Yuri cerró a toda velocidad la puerta de su casa con el corazón latiéndole a mil por hora, cerró con todos los seguros que esta pudo ofrecerle y se tumbó en el sofá tratando de recuperar el aire perdido.
—Dios mío, eso estuvo cerca. —Se quitó su amada chaqueta y suspiró tocando su mejilla, aún le dolía. —No puedo decirle nada acerca de esto ¡Puedo solucionarlo yo mismo! —Miró el reloj de su celular. —Pero ya es tarde… —Se dirigió al baño y miró su reflejo: la parte izquierda del armazón de sus lentes estaba chueca, la mica de estos tenía una grieta y el golpe en su pómulo no dejaba de doler. Con pesadez se dirigió al baño y de su botiquín tomó una bolsita con gel helado para colocársela en la zona. —Cada quién tiene sus problemas, puedo hacerlo yo sólo… —Dijo cerrando sus ojos.
D:
— ¿Q-qué acabas de decir? —Víctor parecía atónito, en eso Yurio le arrojó su maleta de manera brusca.
—Lo que oíste idiota, ¿Sabes que no a todos los chicos les gustan las chicas verdad? —Comentó de forma sarcástica.
—Eso me queda claro, pero ¿Por qué le habría de gustar a ese chico?
—Atraes a mucha gente Víctor, y él no es la excepción, la forma en que te mira, le brillan los ojos, se sonroja ¡Es más que obvio!
—Yurio, esos también son síntomas de admiración… —Víctor parecía un poco negado ante lo anteriormente dicho.
— ¿Y qué te escriba cartas confesando sus sentimientos también?
— ¿Qué? —Víctor abrió los ojos como platos.
—Toma genio, se le cayó esto. —Le extiendo una hoja de papel llena de garabatos y con la leyenda We don´t believe what´s on tv escrita en la parte superior con excelente caligrafía; debajo el nombre de Víctor, la hoja parecía haber sido arrancada y arrugada. —Tal vez se arrepintió de haberla tirado, la encontré doblada en el asiento trasero.
El otro estaba estupefacto, tal vez por esa razón Yuri se ponía tan nervioso cuando le hablaba… y justo en ese momento un recuerdo cayó como rayo en su mente: la canción que lo vio escribiendo en San Valentín como carta tenía un nombre tachado en la parte superior que estaba seguro que había sido omitido justo cuando Katsuki le prestó la libreta para poder leerla. Ahora todo tenía sentido.
—Tienes razón… ¡Soy crush de un músico de clóset! —Llevó las manos a su rostro sonrojándose a más no poder, haciendo una mueca de sorpresa total. No le desagradaba Yuri, todo lo contrario, pero en esos momentos no sabía qué hacer… …o pensar…
D:
Leo De La Iglesia caminaba tranquilamente por las calles de la ciudad. Eran las tres de la mañana y aquella zona no era de peligro, por lo que tampoco se preocupó mucho por los fans locos.
Leo era un conocido youtuber estadounidense de ascendencia mexicana que no sólo era popular por su carisma, sino que además por su gran voz. Leo subía vídeos de covers y canciones originales, teniendo ya tres discos de estudio y varios premios obtenidos, sin mencionar los que se avecinaban; pero esta vez estaba teniendo un enorme bloqueo creativo que desde hacía un mes no había hecho más que incrementar y querer llevarlo a una enorme zona de confort horrible, por lo que optó por despejar su mente un poco.
—Mmm… ¿Dónde estoy? —Se dijo al mirar los enormes edificios lujosos y las calles completamente desoladas. —Mierda, me volví a perder. —Se rascó la cabeza y sacó su celular dispuesto a pedir un transporte cuando en eso, el sonido de lo que parecía ser un ukelele lo hizo desistir de su acción.
We don't believe what's on TV,
Because it's what we want to see,
And what we want, we know we can't believe,
We have all learned to kill our dreams.
¡Caramba! Qué bella voz, se dijo y se dejó guiar por la armonía que tanto el instrumento como esta desprendían, llevándolo a un parque cercano donde lo único que podía verse eran los árboles siendo iluminados por el alumbrado público.
I need to know that when I fail you'll still be here,
Cause if you stick around I'll sing you pretty sounds,
And we'll make money selling your hair.
La voz lo guío hacia el árbol más grande de todo el parque, donde yacía la sombra de un joven tocando aquél instrumento con delicadeza. Leo se acercó de a poco.
I don't care what's in your hair,
I just wanna know what's on your mind,
I used to say, "I wanna die before I'm old,"
But because of you I might think twice…
Al ver que el joven terminaba, sólo le quedó aplaudir enérgicamente, haciendo que el otro se sobresaltara con su presencia.
— ¡Bravo! ¡Maravilloso! —La silueta del joven se iluminó por la luz del alumbrado.
— ¿Leo?
