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17. El Tao de Kris por dayanstyle

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Notas del capitulo:

a leer nenesss

—¿Qué te hemos hecho?—Tao se limpió la garganta avergonzado de que el tono de su voz saliera alto debido al estrés de la situación.

      —No finjas ignorancia conmigo —Kiseop bufó, dando un amenazador pasó hacia él. Tao no pudo evitar su reacción, se apartó con miedo.

—Oh, créeme no lo sé. Realmente lo ignoro.

      —Veo que la verdad ha sido enterrada. Bien, déjame iluminarte. —Kiseop tomó a Tao, empujó su pecho hacia la pared, su caliente aliento en el cuello de Tao. Kiseop jaló los brazos de Tao hacia la parte alta de su espalda, el dolor se disparó de sus hombros hacia su columna.

      —Fue un elf de los bosques el que inició todo esto. Uno de los tuyos asesinó a mi hermana. ¿Crees que no buscaría venganza?— Kiseop siseó en su oído—. Nosotros somos neutrales por naturaleza. Tu pueblo inició esto. Tao estaba increíblemente confundido. ¿Quién en su tribu había cometido ese atroz acto? —Pero no fui yo. Por favor no me hagas pagar por ese crimen— le rogó. Sus ojos cerrados, rezando porque le permitiera ver la cara de Kris una vez más. Ver la sexy sonrisa en esa hermosa cara. Infiernos, si salía de esto, podría tener sexo y gritaría como un mono o como sea que Sung Jun le llamara a eso.

      —Eso probablemente fue lo mismo que mi hermana dijo. No tendré misericordia por ti o por tu tribu. —Kiseop brutalmente lo liberó, empujándolo a un lado mientras salía cerrando la puerta. Tao se frotó sus ahora doloridos brazos. ¿Cómo infiernos iba a salir de esto?—Kris—murmuró el nombre de su pareja—. Por favor, sálvame.

Tao deslizó su espalda por la pared y se sentó en el suelo, jalando sus rodillas a su pecho y envolviendo sus brazos alrededor de sus piernas, la desesperanza y la desesperación lo engullían.

 

      —¿Dónde viven?— Kris gruñó a los hombres alrededor de los lobos Timber. Él no estaba de humor para juegos. Tao estaba perdido y necesitaba encontrar a su pareja—. Quiero sus entrañas a mis pies para ayer.

       —No te lo diremos, shifter. No es seguro —dijo uno delos altos y elegantes hombres.

       Kris estaba gruñendo con ira en ese momento. ¿Cómo una raza entera podía ser tan cobarde? ¿Ninguno de ellos tenía el valor para ponerse de pie y luchar por los suyos?

—Tengan maldito valor. Ellos tienen a mi pareja, maldición.

r13;Kris estaba listo para incendiar toda la maldita villa. Quería a Tao. Avanzó hacia el bastardo arrogante pero JongIn lo detuvo. Kris vio hacia la mano de su Alfa pero se quedó quieto. Sabía que si ese clan no le daba información sobre su pareja pronto, él mismo encendería la mecha.

       —¿Hay alguien aquí que esté dispuesto a salvar a uno de los suyos?— JongIn habló fuerte. Kris vio a una persona detrás de otra que se apartaba lentamente. Estaba frustrado como el infierno. Sabía que no todos eran guerreros, ¿pero todo un clan de cobardes? Ni siquiera podría vivir en un lugar así. Incluso el líder temblaba. La guerra debió de cobrarles peaje, pero seguramente quedaban algunos guerreros.

—Puedo llevarte.

       Kris se giró, sus nervios al borde preocupado por su pareja. —¿Quién jodidos eres?— Sus garras salieron y sus colmillos descendieron. Si ese chico no se hubiera ofrecido, hubiera podido desgarrar la villa entera.

 

      —Sung Jun, su compañero de casa y mejor amigo. —La posesividad en la voz del hombre hizo que la ira de Kris se moviera a una dirección diferente. No tenía tiempo para eso ahora. Necesitaba salvar a su pareja.

