Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Historia de dos locos enamorados por EtaAquarida

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡El final! Debo decir que he disfrutado muchísimo escribir esta historia. Recuerden que por los treinta capítulos de S.C podían elegir dos parejas, así que si quieren votar por otra de las de mi fic pueden hacerlo y tendrán su precuela.

Disfruten.

Deathmask me sonrió como antes lo hacía y me abrazó otra vez. Él llenaba realmente cada parte de mi corazón, que rebosaba vida y sentimientos bellos gracias a su presencia.
 
Volvimos a lo mismo de antes y fue increíble el descubrir que realmente ninguno de los dos nos sentíamos bien engañandonos. No podíamos hacerlo, era doloroso y ya no tolerábamos el lidiar con ello. Fuimos dejando de lado a cualquier otro interés momentáneo y nos dedicamos de lleno el uno al otro en completa fidelidad.
 
Llevo poco más de diez años sin tocar ni pensar en otro hombre o en otra mujer, él igual. Si lo medito me resulta muy extraño ya que nunca hemos sido fieles, pero desde que lo somos nuestra relación ha ido para mejor. Nunca nos preguntamos uno al otro si queríamos ser una pareja como tal así que no tenemos días especiales, sin embargo, creo que es mejor así porque significa que nuestra relación realmente ha sido espontánea. Desde que todo estuvo en paz comenzamos a vivir una hermosa vida de pareja, de hecho, la vida había mejorado para todos.
 
En ese tiempo la Fundación Kido empezó a destinar muchísimo más dinero para nosotros y el Santuario, el cual estaba en época de "remodelaciones". ¡Hasta nos instalaron un completo sistema de electricidad! Nos renovaron el gimnasio y todos los lugares en donde se llevaban a cabo los entrenamientos, también los templos que estaban destruídos fueron hechos nuevamente.
 
Nosotros nos encargamos personalmente de todas las tareas y al no tener Patriarca ni quedar amenaza existente sobre la tierra fuimos olvidando las reglas y nuestros deberes. Después de todo eramos muy jovenes todavía y queríamos vivir, aprovechamos la oportunidad para ser cada vez más libres.
 
Deathmask y yo viajábamos todo el tiempo con el dinero que nos daba la Fundación, vivíamos juntos prácticamente y nuestra relación era estable. Ahora nos tratábamos con amor, con respeto y ante todo con sinceridad. No era la misma relación tóxica que antes teníamos, habíamos aprendido y madurado y todo había cambiado.
 
Shura seguía igual de deprimido que siempre y aún tenía trato con nosotros, en especial con Death. Mi amado lo niega pero yo creo que de tanto fingir amistad le tomó un poco de cariño a la cabra. Yo por mi parte nunca lo quise ni lo querré, aunque no lo desprecio tanto como antes porque he llegado a comprenderlo. Y quizá haya sido aquel trato que los tres manteníamos aún luego de tantos sucesos terribles lo que atrajo la atención del Señor del Inframundo sobre nosotros.
 
Volviendo a los hechos que se sucedieron en la guerra santa, recuerdo muy bien las pocas palabras que Deathmask y yo nos dijimos cuando revivimos como espectros.
 
— ¿Te interesas ahora por el mundo en el que vives? —le pregunté yo incrédulo, él estaba muy convencido de seguir a Saga y al Patriarca para llegar hasta Athena y salvarla.
 
— Una cosa es querer dominar el mundo y otra es acabar con toda la vida en la tierra —me contestó.
 
Eso fue lo único que hablamos antes de llegar a lo que quedaba de las doce casas.
 
Saga como Patriarca nos había fallado y habíamos decidido, quizá inconcientemente, creer en Athena. Al menos en mí había sido así, yo ni siquiera me había dado cuenta pero de pronto me encontraba dando mi vida por ella. Creí que era una causa que valía la pena y yo quería sentir al menos una vez en la vida lo que era cometer una acción de nobleza. Nos esforzamos hasta el límite, dimos todo de nosotros y nos sacrificamos por ella.
 
