Un alto edificio se imponía sobre otros, en la ajetreada ciudad de New York.
La empresa Namikaze-Uzumaki había ganado mucha fama en los últimos años, gracias al ascenso del heredero como presidente de la empresa. En los últimos 7 años, las cosas mejoraron considerablemente y ahora, ellos eran líderes mundiales en cuanto a turismo se refiere.
Y lo mejor de todo, estaban buscando al nuevo asistente del presidente.
Desde que se entero de esto, Sasuke sabia que ese puesto sería de él. No contaba con mucha experiencia laboral, pues se había graduado de la Universidad de Cambrige pocos meses atrás. Pero tenía la confianza suficiente para saber que sus referencias, así como sus altos grados de estudio y demás habilidades profesionales, le podrían conseguir un empleo de la magnitud del que se presentaba ahora.
— Suerte con la entrevista, Sasuke — dijo su hermano mayor, Itachi, mientras lo dejaba en la calle donde se ubicaba tan famosa industria.
— Sabes que no la necesito — dijo con suficiencia el menor, dejando ver que le temblaban un poco las manos.
— Como tu digas, hermanito — y soltando una carcajada, se alejo pisando el acelerador de su carro último modelo.
Sasuke sonrió con arrogancia, le encantaba parecer un poco inseguro ante Itachi.
Sus acciones, al contrario de lo que cualquiera pensaría, tenían doble intención. Era frío y calculador, así como algo serio, así lo veía la gente normal, pero la que realmente importaba era la que podía ver "a traves de eso", y lo veía inseguro y un poco inocente.
Que estúpidos, esa no era más que otra fachada que se daba con el fin de que la gente no notará sus intenciones verdaderas. Nadie conocía ese lado de él, y eso le aseguraba tener la protección y el apoyo de todos los ingenuos que creyeran que el era una buena persona con una fachada fría.
El temblor de manos siempre funcionaba con Itachi y Fugaku, su padre. Si supieran lo ridículos que se veían preocupándose por el, con sus fingidas actuaciones de hacerse el fuerte para, efectivamente, hacerse la víctima sin que ellos lo notarán.
Suspiro y sonrió, caminando con seguridad hacia la entrada de tan imponente edificio.
Al entrar a la recepción las personas se voltearon para mirarlo, tanto hombres como mujeres. No los podía culpar, era irresistible, muy lindo y con una aura cargada de inocencia así como de confianza. Llamaba la atención a donde fuese.
No era por ser presumido, pero se consideraba la persona más atractiva de toda aquella pestilente ciudad. Con un cuerpo de curvas generosas, pequeñas y con delicadeza. Un trasero firme y redondo que provocaba que se exitaran tan solo de verlo. Piel suave y aterciopelada, sin un rastro de imperfección y tan blanca, sin llegar al aspecto enfermizo. Sus labios suaves y rojos naturales, deseosos de ser besados, una nariz recta y con rasgos elegantes y finos en todo el rostro. Sus ojos negros y grandes, con pestañas largas y cejas que le daban un toque perfecto de masculinidad.
Si, era todo un ángel, precioso y puro.
O bueno, eso creyeron todos cuando lo vieron entrar por las puertas del edificio.
— Buenos días señorita, vengo a la entrevista de trabajo para ser asistente del señor Uzumaki, tengo una cita con el vicepresidente Nara — exclamó serio, pero amable, a la chica rubia que atendía la recepción.
— Cla-claro — dijo ella nerviosa mientras lo miraba embobada, nunca le había agradecido tanto a Dios por el trabajo que llevaba años odiando — Piso 47 — y le entregó un la tarjeta con broche en la que se leía "Visitante"
Fue directo al ascensor, y los que se encontraban dentro solo podían contenerse para no sonreír como idiotas. Tenían la oportunidad de ver a aquel hermoso chico de cerca, y si se podía, dirían que era más perfecto aún.
El olor a lirios que desprendía el cuerpo de Sasuke dejo atontados, por lo que más de uno se paso del piso a donde iba, y rojos de la vergüenza, bajaban en el siguiente piso al notar su error. La mayoría fue de hombres y Sasuke río para sus adentros, seguramente todos ellos eran casados, o mínimo tenían novias, y pese a eso, no dejaron de rendirse ante su belleza.
