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UNA PIERNA ROTA por nurikosan

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Han terminado las batallas para los chicos de bronce y ahora cada uno se dedica a distintas actividades. Ikki esta trabajando como director de una de las compañías de Shaori, su hermano Shun ha retomado sus estudios de historia, Yhoga se ha convertido en modelo, Shiryu es profesor de wu-shu y Seiya... Seiya es el único que no tiene nada que hacer. Los estudios no le atraen lo más mínimo, cada vez que ha intentado ir a una clase termina dormido a los diez minutos y en los diversos trabajos que ha probado terminan echándole por causar serios daños en las instalaciones.
Una tarde esta deambulando por la mansión totalmente aburrido, pues todos están en sus diversas ocupaciones. Ha recorrido todas las habitaciones de la casa, una a una, buscando algo con que entretenerse hasta que lleguen los demás. De pronto escucha la puerta de la calle abrirse y extrañado se asoma a ver quien llega antes de lo habitual. Sus ojos se abren preocupados al ver a Shiryu entrar apoyado en dos muletas y una pierna escayolada. Rápidamente baja para averiguar que le ha pasado y ayudarle a subir las escaleras.
- ¡Shiryu, Shiryu! ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué esa escayola? ¿La tendrás mucho tiempo puesta? ¿Te duele la pierna? ¿Te han tenido que operar? ¿Te quedarás cojo?
-¡YA BASTA! — le grita el dragón molesto por las vueltas que da a su alrededor y el bombardeo de preguntas que le dirige- Por favor Seiya, cálmate y deja de girar a mi alrededor, me estas mareando, y una pegunta después de otra.
- Lo siento Shiryu... deja que te ayude. Apoyate en mi brazo para subir más cómodamente las escaleras...
- No es necesario Seiya. Es más seguro para los dos que las suba yo solo con las muletas... por favor déjame un poco de espacio para moverme más cómodamente.
- Claro, como tú digas.
Seiya se coloca unos pasos tras el moreno con las manos levantadas listo para cogerle en el momento que de indicios de perder el equilibrio. Una vez que llegan arriba Sirhyu se encamina a su habitación y se deja caer sobre la cama.
- ¿No piensas ayudarme ahora? — le pregunta de mal humor.
- Claro que si, perdona. Pensé que querías hacerlo tú solo.
Pegaso se acerca y pasándole los brazos por las axilas tira de él suavemente hasta dejarle sentado con la espalda cómodamente apoyada sobre la almohada y el cabecero. Recoge las muletas y las deja apoyadas en la pared al alcance de las manos de Shiryu y a continuación comienza a quitarle el zapato del pie bueno junto con el calcetín para subir las manos al botón del pantalón.
- Seiya ¿se puede saber que haces?
- Desnudarte para ponerte el pijama, estarás más cómodo que con la ropa de calle.
- Estoy bien así.
- No digas tonterías Shiryu. Además tarde o temprano tienes que cambiarte, ¿por qué retardarlo?
- No se trata de retardarlo, es que no me gusta que me traten como un invalido, puedo cambiarme yo solo.
- ¿Y cómo vas a ponerte el pantalón, señor autosuficiente?
- Ya me las apañaré, no...
- Puedes protestar todo lo que quieras, no pienso escucharte. Estoy todo el día en casa sin hacer nada, así que soy el más idóneo para ser tu cuidador. Y voy a empezar ahora mismo.
Shiryu cierra los ojos echando la cabeza hacia atrás suspirando resignado y dejando que Seiya haga todo lo que considere oportuno. En pocos minutos se encuentra con el pijama puesto, el pelo recogido en una perfecta trenza y la pierna escayolada debidamente alzada sobre una cojín.
- Perfecto, ¿a qué te encuentras mejor?
- Si Seiya, me encuentro mejor, tenías razón — responde cansinamente.
- Y ahora ¿puedes decirme que te ha pasado? ¿Cómo te has roto una pierna?
- ¿Si te lo cuento me dejarás en paz?
- No lo haré — responde después de meditarlo unos minutos- me necesitas y no voy a separarme de ti.
- Esta bien. Uno de mis alumnos cayó sobre mi cuando estábamos haciendo una técnica con tan mala suerte que me partió la tibia. Afortunadamente ha sido una fractura limpia y no hay necesidad de operar, bastará con que tenga esta maldita escayola durante un mes.
- ¿Un mes? Eso es mucho tiempo... ¿quién te sustituirá en el gimnasio?
- Ya me he ocupado de eso. Mientras me enyesaban llamé a Dokho y ha accedido a dar las clases durante el tiempo en que este inmovilizado.
- Genial, así no te pondrás a andar antes de tiempo. ¿Quieres que te traiga algo de comer o beber?
- No, te lo agradezco, quizás más tarde algo ligero.
- Muy bien. Y ahora... pienso ser el primero en inaugurar esta blanca escayola.
Seiya sale corriendo de la habitación para volver con un rotulador negro con el que comienza a pintarle en el centro del yeso un gran caballo alado rodeado por un dragón chino.
- ¿Te gusta? — le pregunta al cabo de unos minutos de intensa concentración en la elaboración del dibujo- Ha quedado bonito.
- No esta mal — responde con una sonrisa y estirando la mano para revolverle el cabello- Muchas gracias por tu dibujo. Deberías dedicarte a ello, se te da bastante bien.
- ¿En serio? ¿Crees que sería un buen dibujante o ilustrador?