Athena, con su inconmensurable amor hacia sus caballeros, su gracia infinita y su poder absoluto no hizo nada para salvarnos de la muerte a mí y a Deathmask. Mi alma comenzó a inquietarse, yo no podía creer lo que estaba pasando. ¿Cómo ella no nos defendía si nos amaba tanto?
 
Es triste, muy triste, cuando toda tu vida has vivido en medio de una masa de personas con el cerebro lavado y tú pareces ser el único que abre los ojos.
 
Me espanté como nunca al ver el grado de locura y fanatismo de mis compañeros: sufrir por Athena, morir por Athena, entregarse al dolor por Athena, todo por Athena. ¿Y esa chica qué hacía por nosotros? Nada.
 
Los caballeros de plata que habían revivido con fueron asesinados al instante, nosotros llegamos al Santuario y morimos primero que los demás. Desde mi calidad de muerto vi caer a Aldebarán, a Shaka, a Saga, a Shura, a Camus. ¡A Shion, nuestro mismísimo Patriarca! Quien yo consideré siempre el hombre más fuerte sobre esta tierra. Aún como anciano era imponente y como un hombre joven, con tanta fortaleza, vida y poder lo era aún más.
 
Aunque admiraba su fortaleza yo jamás había creído en él (por algo no hice nada cuando Saga ocupó su lugar), pero en ese momento viendolo allí de pie tan decicido y pidiendonos que confiemos, que lo hagamos por Athena y por el mundo entero, dejando en el pasado nuestros malos actos me hizo sentir la confianza suficiente para depositar en él mi fé... y me falló también.
 
Vi a Milo, Aioria y Mu sufrir mil y un penurias y ella no actuaba. Vi como no impedía el sufrimiento de Kanon a manos de Milo. Vi como el viejo maestro de Libra, con todos sus años de supuesta sabiduría, con su increíble cosmos, había venido de Rozan sólo por ella y se disponía aún a luchar contra Shion, su compañero y hermano de hacía más de doscientos años y ella no-hacía-nada.
 
Aún peor era ver a los caballeros de bronce, daban aún más de lo que podían y todo para nada. Eso me enfermó, me llenó de odio y también de tristeza porque por un momento había estado enteramente dispuesto a creer en ella.
 
Aún así, en el Muro de los Lamentos volví junto a mi amado y dimos nuestro último esfuerzo. Pude ver en su rostro tanto como en el de Shura los mismos sentimientos de decepción que yo tenía, aún así sin dudar, morimos de nuevo. Yo no lo hice por ella esa última vez, sino por la vida de la raza humana.
 
Nuestra ira y resentimiento perduró aún luego de que reviviéramos por su supuesta gracia y pena, y ese fue el momento oportuno de nuestro señor para darnos una visita. Era como Satanás, se aparecía en los momentos de poca fé para convencerte de caer en el pecado a cambio de tu alma.
 
Un día en que Shura, Deathmask y yo estábamos trabajando, retirando esas columnas que habían estado tantos años tiradas por los alrededores del Santuario, él nos habló.
 
<<Santos, los necesito. Sé que ustedes tres ya no tienen fé en Athena.>> nos dijo a través de nuestra mente.
 
Nosotros no lo podíamos creer, sentimos miedo, ¿ese era Hades otra vez? Se suponía que lo habían acabado y su alma estaba sellada. Su voz volvió a hablarnos y nos contó sus planes.
 
Quería reconstruír el Inframundo nuevamente, su alma estaba libre y también la de Hypnos, Thanatos y sus espectros más poderosos. Pero eran sólo almas y estaban selladas por Athena, no podían tomar un cuerpo sin la voluntad expresa de esa persona, y esa persona además tenía que dominar el séptimo sentido y el octavo para soportar la carga de llevar a seres tan poderosos albergados dentro de sí. Además, quería convencer a Shun de Andrómeda para entregarse a su voluntad.
 
Como no íbamos a actuar sin recompensa obviamente nos ofreció un trato; cada uno de nosotros tomaría lugar como un juez del infierno a cambio de ayudar. Debíamos hacer todo el trabajo sucio, sumar a Shun al equipo, guardar el secreto contra viento y marea y cumplir toda orden que Hades nos comunicara. Nos dio dos días para pensarlo y esa misma noche, los tres nos reunimos en una laguna cercana a las doce casas que está dentro del Santuario. Extrañamente en ese momento, Shura se veía más convencido que nadie.
 