      —Llévame ahora —ladró la orden. Sung Jun asintió y colocó la mano en el hombro de Kris. Todos los lobos Timber se tomaron las manos mientras ellos desaparecían y llegaban a lo que parecía un pantanoso cementerio.

      —¿Es esto un truco?— Jongdae vio alrededor y luego a su guía. Kris solo podía ver pantano y áreas de tierra. Eso era como una pesadilla. La tierra parecía desolada y vacía. Empezó a pensar mejor sobre confiar en el elf. Donde ellos se encontraban parados no había lugar para que hubiera alguna criatura.

—No, es aquí en donde ellos viven —Sung Jun murmuró.

       Todos, los seis shifter y el hombre Elvin se colocaron en cuclillas y revisaron el área. Había algo que sobresalía como un pulgar lastimado entre los juncos y el agua.

        El corazón de Kris se aceleró cuando vio el edificio gris que se parecía a la clínica veterinaria sobre la tierra seca. ¡No! Un gruñido lo desgarró, la familiar apariencia del edificio le trajo recuerdos del rescate en un no muy lejano pasado.

     —¿No es el mismo tipo de construcción en el que encontramos a Byun?— Suho preguntó tranquilamente.

       Kris llevó los puños a sus sienes, la rabia lo consumía. Si ellos dañaban un solo cabello de la cabeza de Tao, se aseguraría de que todos sufrieran.

      No esperó a nadie más, Kris se arrastró con el abdomen en el suelo hacia el perímetro del edificio. Sus ojos revisaban las paredes, viendo las barras en las ventanas. Suponía que el doctor aprendió de la vez anterior. Sólo que esta vez Kris se iba a asegurar que el jodido enfermo no huyera.

Tao llevó sus manos al frente de su cara cuando la brillante luz inundó el cuarto. Kiseop entró, llevando algo que parecía un brazalete en su mano.

      —Levántate. —Kiseop tomó rudamente la muñeca de Tao, jalándolo para que se pusiera de pie. Tao gimió cuando el Elven jaló su brazo, tratando duro de liberarse. Kiseop cerró el brazalete alrededor de su muñeca y un ‘click’ indicó que estaba cerrado en su lugar.

       —Quítalo —Tao gritó, jalando maniáticamente la baratija. Kiseop lo detuvo contra la pared. La cabeza de Tao se golpeó contra ella con un fuerte ‘crack’. Se agarró la cabeza cuando el dolor y el mareo lo asaltaron. Podía sentir algo caliente y pegajoso bajar por un lado de su cabeza.

     —Aprenderás a obedecer —Kiseop gruñó, y jaló rudamente el brazo de Tao, guiándolo fuera del cuarto. Tan pronto como Tao salió de la puerta trató de desaparecer. Nada sucedió. Kiseop se carcajeó satánicamente. —El brazalete evita que desaparezcas. Un pequeño invento de los Elves de las Sombras.

Tao trató de nuevo de quitarse el brazalete que ahora sentía como un pesado grillete. Se dejó caer al suelo antes de que la mano de Kiseop golpeara su cara, llevando las manos protectoramente a la cabeza. Pudo haberse presentado como un Centinela ante JongIn, pero ese fue un título que los otros le habían dado cuando lo enviaron a recuperar a Avantiana, ahora todos la conocían como Nana.

       Él no era un Centinela, nunca había estado en unaltercado en su vida. Ahora sabía que su tribu lo había engañado y lo habían honrado con ese titulo sólo para que fuera a recuperar a la pequeña niña. Eso no significaba nada para ellos. ¿Cómo pudo haber sido tan ciego? Él no era un guerrero. Pero ahora descubría que necesitaba esas habilidades. Tao luchaba mientras Kiseop lo arrastraba. Luchaba por liberar su brazo, pero el brazalete estaba cerrado fuertemente en su muñeca. Kiseop lo jaló hacia un estrecho pasillo, forzándolo a entrar a un cuarto que parecía de un hospital. Él había visto uno, la curiosidad lo hizo visitar un hospital humano en Seattle sólo para explorar. A él no le gustó entonces y no le gustaba ahora.

