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17. El Tao de Kris por dayanstyle

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Notas del capitulo:

a peticion del publico que quiere lemon...

 

Tomando una profunda respiración, Tao abrió más la boca y chupó la bulbosa cabeza pasándola entre sus labios. Chupó la corona, pasando su lengua alrededor y capturando el líquido que escurría, entonces se apartó y vio cómo su saliva brillaba en la cabeza del pene. Sonrió, chupó de nuevo, empujando un poco más a través de sus labios.

       —Dientes, Panda, no dientes —Kris gimió, pasó sus manos a través del largo cabello de Tao, retiró la banda del cabello y jaló la cabeza de Tao a un lado. Tao levantó la vista. Los grandes zafiros de sus ojos lo veían fijamente. Sonrió alrededor del pene de Kris y entonces bajó la mirada. Él fue atrapado.

      Todo lo que Tao quería hacer era experimentar. Esperaba que Kris siguiera dormido mientras reconocía el pene de su pareja. Suponía que ahora era demasiado tarde para eso.

      —Chúpalo. —Kris tomó la base y alimentó a Tao con su eje.

      ¿Por qué le encendía ver la mano de Kris envolviendo su propio eje?

Tao abrió más la boca y aceptó el largo pene, usando su lengua para lamer la vena y al mismo tiempo trataba de chuparlo hacia abajo. Tuvo arcadas y se apartó, tomando una profunda respiración.

     —Ve lento, Panda. No necesitas apresurarte. Toma sólo lo que puedas, —Kris lo animó acariciando su cabello.

      Incluso con la gran mano de Kris envolviéndose alrededor de la base, aun así había muchos centímetros de espacio. Abrió la boca de nuevo, haciendo otro intento.

     —Así es, amor. —Kris separó más las piernas, dándole más espacio a Tao para explorar. Tao se limpió la saliva que bajaba por su mentón y se empujó más, hasta que ya no pudo tomar más.  

—Chupa, hundiendo tus mejillas —Kris le indicó. Tao lo hizo, creando un fuerte sello. Kris sostenía su cabeza, moviéndose lentamente dentro y fuera, usando una pequeña cantidad de empujes. Tao lo entendió, detuvo las caderas de Kris y comenzó a mover su cabeza arriba y abajo.

       —Eso es. Lo tienes, —Kris gimió—. Ouch…dientes no, Panda.

Tao abrió más la boca, haciendo su mejor esfuerzo para que sus dientes no rasparan la carne. Sus mandíbulas comenzaron a doler, así que se apartó dándole un descanso mientras chupaba de nuevo la corona.

      —Sí, sólo has eso. —Kris acunó con una mano su mentón y con la otra la parte de atrás de la cabeza de Tao, gruñendo de placer. Kris comenzó a mover más rápido sus caderas—. Voy a correrme —advirtió. Tao selló sus labios alrededor de la cabeza del pene, chupando vigorosamente, queriendo saborear a su pareja.

      No tuvo que esperar mucho. Kris gritó, y calientes chorros de semen golpearon la parte de atrás de su garganta mientras Tao trataba desesperadamente de beber todo. No tuvo mucho éxito en eso, he hizo un pequeño lío, pero estaba seguro de que a Kris eso no le molestaba.

      Kris se inclinó y tomó a Tao por debajo de sus brazos y lo jaló, lamiendo la semilla que se había derramado a su cara. —Tienes buena cabeza, Panda. —Su pareja le sonrió, se giró alrededor y entonces acomodó a Tao en el colchón. Su gran cuerpo cubrió a Tao e hizo que ronroneara.

 

     Kris empujó las piernas de Tao hacia su pecho y tomó el lubricante de debajo de la almohada. Tao estaba extremadamente nervioso. La última vez que habían tenido sexo él estaba boca abajo. Ahora Kris podría verlo. Se mordió el labio inferior, apartó su mirada, incapaz de ver a su pareja. Eso era demasiado íntimo para él.

