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pecados capitales por usagi20takahashi

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Notas del capitulo:

Gracias a todos lo que leyeron esta historia y  más a lo que dejaron algún comentario, disculpen la demora, espero que el capítulo sea de su agrado.

Capítulo 2

Decisiones

 

Respiro de manera profunda un par de veces ante de tocar el timbre, estaba en uno de los mejores sectores de Japón, donde habían varios edificios amplios y muy elegante. Murasakibara Atsushi vivía en el piso 23, en un pent hause, hermoso, con doble planta y 6 habitaciones, estudio y terraza, el gigante conocido por su fanatismo por los dulces.

Era dueño de una cadena de pastelerías, que se encontraban en todos el país, se dedicaba a viajar y traer nuevas recetas a sus negocios. Tatsuya sintió la voz de su tío y su corazón se aceleró con nerviosismo, sostuvo el pequeño paquete que trae entre sus manos con fuerza.

— ¿Tatsu-chi?— El hombre pregunto extrañado al ver al menor solo en su puerta.

—Hola, Murasakibara-san. — Susurro. —espero no molestar, traje un pastel que hice en mi clase de repostería, la sonrisa de mayor era visible ante lo comentado.

—Tu nunca serás una molestia, — Contesto dejándolo pasar. — Eres muy atento conmigo. — Agradecidos, pasando su enorme mano por esos sedosos cabellos negros.

Tatsuya siguió al más alto hasta la cocina, donde el adulto preparo dos tazas de café, el adolecente observo el lugar, no muchos creerían que l peli lila era ordenado, hasta un poco obsesivo.

— ¿No tienes trabajo hoy?— pregunto tratando de hacer conversación, mientras se acomodaba en un banco.

—No, estoy trabajando en una nueva receta, además pienso escribir un libro de cocina. — Respondió entregándole una humeante taza de café.

— ¡Eres asombroso!— Atsushi miro al menor con ternura, y sonrió con sinceridad, Tatsuya era amble y gentil,  a pesar que la mayoría de las veces, se mostraba como un chicos serio y maduro, pero después de todo seguía teniendo 17 años.

—Gracias, espero que compres el libro. —Bromeo.

—Claro que lo hare. — Atsushi suspiro mirando al menor comer, él estaba al tanto de los sentimiento del adolecente, no es como que el pelinegro fuera disimulado, al principio le aprecio tierno y pensó que era pasajero.

Debía reconocer que el menor era lindo, muy lindo, inteligente, bueno en deporte y amable con él, era el perfecto prototipo de Murasakibara si no fuera por el pequeño detalle.

 

Le lleva 21 años y es hijo de du mejor amigo, si estaba jodido. — ¿Estas bien?— La suave voz de Tatsuya lo hizo volver a la realidad.

—Si lo siento me distraje. — Sonrió probando un trozo de pastel, pudo deleitarse con esos ojitos que esperaban con emoción y ansiedad su veredicto. —Esto está realmente delicioso Tatsu-chin. —Elogio pasando su gran mano por esos sedosos cabellos. —Eres mi pastelero favorito.

El hermoso sonrojo que reflejaba el menor, hizo sentir feliz al gran hombre

 

 

Se sentía nervioso y no sabía porque, su padre lo había obligado ir a la casa de los Aome-Kise, el hijo del matrimonio se había enfermado, no era nada serio según lo que comento el peli verde, pero tenía fiebre, ya que el clima de Japón lo había afectado.

Últimamente Kouki lo llamaba con más frecuencia, él estaba feliz, le encantaba esa versión celosa del castaño, pero también le advirtió que lo le gustaba que estuviera cerca del menor, un día cuando Aomine y su hijo fueron a visitar a su padre, él se portó con un patán con el menor incluso lo hecho indirectamente de su habitación. Tetasuya no le dijo nada a su padre y lo agradecía, pero lo hacía sentirse mal.

Respiro profundamente ante de tocar el timbre, la familia vivía en un lugar exclusivo de Japón, en una hermosa casa de dos pisos, al igual que la de él. Quedaban cerca de la suya, solo a un par de cuadra, Kagami y Shitarou le  recomendaron el lugar, para que los “niños” estuvieran más cerca, los únicos que no Vivian en ese lugar, era Kouki y Murasakibara ya que ambos eran solteros, tenían departamentos amplios y lujosos en edificios de envidia.