      —Súbelo a la mesa —un hombre con bata blanca de laboratorio le indicó a Kiseop. Tao gritaba y se retorcía, luchando desesperadamente por liberarse. No estaba seguro de lo que sucedía, pero sus instintos le decían que saliera del jodido lugar. Todo en el cuarto gritaba monstruosidad. Algo le decía que si lo amarraban a esa mesa de metal nunca sería el mismo. Tao luchó duro, pateó y mordió mientras Kiseop golpeaba su cara.

      Gritó cuando Kiseop le jaló el cabello, siseando en su cara. —Te dije que obedecieras. —El Elf de las Sombras levantó a Tao y lo dejó sobre la mesa. El doctor y Kiseop aseguraron sus tobillos y muñecas a la mesa. Los ojos de Tao se atrevieron a ver cómo el doctor levantaba su camisa por encima de su abdomen.

 

—Es un buen especimen.

       El cuerpo de Tao se estremeció sobre la fría mesa de acero. Él quería a Kris. ¿Dónde estaba su pareja? Lágrimas rodaron por un lado de su cara hacia la línea de su cabello. «Por favor haré lo que sea si me dejan salir de esto», Tao rogaba en el interior de su cabeza.

       Soltó el aire de los pulmones cuando el doctor se acercó a la mesa con una jeringa. Tao jalaba sus restricciones. —Por favor —rogó suavemente—. Por favor, no lo hagan. Kiseop tomó rudamente el mentón de Tao, girando la cabeza de Tao hacia los ojos vacíos de cualquier emoción.

—Ruega lo que quieras, nadie te ayudará.

       Un rugido desgarró el cuarto. Tao trató de girar la cabeza para ver, pero fue incapaz de hacerlo. El doctor palideció, dejó la jeringa y se alejó. Trató de nuevo de girar la cabeza, pero no hubo necesidad, un gran lobo estaba a la vista y atacó al acobardado doctor. Tao entró en pánico, jalando duro las restricciones, las restricciones cortaban su piel, sangre bajó por las tiras de cuero. Se mordió un sollozo, cerró los ojos, rezando porque el lobo no lo matara.

        ¿Por qué no podía ver a su pareja una vez más, la otra mitad de su alma? Lo único que podía asumir era que eran sus últimos momentos, Tao jaló el recuerdo de esos ojos tan oscuros que le recordaban el océano. Una cara con la sombra de la barba que se moría por acariciar, un l cabello castaño que deseaba tocar, acariciar.

       Lo que daría por besar esos labios tan llenos y tan tentadores. Tao sintió la calma llegar a él, la imagen de Kris lo tranquilizaba.

 

—Vamos, Panda.

        Wow, él incluso podía oír la suave y gruesa voz. ¿Se acabó? ¿El lobo lo habría matado ya? Tao no se atrevía a abrir los ojos. Estaba aterrado de lo que podría ver. Sintió que jalaban sus extremidades y entonces unos fuertes brazos lo levantaban. Tao se acurrucó ante el familiar olor y permitió que la oscuridad lo jalara.

      —¿Panda?— Kris pasó sus manos por la cara de su pareja, sintió el pulso en su cuello. Aliviado llenó de aire sus pulmones. Su pareja sólo estaba desmayado.

       Kris se detuvo entre los cadáveres en el suelo. El buen doctor ahora podría experimentar con los demonios en el infierno. Los otros lobos Timber estaban luchando con los pitufos, Kris solamente tenía una cosa en la mente: llevar a su pareja a la seguridad de la casa.

        Atravesó la clínica, empujó con el hombro la puerta del frente cargando a su pareja hacia donde había dejado su ropa. Kris acostó suavemente a su pareja en el follaje, se vistió rápidamente y volvió a tomar a su pareja. Tao estaba flácido en sus brazos, sus labios ligeramente abiertos mientras su cabeza colgaba hacia atrás.

