Las horas pasaron para hacer presenciar la noche. Kagami aún seguía recostado en esa cama, aún con la pequeña esperanza de poder salir, buscado algo, aunque sea una mínima cosa para escapar.
-Kagami… -Escucho rechinar la puerta y ver asomado el rostro de Aomine. –Ya es de noche ¿Quieres algo de comer? He prepara-
-¡No! ¡Solo quiero que me sueltes! –Gritó para seguir agitando las esposas ante la mirada del moreno.
-He preparado Udon… ¿Quieres? –Volvió a insistir viendo solo como Kagami lo miraba con ira.
-¡No! ¡No quiero nada!
-Kagami… -Murmuro para acercarse. –La noche está linda… puedo dejar que entre aire por la ventana pero tienes que prometerme que no gritaras. –Dijo para acercarse a está y deslizar el vidrio.
-¡Ayuda!
Aomine giro para verlo, rápidamente tomo una camisa cualquiera para colocarlo dentro de la boca de Kagami y callarlo. Solo suspiro ya calmado para dirigirse otra vez a la ventana e inspeccionar que nadie haya escuchado.
-No hay nadie. –Suspiro- Kagami, lo que has hecho estuvo muy mal. –Reprochó para acariciar los cabellos rojos. –Ya es muy tarde y tienes que dormir… -Miro la cama e hizo una señal de lo que significaba. –Está cama es matrimonial y… ¿Podemos dormir juntos?
Kagami negó con la cabeza fuertemente dejando a un decepcionado Aomine.
-Está bien, dormiré en la sala pero… no hagas nada malo ¿Sí? –Suplicó para dar un beso en la frente del peli rojo y salir de la habitación apagando la luz.
-“Tengo que salir de aquí” –Habló Kagami para sí mismo y mirar instintivamente la ventana, Aomine se había olvidado de cerrarla. –“Tengo que hacerlo ahora”
Agito sus manos y tobillos tanto como pudo pero no había caso. Lo intento todo la noche hasta que escucho los pájaros cantar, estaba amaneciendo. ¿Cuánto tiempo se había pasado intentado escapar? Lentamente sus ojos cayeron para todo tornarse negro.
-¿Está durmiendo? –Escuchó un susurro, giró su cabeza para encontrarse con la mirada del peli azul, lo miraba desde arriba, tenía una mirada… como si tratara de descifrarlo. –Despertaste, me había preocupado, ya son las 6 de la tarde. –Avisó para sorpresa de Kagami ser abrazado. –Sí que me habías preocupado… pensé que te había pasado algo… -Sus manos temblaban y apoyo su cabeza en su hombro sintiendo su respiro… a Kagami en contra de su voluntad, su corazón se acelero tanto como su respiración ¿Qué era?
-Iré a comprar algo de ropa para ti. No quiero que uses las mías, quiero que tengas tus propias cosas.-Sonrió para revolver su cabello. –El centro comercial no está lejos así que no tardare… cerraré la ventana por si acaso… no hagas nada malo ¿Sí? –Le brindó un beso en su mejilla para acto seguido cerrar la ventana como dijo y salir de la habitación.
-“Si no es ahora…” –Pensó Kagami, escuchó el sonido de la puerta sonar y sabía que Aomine ya no se encontraba en casa ¡Era su oportunidad!
Siguió tratando de soltarse del agarre pero no había caso, intento e intento pero… siguió lastimándose las muñecas como los tobillos… ¿Ya cuanto habrá pasado?
-¡Dai-chan! –Ese grito…
-“¡Momoi!” –Miró la ventana pero estaba cerrada, tenía que haber alguna forma de avisarle a la peli rosa que estaba allí
-¡Dai-chan! Moo~ ¿Tendré que escalarme hasta su habitación? –Bufó enfadada la peli rosa inspeccionando la casa para ver algún indicio de que estaba el moreno o de que simplemente le daba pereza ir a recibirla.
-“¡Momoi! ¡Sube!” –Agitó más los brazos y piernas para así hacer algún tipo de ruido para que lo escuchase.
-¡Bien! –Miró el inmenso árbol que desde niña tuvo que escalar para subir hasta su habitación y ver a su amigo, y hacerlo nuevamente. Colocó su pié en una de los pocos agujeros que tenía el viejo árbol y se agarró de las gruesas ramas.