— ¿¡Eh!? ¿Yuri? ¡Pero qué sorpresa! —Se acercó hacia el nombrado y lo abrazó enérgicamente. —No puedo creerlo, ¿Por qué nunca me dijiste que cantabas tan bien? —El otro se sonrojó violentamente.
— Yo… no soy tan bueno…
—Exacto, no eres muy bueno, ¡Eres excelente! Oh Dios, y todavía me lo escondiste ¡A tu amigo el músico! —Leo parecía realmente emocionado por el reciente descubrimiento, Yuri sólo lo miraba algo avergonzado, nunca le había dicho a nadie acerca de su pasión por la música y se sentía extraño siendo adulado. — ¿Sabes? ¡Te haré un vídeo especial!
— ¿¡Qué!? ¡No! —Yuri lo tomó de los hombros. —Leo, no lo puedes decirle a nadie acerca de esto, ¡Es un secreto entre tú y yo! ¿Entiendes? —El otro lo miró confundido.
—Yuri… ¿Por qué te preocupa tanto que la gente sepa acerca de esto? No, más bien: ¿Por qué lo ocultas? —El otro bajó la mirada. —Tienes un enorme talento, ¿Para qué esconderlo?
—Leo, no lo entiendes. —Lo soltó. —Yo… tengo pánico escénico, ¡No sabes lo que me aterra estar frente a muchas personas! —Tomó su ukelele y lo abrazó. —Tengo miedo de que alguien comience a insultarme… A lanzarme cosas... la última vez eso pasó…
Su amigo lo miró por un momento.
— ¿Ya habías cantado antes frente a un público?
—En la preparatoria, cuando estaba en Japón… Perdí una competencia en la escuela, eso sería normal si no fuera porque todos en la escuela me odiaban. —Suspiró pesado. —Cuando terminé todos comenzaron a abuchearme y…. —Apretó sus manos. —Desde ese día me juré a mí mismo no volver a mostrarle mi talento a nadie.
Leo sólo lo miró y palmeó su hombro al ver que estaba a punto de quebrarse.
—Yuri… Si naciste con ese don es porque debes mostrárselo al mundo. —Le sonrió. —Entiendo tu postura y la respeto, así que te diré algo: si algún día quieres cambiar de opinión me llamas, ¿Está bien?
—Gracias Leo, eres el mejor. —Yuri sonrió.
—Pero cambiando de tema… ¿Puedo quedarme en tu casa hoy? —Yuri río sabiendo lo despistado que era su amigo.
:D
Víctor leía una y otra vez la letra de la canción con cierto asombro, ¿En verdad Yuri Katsuki había escrito todo eso? La letra era genial y alegre, casi tanto como la anterior. Le daba curiosidad saber qué era lo que pasaba por la mente del chico cada vez que se ponía a escribir algo.
— ¿Qué carajo tengo qué hacer ahora? —Se dijo a sí mismo suspirando y mirando el campus al momento de entrar a la escuela. Sabía de antemano las reacciones que causaba siendo alguien popular, pero sentía que con Yuri era diferente: por lo que había visto, Yuri sufría bastante sus días en la universidad, no sólo por su peso, si no por su actitud tranquila y dulce que lo hacían objeto de abusos. No quería que ese chico frágil se quebrara por una negativa (en caso en que se le llegara a declarar) o peor aún: fuera tachado de pelmazo por parte de todos aquellos hipócritas y por ende toda su carrera se viniera abajo.
Sin darse cuenta cómo, había llegado al aula con un enorme dilema moral, debatiendo cómo debía enfrentar toda la situación. En eso Yuri se sentó junto a él con una gran sonrisa.
—Víctor, ¿Sucede algo? —Preguntó al verlo fuera de sí.
— ¿Ah? —El aludido dio un salto al ver al otro sentado a su lado. —H-hola Yuri. —Respondió el saludo, nervioso.
— ¿Estás bien? —Katsuki parecía preocupado. Víctor lo miró y se decidió a confrontarlo.
—Algo así… —Miró al interlocutor, viendo que el golpe en su rostro había bajado. Sobrellevando aquello sacó de la bolsa de su chaqueta la hoja de papel que contenía la canción. —Verás, ayer recibí esta hoja con ese escrito. —Le enseñó el papel. —Estoy seguro de que suena como una canción, ¿No es así? —Ante esto, Yuri sólo atinó a sonrojarse hasta las orejas con una mueca de terror apareciendo en su rostro.
—Oh claro, pero ¿Quién la habrá puesto ahí? Jajaja, de seguro es otra de tus fans. — ¡Ajá! Yuri estaba que no se podía relajar: se notaba cuán nervioso estaba. Víctor estaba a punto de decir algo cuando el profesor Yakov cruzó la puerta, dejando a Nikiforov con la palabra en la boca.
Yuri suspiró para sus adentros y sólo atinó a ver el perfil de Víctor, quién parecía resignado. Su rostro parecía tan bello que por un momento no pudo apartar su vista.
…Solía decir que quería morir antes de envejecer, pero por ti me lo pensaría dos veces…