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Sapphire Blue (feat. Kangin) por lunafang

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Notas del capitulo:

Este capítulo está patrocinado por la canción Let's Dance del álbum Mamacita. Es una de mis favoritas de Super Junior.

https://www.youtube.com/watch?v=0G95eszqGnc

A veces, las cosas se ven más claras una vez que estás lejos de ellas.


 


 


Lo primero que percibió Kangin al entrar en el piso dedicado a las actividades laborales de la revista S.F.S. fue el sonido de varias decenas de dedos tecleando en sus respectivas computadoras. Algunos dedos se desplegaban con la elegancia de un pianista, con precisión y rapidez, en cambio otros simplemente se limitaban a presionar las teclas de forma monótona, vencidos por el aburrimiento o el cansancio de largas horas de trabajo acumulado. Aquel sonido era una de las pocas cosas que el muchacho extrañó durante esas dos últimas semanas en que se encontró desempleado, sin importar que por su propia cuenta continuara escribiendo  en su computadora personal artículos que no necesitaba hacer. Sólo se trató de una forma de mantener su mente activa ante la poca agradable perspectiva de ociosidad. Es por esto que cerró los ojos unas milésimas de segundo y soltó un leve suspiro antes de atravesar el lugar, encaminándose hacia la puerta negra que patrocinaba en una placa dorada Lee Jong Hyun: Editor en jefe.


Hizo su mayor esfuerzo por no mirar a los rostros de los demás empleados, consciente de que la más mínima mirada de asombro o mueca curiosa haría mella en su confianza. Sabía que la breve reunión no era más que una mera formalidad, ya que tenía asegurado su nuevo puesto de trabajo, pero ese conocimiento no parecía dispuesto a disipar ese inesperado estado de nervios. Afortunadamente pudo escuchar un rápido adelante a los pocos segundos de que llamó a la puerta, manteniéndose alejado por un momento del resto del personal.


- Buenos días, señor Lee -saludó el muchacho tras entrar a la oficina y hacer una venia de 90° dirigida hacia un hombre de cabello rubio teñido que rondaba los cuarenta años.


- Buenos días, señor Kim -devolvió el saludo el señor Lee con una inclinación más corta, sin alejarse de detrás de su escritorio-. Por favor, tome asiento. Espero que haya llegado a Busan en buenas condiciones.


- Fue un viaje tranquilo -se limitó a decir el muchacho mientras se sentaba.


- Me alegro. ¿Qué le parece la ciudad? ¿Tuvo tiempo de hacer un recorrido? -preguntó de forma cordial.


- Sólo estuve dos días aquí, por lo que únicamente recorrí los alrededores del edificio donde me instalé. Pero de todas formas me resulta muy atractivo lo que vi.


- Perfecto. Es bueno saber que le agrada el lugar, aunque espero que con el paso del tiempo pueda notar las diferencias vitales entre lo que es Busan y Seul. Algunas personas me miran con preocupación cuando digo estas palabras, sin embargo no se trata de una forma de despreciar a la ciudad capital, sino de darle cierta prioridad a Busan -explicó con una leve sonrisa-. Estar conectado con la ciudad es una buena forma de comprender a los lectores locales. Si bien la distribución de la revista S.F.S. está dirigida a todo el país, tratamos de recordar nuestras raíces regionales y pensar en primera instancia en los habitantes de Busan. ¿Comprende lo que estoy diciendo?


- Por supuesto. Me parece una buena visión -respondió de forma rápida.


Kangin espera que no se notara su sorpresa ante aquella perspectiva planteada por el editor en jefe. En el fondo de su garganta sentía deseos de comenzar a reír, por lo que tuvo que hacer un gran esfuerzo mental para mantener la seriedad. Era la primera vez en años que escuchaba hablar a un superior sobre los lectores de la revista no como compradores o consumidores, sino como en habitantes de un lugar determinado, dejando de lado la típica idealización del coreano promedio. Su anterior editor en jefe, el señor Jung Yunho, habría volteado los ojos si alguien le hubiera sugerido aquello como una forma de interpretar el mercado editorial. Tal vez habría balbuceado en un gruñido despectivo la ofensiva palabra novato y tratara de continuar la conversación como si jamás se hubiera producido esa interrupción. Yunho planeaba las ediciones de Mr. Simple únicamente pensando en cifras cuantiosas y resultados óptimos, escatimando en lo mayor posible los riesgos de bajas ventas de un modo casi enfermizo. Por esto mismo es que muchas personas tenían la errónea idea de que el editor en jefe debía ser igual de obsesivo y duro en su vida privada, fuera de su lugar de trabajo. Muy pocos afortunados sabían que el excéntrico hombre podía ser un buen escucha cuando alguien allegado atravesaba un problema. Kangin estaba seguro de que extrañaría trabajar bajo su mando.


- Estuve hablando por teléfono hace unos días con el señor Jung Yunho y sólo me dio buenas referencias sobre usted. Sino es un asunto muy personal, me gustaría preguntarle porqué decidió dejar su trabajo en Mr. Simple -expresó el señor Lee.


- Realmente no hay un motivo profesional por el que lo hice. Sólo quería cambiar de aire. Seul me estaba agobiando -dijo Kangin sin titubear.


Varios años atrás el muchacho hubiera pensado que dejar su trabajo en Mr. Simple y trasladarse a una revista de la competencia directa se trataba de un acto de traición. No obstante, el tiempo vivido le demostró que existen peores traiciones que cambiar de empleador, como por ejemplo romper una amistad. Luego de unos cuantos minutos más de conversación, el señor Lee le enseñó a Kangin el escritorio que comenzaría a ocupar a partir del lunes y le presentó brevemente a sus nuevos compañeros de trabajo, sin saber que el muchacho más tarde no recordaría ni un solo nombre.