 

— ¡Voy!— Se sintió más relajado al escuchar la voz del rubio, ya que sabía que Aomine  sospecho del extraño comportamiento de su hijo cuando los visitaron, pero aun así no hizo comentario.

Un alegre Kise, con un divertido delantal de balones de basquetbol lo atendió, sorprendiéndose de ver al menor tan temprano. —Buenos días. —Susurro nervioso, al ver la cara de curiosidad del menor.

—Sei-chan, pasa cariño. — Kise era un hombre amable, preocupado por su hijo y esposo, a Seijuro le daba un poquito de envidia eso, perdió a su madre joven y nunca tuvo la oportunidad de sentir ese tan ansiado amor maternal.

Sabía que el rubio era doncel, pero que el embarazo del menor fue complicado y al darlo a luz casi pierde su vida, al mismo tiempo que perdió la capacidad de concebir, desde ese momento toda su vida fue criar a ese bebé.

—Disculpe la intromisión, —Susurro entrando a la espaciosas casa, bien decorada y vanguardista, era normal ya que el modelo tenía un gusto exquisito en ese tipo de cosas.

El menor siguió al modelo hasta la cocina, donde percibió un exquisito olor. — ¿Aomine –san no está?— El rubio sirvió dos vasos con lecha.

—Salió a correr, llega como al medio día. —Contesto mientras terminaba de servir unos huevos.

— ¿Y Tetsuya?— Pregunto nervioso. — Mi padre dijo que está teniendo fiebre por el clima.

El rubio asintió pensativo mirándolo de manera estructurada. — Sei-chan te hare una pregunta, quiero que me responda con sinceridad. — Sus hombros se tensaron, comenzó a jugar con el cierre de su chaqueta, estaba muy inquieto.

—está bien Kise-san.

— ¿No te agrada mi hijo?— Sus ojos se abrieron de manera descomunal, su labio tembló, ¿no sabía que responder?

—Yo… La verdad. — Sintió una cálida mano en su mejilla, observo al rubio, esta tenía un rostro sereno y le dedicaba una cálida sonrisa.

—Tranquilo, disculpa por asustarte. — Susurro. — Es normal, no todos no pueden ser de nuestro agrado, solo te pido que le des una oportunidad a mi hijo, el de verdad tiene un carácter especial y pareciera que nada le interesa, pero es un niño sensible, no te obligare a nada, solo no te cierres a conocerlo.

—Lo hare Kise-san, —Aseguro más tranquilo, ambos sintieron unos pasos y cuando volteo, pudo ver a Tatsuya algo adormilado y carita un poco roja, aún tenía fiebre.

— ¿Kagami-kun?— Susurro ladeando su cabecita, Seijuro se sonrojo al ver tan tierno al peli celeste. — Hola papá.

—Cariño, ¿Cómo te sientes?— el rubio se acercó al más bajito y poso su mano en la cabeza, Seijuro vio como el menor cerraba los ojos a sentir la fría mano de su padre.

—Se siente bien. — Susurro.

—Aun tienes un poco de fiebre, desayuna y luego te iras a recostar, la fiebre no es para tomárselo a la ligera. — Sonrió el rubio. — Sei-chan nos acompañara desayunar hoy.

 

Tetsuya miro con algo de recelo al menor de los kagami, sin decir palabra se acomodó en su puerto habitual. — ¿Dónde está papá?— Pregunto mientras se servía un poco de jugo de naranja.

—Salió a correr como siempre Tetsu. — respondió su padre, tratando que el ambiente tan tenso se dispersara un poco, el mayor termino de servir el desayuno.

El ambiente se calmó una vez comenzó el desayuno, los chicos comenzaron hablar de temas triviales, mientras kise estaba más tranquilo. Sijuro sentía su corazón inquieto, no había visto sonreír a Tetsuya nunca, pero desde ahora era algo que haría más seguido.

 

­—Tetsuya, mañana Tatsuya, Shun  y yo, iremos a la piscina que queda  en un nuevo balneario que inauguraron, — relato terminando de beber su leche. — ¿Me preguntaba si querías ir?— Los ojos celeste mostraron un lindo brillo.

— ¡Me gustaría!— Salto de mirando a su rubio padre. — ¿Puedo ir cierto?

—No lo sé Tetsu. — El rubio hablo con preocupación, la fiebre de su híjole preocupaba no quería que tuviera una recaída.

—Si prometo estar todo el día en cama y no moverme. — Propuso con ojitos de perrito mojado.

