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The Naked Truth in the Other Thruth por LumeWolf

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Notas del capitulo:

Ya volví~ (antes de lo previsto, gracias a que tenía avanzado desde hacía un rato xDu)

 

Gracias a los Revs y, sólo después de éste cap lo podía aclarar, tengo la tendencía -por no decir manía *cof*- de tratar de hacer de intriga algunas cosas... Como bien y fue el caso dudoso de "parejas" en el anterior.... que comentaré solo hasta el final jeje

 

Sin entretenerles demás, espero les agrade éste nuevo cap.

The Naked Truth the Viewfinder: The Naked Truth in the Other Thruth

Extra Thruth (Parte II)

 

 

 

 

Los reflejos de las luces atravesaban opacamente el cristal de la ventanilla del auto, la exhalación de humo salió de los labios del pelicastaño, mientras veía sin mirar a las afueras… Sus pensamientos seguían en la suite del hotel…

 

-Porque, ese Ryu, podría representar mi perdición…- Ryoishirou…

 

Esas habían sido las palabras del de cabellos cobrizos, Asami realmente no las entendía; después de lo que le había dicho sobre los dragones en su vida, y sobre lo que vio alguna vez entre aquellos dos…

 

-Sería interesante conocer a Takaba…- Ryoishirou le mencionó, casual; aunque era para no hablar más del otro que no estaba ahí –Pero sería aún más peligroso para él, si solo por presencia hacen más vinculaciones… ¿Cierto?- bromeó, siendo realista, y le sonrió…. El cansancio de sobre-aguantar todas esas heridas y fingir que estaba bien, más lo que fuere que hubiese estado viviendo en esos 2 años de distancia entre ambos… Se reflejó en sus facciones, por una vez, con total claridad…

 

En sus divagaciones, el trayecto se le hizo efímero; dejó a Ryoishirou descansando en la suite y él volvió a donde pertenecía… Bajó de su auto particular y le agradeció su arduo trabajo a Kirishima; después de descartar la limosina y hablarle al su secretario que pasara por él; miró hacia lo alto del condominio donde residía, enfundando sus manos en los bolsillos de su pantalón…

 

Una media sonrisa se dibujó en su rostro…

 

-Buenas noches, Asami-sama…- Kirishima se despidió con una inclinación antes de cerrar la puerta trasera del vehículo y dirigirse a la del conductor…

 

Asami asintió en respuesta, ligeramente, antes de ponerse en marcha para ingresar al edificio con puertas automatizadas; pensó en fumar un cigarrillo más, pero lo descartó…

 

El fuego que quería, no era el que sólo encendía el tabaco…

 

El ascensor abrió sus puertas ante sí, después de aguardar unos momentos al pulsar el botón para servicio; pulsó el que correspondía a su piso y aguardó pacientemente, mientras las puestas se cerraron y se puso en marcha el ascensor…

 

Asami, comparó su situación con Takaba a la que tenía con Ryoishirou hacía ya varios años… El de los ojos grises se movía en su mundo, conocía las altas y bajas, los peligros a los que siempre se expondrían y también los deberes que cada uno tenían con sus respectivos grupos; aunque no siempre eran las cosas en ese lado más oscuro, cuyo fondo sólo es la muerte. Donde ellos mismos, juntos, no podían avanzar… Takaba, por el contrario, había vivido del otro lado del abismo; donde la luz estuvo sobre él, donde todo lo que veía a través de la lente de su cámara no lo podría alcanzar… Hasta que Asami mismo lo arrastró a su mundo, a la oscuridad…

 

Rume fue alguien a quien era fácil tener siempre cerca, con toda su apariencia juvenil pero madurez elemental de la vida y del bajo mundo… Akihito es un soplo nuevo, predecible y no, con la lozanía e inmadurez que le da una verdadera juventud; aunque quisiera jugar como adulto en algunas situaciones…

 

Asami miró la hora en su reloj de pulso, viendo que eran las 01:43am. Llegaba, ligeramente, más temprano –comparado a otras reuniones afines- de lo usual… Al fin el ascensor se detuvo, el pelicastaño saliendo prontamente de éste, sacando las llaves de su puerta. Al entrar al apartamento, recorrió los pasillos a oscuras, pasando por la vacía estancia, se asomó a la cocina; donde la cena, que Takaba había preparado, se encontraba acomodada y cubierta sobre la mesa, en espera de que ser tocada…

 

El pelicastaño se sonrió apenas, un poco emotivo de lo que no suele mostrar; éstos eran los detalles que llenaban los espacios vacíos en que se había desarrollado la rutina de su vida desde hacía ya mucho tiempo… Se dirigió a la habitación, aflojando el nudo de su corbata; puesto que se arregló impecablemente antes de salir del hotel, tal como había llegado. Con su imagen en todo momento, como era costumbre.

 

Hizo escala, antes de retirarse a su habitación, para echar un vistazo al joven que con él vivía. Al abrir la puerta de la habitación de Akihito, desde el marco y pese a la oscuridad, Asami pudo distinguir la silueta de Takaba bajo las mantas…

 

 

 

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La ancha figura abarcaba el marco de la puerta de la habitación, observando a la que se hallaba tendida, sobre un costado, en la cama….

 

La lámpara sobre la mesilla de noche, aún se hallaba encendida, dándole al espacio un ambiente sobrio e íntimo; brindando tonalidades doradas sobre la piel pálida del rostro ladeado sobre la almohada, las hebras cobrizas destellando tenuemente u oscureciéndose de manera imposible en las sombras…

 

La figura se aproximó, sigilosamente; detallando el esbelto cuerpo que conservaba puestos sus pantalones de vestir, con la camisa desaliñada y a medio abrochar… Los mechones de cabellos confeccionados de cobre ocultaban los párpados cerrados de espesas y largas pestañas del mismo color… El brazo izquierdo del durmiente, cuidadosamente colocado, apenas hacía peso sobre el mismo costado; en tanto el derecho hacía escuadra bajo la almohada en la que reposaba su cabeza… La alta figura intentó colocarse en la orilla de la cama, de tal forma que no perturbara el descanso del de cabellos cobrizos; podía ver la agitada respiración, estando ya cerca, como el tenue rubor de la mejilla expuesta…

 

