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13. El infierno de Byung por dayanstyle

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Notas del capitulo:

a leer

este capitulo promete señoressssss

Byung se sentó tranquilamente en el estudio, sus ojos seguían al humano usando guantes de látex azules.

El chico caminó hacia la mesa de café, se colocó de cuclillas en uno de los extremos, y movió el periódico un par de centímetros. Sonriendo por su trabajo, inclinó la cabeza saludando a Byung y se alejó.

Está bien. Eso no era extraño en absoluto. Byung había oído acerca de Niel y su TOC (trastorno obsesivo compulsivo), pero maldición, ¿un par de centímetros? Curioso, Byung se puso de pie y siguió a la pequeña pareja.

Niel dejó sus ocupaciones, se quitó los guantes, sacó el antibacterial de su bolsillo derecho, y se limpió las manos. El aroma irritó la nariz de Byung. Entonces él sacó un par de guantes limpios de su bolsillo izquierdo y se los puso, sacó una bolsa para sándwich de su bolsillo trasero y metió ahí los guantes usados, cerró la bolsa y la llevó sosteniéndola con dos dedos como si fuera material peligroso.

— Hey, nutter. —El guerrero, Minsoo, levantó a Niel, lo besó en los labios y se lo llevó cargándolo. Si el chico temía tanto a los gérmenes, entonces ¿por qué permitía que su pareja lo besara? Sacudiendo la cabeza, Byung se dirigió al estudio.

— Entonces, ¿eres Byung Hun?

Byung se giró para ver a una de las parejas que entraba al estudio. Él tenía los ojos color amatista. Muy cool. — ¿Y tú eres?

— Mi nombre es Luhan.

Byung conocía ese nombre. Chan Hee le había advertido que se alejara de ese nombre. El chico no se veía como si fuera el hijo de Satán. Él era una pequeña lindura, no un demonio que exhalaba fuego inclinado a la destrucción de las parejas como Chan Hee le había asegurado.

— Entonces, Luhan, ¿qué hacen aquí para divertirse?

Un brillo iluminó los ojos de Luhan. Quizás Chan Hee no estaba del todo equivocado. — Me alegra que lo preguntes.

— ¿Voy a arrepentirme de haberte preguntado? —Oh si, ese definitivamente era un diabólico brillo.

— Ahora, ¿por qué preguntas eso? —Luhan le preguntó casualmente— Tengo mala reputación con los guerreros. Eso es solo porque sé cómo pasar un buen momento mientras ellos están sentados, actuando todo serios. —La pareja se encogió de hombros— Además tu puedes ser nuestro amuleto de buena suerte.

Byung resopló. — Amigo, no me conoces.

— Buen punto, pero aun así pienso que serás un amuleto de buena suerte para nosotros.

— ¿Exactamente cómo seré un amuleto de buena suerte?

Luhan palmeó la pierna de Byung y se puso de pie. — Ya verás.

Byung tenía la urgencia de echarle sal a Luhan, tomar una moneda y lanzarla, colocar una herradura en la cabeza de Luhan, o salir y cazar un conejo. Para conseguir una de sus patas. Externas situaciones requieres extremas medidas, y Luhan podía calificar de extremo, de acuerdo a Chan Hee.

Byung dejó el estudio y subió a su habitación. Chan Hee estaba junto a la cómoda viendo su estuche negro. — ¿Qué es esto?

— Mis tijeras, cepillos y equipo.

— ¿Cortas el cabello? —Chan Hee lo miraba impresionado.

— Lo hago. Tengo licencia de cosmetología, pero no encontré trabajo con la manada del Este. —Byung pasó sus manos por el rubio cabello de su pareja— Te gustaría un corte.

— Déjame bañarme primero.

Byung se mordió el labio inferior viendo a su pareja desnudarse. Podría hacer una fortuna si le tomaba fotografías y las vendía en línea. Eso era lo malditamente bien que estaba su pareja. Byung cayó de rodillas y lamió hacia arriba el fuerte trasero.