     Kris gruñó cuando vio la sangre seca en el cabello de su pareja. El hermoso dorado no debería mancharse con carmesí. Olió humo y sabía que sus hermanos se habían encargado del edificio. Él no podría derramar una lágrima por nadie de ahí. Sus días de jugar a Dios se habían terminado. Puede que ellos se quemen en el infierno.

       —¿Dónde diablos está Sung Jun?— E.Den preguntó cuando los otros se unieron a él. Jongdae tenía una herida bajo su ojo, algo que se curaría en un momento cuando cambiara. El resto de los shifters sólo se veía agotado.

      —Si nos jode, voy a matarlo. No tengo ni idea de dónde estamos— JongIn maldijo, revisando lentamente el área.

      Kris se giró protegiendo su desmayada pareja cuando un cuerpo comenzó a brillar frente a ellos. Nadie tomaría a Tao de nuevo. Él lucharía hasta la muerte por protegerlo de lo que fuera eso. Sung Jun finalmente apareció,y los shifter automáticamente se tomaron de las manos mientras el hombre Elvin desaparecía llevándolos de regreso a la reciente villa.

      —¿Puedes llevar mi motocicleta de regreso?— Le desgarraba a Kris pedirle un favor a JongIn, pero no iba a dejar a Tao. También estaba irritado porque nadie había montado a su bebé antes.

     En lugar de la cínica respuesta que esperaba del Alfa, JongIn asintió y subió a la motocicleta.

       Kris subió al asiento trasero de la camioneta, E.Den manejaba y Jongdae iba en el asiento del copiloto. Una vez que ellos llegaron al camino de grava, Kris se deslizó en el asiento listo para bajarse y llevar a su pareja al interior. Caminó hacia la puerta del frente, ignorando las miradas de los que estaban en el estudio mientras subía las escaleras de dos escalones a la vez. Abrió la puerta de su recámara pateándola y la cerró detrás de él.

 

       Descubriría después lo que había sucedido en el edificio. Ahora todo lo que quería era sostener a su pareja. Tomando el edredón de la cama, Kris se sentó en una silla que estaba en la esquina de la recámara.

      Envolvió el aparente frágil cuerpo de Tao.

r13;Despierta para mi, bebé. —Kris acarició sus rasgos ahora que tenía a Tao por más de cinco minutos con él.

     La criatura Elvin quitaba el aliento. Kris trazó la elegante concha de su oreja, sonriendo de lo delicada que parecía. Terminaba en una linda pequeña puntita. Él amaba el cabello dorado que enmarcaba su cara como un velo mágico, pero quería ver esos hermosos ojos dorados.

      —Kris —Tao gimió, sus ojos parpadearon. Kris pasó sus dedos por la cara de su pareja, feliz de ver que finalmente despertaba.

—Te tengo, Panda.

Tao parpadeó unas cuantas veces más, estaban más abiertos con horror. Su pareja lo veía fijamente. —Yo no rompí mi promesa. Lo juro —grito histéricamente—. No rompí mi promesa, no lo hice.

       Kris envolvió sus brazos alrededor del hombre que gritaba, sosteniéndolo para evitar que se lesionara. Seguía repitiéndolo una y otra vez. Las lágrimas amenazaban derramarse de Kris mientras Tao pateaba y se retorcía.

       —No, no, no —su pareja sollozó, tomando a Kris desesperadamente—. Oh Dios. —Tao se aferró a sus brazos llorando abiertamente.

      Kris sostenía a su pareja, la cara de Tao enterrada en su cuello. —Te tengo. —Kris hizo algo que pensó que nunca haría. Comenzó a cantarle suavemente a su pareja en su idioma natal, el chino. Le cantó una canción que su madre solía cantarle cuando era un cachorro asustado.

      Mecía a su pareja, empezando la canción de nuevo. Tao lloraba en sus brazos mientras Kris le cantaba al oído.

      El llanto disminuía, Tao se aferraba a él mientras Kris comenzaba la canción por tercera vez. Lo mecía mientras ponía toda la ternura en la canción que él había mantenido escondida tanto tiempo.