Apenas y se escuchó el chasquido de una lengua; mientras dedos, de una ancha mano, apartaban los ondulados cabellos, de la frente con alta temperatura…

 

-Si otra persona hubiese sido… ya estarías derribado… con un tiro en el estómago…- la voz del que se encontraba acostado, salió apenas como un imperceptible murmullo; entreabriéndose ligeramente los grises y pálidos ojos, con un destello vidrioso en ese momento… La mano bajo la almohada se había deslizado de manera indetectable, mostrando la culata del arma que había estado con él todo ese tiempo… -Amon…- …

 

-Tienes fiebre.- el mencionado señaló, aunque pareció querer sonreírse por la manera en que aquel pensaba en su propia seguridad; aun estando en desventaja de salud; la ancha mano, de piel ligeramente morena, se colocó sobre la frente de alta temperatura…

 

El choque de temperaturas fue necesidad y bálsamo, para una y otra  de las partes…

 

-Eso ya lo sé…- Ryoishirou se sonrió tenuemente, pese a la expresión amonestadora que le dio el anguloso rostro frente así; los rasgos sólidos y esculpidos, de labios generosos y nariz perfectamente proporcionada con el cuadro de su mandíbula; la presencia peligrosa y casi asesina era equiparable a la corpulencia de su bien definido físico de anchos hombros como las largas y adecuadas extremidades. El cabello negro, como la noche, estaba un poco despeinado, los ojos  de color cobalto eran más serios de lo usual (quizá por la situación), penetrantes… Por la fiereza de éstos, podrían sentirse fácilmente intimidados o traspasados por ella muchos; más no el de los ojos grises –Pero… ¿Tu sabes que… has puesto en evidencia a Ichinose… viniendo aquí…?- no podía sentirse, Ryoishirou, más mal que por las heridas y la fiebre que le subió poco después de que Asami se hubiese ya marchado; pero, no obstante, se lo esperaba al haberse forzado a andar de un lado a otro ese día con las heridas y soportar cada segundo de su secreto y agonizante dolor para quienes no las sabían… Aunque eso no le quitaba su tenacidad para su negocio, su persona o su personal…

 

Y desde hacía ya más de un año… que sospechaba que alguien le daba informe de su agenda a aquel…

 

-No sé de quién hablas, Rume… Aunque sí a lo que te refieres; tu secretario siempre ha sido bastante diligente en los detalles…- el llamado Amon… -Pero éste no es el momento para hablar de eso; primero tenemos que hacer que baje tu temperatura.- el tono era profundo, ligeramente grave…  su mano peinando los cobrizos cabellos hacia atrás en la atemperada frente; se preparó para apartarse de aquel. Había un dejo de preocupación en sus ademanes.

 

-Yamakira no me traicionaría… Lo sabes… y las consecuencias que… tendrá tú infiltrado, también…- Ryoishirou, desafiante; sin necesidad de moverse un ápice de su posición… -¿Qué hiciste con el hombre… que dejó Asami para vigilar…?- conociendo al pelicastaño, inquirió por el que hubiese estado fuera de la habitación o del hotel; el de ojos cobalto tuvo un destello de irritación  –No quiero causarle dificultades o molestias a…- el de cabellos cobrizos reprimió queja, aunque no la mueca de dolor, ante la forma brusca en que fue tomado por el brazo expuesto; aunque, más que ello, fue la reacción colateral que dio el gesto sobre su costado afectado por las heridas y su espalda.

 

-¡Nadie tiene por qué interponerse en mi camino para velar por lo que es mío…!- siseó, con furia, viendo a los ojos grises, vidriosos por la febrilidad… Pero en ellos también hubo un destello también furibundo, pese al dolor, ante aquellas palabras…

 

Ryoishirou forcejeó, para liberar su brazo, reprimiendo el dolor de hacer tales movimientos, a base del impulso de la indignación y furia… El click del arma sonó, el pelinegro sujetando la otra mano que asomó el arma entre el forcejeo de ambos; más no previó el golpe en el vacío bajo sus costillas, propinado por la rodilla del que estaba bajo su cuerpo… El corpulento hombre se dobló hacia el costado afectado, mientras que el de menor estatura tomó ventaja del titubeo de aquellas manos y posición; libró su mano con el arma y se incorporó lo suficiente para encañonar al otro directo al rostro…

 

-No te confundas conmigo… Ryuusei… Yo soy dueño… no propiedad….- Ryoishirou, le espetó con esas palabras en un tono bajo y frío; aunque estaba, en apariencia, firmemente apuntando al otro con toda la disposición a pegarle un tiro si intentaba hacer otro movimiento, era inevitable el ligero temblor en sus extremidades y en su cuerpo, la agitación de su respiración se había empeorado con el esfuerzo reciente y por el intenso dolor del que ya poco podía seguir disimulando… Sentía su cuerpo entre arder y tiritar por la fiebre, atacado ahora por el mareo del malestar –Tsk…- rechistó apenas, apretando la mandíbula para no permitirse una queja más audible…

 

La mano con el arma empezó a perder firmeza…

 

-¡Maldita sea…!- Ryuusei exclamó, indignado y preocupado, aprovechando el titubeo para apartar el arma; que rápidamente percutió un disparo, con el silenciador, directo a la cajonera de la habitación. El de ojos cobalto derribó a la cama al de menor estatura, desarmándolo y escuchando la sofocada queja de dolor ante el movimiento… Aunque la furia le reverberaba, por las palabras y acciones del otro, era indiscutible que se recriminó a sí mismo el haberle causado más dolor, aún, en ese último movimiento –Vas a terminar matándote a éste paso… Discute conmigo todo lo que quieras después, pero primero tengo que bajarte la fiebre ahora, o llamar a un médico…- la amplia mano volvió sobre la caliente y sudada frente, mientras los ojos grises de aquel se habían entrecerrado por la debilidad de la fiebre…

 

Ryoishirou sólo pudo quejarse un poco, pese a haber querido decir algo más; estaba cayendo en el delirio, y lo sabía…

 

Ryuusei se apartó de él y de la cama, despojando del arma al de cabellos cobrizos, deshaciéndose luego de su propia gabardina y su saco, arremangándose la camisa mientras entró al cuarto de baño y cogió algunas toallas pequeñas para mojarlas en el grifo del lavamanos… Volvió rápidamente junto al lecho, sentándose en la orilla como en un principio y poniendo la improvisada compresa sobre la atemperada frente…

