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13. El infierno de Byung por dayanstyle

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Notas del capitulo:

no pude con la presion hahhahhha

CAPITULO FINALLLLLLLL

Byung Hun veía por la ventana de su recámara cómo Chan Hee salía del establo. Sabía que él ahora era una abominación. Su pareja probablemente se arrepentía de haberlo traído a casa. Con su recuerdos perdidos él no estaba seguro de cómo había sido su relación antes, pero podía sentir la tensión construirse entre ellos.

Chan Hee podría no admitirlo, pero Byung sabía que lentamente se estaban separando, y todo era por culpa de Byung. El rubio golpeó con el puño la pared. ¿Por qué se sentía de esa manera? Chan Hee lo amaba. No había duda de eso. Entonces ¿por qué las depresivas emociones?

Byung giró y vio hacia la esquina del cuarto. Jong In estaba tranquilamente sentado, viéndolo. — Debe haber alguna manera para sacar esto de mí. —Quería ser normal de nuevo.

Jong In se encogió de hombros. — El doctor dice que no quiere arriesgarse.

— Si, bien, él no es el que tiene algo que la naturaleza no le dio al nacer.

— Al menos no es un alíen tratando de salir a través de tu pecho.

La piel entre sus cejas se arrugó mientras veía al lunático de dos metros diez. — No quiero faltarte al respeto, pero ¿nadie te ha dicho que estás loco?

Jong In agitó su mano hacia Byung — Bah... Luhan me dice todo el tiempo que estoy loco, pero normalmente él sobrerreacciona. Ven, únete al lado oscuro.

Byung comenzó a carcajearse. Las cosas eran demasiado bizarras. Si él iba a perder la cabeza, ¿por qué no tener la compañía de un gigante? El Alfa parecía divertirse con eso.

— ¿Tengo que traer mis zapatillas rojo rubí?

Jong In se rió. — También un pequeño perro.

Byung sacudió la cabeza. — Realmente eres cool para ser Alfa.

— No dejes que eso se te salga. Tengo que cuidar mi imagen de malvado.

— Créeme. Nadie podría olvidar eso. —Byung se giró cuando Chan Hee entró. Estudió a su pareja, olía a sangre y vio sus manos. ¿Qué exactamente había estado haciendo afuera?

— Creo que mi pareja también necesita acompañarnos.- Byung le dijo a Jong In pero seguía viendo a Chan Hee.

— ¿A dónde vamos? —Chan Hee preguntó mientras jalaba a Byung a sus brazos.

— A la locura.

— Suena divertido. Empacaré.

— Acurrúquense después. Necesitamos hablar —dijo Jong In, poniéndose de pie y saliendo.

— Aguafiestas —Chan Hee murmuró mientras besaba a Byung y seguía a Jong In.

 

Byung sonrió a su pareja antes de entrar al cuarto de baño. Se desnudó para bañarse, pero se detuvo para ver su reflejo ante el espejo. Su mano pasó sobre su abdomen. Incluso la cicatriz había desaparecido, gracias a sus habilidades de curación. Acunó sus bolas y las levantó. Byung vio su flácido pene y sus bolas. Aún era hombre, independientemente de lo que ellos le habían hecho. Afortunadamente los jodidos no lo castraron.

— Al infierno con eso. No voy a seguir preocupándome por eso.- Byung abrió el grifo de la ducha y se metió debajo. Se quedó ahí disfrutando del agua corriendo sobre él. El calor relajó sus músculos.

— Ahora eso es una deliciosa vista.

Byung sonrió ante la profunda, sexy e invaluable voz. Se hizo a un lado cuando Chan Hee entró detrás de él. Las manos subían y bajaban por su espalda, haciendo que su piel hormigueara. Byung colocó las palmas de sus manos en la pared mientras su pareja lo exploraba. Su cuerpo se sentía a gusto con la gran exploración de las manos de  recorriendo cada ondulación y besando cada rincón.

Su aliento quedó atrapado cuando Chan Hee separó sus nalgas y chupó la piel. La cabeza de Byung cayó a sus hombros cuando sintió la lengua de su pareja lamer su agujero.

Gimió cuando Chan Hee se apartó, pero fue por un breve momento, y el grueso pene entró en él. Byung raspaba con sus uñas la pared mientras Chan Hee lo tomaba por detrás.

Pedazos que él destrozaba se iban por el drenaje mientras Chan Hee se empujaba más duro. Se estremeció cuando su pareja lo levantó. Su piel estalló en piel de gallina ante el erótico acto. Todo lo que Byung podía hacer era colocar las palmas en la pared y disfrutar el viaje.