-“¡Momoi!” –Revolvió más los brazos, podía ver su cabellera rosa ¡Estaba cerca!
-¡Mierda! –La peli rosa cayo del árbol en su intento, sobándose la cabeza nuevamente se dispuso a subir al árbol.
-“¡Momoi!” –Gritó esta vez más fuerte Kagami en sus pensamientos viendo la mano de su amiga cerca.
-¡Oi! ¡Satsuki! ¡¿Qué mierda haces ahí?! ¡Bájate!
-“¡No!” –Intento nuevamente hacer ruido pero la oji rosada saltó del árbol.
-¡Dai-chan! ¿Por qué faltaste a la escuela? –Sorprendida salto del árbol para estar más cerca de su amigo. -Sé qué falta un año para que termines pero… pero –Regañó haciendo puños sus manos. -¡Ah! ¡¿Fuiste de compras?! –Sus ojos se abrieron como platos al ver las numerosas bolsas de ropa y demás que llevaba su amigo y es más ¡De marca! –Ahora veo el porqué faltaste, es lógico. –Dijo colocando sus dedos sobre su mentón.
-Vete Satsuki, no tengo tiempo para tus estupideces.
-Moo~ No seas malo, ve, prepare Ramen para ti. –Iba a sacar de su mochila el Ramen que con tanto empeño había preparado pero su amigo lo miro en cambio espantado.
-No gracias, no quiero morir.
-Eso es cruel, al menos déjame ver la ropa que compraste.
-¡Tsk! –La peli rosa vio que su amigo estaba más a la defensiva, normalmente la hubiera ignorado y dejado que entrase a su casa pero al contrario.
-“Tal vez tuvo un mal día” –Razonó para mirarlo extrañado.
-Bien pero toma los apuntes, sé que los Lunes son agotadores pero tienes que ir ¡Ah! Y Wakamatsu-san dijo que si no ibas mañana que te mataría en el entrenamiento. –Avisó para entregarle sus cuadernos e irse tarareando.
Aomine solo la miro irse con algo de frialdad para entrar su hogar.
Mientras que Kagami solo se disponía de llorar, llorar por haber perdido, tal vez, su única oportunidad de escapar. Apretaba tanto sus dedos sobre su piel que hacía que gotas de sangre salieran. Se odiaba a él mismo ahora.
-Kagami… -Escuchó el murmuro venir de la puerta, era Aomine. Solo volteó como pudo su cabeza para que no viese sus lágrimas. –Kagami ¿Estás bien? –Encendió la luz de la habitación y se acercó con sigilo Kagami. –Te sacaré la camisa. –Sacó está y se fijo en la triste cara que tenía su amigo y amor, escuchó sus sollozos que escaparon.
-¿Qué quieres? –Dijo lloroso mientras trataba de contenerse.
-No llores… Kagami. –Limpiaba sus lágrimas con sus dedos. –Te he comprado mucha ropa, relojes, zapatos, muchas cosas. –Dijo con intención de tranquilizarlo, pacientemente Kagami calló su llanto y paró las lágrimas para poner atención al moreno. –Mira.
Con una sonrisa sacó las numerosas cosas que compró para el peli rojo.
-Te he comprado 3 tipos de relojes hermosos. Dos son de oro y el otro de plata.
Kagami en silencio observaba cada prenda y objeto que su “amigo” le había comprado… se veía con tanto entusiasmo, sus ojos brillaban… como cuando solían jugar básquet, de alguna manera eso… lo hizo feliz.
-Te quiero. –Despertó de su sueño para escuchar eso tan repentino dicho por Aomine, se había dado cuenta de su mirada. -… ¿Te gustaron? Puedo ir a cambiarlas si quieres.
-… No, están bien. –Pudo apenas decir para ver la alegría de su amigo.
-No hace falta que te la pruebes, yo mismo lo he hecho y además tenemos el mismo talle.
Kagami solo pudo quedarse mirándolo. En verdad lo desconocía ¿Cómo un amigo de la infancia y actual rival en básquet se había convertido en eso? ¿Cómo…?
-Hoy he faltado a la escuela y la tonta de Satsuki vino, pero muy pronto tendré que volver… -Suspiro- Es hora de que te duche. –Aviso con una sonrisa solo para paralizar al oji rubí.
“Oh… ¿Por qué me golpeas de esa forma?”