 

-Están sangrando…- musitó baja y agitadamente Ryoishirou, apenas sintiendo una pisca de alivio con el paño sobre su frente… pero sintiendo lo pegajoso y caliente de su espalda y costado… su mano viajando hacia ese lado, torpemente, mientras su otra tocaba el paño sobre su frente…

 

Tropezando con la mano de aquel…

 

-¡Tks…!- Ryuusei rechistó, ante la mención… Pero su mano sujetó brevemente los dedos de aquel, antes de disponerse a revisar el lugar del que el otro estaba padeciendo… La sangre había manchado ya la camisa... comenzó a desabrocharle la prenda –Tengo que moverte…- la furia se había disipado en el grave profundo de aquella voz, dejando la preocupación en su lugar; mientras sujetaba lo más suavemente el esbelto cuerpo para ladearlo a como lo había visto en un principio; aquel, fuese o no por el dolor o la febrilidad, no se opuso a su manejo... Aunque la baja queja de dolor no se hizo esperar, mientras Ryuusei le despojaba de la camisa de tejido grueso, y veía el vendaje que, aunque había estado perfectamente colocado, ahora estaba empapado de sangre…

 

Hubo un cambio de compresa, antes de que las manos ligeramente morenas comenzaran a deshacer los vendajes…

 

-Me dejó un botiquín… en el cajón de… la mesilla de noche…- Ryoishirou le indicó, tratando de incorporarse… Ryuusei lo retuvo, con una de sus manos; pese a que la indirecta mención le causó molestia, decidió callarse para no volver a desencadenar una situación contraproducente como hacía unos instantes…

 

El pelinegro alcanzó el cajón señalado, hasta ese momento dándose cuenta que había un vaso con agua cerca de la lámpara de noche, al igual que unos empaques de medicamentos… Ryuusei tensó la mandíbula, ante el pensamiento de los cuidados que su  Rume había tenido de Asami Ryuuichi; no negaba que sentía unos enloquecidos celos por el hombre  a quien, el de cabellos cobrizos, le entregaba mayores confianzas que para con él… Más aún…

 

Teniendo aun presente la historia entre ellos dos…

 

Ryuusei se negó, para sí, seguir en la línea de esos pensamientos; podría volver a hacer daño al de cabellos cobrizos, y era lo que menos quería hacer nuevamente. Sacó las  gasas y vendajes, algodón y antiséptico; antes de volverse nuevamente al herido… Ryoishirou no se veía bien; y el color que la fiebre había imprimido en sus mejillas, ahora estaban palideciendo; el pelinegro  maldijo para sus adentros, mientras temía no poder controlar la hemorragia de las heridas que sólo tuvo mediana descripción antes… También maldijo en silencio el que Ryoishirou dispuso su vuelta tan apresurada a Japón, en ese estado…

 

El pelinegro le murmuró al de cabellos cobrizos que resistiera un poco; pero dudó que aquel estuviese demasiado consciente de sus palabras, la fiebre estaba demasiado alta y resoplaba bajos quejidos que ya no podía terminar de controlar… Delirio, sin duda alguna. Ryuusei se apartó, llevando los improvisados paños consigo, buscando un recipiente a su alrededor para poder tener cerca el agua fresca para lavar la sangre y, después, sirviera para refrescar las compresas; vio, cerca del mueble donde reposaba el televisor, un cuenco de cristal como objeto decorativo, pero que servía para los fines que necesitaba; así, el de los ojos cobalto, fue directamente a tomarlo antes de ir al cuarto de baño, refrescar los paños y llenar de agua el recipiente. Tomó, también, otra toalla más grande, para limpiar la sangre del otro…

 

-Rume…- el pelinegro murmuró el nombre de aquel, mientras se volvió a acercar al lecho; el de cabellos cobrizos tenía una expresión convaleciente y dolorida, pero en el febril de sus grises y entrecerrados ojos aún quedaban destellos de lo fuerte que era… -…- no se le ocurrió algo qué decirle en claro; así que, tras hacerle un cambio de compresa, comenzó a deshacer el vendaje… Ryuusei pudo sentir el suspiro y ver la expresión de aflicción y dolor en el de Cabellos cobrizos; Ryoishirou murmuraba algo demasiado bajo para ser apenas percibido, ininteligible. El pelinegro maldijo no tan bajo como habría querido, al verle las heridas y la sangre manando de éstas, pues el de cabellos cobrizos se inquietó; el reflejo impulsivo que tuvo fue intentar apartarle…

 

Ryuusei se preguntó, con molestia, si también había intentado apartar a Asami…

 

-Cálmate…- Ryuusei intentó dominar sus celos, hablando un poco más suave mientras terminó de desprender gasas y vendaje… Remojó una de las toallas en el recipiente con agua y comenzó a limpiar la sangre con tanta delicadeza como podía; tratando de no causarle más dolor, pero queriendo hacerlo rápido para contener prontamente la hemorragia…

 

-Ryuu…- el de los ojos grises se quejó, en ese débil llamado; su mano refrenada cuando intentó alejar la mirada del que estaba descubriendo su cuerpo y sus heridas… A momentos perdía casi todo conocimiento, mientras oscilaba entre el delirio y los pendientes; sintiendo y apenas emitiendo otros bajos quejidos, mientras sentía un ambivalente alivio del fresco de la tela húmeda sobre sus heridas como el escozor que le causaba… Ello le recordó otras manos… Lo que, a su vez, le hizo recordar una cuestión que quedó inconclusa… Pero, entre sus aleatorios sentidos, podía darse cuenta de que el que estaba cuidándolo ahora, se había tensado con su llamado… -¿Qué pasó… con el vigilante…?- no importaba, poco podía tener relevancia en su situación… Pero quería no dejarse llevar por el delirio febril, las viejas emociones o las que no están tan lejanas de ésta realidad…

 

Las manos que curaban y aliviaban un poco el ardor en su cuerpo se detuvieron unos segundos, antes de seguir la labor… Pudo sentir cómo sus heridas ardían con mayor  sensación… una conocida por los antisépticos…

 

-Está bien, no le hice nada ni lo toqué… Sólo lo esquivé, para llegar a ti sin que me viera…- Ryuusei, su voz tensa, pero resolviendo la cuestión que le fuese formulada… Su molestia amenazó elevarse otra vez, pero trató de mantenerla a raya; queriendo justificar que aquel deliraba y quizá no recordaría, de todas maneras, la respuesta que le dio… Aunque fuese verdad lo que había dicho.

