Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Por siempre y para siempre | JongKey por AcolorfulPanda

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Casi todo estaba listo, hasta el más mínimo detalle había sido verificado mínimo tres veces.

Las velas, las cerillas para encenderlas, la botella de vino en la cubeta de hielo, el par de copas y los platos relucientes y perfectamente puestos esperando ser servidos estaban en su lugar. Todo, todo estaba en su lugar.

La alarma del horno chilló anunciando que la comida también estaba lista y JongHyun solo entonces estuvo más tranquilo. Limpió ambas manos en su delantal y fue a inspeccionar el aspecto de la lasaña recién salida del horno. 

— Perfecta —Señaló para sí mismo a medida que una amplia sonrisa se pintaba en sus labios y volvía a guardar la bandeja en el horno para mantener el calor de la cena luego de haber verificado su sabor y su aspecto. En diez minutos se supone que Kibum debería llegar y por ahora solo le restaba sentarse a esperar.

Él y su pareja se conocieron nueve primaveras atrás cuando iban en la escuela. Un año después comenzaron un torpe amorío que con el paso de los meses se hizo más estable y también más maduro. Para ambos parecía irreal que estuvieran cumpliendo justamente aquel día ocho años de estar juntos. Habían atravesado demasiadas dificultades para conseguir mantenerse y ahora, ambos con una carrera terminada, trabajos y una vida estables no les quedaba más que disfrutar de su mutua compañía, del amor que para muchos parecía absurdo pero que era ciertamente envidiable.

El de platinados cabellos sonrió al recordar el día en que se conocieron y encendió la televisión poniendo cualquiera canal a sabiendas que no iba a prestar el mínimo de atención, prefería perderse entre los recuerdos de su vida con el castaño.

Todo comenzó el día en que ingresó como estudiante transferido a un nuevo colegio.

. . .

— Allí no te puedes hacer, ese es el asiento de Kibum —Se escuchó en medio de los murmullos y risas del aula de clases una voz que se dirigía a él cuando fue a ubicarse en uno de los asientos que aún no tenían libros o bolsos sobre él que lo estuvieran reservando. JongHyun completamente apenado, cohibido y muy acojonado simplemente asintió y paso seguido, agachó su rostro para seguir andando. El único asiento que parecía libre además del anterior era uno que quedaba hasta el final junto a la pared.

Un chico pequeño, de ojos gatunos y cabellos castaños lo siguió con la mirada y de repente se sintió arrepentido de haber abierto la boca.

. . .

— Hey tú, el nuevo —Si al hecho de que era jodidamente tímido por naturaleza le sumabas que además era nuevo en la escuela obtenías como resultado a una bola de nervios, ansiedad y ganas de huir llamada JongHyun que casi corría para escapar de quien fuese que le estuviera llamando. — ¡Yah! Te estoy hablando, enano. —Y entonces su atención fue reclamada con un jalonaso a su brazo que casi lo hizo tropezar con sus propios píes al interrumpirse su carrera, de no haber sido por el otro chico que lo ayudó a sostener hubiera dado de bruces contra el suelo.

— Lo siento, no pensé que fuera conmigo —El muchacho a su lado bufó y se cruzó de brazos sin creerse ni una sola palabra.

— Ajá, ¿Y acaso cuantos chicos nuevos crees que hay en la escuela cuando falta tan poco para que el primer ciclo escolar termine? —Jong se sonrojó y no despegó su vista del suelo, temía levantarla y encontrarse alguna mirada de odio de algún brabucón que solo quisiera buscarle problemas como pasó no pocas veces en su anterior institución— Niño, pero si pareces un cachorro regañado, en fin, mucho gusto, me llamo Kibum —En su campo de visión pronto apareció una pequeña y pálida mano. Él lentamente levantó su mirada y la fijó sobre unos gatunos orbes que parecían envidiosos de la amplia sonrisa que su portador tenía en la cara pues también brillaban divertidos. JongHyun podría jurar que los ojos del  muchacho sonreían también.

— El dueño del asiento —Agregó estrechando su mano con algo de torpeza, liberándola segundos después.