- Claro que si, pero para ello tendrías que ir a clase.
- Oh, vaya... sabes que no me gustan las clases.
- Pero Seiya algo tienes que hacer, eres el único de nosotros que no hace nada. No puedes continuar así.
- Ya lo se, y lo intento. Tú sabes que lo intento, pero en cuanto el profesor empieza a hablar me quedo totalmente dormido... además no me gusta estudiar. Incluso Marín tenía problemas para mantenerme despierto en las clases teóricas. Además ahora si estoy haciendo algo.
- ¿Y que es si puede saberse?
- Te estoy cuidando. Durante un mes seré tu enfermero particular. Te ayudare a bañarte, te traeré la comida, te cambiare de ropa, peinare tu cabello, charlare contigo y hasta te leeré libros para que no te aburras.
- Seiya no necesito que estés continuamente pendiente de mí. Ya te llamaré cuando necesite algo, no te preocupes.
- No, no, no ¿y si no te oigo por estar en otra parte de la casa? ¿Y si necesitas ir al baño urgentemente y no estoy cerca para ayudarte?
- ¿Quieres decir que no vas a salir de esta habitación en un mes?
- Eso es, tú mismo lo has dicho.
- Seiya no estoy invalido, solo tengo una pierna escayolada, puedo moverme con las muletas perfectamente y no necesito a nadie para entretenerme.
- ¿Me estas echando? ¿Es eso Shiryu? ¿Quieres que me vaya?
- No es eso, no quiero que te vayas pero tampoco quiero que estés aquí encerrado las 24 horas del día.
- No te preocupes por eso Shiryu, no me importa de verdad. Además sabes que me gusta estar cerca de ti.
- Esta bien — le dice levantando las manos con las palmas hacia arriba en señal de rendición- Tú ganas Seiya, acampa aquí si quieres, me siento incapaz de echarte.
- Gracias — le dice riendo y abrazándole por el cuello para separarse inmediatamente todo rojo provocando una alegre carcajada en el dragón.
Cuando los demás llegan a la casa Seiya baja corriendo para decirles lo ocurrido. Todos suben a verle y a ofrecerse para cualquier cosa que necesite, cosa que inmediatamente se apresura a rechazar Seiya quedándose como único cuidador de Shiryu.
Al atardecer Pegaso baja a la cocina para preparar la cena, pues al ser el que esta todo el día en casa se ocupa de la cocina. Una vez ha terminado cena rápidamente sin esperar a los demás y poniendo la ración correspondiente a Shiryu en una bandeja sube de nuevo a la habitación de este para ponérsela sobre las rodillas y observar en silencio como cena.
- Y ahora — le dice retirando la bandeja al ver que ha terminado- te preparare el baño.
- Seiya no es necesario, puedo pasar sin bañarme hoy... de veras que no...
- Claro que si, dormirás mejor si le tomas y te relajara bastante, además te daré un masaje en los hombros, de estar tanto tiempo apoyado en el cabecero te deben doler.
Antes de que pueda replicar Seiya desaparece en el cuarto de baño y abre los grifos de agua caliente y fría . Cuando consigue la temperatura adecuada vuelve a por Shiryu al cual le da las muletas para que pueda ir al baño estando siempre atento a sus pasos por si tropieza o pierde el equilibrio. En el interior del baño le sienta en la banqueta y le desnuda lentamente para a continuación ponerle alrededor de la escayola una enorme bolsa de plástico ajustada a su pierna y cerrada herméticamente contra la piel para que no entre una sola gota de agua.
- Y ahora ¿cómo pretendes que me meta en la tina? — le pregunta curioso.
- Tú déjame hacer a mí. Nadie ha dicho que te tengas que meter en la bañera.
Le ayuda a levantarse y cogiendo la silla la coloca bajo la lluvia artificial, a continuación sujetando bien fuerte a Shiryu para que no resbale en el suelo húmedo le sienta en la silla y cogiendo la ducha comienza a lavarle. Enjabona todo su cuerpo delicadamente deteniendo las manos nerviosamente al llegar a su entrepierna durante unos segundo para al cabo los mismos y apretando los labios enjabonarle la pequeña mata de vello negro rizado y el sexo para continuar con las piernas algo más relajado.
Por su parte Shiryu tiene la mirada fija en el cuerpo del niño, pues el agua también cae sobre él haciendo que la camisa se le pegue al cuerpo marcando sus redondos y erectos pezones así como sus perfectos abdominales. La respiración del dragón se hace más rápida, más agitada para de pronto cerrar los ojos fuertemente y tratar de contener la incipiente erección que esta teniendo alentada por las pequeñas manos de Seiya al enjabonarle esa misma zona.
Por fin Pegaso vuelve a coger la regadera y le aclara todo el jabón y cerrando el grifo agarrarle fuertemente de un brazo y sacarle de la ducha. Le deja apoyado en el lavabo y cogiendo una enorme toalla le envuelve en la misma para sentarle en la tapa de la taza y frotarle enérgicamente hasta secarle. Por último le pone un pijama limpio y le quita la funda de la escayola para llevarle de nuevo a la cama.
- ¿A qué estas mejor ahora? — le dice con una gran sonrisa soltándole la trenza que había recogido previamente sobre su cabeza para que no se le mojará el cabello.
- Debo reconocer que tienes razón, estoy más relajado. ¿Y ahora que toca?