— Joder, pensé que iba a ducharme —Chan Hee gimió pero no se alejó.

Byung tomó eso como luz verde y lamió la parte de atrás de las piernas de Chan Hee mientras sus manos jugaban con las musculosas nalgas de su pareja. Besó la blanca piel, girándose hasta que llegó al impresionante y pulsante pene.

Byung pasó su cara sobre las bolas de su parea. Con su alto sentido del olfato, el aroma penetró en cada una de sus fibras. Las manos de Byung subían y bajaban por los bien desarrollados muslos de Chan Hee, disfrutando el saber que ese lobo era suyo.

— Chúpalo —su pareja pidió con inestable voz.

Byung tomó la base, guiando el largo eje hacia lo que esperaba sería un divino placer para Chan Hee.

— Te prometo que no muerde. —Chan Hee se inclinó hacia adelante, apoyando las manos en la pared.

Byung miró la húmeda cabeza del pene durante un momento, preguntándose si debería de torturar a su pareja como él lo había hecho. Infiernos, él no tenía la paciencia para eso. Byung abrió la boca y lo llevó todo el camino hacia su garganta.

— Oh joder, ¡mi Dios! —Chan Hee gritó mientras sus manos dejaban la pared y tomaban la cabeza de Byung— No te atrevas a detenerte.

Byung no tenía la intención. Cerró los músculos de su garganta como si fuera una víbora tragando a su presa. Chan Hee estaba balbuceando arriba de él, entonces gimió. Byung mentalmente chocó los cinco consigo mismo por hacer que su pareja reaccionara de esta incontrolable manera.

Byung encajó las uñas en los muslos de Chan Hee mientras dejaba que los músculos de su garganta rodearan ese duro y sedoso eje.

—Voy a… oh si… tu mejor… oh infierno… —Chan Hee se levantaba en las puntas de sus pies mientras trataba de hacer que su pene entrara más profundo en la garganta de Byung hasta que pudiera sentir la cabeza de su pene asomándose por su culo.

— Justo ahí. —Chan Hee dejó salir un grito que solo podía describirse como el más alto decibel de la letra ‘E’ cuando el caliente semen disparó en su garganta. ¿Qué infiernos era ese ruido que su pareja hacía?

Las manos de Chan Hee fueron de nuevo hacia la pared, solo que esta vez estaba jadeando mientras Byung dejaba el suave pene deslizarse fuera de sus labios.

— ¿Estabas tratando de chupar mi alma a través de mi pene? —Las piernas de Chan Hee temblaban y entonces cayó de rodillas.

— No, solo trataba de devolverte la tortura que me diste.

— Joder, hombre. Devuélvemela cuantas veces quieras. —Chan Hee jaló a Byung a sus brazos y lo apretó contra su pecho.

Byung jaló de los brazos a su saciada pareja y lo llevó hacia la cama. — Será mejor que tomes vitaminas o Viagra porque vas a follarme hasta que sienta tu pene golpear mi lengua.

— Qué gráfico —Chan Hee se reía.

Byung levantó su camiseta sobre su cabeza quitándosela y rápidamente salió de sus jeans. — Dile eso al Señor feliz. —Byung tomó su pene y lo sacudió frente a su pareja.

— ¿No queremos que el Señor feliz se moleste con nosotros ahora? —Chan Hee gruñó, entonces levantó a Byung y lo lanzó hacia la cama.

Byung gritó y se colocó sobre sus manos y rodillas, queriendo lo que Chan Hee pudiera entregarle.

Los músculos de su pareja se contraían y se flexionaban mientras rodeaba la cama, prometiendo hacer que Byung gritara “me rindo” antes de que terminara con él. Byung estaba totalmente en eso.

Byung se movió hacia atrás cuando Chan Hee apoyó su rodilla en la cama, el resto de su cuerpo lo siguió cuando empezó a subir detrás de Byung, colocando sus manos en los cobertores mientras movía el cuerpo como el de un experto cazador tras su presa.

