Paró su agitada respiración para observar detenidamente el comportamiento del peli lila que, este, en cambio, trataba de calmarlo con una sonrisa.
-No, no me crees. –Habló tajante luego de unos segundos.
-No… no es eso Muro-chin… -Trató de colocar su mano en el hombro del más bajo pero este lo evadió.
-Te conozco lo suficiente como para saber que me estás siguiendo el juego. –Acomodó su mochila y uniforme para mirarlo una última vez. –No quiero que me veas o trates como a un desquiciado. –Dicho esto salió del lugar ignorando los llamados de su pareja.
-Muro-chin…
-Daiki ¿Cuándo fue la última vez que lo viste? –Preguntó el peli rojo inspeccionando el celular de su ex-compañero de basquetbol.
-Y-Yo… solo ayer por la media anoche cuando se fue de mi casa. –Contestó nervioso.
-¿Ayer? ¿Cuándo se fue de tu casa? –El emperador lo miro de mala forma para comenzar a moverse de un lado a otro. -¡¿Por qué fue a tu casa sabiendo que por dónde vives es peligroso?!
-¡No sabía que iba a mi casa! ¡Para cuando me di cuenta ya estaba frente a mi puerta! ¡Hubiera ido a recogerlo por lo menos si lo hubiera sabido! –Gritó más alterado para tragar en seco. -¡Tienes que ayudarme a encontrarlo Akashi! –Dijo a suplicas.
Quedó con el entrecejo a medias, no le había quedado en claro algo.
-Entonces… ¿Lo acompañaste a tu estación de trenes?
Sintió como una punzada se le incrustó en la cabeza. Abrió tanto los ojos como pudo. No había respuesta que lo dejara completamente limpio. Dirigió su mirada lentamente hacía un Akashi dudoso.
-“Maldito.”
Bajó de las escaleras y fue directo a la cocina del moreno donde sacó un poco de alcohol y gasas para heridas. Había despertado antes de lo esperado y decidió que, con la ausencia del oji azul, curar las heridas que en Kise había visto.
Abrió lentamente la puerta para observar al rubio despierto allí, en silencio y cabizbaja se acercó para comenzar a limpiarlo y curarlo. Todo esto bajo la atenta mirada del modelo.
-¡Tsk! –Pateaba una pequeña piedra que en el camino se había topado, estaba tan enojado hasta que chocó con alguien con el que furioso se desquitó. -¡Ten cuidado imbécil! –Abrió los ojos como platos al ver quién era. –Kasamatsu…
Se quedaron mirando por un largo rato hasta que el de lunar salió del shock.
-P-Perdóname, no quise-
-No te preocupes. –Se adelantó el oji azul para verificar que el otro llevaba también su uniforme. –Parece que has tenido un mal día ¿Qué haces por aquí?
Río por el comentario del de Kaijo.
-Por lo mismo que tú, supongo. –Se acordó inmediatamente de lo que Aomine había dicho en la casa de Akashi para mirar lamentoso a Kasamatsu.
-¿Pasa algo? –Preguntó este dándose cuenta de la expresión del peli negro.
Trago seco para indagar sobre sus “inexistentes pruebas” en contra de Aomine, quería asegurarse si… podía confiar en él.
-Kasamatsu, Kise ha desaparecido. –Dijo firme viendo la expresión entre desesperada y triste del capitán.
-¡¿Qué?! ¡¿Cómo-?!
-Aomine fue a la casa de Akashi para avisarle y… -Tembló dejando ver al otro su miedo pero a la vez su decisión. –No confió en él.
Dejó sus pensamientos atrás y, para sorpresa de Himuro, asentir y aclarar un “Yo tampoco.”
-…Podrías escapar. -Hablo el rubio fríamente.
-No es que no quiera. –Agachado limpiaba cuidadosamente la piel del modelo.
-¿Entonces te amenazó también? –Alzó las cejas para sonreír irónicamente solo escuchando el silencio del lugar. –Tampoco esperaba una respuesta. Dime ¿Fue Himuro o Kuroko?
Se detuvo para mirar a Kise ofendido.
-A mi me amenazó con mi senpai, me dijo que… lo violaría y lo mataría.
Apretó la gasa con el alcohol en la herida del rubio haciéndolo gemir del dolor.
-Solo tenemos que portarnos bien. –Trago en seco para seguir con lo suyo.
Kise lo miro sorprendido, asqueado.
-¡¿Dónde está el Kagami que conocí?! ¡¿El que luchaba siempre hasta conseguir lo que quería?!
-¡Se fue cuando supe que tú lo ayudabas! –Gritó enfadado.
-¡Me estaba manipulando Kagamicchi! –A lágrimas quería hacer entrar en razón al peli rojo.
-¡¿Si pudiste ayudarlo a él por qué no a mí?! ¡¿Acaso sabes por lo que he pasado?! ¡Ja! ¡¿Manipulando?! –Gritaba cada vez más enfadado.
Flashback
Podía ver a través de la ventana las grises nubes en el cielo, prediciendo la lluvia que caería en cualquier momento. No había sido hace mucho. Frotaba las rojizas heridas provocadas por las esposas en sus muñecas para ver a un Aomine entrando a la habitación.
-Hola. –Saludó con una amable sonrisa para sentarse a su lado. Miró las marcas que habían dejado las esposas para también frotarlas. -¿Duelen?
-No mucho. –Respondió también con la misma conducta el tigre.
Era una tarde de sábado, pero para Kagami era un día cualquiera. Esa tarde ambos se quedaron conversando sobre temas triviales, en comunes, temas que Aomine sacaba para hablar con el peli rojizo. Hasta llegar a un tema, en la que el moreno relataba los amigos que había conocido mientras Kagami se encontraba en los Estados Unidos.
