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TU, MI ALMA GEMELA. por Loraine Ishmouth

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Notas del capitulo:

buenas tardes queridas y apreciadas lectoras.

quiero enviar un mensaje de felicitacion y animo a todas ustedes. este año ha estado lleno de cosas maravillosas y estoy feliz, siento que he realizado una de mis metas que era ingresar a la universidad. desde que he comenzado a publicar mis anteriores fic, ustedes han estado aqui conmigo, disfrutando de la misma forma que yo, de estas historias que humildemente quiero compartir con ustedes.

muchas gracias. 

cada uno de sus comentarios, cada una de sus visitas, han hecho posible para mi completar un año de traer a ustedes historias, todas hemos reido o hemos llorado con lo que hemos leido, visto y experimentado este año y por eso es que yo deseo para ustedes el mas grandioso final de año y que en este 2017 que llega, podamos compartir una vez mas en este espacio que fue creado para que nos conectemos por medio de la imaginacion y de los mundos fantasticos que nos ofrece la escritura.

deseo que todas sus metas se hagan realidad, que esten rodeadas de sus familias y amigos y que todo aquello que han deseado llege a sus manos (dinero, trabajo, amor, inspiracion etc.) 

!feliz año 2017!

mi deseo para el 2017 es que me sigan acompañando y leyendo mis historias, las escribo para ustedes. !gracias!

(los reviews recibidos anteriormente a este capitulo seran respondidos el martes a mas tardar, ya que he estado muy ocupada y voy a celebrar junto a mi familia y amigos)

sin mas, a leer.

Ace volvió a su habitación y se arrojó sobre el colchón sin fuerzas. No podía aguantar más, no, no quería hacerlo. Su cuerpo era destruido y reconstruido una y otra vez. Los científicos trataban de destruirlos de todas las maneras posibles solo para ver hasta donde el enlace estaba dispuesto a llegar para salvarlos del daño y tomar sus heridas.

Pero al menos se dio cuenta de una cosa.

Su alma gemela estaba tratando de ayudarlo.

Quien diría que un demonio, un ser de oscuridad, dueño de un pecado sería el único en brindarle ayuda. La regeneración evitaba la mayor parte del dolor y el resto era borrado poco a poco por los sentimientos de calma y de esperanza que le eran transmitidos.

No te preocupes.

Voy a encontrarte.

Nadie te hará daño.

Eres mío.

Calma, pronto estaré ahí.

Los mensajes llegaban poco a poco y lo tranquilizaban hasta el punto en que olvidaba algo de su dolor.

Oh, cuanto Ace quería responderle.

Decirle que estaba aquí.

Que lo esperaba.

Que necesitaba que lo protegiera y que nunca lo dejara.

Los demás chicos no tenían tanta suerte. Después de todo, sus almas gemelas, aunque poderosas, no igualaban la capacidad de Ace para curarse. Sabo ahora tenía unas desagradables cicatrices en su rostro y hombros que deben tener muy disgustada a su alma gemela.

El rubio lo único que deseaba es que su destinado o destinada no tuviera esas cicatrices por su culpa.

- si tan solo fuera más fuerte…- se lamentó Sabo con rabia-

Sanji era quien corría con más suerte. Su alma gemela, un dragón, le permitía a su piel endurecerse de tal manera que la mayoría de los ataques físicos ejercidos contra él, eran inútiles. Eso llevaba a un intento mucho más fuerte por hacerle daño y encontrar otras maneras de lastimarlo.

- hasta ahora no lo han logrado… gracias a él. Quien quiera que sea… - dijo el vampiro mirando con cariño su piel endurecida con escamas verdosas.

Había escuchado a esos hombres diciendo algo acerca de convertirlos en buenas marionetas. Al parecer, pensaban en controlar a los demonios que eran sus destinados, a través de ellos.

Tres años ya desde que esa tortura médica había comenzado. Los chicos aceptarían la muerte con gusto solo para librarse de todo.