 

Notó como el de cabellos cobrizos relajó un poco su cuerpo, pese a la tensión que tenía por el dolor; podría ser por la respuesta o por la fiebre; el de cabellos negros no quería tratar de adivinar, en todo caso… Después de todo, eran demasiado volátiles sus reacciones…Y, el de los ojos cobalto, se dio cuenta que era aún mucho más volátil cuando se trataba del de cabellos cobrizos...

 

La aparente juventud de Ryoishirou le había llevado a pensar, en un principio –cuando le conoció y surgió su primer impulso con él- que podría manipularlo, que solo obedeciera sus palabras; aunque sabía de los rumores alrededor del de los ojos grises, estimó que podían solo ser eso: “rumores”, sin ninguna real base…. Pero se equivocó. Ryoishirou Rume era alguien mayor pese a su apariencia, su lozanía escondía bien el hombre de negocios que era en realidad; la letalidad que en sus manos habría para quienes le subestimaran. Era dueño de sí mismo, como lo era genuinamente del imperio que se había forjado en el bajo mundo…

 

Aún no entendía qué fue lo que permitió tenerlo entre sus brazos, o que aquel se dejara estarlo… Pero había sido más que claro que no lo iba a doblegar con facilidad. Y, Ryuusei, desesperadamente…

 

Quería encerrarlo en una jaula, que solo él pudiese abrir… Y tenerlo, para sí, por siempre.

 

-Bien…- Ryoishirou, pese a su delirio, le trajo calma el saber que no había sufrido el guardia que Asami le dejara; no se lo había pedido a Ryuuichi, pero lo conocía todavía bien, y no se había equivocado de que se lo dejaría… Y, pensar en ello, mantenía alejado el pensamiento de que Ryuusei estuviese ahí, atendiendo las heridas que no había querido que viera tan frescas aún… El estado de debilidad que le daban éstas, el dolor y la fiebre, le hacían sentir vulnerable en alguna forma… Quería escapar de los recuerdos de las manos gentiles al tratarle en la intimidad… Y no pensar en las firmes y de tosca suavidad que habían llegado a rivalizar con las de quien se enamoró con tanta locura… Pero que, por la misma demencia, prefirió no complicar más la situación de ambos…

 

Ah… Rume perdía la consciencia… La imagen del Asami al que le había entregado parte de su corazón y le había devuelto una gentil emoción en cada encuentro… Era reemplazada, difusamente, por la de alguien que sólo le había atraído por la constitución tan parecida a la del otro; en la necesidad de no volver a buscar a Ryuuichi de aquella íntima forma… En su inestable memoria, sólo quedó clara la espalda con el tatuaje de un dragón; antes que todo se oscureciera por completo.

 

 

 

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-Si Ryuusei… supiera que aún reacciono a tu contacto… Te ‘envidiaría’ más de lo ya lo hace…- Ryoishirou se había reído al comentarle eso; mientras la gran mano acarició los cobrizos cabellos, antes de que se despidieran…

 

Suspiró un poco cansado, mientras se despojó del saco, la corbata, la sobaquera; dejándolas a un lado, sobre una silla junto al escritorio de Takaba. Solo le echaría un vistazo, si es que el otro dormía ya profundamente… Se desabrochaba los botones del cuello de la camisa, cuando notó que, en lugar de la apacible respiración de alguien que duerme, había cierta tensión del que estaba bajo las mantas. Asami se sonrió, sestándose a la  orilla de la cama, cerca del aparente durmiente, cruzando su brazo por sobre las mantas que le cubría… Notando la rigidez que acudió al cuerpo bajo el suyo…

 

-Takaba…- se inclinó, murmurando a la altura de donde fuese el oído del mencionado; notando los cenizos cabellos apenas asomando debajo de la manta que cubría casi a totalidad a Akihito. El chico apenas respingó, pero no contestó; vanamente, intentando mantener la fachada de un durmiente. Asami, más entretenido aun por eso, con su mano libre, tomó por sobre las colchas el hombro de aquel e inclinando su mejilla por donde los claros cabellos asomaban –Takaba…- volvió a llamarlo, de una manera inusual en él; lo que el nombrado también debió pensar en ello, ya que respingó ante el llamado… Asami rio por lo bajo, presionando un poco su mano sobre aquel hombro bajo las mantas…

 

No pudo evitar pensarlo… En Rume… Si aquel no hubiese renunciado a su contacto, en ese instante en que también le daba una pauta… ¿Él mismo habría avanzado o retrocedido?

 

Aunque en verdad había llegado a ocupar Akihito la mayor parte de su atención… Asami pensó que, si Ryoishirou se hubiese vuelto a él en vez de alejar la mirada, el beso que dejó en la pálida piel hubiese sido inequívoca e indudablemente en los labios del otro; y sus manos, lejos de apartarse, lo hubiesen retenido aún más…

 

-A-Asami… ¿Qué crees que haces…?- la voz de Akihito estaba turbada, en alguna forma… ¿Acaso había estado esperando por él? Asami no lo sabía; pero eso no lo detendría…

 

Había un calor insipiente en la sangre, como el que queda de las cenizas después de que el fuego se extinguiera… Aún demasiado intenso como para que, con un poco de leña, volviese a  arder aún más que antes…

 

El calor de un fuego al que, no solo él, había tenido que renunciar… Quizá fue por la inexperiencia de aquel entonces sobre la emoción a la que no le dieron nombre en su momento. Y el calor de un fuego nuevo, cuyas brazas se habían encendido sobre las cenizas que se mantuvieron en el hogar donde otro había ardido con gran y breve intensidad…

 

  Las mantas fueron apartadas, revelando el rostro sonrojado de Takaba; mientras Asami torció una sonrisa misteriosa, con la mirada entrecerrada… Asami pensando, sin proponérselo, en esa reflexión del fuego que jamás tuvo nombre… Akihito le daba esa emoción cálida que no había vuelto a sentir desde entonces; con algo distinto al que no le puso un nombre en ese tiempo, más allá de la posesión que tenía ahora sobre Takaba