       —No, mírame, amor. Quiero que me veas tomarte. —La mirada de Tao fue hacia su pareja, su cabeza lentamente la siguió. Kris estaba estirándolo y lubricándolo, y entonces suavemente se empujaba al interior—. ¿Ves cómo te estiras para mí? Tao asintió, bajó la mirada para ver donde ellos se unían. Eso comenzó a fascinarlo. Se agachó y permitió que el pene de Kris se deslizara entre sus dedos índice y medio.

       —Disfrútalo, Panda. —Kris se inclinó, apoyó sus brazos y acunó la cabeza de Tao dándole su primer caliente beso, su primer beso de su hombre. Tao gimió, envolvió sus brazos alrededor del cuello de Kris y lo jaló, abriéndose para la lengua de Kris.

       Se rió graciosamente y se retorcía cuando Kris rozó sus orejas.

       —¿Tus orejas son muy sensibles?— Kris sonrió dentro de la boca de Tao, rozando la punta de las orejas de nuevo—. Esto es sexy. Tao se quedó sin aliento cuando Kris levantó sus piernas con sus fuertes brazos abriéndolo más. Su pareja se empujó duro, largo y profundo, golpeando ese punto especial con forma de nuez de Tao.

Tao jaló el cabello de su pareja, perdido en las abrumadoras sensaciones. Las puntas de sus pies se curvaron, sus orejas se movieron, y su culo se apretaba con la onda eléctrica que lo recorría. —Oh mi Dios, Kris. ¡Si!

      —Hazlo, Panda. Grita mi nombre, córrete para mi, precioso. —Kris se empujaba dentro mientras Tao gritaba y esparcía su semilla entre ellos.

      Levantó sus caderas más, sintiendo cada centímetro del pene de Kris en su culo. Un pedazo de su corazón se quebró dejándose llevar dentro de esos profundos ojos oscuros. Su pareja lo veía con deseo, con necesidad, todo lo que pudo hacer era corresponder esa mirada. Estaba hipnotizado por esos oscuros y hermosos ojos.

      —Tao —Kris gritó mientras se movía y disparaba dentro de su agujero. Las venas en el cuello de Kris saltaron, sudor bajaba por sus sienes mientras su pareja se empujó por última vez, entonces lanzó la cabeza hacia atrás y tomó una profunda respiración—. Vas a llevarme a la locura.

       Kris se rodó fuera y jaló a Tao a sus brazos suspirando fuerte y acariciando el cabello de Tao.

 

      —Queremos salir a comer algo —Heechul miró a los guerreros en la oficina de JongIn. Luhan, Kibum, Ren, Taemin, y Tao estaban de pie detrás de él. Tao no tenía ni idea por qué había aceptado la rebelión. Quizás porque sabía que eso molestaría a Kris y a JongIn. Amaba una buena lucha verbal.

 

       Hacer que la vena en un lado de la sien del Alfa saltara era su pasatiempo favorito.

      —No hay problema. Nosotros los llevaremos. —JongIn se puso de pie.

     —No. —Heechul sostuvo su mano frente a él con la palma para fuera—. Quiero manejar, y las parejas quieren ir conmigo. Pueden seguirnos si quieren, pero nosotros queremos saborear un poco de libertad.

       JongIn vio a los guerreros y entonces de nuevo a Heechul. —Al menos esta vez nos dijeron. Gracias. Podemos seguirlos. —JongIn les indicó con la mano que podían ir.

       —¿En serio?— Heechul preguntó, con un tono feliz y entonces se limpió la garganta—. Quiero decir, ¿en serio?— Lo dijo mas calmado.

       —No soy su carcelero. Sólo porque quiero asegurarme de que estén a salvo no quiere decir que no quiero que se diviertan. No están en una cárcel.

—Infiernos, eso es nuevo para mi —Luhan murmuró. Tao vio hacia Kris, su pareja lo veía sospechosamente. Se encogió de hombros y le dio a Kris la más traviesa sonrisa que podía mostrar. Kris dio un bajo gruñido, su mirada desafiaba a Tao. Tao se rió. Oh, esto iba a ser divertido. Le dio un guiño a su pareja y corrió a la puerta, carcajeándose mientras subía a la camioneta.