— Pareces un depredador —Byung ronroneó.

— Oh, no huyas. —Chan Hee se reía seductoramente— Porque lo soy y te mostraré cómo un depredador toma a su presa.

Byung se estremeció. La anticipación lo recorría haciendo que la piel se le erizara en piel de gallina. Su corazón se aceleró con la vista. A la mierda el juego. Byung se giró y levantó su culo al aire, moviéndolo para que el depredador lo reclamara. Tomó su pene con la mano derecha, y se empujó hacia atrás provocando al animal que lo acechaba.

Chan Hee lo atacó, inmovilizando a Byung con sus caninos en el hombro. Las manos de Chan Hee tomaron las muñecas de Byung y llevaron sus brazos hacia el pecho de Byung. El pene de su pareja subía y bajaba por su grieta, provocándolo.

— Mejor usa eso, o te lo arrancaré —Byung amenazó. Nunca en su vida había estado tan caliente, y Chan Hee estaba jugando con fuego por la manera en que lo provocaba.

— Ya lo tienes, hermoso —Chan Hee murmuró sobre el hombro del rubio. Byung sintió movimiento detrás de él. El sonido de la tapa del tubo de lubricante y luego el frio gel recorriendo su grieta.

Chan Hee lentamente entró y los ojos de Byung giraron hacia atrás. Su boca se abrió tratando de tomar aire, preguntándose por qué sentía como si todo el oxígeno hubiera salido del cuarto.

Byung no podía creer lo perdido que estaba, usualmente durante el sexo, eso estaba bien. Él había tenido buenos orgasmos en el pasado con sus parejas. Pero Chan Hee… el hombre sabía lo que estaba haciendo. Todo era erótico. Todo el cuerpo de Byung se sentía como un largo y expuesto nervio. Separó más las rodillas, moviendo sus caderas de adelante hacia atrás, sus dedos se envolvieron alrededor de los brazos de Chan Hee bajo su pecho mientras estos lo sostenían. Su frente estaba apoyada contra las sábanas, gritando ante las sensaciones que lo recorrían.

Chan Hee empujó su pelvis contra el culo de Byung. Las caderas de su pareja se contorneaban a su alrededor. Byung solo sabía que él iba a morir a causa de las fuertes olas que lo recorrían, era demasiado para que una persona lo pudiera soportar. Nadie estaba creado para sobrevivir a tanto placer.

— Córrete para mí, Byung. Quiero que vueles conmigo- Chan Hee murmuró sobre la concha de su oreja, y eso fue todo lo que requirió. Byung levantó la cabeza y gimió, su cuerpo giraba en su interior con los sentimientos que detonaban dentro de él.

— Eso es mi Byung —Chan Hee murmuró en su oído. Tomó las muñecas de Byung que aun sostenía bajo el pecho de Byung con un fuerte agarre, mientras lo jodía tan duro que Byung se deslizaba en la cama hacia la cabecera. A él no le importaba terminar con un chichón. Esto lo valía.

Chan Hee gruñó y se tensó. Byung podía sentir el pene de su pareja pulsando en el interior de su culo mientras su pareja lo jodía tan rápido que los dientes de Byung empezaron a castañar. Él estaba seguro que moriría.

Chan Hee colapsó y extendió los brazos, jadeando por aire, el sudor brillaba sobre su cuerpo. La única cosa que Byung podía hacer era caer sobre su espalda y cerrar los ojos.

 

 

 

Chan Hee se compadeció de su pareja y lo llevó cargando escalera abajo. Cada paso que Byung daba lo hacía sisear. Su pareja lo pensaría dos veces antes de apostar en el juego de la tortura.

Dejando a su pareja suavemente de pie en el escalón inferior, Chan Hee tomó la mano de Byung y lo guió hacia la cocina y salieron por la puerta trasera.

— No sé si pueda montar un caballo ahora, considerando que un lobo trató de llevarme a la tumba follándome. —Byung frotó su trasero.

