Ya había pasado tantos días, Kagami ni siquiera podía deducir si eran días, semanas o meses. El aún seguía ahí y también sabía muy bien que lo mejor era quedarse si es que quería que sus amigos estuviesen a salvo.
-Kagami. –Escucho desde la puerta a Aomine quien llevaba su uniforme. Siempre que lo veía con ello podía entender que era un día de semana. –Te traje el desayuno. –Dejo este en la mesa de luz que se encontraba en la parte izquierda de la cama para acercarse al peli rojo. –Debo ir a la escuela… pero, hoy te tengo una buena noticia.
Kagami quedo entre asombrado y miedoso, cuando se trataba de Aomine no podía esperarse algo bueno, pero la sonrisa que este le brindo fue como si le dijese un “No te preocupes.”
-Voy a sacarte las esposas, también te dejaré usar el baño pero… solo será en esta habitación, lo siento. –Se disculpo para tomar la llave y liberar las muñecas y tobillos rojizos de oji rojo.
-N-No te preocupes… -Se acomodo en la cama para frotar las partes presionadas por el metal de las esposas.
-No, seguramente te esperabas algo mejor ¿Cierto? –Lo miro ciertamente de forma apenada para mirar cabizbaja el suelo. –Bien, no llegaré tarde. Te amo. –Le brindo un beso en la frente del peli rojo pero este cuando estaba a punto de ver a Aomine salir lo tomo de la muñeca. -¿Qué pasa? ¿Te apetece algo?
Kagami por la sorpresa que se dio a sí mismo de haberlo tomado de la muñeca tan repentinamente, se esperaba un golpe o alguna herida pero, al contrario, no recibió ninguno y solo fue atendido amablemente por el moreno que lo miraba con una sonrisa.
-Y-Yo… en verdad, no te preocupes. –Acaso ¿Él quería reconfortar a Aomine? Se conmociono a el mismo, se sonrojo algo confundido y soltó la muñeca.
-Kagami… gracias. Yo… no que sé lo que haría sin ti. Creo… que no podría vivir si no estoy a tu lado. –Soltó una pequeña risa y selló los labios del peli rojo para salir con una sonrisa de la habitación.
Era la primera vez que se sentía feliz, feliz desde que había sido encerrado en esa pieza de cuatro paredes. ¿Por qué? Ni el mismo lo sabía, pero era más que sabido que fue porque había reconfortado a su amigo, porque una pequeña parte de él, sabía que Aomine era bueno, seguía siendo su amigo.
Bajo las escaleras lentamente mientras miraba el reloj que se hallaba arriba de la puerta principal, solo se podía oír el sonido de las ajugas moverse en la enorme casa. Se paro por un largo rato en el escalón final de las escaleras solo para después dirigirse a la cocina y sacar el álbum, SU álbum de fotos de Kagami.
-“… Otra vez. Una prueba más, Taiga.” –Pensó apenado mientras observaba las numerosas fotos que tenía del de Seirin. Paso horas mirando una, otra y otra vez las fotografías sin cansarse hasta que sintió la vibración de su celular la cual atendió.
-¿Kise? –Habló silencioso.
-¡Aominecchi! Soy yo ¡Kise!
-… Ya me di cuenta.
-Estoy en la puerta, Aominecchi. Abre.
Colgó el celular algo dudoso. –“¿Ya es tarde?” –Miro el reloj que indicaba que ya habían pasado aproximadamente 5 horas. Sonrió algo divertido para guardar el álbum y proceder a abrirle la puerta a su rubio amigo.
-Kise. –Le dio un cálido abrazo que fue devuelto para ahora mirarlo seriamente. –Está arriba.
El modelo corrió a la habitación alegremente siendo observado por un indiferente Aomine que solo se permitió a salir de la casa.
-¿Kagamicchi? ¿Puedo pasar? –Tocó la puerta melódicamente mientras solo se contenía las grandes ganas de ver a su amigo y rival.
-¿K-Kise? Y-Yo… la puerta está cerrada. –Escucho del otro lado.