 

      Heechul Llevaba la camioneta grande y tomó el camino a la ciudad. Conectó su iPod y presionó el botón. La música inundó el interior. La canción de una banda llamada ‘Placebo’ llenaba la camioneta.

      Heechul levantaba una mano mientras manejaba. Luhan iba en el asiento del copiloto, tocando un imaginario teclado, tamborileando sus dedos en sus muslos.

       Kibum estaba sentado detrás de Heechul, ambas manos en el aire mientras movía los hombros. Su cuerpo se movía al ritmo de la música. Tao estaba sentado al lado de Kibum, moviendo su cabeza con el ritmo de la música.

     Ren y Taemin estaban sentados en la tercera fila haciendo algo gracioso con sus brazos que parecían las ondas del océano.

        Heechul bajó el vidrio, dejando que el aire llegara a su cara y disfrutando de la sensación de manejar en libertad.

      Había pasado mucho tiempo desde que había estado detrás del volante y disfrutaba cada segundo de eso.

       Dos camionetas y tres motocicletas iban detrás de ellos. No le importó llevar escolta. El interior de la camioneta era suyo. Su dominio libre por un momento.

      Heechul palmeó el volante y giró a la izquierda estacionándose en un lugar vacío. Él no quería ir por la ventanilla de comida para llevar.

    Todos ellos querían estirar las piernas y disfrutar ese momento tanto como pudieran.

      Habían ido a un lugar de comida rápida cerca de la estación de policía. Heechul se rió al recordar cuando él y Luhan se habían robado una camioneta para ir ahí hace eones.

 

Ellos se habían hecho socios del crimen y mejores amigos desde entonces. Algo que nunca pensó que tendría. Tao miró alrededor mientras salía. Ren se apresuró a llegar a su lado. —Nunca he venido aquí antes.

       —Ni yo, amigo. Supongo que ambos vamos a descubrir si son buenos. —Vio sobre su hombro. Los hermanos Wu estaban hablando y riéndose sobre sus motos, pero él los conocía bien. Kris estaba vigilándolo por el rabillo del ojo. Tao se aseguró que su cabello cubriera sus orejas.

Tratar de explicar sus orejas puntiagudas a los humanos era imposible. Usualmente usaba sombrero cuando exploraba, pero normalmente no le importaba lo que pareciera mientras pudiera ver los sitios de interés.

        Por alguna razón le importaba lo que Kris pensara de él, le importaba cómo se veía. No quería verse extraño con un sombrero encajado en su cabeza. Ya era suficiente que sus orejas se movieran durante el sexo.

     No podía creer lo que le sucedía. Ahora estaba avergonzado.

      Ordenaron su comida y tomaron asiento en una larga mesa, charlando mientras comían. Tao veía por el rabillo del ojo. Kris estaba apoyado contra su motocicleta con los brazos cruzados sobre su pecho, viendo que Tao lo veía. Su pareja le dio un guiño y Tao alejó la mirada.

      Podía sentir el calor recorrer su cara. Nunca un hombre había coqueteado con él antes. Eso era excitante y su pulso se aceleró. Su boca se levantó en una ligera sonrisa y volvió a ver a su pareja.

     —Amigo, te tiene totalmente tomado. —Kibum se rió y golpeó con su hombro el de Tao.

      Apartó la mirada de su pareja, viendo a los chicos alrededor de la mesa. —No, no es cierto.

      —Eso explica las cientos de veces que has visto a tu pareja. —Heechul se carcajeó.

       —No he visto a Kris. Sólo me aseguraba que nadie se robara la camioneta. —Tao bufó. Pensó que con eso se saldría del asunto, pero no fue así. Todas las parejas le sonrieron—. ¿Qué?

—Mentiroso. —Ren se reía graciosamente. Tao movió la mano hacia ellos y levantó la hamburguesa, la grasa bajaba por su mano. Quizás no era seguro comer eso. Él la bajó de nuevo. —No puedo evitarlo. Él es tan caliente —Tao confesó, sintiendo que sus mejillas ardían un poco más.