— Córrete para mi bebé —Chan Hee gruñó detrás de él, empujándose con más fuerza. Su pareja mordió su hombro y Byung gritó mientras su semilla pintaba la pared. Su mejilla golpeó el azulejo mientras él se volvía masilla.

Chan Hee envolvió sus brazos alrededor de Byung y lo separó de la pared. Byung rodeó el cuello de su pareja para sostenerse. Chan Hee golpeó sus caderas unas cuantas veces más gruñendo su liberación. Caminó aun sosteniéndolo y acomodó a Byung sobre sus manos y rodillas en la cama. Oh Dios, su pareja seguía duro.

Chan Hee separó sus piernas un poco más, mientras estaba detrás de Byung y comenzó a empujarse como taladro neumático en su agujero. Byung se aferraba a las sábanas. Se derretía y siseaba de placer mientras Chan Hee lo llevaba al paraíso.

— Joder, no puedo tener suficiente de ti. —Chan Hee tomó el eje de Byung que había regresado a la vida. Byung mordía las sábanas cuando su pareja igualó el ritmo en su mano con el de sus caderas. Gruñó cuando sintió un hormigueo recorrer su columna.

— Santa mierda, sabes follar. —Byung cayó hacia adelante cuando sus recuerdos lo asaltaron. Él había dicho eso antes. ¡Él dijo eso la primera vez que Chan Hee lo folló!— Lo recuerdo —Byung gritó.

— Mierda —Chan Hee gritó mientras se corría dentro del culo de Byung— Peor momento para recuperar la memoria.

Byung se movía mientras la mano de Chan Hee apretaba su pene. Se corrió sobre las sábanas y cayó hacia adelante. — Peor momento —jadeó.

 

 

 

Byung y Donghae estaban ante la mesa de los postres mientras Chan Hee y los otros de la casa que se habían unido a ellos corrían alrededor con los pequeños niños del centro recreativo.

— Maldición, son buenos —Donghae dijo mientras mordía un pequeño pastel.

— No se supone que te los comas. Son para la venta. —Byung rodó los ojos mientras salía para ir por otro platón de galletas.

Se detuvo detrás de una de las camionetas, levantó la cara y disfrutó del calor del sol en su rostro. Estaba un poco frio pero no lo suficiente para hacer correr a Byung al interior sin apreciar la vida que tenía ahora. Pudo haber sido secuestrado, utilizado para experimentación y haber perdido la memoria por un tiempo, pero él estaba vivo y de regreso con su pareja. Eso era todo lo que le importaba a Byung.

Metió las manos en los bolsillos traseros y cerró los ojos. Byung tomó una profunda respiración y sintió la paz inundándolo.

— ¿Está todo bien? —Seung Ri le preguntó saliendo del centro y bajando corriendo los escalones para unirse a Byung atrás de la camioneta.

— Sí. —Byung suspiró. Su paz se acabó por el momento, pero estaba bien. Tomó un platón y se lo entregó a Seung Ri mientras sacaba más cajas de pasteles— Al parecer cocinamos como para un ejército. —Se rió.

— Es por una buena causa. —Seung Ri se unió a él carcajeándose mientras regresaban al interior.

Byung sentía algo de naúseas pero no lo mencionó. Chan Hee solo insistiría en regresar a casa y que se acostara. Byung estaba cansado de estar acostado.

Vio a Chan Hee ayudar a un pequeño a colgar su dibujo, con una gran sonrisa en su cara. Byung estudió a su pareja durante un momento, sintiendo todo el amor que tenía por su hombre oprimiéndole el pecho. Si hubiera perdido a Chan Hee o si él no lo hubiera encontrado, Byung no estaba seguro de que hubiera querido continuar.

— Te ves muy triste —dijo Kevin acercándose a la mesa— ¿Tienes dolor?

— No —le sonrió a Kevin— Solo estaba perdido en mis pensamientos. —Byung arregló los pasteles y se unió a su pareja en la mesa de manualidades.

— Hey, hermoso. —Chan Hee se inclinó y besó la mejilla de Byung. Sabía que su pareja se contenía a causa de los niños. Le sonrió. Chan Hee pudo controlar el beso, pero la lujuriosa mirada que le dio a Byung no era algo que pudiera esconder— ¿Te sientes bien?

