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Naranja y pastel por PsychoOnion

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Notas del capitulo:

Hoooloo! :D Qué tal están este día? Espero que muy bien xd

Ahora les traigo un capítulo un tanto diferente. Nuestra querida Mina va a ser la encargada de narrarlo. xd Espero les guste :D

Ya saben que no se puede comenzar a leer sin antes agradecer a las hermosas personitas que gustan de mi historia! >u< Todas son muy bellas! Unas creaturas del señor! Y las que me dejan su review, pues ellas son las ángeles más divinas del cielo *-* XD Me refiero a: yuriqueenyuri, Jude, Caketops, Rocii, black lilly, y Anónimo (:v). Son lo mejor! Sus palabritas me encantan y hacen que quiera esforzarme al máximo! >:D

Bueno, sin más que agregar~ Aquí está el cap de hoy! Espero disfruten :3

-Agrr-un largo gruñido salió de mi boca. Me revolví en mi lugar. Que incómodo. Despegué con dificultad mis pesados párpados, encontrándome con el foco de mi sala, que perfectamente reconozco.

-Buenas tardes.-saludo mi mamá, sentada en el sillón que dibujaba una diagonal con el lugar donde yo estaba– ¿Ya te despertaste mi amor?- el dulce barítono de su voz contrastando con la terrible jaqueca que hacía explotar mi cabeza.

-Mgh. ¿Qué hora es? – pregunté mientras restregaba mi ojo con la parte trasera de mi mano. ¿En dónde estoy? ¿En el sofá? Agh, que dolor de cabeza más asqueroso.

-Las 3:46 de la tarde, mi vida-mi madre llevaba una pequeña galleta, seguramente de vainilla, a su boca. -¿Cómo amaneciste? ¿Tienes ganas de vomitar?

-Amgh. Estoy bie- antes de terminar la frase, mi cuerpo tuvo un fuerte espasmo y fue directo hacia adelante, sacando grandes cantidades de vomito.

-¡Dios mío!-alterada, mi mamá se levanto rápidamente de su asiento, y fue a la cocina a buscar no sé el qué.

Mierda. Esto es asqueroso, ya no quiero ¡Me voy a morir! ¡Ya puedo ver las puertas del cielo abriéndose frente a mí!  ¡Moriré!

-Amm- inhalaba y exhalaba con dificultad. Mi pecho subía y bajaba con una pizca de dolor.

*Brin, brin* El suave sonidito de mi celular anunciando una notificación inundó mis oídos. Que puta hueva contestar. Nunca me ha gustado contestar mis mensajes, es tedioso, repito,  que hueva.  Estiré mi mano con dificultad hasta mi bolsillo trasero y saqué mi teléfono. Deslicé mi dedo por la pantalla, luego de haberlo desbloqueado, para poder ver el mensaje que acababa de recibir.

[Hola linda~ ¿Qué tal la goma? XD] 4:25 PM

Mis ojos se abrieron sorprendidos, y mis mejillas se colorearon de un intenso color carmín. ¿Linda? ¿Ana cree que soy linda, ó solo lo dice bromeando? En mi rostro se dibujó una tonta sonrisa.

Dejé mi celular en la mesita junto a mí. ¿Qué le contesto? Agh, aparte del molesto dolor de haber vomitado tanto, ahora le agrego el  alocado palpitar de mi corazón. Ana me pone muy nerviosa.

¿Les digo algo? Ana me gusta mucho.

[Me muero!! Me muero! D: ] 4:31 PM (recibido)

-Aquí tienes tu té, mi vida. –mi mamá dejo una pequeña y muy linda tacita de porcelana a la par de  mi celular.

-Gracias má –dije con un tono obviamente enfermo y un tanto adormilado. Ella dejó un casto beso sobre mi frente y se fue a la cocina de nuevo.

¿Cómo es que llegué a mi casa? ¿A...Ana me trajo hasta aquí?