      Le gustaba la camaradería, nunca antes había salido con un grupo como lo estaba haciendo con las parejas. Sentía que tenía un lazo especial con ellos.

      Claro que había salido con Sung Jun, pero esto se sentía diferente. Más cercano.

        —Tengo que admitirlo, lo es. Pero no le digas a JongIn que lo dije. Esos dos ya están compitiendo. —Luhan se rió.

Tao vio de nuevo hacia la ventana. Los guerreros estaban hablando afuera, dándole tiempo a las parejas para socializar. Tao tenía que admitir, le gustaba salir con los chicos pero también le gustaba el hecho de que su pareja estuviera cerca.

       A nadie parecía molestarle que los guerreros estuvieran fuera. Las parejas lo sabían bien. Ellos estaban cuidando a sus hombres.

         —Entonces, ¿por qué él me vuelve tan loco?— Tao preguntó mientras veía a Kris. Quería salir y subir a su regazo, y lograr que lo jodiera justo ahí sobre su motocicleta. «Evitar el sexo mi culo». Tao ahora era un adicto.

      El pensar que Kris lo tomara en su motocicleta había acelerado su corazón y su imaginación corrió salvaje. ¿Cómo sería tener sexo en el exterior? Definitivamente quería descubrirlo.

      —Eso se llama amor —Taemin ofreció, sacando a Tao de sus pensamientos.

Tao giró la cabeza ante las palabras de Taemin mientras su cerebro las registraba. —¿Por qué dices que estoy enamorado de él?— Eso era ridículo. «¿Enamorado?» No estaba seguro de llamarlo así. Apasionado quizás, ¿pero enamorado?

      Kibum se carcajeó mientras sacudía la cabeza y señalaba con su dedo a Tao. —Tus acciones lo dicen. No has podido separar tus ojos de él por más de cinco segundos.

       A quién le importaba lo que Kibum dijera, Tao no estaba enamorado del enorme Biker Bob. No había manera. «No había manera». Tao luchó duro para no ver hacia la ventana. De cualquier manera sus ojos iban hacia allá y él los regresó en el último segundo.

      —¿Cómo sabes si estás enamorado?— Tao preguntó curioso, necesitaba saber. ¿Sería posible que lo que sentía fuera eso? Nunca había estado enamorado antes, así que no tenía con nada que comparar ese sentimiento.

      —¿Se te traba la lengua alrededor de él, te sudan las palmas y el corazón se te acelera? ¿Harías cualquier cosa por él?— Luhan le preguntó. Tao pensó en eso un momento. —Me pongo nervioso alrededor de él y si, haría cualquier cosa por él. —No iba a mentir acerca de eso. Sin importar lo que sucediera entre ellos, Tao sabía que haría cualquier cosa por su pareja.

—Estás enamorado. —Ren le sonrió.

Tao estaba en shock. ¿Cómo se había enamorado de un hombre gruñón? Kris era rudo como el mejor cuando estaban junto a otra gente, gentil cuando estaban solos. Decidió poner a prueba su teoría. —Discúlpenme.

     Se puso de pie y se dirigió directamente hacia su hombre que se apoyaba en su motocicleta.

—¿Qué sucede, Panda?— Kris se enderezó y revisó el área.

Tao caminó directamente hacia él y le dio un profundo beso. Los otros guerreros, gritaron y silbaron.

     Kris lo hizo a un lado viendo a todos como si estuviera avergonzado. —Después.- Tao estaba destrozado.—¿Así que soy suficientemente bueno para la recámara pero no lo suficientemente bueno en público?— Tao sintió su corazón quebrarse, se giró y regresó al interior con las parejas. Se sentó ante la mesa y se limpió las lágrimas. No quería ser el sucio secreto de nadie, y así era exactamente cómo se sentía. Todos sabían que ellos eran pareja, pero Tao sentía que si fuera por su pareja nadie lo sabría.

—¿Qué sucede?— Heechul preguntó.

    —No quiere reconocerme fuera de la recámara.

r13;Tao sollozó y se limpió los ojos.

    —Dale tiempo. —Taemin palmeó su mano con una compasiva expresión en su cara. Tao no quería la compasión de nadie. Ahora él quería estar solo.