—Déjalo que vaya. — La voz de Aomine se escuchó clara, entrando a la cocina, con sudor en su cuerpo y un ceño fruncido. — Estoy seguro que Tetsu estará perfectamente para mañana.

—Bueno ustedes ganan, Sei-chan te encargo a mi hijo, el aún no se acostumbra a las calles bien. —   Comento, sirviendo unos huevos al recién llegados.

— ¡Papá!, no digas esas cosas frente a Seijuro, pensara que soy bobo.

—En parte lo eres hijo, recuerda que te perdiste en el centro comercial, porque aún no entiendes los letreros. — Seijuro no pudo aguantar una carcajada al ver el rostro todo rojo del menor.

— ¡Los odio!— Grito molesto corriendo a su habitación. Dejando a los tres mayores riendo en la cocina.

— ¿Puedo ir con Tetsuya?—Pregunto el peli rojo, Aomine asintió con una sonrisa.

 

 

El cuarto de Kuroko era enorme,  la cama era de un tamaño que el adolecente estaba seguro que el menor se perdia en ella, había un televisor amplio, un  gran mueble repletos de libros, en los cuales conocía muchos de esos títulos, un escritorio con una moderna computadora, las paredes estaban pintada de un azul, el piso era de madera y las mesitas de noche era de color ocre oscuro.

—Tienes una linda habitación. — Comento haciendo que el menor diera un brinquito, este estaba recostado en un gran sillón, frente a su televisor.

—Lo que dijo mi papá hace un momento no es verdad, —Se apresuró a aclarar. — Bueno en realidad… estoy estudiando el idioma…yo…

—Tranquilo Tetsu, — Sonrió al ver al menor nervioso. — Es normal, viviste toda tu vida en América, no pasa nada.

—Gracias Seijuro, es un poco complicado, la cultura y costumbres son muy diferentes, además estaba pensando en tomar clases de japonés, para no  tener complicaciones en mis estudios.

—Si quieres yo te puedo ayudar. — El menor abrió los ojos emocionada.

—Te lo agradecería mucho, ¿estás seguro?

—Claro. — Respondió sacando su celular cuando vibro, alertando la llegada de un nuevo mensaje, sintió un escalofrió al leer aquel mensaje.

De: Kouki

“No pensé que mi Sei-chan fuera un niño desobediente, creo que merece un castigo”

Algo debía estar mal con él, porque sintió sus mejillas arder y una excitación enorme con tan solo leer aquel mensaje.

— ¿Está todo bien?

—Sí, —Respondió de manera torpe. — Me tengo que ir, no vemos mañana. — Dijo sin dar tiempo al menor de responder a nada.

 

 

Tetsuya vio a su nuevo primo marcharse, suspiro algo confundido por el comportamiento del mayor, se encogió de hombro y se recostó en el sillón de su habitación, aun se sentía algo mareado, cerró los ojos y una leve sonrisa se formó en sus labios, no sabía porque pero le agradaba estar cerca del Seijuro.

—Sera que me gusta. — Abrió los ojos de golpe, al escuchar aquello. — Eso es imposible si lo acaba de conocer. — Susurro tratando de calmarse.

Es primera vez que a sus recién cumplidos quince años sentía esas sensaciones, Seijuro era genial, listo y popular, todo lo contrario a él. Que con suerte era notado, se cansaba rápido y no destacaba por sus notas, un estudiante común.

—Tengo que hacer algo para sorprenderlo.

— ¿A quién vas a  sorprender?— Cayo del sillón al escuchar la voz de su “madre”, la cual sonreí con picardía.

— ¡Me asustaste!—Grito tan sonrojado y avergonzado.

— ¿No vas a contestar a mi pregunta?— Volvio a preguntar, dejando una jarra de limonada fresca con dos pastillas.

El chico miro a su “madre” angustiado y suspiro derrotado. — ¿Cómo te diste cuenta que estabas enamorado de papá?

Kise sonrió, su hijo estaba creciendo.

 

 

 

 

 

Shun termino de ordenar la habitación de atrás, era pequeña, fue ocupada cuando el nació, ya que tenía poca luz y al ser pequeña mantenía el calor. Su padre Takao le comento que su hermano menor acababa de salir de la universidad y haría su práctica en el mismo hospital que trabaja su padre Shintarou.

No recuerda mucho de su tío, solo  que este lo vio apenas con un año de edad y luego se fue a estudiar al extranjero gracias a una beca. — Creo que ya está. — Dijo feliz, una vez tendida la cama, su “mami” le había encargado ocuparse de la habitación mientras él preparaba el almuerzo.