-¡M…mamá! ¿A qué hora vine ayer?-pregunté temerosa por la respuesta.

-Como a las 4 de la mañana. Tu amiga vino a dejarte. –gritó desde la cocina.

¡Definitivamente sí me muero! Mi madre siempre ha sido una imprudente con las chicas a las que traigo. Seguramente creyó que era mi novia.

-¿Le dijiste algo que no debías?-mi brazo cayó desganado, topando al suelo.

-¿Yo? No puedo creer que le preguntes eso a la mujer que te dio la vida-dijo dramáticamente. Creo que ya sé de donde lo saqué.

-Dijiste algo-afirmé. Mis ojos clavados en el techo, giraron cuando mi teléfono volvió a sonar.

[Te sientes muy mal? Quieres algo? Te llevó algo?] 4:38 PM (recibido)

Mis dientes se mostraron al momento en el que leí el mensaje. Sí te contesto que sí quiero que vengas ahorita, en este mismo momento, ¿qué pensarías de mí, Ana?

[ Nah, tranquila. Creo que puedo sobrevivir a este infierno XD ] 4:40 PM (visto)

Wow, en el mismo segundo en el que lo envié, Ana, lo vió.

[Okay, entonces espero que te mejores *emoticones de fiesta*] 4:41 PM (visto)

La dejaré en visto, muajajaja… ¡Agh! No puedo.

[Y tú cuatro ojos, qué haces? Qué tal tu goma?] 4:49 PM (recibido)

Dejé mi celular en la mesita, y miré a la ventana encima del sofá en el que estaba acostada.

Pasé mi mano por mi frente y revolví mis cabellos, desordenándolos.

-¿Puedo salir a tomar aire?- pregunté mientras me sentaba en el sillón.

-No. No puedes.- dijo mi madre desde el comedor, el cual estaba arreglando.

-Ya vengo –tomé mi chaqueta junto con mi celular, y me dirigí a la salida.

-Mina Hernández, ¿no me escuchaste? –gritó mientras se paraba y venía hacía mí.

-Ya vengo, enserio –sin más, salí de mi casa, cerrando la puerta con un poco de brusquedad.

Caminaba por la calle, cuando mi celular volvió a vibrar.

[Ahorita nada, aquí en mi casa, buscando algún programa que ver. Y tú? Y para tu información, yo no tengo goma. ] 4:58 PM

Agh, mi cabeza todavía punza. La goma es horrible, no creo que un rato de “felicidad” valga la pena este dolor. Sí, soy un poco débil ante el dolor corporal. Las enfermedades siempre han podido contra mí.

Busqué en mis contactos a Ana y marqué el botón verde con forma de teléfono. Sentí un gracioso cosquilleo recorrer todo mi cuerpo; desde la punta de mis cortos cabellos, hasta el meñique de mis pies.

-¿H…hola?- la muy reconocible voz de Ana explotó en mis oídos.

-¿Quieres ir a tomar un café conmigo? – pregunté con soltura, tratando de sonar lo más sensual posible. Los segundos de silencio entre ambas, me quitaron toda la seguridad que hace un momento tenía.

-Claro que sí. Pero, ¿Te encuentras bien, bebita? ¿Cómo va la goma? –bromeó. La voz de Ana llena de malicia, enredándose entre mis oídos.

-Siento que moriré, y por eso quería ver tu fea cara por última vez- una risa, de las que siempre se me salen cuando hablo con ella, salió de mis labios.

-Ahhh, ¡eso me dolió!- fingió estar ofendida- Me dices esas cosas tan crueles, aunque yo creo que tú tienes el rostro más lindo que he visto.-agregó coquetamente. Sentí como mi cara se coloreaba de un rojo vivo.

-Eres una estúpida- dije notoriamente avergonzada. Me maldigo a mí misma por responder así. ¿Pero qué más puedo responder?