 

-¡Asami! Déjame tranquilo…- Akihito se quejó, desviando el rostro, al estar confuso en su interior; no podía ver a los ojos del otro… No había podido dejar de pensar en ese hombre (¿o joven?) que estaba con aquel antes… Aunque no había visto realmente nada “sugestivo” como con aquel otro (el que había llorado al hombro), no había podido apartar las ideas de su cabeza…

 

Los labios de Asami se deslizaron por el rostro que se hizo esquivo ante el mayor rubor del menor, notando la mirada también esquiva y pensativa, como otra ocasión no muy lejana; la resistencia que siempre le ofrecía el cuerpo ajeno, cuando se ponía rebelde (en el principio), un aliciente para el hombre sobre el menor. Sujetó la mandíbula del joven y tentó aquellos apetecibles labios con su lengua, disfrutando el sobresalto y quejas que Takaba profirió; insistiendo que le dejase en paz, que le era una molestia o que…

 

Acalló los labios que, contradictorios, se abrieron a los suyos; hundiéndose en ellos, dispuesto a beberse hasta el último aliento que pudiese brotar de ellos; fulminando con la mirada aquella que aún y de desplante  rebelde, languidecía al mismo instante en que las mejillas más se le encendían a su poseedor…  Generalmente, Asami, molestaba a Takaba con “burlarse” o señalarle esa ambigua inflexión que le veía, cuando algo ocupaba su mente; pero, justo ahora, él tenía sus propios pensamientos divagantes entre el juvenil cuerpo bajo el suyo, y el maduro que gozaba de lozanía aún… Se apartó de aquellos labios, dejando ir bajo jadeo que se perdió con el de los cabellos cenizos, quien se agitó en busca de aire; liberando el rostro y recorriendo con sus labios en descenso por el mentón y el cuello que tenía el ligero aroma del jabón de la ducha aún…

 

Akihito se estremeció ante la mano que abandonó su rostro y, con calma experimentada, se deslizaran en su cuerpo, colándose bajo sus ropas; como aquellos labios también le recorrieron.

 

-“Asami… ¿Qué ocurrió con el otro hombre? ¿Quién era? ¿Qué es para ti…? ”- El pensamiento surgió desesperado, no pudiendo evitar el respingo jadeado, Takaba, ante la fricción de los maestros roces en uno de sus sensibles pezones; con el rostro encendido, miró en dirección a Asami, cuya mirada penetrante estaba fija en sus reacciones… -“No. No puedo pensar en eso… No mientras…”- se reprendía mentalmente, cuando el estremecimiento recorrió la piel de Akihito, por la manera en que aquellos sensuales labios descendieron sobre la piel que expuso aquel hombre, al subirle la playera hasta descubrirle el pecho; se removió inquiero y un poco acalorado, por cómo su pezón fue pellizcado por los dedos que seguían friccionando, y la boca de aliento cálido besaba sobre su pecho…

 

-A…Asami…- murmuró Takaba, su mano viajando en dirección al rostro ajeno; como queriendo apartarlo; más, sin poder evitarlo, enredándose sus dedos en los castaños y oscuros cabellos, en el recorrido descendiente de los maduros labios, el beso que depositaron en su ombligo… Arqueándose con el aliento retenido, por los también expertos dedos que se habían filtrado bajo sus interiores… Podía sentir la penetrante mirada sobre él, haciéndole sentirse avergonzado y febril al mismo tiempo…

 

Estaba excitado… Con la facilidad con la que, el más ligero roce de Asami, lo puede provocar tan así…  Arrebatándole cualquier otro razonamiento…

 

La mirada del mayor era profunda y espesa, mientras contemplaba las reacciones de Takaba, sus sentidos absorbiendo cada estremecimiento, jadeo o bajo gemido que saliera de aquel; aunque, el menor, no lo notase con cabalidad. En cuanto Akihito se arqueó y embotó su  cabeza hacia atrás, Asami estaba ya más que excitado, y quería tener de éste joven amante el calor que noches anteriores le había entregado sólo por sus propias ansias; o cuando, Takaba, tenía esos audaces arrebatos…

 

Pero éste calor, quizá, no era solo la misma necesidad regular…

 

Takaba se retorcía en gemidos y quejidos bajos, al quererlos acallar con el dorso de su propia mano; mientras el mayor acariciaba y friccionaba su miembro y su pecho… La lengua sinuosa y caliente, jugaba en la depresión de su ombligo; hundiendo su humedad en él…

 

-¡Ah!- Takaba no pudo reprimir ese pequeño grito, ante aquel gesto tan sensual del otro; como tampoco por el hecho de ser despojado de sus prendas bajas, tan fácilmente, por el experimentado hombre -¡Oh…!- su miembro, ahora expuesto, fue apresado por la habilidosa mano; enviándole escalofríos a todo su cuerpo, haciéndole retorcerse de placer que solo aquel le hacía experimentar…

 

Pero, aún y en esa íntima sensualidad, no pudo evitar sentir una punzada en el corazón, Takaba Akihito… Como el presentimiento de que algo era diferente ésta vez…

 

Asami acarició la caliente y suave extensión, que se erguía como clamando más atención… Desviando su atención del acalorado rostro, a la cabeza rojiza que se volvía lúbrica a medida que frotaba aquel miembro, presionaba la hendidura de su corona… Takaba emitía los sonidos en los que quería perderse… De los que quería evocar, por la oportunidad negada; y quería igual grabarse aún más aquellos por los que había empezado a atesorar y podía tenerlos…

 

Los dedos de Takaba se apretaron en sus cabellos, enviando una sensación placentera; que estimuló los sentidos de Asami, pese a que conocía las diferencias de lo que en sus recuerdos había del otro hombre que no estaba presente, y aquellos con el joven que estaba siendo manipulado por él…

 

Como desde esa primera vez que le había cautivado esa expresión rebelde de Akihito… Que había mantenido lejos el recuerdo del hombre indómito pero complaciente, que se había revivido poco antes…

 

Mientras sostuvo el sexo caliente de Akihito, se inclinó un poco más a besar la extensión, acariciarla con los labios; así como su otra mano descendió, para hacerse de la cintura de aquel…

