Las locas gritaron excitadas. El portón se abrió, dando paso al siguiente turno de la academia. La clase nocturna era la más popular del colegio, ni que decir de sus alumnos, personas de extremada belleza, elegancia indiscutible y auras magnificas, así es como describían a los vampiros que complementaban las clases nocturnas.
Era increíble como las cosas habían cambiado en solo dos meses. Con las responsabilidades del colegio, sumando su reciente ascenso de puesto en la Asociación de cazadores tocando su puerta, se estaba sobre exigiendo ser una persona normal. Observo como Yuuki intentaba frenar el gentío de feromonas que se encontraba detrás de ella. Sin embargo, miro tras él, las chicas se formaban en una fila bien ordenada. Sintió como un bulto intentaba pasar a su lado. Acaricio el mango de Bloody Rose.
- Si pasas un centímetro más… - Zero le miro de forma asesina. – te hare llorar.
La chica retrocedió hasta estar fuera del alcance del prefecto. El peli blanco volvió a su rostro frío y su mirada dura, los vampiros pasaron a su lado. Unos lo ignoraban, otros lo miraban con repudio. Claro que lo mirarían de esa forma, después de todo era un vampiro transformado, a lo que vulgarmente llamaban “Nivel e”, en verdad no le interesaba en lo más mínimo lo que los demás pensaba de él. Aunque le sorprendía que aun su ser no haya reclamado su cuerpo para evitar la sangre vampiro. Vio como Kaname saludaba a Yuuki con una sonrisa.
Le parecía triste la forma en que Kaname actuaba ¿Por qué no le transformaba? Sabía lo que el vampiro sangre pura estaba haciendo y que eso requería de paciencia, pero no le gustaba que los demás sufran. Sintió una caricia en la mejilla, volvió al mundo solo para encontrarse con la mirada del vampiro.
- Buenas tardes, Zero. – Le sonrío. ¿Qué se traía el vampiro entre manos?
- Hola, Kaname. – Escucho suspiros colectivos. Malditas pervertidas, les daría un buen espectáculo. – Te extraño mucho en las noches, maldito.
- Perdón, pero sabes que cuando puedo voy a visitarte. – Le abrazó por la cintura. El cazador correspondió el abrazo, escucho muchos “¡Kyaa!” por parte de todas las chicas paradas ahí.
- Kaname… - Zero se separó del vampiro. Agarro el rostro del castaño con ambas manos, fue acercando su rostro, pero se detuvo cuando estaba rozando los labios del otro. Sonrió con malicia. – Perdón señoritas, pero el espectáculo terminó, Kaname-san y los demás deben entrar a clases. – Claramente se pudo escuchar como las chicas se quejaban.
- ¡Maldito Zero! ¿Por qué nos haces esto a nosotras? – Yuuki puso su mano en el pecho fingiendo llanto.
- No les haré fan service otro día si siguen aquí luego de tres segundos. -
Mucha sangre fue derramada por las chicas, seguían maravilladas con la reciente escena de la pareja más reconocida en todo el colegio. Una estela de humo fue dejada atrás cuando las mujeres dejaron el recinto, guiadas por el miedo a que ese tipo de escenas dejaran de ser desarrolladas frente a ellas. Zero frunció el ceño, no creía que la enfermedad de Yuuki se expandiera por casi toda la academia. Hace poco descubrió que él era emparejado a diestra y siniestra con el vampiro sangre pura.
Kaname rio divertido ante el berrinche de Yuuki, en verdad está loca, pensó Kaname. Pero le sorprendía que los juntara, pues después de todo, la realidad no se diferencia mucho del pensamiento, eran pareja pero no romántica. Ambos se querían como hermanos, eso no les impedía follar cada vez que podían, además de eso, Zero siempre le hacía compañía y gracias a él no quedó atrapado en aquella oscuridad que antes lo atormentaba. Pero sabía que el cazador amaba con devoción a su Rido. Él estuvo en el momento en que Zero se enteró de la traición del otro sangre pura, él mismo le había contado. El cazador quedo tan destrozado, no lo demostró, pero lo supo en el momento en que cayó en la depresión y la soledad.
- Les meteré un balazo a todos si no se van a las clases. – Gruñó Zero.
- Vamos, antes de que empiece a cargar las balas. – Se despidió Kaname y los demás vampiros le siguieron.
Zero le hizo un gesto a Yuuki. Ella le saco el dedo del medio. Él le aporreo en la cabeza con la bloody rose. La chica iba a rechistar, pero la callo, poniéndole un caramelo en la boca. Se despidieron y ambos fueron a hacer sus respectivas guardias.
Fue hacia las habitaciones de los vampiros, custodiando que ninguna alumna del otro turno se colara. Escuchó un “chisst”, miro donde debería estar el portero de esa zona. Le dio un tic nervioso. Estaba echado en su silla, roncando como si no hubiese un mañana. Volvió a su posición anterior.
Chisst
Viro el rostro fijando su vista en unos arbustos, donde la hierba se movía de forma sospechosa. Fue hacia ahí, gruño y pateo a la persona que se encontraba espiándole. El hombre cayó de espaldas, su cabello largo y rojo se mezcló con la suciedad.
- ¿Qué carajos te pasa, mal parido? – el respeto no era muy común en él. Sus ojos grises lo escudriñaron.
- No tengo la culpa de que me hayas parido mal. – Se quejó dándole la mano al sujeto.