Si Chan Hee le preguntaba eso una vez más, él iba a ponerle cinta adhesiva en la boca al hombre y lo empujaría dentro de un armario. Byung sabía que a Chan Hee le preocupaba, pero el que le preguntara eso solo servía para recordarle continuamente por lo que había atravesado. — Estoy bien.

Byung pasó su mano por el hermoso cabello de Chan Hee antes de regresar a la mesa de los pasteles.

 

 

 

— Si, Chan Hee, si —Byung gritó mientras Chan Hee alineaba la cabeza de su pene y cruzaba el anillo de músculos. Se rió cuando Byung le gruñó— Mejor dame todo eso.

Movió las caderas dejando que la cabeza del pene se deslizara unos centímetros más antes de deslizarla hacia afuera. — ¿Qué harías si no lo hago?

Byung señaló sus labios. — ¿Ves estos labios? No se van a acercar a tu pene si no me follas apropiadamente.

Chan Hee se empujó hacia adelante, separando las piernas de Byung mientras veía a su pene ser chupado por el cuerpo de Byung. Esa era una maravillosa vista. Acunó las bolas de Byung y las rodaba en su mano mientras se apartaba y se empujaba repetidamente.

— Ahora estás cocinando con grasa —Byung gritó mientras movía sus piernas y levantaba y bajaba su culo cuando empezaba a pegarse. Joder si su pareja no era caliente.

Chan Hee pasó su mano por la pelvis de Byung y entonces tomó el pene de su pareja. Chan Hee amaba el sentir la sedosa piel y la empezó a jalar con el mismo ritmo.

— Está bien, hazme correr —Byung gritó mientras empujaba sus caderas, ayudando a Chan Hee a masturbarlo. Chan Hee gruñó, empujó sus caderas más duro mientras Byung gritaba y llenaba su mano con caliente semilla.

Chan Hee tomó las caderas de Byung y se empujó en su apretado culito. Podía sentir su liberación llegar mientras se tensaba y gritaba hacia el techo. Su cuerpo se estremeció unas cuántas veces más con las últimas mini sacudidas y entonces se salió, se rodó a un lado y jaló a Byung a sus brazos.

— Oh, mierda. —Byung rodó en la cama y corrió hacia el cuarto de baño con Chan Hee siguiéndolo.

Chan Hee tomó una toalla y la humedeció, secando la cara de Byung cuando él terminó de arrojar las galletas. — ¿Estás bien, bebé?

— ¡Sí! —Byung bufó y comenzó a llorar— No —él sollozó.

Chan Hee se arrodilló junto a él y jaló a Byung a sus brazos mientras cerraba el sanitario y le bajaba. — Estarás bien.

— ¿Cómo? Ni siquiera sabemos lo que está mal conmigo.- Byung sollozaba en el cuello de Chan Hee.

— No lo sé. Pero todo saldrá bien, ¿correcto? Quiero decir, nosotros nos tenemos el uno al otro, todo lo demás podemos arreglarlo —le dijo suavemente mientras apoyaba su mejilla en la cabeza de Byung— Todo lo demás podemos arreglarlo —repitió.

 

 

 

Byung estaba sentado en la oficina de Jong In sintiendo como si su mundo se hubiera derrumbado alrededor de él. Sabía que tenía mala suerte. Todos los eventos anteriores lo probaban, ¿pero embarazado? Su cerebro se sentía como un reloj quebrado en el que las manecillas seguían en el mismo número, sin nunca llegar a ninguna parte atascado estúpidamente.

— ¿Cómo? —Chan Hee le preguntó al doctor. Su pareja estaba pálida. ¿Eso era una buena cosa? Byung no estaba seguro de nada. ¿Esto lo convertiría en madre o en padre? Dios, su niño iba a estar todo confundido con ese hecho no muy claro.

«Su niño».

Las manos de Byung fueron hacia su plano abdomen en un gesto protector. ¿Podría llevarlo?

— Sin exploración quirúrgica, no puedo decírtelo.

Chan Hee gruñó. — Nadie va a abrir a Byung Hun. Nunca de nuevo.

— Me temo que eso tendrá que suceder. Si él decide tenerlo, el cachorro tendrá que ser sacado mediante una cesárea. No hay otra manera.

— Si, porque seguro como el infierno que no lo voy a cagar para sacarlo —Byung bufó y entonces se llevó la mano a la boca. Su cerebro de nuevo no funcionaba bien. Esto no podía estar sucediéndole. ¿Habría sido un monstruo en su anterior vida que tenía que tratar con una desafortunada suerte en esta ocasión?