 

-D-e-Detente… A-sami…- Takaba, con el calor de la voz, suplicó contradictorio en las palabras con el hecho de que su cuerpo ansiaba las atenciones de aquel hombre; le era difícil no responder al estímulo que recibía, la boca de caliente humedad se apropió de su miembro le hizo respingar en sorpresa y éxtasis… Arqueándose un poco, necesitado de sentir más atenciones de aquel…

 

Asami devoró, no solo con la mirada, cada reacción, textura y sabor de aquel; el joven, caliente y flexible cuerpo estremecido de necesidad y deseo, pese a la contradicción incriminatoria de las palabras del propio Akihito. Sus manos atendían en caricias y soporte, su boca sedienta de cada gota que manara de aquel cuerpo de sublimes promesas de más que carnal placer…

Los dedos, de su mano libre, fueron directo al punto exacto al que ansiaba llegar en más que esa forma; sintiendo la apretada roseta palpitante, anhelante ante el toque que era húmedo por la saliva y fluidos que se deslizaban sobre ella… forzó el paso de 2 de sus dedos, en el húmedo, vibrante y caliente interior; sin ser el único en dar alguna muestra de lo que significaba aquel placer…

 

El de cabellos castaños se apropió de cada resquicio a su alcance,  fuese piel o las mismas entrañas de aquel lugar que hurgaba con sus dedos; había un ardor en su cuerpo y en su sangre, quizá encendido por los recuerdos recientemente traídos del olvido… Quizá por lo fácil que era sentirse atraído  por el que se entregaba entre sus brazos…

 

Asami gruñó el calor de sus sentidos, aunque mirara y reconociera que era a Akihito al que ahora amaba y sostenía; su mente le traicionó con una lejana y no solo sensual imagen de alguien de cabellos cobrizos que se había entregado tan desinhibidamente a él, como el cenizo hacía ahora…

 

Y Takaba se retorcía de placer, recreándose los sentidos de Asami por los gemidos que reverberaban del más joven de los dos. Akihito musitó el nombre de su esclavizador amante, retorciéndose su cuerpo y aferrando sus manos los cabellos ajenos, en cuanto los largos y expertos dedos se introdujeron más en su cuerpo… Acariciando su interior y volviéndole loco las sensaciones que, sumadas a las que le proporcionaba aquella maestra boca sobre su miembro, le llevaban al delirio…

 

-Me… ¡uh!... Me vengo… ¡Asami…!- el cuerpo de Akihito se tensó y arqueó, incapaz de contenerse por el estímulo candente al que fue sometido, por aquel hombre que había explotado en más de una forma la sensibilidad de su cuerpo…

 

Desde la primera vez que Asami se introdujo bajo su piel…

 

El cuerpo de Takaba se estremeció en un escalofrío de anticipación y placer, cuando aquel peligroso hombre se alzó sobre él… Las grandes manos tomando su cintura mientras esa mirada ardiente y profunda, le fulminaba tan intensamente; como preludio a lo que vendría…

 

-¡Ah...!- Akihito exclamó sofocado, su cuerpo retorciéndose en acalorado placer al ser llenado por la inhiesta virilidad de aquel; sus manos fueron raudas e instintivas a abrazar los anchos hombros, cuando aquel se inclinó para posar los labios sobre su piel –A-Asa… mi…- se quejó, sin aire; enmudeciéndose su jadeo, ante la embestida que terminó de hundir al invocado en su interior… Su cuerpo tiritaba de placer, y sus manos y piernas se aferraban de manera imposible y desesperada en aquel imponente hombre… Aferrándose para no sentirse en la caída libre, cada que aquel lo sometía de aquella delirante forma…

 

Asami comenzó a embestirle de manera firme, implacable. Gruñendo con candencia ante el calor envolviendo su sexo; Akihito retorciéndose entre gemidos y quejidos, incentivando más al poderoso hombre… Su cuerpo totalmente abierto para aquel…

 

Las embestidas fueron más intensas, el sonido de los cuerpos chocando entre sí solo era complemento de la sonata de gemidos y algunos espaciados gritos o gruñidos…

 

Takaba se tensó y se arqueó contra las almohadas, jadeando el nombre de su amante, una vez más, al correrse entre los cuerpos de ambos; sensibilizados sus sentidos y cuerpo, sin poder reprimir los gemidos ahogados ante las poderosas embestidas que prolongaban su orgasmo ante la insistente y ruda fricción, hasta que Asami exclamó su liberación…

 

Pero ésta vez, el nombre de su amante, a sus labios no acudió…

 

 

 

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Entreabriendo los ojos, la penumbra aún persistente en la habitación. El quejido, casi mudo, escapando de los labios entreabiertos; la consciencia arrastrándose lentamente en su sistema, a causa de lo ocurrido antes… Fue inevitable el estremecimiento ante la mano que se paseó por lo alto de su espalda, el ligero hundimiento de la cama a su lado a causa de un ajeno movimiento, la imperante figura cerniéndose sobre su cuerpo…

 

-Debiste marcharte…- fue bajo el señalamiento; en ese instante en que todavía no están del todo repuestos los sentidos, arrugando un gesto ante el dolor que causó la ligera presión de la mano bajando por la espalda… Contrastando el escalofrío por los labios rozando su hombro descubierto.

 

-No me iba a ir.- fue la profunda respuesta junto con el amonestador gesto, pero siendo cauto en no infligir realmente daño, sino marcar un punto en ante las palabras ajenas… Dejando un superfluo beso sobre el suave hombro. Se apartó, al igual que su mano de aquella espalda, realmente disconforme por hacerle tener ese gesto dolorido; se inclinó más sobre el otro, intentando no cargarle su peso, haciendo a un lado los cobrizos cabellos… Pudo notar la gris y calculadora mirada, cuando rozó sus labios sobre la pálida sien.

 

-Vete, Ryuusei… ya hiciste demasiado aquí.- fueron las suaves y despectivas palabras del propietario de aquella clara mirada; el sopor habiéndose desvanecido para ése momento; aún y permaneciendo en apariencia apacible bajo el más corpulento –Espero que hallas dejado una salida rápida a Ichinose, por el valor de ser tu informante… Porque, si no lo sacaste de ahí para ahora, entonces dalo por muerto…- el tono bajo, uniforme y frío, declaraba aquellas palabras; la mirada pálida afilada hacia el que estaba tan cerca suyo y se había quedado estático por meros instantes, al escucharle –Yo no me conformo con los meñiques*…- la letalidad fue más que evidente en la sutileza.