— Mh, si y no —Murmuró el otro que ahora parecía incomodo— Fui yo de hecho quien no te permitió sentar allí, Kibum es mi mejor amigo, compartimos nombres pues nuestras madres también son amigas y pensaron que sería una buena idea que nos llamáramos igual ¿Tonto no? Además crecimos juntos y no tenemos otra opción que ser amigos, es molesto, creo que de haber conocido a mi madre mientras estaba embarazada de mí le habría dicho que es una terrible idea llamar a tu hijo como su mejor amiga llamaría también al suyo ¡Al pobre niño podría darle algún complejo! Aunque claro, ese no es el caso de Kibum mi mío porque en realidad somos bastante increíbles… —Una risa divertida se escapó entonces de los labios del entonces azabache interrumpiendo el monologo del otro. El  chico en cuestión se cruzó de brazos fingiendo molestia con el único afán de ocultar el sonrojo que se había pintado en sus mejillas.

— Lo siento, lo siento, es solo qu…

— Hablo mucho, lo sé, usualmente no soy así pero—Se interrumpió para tomar una gran calada de aire— estoy nervioso y te debo una disculpa por lo de antes, no pretendía hacerte sentir mal. Hablaré con Kibum para intercambiar asientos con él y tú puedes hacerte en su lugar o en el mío que da contra la ventana donde tendrás una excelente vista, lo siento en serio, espero tu primer día no se haya arruinado por mi culpa —Kibum entonces se inclinó en una reverencia de 90° que provocó que en los labios de su acompañante se formara una “o” casi perfecta.

— No, no, no es necesario, entiendo que el lugar estuviera ocupado, no debes pedir perdón.

— Claro que debo, debí tener más consideración de ti como el nuevo y dejar que te instalaras y eso

— Ya no hay problema. Y por cierto, mi nombre es JongHyun.

— JongHyun…

— Kibum…

Y sonrieron, ambos simplemente sonrieron.

. . .

Una de las cosas que más le gustaban a JongHyun de Kibum era lo diferentes que resultaban el uno del otro. Sus personalidades, gustos, hobbies y hasta físicamente, eran totalmente opuestos. Quizá lo único que tenían en común era el gusto que se tenían mutuamente, el amor, porque fuera de eso ambos resultaban como el agua y el aceite.

Eso mismo fue el causante de muchos de sus problemas, no tuvieron que enfrentarse solamente a los prejuicios de una sociedad patriarcal, heterosexual y homofóbica sino también a los conflictos que nacían por la diferencia de sus caracteres y personalidades. Constantemente chocaban y eran extrañas las ocasiones en que no surgía un altercado por casi cualquier cosa. Solo con los años aprendieron a lidiar con ello, a manejarlo, porque una cosa era clara, ni JongHyun  iba a dejar a Kibum, ni el castaño iba a permitir que eso pasara.

Sin embargo seguían existiendo problemas, como el hecho de que Kibum nunca, jodidamente nunca, llegaba puntual a ningún lado.

Habían quedado de encontrarse en casa a las ocho en punto para cenar juntos y luego quizá salir a celebrar pero habían pasado veinte minutos de la hora acordaba y no habían ni indicios de que el chico estuviera por dignarse a aparecer. Jong gruñó frustrado y se resignó a esperar, de todas formas no es como si lo hubiera ya previsto.

Le frustraba terriblemente que su pareja tuviera esas mañas, lo amaba sí, y comprendía que no podía ser perfecto, que era humano, pero ¿Por qué por una vez en la vida no podía simplemente aparecer a la hora que acordaron? Tampoco era tan difícil y suponiendo que era una fecha especial era más que obvia la necesidad de puntualidad. Kibum salía de la editorial donde trabajaba a las siete menos cuarto, tenía una hora y quince minutos para llegar a casa y aunque ese día no hubiera ido en su auto tenía tiempo más que suficiente para llegar temprano aún si volvía en metro.

Una vibración en su bolsillo le hizo despertar de sus ahora agrías ensoñaciones. Al percatarse que era su móvil y que en la pantalla aparecía el nombre y foto de su pareja, gruñó al responder

— Kim Ki bum ¿Se puede saber por qué vienes tan tarde? —Al otro lado de la línea se escuchó una voz temblorosa. En cuestión de milisegundos su vista se fijó en la pantalla de su televisión. Era el noticiero que informaba de un accidente a pocas calles de su apartamento. En la parte inferior de la pantalla aparecía una foto de su pareja que lo identificaba como una de las víctimas— Kibum…

— …el Joven Kim se encuentra ahora mismo en el antiguo Hospital Jungang, junto al conductor que le atropelló y otras dos víctimas más del accidente—La voz de la chica sonaba lejana a su oídos, totalmente ajena a él. Las manos le temblaban y él simplemente no podía moverse. Su vista permanecía casi morbosa sobre la escena que pasaban en la pantalla y en la foto de su novio, de su prometido — ¿Señor? Señor, yo… no sé cómo decirle esto pero lo mejor sería que intente llegar pronto al hospital, los signos del joven Kim eran demasiado bajos cuando lo llevaron.