Lo vi llegar en la oscuridad a paso firme, Deathmask y yo habíamos venido juntos. Nos miró a la cara y con una determinación implacable nos dijo:
 
— Acepten ustedes o no yo seguiré a Hades.
 
Deathmask arqueó las cejas asombrado y yo me quedé en silencio observándolo detenidamente.
 
— ¿Qué más te prometió? —le preguntó Death con suspicacia, a él nada se le escapaba.
 
Y ahí fue cuando concimos el verdadero trasfondo de aquella convicción. Shura había perdido fé en Athena, sí, pero aún la amaba como el resto de nuestros compañeros. Él seguía con el cerebro lavado sólo que a medias, había despertado una parte de su mente y comenzaba a pensar por sí mismo.
 
El trato de Hades no bastaba para haberlo convencido, tenía que haber algo detrás. Fue cuando nos lo confesó:
 
— Yo tengo una hermana muerta y Hades me prometió que si le seguía su alma reencarnaría y viviría conmigo.
 
Me inquietó realmente oír aquello, Shura sí se acordaba de su hermana y pensaba en ella. Me dio una pequeña punzada de dolor saber que le había quitado toda posibilidad de tenerla al haber ocultado las cartas que ella le enviaba.
 
— ¿Sólo por eso vas a seguirlo? Te vas a arriesgar mucho... aunque tú tienes buen juicio... Dime Shura, quitando tus motivos personales, ¿crees que valga la pena? —preguntó Deathmask.
 
Yo no podía creer que estuviera interesado en aquella propuesta. Aún yo, con mi rencor y mi odio hacia Athena no quería aceptarla, me parecía demencial. Era imposible pensar en que Hades volviera a la vida y tomara el poder pero Death parecía considerarlo seriamente.
 
— Yo creo que sí —contestó Shura—. Además, nosotros no somos aceptados aquí en el Santuario, si fuera por los demás ya nos habrían echado.
 
Ambos se miraron decididos y Deathmask le extendió la mano, Shura la tomó.
 
— Trato hecho —dijo Death, luego se giró hacia mí—. ¿Y tú qué piensas hacer?
 
Dudé pero la respuesta no podía ser otra.
 
— Seguirte, como siempre.
 
Él asintió. Luego de eso nada más nos dijimos y nos separamos para comenzar a cumplir nuestra labor. ¿En qué consistía? Lo primero era reclutar hombres para que dejaran que los espectros de Hades tomaran posesion de sus cuerpos.
 
Así fue que convenciendo a varios hombres del pueblo, las almas de Queen, Zeros, Raimi y otros, consiguieron un depósito nuevo gracias a nosotros. Otros más poderosos como Valentine y Pharaoh no lo lograron, los cuerpos que les entregamos en repetidas ocasiones resultaban demasiado débiles y no resistían almas tan poderosas.
 
Por eso luego de meditarlo muchas veces razonamos en que debíamos convener también a algunos caballeros. ¿Pero quienes? De plata casi no quedaban y los que había eran fieles a Athena, nuestros compañeros imposible y los de bronce mucho menos.
 
Por un momento pensamos en los Generales Marinos, ellos también habían sido revividos porque Zeus le había hecho el favor a su hermano, pero de inmediato entendimos que era una tontería.
 
Kanon, Sorrento y el mismo Poseidón no eran incapaces y ciegos como nuestros compañeros, ellos eran estratégicos, inteligentes y ante todo actuaban sin dudar. Nunca nos permitirían acercarnos a los demás generales. Además, por lo que yo sabía de los cinco restantes, ellos estaban muy conformes con su dios, su vida y el trato que se les daba, no iban a seguirnos. También estaba el hecho de que Kanon servía a Poseidón tanto como a Athena, lo cual dificultaba el doble aquel plan y por eso lo descartamos.
 