Estaba a punto de dormir cuando su puerta se abrió.

Salto de inmediato en guardia, mirando extrañado cuando tres guardias entraban a su cuarto y todos lo miraban con sonrisas en el rostro lo cual le daba mucha desconfianza.

-¿Qué hacen aquí?- no era momento para más exámenes. Se suponía que los dejaban solos hasta que los llamaran de nuevo los científicos.

- cállate mocoso- dijo uno de cabello morado con una expresión de malicia- hemos venido a visitarte.

El niño puso mala cara y retrocedió hasta que sus rodillas tocaron el colchón de la cama.

- eres el único de todos que vale la pena para algo. La perra alfa no hacía más que chillar e invocar espíritus y el mago todavía tiene energía para una barrera, además  nadie quiere un estúpido vampiro.

¿Qué?

Ace no tenía poderes mágicos, lo único que lo mantenía vivo era la voluntad de su alma gemela para regenerarlo en cada ocasión.

Estaba indefenso a lo que ellos quisieran hacerle.

- e incluso si estas a punto de morir, volverás a estar como nuevo. ¡Suerte!

Tragó grueso. Sabía a donde iba esa conversación.

Desde hace un tiempo había sentido esas miradas asquerosas sobre él y sus compañeros, ahora que estaban en la adolescencia y sus cuerpos comenzaban (o terminaban en caso de los mayores) de convertirse en adultos.

No podía más que apartar la mirada de las veces en que lo miraban de arriba abajo en los exámenes, o los doctores que trataban de tocarlo más allá de las revisiones de rutina o cuando no dejaban siquiera que se bañaran solos.

Cuando el primero de ellos trato de acercarse a él, una patada en los genitales fue su respuesta y el hombre soltó un alarido mientras se dejaba caer en el piso y los demás se lanzaban sobre el niño.

-¡sostenlo!

-¡hijo de puta! ¡Voy a rajarte el estómago!- grito el guardia lastimado, tratando de recuperarse rápidamente- ¡cuando termine contigo vas a pedir perdón mientras lames mis zapatos!

Ace soltó gritos e insultos, se retorció en las manos de sus guardias y defendió su cuerpo de ser desnudado con todas sus fuerzas. Pero no era nada más que un humano. No era competencia para un hombre lobo, un elfo y un hombre reptil.

No podía hacer nada.

Su cuerpo se llenó de miedo y de rabia bajo las miradas asquerosas de esos hombres, no quería eso.

No, no, no, no, no.

Miedo.

Odio.

Asco.

Rencor.

Repulsión.

Rechazo.

Su cuerpo se llenó de eso y se dejó hundir en la desesperación y el odio. Solo quería que alguien los detuviera.

Déjamelo a mí.

Susurró una voz en su interior que no era suya y no era conocida.

Nadie te hará daño.

Yo me hare cargo.

El chico dejo de gritar, su mente se hundió en una especie de rio viscoso, cálido y envolvente mientras  mirando a la nada contesto:

- sí, lo dejo en tus manos.

Sus ojos se cerraron y a la falta de resistencia los guardias creyeron que se había rendido a sus deseos.

- bien, pequeña putita, ahora…

- están muertos- dijo el pecoso finalmente después de unos segundos-

La habitación se volvió fría y oscura, manos extrañas comenzaron a surgir de las sombras  sosteniendo y alejando los guardias de Ace, que se levantó, observo su ropa hecha jirones, la acomodo lo mejor que pudo y luego los miro.

Sus ojos eran azul brillante y eran tan fríos que no dudarían en pensar que estaban mirando a un monstruo. Incluso había una sombra sobre su cabeza, formando un par de fantasmales cuernos.

-ustedes probablemente no pensaron en lo mala idea que era esto ¿verdad, inútiles mortales?-

La voz que salió de su garganta no era la de Ace. Sonaba a un hombre adulto, un poco perezoso, malicioso y cruel.

- ¿q-que?