Pocas personas estaban en el elevador, suponía que ellos llevaban cargos más importantes (o eran más despistados). Cuando llegó al piso indicado por la recepcionista, se acercó a una chica castaña con un peinado, aunque sofisticado, era un poco extraño. Llevaba su cabello amarrado en lo que parecían ser colegas pero estas estaban en forma circular dándole un aspecto tipo Mickey Mouse, se burló de ella, si supiera lo ridícula que se veía.
— Disculpe, busco la oficina del señor Nara, tengo una entrevista con él — musitó, mantenía su rostro sin expresión alguna, pero su voz era amable.
— Es la que esta al final del pasillo, a la derecha... ¿Es usted el señor Sasuke Uchiha? Su entrevista comenzará dentro de 30 minutos, puede esperar frente la oficina, ahí, su secretaria lo llamará — dijo la chica rápidamente sin mirarlo a los ojos.
Era obvia su reacción, si lo mirase, tartamudearia como la chica de abajo.
El asintió y fue a donde le indicaron, antes de la oficina había una pequeño lobby donde se encontraba la secretaria del señor Nara una chica de coletas rubias un poco exuberantes.
Al notar su presencia, la mujer lo miro seria pero con un leve sonrojo en sus mejillas. Sasuke movió la cabeza en señal de saludo. Ella lo imito.
— Buen día, vengo a la entrevista con el señor Nara, para el puesto de asistente del señor Uzumaki, según me informan, tengo que esperar aquí... ¿Cierto? —
— Si, en un momento el vicepresidente lo llamara — confirmo ella volviendo su vista al computador y los documentos que tenía en su escritorio.
Espero pacientemente mientras observaba el lugar. Si quisiera, el no tendría que trabajar, podía mantenerse de la fortuna de sus padres o conseguir a un viejo millonario que lo mantuviera, pero además de que eso arruinaria su imagen de chico independiente y solitario, no le gustaba sentirse mantenido a alguien.
Tal vez el señor Nara no estuviera tan mal y podría seducirlo.
Se perdió tanto en sus pensamientos que esperar no fue tan tedioso.
— Señor Uchiha, el señor Nara lo llama — informo la secretaria a Sasuke, quien asintió y camino a la puerta.
Toco suavemente la puerta: — Adelante — se escuchó la voz grave y perezosa al otro lado.
Abrió la puerta y entro a la oficina, cerró. Y espero que el señor Nara lo invitará a sentarse. Observó al hombre y se maravilló cuando vio que era relativamente joven y bien parecido. Tenía un aire de confianza que imponía respeto. Además, su cuerpo estaba muy bien formado.
— Siéntese por favor — Sasuke obedeció y el vicepresidente hojeo una hojas que estaban dentro de un folder, no era difícil suponer que se trataba de su solicitud — Veo que sabe hablar 6 idiomas diferentes, y que pese a su falta de experiencia laboral, tiene buenos antecedentes de sus profesores, así como varios premios académicos, pero dígame, ¿Por qué eligió la empresa Uzumaki para iniciar su vida laboral? —
— Me agrada la perspectiva y la audacia con la que creció esta empresa, los pormenores son irrelevantes para mi, lo que verdaderamente quiero, es ayudar a la empresa a dejar huella en todos los continentes del mundo, ampliar los destinos turísticos, así como mantener tendencia para que no se queden atrás con las nuevas opciones de las tecnol—....
— ¡Shikamaru! ¿Tiene listos los reportes del...? Ah, lo siento, no sabia que estabas ocupado — exclamó un hombre con voz alegre pero formal.
Sasuke estaba muy molesto, dispuesto a encarar a quien lo interrumpió. Pero al girar se quedó atónito. Las voces se oían pero su cerebro no tomaba la molestia de interpretar la información.
El hombre que se contaba ahí era el ser más varonil y apuesto que había visto en toda su vida. Alto, rozando los 2 metros, con su cuerpo musculoso sin parecer excesivo, piel canela y rostro varonil. Tan masculino, tan imponente, que casi se sentía exitado al ver a aquel hombre. Sus ojos tan azules como el mar mismo, y sonrisa que, podría jurar, casi le detenía el corazón. Ese era el tipo de hombre que siempre había anhelado. Un ser fuerte e imponente que lo sometiera a su voluntad, pero con un corazón amable.
— Disculpe señor Uchiha, le quiero presentar al dueño de esta empresa y probablemente su futuro jefe, el señor Naruto Uzumaki