Pasadas las cinco de la tarde, el muchacho se sorprendió un poco al escuchar que llamaban a la puerta de su nuevo departamento. Estaba completamente seguro de que no esperaba ninguna visita y tampoco había tenido tiempo para llamar a un delivery pidiendo la cena. Pensó que tal vez podía tratarse del administrador del edificio, quien había ido a preguntarle cómo se encontraba en un par de ocasiones. Empero el que se encontraba detrás de la puerta era uno de sus vecinos de piso. Curiosamente era al vecino que más había rehuido en esos días tras concurrir a una reunión de conserjería en la conoció a gran parte de los habitantes del lugar. "Bueno. No todo puede salir bien en un mismo día. Hubiera preferido que fuera de nuevo el administrador" pensó Kangin para sus adentros mientras lo saludaba con una corta venia.


- Buenos días, Kim Youngwoon -le sonrió el muchacho.


- Buenos días, Hankyung -dijo Kangin tenso-. ¿Quieres pasar?


- No gracias. En realidad quería invitarte a cenar en mi departamento, si es que no te inapropiado -continuó sonriendo, pero Kangin notó que su valor había declinado un poco.


- ¿Por qué habría de parecerme inapropiado? -preguntó con el ceño levemente fruncido.


- No lo sé. A veces meto la pata sin darme cuenta -se encogió de hombros de forma cómica-. Noté estos días que no tienes conocidos en la ciudad y pensé que podría enseñarte el lugar, si quieres. El primer tiempo siempre es difícil cuando se está solo.


La palabra solo definía muy bien a Kangin en esa época. Se había mudado a cientos de kilómetros de donde se encontraban sus amigos y allegados, en una ciudad donde nunca había estado siquiera para una visita y debía comenzar su vida prácticamente desde cero. Por momentos él mismo pensaba que se trató de una decisión estúpida, pero luego recordaba las desagradables situaciones que tuvo que atravesar en los últimos meses. Su estadía en el ejército no llevó ningún beneficio o solución a sus problemas, simplemente los agrandó.


- Creo que otra vez hablé de más -se disculpó Hankyung.


- No, es cierto. Estoy solo -le respondió rápido, tratando de mostrar indiferencia-, pero me parece que tú no estás solo ahora. Tienes un compañero. Los vi juntos antes.


- Compañero -rió suave-. Es una forma de decirlo. Yo prefiero llamarlo novio o pareja.


- Yo también lo llamo así, sólo que hay personas a las que les incomoda exponer su homosexualidad.


- ¿Y tú eres una de ellas?


- Estoy tratando de que no. Ya soy muy viejo para eso -confesó sin tapujos.


- Entonces ¿te parece bien dentro de una hora? -le preguntó con una nueva sonrisa.


- Claro. Ahí estaré -le devolvió la sonrisa.


Mientras se cambiaba de ropa, Kangin se cuestionó el porqué había entablado aquella extraña conversación con Hankyung si previamente no tenía deseos de relacionarse con él. ¿Hacía cuánto tiempo que no reconocía de forma abierta que era gay ante un completo extraño? La última vez había sido dos años atrás, cuando realizaba su servicio militar. Sin embargo ya tenía semi-entablada una amistad con Junmyeon antes de llevar su relación a un nivel más íntimo. Esta situación actual era diferente. Apenas había visto en dos ocasiones a Hankyung y sólo durante una, la recién ocurrida, mantuvieron una charla. "Creo que de verdad necesito mostrarme más fuera del armario" reflexionó. Seguramente su primo Donghae se reiría satisfecho cuando le contara lo sucedido por teléfono. Después de todo, el castaño siempre intentó que se volviera más abierto a su alrededor, sobre todo desde que le había avisado sobre su mudanza.


El novio de Hankyung era un muchacho apenas unos años más joven que él llamado Zhoumi, a quien Kangin pudo asociar de forma demasiado sencilla con Siwon. Con un duro golpe mental dejó pasar ese detalle y se enfrascó en una agradable charla con los dos chinos.


- Se ve todo delicioso -felicitó Kangin cuando Hankyung comenzó a preparar la mesa. La cena consistía en platos abundantes de chow mein y siew yhok con salsa hoisin.


- Agradéceselo al repartidor del restaurante Julide Yongbao, que está a doce cuadras de aquí -bromeó Zhoumi al sacar una cerveza Tsingtao de la heladera.


- Muy gracioso, Mimi -bufó Hankyung divertido.


- Hangeng cocina de maravilla, pero yo soy un desastre.


- Yo tampoco soy muy bueno cocinando. Sólo puedo calentar arroz y ramen -dijo Kangin antes de servirse unos trozos de siew yhok en su plato.


- Es lo suficiente para sobrevivir -rió Zhoumi, siendo acompañado por los otros muchachos.


- Tendrás que conseguir un "compañero" que sepa cocinar.


- Por el momento no tuve mucha suerte en eso, sin importar mucho la comida.


- Tal vez consigas alguno en Busan. 


- Deberías ir a Opera -opinó Zhoumi, a lo que Hankyung estuvo de acuerdo asintiendo-. Es fácil conocer gente allí.


- Suena como un parque de diversiones.


- Es un boliche gay, uno de los más... decentes. Pensábamos ir más tarde. ¿Quieres acompañarnos?


- No estoy seguro -dudó Kangin. Habían pasado varios años desde que no iba a un boliche gay.


- ¡Vamos, Youngwoon! Es viernes. Será divertido -insistió Hankyung.

Notas finales:

Debido a que se me ocurrió agregar la pareja de Hangeng y Zhoumi a la historia por la sugerencia de una linda personita, el nuevo enamorado de Kangin va a aparecer en el siguiente capítulo (con lemmon incluido para su gusto).


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