 

El nombrado se apartó con brusquedad, apretando los puños sobre las mantas y resoplando su molestia, irritación, por la manera en que aquel siempre estaba empujándole lejos, negándose a su presencia y manteniéndole al margen; desde un tiempo a la fecha… Pero, lo que más le cabreaba, mientras fulminó las afiladas y grisáceas pupilas, fue el enojo subyacente que aquel le destiló en sus suaves palabras…

 

-¡Joder, Rume!- dio un golpe en la cama, a lado del nombrado; mientras aquel se mantuvo en su postura y actitud, sólo una ligera contracción en el ojo indicó la molestia física causada por el brusco movimiento. Sin embargo, la solemnidad no abandonó al del esbelto cuerpo; siquiera, por haber estado velando su estado más inconsciente hacía poco. Si tan solo aquel no estuviese tan herido… –Yamakira está lejos y no hay nadie más a quien vayas a confiarle tu persona, estando en tu situación. ¡Deja de hacerme a un lado y de escabullirte de mí!- no dando acuse de lo que el otro había dicho, le increpó; sin evitar señalar con ese “nadie más” que no quería que Asami Ryuuichi volviera a hacerse cargo de él; demandando, quizá un poco desesperado, que le permitiera la misma confianza que entregaba al hombre que detestaba (a raíz del conocimiento de aquellos y lo desigual de su situación) por sobre otros…

 

Ryoishirou apartó su afilada mirada, con un resoplido despectivo, como si no le importara aquel reclamo por parte del otro… Aunque, para sí mismo, fueron palabras que sacudieron en su interior; reafirmándose, en su mente, lo que le había dicho a Asami sobre éste dragón

 

Podría ser su perdición…

 

Si no tenía cuidado. Por ello tenía que reafirmar su autoridad e independencia, tener distancia con Ryuusei… Se había equivocado, al haberse involucrado con el hombre; sólo por no seguir a Ryuuichi… En una de las noches en que más añoró la presencia sobre conocida, mientras se entregó –como pocas veces-  a la bebida y salió a… Ningún lugar en particular. Solo intentando no ir a donde Asami… Y, en su momento de mayor fortuna e infortunio, se encontró con éste otro dragón

 

Ryuusei Amon había mostrado su interés en él, más allá del nivel profesional, conociéndose por casualidad cuando hizo personalmente la entrega de unas piezas al anterior líder del grupo –al que aquel pertenecía entonces- ; categóricamente lo desdeñó y rechazó sus intenciones… Era el estereotípico Yakuza, por su forma tosca, engreída y osada de actuar, agresivo, cuando intentó acercársele y demandar no sólo su atención, sino también su compañía.

 

Ryoishirou Rume era relativamente más joven ese tiempo, y Ryuusei tampoco estaba fuera del rango de aquella edad; aunque, el primero, parecería siempre mucho menor… Aquella noche terminó por llegar a un bar casual y de buen gusto, siendo azarosamente alcanzado -poco después- por este infame Yakuza, que estaba en vísperas de ascender entre la jerarquía del grupo…

 

Una invitación sutil pero implacable, dentro del marco que exaltaba el deseo por parte del ‘matón’ de ojos cobalto…

 

El de los ojos grises, un poco briago de alcohol y otro tanto de un anhelo que no iba a socavar, tomó su invitación en cuenta ésa vez; pero, en el momento, sólo por la similar corpulencia del dragón que estaba dejando… Por éste a quien cedió en un momento de desesperación

 

Todo habría estado bien si, después de un tiempo de encuentros, aquel hubiese mantenido lejos sus ansias de dominarlo… Más allá de las sábanas.

 

Pero para entonces y lamentablemente, para el de los ojos grises, ya había…

 

El de cabellos negros tomó con brusquedad la mandíbula del que se hallaba por debajo de él, obligándole a encararle… Tomando con fiera demanda los labios que se negaron a manifestar queja de dolor; sin medirse de hacerle daño por ese arrebato, pero teniendo en cuenta la fina línea de no excederse… Pese a lo mal que le ponía aquella actitud de Rume…

 

Cuanto más lo tenía sus manos, más parecía escapársele entre los dedos…

 

Amon se apartó, gruñendo tanto de dolor como molesta queja, mirando enrojecidas gotas sobre aquellos finos labios, mientras se limpió la boca y descubrió sus dedos manchados de su propia sangre… Aquel no había forcejeado, por la loable prudencia de las heridas abiertas y apenas tratadas; pero negado a cualquier indefensión ante el más alto, al morderle a sangrar el labio y la punta de la lengua. Como si le estuviese aleccionando que no iba a ser nada fácil cortarle su libertad aún y en las desventajas.

 

Oh… Pero él estaba dispuesto a no renunciar a ese reto…

 

-Vete.- fue una orden baja pero firme, pese a la agitada respiración y tensión en la mandíbula… Ryoishirou sentía el corazón desbocado, y se negaba a demostrar por demás lo afectado que aquel le había dejado… Pero necesitaba su espacio. No había renunciado a su posición por Asami, en su momento; ni éste se lo había sugerido siquiera; así que no iba a permitir que Ryuusei lo obligara entonces…

 

Si tan solo aquel entendiera ello, quizá...

 

-¿Le trataste así también?- Amon, en sus facciones había ira; mientras limpió una última vez el rastro de sangre, donde se había inflamado el labio tras la mordida. Cuestionó con braveza de si, alguna vez, aquel se había desplantado ante…

 

-No te compares con él.- Rume le devolvió el brío; sin importar sus emociones, o sabiendo que aquel se ensañaría más con las ideas y enfermizos celos… No iba a permitir que aquel se comparara con Ryuuichi. Él mismo, habiendo vivido siempre en el abismo que representaba la oscuridad de sus mundos, no se comparó (profesionalmente) con Asami…

 

Y aunque ambos Ryu solo asemejaban la corpulencia física; Asami Ryuuichi era como una noche oscura, privada de luna y de estrellas; un abismal temible y seductoramente entrañable… Mientras que Ryuusei Amon era una noche de luna sangrienta; un abismal  caótico y magnificencia  implacable….