- Eso sí me ofendió. – Apretó su pecho ofendido.
- De todos modos ¿Por qué estás aquí? – Le miro curioso a esa persona.
- ¿No me has llamado? – Pregunto curioso.
- Que yo sepa, no… no te he llamado. – El cazador se dispuso a seguir haciendo su guardia.
- Zero… te has estado manifestado, puedo sentirte, quieres volver a ser un… -
- No lo digas, aquí es muy peligroso que lo sepan. – Le tapó la boca. – Pero sí, extraño esos momentos, también os extraño mucho a papa y a vos, mamá.
- Aww, mi peque… - Cayo en la trampa. - ¡Te dije que no me llamaras así, maldito! – le aporreo.
- JAJAJA. – Se cubrió el estómago de la risa. – Vale, ya entendí.
- Pero Zero, sabes que aún no puedes hacerlo, debes tener la fuerza necesaria. – Se rasco la mejilla.
- Deberías irte ya, Yuuki se está acercando. – Sintió a la chica muy cerca.
- Está bien… - Se disponía a irse cuando recordó algo. – Por cierto, Zero-chan, tu padre me dijo que te apresures a volver, porque o si no es capaz de matarte.
- Si, dile que yo también lo extraño. – En cuanto dijo eso, el otro desapareció envuelto en llamas negras.
Zero fue junto a Yuuki antes de que gritara como loca. Ella, muy enérgica, lo estrujo contra su pecho. El cazador bromeo con respecto a la acción diciendo “¿Por qué haces eso, si ni pechos tienes?” La castaña lo miro mal y con el griterío siguió a su hermano hasta la cocina. Ambos tenían mucha hambre, por lo que Zero se dispuso a cocinar un poco de ramen para que cenaran.
……………
Las clases ya habían concluido. Ingresaron a los dormitorios nocturnos, avanzo hasta llegar a las escaleras. Antes de que pisara el primer escalón, los demás vampiros se despidieron de él con una respetuosa reverencia. Con un gesto se dispuso a irse a su habitación. Estaba bastante cansado, entro a su habitación, se despojó de su chaqueta y lo tiro en el respaldero de la silla de escritorio. Suspiro cansado, llevando su cabello hacia atrás con su mano, abrió los ojos y vio a Zero leyendo un libro en su diván.
- ¿Te encuentras bien? – Pregunto el cazador tendiéndole la mano y haciéndole un lugar en el diván.
- Estoy muy cansado, eso es todo. – Se sentó al lado del cazador y se recostó en su regazo. Mientras este le acariciaba la cabeza, tranquilizándolo.
- Ne, Kaname ¿Qué somos en realidad? – Lo miro desconcertado.
- Somos hermanos, a veces amantes, pero al final somos hermanos. – Sonrió quitando un mechón del rostro.
- Extraño mucho a Rido. – Su mirada se entristeció. – Aun no comprendo, y no quiero creer que les asesino a sus hermanos.
- Pues no sé qué decir. –
- Ahh, que tristeza mi vida. – Su forma de lamentarse era muy divertida. - ¿Tienes hambre, maldito?
- ¿Por qué siempre me tratas bien y luego me insultas? – Pregunto. – Si tengo hambre.
- Ten, te traje algo para comer. – Zero le tendió un tupper y unos palillos.
- Me pregunto ¿Qué pensaran los demás sobre la faceta tierna del cazador más frío en toda la asociación, o incluso, que dirán tus compañeros?
- No me interesa, no olvides que somos la pareja más querida en toda la academia. – Kaname rio por el comentario de Zero.
- Bueno, no se equivocan en algo. – Zero lo fulmino con la mirada. – Ya, no te enojes.
Zero se levantó del diván. Se dirigió a la ventana que daba hacia el jardín del lugar, observo la luna. No podía negarlo. Extrañaba tanto al vampiro psicópata, extrañaba sus comentarios pervertidos, sus besos, sus caricias indebidas, su voz. Esa voz grave que paralizaba todo su ser, quería verlo, debía verlo. Se sentía sucio por acostarse con el sobrino de su novio, pero eso ayudaba a olvidarlo, ayudaba a no volver a caer en aquella horrible depresión en que se sumió al saber que no lo volvería a ver. Su consciencia comenzó a llamarlo, estaba desesperado, no quería acostarse más con Kaname. No es que le asqueaba, pero es que era alguien totalmente diferente, la presencia, el cuerpo, el todo era diferente. Lo quería solo a él, quería a Rido más que nada.
Una lágrima resbalo silenciosa por su rostro, no hubo sollozo, no hubo gimoteo. Solo un grito interior llamando a su vampiro.
……………………………
Sintió su cabeza explotar al escuchar la voz. Alguien lo llamaba, estando sumido en aquel letargo, las voces del exterior no se colaban en su ataúd sellado. Sin embargo, esa voz pudo traspasar aquella barrera de sonido. Llegando a su mente y luego a su corazón, haciendo que este comenzara a latir. Entonces reconoció la voz, la voz que alegro toda su vida, la voz que le encantaba escuchar siempre. La voz que siempre perseguía y cuidaba desde su mente, aquel que siempre amo.
Sus ojos heterocromáticos se abrieron, mostrando el cielo y la sangre en ellos. Rido Kuran había despertado. Tan solo con oír la voz de su pareja milenaria, Kiryuu Zero.