No esperaba que en un día tan nublado y gris como este, llegaran dos oficiales con uniformes y un paquete en sus manos. Al principio pensé que se trataba de una equivocación, hasta que me dijeron que se habían demorado cinco años para localizar las familias de todos los soldados caídos en servicio, junto con la entrega personal de las pertenencias recuperadas de cada uno.
Cuando escuche Jung Hoseok no sabía cómo reaccionar, solo atine a recibir el paquete, correr rápidamente al living y averiguar que estaba sucediendo.
Hobi desapareció el mismo día que lo nuestro termino, nunca más supe de él, pero tampoco mi mente procesaba las palabras de los oficiales, el no podía estar muerto.
Dentro del pequeño paquete había un par de insignias y una carta, algo maltratada, pero claramente podía visualizar mi nombre en un la parte posterior de esta. La abrí desesperadamente...
Para ser sincero ni siquiera puedo asegurar que esta carta vaya a llegar a tus manos algún día, pero de ser así quiero que interpretes cada palabra como la muestra de amor más pura que puedo entregarte.
Nuestro amor fue tan dulce como un caramelo y casi al final tan acido como un limón, la culpa fue mía, lo sé, pero juro que razones existían y aunque no lo creas no me arrepiento de nada.
Mentiría si dijera que no me dolió ver tu rostro lleno de lágrimas, aferrándote a mi espalda como si fuera tu salvación, pero mis ganas de dejar que tu vida fuese mejor sin mí me motivaron aun más a dejarte atrás.
La guerra había estallado y solo bastaron días para que mi nombre apareciese en la lista para servir a mi país. No había salida posible para mi, salvación después de esta mucho menos y estaba consciente de aquello. La idea de morir nunca me aterro, nunca hasta que apareciste en mi vida, con esa deslumbrante sonrisa, esa voz tan profunda pero tan dulce a la vez. Te convertiste en mi mayor fortaleza y debilidad, ya no pensaba solo por mí, no actuaba sin pensar en que las cosas podían recaer en ti. Era lógico que tu pensabas de la misma forma, por eso al asumir mi destino no podía ser tan egoísta de dejar que me prometieras amor eterno, aun si eso implicaba tu soledad hasta el final de tus días.
Fui cobarde, no lo puedo negar, pero mi castigo fue haber muerto en vida el día que decidí terminar todo, alejarte de mí con las peores palabras y mentiras existentes...
Cerré los ojos y los recuerdos aparecieron en mi mente tan frescos como si hubiesen sido ayer.
"-Creo que es hora de terminar con esta mariconada que estamos viviendo-su voz era de ultratumba y su expresión simplemente no tenia expresión.
-Hobi no es gracioso-intenté reír mientras me acercaba para tomar su mano, pero el manotazo que me impidió seguir me dejo perplejo.
-Ya me aburrí de ti, fuiste un buen juguete mientras duro- rio cínicamente.
-Hobi...¿qué..qu..dices? no estoy entendiendo- sentía un malestar en mi pecho, me estaba faltando el aire, y las lagrimas alojadas en mi ojos luchaban por salir.
-Esa es una de las razones por las cuales me aburriste- tomo mi mentón para alzar mi rostro y su mirada despiadada me atravesó- eres tan tonto como un niño, al principio me parecía excitante, pero con el tiempo se torno tedioso."
Se muy bien que unas palabras de perdón no van a sanar las heridas que te cause. Solo me basto mirar tus ojos y ver el brillo que tanto amaba desaparecer, para darme cuenta que había matado una parte de ti, pero créeme cuando te digo que ese día también sepulte una parte de mi.
Pensaba llevarme el secreto hasta la tumba, pero ¿Qué más da? Estoy escribiendo esta carta en la tienda de campaña, mientras espero un llamado, un bombardeo, algo que me obligue a salir.
Quizás a esta altura ya tendrás una idea del porque mi actuar o quizás no, parte de tu encanto era lo mucho que te demorabas en analizar las cosas si no te las decían directamente.
Kim Taehyung, te odio por hacerme la persona que hoy soy, te odio porque mientras escribo esto las lagrimas me invaden, el miedo se hizo presa de mi ser, porque aunque se cual va a ser mi destino me estoy aferrando a la vida con la esperanza de volver a recostarme en tus brazos, te odio porque me hiciste amarte tanto que duele. Por esto mismo te deje sin explicación, porque quiero que me detestes tanto que dejes de amarme, que encuentres a alguien que te haga mucho más feliz de lo que yo te hice, aunque debo advertirte que nunca nadie te va a amar tanto como yo.
Perdóname mi amor, perdóname por haber sido tan cobarde, por haber roto nuestra promesa de seguir juntos hasta el fin de nuestros días, perdóname por todo. Perdón por no haber sido capaz de mirarte sinceramente ese día y decirte la verdad de las cosas, pero en el fondo de mi corazón sabia con seguridad que de no haberlo hecho hubieras esperado tu final solo, sin la oportunidad de ser feliz, de vivir tu vida...
La vida va a seguir Taetae, conmigo o sin mí, pase lo que pase te deseo lo mejor, la felicidad eterna.
Siempre tuyo, Jung Hoseok.
Pd: te ame en el pasado, te amo en el presente y te amaré en la próxima vida.
5 de marzo, 1920
Mi pecho dolía, mis lágrimas y mis sollozos me estaban ahogando.
-Hobi...-caí de rodillas, me faltaba la respiración. Esto no podía estar pasando, no cinco años después de aquel fatídico día.
Seguí con mi vida, pero jamás deje de pensarle, de amarle, solo me convencí de lo mal hombre que había sido conmigo y aun así no pude sacarlo de mi corazón.
Los gritos y llantos atrajeron al resto de los monjes que llegaron a auxiliarme, sin saber el pesar de mi alma, después de todo el monasterio era un lugar digno de respetar y yo ya había quebrantado varías reglas...
Supongo que nuestro amor estaba destinado a pertenecer solo a ambos, tú no amaste a nadie más y yo me rehusé a amar a alguien que no fueses tú...