-Eres una ternurita ~ -canturreaba Ana tras la línea del teléfono.

-Ya cállate. ¿Vamos por el café o no?- mis risas entre casi cada palabra, lo único que hacían era dejar al descubierto cuán nerviosa estaba.

-Yo ya dije que sí. Estoy cambiándome mientras hablo contigo. Ahorita abrocho mi sostén- dijo ella. Dios santo. Ana, sin camisa, con su abdomen y espalda al descubierto; la tela de su bra amoldándose a sus senos…– ¡Mina! ¿Sigues allí? - mi nombre casi gritado me sacó de mis fantasías.

-¡D…dime!- dije,  totalmente salida de la conversación.

-Jojojo~ ¿Qué estabas pensando? –el tono sugerente y burlesco que utilizó Ana, hizo que mi rostro se ruborizara intensamente.

-E…Es tu culpa por decir esas cosas-tartamudeé nerviosa. Me había quedado apoyada en una pared, para concentrarme mejor en la conversación.

-¿Entonces lo aceptas? ¡¡¡ Waaaa!!! ¡Eres una pervertida! ¡Me siento violada! Wuajajajaja –las alegres carcajadas de Ana explotaban maliciosamente en mis oídos.

-¡Eres una idiota!- dije. Puse mi mano sobre mi rostro y sentí la elevada temperatura que esta tenía.  Seguramente estoy más roja que un tomate. Esto siempre me ha caído mal de mí, el ser tan blanca de piel, hace que se note con mucha facilidad cuando me avergüenzo.

-Jajaja, eres una niñita.- sonó burlonamente tras el teléfono. Fruncí el ceño por unos breves segundos y suspiré.

-Si quieres llego a tu casa. No necesitas ponerte nada- la última palabra la pronuncié con tal provocación, que hasta yo pienso que soné muy sensual.

-Ah – un sonido parecido a un quejido salió de su boca. Unas suaves y nerviosas risas sonaron detrás de la línea- Las nenitas chiquitas no son mi tipo.

-Nos vemos en la cafetería de siempre, ¿te parece?-cambié de tema, notoriamente enojada. ¿Por qué mierda no me ve como una mujer? ¿Me veo tan niña de 12 años, o qué?

-Okay~ Me parece perfecto~-canturreó.

*Bip* corté la llamada.

Pasé la palma de mi mano sobre mis mojadas mejillas, por las cuales bajaban pequeñas lágrimas.

-Ana, eres muy mala.- susurré para mí. ¿Me veras siempre como una niña pequeña?

 

*                                      *                                   *

 

-¡Mina!- saludó a lo lejos Ana, mientras entraba a la cafetería. Venía vestida muy casual, una camiseta holgada color verde; un pantalón justo color negro y unos All star grises.

-Hola- levanté mi mano en señal de saludo. Evité su mirada, como es mi costumbre cuando estoy enojada con alguien.

-Oye ¿Qué te pasa?-preguntó preocupada. Ella se sentó frente a mí y me miró fijamente.

-Nada. –dije cortante.

-¿Estas enojada? –seguí sin contestar. –Mina, no te enojes –Ana estiró su mano y me picó suavemente la nariz. Ese gesto me hizo soltar una pequeña risa. – ¡Ya está! Gané~ Te hice reír.

-Ana, ¿cómo te gustan los hombres? –pregunté directo, mirándola fijamente a los ojos. Ella se quedó sorprendida un pequeño instante, pero luego se relajó y sonrió.

-Los hombres no son lo mío. Prefiero la suavidad. –Lamió su labio inferior, inconscientemente creo yo.- ¿Por qué me pregun… -la interrumpí.

-¿Qué tipo de mujer te gusta?- apoyé mi cabeza sobre la palma de mi mano.

-Emmm. Y estas preguntas, ¿por qué son? –preguntó divertida. –Me trae un jugo de naranja, por favor.-le pidió a la mesera que iba pasando al lado de nuestra mesa.