      Su pareja finalmente se calmó, su cuerpo dejó la rigidez y Tao pronto se quedó dormido. Kris siguió cantando suavemente, frotando círculos alrededor de la espalda de su pareja. Nunca quería volver a ver a Tao de esa forma de nuevo.

      La canción terminó, Kris vio hacia afuera a través de la ventana que iba del techo al suelo, afuera estaban los árboles del patio. Tao tenía hipo, sus delicados puños cerrados y se relajó de nuevo quedándose dormido.

      Kris se quedó en la silla, meciendo a su pareja y viendo las sombras del sol que lentamente se ponía cruzando el cuarto. Sostenía lo que el destino le había dado, alguien al que él podía llamar suyo.

 

         Baekhyun entró apresurado al estudio saltando mientras corría. —¡Voy a ser padrino!— Corrió alrededor de la mesa de billar, riéndose graciosamente y rodeando el sofá, finalmente se detuvo frente a las otras parejas—. Pero no voy a golpear a nadie.

    —¡No hay manera!— Las otras parejas saltaron—. ¿JiYong está embarazado?

      —Uh-huh. Acaba de pedirme oficialmente que sea su padrino. —Baekhyun infló el pecho con orgullo.

      —Espero que le guste vomitar —Byun murmuró mientras levantaba a uno de sus hijos. Heechul ayudaba a Byun con el otro gemelo, llevándolos arriba de las escaleras.

      —Espero que tenga gemelos como Byun. —Xiumin sonrió—. Dos pequeños parlanchines corriendo alrededor —se rió.

—¿El bebé será vampiro o shifter?— Taemin preguntó.

     —Supongo que lo descubriremos cuando nazca —Niel contestó.

—Más bebés —dijo Ren mientras bailaba la danza feliz.

      —Bueno, felicidades, Baekhyun. —Key chocó los nudillos con él.

      Baekhyun les sonrió a todos. Él iba a ser el mejor de los padrinos.

 

        Tao lentamente despertó. ¿Dónde se encontraba? Notó un fuerte peso a su espalda. Se tensó, vio alrededor, hasta que se enfocó en el familiar olor que le llegaba a su nariz. Kris.

 

Tao estaba acostado sobre su abdomen, Kris estaba acostado sobre su espalda, roncando tan fuerte que podría despertar a los muertos. Trató de moverse desde debajo del pesado cuerpo, pero Kris sólo lo jaló más fuerte, sus pesados músculos jalando el pecho de Tao manteniéndolo en el lugar.

Tao lo miró sobre su hombro, —Hey, Biker Bob, despierta y muévete. Me estás aplastando. —El shifter gruñó, resopló y siguió dormido. Tao movió una mano y jaló el cabello de Kris, notando el brazalete que aun seguía en su brazo. Los eventos del día anterior regresaron a su memoria. Parpadeó para alejar las lágrimas, su cabeza aun le dolía de su crisis nerviosa.

      Sus mejillas ardían al recordar haber llorado en los brazos de Kris. «Qué vergonzoso». Tao sacó su otro brazo, el hombre debería de pesar una tonelada. Jaló el brazalete, metiendo el pulgar y la palma de la mano tratando de arrancarlo.

Tao se tensó cuando Kris comenzó a acariciar con su nariz su cuello. Oh mierda, rezaba porque el hombre lo hiciera dormido, porque si él estaba despierto, oh mierda.

      —¿Te sientes mejor, Panda?— la profunda y aguardentosa voz preguntó suavemente en su oído. Si, él estaba despierto. Oh hombre, estaba despierto y besaba su cuello. Tao no estaba seguro de lo que debería de hacer. Desaparecer estaba fuera de cuestión. Incluso si Kris no lo tocara, el maldito brazalete lo evitaba.

       Estaba pegado igual que una lengua al frío metal de una cerca. Tenía que admitir que se sentía bien. Tao se estremeció cuando Kris apartó el cabello a un lado y besó la parte de atrás de su cuello.