— ¿Qué le sucederá a él? —Chan Hee le preguntó al doctor. Byung miró al médico esperando una respuesta a la pregunta que él había pensado.

— Infiernos si lo sé —él doctor admitió, exasperado— Él es un hombre. Un hombre con el que experimentaron. El embarazo puede seguir muchos caminos. Ni siquiera puedo garantizar el período gestacional. Desafortunadamente este será un juego de ver y esperar.

— Bien, eso es tranquilizador —Chan Hee gruñó.

Byung se levantó y salió de la oficina de Jong In a la oficina de Niel y cruzó el pasillo hacia el cuarto de baño, justo a tiempo para donar sus galletas al dios de porcelana. Una toalla húmeda limpió su cara mientras le bajaba al sanitario.

— Ven aquí, bebé. —Byung lloraba mientras Chan Hee lo jalaba hacia sus protectores brazos— Shh, nosotros lo arreglaremos. —Su pareja lo mecía en el piso del cuarto de baño.

— ¿Seré madre o padre, Chan Hee? Porque mi cerebro aún no tiene una decisión.

— Tú vas a ser el progenitor de él o de ella. Ahora, vamos a la cama. —Chan Hee jaló a Byung para que se pusiera de pie.

Byung caminó al lado de su pareja, permitiendo que Chan Hee lo guiara a donde fuera. Su cerebro seguía apagado, incapaz de entender lo que sucedía. ¿Un cachorro? ¿Él iba a tener un cachorro? El cachorro de Chan Hee. Byung sintió sus rodillas débiles al pensar en que él y su pareja habían hecho un bebé. Un pequeño que compartiría los rasgos de ambos.

— Te tengo, bebé. —Chan Hee lo levantó en brazos y lo llevó a su recámara.

«Está bien, no entres en pánico».

La gente tiene bebés todo el tiempo, ¿verdad? Esto no es nada nuevo.

«Infiernos si no lo es».

Chan Hee se paseaba en el establo de forma maniática. Él iba a ser padre.

«Un padre».

Mierda, ¿qué sabia él acerca de criar a un cachorro? Byung Hun aún era uno.

«Está bien, no necesitas entrar en pánico».

El doctor le había asegurado que se encargaría medicamente de Byung. Joder, el doctor estaba tan confundido como él lo estaba. ¿Sería bueno que él fuera uno de los más viejos?

Chan Hee se mordió la uña del pulgar mientras seguía paseándose sin orden. Los caballos resoplaban y se apartaban. ¿Sería un niño o una niña? ¿Estaría el bebé sano? ¿Cómo jodidos iba a hacer Byung para amamantarlo? Chan Hee se golpeó la cara con la mano mientras recuperaba la dirección. ¡Joder!

«Está bien, no necesitas entrar en pánico».

Es solo un bebé. ¿Verdad? Un indefenso pequeño bebé. Un bebé que evacuará, orinará, vomitará y babeará sobre todos.

«No necesitas entrar en pánico».

Chan Hee gruñó mientras golpeaba la pared. Byung estaba embarazado, y él iba a ser padre.

«Está bien, entra en pánico».

 

 

 

Jong In dejó los planos arriba del cofre de cu camioneta. — Está bien, equipo uno se va a infiltrar por el sótano y seguirá el camino desde ahí por el sistema de los ductos. Equipo dos van al lado norte del edificio y asegurarán el perímetro. Equipo tres se encargan de las comunicaciones. ¿Todos tienen su objetivo claro?

— ¿Viste anoche películas de James Bond? —Kris preguntó— Pensé que solo entraríamos por la puerta del frente y patearíamos traseros.

— He tenido suficiente de tu boca, imbécil. ¿Vas a desafiarme por la posición de Alfa?

Kris resopló. — Infiernos no. No creo que me guste ser el pastor de una pandilla de inadaptados con enanos como parejas.

— Estás a cinco segundos de que patee tu trasero y te expulse. Aun me debes una por haberte comido mis esquimales —Jong In gruñó.

— No estaban marcadas con tu nombre —Kris le gruñó en respuesta.

— ¿Podemos terminar con esto? Tengo una pareja, llorando, con nauseas e hinchada con la que tengo que regresar —Chan Hee gruñó.

— Bien —Jong In y Kris gruñeron.

— Vamos a movernos —Kris gruñó.

— A cinco segundos de distancia —Jong In advirtió.

— Está bien, bien. —Kris se detuvo.

— Vamos a movernos —Jong In ordenó.