       —No, si él no quiere que los demás vean su lado tierno, entonces no quiero nada de esto— Tao gritó, se levantó y corrió al cuarto de baño, desapareciendo.

       Terminó regresando a su antigua habitación. Incluso aunque los Elves del Bosque le dijeron abiertamente que no lo querían ahí. ¿A dónde más podría ir? Le dolía saber que su pareja no quería que nadie supiera lo que sentía por él. ¿Qué tan difícil era darse un beso o un abrazo en público? Él no le estaba pidiendo a su pareja que jodieran en público, pero una pequeña señal de reconocimiento sería agradable.

       —¿Qué haces aquí?— Sung Jun preguntó desde la puerta de la recámara.

       —Nada, solo quería estar solo. —Tao se rodó en su antigua cama y se acomodó en bola. Dolía malditamente tanto. ¿Sería feo? ¿Sería por eso que Kris no quería que otros supieran lo tierno que podía ser? ¿Sería por mantener la imagen de hombre rudo?

      Eso podría no importarle a algunos, pero para Tao importaba. Le importaba que Kris lo reconociera.

 

      La cama se hundió, Sung Jun apoyó su mano en su hombro y comenzó a pasarla arriba y abajo del brazo de Tao. —Habla conmigo.- Tao no quería que su mejor amigo lo tocara. Se sentía mal ahora que conocía las caricias de Kris. Además, ellos eran los mejores amigos, siempre lo habían sido, pero nada más. Sung Jun era como su hermano. Se deslizó, alejándose, preguntándose por qué su mejor amigo actuaba de esa forma. —Estoy bien.

        Gritó sorprendido cuando Sung Jun se rodó sobre él. Sus ojos llenos de ira. —Sabía que no debí dejarte ir con ese shifter. Él no es suficientemente bueno para ti. —Sung Jun trató de detenerlo abajo, trató de sostener la cabeza de Tao mientras sus labios se acercaban peligrosamente.

Tao luchaba con todo lo que tenía mientras Sung Jun desgarraba su camisa y jalaba sus pantalones, desgarrándolo y bajando su cierre.

      —¿Qué infiernos estás haciendo?—Tao gritó mientras trataba de liberarse. No podía pensar bien. Esto era una pesadilla. Él arañaba luchando por su libertad.

     —Deberías de ser mío— Sung Jun gruñó, mientras trataba de arrancarle los pantalones a Tao, las costuras se desgarraron. Tao mordió la mejilla de Sung Jun, sus dientes se hundieron en la carne. Sung Jun gritó y se agarró la cara liberando a Tao. Se rodó pero antes de poder desaparecer, Sung Jun lanzó su brazo y alcanzó a golpear a Tao en la cara.

       La mano de Tao instintivamente fue hacia su cara, cubriéndose el pulsante dolor mientras terminaba en la oficina de JongIn.

 

      Gracias a Dios nadie estaba ahí. Sollozó y se arrastró detrás del sofá de cuero. Se acurrucó en una bola en el suelo jalando su camisa tratando de cerrarla.

      Sus pensamientos eran un caos. No quería que nadie lo viera de esa forma. ¿Por qué su mejor amigo le había hecho esto? Tao cubría su cara mientras lloraba.

       Kris estaba furioso. ¿Cómo se atrevía a desaparecer de nuevo? Atravesó como tromba la puerta del frente, y se dirigió directo a la recámara. Su corazón se oprimió en su pecho cuando las otras parejas salieron corriendo y le dijeron que Tao había desaparecido en el cuarto de baño.

        JongIn se apresuró hacia él, lo tomó del brazo y lo giró. —Sígueme.

       —Vete al infierno, no tengo tiempo para tus mierdas ahora. —Kris jaló su brazo, liberándolo. Estaba demasiado preocupado por su pareja como para tratar ahora con la ira del Alfa. No le importaba por qué JongIn estaba molesto, ese no era su problema.

      —¡Sígueme ahora!— JongIn usó su tono de mando de Alfa, viéndolo directamente para ver si Kris lo desafiaba.

