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Recuerdos. (Yuri!!! On Ice) por circinus_chan

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Notas del fanfic:

:)

Volví!! xD Y con una histor VikYuri :3

Notas del capitulo:

:)

"The sun goes down and it comes back up;
The world it turns no matter what"

Las lágrimas corrían por su rostro confundiéndose con las gotas de la lluvia. Sintió unos brazos acogiéndolo, sollozo aún más fuerte.

 

Recordó la primera vez que lo vio, era un verdadero adonis. Su largo y plateado cabello se movía al son de la canción, la pista de hielo deslumbraba con su patinar, “es perfecto, digno de llamarse el dios del patinaje” fue lo que pensó.

Luego le conoció en aquella fiesta que había organizado uno de sus mejores amigos Pichit, ese día se emborracho tanto que no pudo evitar el terminar bailando en vergonzosas competencias e invitando a su mejor amigo Yuri o como él le llama “Yurio” a una de estas—Tengamos en cuenta de que el rubio nunca hace ridículos como estos en fiestas—, pero lo peor que hizo fue decirle al peliplata que era su ídolo, un ángel digno de estar en las tierras más santas de su cuerpo… Sí, eso mismo dijo. Ok, recalquemos que estaba horriblemente borracho ese día.

Al día siguiente cuando recordó todo lo sucedido no pudo evitar casi morirse de la vergüenza. Ese día paso un buen rato sentado en la esquina de la ducha reflexionando el no volver a emborracharse mientras veía las fotos que le mandaron sus amigos.

Días después le llego un mensaje al WhatsApp, un número desconocido. Era Viktor, lo supo por la foto de perfil. Ese día no durmió bien de la emoción y de la vergüenza al recordar la fiesta y el ridículo que hizo aquella noche.

Y así pasaron los meses… Se hicieron buenos amigos. Viktor ahora formaba parte de su grupo de amigos aunque peleaba mucho con Yurio, era divertido verlos pelear. Aun que podría apostar de que esos dos se odiaban a muerte.

Un fin de semana que fueron a la playa, cuando el sol se escondía, Viktor y él salieron a ver el atardecer junto con el caniche llamado Makkachin de Viktor… Caminaron por la arena húmeda en la que se reflejaba un pequeño arcoíris… En ese momento Viktor se armó de valor y se le declaro. Obvio se hicieron novios ese día. Igual Yuuri ya estaba enamorado de él desde hace bastante tiempo.

Tantos momentos que recordar… Sintió nostalgia.

Su primer aniversario. Lo celebraron en su país natal. Japón. Lo llevo a unas aguas termales en Hasetsu y luego se dirigieron al Ice Castle una pista de patinaje, donde patinaron hasta decir basta. También le enseño su platillo favorito el katsudon, se volvió el plato favorito de Viktor también. Incluso le presento a sus padres y a su hermana mayor. La sonrisa de Viktor después de los días en Japón no se la borraba nadie, ni siquiera que Yurio le quisiera hacer la vida miserable tratando de ponerlo celoso.

No todo era perfecto, a veces peleaban y no se hablaban por días. Días en los que Viktor iba de gira o se iba a alguna competencia de patinaje. Días en los que Yuuri lo veía a través de la televisión mientras lloraba echándose la culpa de que el peliplata se haya ido enojado con él mientras Yurio lo abrazaba protectoramente y le susurraba: “Siempre estare aquí para ti Yuuri, nunca lo olvides, lo eres todo para mi”. Yuuri se refugiaba en su fiel amigo siempre que se peleaba con Viktor.

Claro, cuando Viktor regresaba todo volvía a la normalidad con los regalos de disculpa que Nikiforov le traía a su cerdito —como solía llamarlo Viktor—  de sus viajes, con sus abrazos, sus besos… Con el amor que el ruso proclamaba al japonés, un amor puro y fiel, un amor nacido para que solo ellos dos pudieran vivirlo… Solo ellos dos. Y eso era lo que a cierta persona no le gustaba para nada…

 El día que Viktor decidió pedirle matrimonio al japonés fue exageradamente estresante para el ruso, el quería que fuera perfectamente inolvidable. El anillo era hermoso y no le importo el precio de este para nada, escogió el lugar con la mejor vista de todos, un hermoso mirador en el que la mesa escogida estaba rodeada de flores incluidos arcos con hermosas enredaderas y luces… Un lugar hermoso… Todo estaba perfecto para el momento. Y hubiera sido perfecto si no fuera porque estaba tan nervioso que anda “medio”  torpe… si, el gran Viktor Nikiforov adaba torpe… bueno si botar la botella de vino, tropesarse y terminar con el mantel de la mesa todo enredado era andar medio torpe pues si. Pero al final a pesar de que Viktor se deprimio porque no salio como queria… Yuuri estaba feliz, para él si era todo perfecto, un momento divertido, romatico, con la cara de Viktor roja por la vergüenza y un hermoso anillo en su dedo… Todo era perfecto. Sería el esposo del ruso y nada lo ponia mas contento que eso. “Gracias Viktor, gracias por hacerme tan feliz”

Pego su frente a la del japones, faltaba un dia para su boda…  Hoy era su despedida de soltero. La pasaria con Chris—Su mejor amigo después de su futuro esposo— y con Jean—O JJ como solían llamarlo— mientras su cerdito se iba con el imbécil ese de Yurio y con Pichit, solo esperaba que Pichit no hiciera ninguna tontera y que Chris no se sobrepasara con su despedida. “Por favor” pidió internamente el ruso. Bueno, esa noche Yuuri tuvo una gran borrachera y al día siguiente no se acordó de absolutamente nada de lo que hizo y Viktor… Bueno, con solo imaginarse que era Chris el que organizo todo se pueden dar una idea de todo lo que paso.

Su boda fue hermosa y muy alegre… para casi todos. Y la luna de miel… Ya se imaginaran quien le dio duro a quien. Yurio después de la boda había desaparecido y esto preocupaba al japonés, quien trato por meses contactar con el rubio sin éxito.

Unos años después vivían su vida de casados mejor que nadie, eran tan felices, todo el mundo podía darse cuenta del amor y la felicidad que vivían. Aun que dicen que no existen los matrimonios perfectos ellos, ellos eran el vivo ejemplo de un matrimonio perfecto.

Yuuri trabajaba en una escuela de patinaje sobre hielo, mientras Viktor era el mejor patinador del mundo e iba de competencia en competencia y cuando no, se quedaba en casa esperando a su cerdito o lo iba a visitar a la pista y aprovechaba para entrenar. Estaban pensando en adoptar un niño dentro de unos meses.

Un día con Yuuri llego a casa con la gran noticia de que iban a poder adoptar un niño… cuando se encontró con el cuerpo de su esposo casi sin vida en la alfombra de la sala… “Te amo mi cerdito” fue lo último que dijo antes de que su corazón se detuviera.

 

“¿Porque a ti?” Pensó el japones mientras por el rabillo del ojo miraba el ataúd que se encontraba en el centro de la sala y sollozo.

—Recuerda Yuuri, siempre estaré para ti…Siempre—Lo abrazo, sintio como el pelinegro se aferraba a él, miro el ataúd y una sonrisa perversa se asomo en su cara sin que el pelinegro se diera cuenta... "Siempre" pensó.

Notas finales:

The End. 

 


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