 

    Kris lo jaló más cerca. Su mano frotó arriba y abajo su abdomen. —No temas. Puedo amarte suavemente, Panda.

        Oh, Dios, su otra mitad estaba a punto de terminar con su estatus de virgen. Tao tragó saliva y asintió con la cabeza contra el colchón. Él sabía que no había manera de que pudiera huir. Kris y el brazalete lo evitaban. Tampoco estaba completamente seguro de querer hacerlo. Los besos que Kris depositaba en su piel eran una nueva experiencia para él. A Tao le gustó la manera en que eso lo hacía sentir. Rodó la cabeza hacia un lado, dándole a Kris más espacio para explorar con esos suaves labios.

       Su cuerpo se estremeció cuando Kris pasó sus dedos por su piel, el contacto causó una erección en su pene.

      Repentinamente fue consciente de todo lo que tenía bajo su ropa interior y Kris, oh Dios, Kris estaba desnudo y su dura erección se presionaba contra el trasero de Tao. Tao se tensó preguntándose qué era lo que debería de hacer. Le gustaba lo que su pareja estaba haciéndole. Corrección, amaba eso. Los dedos recorrían su piel y hacían que la piel se calentara en cada lugar que sus dedos lo tocaban. Hombre, se sentía tan bien.

       Su pareja deslizó su brazo bajo Tao, jalando su espalda hacia el pecho de Kris. La mano de Kris fue desde el abdomen de Tao a su pene tomándolo a través de la ropa interior. Tao gimió. La lujuria y el deseo golpearon su ingle. Sus piernas lentamente se separaron mientras la mano de Kris hacía magia en su cuerpo, haciendo que sintiera cosas que Tao nunca creyó posible.

     —Eso es, Panda, Relájate. —Tao se estremeció cuando la mano de Kris se deslizó bajo su ropa interior y palmeó su erección. La mano se sentía caliente sobre el pene de Tao, haciendo que gimiera con deseo.

—Yo nunca…

      —Lo sé, mi Panda. —Kris besó su oreja, haciendo que Tao rodara sus ojos—. Déjame mostrarte lo bueno que puede ser.

Tao asintió, cerró los ojos ante las sensaciones que lo inundaban. Tao subió sus manos y se aferró al brazo de Kris. Lo sostenía, gimiendo mientras la mano de Kris le hacía el amor a su eje. Sus caderas se movían, empujando su pene hacia la acción de bombeo de Kris que actuaba sobre su eje.

Tao tragó saliva cuando Kris liberó su erección y deslizó su ropa interior bajo sus muslos. Él levantó las rodillas permitiendo que su pareja retirara la ropa interior el resto del camino. Kris retiró los cobertores y el aire frío causó que su piel se erizara en piel de gallina.

       La mano de Kris suavemente recorrió su costado, su cadera, y regresó a su pene. El pulgar de Kris esparció el presemen por la pulsante erección de Tao. Las piernas de Tao comenzaron a moverse como si montara una bicicleta. Kris se rió. —Relájate, Panda. —Kris soltó su eje y pasó su mano por sus muslos deteniendo las incontrolables piernas.

       Kris buscó bajo la almohada y sacó una botella de lubricante. —¿Planeaste todo el ataque?— Tao se rió nervioso.

—Sí, eres mio.

Tao veía las manos de Kris, viendo cómo una destapaba la botella y vertía el claro líquido en la otra. Él lamió sus secos labios, viendo cómo la mano con el lubricante desaparecía y entonces sus nalgas fueron separadas. Tao estaba sumergido dentro de un mundo de sensaciones extrañas para él.

      Los húmedos dedos circulaban una y otra vez su doloroso agujero, una ligera presión, y entonces lo circulaban de nuevo. Él iba a entrar en pánico, no, él podía hacer esto. Su mano se aferró al brazo que cruzaba su pecho fuertemente, sus uñas se hundieron en él cuando un dedo lo penetró.

       La cabeza de Tao fue inundada de extrañas sensaciones, su cuerpo respondía a Kris de maneras que Tao nunca creyó posible. Su cabeza golpeó el brazo de Kris, gritando ante las abrumadoras sensaciones.