Chan Hee sonreía mientras guiaba a su pareja al establo. Los caballos estaban en sus caballerizas viendo al par. — E.Den los preparó para nosotros. Creo que puedes manejarlos.

Chan Hee oyó el ruido demasiado tarde. Los dos humanos que le habían disparado en los terrenos de Byunga estaban aquí. Chan Hee vio el arma frente a él cuando sintió un agudo dolor en su pecho. Chan Hee bajó la vista y vio la sangre inundar su camisa.

— Imbécil. Te dije que no lo mataras —el más grande de los dos se quejó— Ahora solo tendremos al pequeño.

Chan Hee cambió y atacó al más cercano a su pareja. Eso le dio libertad al otro para tomar a su pareja. Byung luchaba con el más grande de los dos humanos. Chan Hee vio con horror cómo un trapo fue puesto sobre la boca de su pareja y Byung se desmayó.

Logró matar a uno de los atacantes antes de que el dolor fuera demasiado y trastabilló hacia atrás. Tenía que salvar a su pareja. Si él pudiera aullar alertaría a los otros Centinelas de su presencia, pero el único ruido que logró que saliera fue un gemido.

— Me las pagarás por haberlo matado —el que sostenía a su desmayada pareja gruñó. Levantó la pistola una vez más y disparó.

Chan Hee trastabilló de regreso del establo. En su forma de lobo, las balas no le harían mucho daño, pero él tenía que conseguir ayuda. Su pareja dependía de él.

— ¿Qué jodidos? —E.Den gritó corriendo hacia Chan Hee.

Tenía que cambiar, era la única forma de que pudiera relatar lo que había sucedido. Eso iba a doler como una perra. Preparándose, Chan Hee regresó a su forma humana. — Ellos tienen a mi pareja —jadeó a causa del dolor.

— ¿Quién tiene a tu pareja, Chan Hee? —E.Den gritó.

— Humanos. No sé quiénes son. —Chan Hee cambió de nuevo a su forma de lobo. El dolor comenzaba a ser demasiado difícil de soportar.

— Nosotros nos encargaremos de eso. —E.Den levantó a Chan Hee y lo llevó al interior. Alertó a los otros de lo que había sucedido. La única cosa que Chan Hee podía pensar era en recuperar a Byung y matar a quien lo hubiera tocado. No tenía tiempo para quedarse acostado y sanar. El dolor y la muerte tendrían que encontrar a otra víctima.

— ¿Qué infiernos sucedió? —Jong In demandó uniéndose a ellos. E.Den abrió la puerta más cercana de una patada y acostó a Chan Hee en la cama.

— Fue atacado por humanos. Ellos tienen a Byung.

— ¿Cómo infiernos esos humanos consiguieron entrar en nuestras tierras? —Jong In pasó sus manos por el pelaje de Chan Hee— Llama al médico de los lobos y que venga aquí, ahora.

Chan Hee luchaba para cambiar, pero el dolor era demasiado. El pensar que no estaba haciendo nada mientras su pareja estaba afuera le desgarraba la consciencia. Él no podía quedarse aquí. Tenía que hacer algo.

— Necesitas quedarte acostado. Sé que va en contra de todos tus instintos de pareja, pero no hay otra elección. —Jong In apoyó su mano en un costado de Chan Hee— Nosotros lo traeremos.

Chan Hee gruñó. Él iba a traer a Byung de regreso. De eso no había duda. Ahora cuánto dejaría que el culpable sufriera antes de arrancarle el corazón, era la verdadera pregunta. Y si mataban a su pareja, el infierno podría considerarse un campamento de verano en comparación con la ira que se desataría sobre la tierra.

Y si su pareja estaba realmente muerto, Chan Hee no duraría mucho en este frío mundo sin él.

 

continuara....

Notas finales:

OH NOOOO secuestraron a Byun....

nos leemos dejen rw nenes

 


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