 

Le dolía el cuerpo y algo más, ante su situación… Si aquel arremetiera en su contra, como parecía sólo estarse conteniendo, no tendría posibilidad alguna de detenerlo o defenderse. El de los ojos cobaltos hizo un movimiento y, en aparente calma, los ojos grises se cerraron como para ignorarlo; aunque era solo el mecanismo, antelando lo que podría ser un inevitable

 

Ryuusei se apartó del de cabellos cobrizos, tomando distancia del lecho; en tanto el otro volvió a mirar en su dirección al notar el movimiento, le miró alistarse con las prendas que había desechado cuando le atendió las heridas. La furia corría por sus venas, su orgullo mellado ante la respuesta recibida. ¿Qué había esperado? Sabiendo que aunque Ryoishirou no estaba con Asami desde hace tiempo, no había dejado de existir cierto grado de comunicación entre ambos…

 

-Solo te diré, que ya tiene un amante…- quería herirlo

 

-Y, yo, que no pienso hacer nada al respecto, es su elección.- fue la conocedora respuesta…

 

Los cobalto se volvieron al que yacía de costado en la cama; quizá aquel intentara ocultarlo, como mayormente podía, pero lucía cansado y doliente todavía, más la claridad de la mirada reflejaba el saber aquello y que no se volvería loco por eso… Amon admitiría, para sí mismo, que ese rasgo de confianza despreocupada era uno de los que le fascinaba de aquel; pero también la que más le llegaba a fastidiar.

 

-Volveré en la noche.- le hizo saber; implicando, en el profundo tono, que esperara su llegada. Agarró la gabardina y se dirigió a salir de la habitación interior… Aquel no le respondió.

 

Para lo que sobraban las palabras…

 

Cerró la puerta con un duro golpe y se dispuso a salir inadvertido del resto de la habitación; tal cual se había filtrado… Tenía deseos de descargar su frustración con el hombre que estaba cuidando en el hotel –por su terrible descuido y por ser empleado del hombre que no soportaba-; pero el hacerlo, sería otro motivo para que el de cabellos cobrizos se siguiera resistiendo… Se ocuparía de su exceso de energía, a su manera. La primera luz de la mañana, se filtró en el pasillo desde una habitación abierta, donde la mucama tenía el carrito de aseo al costado; apuró su paso, para evitar dejar ahí un daño colateral

 

 

 

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‘Acaba de abandonar la habitación.’

 

Leyó el texto del mensaje que había entrado en su móvil, con minutos de diferencia de haberse despertado; miró a su lado, a la figura de su durmiente y joven amante. Apartó con gentileza los mechones de desordenado cabello y se inclinó a depositar un superfluo beso sobre la pálida nuca, antes de apartarse y salir de la cama… Se dirigió a su habitación, mientras envió un texto de vuelta a guardia que había dispuesto a vigilar a Ryoishirou, durante la estancia en el hotel. Le advirtió la posibilidad de una visita, y que le indicara cuando éste se presentara…

 

Akihito se había corrido, luciendo tan sensual y saciado, mientras atrajo a un abraza al núbil cuerpo; recompensándole con el descanso, después de haber estado y entregado al “castigo” de sus instintos, cuando el primer mensaje llegó…

 

Ryuusei Amon se logró filtrar a la habitación en donde había dejado a Rume; por más que éste había pensado en haberle dejado atrás, en el otro continente, estaba la razonable incógnita de si –como había ido a alcanzar al traficante a América- podía también haberse vuelto de inmediato, con éste estando nuevamente en Japón…

 

-‘Solo vigila que nadie extraño intente llegar a él. Si no sale después de aclarar la mañana, acércate a averiguar si requiere algo.’- indicó. Asami contactaría con el de ojos grises directamente, después. Pero tendría que atender varios de sus asuntos primero. Entró en la ducha, iniciando como cualquier otro día

 

 

 

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En la cama, mientras el calor que había estado tan cerca suyo se disipaba, los orbes almendrados se abrieron con pereza; aún atrapado en la somnolencia; pero su instinto de reportero estaba despierto… Las ideas todavía estaban conectándose en su mente, pero ya había preguntas que rondaban sus pensamientos…

 

¿Por qué Asami recibió mensajes de texto tan a deshoras? ¿Tenían que ver con aquel sujeto que vio acompañando al alto hombre? ¿O cuestiones del turbio mundo en que también estaban asentados los negocios del que había abusado más que de su cuerpo las pasadas horas…?

 

Todavía estaba cansado… Veces se preguntaba el cómo el mayor tenía tanta resistencia, mientras que a él lo extenuaba hasta la saciedad. Podía alcanzar a distinguir el murmullo del movimiento del hombre en el resto del apartamento. Takaba cerró los ojos, dejándose arrastrar al abrazo del sueño, pese a que su mente seguía conectando imágenes de cobrizos cabellos con aleatorias ideas…

 

 

 

 

 

 

 

[Note: *Meñiques: Hace referencia a la usanza Yakuza, a quien se somete una persona para tratar de resarcir algún tipo de reprochable falta mediante la amputación del dedo en cuestión; como símbolo de lealtad.]

Notas finales:

Bien, aquí espero haber resuelto un poco de "dudas", auqnue sé que dejo muchas otras al aire xDu


Soy fan de AxT, y como no pretendo quebrantar su relación, no me explico demás en el resumen [que, dicho sea de paso, no parece ser mi fuerte para hacer xDu]. Con éstos "Extras" solo se me dio la regalada gana [=w=9 (?)] de complicarles algunos eventos, a parte de las complicaciones que en la historia original ya tienen xD [¿Qué más da pintarle una raya más para el tigre, no?]

 

*me aclaro la garganta* bueno, sin más por el momento, y ansiando robarme un giratiempos para podre dedicarme al siguiente cap... Espero haya sido de su agrado éste :)

 

Felices Fiestas! Que el año que termina se lleve solo los malos momentos y el que viene a iniciar sea un acumulado de todo lo mejor x3

 

Muchos cariñosos recuerdos de L.-quine no se sabe cuándo vive y cuando muere (?)- Wolf. Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!


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