- Ahora toca dormir — no temas le dice cuando ve su mirada temerosa y algo enojosa- no dormiré aquí. Quiero cuidarte, pero eso no incluye dormir en el suelo.
Se acerca a él y le da un beso en la frente para dejarle la luz de la mesilla encendida, un par de libros a su alcance y después de darle las buenas noches irse cerrando la puerta silenciosamente. Una vez en su habitación Seiya se recarga contra la puerta suspirando profundamente al recordar el maravilloso cuerpo del dragón así como el delicado tacto de su piel en su sexo.
- ¡Dioses, como me gustaría sentirle en mi interior! — murmura para si mientras se va despojando de la húmeda ropa frente al espejo de la puerta de su armario y contemplar su erección- Tengo que controlarme cuando este delante de él o se dará cuenta y me alejará de su lado de mala manera y con razón.
Se encamina a la ducha y se mete bajo el agua caliente masturbándose con la imagen de Shiryu desnudo en su mente y murmurando una y otra vez su nombre. Cuando termina se mete directamente en la cama, pues no le gusta dormir con ropa y perdiéndose en sus lujuriosos sueños cae en la inconsciencia del sueño.
Shiryu por su parte, no ha tocado ninguno de los libros que tiene a su alcance. El también esta perdido en sus pensamientos, confundido por la reacción que ha tenido al ver a Seiya con la camiseta pegada a su cuerpo y por la caricia de sus manos en todo su cuerpo. Siempre ha querido más que a ninguno de los otros al Pegaso, siempre ha estado pendiente de que no le pasará nada malo en las batallas, siempre a su lado, codo con codo, incluso ahora en la vida civil se las apañaba para estar cerca de él en la mesa o en las salidas que hacían. Pero nunca había pasado por su cabeza la idea de que pudiera ser algo más profundo que una simple amistad. Es cierto que en sus locos sueños ha fantaseado con la idea de tener sexo con él, pero solo eran eso, fantasías producidas por su abstinencia. De pronto cae en la cuenta de que nunca ha tenido ese tipo de fantasías con Shunrey, y eso sí que hubiera sido lógico, después de todo la chica es muy hermosa y la ha visto desnuda en más de una ocasión en Rozan, pero curiosamente nunca ha tenido una erección o algún pensamiento erótico con ella. Pero con Seiya... con Seiya muy a menudo le veía en sus sueños haciéndole el amor apasionada y salvajemente. Y la prueba de ello la ha tenido hoy en la ducha, nada más rozarle se ha puesto a cien, ha tenido que hacer un gran esfuerzo mental para evitar que el muchacho se diera cuenta de su estado. Mecánicamente apaga la luz de la mesilla y se acomoda cerrando los ojos para caer en el sueño mientras trata de analizar sus sentimientos en profundidad.
Al día siguiente a media mañana Seiya entra en la habitación con el desayuno compuesto por un cuenco de cereales, un par de tostadas con mantequilla y un zumo de naranja. Le despierta alzando la persiana para que entre la luz del día y después de ayudarle a incorporarse le pone la bandeja en el regazo.
- Seiya ¿has dormido bien?
- Estupendamente ¿y tú? ¿Te ha dolido o molestado la escayola?
- No, todo muy bien. Gracias por el desayuno, esta perfecto. Veo que me has observado todos estos días y sabes perfectamente que es lo que me gusta.
- Bueno, ya sabes que soy yo quien cocina — responde totalmente enrojecido- es natural que sepa que coméis cada uno de vosotros, no es nada del otro mundo.
- Es posible que sea así, pero a mi sí que me lo parece. Yo nunca me fijo en esos pequeños detalles.
Una vez terminado el desayuno recoge la bandeja y se la lleva para volver inmediatamente y sentarse a los pies de la cama del dragón con un enorme block de dibujo.
- ¿Qué vas a hacer con ese block? — pregunta interesado Shiryu.
- Voy a dibujarte — le contesta poniéndose rápidamente manos a la obra.
- ¿Quieres que me ponga en alguna postura especial?
- Así esta bien, no te preocupes.... aunque.. suéltate la trenza, deja que el pelo caiga a tu alrededor libremente.
Shiryu hace lo que le pide y deshace con hábiles dedos la gruesa trenza para mover la cabeza varias veces de un lado al otro y esparcir el cabello por sus hombros. Seiya permanece mudo durante unos minutos mirándole embobado sin pestañear y sin decir una sola palabra.
- Seiya... Seiya ¿te pasa algo? — le pregunta preocupado al ver que no reacciona.
- ¿Eehh? Si... claro que estoy bien, no me pasa nada es solo que... que...
- ¿Si Seiya? Dime, ¿qué es lo que ocurre? — le pregunta maliciosamente al ver la expresión de su rostro y los colores que empiezan a cubrirle las mejillas.
- Nada, no ocurre nada. Estaba mirando la luz sobre tu rostro, eso es todo — responde nerviosamente empezando a trazar el boceto en la blanca hoja de papel.
Shiryu se recuesta en la cama sonriendo feliz por el rápido galope de su propio corazón, por la felicidad que siente de ver al niño admirarle de ese modo tan puro y sincero... si, sin duda alguna algo especial hay entre ellos y no lo va a dejar perder, claro que no.
- Seiya, ¿puedo moverme? — le pregunta al cabo de un par de horas de total inmovilidad- Estoy cansado de estar sin mover un solo músculo.