— ¿Hospital Jungang?

— Sí señor.

Todo parecía ir en cámara lenta o como si estuviera viendo una película. Se sentía todo tan extraño, tan ajeno a él. No supo ni cómo había llegado al imponente edificio que se elevaba frente suyo. ¿Apagó el televisor? ¿Cerró la puerta? ¿Trajo consigo si quiera algo de dinero? Afortunadamente a esto último si obtuvo una respuesta porque en su bolsillo delantero tenía algunos billetes que sin miramientos le tendió al taxista y sin fijarse o esperar por algo más simplemente se bajó del coche y corrió, corrió hasta que las piernas le dolieron.

. . .

— Kibummie ¿Quieres casarte conmigo?

— ¡Si quiero!

— Sé que aquí todavía no es legal pero se me ocurre esta una perfecta excusa para viajar juntos a Europa ¿Qué dices?

— ¡Doblemente sí quiero!

. . .

Respirar le dolía, malditamente le dolía, no por el viento frío que torturaba su nariz y garganta con las rápidas respiraciones que tomaba, no, le dolía porque todo esto era demasiado horrible para ser verdad.

— ¿Dónde está Kim Kibum? me dijeron que lo habían traído aquí, necesito verlo, ¿Cómo está? 

. . .

— Yo, te quiero gatito, en lo bueno, en lo malo y en lo feo, yo te amo. Envejeceremos juntos,  por siempre y para siempre —Le dijo de rodillas insertando en el dedo anular de su pareja una argolla dorada. Todos los comensales en ese momento rompieron en gritos, aplausos y ovaciones a la pareja. El castaño en lágrimas se inclinó a su altura y se abrazó a su cuello con fuerza.

— Por siempre y para siempre, cachorrito.

. . .

— Acaba de salir del quirófano, está en la UCI pero sigue inconsciente —La enfermera le explicaba a medida que lo guiaba por unos pasillos blancos que parecían interminables— Señor ¿Es usted familiar del joven Kim?

— Soy su pareja, no me pidieron registrarme antes pero puedo hacerlo luego de verlo y…

— ¿Puede usted darnos el contacto de otros familiares del chico?

— Soy su única familia

— Entonces ¿Señor…?

— Kim, también soy Kim.

— Señor Kim, su pareja está muy delicado y le voy a decir esto con toda sinceridad, es probable que él no sobrevivirá a esta noche, no se le pudo operar porque las posibilidades de que resulte con éxito son menos del 10%. Ha perdido ya demasiada sangre, tiene múltiples fracturas y falta poco para un múltiple colapso de sus órganos.  Lo mejor es que se despida de él.

Aquellas palabras, aunque fueron dichas con mucha amabilidad y casi con compasión le supieron amargas. La chica se hizo a un lado y le dio paso para que él mismo fuese quien corriera la cortina para ver a su chico.

A la mente le venían un montón de posibles horribles imágenes sobre lo que podría encontrarse y temblando corrió lentamente la cortina.

Al otro lado, en la camilla, estaba su Kibum con un montón de máquinas y cables que le ayudaban a mantenerse con vida. Su rostro mostraba una paz característica de él cuando dormía. Tenía pequeños raspones en el rostro y algunos moretones pero nada que dejara ver el estado interno de su cuerpo.

— Kibum…—Lo llamó mientras arrastraba una silla hasta quedar frente a la camilla donde con cuidado sacó la mano del chico bajo las sabanas y la apretó— Tú eres muy terco, altanero y nunca haces caso de nada ni de nadie entonces no hagas caso de lo que digas los médicos ¿Sí? Tienes que reponerte, seguir luchando —Su voz se quebró y un montón de lágrimas escaparon de sus ojos. Pronto su lamento se convirtió en sollozos desgarradores porque no era posible sentir tanto dolor y contenerlo— Ya tenemos los pasajes, en seis meses nos casaremos gatito,  en seis meses serás mi esposo ¿No es así? Entonces adoptaremos dos cachorros, quizá tres si así lo prefieres, y luego de muchos años te voy a convencer con adoptar un niño, lo haré, será tan lindo como tú, me aseguraré que tenga tus mismos ojos y seremos entonces una familia aún más bonita —JongHyun podía sentir su corazón desgarrarse con cada palabra que salía de su boca y cada lágrima le resultaba más dolorosa que la anterior.