      —Relájate. —Kris mordió su oreja y entonces besó el ardor causado. Kris lamió el camino hacia abajo por el cuello de Tao, haciendo que su piel vibraba con la excitación. Eso se sentía tan bien. Deseaba no haber esperado tanto, no haber estado tan asustado de la experiencia antes. Si lo que Kris estaba haciendo con él era una señal. Tao nunca tendría suficiente.

Tao relajó los músculos de su culo, relajando sus nalgas. Tomó una profunda respiración y asintió. El ligero ardor se convirtió en un placer sin paralelo y quería más.

       Kris movió el dedo alrededor y empujó un segundo dedo. Se sentía extraño, raro, hasta que Kris hizo algo más allá y Tao gritó. Se retorcía y saltó ante el shock eléctrico que recorría su cuerpo. Todo su ser pareció sacudirse ante las sensaciones que lo recorrían.

     —¿Te gusta?— Kris preguntó con un seductor tono de voz que hizo que Tao se derritiera. Era gutural y seductor, haciendo que quisiera oírlo de nuevo.

 

       Todo lo que Tao pudo hacer fue asentir, sus labios se separaron, jadeando ante las sensaciones que amenazaban con robarse su aliento. Kris lo hizo de nuevo y Tao se desmoronó abriéndose más. Se empujó hacia atrás, moviéndose contra los dedos de su pareja mientras gemía. Él empujó su culo una y otra vez, incapaz de tener suficiente de Kris, suficiente del toque de su pareja. Tao se aflojó más. Kris deslizó un tercer dedo en su interior estirándolo y haciendo que ondas eléctricas recorrieran su cuerpo de nuevo.

      —Kris —Tao gimió, su cuerpo estaba vivo por primera vez. Los gritos se elevaron, demandando, mientras los dedos de Kris se empujaban duro dentro del culo de Tao.

      —Te tengo, Panda. —Kris empujó sus dedos más profundo, moviéndolos como tijeras, y entonces los sacó—. Ahora, voy a reclamarte.

 

       La mente de Kris estaba perdida en la lujuria. Tao estaba caliente y listo para él, pegado a sus brazos. Su pareja gemía su nombre y el pecho de Kris se oprimía. Jadeaba en sus brazos, listo para entregar su cuerpo a Kris.

      La necesidad de rodar a su pareja y empujarse profundamente era abrumadora. Sabía que no podía hacerlo. Tao era virgen, y tenía que ser tratado con especial cuidado. Alineó su pene y empujó la cabeza de su pene a través de la barrera de músculos y entonces se tensó permitiendo que su pareja se ajustara.

      Frotó el abdomen de Tao. Una vez que los músculos del abdomen de su pareja se relajaron, él se empujó un poco más adentro. Kris sostenía en su puño el eje de Tao, Apretándolo suavemente mientras entraba más profundamente dentro del apretado canal de su pareja. Cuando estuvo totalmente dentro se detuvo de nuevo, esperando que Tao le dijera que podía moverse.

       —Se siente tan bien —Kris murmuró contra el cuello de Tao—. Ten piedad de mí. —Kris cubría la espalda de su pareja, levantando los brazos de su pareja arriba de la cabeza y sus manos rodearon las muñecas de su pareja sosteniéndolo en su lugar. Tao los jaló como si probara los límites.

        —¿Puedo moverme?— Kris luchó contra sus primitivos instintos que le pedían que lo sometiera y tomara lo que era suyo. Tao tenía que decirle que estaba listo, aunque eso

significara que él perdiera la cabeza.

       —Está bien —Tao asintió dentro de la almohada. Kris separó las piernas de Tao con su rodilla y su pareja levantó su trasero, entrelazó sus tobillos alrededor de los de Tao, asegurándolo en su lugar. Kris besó su hombro, retirando el cabello de Tao con sus labios.

 

continuara....

Notas finales:

LEMON LEMON LEMON EVERYWHERE


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