- Claro que puedes moverte. Pararemos hasta después de comer — cierra el block y lo deja fuera del alcance de Shiryu- ¿Quieres que te lea algo mientras llega la hora de la comida?
- Prefiero que me dejes ver tu obra.
- No, un artista nunca deja ver su trabajo hasta que no esta totalmente terminado.
- ¿Ni siquiera un poquito?
- Nada, no insistas.
- Esta bien... entonces ven, siéntate a mi lado Seiya, quiero tenerte cerca.
- ¿Por qué cerca? — pregunta obedeciendo feliz por semejante petición.
- Bueno, quiero hablar contigo y cuando charlo con alguien me gusta tenerle cerca para poder observar sus gestos y sus miradas.
- Entiendo — dice desilusionado por su respuesta- ¿Y de que quieres que charlemos?
- No se..., cuéntame que haces en la casa cuando te quedas solo tantas horas. ¿En que llenas tu tiempo Seiya?
- La verdad es que no hago mucho. Una vez que ya tengo la comida y la cena lista me pongo a dibujar, a jugar con la consola, ver alguna película o serie en la tele, entreno en el gimnasio o si hace buen tiempo paseo por el jardín.
- ¿Tampoco me dejarás ver tus dibujos acabados?
- Esos si — sin decir nada más sale corriendo para volver con unos cuantos blocks llenos de dibujos que pone en el regazo de Shiryu orgullosamente.
- No están nada mal — comenta mientras los ve- Seiya verdaderamente tendrías que ir a alguna buena escuela para perfeccionar tu arte, son muy hermosos.
De pronto entre los dibujos del exterior de la casa y sus alrededores junto con los producidos por su imaginación Shiryu ve varios suyos, especialmente dormido. Mira interrogativamente al niño y este le arranca el cuaderno de las manos con el rostro a punto de estallar por la vergüenza.
- Seiya, no me lo quites, déjame verlos... ¿cuándo los hiciste?
- Cuando te quedabas dormido en el sillón por la noche o dormitabas en el jardín con el buen tiempo — responde en un susurro.
- Están preciosos — le dice sonriendo y alargando las manos para cogerle de la cintura y volver a sentarle a su lado- Me siento orgulloso de que me hayas cogido como modelo, aunque nunca me lo hayas dicho.
Pegaso le mira sorprendido asimilando sus últimas palabras y sin darse cuenta de sus actos acerca su rostro al suyo y le da un fugaz beso en los labios para salir corriendo de la habitación murmurando que tiene que terminar de preparar la comida. Shiryu sonríe feliz y vuelve a retomar los blocks para continuar con su examen descubriendo que el segundo de ellos es prácticamente un compendio de él en diferentes actividades de la vida cotidiana.
Al cabo de un rato le sube la comida y recoge todos los blocks para llevarlos nuevamente a su habitación y bajar después a comer con los demás. Al terminar sube a recoger la bandeja y vuelve a desaparecer en silencio. Después de un rato aparece acompañado de Shun que le esta ayudando a trasladar una televisión y una video consola con un montón de juegos.
- Esta tarde vamos a jugar — le dice feliz dejando caer los juegos en la cama al alcance de Shiryu y se dispone a instalar ambos aparatos. — Listo, ¿con cual quieres empezar? Te advierto que soy muy bueno en todos.
- Pensaba que ibas a continuar con el dibujo...
- Eso para mañana, ahora ya no hay buena luz para ello. Vamos escoge uno... ¿no? Pues entonces lo haré yo... a ver, a ver... este de lucha así jugaremos uno contra otro.
Introduce el disco en el aparato y dándole un mando se sienta al lado del Dragón para indicarle como elegir a su personaje y como funcionan los distintos botones. En pocos minutos ambos están enzarzados en violentas peleas virtuales.
- Seiya, estoy cansado de jugar — dice Shiryu dejando caer el mando sobre la cama al cabo de un par de horas.
- ¿Quieres que hagamos otra cosa?
- No, tú estas disfrutando. Juega tú solo contra la máquina mientras yo leeré hasta la hora de la cena.
Asintiendo con la cabeza Pegaso cambia la modalidad del juego y continua él solo las batallas en distintos escenarios Al cabo de una hora Shiryu cierra el libro ruidosamente y quitándose las gafas le arranca el mando de las manos y apaga el juego haciendo que Seiya le mire asustado por su reacción.
- No puedo más — dice controlando la voz para no sonar muy brusco- lo siento pero no puedo soportar más el continúo griterío que te traes con los muñecos, ¿no te das cuenta de que no te oyen? Por mucho que les grites no van a hacer nada por sí solos.
- Lo siento, no me di cuenta de que te molestaba. Será mejor que me lleve todo de vuelta al cuarto de estar.
- No es necesario que te lo lleves — se apresura a detenerle al ver su mirada dolida- quizás mañana pueda encontrar algún juego que no sea de peleas, sino de estrategia o algo así. Es solo que tus gritos me pusieron nervioso, me duele un poco la cabeza.
- ¿Quieres un calmante?
- No Seiya, muchas gracias. Creo que hoy no cenare, solo un vaso de leche y alguna que otra galleta.
