El sonido del barco hizo un estremecedor “crack” y los marineros gritaron horrorizados cuando la cubierta comenzó a partirse en dos. Se hundirían en cuestión de minutos.
Las decenas de personas sobre la nave se apiñaron en un rincón empuñando sus armas y atacando a diestra y siniestra. Pero no estaban atacando nada. No había nada que atacar.
Bueno, eso era mentira, pero el depredador al que se enfrentaban no estaba a la vista. El barco había sido roto de un momento a otro, y las aguas estaban tranquilas.
- sirenas…- susurro un marinero asustado mientras lágrimas de terror caían por sus mejillas.
Los demás tripulantes no estaban mucho mejor. Algunos oraban, otros lloraban, otros al parecer habían perdido la cabeza.
De repente, en las aguas tranquilas emergió la cabeza de alguien. Pelo rojo ardiente, ojos de un azul oscuro hipnotizante, y una sonrisa tan amable y cálida que cada uno de los que la observó, podría pensar que se trataba de su propia madre que había venido a traerles consuelo.
Pero no era así.
La criatura salió de entre las aguas hasta que todo lo que quedo oculto fue el torso. Su belleza inmaculada aterró aún más a los pobres navegantes. Alguien tomo un poco de coraje e intentó disparar pero la bala fue desviada por el agua que casi tomo forma sólida y luego se desvaneció de nuevo en la marea en calma.
- ¡D-demonio!-
-¡retrocede, bruja!
-¡espíritus del mar, sálvennos!
La sirena preciosa, sonrió. Un buen botín al parecer. Abajo del agua su familia esperaba impaciente por la comida. Muchos tritones, sirenas y gyojin se escondían bajo el agua esperando el momento en que el barco se hundiría inevitablemente y pudieran disfrutar de la cena servida por cortesía del gobierno mundial.
Una persona normal que supiera un mínimo de navegación sabría que el camino al archipiélago shabondy jamás se tomaba por la zona noroeste si no querían ser presa de las sirenas. Pero de nuevo, un error de cálculo del gobierno que creyó suficiente unos cuantos magos de viento para pasar a toda velocidad por su territorio y esquivar las sirenas (cosa que era naturalmente imposible pues ellos eran los seres más rápidos del mar).
Tal vez hubiera funcionado si no fuera porque se pararon encima de la colonia y la muchedumbre hambrienta se movió a atacar antes de que cualquiera pudiera reaccionar.
Ella paso sus manos por su cabello de una forma seductora y sus perfectos senos desnudos llamaron la atención de los marineros hombres en la nave. La aleta de su cola se levantó por encima del agua, mostrando ese color naranja brillante que la hacía tan encantadora.
Comenzó a menearse al ritmo del océano pasando sus manos por sobre su cuerpo y cuando tuvo la atención de al menos la mitad de los pasajeros fue que lo hizo.
Su voz suave y maravillosa comenzó a articulas versos ininteligibles de una canción eterna y cariñosa. Las caras de terror fueron desapareciendo una a una cambiando en muecas de éxtasis y lejanía, cuando la canción se perdía en sus orejas. Cuando hubo llegado al tercer verso y los ojos de los marines estaban en blanco, su cola se sacudió por debajo del agua y dio a sus hermanos y hermanas la señal para acabarlo todo.
El barco se partió rápidamente y los terrestres fueron enviados al agua, aun en éxtasis.
Koala dejo de cantar y se lanzó a la carnicería.
Sus hermanos y hermanas estaban ya disfrutando las presas capturadas pero habían sido lo suficientemente amables para dejarle a ella una para sí misma como recompensa por su trabajo. Por supuesto no sería capaz de comer todo pero de buena gana arranco bastante carne hasta saciarse y luego agarró el cuerpo destrozado y lo arrastro al fondo del mar, a su colonia.
Los niños salieron a recibirla con alegría.
Los menores no podían salir a cazar hasta que fueran adultos hechos y derechos y mientras eso comería peces y algas que eran sanos y seguros para ellos.
Sin embargo no podía evitar echarlos a perder un poco.
Ellos nadaron hacia ella con rapidez, haciendo sus adorables caritas.
- claro que si pequeños, pueden quedárselo.
- ¡viva!
Ni bien se hubo dado el permiso se lanzaron hacia el desmembrado desconocido comenzando a comer entre todos, compartiendo la carne como buenos niños.