Fue entonces que otra alternativa se nos presentó una vez. Estábamos los tres buscando un cuerpo nuevo para Valentine ya que Hades insistía en que al ser uno de los más poderosos y capaces soldados tenía que estar en plena forma. Era como la séptima vez que hacíamos aquello y ya nos estábamos cansando.
 
Era lo único que podíamos hacer con las almas de todos los espectros selladas de esa forma tan rara. Sólo podían ocupar un cuerpo si la persona lo permitía sin duda alguna, pero el tipo al que intentábamos convencer, un hombre alto y muy corpulento parecido a Aldebarán, se negaba una y otra vez. Como no podíamos dejarlo vivo luego de hacerle aquella propuesta ya que si se corría el rumor estábamos perdidos, Deathmask le dio un golpe en la cabeza y aquel hombre murió.
 
Entonces vimos como en el momento exacto en que el alma abandonaba su cuerpo, en ese microsegundo, Valentine tomaba posesión de su cuerpo y el hombre revivía. Shura, Deathmask y yo nos quedamos asombrados y el espectro casi no podía creerlo. Obviamente como las veces anteriores, el cuerpo no le duró, así que por el momento nos habíamos rendido con él.
 
Sin embargo, como antes no sabíamos que las posesiones también podían funcionar así, nos dispusimos a intentarlo de vuelta.
 
Caronte era otro de los que no tenía cuerpo, así que repetimos el procedimiento con un guardia del Santuaario y en el momento exacto de la muerte el cuerpo revivió con el barquero dentro de él. Caronte no era tan poderoso como Valentine por lo que él sí conservó su cuerpo y se fue al Nuevo Inframundo. Así comenzamos a cazar personas cada varios meses para completar el ejército de los ciento ocho espectros.
 
A su vez, convencimos a Shun para unirsenos. Ahora estaba solo, Ikki había decidido irse a donde nadie pudiera encontrarlo al ver que ya no había peligro. Shaka lo había adoptado como alumno y vivía en Virgo con él. Hablamos con él una vez y en vez de delatarnos se guardó todo, eso sólo significaba una cosa: tenía dudas. Nos costó mucho pero al tener una mente tan sacrificada y débil pudimos ponerlo de nuestro lado luego de mucho sudor y constancia. 
 
Nos encargamos de repetirle constantemente lo incapaz que era Athena hasta que lo reconoció y abrió los ojos, desde entonces hemos sido los cuatro un equipo. Hades y sus tres jueces volvían otra vez.
 
En ese momento de mi vida ya no me atraía el poder, la dominación del más fuerte, la belleza física ni nada de esas cosas. En todo ese tiempo mi vida y mi mente habían dado un giro ya drástico, lo único que deseaba era tener calma y una casa que no fuera un enorme templo, para vivir con mi pareja.
 
Las cosas tardaban mucho e iban lentamente. Cumplí los treinta y seguíamos con el méndigo plan. Ya teníamos alrededor de siete años de haber comenzado y todavía no se había acabado de construir el Nuevo Inframundo, no habíamos acabado de conseguir cuerpos para todo el ejército, Valentine aún no tenía un depósito... todo iba demasiado lento y eso comenzó a desalentarme. Estaba realmente harto, cansado y para qué negarlo, deprimido también.
 
Me dolían las cosas que hacíamos, me dolía no tener paz ni poder tener la vida que nos habían prometido, ni un hogar fuera de este Santuario que tanta mierda había traído a mi vida, quería tan solo dejar de sufrir y vivir tranquilo con mi amor. Veía lo mismo en Shura. Él ya no aguantaba y sin embargo soportaba todo estoicamente.
 
Pasó otro año más exactamente igual, y otro, y otro hasta llegar al presente. Tengo ya treinta y tres años y desde que comenzamos este plan hace diez años han cambiado muchas coasas en mí. Mi forma de pensar ha dado un vuelco total y aunque no me arrepiento de mi pasado lo suficiente como para dar la mínima disculpa sí me arrepiento de mi presente.
 