El niño sale de la habitación cabizbajo para volver al cabo de un largo rato con un vaso de leche caliente y un plato de galletas. Observa como se lo toma todo y se acomoda para dormir, por lo que dándole las buenas noches sale de la habitación. Cuando se queda solo en la habitación Shiryu no puede evitar sentirse mal por haberle hablado tan rudamente y se promete que no lo volverá a hacer, no quiere volver a ver esa mirada en su rostro. Acaricia el lugar donde ha estado sentado y pronunciando su nombre se duerme con su imagen en su mente.
El día siguiente pasa igual que el anterior y que los siguientes aunque con menos horas de juego y esta vez en lugar de uno de peleas se trata de uno de rol en el que tienen que ir resolviendo diversos acertijos y puzzles hasta conseguir llegar al final. De ese modo los días transcurren haciendo más hondo el cariño que el Dragón siente por Seiya y cada vez más seguro del amor de este por él.
Por fin llega el momento en que le quitan la escayola. Los médicos le dicen que todavía debe andar con una sola muleta y hacer varias horas de ejercicios y rehabilitación diaria para recuperar el movimiento y flexibilidad de la pierna.
- ¿Me dejaras que te ayude con tus ejercicios Shiryu? — le pregunta al salir del hospital.
- Claro que si, de hecho iba a pedirte que te encargues de la rehabilitación y los masajes.
- Será un autentico placer y empezaremos hoy mismo.
Una vez en casa y cambiados de ropa se dirigen al gimnasio y se ponen manos a la obra, especialmente Seiya que le hace trabajar a fondo sin perdonarle un solo ejercicio y mucho menos una sola serie de repeticiones. Al terminar y dirigirse a sus habitaciones Shiryu simula tropezar y se aferra a Seiya de tal manera que termina con él pegado a su cuerpo y ambos rostros muy cerca. Le mira a los ojos en silencio y seguidamente le besa apasionadamente hasta quedarse sin aire. El niño le responde al beso torpemente y cuando se separan suspira ansiosamente con la mirada clavada en los verdes ojos del dragón.
- Seiya ¿te ha gustado? — pregunta este tímidamente.
- Si — logra decir en un murmullo- me ha encantado... ¿quieres repetirlo?
Shiryu sonríe y apretándole más contra él vuelve a besarle esta vez más delicadamente, alargando hasta el máximo el beso y las caricias que le da por su espalda.
- Seiya, mi pequeño Seiya ¿quieres ser mi chico?
- ¿Tu chico? ¿Quieres decir tu pareja oficial ante todos los demás?
- Así es mi niño, llevo todo este tiempo enamorado de ti, pero hasta aquella primera noche en que me bañaste no empecé a darme cuenta de ello. Se que a veces me he enfadado contigo, pero te quiero Seiya, te quiero como nunca imagine amar a alguien.
- Shiryu... yo... yo... estoy tan feliz — consigue decir entrecortadamente- yo te amo... te amo desde hace tanto tiempo... siempre quería estar a tu lado para protegerte de todo daño, pero al final eras tú quien acaba sacrificándose por mi... yo.... abrázame, abrázame muy fuerte... mi amor...
Ambos se funden en un fuerte y estrecho abrazo junto con un largo beso del que son sacados por el carraspeo de un triste Shun que esta en lo alto de la escalera mirándoles fijamente.
- Shun — exclama Shiryu sonriendo totalmente feliz y sin dar importancia a la tristeza del más joven de todos ellos- serás el primero en saberlo: Seiya y yo acabamos de comprometernos oficialmente.
- Me alegro — responde el peliverde descendiendo lentamente las escaleras para abrazarles a ambos al llegar a su altura- Felicidades a ambos, seréis muy felices.
Sin decir nada más se disculpa y sale de la casa para dirigirse a la biblioteca de la facultad dejando al Dragón un poco sorprendido pero sin darle la mayor importancia y a un Seiya preocupado por lo que pueda estar pasándole.
El resto del día tanto Shiryu como Seiya lo pasan juntos, sin salir de la habitación del primero, hablando de sus sentimientos mutuos y aprendiendo a reconocer sus cuerpos entre caricias y besos, sin pasar a mayores pues Pegaso sorprendentemente es muy tímido para el sexo y se siente inseguro por su virginidad.
Al día siguiente Seiya traslada sus cosas a la habitación de Shiryu al ser esta más grande que la suya. Mientras esta ocupado con esa tarea escucha unos sollozos provenientes de la biblioteca. Deja el montón de ropa que lleva entre los brazos en el suelo y entra en la misma para ver de quien se trata descubriendo a Shun acurrucado en el sofá de que hay en el centro de la habitación. Se acerca al muchacho y le pasa cariñosamente el brazo por los hombros para atraerle hacia él.
- ¿Qué ocurre Shun? ¿Por qué lloras de ese modo? Ayer ya estabas muy triste, dime que es lo que ocurre, no me gusta verte así.
- No puedes ayudarme, nadie puede...
- No digas eso, vamos cuéntame que te pasa.
- Es Ikki, ha descubierto mi relación con Yhoga y se ha puesto furioso. Ha dicho que le matara, incluso ha ido a la agencia de modelos para que le digan donde se encuentra...
- Vamos, vamos, ya veras como todo se arregla. Te quiere mucho, quizás no estaba preparado para descubrir que su hermanito es todo un hombre ya, pero cuando recapacite seguro que te pide perdón.
- No lo hará, sabes que no lo hará... cree que aún tengo 10 años y ha de protegerme de todo y de todos... tengo miedo por Yhoga, he tratado de detenerle y mira lo que me ha hecho.