-Solo quiero saber-le respondí, sin despegarle la vista de encima.

-Ahh, solo eso.-remojó sus labios, obviamente interesada. –Pues bien, “¿Qué tipo de mujer me gusta?”. ¿Te refieres a físicamente o a su conducta?

-Todo. ¿Qué te llama la atención de una mujer? ¿Qué es lo que más te gusta? –traté de sonar casual.

-Mmmm, me la pusiste difícil. –rió divertida.

-Aquí tiene. Su jugo de naranja –la mesera dejó sobre la mesa un pulcro vaso lleno de la susodicha bebida.

-Gracias – Ana le sonrió amablemente. Dicho esto, la chica se retiró, dejándonos solas nuevamente.

-Tú siempre pides lo mismo- me burlé de ella, señalando con mi dedo índice el vaso de vidrio- Entonces, ¿no me vas a responder?

-Ahh, sí. Bueno –tomó un sorbo de jugo. Escuché como el líquido bajaba por su garganta.-Primero, lo físico. Generalmente me gustan el típico estereotipo estadounidense: blancas, altas, rubias y con ojos de color. Pero cuando me enamoré…pues, la mujer era morena, algo pequeña, cabello azabache liso y con unos ojos café oscuro.

-¿Ya no estás enamorada de ella?-pregunté interesada. Me gustaría saber más acerca de Ana, aunque el escucharla hablar de sus ex, probablemente sea doloroso para mí.

-Para nada. Eso ya pasó. Ya fue- dijo con tanta seguridad, que definitivamente tiene que ser cierto.- ¿Y tú? ¿Cómo te gustan las… -la interrumpí poniendo mi mano sobre su boca.

-Ahorita me toca a mí preguntar, después será tu turno- sonreí pícaramente. Ciertamente sentí un cosquilleo al tocar sus labios con la punta de mis dedos.

-Muy bien. Entonces sigue- muestra sus perfectos dientes blancos mientras esbozaba una divertida sonrisa.

-¿Cómo se llamaba la chica que te gustaba?-me atreví a preguntar.

-Paola. Era mi maestra en el colegio- dio otro trago a su bebida. ¿Su maestra? ¡¿Su maestra?!

-¿Q…Qué edad tenia? –pregunté nerviosa. Mis ojos miraban a la ventana, evitando los de Ana; y mis dedos jugueteaban entre sí.

-Ella tenía 29 y yo tenía 17, casi 18 – sacó su lengua, haciendo la típica mueca que un niño hace al hacer una travesura.

-¡Con razón no me haces caso! ¡Ella te llevaba muchos años! –luego de darme cuenta de lo que acababa de decir, cubrí mi boca con ambas manos. Mis mejillas seguramente están más rojas que un semáforo.

-Jajajaja. ¡Dios! ¡Estas súper rojita!-comenzó a reírse Ana.

-Y…yo solo digo la verdad-desvié mi vista hacía otro lado. –Eres una asalta tumbas.-dije, haciendo un pequeño puchero.

-Seeeee-admitió sin vergüenza. –Las mujeres mayores son tremendamente exquisitas. Dicen que somos como el vino, entre más tiempo, mejor- soltó una suave carcajada.- Son tan… no sé.

-Ya entendí, te comprendo-sinceré. Después de todo, a mí me gustaba una mujer mayor que yo. Así que entendía el punto de ella. –Tienes razón, las mujeres mayores son interesantes.-dije mirándola fijamente.

Los ojos de Ana se clavaron en los míos. Lamió sus labios, luego de dar el último sorbo a su jugo de naranja, dejando vacío el vaso.