Chan Hee giró los ojos y siguió a los hombres a través del bosque hacia el laboratorio donde su pareja había sido retenido y habían experimentado con él.

El ver el edificio hizo hervir su sangre. La promesa de que todos pagarían por su sufrimiento estaba cerca, ellos pagarían. La necesidad de recuperar los registros médicos de Byung era fuerte en algún lugar de su mente, pero él no se preocupaba por eso.

Chan Hee llegó al frente del edificio y le disparó al guardia con la pistola con silenciador, ni siquiera disminuyó la marcha.

Él era un shifter, acostumbrado a ir contra el enemigo con dientes y garras, pero estaba demasiado enojado. La pistola en su mano iba a causar muertes. Abrió la puerta y les disparó a los dos hombres en el área de recepción, aun no alterando su ritmo hacia el pasillo.

El lugar no estaba demasiado asegurado. Ellos probablemente estaban convencidos de que nadie sabía que ellos estaban alterando los protocolos normales. El edificio parecía más una clínica veterinaria que un laboratorio. La comparación enojó más a Chan Hee.

Sostuvo la pistola frente a él, sus brazos firmes viendo el lugar al dar vuelta en la esquina. Abrió la primera puerta y entró.

Al parecer era un cuarto de exámenes. Tenía una mesa de acero en el centro, equipo de laboratorio y una máquina centrifuga con un refrigerador a un lado del mostrador. Chan Hee vio la jaula en una esquina.

«Jodidos bastardos».

Byung le dijo que lo habían mantenido en una jaula.

Levantó la pistola y le disparó al hombre que entraba por la puerta de atrás. Chan Hee rápidamente cruzó el cuarto y empezó a abrir gabinetes y cajones buscando el expediente de su pareja.

Cuando con el primer gabinete no obtuvo resultados, lo volcó y comenzó con el segundo. ¿Dónde estaban los registros de su pareja?

— ¿Quién eres?

Chan Hee se giró y se apoyó en una rodilla y le disparó al humano en el pecho. No sintió ningún remordimiento. Ellos no tenían ninguna razón para tomar vidas y reconstruir su anatomía. No pensaron en el bien de Byung, en su salud mental, o en que ellos estaban jugando a ser Dios.

Ellos llamaban a eso un progreso de la ciencia. Él lo llamaba un egoísta auto servicio. Nadie se detuvo a preguntarle a Byung qué quería. Así que, no, Chan Hee no tenía remordimientos en su corazón por la crueldad.

Maldijo cuando tampoco encontró nada en el segundo gabinete. Disparó de pura frustración.

Chan Hee levantó la jaula y la lanzó a través del cuarto cuando el dolor de nuevo subió a la superficie. No había sido capaz de proteger lo que era suyo y la culpa lo carcomía noche y día. Llevó sus manos cerradas en puño hacia sus sienes golpeándose con furia cuando la rabia lo recorría queriendo acabar con todo el maldito mundo por completo.

Salió del cuarto y se dirigió al siguiente, levantando la pistola cuando entró. Jong In estaba de pie en el centro con tres cadáveres a sus pies. — No hay registros.

Chan Hee asintió y se giró, quedaba solo un cuarto más que revisar. Levantó el arma en su mano derecha y le disparó al guardia que tenía una pistola y le apuntaba a Chan Hee.

Hoy no.

En el tercer cuarto estaban los hermanos Wu. Kris y Suho vaciaban cajón tras cajón, lanzando archivos al suelo. — Todos inútiles. Los archivos no están aquí —Kris le informó a Chan Hee.

«¡Joder!»

— Quémalo todo —Chan Hee resopló y salió del cuarto uniéndose a Jong In en el vestíbulo— Nada. Quien sea que haya hecho los registros de Byung, aun los tiene.

Jong In asintió. — Se mostrará tarde o temprano. Lo encontraremos.

Chan Hee estaría ahí cuando lo hicieran. Sacó su teléfono celular y le marcó a la única persona que podía calmar su rabia. — Hey, bebé. ¿Cómo te sientes?

— Agotado. Te extraño. ¿Cuándo llegas a casa? —Byung preguntó con un puchero.

Chan Hee sonrió ante la voz de su pareja. Leeteuk tenía razón, él aún tenía a su bebé. Todo lo demás podría arreglarse. — Pronto, amor. Realmente pronto.-

— ¿Podrías traerme algo de helado?

— Lo que quieras, amor. —Chan Hee miró alrededor, entonces hizo el ruido de un beso en el teléfono— Te amo.

— También te amo. Ven a casa.