Se vuelve y se levanta la camiseta para enseñarle la espalda marcada con verdugones rojos de lado a lado, pues le ha azotado con el cinturón sin compasión alguna. Al verle, Seiya le abraza amorosamente y cubre su rostro de dulces besos tratando de consolarle. En ese momento Shiryu sale para buscarle extrañado por la tardanza en su viaje a por más ropa. Ve el montón de la misma en el suelo y se acerca silenciosamente a la puerta entreabierta de la biblioteca para ver a Seiya consolando de ese modo a Shun. Sus ojos se abren de par en par, su corazón comienza a latir muy rápida y dolorosamente al tiempo que su mente mal interpreta la escena, especialmente cuando les oye hablar.
- Shun, yo hablare con Ikki. Le haré razonar, ya veras como acepta el hecho de tu amor. Ya eres mayor y tienes todo el derecho de amar a quien escojas libremente, al igual que yo, nadie debe prohibir el amor, especialmente cuando es tan profundo como el nuestro.
- Pero ¿y si se lía a golpes contigo? No quiero que te haga daño, no lo soportaría, te quiero demasiado para permitir que te enfrentes a él, esta como loco, deberías haberle visto...
- Shhhhhh, tranquilo mi niño, todo saldrá bien, confía en mí ¿alguna vez te he mentido?
- Nunca — responde el peliverde separándose de su pecho y de su abrazo para mirarle a los ojos- Nunca nos has mentido a ninguno de nosotros.
- Muy bien precioso, ahora quiero que vayas a darte una ducha, te cambies de ropa, te pongas lo más sexy que tengas y esperes a tu hermano. Ya es hora de que Ikki vea el maravilloso hombre que es su hermanito.
Shun sale corriendo a su habitación y hace lo que le dice Seiya sin reparar en Shiryu que esta sentado en la cama de su habitación cabizbajo y con la puerta totalmente abierta. Seiya por su parte sale del lugar y recogiendo la ropa se encamina a la habitación de este último encontrándole en semejante estado.
- Shiryu ¿qué te pasa? ¿Te encuentras bien?
- ¿Cuándo pensabas decírmelo? — le pregunta levantándose lentamente y enfrentándole fríamente.
- ¿Decirte que? No te entiendo.
- No te hagas el inocente, ya no te sirve. Te he visto con Shun en la biblioteca, ¿desde cuando estas liado con él? Imagino que os habéis estado riendo a mi costa durante todo este mes.
- Te equivocas — se apresura a responder Seiya cogiendo las manos del Dragón entre las suyas- No hay nada entre Shun y yo, puedo explicarlo todo.
- No hay nada que explicar Seiya, os he visto con mis propios ojos abrazados y besándoos, planeando como decirle a Ikki que erais pareja... que estúpido he sido... debí darme cuenta que alguien como tú nunca puede amar a alguien como yo... y estos días de atrás, siendo tan considerado con tu virginidad... imagino que en realidad no querías que descubriera que no eres tal cosa, que estas más que harto de hacerlo...
- Por lo que más quieras Shiryu, déjame explicarme, estas equivocado, no es nada de eso... todo tiene una explicación lógica y razonable... solo escúchame...
- No voy a escucharte, vuelve a llevarte toda tu maldita ropa... llévatela a la habitación de esa mosquita muerta de Shun... no me extraña que Ikki este furioso con él.
Sin decir nada más coge la ropa de Seiya y comienza a lanzarla al pasillo furiosamente sin dirigirle una sola mirada y mucho menos sin escuchar sus inútiles intentos por conseguir que le escuche. Cuando termina con la ropa lanza todos sus blocks de dibujo encima de la misma. Al llegar al último dibujo que hizo de él lo mira y lo rasga en cuatro pedazos que lanza al rostro del destrozado Pegaso que ya ha dejado de hablar, solo se limita a contemplarle pasivamente con lagrimas corriendo por sus mejillas. Este sale de la habitación y recoge como mejor puede todas sus cosas para llevarlas de nuevo a su habitación. Recoge los pedazos del dibujo y haciéndolos mucho más pequeños los deposita en un cenicero alto que hay en medio del pasillo para encerrarse con un fuerte portazo en la soledad de su cuarto.
Las horas pasan silenciosas y lentas para los tres habitantes de la casa hasta que al anochecer Ikki entra llamando a gritos a su hermano pequeño que sale a su encuentro dejando al Fénix boquiabierto al verle con su nuevo aspecto.
- ¿Qué se supone que estas haciendo vestido así? — le grita.
- ¿Y Yhoga? — pregunta ansiosamente preocupado por su rubio.
- Esos estúpidos de la agencia no quisieron decirme donde esta rodando. Pero no importa, volverá y cuando lo haga yo le estaré esperando.
- Ikki no quiero que le hagas daño.
- Cállate, no estas en condiciones de exigir nada.
En esos momentos Seiya sale de su habitación y se interpone entre los dos hermanos desafiante mirando al mayor con sus hinchados ojos.
- ¿Y a ti que te pasa? Esto no va contigo.
- Si que va Ikki, aunque no lo creas si que me concierne — le grita con todas sus fuerzas con la esperanza de que Shiryu le escuche a través de la puerta- Shun y Yhoga son mis amigos y no me gusta ver como les prohíbes su amor.
- Si no te apartas ahora mismo, serán amigos de un cadáver — le amenaza con el puño fuertemente cerrado.
