En un camino rocoso un chico de no más de 20 años con un bulto en los brazos corría hace menos de una horas dio a luz a ese ser que cargaba en sus brazos.
Estaba feliz en pocos minutos llegaría a la costa, donde un barco siempre lo esperaba por cualquier cosa, el creyó inútilmente que esa persona cambiaría, que no le apartaría de su hijo, pero se equivocó, lo único que le quedaba era la opción de correr, correr y ya no mirar atrás de todos modos, él no sabía quien y realmente de donde venía.
Llegó al barco donde dos personas le esperaban, una mujer y un hombre, la mujer le quito al bebe antes de desplomarse.
En un prostíbulo se veía atres personas, una mujer, un niño de no más 4 años, y un hombre gordo.
– Es buena mercancía – dijo mientras veía al niño dormir.
– lo es... –
El chico despertó agitado
– Tranquilo, ya estas salvo – dijo la mujer.
– ¿Soy un tonto por irme no?– dijo el chico que tomaba su bebe en brazos.
– No, tus eres como yo, lo damos todo por amor.
– Duele...
– es normal.
– ¿Cuánto durara este dolor?
– Tal vez dure toda la vida.
– Si... lo sé.
– Ras...
– Enseguida voy.
Tomo un largo suspiro y tomó fuerzas, salió y dirigió a la habitación de su abuelo.
Mientras caminaba a la habitación del mayor no pudo evitar recordar su entrenamiento.
Fue dura, agotadora, una masacre para su cuerpo. Pero gracias a ello mataba sin remordimiento, asía justicia y sobre todo ahora tenía un lugar donde esconderse.
Maldecía a sus progenitores... a su padre nunca lo conoció, no al menos hasta que cumplió 19 años, su madre era una drogadicta, una perra, que trato de venderlo cuando tenía 4 años y que lo vendió a los 19 a su padre, al final recibieron lo que merecían, ella estaba muerta, (él se encargó de ella) y su progenitor... sufrió en vida, le dio cáncer, y ni todo el dinero lo pudo salvar.
Pronto, el mismo pondría en su lugar al bastardo que arruinó su vida, y la de su hijo... aunque tal vez debería agradecerle, porque si no hubiera conocido los planes de él.
Llego a la habitación como fue instruido tocó tres veces, espero el pase, y entro...
En la casa de la que se había escapado el moreno, un hombre de cabello plata, ojos azules, se encontraba estupefacto con la escena que veía a sus pies, una masacre, sangre por todos lados, era como si alguien los hubiera tomado por sorpresa, porque no se veía signos de lucha o que las manos pusieran, los pocos que se habían salvado, l habían dicho que la pareja era la que había hecho tal masacre, cuando trataron de detenerlo para que no se fuera.
El muy enojado sin creerlo fue corriendo a la habitación de este, y fue ahí donde vio a la chica que se encargaba de atender a su amado, con la garganta abierta.
Ordeno que le trajeran los videos de vigilancia y ahí estaba la escena que lo éxito y a la vez lo aterro, ahí veía al pelinegro matando a todos a diestra y siniestra, cuando estaban lo suficientemente aterrados sus hombres lo dejaron ir.