— Si adoptamos tiene que ser una niña, pero yo le pondré el nombre —La voz que tanto amaba se escuchó en medio del caos alrededor del lugar. Pero muy baja, casi rasposa e inaudible.

— ¡Kibum! ¿Có-cómo es qué estás despierto?

— ¿Cómo dormir cuando no dejas de mojarme con tus lágrimas? —Le respondió con cierta travesura. Aún tan débil intentaba mostrarse fuerte para su pareja y eso lo destrozó más, siempre le pareció tan vulnerable que el instinto de protegerlo en parte fue el que nunca le permitió alejarse— Jong ¿Me voy a morir verdad?

— ¿Qué cosas dices? Claro que no, solo tienes unos huesos rotos, con algunas cirugías y terapia vas a estar cómo nuevo, te lo aseguro.

—Jonggie, no quiero morirme sin haber estado casado contigo —Una vez más JongHyun rompió en llanto. Kibum intentó mover su otro brazo para consolarlo pero no le respondía, sabía que iba a morir. Era la muerte que ya se ceñía sobre él y lo inmovilizaba. Así también había ocurrido un par de años antes cuando su abuela murió en sus brazos. Ella le había susurrado segundos antes de desvanecerse cómo podía sentir a la muerte tomarla por los pies para evitar que huyera, y cómo luego siguió con el resto de su cuerpo hasta que el corazón de la anciana también se detuvo preso de las garras de la muerte. Él estaba atravesando por lo mismo. —Casémonos ahora…

— ¿Qué dices?

— No necesito de Europa, de un cura o de un montón de papeles, solo necesito tu promesa antes de irme.

JongHyun dudó un segundo en qué hacer pero sin demorar se puso de pie. En uno de sus dedos seguía una de las alianzas que meses antes había compartido con su pareja pero a pesar de buscar en las manos del chico no encontró la de él. Corrió entonces afuera de la pequeña cabina, rogando por no tener que demorar demasiado y poder volver para cumplirle a su Kibum. Una vez más se topó con la enferma de antes y la tomó con fuerza de los hombros, seguramente la maltrató pero la chica no se inmutó, tan solo posó sus propias manos sobre las de él y le ofreció su ayuda.

— El anillo, él tenía un anillo.

— Está con sus otras pertenencias —Le respondió y sin esperar más la chica corrió a la estación de enfermería. Él la siguió con la mirada hasta que la vio detenerse frente a una camilla empapada en sangre donde reposaba la ropa que esa mañana Kibum se había puesto para ir al trabajo. Todo aquello parecía una broma de mal gusto. La enfermera sin embargo no tardó demasiado y volvió a su lado mostrándole la sortija. Él no chistó nada y volvió sobre sus pasos.

Corrió las cortinas y sintió el aire volver a llenar sus pulmones. El castaño seguía allí y le sonrió al ver en su mano ambas sortijas.

— Kibum —Una vez más se puso de rodillas como meses atrás y tomó con delicadeza su mano. Solo entonces el chico se la estrechó y ambos sonrieron. Porque la muerte podría ser hija de puta pero a veces tenía un poco de piedad. — Yo te amaré, en lo bueno, en lo malo y en lo feo. Envejeceremos juntos, recuérdalo siempre—Ninguno de los dos despegó la mirada del otro mientras el de cabellos plata insertaba una vez más en el dedo de su chico aquella alianza. No se percataron de cómo toda la sala se había quedado en silencio y toda la atención se había vuelto hacía ellos. Como si el tiempo se hubiera detenido. Eran ahora ellos dos contra el mundo— Seamos felices, tristes o lo que sea nos seguiremos amando y estaremos juntos, seamos pobres o seamos ricos nos amaremos por siempre y para siempre.

Unos pitidos chillaron al fondo pero una vez más, ninguno de los dos se percató.

Fue entonces que Kibum tomó el anillo que su pareja le ofrecía y con torpeza lo deslizó también por el tembloroso dedo de este.

— Jong, te amaré para siempre, por siempre y para siempre. Por favor, solo recuérdalo —En este punto su voz se rompió y sus ojos se inundaron de lágrimas a pesar que en sus labios se pintó una sonrisa— Incluso cuando no esté aquí, te amaré por siempre, y para siempre.

Una vez más todo fue silencio.

Todo fue silencio

Hasta que JongHyun

Rompió una vez más a llorar.

Kibum se había ido.

Y se llevó consigo

Su por siempre, y para siempre.

 

 

Notas finales:

b35;

 

Allí arriba encuentran el link directo a la canción que inspiró esta historia.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).