- No me apartare — responde afianzando bien los pies y cruzándose de brazos ante un sorprendido Ikki- No voy a permitir que sufran por tu egoísmo...
- Yo no soy egoísta, solo trato de proteger a mi hermano pequeño de un oportunista como ese pato...
- Yhoga no es un oportunista — salta Shun indignado- Nos queremos y llevamos saliendo mucho tiempo, desde antes de enfrentarnos a Hades.
- Ikki, tienes que entender que Shun ya no es un niño pequeño, mírale bien ha crecido, es un adulto, puede que para ti siempre sea el bebe que acunabas en tus brazos, pero ya no lo es... es un hombre enamorado, y es correspondido en su amor... deberías estar feliz por eso. Además la persona que ama es...
Sin dejarle terminar le estrella con toda su fuerza el puño en el rostro lanzándole contra la pared haciéndole sangrar abundantemente por la nariz y dejándole aturdido.
- ¡Seiya, Seiya! — grita Shun acercándose al muchacho asustado por la sangre que ya empapa su camiseta- ¿Cómo has podido hacerle algo así? ¡Eres un animal Ikki! ¡No te quiero por hermano! ¡Reniego de ti! ¡Eres un monstruo!
En ese momento la puerta de Shiryu se abre de par en par apareciendo el moreno totalmente asustado por los gritos del peliverde. Al ver a Seiya en semejante estado se abalanza sobre él apartando a Ikki y a Shun bruscamente y cogiéndole en brazos con mucha delicadeza lo lleva al cuarto de baño de su habitación para curarle.
- Hablaremos de esto cuando haya terminado con Seiya — le dice a Ikki al pasar por su lado en un tono de voz totalmente desafiante y helador- No voy a permitir que te salgas de rositas.
Shun le sigue a la habitación pero cuando va a entrar en el cuarto de baño el Dragón le pide que los deje solos, ya que necesitan hablar algunas cosas en privado. Una vez que están solos se concentra en examinar la nariz de Seiya para descartar cualquier rotura por mínima que sea y después de conseguir cortar la hemorragia se arrodilla ante él y le coge las manos temblorosas entre las suyas.
- Me he portado como un idiota — le dice en un susurro- He escuchado la discusión con Ikki. Nunca ha habido nada entre Shun y tú ¿verdad? Solo tratabas de ayudarle en su relación con Yhoga frente a su hermano.
- Así es — contesta entre sollozos- intente explicártelo pero no quisiste escucharme, me echaste de aquí sin contemplaciones.
- Seiya, lo siento mucho. ¿Podrías perdonarme por ello? A veces tengo mal genio, Dokho siempre me regañaba por ello, pero cuando te vi abrazándole, besándole de ese modo, aquellas palabras tan equivocas... yo imagine lo que no era y me sentí muy mal. Creí que iba a morirme en ese momento, tu amor es todo lo que me importa y en esos momentos creía sinceramente que no lo tenía, que solo había sido un juego que llegaba a su fin al ser descubiertos por Ikki. Seiya ¿qué puedo hacer para que me perdones y me abras tu corazón nuevamente?
- Me basta con que me ames, solo eso es suficiente para mí.
- Te amo pequeño Pegaso, te amo locamente. No quiero que te separes nunca más de mi, quiero que vengas a esta habitación, quiero que todos sepan que te amo locamente y que tú me correspondes...
- Mi corazón es tuyo Shiryu, pero prométeme que la próxima vez que te encuentres en una situación parecida me preguntaras antes de actuar impulsivamente.
- Te lo prometo pequeño, te lo prometo de todo corazón.
- Shiryu, ¿me ayudaras con Ikki?
- Ikk...i, si, claro que te ayudare, además no pienso permitirle que se quede impune el fuerte golpe que te ha dado, por poco te rompe el tabique nasal.
- ¿Y si lo hubiera hecho habrías dejado de quererme por ser más feo de lo normal? — pregunta riendo.
- Tú nunca puedes ser feo para mí, aunque tengas la nariz torcida y los ojos bizcos siempre serás el hombre más deseado por lo que a mi respecta.
- Gracias — le dice totalmente enrojecido.
Shiryu le abraza estrechamente y le besa ardorosamente en los labios mientras le susurra que esa noche será suyo para salir al cabo de un rato de la habitación y encaminarse a la de Ikki. Ambos entran en la misma y le encuentran sentado en la cama con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza entre sus manos.
- Ikki, ¿podemos pasar? — pregunta Seiya antes de que Shiryu diga algo inconveniente.
- Adelante — responde levantando la cabeza y mirándolos tristemente- Supongo que has venido a por tu venganza Dragón. Este niño debe ser muy importante para ti si estas dispuesto a enfrentar mis llamas.
- En efecto lo es, Seiya es lo que más amo en el mundo y tú le has hecho daño intencionadamente, al igual que se lo has hecho a tu hermano Shun.
- Lo siento, nada más lejos que golpearle pero... ¿cómo he estado tan ciego? ¿Cómo no me he dado cuenta antes? Siempre notaba que estaban muy juntos, en las peleas no dudaban en sacrificarse el uno por el otro, siempre compartiendo secretos y miradas a hurtadillas... pero en mi interior me decía que era solo amistad, que Shun todavía era un niño pequeño, que su inocente corazón aún era incapaz de reconocer el amor...
- Ikki, ¿si hubiera sido una mujer tu reacción hubiera sido diferente? — pregunta Seiya con cierto temor.
