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La noche caía fresca y tempranamente la ciudad bullía de movimiento y diversión, a la gente más que molestarle el inicio de la fría temporada de invierno le daba gusto salir con sus abrigos y convivir felizmente con otras personas, ya se presentaba la amabilidad típica de la época, el centro estaba lleno de júbilo y felicidad por las próximas temporadas decembrinas.
Pero más allá, alejándose del centro yendo más hacia aquellos suburbios lujosos repletos de mansiones impresionantes y exuberantemente adornadas, acercándose al corazón de ellas un lugar se levantaba imponentemente, una antigua construcción que en el presente funcionaba como casa de música, o eso más bien era lo que sus dueños y vecinos querían aparentar ante los extraños.
Después de pasar el salón, los diferentes pasillos llenos de esculturas para ser previamente escoltado por reserva, se guiaba a las entrañas del edificio, en lo profundo del sótano se encontraba el espacio ricamente adornado un tanto similar al resto del inmueble en general pero un poco más sobrio igualmente revestido de materiales finos de principio a fin y todo dispuesto inteligentemente para prestar toda la atención al escenario dispuesto al frente.
Un auditorio de parafilias.
La gente entraba silenciosamente como si de una procesión se tratase, iban todos adornados con máscaras imitando aquellos carnavales calurosos de exceso y banalidad, todos iban parsimoniosamente tomando su asiento sin siquiera fijarse en la existencia de los demás, y fue así hasta que el lugar quedo lleno por completo y las puertas decoradas se cerraron finalmente.
Las luces se encendieron y en el silencio de la sala, un elegante personaje de ropas femeninas se acercó al centro de escenario, era tal su belleza y perfección que parecía un maniquí animado por las mismas manos de los dioses, todos miraron expectantes a la espera de que hablara para saber si de verdad estaba vivo y no era una hermosa ilusión.
-Buenas noches a todos los asistentes, como sabrán cada día 13 del mes traemos a ustedes el más fino espectáculo y esta noche no será la excepción- no se oía absolutamente nada, más que su voz parecía más que todos eran muñecos expectantes en la penumbra aguardando la llama de la vida.
-Sin afán de hacer este monólogo aún más largo, dejo a ustedes el asombro y la expectativa, disfruten de la noche, que los cobija- y en una pequeña explosión de humo el ser se convirtió en un ave que salió volando y antes de fijar su rumbo las luces drásticamente se apagaron.
Un erótico y delicioso tango comenzó a sonar y la fuerte y ronca voz de un hombre erizó la piel de más de uno, de pronto el escenario se vistió de telas de seda, emergieron aromas embriagantes y una exótica habitación únicamente iluminada se divisó en él.
El ave oscura no pudo ocultar la risa ante esa característica de lo que él llamaba “el muy infalible cliché”
La música siguió con su encantadora y sensual melodía hablaba sobre amor pero no cualquier tipo de amor si ese apasionado que te hace querer consumirte en su infernal pero divina intensidad, aquel amor que se siente una sola vez en la vida.
-…y me dirás tu vida mía, que acaso el consumirnos, el odiarnos y el mentirnos en secreto ¿no es amor?... ¿Quién tendrá la desdicha de probarte y no tenerte, de olvidarte eternamente odiando el frío de tu adiós?... –
Los actores principales aparecieron por fin en escena bañados en una tenue luz, una sombra negra apareció danzando por toda el pequeño espacio, imitaba el aleteo de las aves con sus brazos envueltos en plumas giraba y giraba sintiendo como el viento podría casi elevarlo, después aparecieron 2 sombras más, sus máscaras asemejaban a una cobra con relucientes y verdosas joyas incrustadas en ellas, las cuales escoltaban a una figura encapuchada que jalaban y movían con brusquedad, de repente la capa cayó revelando a penas la vaga figura de un hombre el cual fue sujetado al objeto detrás de él, las miradas se centraron en el hombre desnudo atado a la escultura, él iba a ser la ofrenda de esta noche.
Tan viril, sensual con su cabello ya largo y sudado se pegándose a su cuerpo caliente exudando un aroma sexual dando la imagen del amante perfecto, aunque que espera el toque de su pareja para entregarse completamente a sus pies, la negra figura dejó su danza y se situó tras él hombre, sus manos comenzaron a bailar una danza sensual recorriendo aquel bello torso acariciando sintiendo la suavidad, la humedad de cada centímetro de piel aquellas manos subían una y bajaban cada vez sacando callados gimoteos que no llegaban a escucharse por que el hombre aun trataba de contenerse, la sombra jugó encantada con su cuerpo hasta que en un tercer recorrido diabólicamente comenzó a bajar lentamente sus manos, hasta llegar a las caderas y bajó tocando suavemente los muslos, para en su malévolo plan llegar al ya despierto miembro del hombre que no logró contenerse más, sacando un suspiro sonoro y erótico que fue silenciado por los gemidos apagados de la audiencia.
-…Amo de ti y anhelo tu locuras tu manías la forma de tu cuerpo, el sudor en tu cabello ¿Qué haría yo sin ti mi vida?... perdiéndome en la noche sufriendo en la agonía, ¡mátame de una vez!..-
La oscura figura frotaba el miembro ya desbordante de la ofrenda pero cruelmente a la mitad extendió las manos regocijándose de los sonidos y sensaciones colectivas respirando la esencia de la lujuria misma, tan fuerte e hipnótica cuando tuvo suficiente con una mano saco de entre sus ropajes un objeto oscuro y delgado , cuando sin previo aviso un latigazo sonó fuertemente en el auditorio uno tras otro llenando el espacio como una niebla, hasta que la música y los latigazos sonaban acompasados como si desde un principio se hubieran hecho el uno para el otro, la melodía acompasada de quien necesita al otro para existir.
-…Si me dejaras mi vida, oh eterna agonía
Aquel amor se marchitó, oh agonía ¡mátame de una vez!
En el olvido y la miseria tu nombre repetiré vida mía,
¡Mátame de una vez!
¡Mátame de una vez!
La blasfemia y la herejía que en tu cama se selló…-
Un éxtasis un orgasmo colectivo de emociones se desbordaban ya de la audiencia fuera de sí, la escena, la música, los calientes suspiros mismos se convertían en parte del espectáculo se convertía en una pandemia, era una sinfonía de cuerpos excitados tocando una pieza oscura y perversa con el sexo mismo guiándolos a la perdición.