He cometido actos mucho peores y ruines en estos diez años que todo lo hecho en los tiempos de Saga como Patriarca. No son peores en el sentido literal ya que es lo mismo que siempre hice, asesinar, torturar, etc. Lo que los hace peores y ruines es el hecho de que cada acción que cometo, la ejecuto sin fé. Cuando era joven yo realmente creía que mis actos valían la pena, creía en mis ideas, las defendía aún a costa de mi propia vida y no veía otra cosa que no fuera mi propio punto de vista.
 
Ahora simplemente soy una máquina que hace lo que tiene que hacer pero sin convicción, y para alguien con mis ideas, alguien que odia la falsedad y ha pasado toda su vida despreciando a las personas que deciden ocultar rasgos de su personalidad, eso es un pecado capital. ¿Por qué lo sigo haciendo entonces? Porque nada me queda. Lo único que me queda es el hombre que tengo a mi lado y él está decidido a hacer esto.
 
Sé que es un plan sin sentido, una equivocación y lo veo claramente. ¿Pero qué puedo hacer? Si toda mi vida misma ha sido así. Y si tengo que esperar otros diez años como si tengo que esperar treinta no desistiré. No podemos volver atrás y seguir siendo caballeros como si nada pasara, ese lugar no nos pertenece más a ninguno de los cuatro que ahora somos soldados de Hades. El Santuario no nos dejará escapar jamás y si queremos la libertad, esto es lo único que nos queda.
 
Nunca he estado de acuerdo realmente con el plan de Hades y me hubiera negado en un principio pero a mis compañeros no podía dejarlos solos. Y sí, incluyo a Shura en esto, porque aunque lo siga despreciando bastante debo admitir que en el fondo lo respeto. Ha aguantado lo que nadie más y siempre ha permanecido inamovible, nunca se ha permitido caer ni ha bajado los brazos, y yo reconozco el mérito que eso tiene. Tal vez jamás haya tenido una buena máscara como nosotros dos pero su espírtu sin duda es fuerte.
 
Para bien o para mal siempre hemos estado juntos los tres. Afrodita, Shura y Deathmask, los traidores, los marginados, los que llevan el honor ensuciado. Éramos los malos, siempre lo hemos sido y nuestra dignidad seguirá sucia aunque la lustremos y la limpiemos una y otra vez. Así que si mis compañeros continúan con esta locura permaneceré con ellos. ¿Qué me hace sumar otro error a la enorme lista que ya tengo en mis haberes?
 
Comenzando por el primer error y a su vez el más grande: enamorarme de un maniático que en el fondo tenía corazón. Escondido tras miles de laberintos, de oscuridad y maldad, de actos crueles e ideas perversas pero allí detrás de todo, estaba, lo tenía y era muy grande. Una vez que accedí a él ya no pude dejarlo.
 
No puedo separarme de ese corazón, aún contra mi voluntad mi deber es seguirlo. Porque amo a mi cangrejo con locura y él me ama a mí también. Sé que actuaría como yo si estuviera en mi lugar, si fuera yo quien liderara y él tuviera que seguirme. Ese siempre ha sido el trato tácito que hemos tenido. Podemos odiarnos, podemos querer matarnos pero siempre, siempre estaremos unidos, somos uno.
 
Elijo permanecer a su lado contra todo lo que venga y así será por siempre. Él me ha enseñado todo y ha formado las ideas en las que creí tantos años. Me ha mostrado lo que nadie ha visto de él, algo que cualquier persona que le conozca no se imaginaría jamás. Me ha visto como su igual, me ha respetado, considerado y ante todo me ha permitido conocer todos sus rincones y secretos. Es mi deber retribuirle todo eso.
 
¿Está mal? Claro que sí. ¿Me duele? Por supuesto. ¿Quisiera rendirme? Más que nunca. Pero no lo haré, no mientras él me acompañe día a día. Después de todo nadie más que yo le entendería, ni nadie más que él podría entenderme. Si al final, somos dos locos enamorados.
Notas finales:

¡Eso fue todo! Aquí tienen más datos sobre lo que ha pasado con Hades y estos chicos para quienes siguen mi historia, aunque por supuesto aún quedan varios cabos sueltos y algunos son muy importantes.

Espero que lo hayan disfrutado tanto al leerlo como yo disfruté el escribirlo.

Un abrazo a todos!

- EtaAquarida.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).