- ¿Una mujer? No, hubiera sido exactamente igual. Hubiera ido a verla y puesto de bruja para arriba por robarme a mi hermanito. Y también le hubiera perdido como le he perdido ahora, ¿verdad? Me siento mal chicos, jamás me he sentido tan mal en toda mi vida, ni siquiera cuando Esmeralda murió en mis brazos o cuando Shun se transformó en Hades... he hecho lo que siempre me prometía no hacer con él. Le he prohibido ver al hombre que ama y encima le he golpeado brutalmente... ¿cómo voy a poder mirarle a partir de ahora? ¿Cómo puedo esperar que me dirija la palabra? Debe odiarme y de hecho lo hace, él me lo dijo en la escalera. Esas palabras se clavaron en mi alma como afilados cuchillos envenenados haciéndome ver el monstruo en el que me he convertido...
- Ikki.... — se escucha la voz temblorosa de Shun en el pasillo- No te odio, nunca podré odiarte hermano.
El mayor se levanta para enfrentar su mirada y ver en silencio como pasa entre medias de Shiryu y Seiya hasta llegar a él.
- Shun, yo... yo lo... — mueve bruscamente la cabeza de un lado a otro- No hay palabras de disculpas para mí, no merezco tu perdón ni tu amor. Hermanito, solo espero que algún día puedas llegar a hacerme de nuevo un hueco en tu corazón, aunque solo sea un diminuta esquina del mismo. Mañana me iré de la casa, ahora ya no me necesitas, tienes a Yhoga y él cuidará de ti mucho mejor de lo que lo he hecho yo.
Shun le abraza escondiendo su lloroso rostro en el fuerte y grande pecho de su hermano mayor mientras le dice entre sollozos que le quiere y que le necesita a su lado. Shiryu y Seiya por su parte salen silenciosamente de la habitación dejando a los dos solos en la misma para que puedan acercarse nuevamente entre ellos.
- Seiya — le dice una vez que están solos en su habitación- ¿Querrás hacerme un nuevo retrato? He reconstruido este, pero me gustaría un desnudo. ¿Crees que podrás hacerlo?
Pegaso se acerca y efectivamente ve que ha pegado pedacito a pedacito el dibujo que él había terminado de destrozar en el pasillo. Lo acaricia con la yema de los dedos y alzando su brillante mirada hacia él asiente feliz.
- Claro que te haré un desnudo, es más creo que no me cansaré de dibujarte... haré un kamasutra contigo de protagonista.
- ¿Y tu timidez?- le pregunta sonrojado por semejante idea.
- ¡Al diablo con ella! En estas horas de soledad no he podido dejar de pensar en ti, en tu cuerpo, en tu piel, en tu aroma... saberme lejos de ti, inalcanzable para mi ha estado a punto de volverme loco, por lo que me prometí a mi mismo que si todo se resolvía bien a la primera oportunidad me entregaría a ti, y es lo que pienso hacer ahora mismo.
Shiryu sonríe feliz dejando en lugar seguro el dibujo delicadamente restaurado y tumbándose en la cama aferra a su niño amado para traerlo sobre él y comenzar a devorarle a besos y caricias mientras ambos se desnudan mutuamente. Una vez están sin nada de ropa el Dragón se posiciona entre las piernas de Seiya y devora su sexo hasta que consigue su preciado semen que recoge en su boca para compartir con él en un largo y prolongado beso que los deja sin aliento.
- Shiryu... ten cuidado... — le pide Pegaso cuando se separan con los ojos radiantes de felicidad y llenos de deseo- es mi primera vez...
- No te preocupes precioso... tú solo déjate llevar.
Shiryu se desliza nuevamente por ese maravilloso cuerpo que tanto tiempo ha deseado hasta llegar nuevamente a su entrepierna. Le separa las piernas y comienza a lamer su virgen entrada, inundándola de saliva mientras los gemidos del niño le excitan cada vez más. A los pocos minutos empuja su palpitante miembro lentamente por la dilatada entrada deteniéndose en cada centímetro para besar las húmedas mejillas de Seiya por las lagrimas que brotan de sus hermosos ojos a causa del dolor. Una vez en su interior comienza a moverse arrancándole dolorosos gemidos que en cuestión de minutos se transforman en otros de autentico placer. Siente las manos de Pegaso en su espalda recorriéndola lentamente, acariciándole unas veces y otras apremiándole a que vaya más deprisa para terminar sintiéndolas en sus nalgas apretándolas con autentica lujuria. Con una sonrisa y un profundo gemido de placer acelera sus movimientos al tiempo que aprisiona con su abdomen el endurecido miembro de su amante masajeándole y estimulándole con cada acometida para terminar ambos explotando el mismo tiempo.
- ¿Estas bien? — le pregunta al cabo de unos minutos de intentar recuperar la respiración y el ritmo cardiaco- ¿Te he lastimado mucho precioso?
- Hmmm, al principio me dolía pero luego me ha gustado mucho. Tanto que quiero repetirlo una vez más.
- ¿Quieres más? Muy bien precioso, te daré todo lo que quieras... hasta que me supliques que me detenga por estar totalmente agotado.
La habitación vuelve a llenarse en cuestión de minutos con sus gemidos y suspiros haciendo que los dos hermanos sonrían mientras cierran la puerta de la suya en espera del amante del más pequeño de ellos y cuñado del mayor

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