-Te sacaré las esposas pero tienes que prometerme que no intentaras escapar ¿Bien? –Dicho esto se acercó a la mano derecha de Kagami para liberarlo pero apenas sacó las esposas este le propina un golpe en la mejilla que hizo que cayera al suelo.
Mientras el moreno se encontraba sobando su mejilla, Kagami aprovechaba para poder liberar su otra mano.
-No quería hacer esto Kagami… -Se levantó tan rápido del suelo para sacar de su mueble una pequeña jeringa.
-¿Q-Qué haces? –Vio a Aomine acercarse cuando sintió el primer pinchazo en su pierna izquierda. -¡Ah! A-Aomine…
-Te paralizará las piernas… y el brazo derecho. –Una vez terminado de inyectar la sustancia en su otra pierna y en su brazo, lo liberó. –No creo que sirva de algo paralizarte el brazo izquierdo… no podrás hacer nada con ese. –Tomó un poco de ropa que reciénteme había comprado para colocarlo en el baño, baño que se hallaba a solo unos pocos metros de la misma habitación.
-D-duele… -Murmuró mientras trataba de levantarse de la cama con ayuda de su único brazo, trato de moverse pero era muy difícil ya que no era muy hábil con su mano izquierda y se dificultaba más teniendo sus otras extremidades adormecidas.
-Vamos. –Escuchó decir cuando fue tomado por Aomine, lo llevó en sus brazos hasta llegar al baño y colocarlo sentado en el suelo. –Ahora te saca- -Pero se detuvo al ver que había algo indebido ahí.
-“U-Un sostén…” –Vio hacía donde Aomine y admiro el sostén color rosa.
Flashback
El cuerpo de la chica… rostro desfigurado, las sabanas bañadas en sangre y el olor putrefacto.
Fin del Flashback
-Lo siento. –Tomó el sostén para salir del baño e ir a quien sabe dónde.
-“É-Él… la mató” –Fue el pensamiento del peli rojo. –“¿A cuántas habrá… matado?” –Algo en su pecho se instalo, culpabilidad. De alguna manera se sentía culpable, sucio, asqueroso… algo en su mente decía que el también había provocado eso.
Pero ese sentimiento se fue solo para llenarse de ira –“Eran… inocentes… ¿Qué culpa tenían ellas?” –Su mente daba vuelta, de tan solo darse una idea de lo que tuvo que pasar esa chica… empezaba a odiar un poco a Aomine.
-Ahora sí, lo siento por… no me había acordado. –Se disculpo con una sonrisa para comenzar a despojar la ropa del oji rubís. Kagami no respondió nada, solo se dejo hacer por el moreno mientras retiraba su camiseta y pantalón. -… No te sacaré los bóxers. –Dijo con un pequeño sonrojo para tomarlo nuevamente pero esta vez introducirlo a la bañera con agua ya incluida.
-¡Déjame! ¡Suéltame! –Con su mano libre solo trataba de alejar más a Aomine quien por el salpiqueo del agua estaba siendo empapado. -¡No me toques! ¡Eres un asesino!
Aomine paró con insistencia ante tal palabras. Lo miro desconcertado y solo quedo cabizbaja.
-Ya lo sé, Kagami. –Algo en su interior le hizo reaccionar pero no duraría mucho. Prosiguió a duchar al peli rojo quien aún más tranquilo no paró de quejarse.
-¡Aomine! ¡Para! –Ignorado solo veía como su cuerpo era “manoseado” por su amigo. Su cuello, su abdomen, su espalda, sus manos, su cabello y… sus piernas. -¡Aomine! –Siguió tratando de alejarse con su mano pero quedo estupefacto al sentir sus labios presionados.
Aomine lo estaba besando.
Ambos detuvieron sus movimientos, el oji azul coloco sus manos en los hombros del contrario, y lamio los labios que desde mucho quiso saborear.
Pero al entrar en razón Kagami lo empujo solo para seguir siendo bañado por Aomine normalmente, como si no hubiese pasado nada.
-¡Aomine! –Intentaba pero el otro solo estaba cabizbaja intentando no mirarlo, no quería descontrolarse y hacer algo que no deseaba el peli rojo. -¡Ya!
De sorpresa el peli azul paró para tomar a su amigo y secarlo con una toalla para llevarlo ahora a la cama de su habitación y vestirlo.
-¡No me toques! -Volvió a repetir Kagami solo para ser esposado solo los brazos.
-Te esposare únicamente los brazos… no llegaras muy lejos solo con los pies libres. –Anunció para acariciar el cabello de Taiga.
-¡Que no me toques!
-¡¿Por qué?! –Está vez no pudo soportarlo. -¡¿Por qué no puedo?! ¡Ya lo sé! ¡Porque soy un asesino! ¡Eso ya lo sé! –Gritó mientras algunas lágrimas se deslizaban por su rostro. –Pero… ¿Qué puedo hacer?
Kagami lo miró sorprendido, nunca lo había visto llorar y más, él ahora estaba temblando. Se sintió un poco culpable… porque después de todo el sentía que Aomine aún era su amigo, le había hecho daño.
-¿Qué puedo hacer? –Sollozó colocando su cabeza sobre la orilla de la cama.
-Aomine… -Lo miro preocupado, no sabía si disculparse o no… no le gustaba ver así a su amigo.
-Siempre… siempre he querido estar a tu lado pero… sabía que si te decía algo, me rechazarías… y lo último que quería era alejarte de mí. –Sus lágrimas no paraban. –Desde niños… tuve que soportar como todos te rodeaban, como todos querían alejarte de mí… hasta mis propios padres… yo solo… yo solo quería amarte, Kagami. –Sus manos tomaron la sabana para apretujarlos, su rostro cubierto por el mismo. No podía soportarlo.
-Aomine… -Susurró solo para ver como el moreno se levantaba ya un poco más tranquilo.
-Dormiré en la sala. –Cabizbaja se fue de la habitación dejando a un arrepentido Kagami.
-“Aomine… no… sabía” –Esa noche quedo pensando en su pasado, quería corroborar todo, sus recuerdos con Aomine.
La noche pasó para hacer aparecer el sol, ya un nuevo día. ¿Cuántos días habrá pasado ya para Kagami?
La puerta rechinó para mostrar al peli azul asomarse lentamente y ver a al oji rubís.
-Aomine. –Estaba despierto, entró más a la habitación para acercase a él pero fue demasiada la sorpresa al oír pronunciar esas pocas palabras pero llenas de emociones o significados –Lo siento…
“¿Te amo… o no te amo?”