-Pero no es de sorprender, tarde o temprano te apuñalaran la espalda. –Terminó de contar dejando a un lamentoso Kagami, que, lo miraba con pena.
-Fuiste muy bueno… con ellos. –Soltó tratando de confortarlo.
Fin del Flashback
-¡Aomine tenía razón!-Se tomó del pelo más desesperado. -¡Siempre te terminan apuñalan-!–Se detuvo cuando ambos chicos escucharon ruidos dentro de la casa. –Aomine. –Pero estuvieron varios minutos así, siguiendo escuchando los ruidos.
-No… no es Aomine…
-“Si hubiese sido él, ya hubiera bajado.”-Se dijo. Se levantó tan rápido como pudo del suelo para salir a ver cuando escucho esa voz.
-¡Taiga! –Gritaron desde arriba de las escaleras.
-“¡Himuro! ¡¿Cómo entró?!” –Se preguntó para a tan solo poco de abrir la puerta ver como Aomine aparecía en la puerta principal.
Quedó paralizado.
-¿Eh? Himuro ¿Qué haces en mi casa? –Preguntó “sorprendido” y entre risas viendo al peli negro bajar de las escaleras de su propia casa.
-¿De qué te ríes estúpido? –Le contestó el otro aun sin ver a Kagami.
El moreno dejo su bolso en el suelo para cerrar la puerta para cuando vio a Kagami. Lo miró por poco tiempo pero… esa mirada para nada había sido amigable, le había dado tanto miedo. Esa mirada era la que hacía siempre que asesinaba, lo recordaba tan bien por Takao.
Se encerró en la habitación junto a Kise para oír tras la puerta.
-Es que… ¿De verdad me odias? –Pregunto serio el peli azul.
-Nunca me simpatizaste, solo sé que tienes algo que ver con la desaparición de Taiga.
-¡Himu-! –Escuchó gritar a Kise quien trataba de pedir auxilio pero si lo hacía, Aomine mataría al peli negro, a su hermano.
-¡Kise! ¡Maldito! –Corrió hacía él para tapar su boca y evitar que gritase.
-¡Kagami! –Gritaba extorsionado su voz al ser sellada su boca.
-¿Tienes alguna prueba ya? –Cuestionó examinando su propia casa. –Por lo que veo hurgaste en mi casa ¿Ya entontaste algo?
Himuro lo miró con el entrecejo fruncido, si bien, él no había encontrado nada perteneciente a su hermano.
-¡Ja! Me sorprende lo lejos que puedes llegar.
-¿A qué te refieres? –Miro como este iba en dirección a su cocina. -¡Oye te estoy hablando inservible! –Golpeó su mejilla para alejarse.
Kagami escuchó un golpe, pero no sabía que pasaba, iba ir en camino a ver cuando escuchó nuevamente hablar a su amigo.
-Siempre odiaste a Kagami, o mejor dicho, siempre lo envidiaste. –Lo miró retador sin importarle el golpe propinado.
-¿Eh? No sé de qué hablas.
-¡Oh vamos! Cuando llegaste a Japón no esperaste ni un segundo para retarlo a un juego, pero como viste que era mejor que tu, te enojaste y le fuiste con el pretexto de que “No podemos ser hermanos” –Reparó con su voz.
-¡Eso no es verdad!
Kagami escuchaba atentamente la conversación.
-Luego, me comenzaste a odiar a mí porque Taiga. –Recalcó el “Taiga” sacándole más enojo al peli negro. –Si me veía como su rival, no como tú.
-¡No me jodas! –Gritó para atribuirle otra bofetada.
-Suspiro. -Así que tras la desaparición de Kagami, como venganza, quieres inculparme a mí. Y todo esto solo por ser mejor que tú, por ser alguien a quien Kagami admira, sigue y quiere superar, no como tú.
Himuro quedo sin palabras.
-“Él… podría usar eso para decírselo a Akashi…” “¡Me haría ver como a un imbécil!
Taiga quedo paralizado al no escuchar una respuesta de su mejor amigo.
Flashback
-“Tarde o temprano te apuñalaran la espalda.”
Fin del flashback
-Aomine tenía razón. –Murmuró, pero dejo sus pensamientos atrás cuando sintió una gran presión en su mano. Giró a ver para encontrarse a Kise mordiéndole.
-“¡Himuro tiene que irse ya!” –Pensó aguantando el dolor.
Sin palabras en la boca, giró para salir de esa casa pero para cuando giró la manilla esta se hallaba sellada.
-Abre ya. –Sin mirarlo ordenó.
-Si claro, como no, pero antes… -Se acercó a su oído transfiriéndole al peli negro incomodidad y peligro. –Si quieres volver a entrar, me avisas. –Dijo burlesco para abrirle la puerta y ver a un Himuro sumamente enojado.
-¡Himuro! –Escuchó la voz de Kise venir del almacén, para cerrar la puerta rápidamente y dirigirse allí, pero para cuando abrió, Kagami se tiro encima de él para abrazarlo.
-¿Kagami? ¿Qué pasa? –Correspondió al abrazo para mirarle con pena.
-Tenías razón… -Sollozaba mientras lloraba. –Ellos… no son mis amigos…
Lo miró con tristeza para tomarlo más fuerte y confortarlo.
-Ya… me tienes a mí. –Miro a Kise quien lo miraba desconcertado, triste. –Yo nunca te hare daño. –Sonrió burlescamente para sacarle la lengua al rubio. –“Idiota” –Le remarcó con los labios para guardar su rostro sobre el hombro del oji rojos.
Caminaba rápidamente procurando no ser observado por nadie hasta que encontró el lugar correcto.
Sacó su celular y marcó al número que debía.
-¿Kasamatsu? ¿Encontraste las cartas?
-Son demasiadas.
“Comodín.”