-No te preocupes, Aominecchi me dio una llave de copia de ambas puertas. –Diciendo esto abrió la puerta para encontrarse a su amigo, quien ahora no estaba esposado. -¡Ah! ¡Kagamicchi! –Se abalanzó sobre él solo para tirar al suelo todas las ganas contenidas de verlo. – ¡A-Aominecchi te liberó!
-N-No, solo… puedo estar en su habitación así. –Explico siendo liberado por Kise para sentarse a la cama junto a él.
-Bueno, eso el algo bueno Kagamicchi. –Intento subir los ánimos del peli rojo. –Como pienso yo siempre, hay que ver las cosas buenas de las cosas malas.
Kagami solo pudo dar una pequeña risa irónica.
-Es bueno poder escuchar tus tonterías, Kise.
-¿Eh? Moo~ Kagamicchi, eso fue muy cruel. –Se quejo haciendo un puchero.
-¿Puedes… puedes decirme la hora?
-¡Claro Kagamicchi! –Saco su celular para revisar los dígitos de este. –Son las 17:45, falta mucho para que Aominecchi salga. –Guardo silencio cuando vio a Kagami solo entregarle una sonrisa forzada para después desvanecerla. –Kagami…
El mencionado observo a Kise, pues era raro cuando este cambiaba su tono de voz a una serie, y cuando no lo llamaba por su apodo del “cchi”
-Yo… me tengo que ir pero antes… -Se coloco frente a él para sacar al parecer algo de su bolsillo. –Te dejaré las llaves.
-Kise. –Se levanto para estar a su altura, no podía creer que el rubio le estuviese ayudando.
-Por favor, sal cuando yo ya me haya ido… Aominecchi tardará en venir. No te preocupes por mí. –Kagami quiso retenerlo pero el rubio salió lo más rápido que pudo de la casa para dejar escapar a su amigo.
-“¿Q-Qué hago?” –Observó las llaves que le había dado Kise. Estaba temblando y sudando, no sabía qué hacer, miraba una y otra vez la puerta y la habitación. –“Si-Si Aomine descubre que yo he escapado…”
Flashback
-Yo… no que sé lo que haría sin ti. Creo… que no podría vivir si no estoy a tu lado.
Fin del Flashback
Recordó lo que el moreno le había dicho solo para confundirse más a sí mismo. –“¿Y si el… y si él se hace algo?” –Imaginó tan solo por un segundo el cuerpo sin vida de su mejor amigo. No podría con la culpabilidad. –“…” –Quedo mirando la puerta aún nervioso, estaba decidido.
Regreso a la casa para mirar hacia la puerta, llevaba consigo un ramo de flores pero su rostro no era el de él, era uno que el mismo ocultaba de que Kagami no lo viese, uno en donde dejaba toda evidencia, una… que restaba palabras, una que solo le mostraba a sus víctimas.
Cada paso que daba al escalón denotaba más fuerza, más énfasis. Giro la manilla solo para darse cuenta de que estaba abierto, y abrió pero se sorprendió cuando Kagami apareció delante de él con una pequeña sonrisa.
-A-Aomine… Kise… a Kise se le cayeron las llaves de copia. –Extendió su mano para entregarles ambas llaves no sin antes interrumpirle. –A él se le cayeron, se lo iba a dar pero se fue… al parecer iba muy-
Pero fue callado cuando el oji azul, asombrado, lo abrazo con fuerza, aspirando su aroma. Devolvió el abrazo ya no tan tímido para ser liberado por su amigo que lo miraba con esa sonrisa que no hace mucho veía.
-¿Por-Por qué no escapaste? –Pregunto acariciando su rostro.
-Yo… -No pudo contenerse más, recordó que se había tomado tanto tiempo en disputar entre ser libre o quedarse allí. Soltó las lágrimas y empezó a sollozar para recibir nuevamente el abrazo de su amigo. –Yo… no quería que te hicieras daño…
El otro sonrió ladino pero a la vez tan feliz por lo escuchado. Su corazón latía a mil por segundos, tenía unas inmensas ganas de tocarlo, de poseerlo, pero se abstuvo solo con aquel cálido abrazo.
-“Pasaste.” –Tomo el rostro de Kagami para besar sus labios en un beso amable y gentil.
-Kagami… te haré la persona más feliz, te lo prometo.
“Descubrimiento.”