— Voy en camino. —Chan Hee colgó y guardó el teléfono en su bolsillo.

Olió el humo y sabía que los hermanos Wu habían encendido el fuego. Suho le había dicho que ellos estaban revisando el edificio porque alguien de su anterior manada se había perdido y ellos lo rastrearon hasta este edificio. Desafortunadamente no pudieron localizar al shifter. Quién sabe qué habían hecho con él.

Cuando los hermanos entraron a rescatarlo, en su lugar se encontraron con Byung. ¿Quizás el miembro perdido de la manada era el sujeto numero dos? Chan Hee se preguntó si el experimento salió mal y tiraron el cuerpo en algún lado. Dijo una oración en silencio por la familia de ese shifter. Esto no había terminado. No, sin remordimiento alguno.

— ¿Listo? —Jong In le preguntó a Chan Hee.

— Sí. Tenemos que detenernos a comprar helado para Byung de camino a casa.

— ¿Ya con antojos? —Jong In se rió— Bueno, Kris puede comprarme una caja nueva de esquimales.

— No estaban marcados con tu nombre —Kris gruñó mientras él y sus hermanos salían del edificio.

— Con lo divertido que es verlos chicos, necesito llegar a casa.- Chan Hee subió a su camioneta.

 

 

 

Byung se movía mientras Chan Hee lamía sus bolas. — Oh, Dios, L y L. Tan bueno. —Sus manos en un puño tomando las sábanas mientras levantaba su culo, quería que jugara con su agujero. Su pareja lo conocía muy bien y empujó un dedo adentro— Si, ahí. Tan bueno.

Chan Hee chupó las bolas de Byung dentro de su boca. El rubio empujaba su pene, queriendo liberarse. Su agujero se cerraba alrededor de los dedos de Chan Hee.

— Fóllame, Chan Hee —Byung gimió mientras se empujaba más duro. Chan Hee se levantó y entró en él. La boca de Byuung estaba abierta mientras jadeaba, su orgasmo estaba cerca.

Chan Hee no embestía a Byung sobre la cama como Byung quería. Su pareja estaba haciéndole el amor lentamente. Él sabía que era por el bebé, y eso lo frustraba como el infierno. — Más duro.

— No, el doctor dijo que evitáramos el sexo incontrolable.

— ¿Qué infiernos sabe él? Está recorriendo todo esto a ciegas. Ahora Fóllame más duro.

— No.

Chan Hee se empujó tan suavemente que Byung quería arrancarse los ojos. — Si quieres que alguna vez te chupe el pene, será mejor que vayas más rápido que un aristócrata en bicicleta.

Chan Hee gruñó y se empujó más rápido. — Si te lastimo me voy a enojar.

— Yo me voy a enojar si no te mueves más rápido. —Byung lanzó la cabeza hacia atrás mientras Chan Hee se empujaba dentro de él. Infiernos sí. Eso era más como le gustaba. Chan Hee tomó las piernas de Byung y las levantó hacia sus hombros. Byung arqueó la espalda para profundizar la penetración mientras Chan Hee lo jodía.

— Cerca —Byung gruñó.

Chan Hee apartó la mano de Byung y tomó su pene y empezó a jalarlo con un rápido ritmo. Byung gritó al techo cuando sus bolas se vaciaron en el puño de Chan Hee.

— Byung. —Chan Hee mordió su labio inferior y se corrió, gimiendo.

— Aun sigues haciendo esos extraños ruidos —Byung lo provocó.

— Cállate. —Chan Hee lo besó y jaló a Byung a sus brazos. Sus manos pasaron por el redondo abdomen de Byung mientras su pareja besaba su cuello— Te amo.

— Solo lo dices porque ya no tienes a algunos en la cola.

Su pareja mordió su oreja y se acurrucó más cerca. — Descansa.

Byung entrelazó sus dedos con los de su pareja, preguntándose qué otra cosa la vida tendría para él. El experimento había sido una sorprendente bendición. Byung ahora se veía en el futuro siendo progenitor.

Aun no estaba seguro si iba a ser madre o padre, y el pensar en ser responsable de una pequeña vida lo tenía medio muerto de miedo. Pero con Chan Hee a su lado, sabía que lo lograría.

 

 

 

 

 FIN

a continuacion...

14. El lobo de Jaejoong

 

Notas finales:

llegamos al final de nuestro querido y mas emocionante fic... 

ya les traigo el otro mañana porque quiero hacerlos sufrir...

dejen RW

a continuacion...

14. El lobo de Jaejoong


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