       Kris falló un paso. Nunca lo había visto de esa forma. Algo malo estaba sucediendo. Asintió y siguió a JongIn a la oficina.

      Oyó un gemido incluso antes de llegar a la puerta. Kris pasó a JongIn, viendo alrededor de la oficina hasta que localizó de dónde venía el ruido.

     Conocía esa voz. La conocía como el dorso de su mano.

        Kris lentamente rodeó el sofá y su corazón dejó de latir. La realidad dejó de existir. Se sentía como si estuviera en una bruma. Las voces alrededor que hacían eco se oían de algún lugar a la distancia.

      Había un hombre acostado en el suelo, le recordaba a Tao, pero…no podía ser su delicada pareja. Kris inclinó la cabeza viendo su ropa desgarrada y un hematoma en la cara del hombre.

—¿Quién es?— Kris se giró hacia JongIn.

      —¿Kris?— JongIn se acercó, viéndolo como si hubiera enloquecido. Quizás lo estaba porque para él nada de esto tenía sentido—. Es Tao, tu pareja.

      Kris negó con la cabeza viendo al Alfa y entonces al hombre en el suelo, preguntándose por qué JongIn le mentiría.

       El hombre gimió y el cuarto entero se volvió carmesí, su visión cambió. Su corazón se aceleró a mil por minuto y su pecho se contraía y se extendía con un ritmo alarmante.

     Todo de nuevo, todas las cosas llegaron a él, golpeándolo con la fuerza de un gran tsunami.

        La cabeza de Kris cayó hacia atrás y un insólito grito salió de su pecho y desgarró su garganta. Cayó de rodillas y extendió su mano hacia su pareja. Ese hombre era su pareja, su Panda.

      —¿Kris?— JongIn dijo su nombre de nuevo, pero él no escuchaba. Tragó saliva y pasó su mano por el cabello de su pareja—. Tao —dijo suavemente el nombre de su pareja—. ¿Panda?

 

Tao se apartó, su mirada desenfocada viendo el respaldo del sofá. —¡No!— gritó—. ¡Aléjate!— Sus manos al frente bloqueando cualquier movimiento que Kris hiciera hacia él.

      —Panda. —Kris trató de alcanzarlo de nuevo, pero Tao se alejó.

     —¡No, apártate de mi! Ni siquiera quieres que la gente sepa sobre nosotros. —Tao se jalaba su desgarrada ropa haciendo lo mejor que podía para lograr cerrar su camisa.

      Kris veía los desgarrados pantalones mientras Tao también los tomaba, tratando de cerrar su ropa alrededor de su expuesta carne.

      Sus caninos salieron con tal fuerza que comenzó a sangrar. Kris saboreó el líquido con sabor a cobre en su boca mientras una infernal ira lo recorría. —¿Quién hizo esto?

      Kris gruñó cuando Jaejoong se aproximó y se arrodilló cerca de Tao. Quería proteger a su pareja, mantener a todos lejos.

      —Ahora no— Jaejoong le dijo a Kris mientras lentamente se aproximaba a Tao.

      —No te lastimaré, lo juro —el doctor suavemente le dijo a Tao.

Tao levantó la mirada hacia Jaejoong, viéndolo fijamente como si fuera un extraño. Su cuerpo empezó a sacudirse y sus dedos se aferraban a su camisa cerrándola. Tao gimió y comenzó a llorar. Eso se convirtió en gritos histéricos.

      Kris se movió. No le importaba lo que Jaejoong dijera. Jaló a su pareja a sus brazos, sosteniéndolo mientras se ponía de pie y acurrucaba a Tao fuerte contra su pecho.

 

      Kris subió las escaleras corriendo y destrozó la puerta de su recámara, se paseaba de un lado a otro, inseguro. No sabía qué hacer.

      —Colócalo en la cama. Necesito examinarlo —dijo Jaejoong desde la puerta. Kris siguió paseándose. No podía permitirse dejarlo. Temía dejarlo, Tao podría ser lastimado de nuevo.

      Quería sangre, quería venganza, pero más que todo quería quitarle el dolor a su pareja.

