoría consideró irrelevantes —Yuuri sentía que sudaba frío—, siguieron algunos comerciales. Hasta que por fin, en caridad de todos los Dioses habidos y por haber, comenzó la dichosa entrevista con el patinador.

Katsuki no prestó demasiada atención a las palabras intercambiadas con el presentador. Creyó escuchar algo acerca del próximo Grand Prix Final y algunas metas a futuro. Fue justo en esa parte del programa cuando, bastante fuera de contexto, Viktor pareció adueñarse de la entrevista.

—Yuuri, sé que estás viendo esto...

Al oír su nombre pronunciado por la voz de Viktor, abrió los ojos desmesuradamente. Su vista se centró en la pantalla de la televisión. De pronto se le figuró que el ruso estaba delante de él y que no había nadie más en el mundo que ellos dos.

—Me pediste que te demostrara que voy en serio —continuó Nikiforov —. Y realmente no encontré otra forma de hacerte saber a ti y al mundo que mis palabras son sinceras, que todo lo que siento lo es. Te amo desde hace mucho tiempo y quiero compartir mi vida contigo. No quiero volver a separarme de ti jamás.

A Yuuri se le cortó la respiración...

—Así que te lo vuelvo a preguntar: Katsuki Yuuri... ¿quieres casarte conmigo?

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La petición hizo eco en todo el mundo. A unos minutos de finalizar el noticiero, tal y como Phichit decía, la noticia se convirtió en tendencia.

Sin embargo, Yuuri permaneció ajeno a todo ese alboroto. Su mente, su alma, todo él era un caos. No podía sacarse la imagen de Viktor pidiéndole matrimonio frente a los ojos de millones de personas en todo el mundo.

Si llegó tan lejos, debía ser por algo.

Cerró los ojos. Murmuró el nombre de Viktor. En su mente todo estaba claro.

Tomó su celular e, ignorando mensajes de sus conocidos en el medio, abrió la aplicación de What’s App y se enfocó en un contacto.

Ya tenía un mensaje de Viktor.

«Entonces... ¿aceptas? :)».

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Viktor tenía su teléfono en mano, la aplicación de mensajería instantánea abierta y enfocándose en la fotografía de contacto de su amado.

Yuuri se encontraba escribiendo.

Cuando la respuesta llegó, instintivamente cerró los ojos. El corazón se le iba a salir del pecho.

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Notas finales:

¡Hola!

Lamento la tardanza como no tienen una idea. Prometo que para el siguiente (el último) la demora no será tan larga.

Muchísimas gracias por sus comentarios. ¡Estoy muy emocionada con tan buen recibimiento!

¡Gracias por leer! Son amor :3

Arrivederci… 


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