No podía evitar sentir debilidad por sus pequeñas caritas sonrientes cuando probaban la delicia de la carne de un vampiro. Lo más importante es que la magia los nutriría y los haría más fuertes. Ella misma ya podía sentir la fuerza correr por sus venas.
Miro hacia el sol que podía verse a lo lejos y dio una suave oración por las almas de los difuntos, agradeciendo el amable gesto de convertirse en su alimento. Sus almas regresarían al orden y volverían a renacer.
En la noche se haría el ritual correctamente para que sus almas viajaran con seguridad al otro lado.
Un silbido cruzó el océano y ella dirigió su vista en esa dirección, alertada. Sin embargo unos segundos después sonrió.
Su padre, Fisher Tiger estaba de regreso.
Los niños se apresuraron a terminar la comida, sabiendo que al padre de koala (primer ministro de la isla) los reprendería si creía que habían salido a cazar.
-como veo, has estado echando a perder las crías-
Ella sonrió inocentemente.
- bienvenido a casa, padre.
Se abrazó al enorme cuerpo de su padre y este la apretó en sus brazos con calidez.
-¿ha ido bien la reunión?
- mejor de lo que imagine, el demonio en realidad si poseía información relevante.
Sonrió imaginando el caos en la sala mientras duraba la reunión.
-vamos a reunirnos con la reina y le rey. Debo informarles.
Koala asintió con tranquilidad y nadó detrás de su padre rumbo al castillo. La reina Otohime y el rey Neptuno estarían muy interesados en la información que había conseguido de la visita al plano infernal.
La magia de vampiro que ahora corría a través de ella le ayudo a deshacerse de un poco más de cicatrices.
Solo su espalda estaba afectada ahora y la chica se sentía inmensamente aliviada. La belleza es la mayor arma de una sirena, si la perdía, sería inútil para siempre.
Su padre se inclinó ante los reyes que estaban sentados en sus tronos.
- Tiger, bienvenido- la sonrisa de la reina Otohime era preciosa como siempre- ¿has traído buenas nuevas?
-sí, sus majestades.
Entonces comenzó a explicarles las noticias. Koala sintió su corazón acelerarse cuando se le dio la noticia de que sus almas gemelas estaban probablemente en una isla aislada en el plano terrenal donde el gobierno mundial los mantenía aislados. ¿O’hara, Goa? ¿Por qué el nombre de esa isla sonaba tan lejano? Las sirenas han mapeado todo lo que hay en el mar, no debería ser la excepción.
Ese rey demonio había logrado poseer el cuerpo de su alma gemela y había descubierto ese nombre, ahora lo que necesitaban era un plan para llegar hasta la isla.
- ¿Por qué no interrogamos soldados del gobierno mundial? – Dijo Otohime- alguno de ellos debe saber de la isla.
Era un buen plan, Koala mentalmente se lamentó de haber encontrado el barco antes de que su padre regresara.
- no te preocupes hija- Tiger le sonrió- no es como si pudieras haberlo sabido.
Ella asintió y después de un arco elegante a sus reyes se retiró a la seguridad de su hogar. Las algas marinas que conformaron su nido eran confortables y ella dio un suspiro agradable mientras veía las burbujas de oxígenos subir hasta la superficie.
Estaba cansada, estaba enojada, pero sobre todo estaba preocupada. Si la información del rey demonio era cierta, lo que Koala supuso toda su vida era verdad también. Estaban siendo torturados y ella no podía hacer nada por ahora.
El vínculo que compartía con su destinado se basaba en un 70% emociones 30% sensaciones, así que las heridas que eran infringidas a él, llegaban a ella en una magnitud del treinta por ciento y mientras era beneficioso para no arruinar la belleza con la que había sido dotada, a veces era mucho peor, cuando podía sentir la desesperación, el odio, la confusión, el miedo y otros sentimientos en una potencia tan alta.
Se acurrucó y se sintió un poco aliviada. Hace casi un mes que no sentía dolor ni sentimientos negativos, solo un poco de ansiedad y pensó inocentemente que su destinado estaba bien ahora y no tardaría en llegar a ella.
Si no era así.
Pronto llegarían a él.
Y entonces ella vengaría todo lo que le habían hecho con mano de hierro.
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