      —Kris, él necesita ser examinando. Tengo que ver si hay algún daño— Jaejoong insistió en un suave y compasivo tono.

      Asintió y se dirigió hacia la cama y entonces se giró. ¿Qué debería hacer? No podía hacer eso, no podía soltar a su pareja.

—Kris.

      Se giró y suavemente acostó a su pareja. Kris estaba fuera de sí mientras Jaejoong convencía a Tao que se extendiera. Sus ojos revisaron el cuerpo de su pareja mientras el doctor jalaba la desgarrada ropa de Tao.

       Se giró y cerró los ojos cuando el doctor comenzó a revisarlo analmente. «¡Dios, no!»

       Kris golpeó su cabeza con su puño. Alguien iba a morir. Alguien iba a morir esta noche y él podía asegurar que no tardaría mucho. Quienes hubieran hecho esto desearían estar muertos para cuando él terminara con ellos.

      Jaejoong se aproximó y tocó su hombro suavemente, pero Kris no podía girarse. No podía. Su mundo se destruía alrededor de él y no podía permitir que eso sucediera.

—No fue violado.

 

       Le tomó un momento registrar las palabras. Una vez que las palabras de Jaejoong le cayeron, Kris fue capaz de respirar de nuevo. Se giró y caminó hacia la cama. Vio a su pareja que estaba bajo los cobertores. —Por favor, dime quién —Kris rogó.

Tao enterró la cara y lloró bajo los cobertores. Sus hombros se estremecían mientras se alejaba de Kris, dándole la espalda. —Sung Jun.

      Kris salió como tromba del cuarto, bajó los escalones, subió a su motocicleta y salió hacia la carretera. La rabia lo llenaba hasta el punto de que la sangre no bombeaba a través de sus venas. Él lo mataría e iba a despedazar al jodido hombre muerto.

     Se inclinó hacia adelante, llevando su motocicleta a más de ciento noventa kilómetros mientras se dirigía a la pequeña villa.

     Su motocicleta rugía en el centro, bajó tan pronto como la detuvo. Lanzó la cabeza hacia atrás y gritó. r13;¡Sung Jun!

—No está aquí —un hombre Elvin le informó.

     Kris bajó los brazos, sus garras salieron y sus ojos cambiaron. Sus caninos no se habían reducido. —¡Tráelo ahora!

      Kris vio sobre su hombro dos motocicletas aproximarse, sus hermanos. Ellos estacionaron las motocicletas y caminaron hacia sus lados. —Nosotros sabemos dónde vive. —Suho guió a Kris a la pequeña vivienda. Kris entró, pero Sung Jun no estaba por ningún lado.

 

 

 Tao bajó las escaleras después de un largo y caliente baño. Quería olvidar lo que Sung Jun le había hecho. Lo importante era que había logrado huir antes de que el hombre hiciera algo horrendo.

       Jaejoong le había dicho eso y Tao tenía que creerlo. Si él no lo creía, ¿qué esperanzas tenía de poder superarlo? Tenía que tratar con eso y avanzar.

    Habían pasado dos semanas desde el ataque y Tao comenzaba a sentirse como su antiguo él.

      Lo que su mejor amigo había hecho era una traición de la peor manera, pero él no podía seguir encerrado en la recámara. Necesitaba salir y reconectarse. Ahora Tao no quería estar solo.

      Pasó sus manos por el frente de su camisa, tomó una profunda respiración y miró alrededor.

      Sabía que no iba a regresar con su tribu. Ese último pedazo de su independencia había muerto con los eventos que habían ocurrido. Se detuvo en el escalón inferior cuando Kris cruzó la puerta del frente, seguido de cerca por sus hermanos.

      Kris cruzó el vestíbulo, jalando a Tao a sus brazos.

r13;Te amo, Panda— proclamó alto. Tao estaba en shock con las pocas palabras. ¿Su pareja lo reconocía en público?—. Por favor perdóname por ser un tonto. —Y un imbécil— JongIn agregó desde el pasillo.

 

continuara...

Notas finales:

dejen rw


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