- no me molestare en contestar sus preguntas, mortales. Ustedes simplemente hicieron algo muy estúpido. Intentar tocar a MI propiedad, usar su cuerpo para su diversión… ¿realmente pensó que podían salirse con la suya? ¿Tomar lo que es mío? ¿Hacerle daño a mi humano?

Los hombres comenzaron a gritar con fuerza, llamando a sus compañeros, y  el pecoso-poseído los dejó. Total, nadie podía hacer nada contra él.

- voy a comer sus almas, mortales, voy a enviarlos al infierno.

Las manos oscuras se apoderaron de los hombres y los retorcieron como trapos mojados. Sus cuerpos crujieron y se quebraron en horribles sonidos de castañeo, de huesos y órganos aplastados pero el chico no se inmuto incluso cuando la sangre salpico su cara, dándole un aire macabro y salvaje.

Después de todo no era Ace.

Marco había sentido el dolor y la desesperación de su humano una vez más. Pero había sido diferente, el chico había estado al borde de la locura y  supo que era su momento para hacer algo. Cuando estaba en un desequilibrio emocional tan alto, pudo llegar hasta el a partir de la conexión en base a la ira que lo estaba llamando.

El niño quería destruir y Marco lo haría por él.

Alcanzo la conciencia de su humano y le pidió permiso para entrar. El chico se lo concedió y cuando al fin pudo ver a través de sus ojos se encontró con la desagradable escena en la que esos mortales desvestían a su chico con lascivia.

A su humano.

Oh, no. Esto no se quedaría sin castigar.

Invoco su poder y las manos negras comenzaron a salir, alejando a esos imbéciles del cuerpo sagrado de su mortal y les sonrió fríamente.

Después de que se retorcieran hasta ser solamente un pellejo sanguinolento miro la habitación rustica. Una cama, una mesita de noche, un pequeño guardarropa.

Ni siquiera una ínfima parte de todo lo que Marco podría darle. Él se encargaría de adorarle correctamente cuando pusiera sus manos sobre él.

Se acercó al espejo y vio su rostro por primera vez.

Una cara suave y pecas fue lo primero que vio, cabello negro ondulado y su piel morena.

Sonrió y se relamió los labios.

Nada mal.

Salió del cuarto donde lo esperaban más guardias. Les dio el mismo destino  y continúo caminando, hasta que de una esquina alguien salió gritando su nombre.

- ¡Ace! – Marco miro y vio a un vampiro rubio de cejas rizadas que sostenía un tubo de metal- ¿estás bien? ¡Nosotros veníamos a ayudarte! ¡Esos guardias malditos! ¿Dónde están? ¡Nos tomó algo de tiempo escapar de los cuartos! ¿No te ha pasado nada verdad?

El vampiro venía con sus poderes a flor de piel, probablemente dispuesto a chupar toda la sangre de cualquiera que estuviera haciendo daño a él.

No sentía deseo de matarlos, lo cual significaba que no eran objetos de la ira de su humano, por lo cual no hizo daño. La elfa, había invocado varios espíritus y estos atacaban a todos los guardias a su paso… pero pronto se paralizaron al ver la masacre de cuerpos desmembrados que Ase había dejado en su camino.

- ¿Quién eres?- una elfa de cabello azul salió adelante tratando de acercarse a Ace- no eres Ace ¿verdad?

- no lo soy- respondió Marco –

Los chicos parecieron nerviosos pero no se alejaron.

- tu, el vampiro-

-¿sí?- dijo el chico con un poco de temor

- donde esta este lugar

-¿Qué?

-¡donde está esta isla! ¡Cuál es su nombre!

- Goa…

Antes de que Marco pudiera hacer otra pregunta, una fuerza sobrenatural le separo de la mente de su humano… Ace.

- mierda- el demonio se levanto

Al menos ahora sabía qué lugar estaba buscando.

 

Notas finales:

gracias a todas y feliz año nuevo


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