-Te contaré un secreto… Ahorita creo que una “niñita” está empezando a gustarme mucho –las comisuras de sus labios se elevaron ligeramente, dibujando una maliciosa sonrisa. Al escuchar eso, mi corazón hizo un fuerte bombeo, y aunque me costara un poco hablar (debido al nerviosismo y ansiedad que la situación provocaba en mí), dije:

-A mí me trae loca una mujer con 4 años, más o menos, mayor que yo. -esbocé suavecito. Nuestros rostros se iban acercando a medida que yo pronunciaba cada palabra.

-¿Ah sí? –susurró cerca de mis labios. – Pero de seguro que no es tan linda como yo- sentí su aliento chocar contra mi boca. Estábamos increíblemente cerca.

-Y yo apuesto que la “niñita” que te gusta, no se compara conmigo- ambas nos acercamos tanto que pude sentir levemente la textura de los labios de Ana. *Throw it up! woo hoo! Woo hoo! Woo hoo!* sonó con fuerza la canción “Windows down” de Big Time Rush. Al mismo momento en que empezó la música, ambas nos alejamos con brusquedad.

-L…lo siento…Me llaman-dije totalmente apenada. Miré la pantalla de mi teléfono, pudiendo observar con claridad el nombre que aparecía en ella. ‘Mamá’, no sabes cuánto te odio en este momento.

-MINA HERNÁNDEZ. –Dijo mi madre tras la línea, su voz como si expulsara ácido.- ¿Se puede saber donde estas? ¡Ahorita deberías de estar reposando, acostada en tu cama! ¡No vagando!- regañó. Miré a Ana, la cual estaba recogiendo sus cabellos en un moño bajo, evitando mirarme.

-Má… -siseé enojada. ¡Había arruinado mi atmósfera perfecta!

-Nada de “má…”-repitió ella, tratando de copiar mi voz.- ¡Te regresas ahorita mismo o te agarro del cabello!-gritó con autoridad, típica de una madre.

-Ya voy-le colgué; cosa que seguramente la enojara más. Luego de colgar, y sin guardar mi celular, miré a Ana- oye… Ya me tengo ir. Mi mamá me necesita, para hacer unas cosas en la casa- traté de sonar convincente, pero seguramente el rubor de mi cara me delataba.

-Ahhh, okay. No hay problema-sonrió divertida.

-B…Bueno. Nos vemos-dije dudosa. Mi cuerpo se balanceaba, casi imperceptiblemente, de un lado a otro.

-Bye~- se levantó de la mesa- Tengo que ir a pagar mi cuenta. A…Adiós.-su mano se posó sobre mi cabeza y revolvió mis cabellos.

-¡Oye déjame!-reí, y le hice lo mismo a ella. Ambas carcajeamos un poco y nos quedamos unos breves segundos mirándonos. Me parecieron los segundos más eternos de mi vida.

-Bueno ya. Me voy. Bye –se despidió.

-Adiós- moví mi mano en señal de despedida, di media vuelta y salí de la cafetería.

¡OH DIOS! ¡OH DIOS! ¡OH DIOS! Pensaba mientras iba corriendo a través  las aceras que conducían a mi casa.

¡Casi nos besábamos!

Notas finales:

Y qué tal les pareció???

Escribir este capítulo me fue particularmente difícil. Mina es un personaje un poco menos detallista en cuanto a su entorno, por lo que la narración fue un poco más simple. Espero eso no les haya molestado, o no me haya quedado tan mal.

Intenté hacer el capítulo un tanto más largo, qué opinan? Ya saben, estoy abierta a sugerencias, criticas o preguntas xd

Hablando de preguntas, hay una que llama mucho mi atención y es: Si soy chico o chica. XD Pues yo quiero ser chico :'v Pero nop, soy mujer xd Lo curioso es que ya me lo han preguntado antes, en los grupos de messenger o whatsapp en los que estoy. ¿Escribo como chico? :v

Bueno~ Eso fue todo por hoy! :D Muchas gracias por sus sugerencias de nombres! Todos me han gustado! xd

Nos leemos pronto! /'-'/


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