Su hermano, el traidor se escapó temprano con la excusa de ir a clases de repostería, pero él sabía que el muy tramposo visitaría al tío Murasakibara. Reviso una vez más que todo estuviera en orden y bajo ayudar a su “madre”.

 — ¿Quedo bien la habitación?— Pregunto el peli negro mayor, terminando de cortar el pan. El menor sonrió, robando un trocito de carne, corriendo con una sonrisa traviesa cuando el ojo de halcón intento golpear su mano. — ¡Shun Midorima eso es de mala educación!

—No seas aburrido, que para eso está papá. — Ninguno de los dos peli negro sintió cuando la puerta fue abierta y un peli verde entraba acompañado de su joven cuñado.

— ¿Así que eso piensa de mi Shun?— Dijo cierto peli verde en tono serio, pero su rostro mostraba una leve sonrisa, tomando a su pequeño hijo, para alzarlo.

— ¡Papá bájame era una broma!— Grito feliz, su vista paro en el hombre joven, que miraba divertido la escena, ¿era su tio?, no se aprecia en nada a su “mami”, su cabello era más corto, usaba lente y era un poco más alto, cuerpo firme, trago en seco.

Ahora entendía a su hermano y primo, pero joder que su tío estaba buenísimo. — Hola Shun. — Hablo el hombre saludando al menor, —Cuando te conocí eras solo un bebé, has crecido mucho, eres muy guapo. — Las mejillas del muchacho tomaron un color carmesí.

—Junpei, deja de avergonzar a mi pequeño. — Kazunari hermano mayor hablo. Ambos hermanos se abrazaron con amor, Shun vio como su padre miraba la escena, ¿celoso?, no pudo evitar sonreír, su padre era un hombre celoso, que siempre aparentaba que no le importaba.

— ¿Están seguro que no causara molestia mi estadía?—Pregunto el hombre acomodándose los lentes.

— ¡Claro que no!—Grito el menor, haciendo que su peli verde padre levantara una ceja, Kazunari rio divertido al ver como su hijo, comenzó a tartamudear, escondiéndose detrás de su padre, como cuando era pequeño.

—Ya oíste a mi hijo, —Midorima hablo, —eres bienvenido hombre, eres parte de esta familia, ¿cierto hijo?—El menor asintió aun escondido de tras del tirador de la generación de los milagros.

El peli verde acaricio la cabellera negra de su hijo y camino para cambiarse por algo más cómodo

—Shun cariño, ¿Por qué no le enseñas la habitación a Junpei?, mientras termino de preparar la comida. — El menor asistió con entusiasmo.

Caminaron en silencio, hasta llegar a la planta superior, Shun le mostro cuál era su cuarto, el de Tatsuya y sus padres. — Esa es la biblioteca, hay muchos libros y una computadora, por si necesitas estudiar. — Junpei-san.

—Solo dime Junpei, somos familia, además aun soy joven tengo 23. — Ocho años, ¿no es mucha diferencia o sí?— ¿Shun estas bien?— Pregunto el mayor, al ver a su sobrino menor pensativo.

—Yo… en sí, me distraje. — Afirmo, entrando a la que sería la habitación de su tío, — espero que sea de su agrado.

 

 

Junpei sonrió, la habitación era pequeña, pero  muy cómoda, había una amplia cama, una mesita de noche, tenía su propio baño, la cama se veía nueva, al igual  que el televisor de tamaño mediano, el armario era amplio y olía lavanda.

— ¿Tú hiciste todo esto para mí?— Pregunto con una sonrisa, al ver la mirada baja del  pequeño y sus mejillas sonrosadas, no pudo evitar sonreír.

—Espero que sea de su agrado.

—Muchas gracias. — Susurro, hace tiempo que no sentía ese calor familiar y estar con su hermano y sobrino le hacía sentirse feliz, desde que perdieron a sus padres no sentía ese sentimiento.

Abrazo al menor, sintiendo ese pequeño cuerpo y unas manitos que correspondía su abrazo. — espero que tu estadía se agradable.

Ninguno de los dos en ese momento, sabía que aquello abrazo era el inicio de todo.

 

 

— ¡Lo conseguí!— un peli gris grito con emoción, de unos dieciocho años, entrando a una casa pequeña de una plata y tres habitaciones. — ¡Conseguí el trabajo!— Chihiro Kasamatsu, hijo del segundo matrimonio de Kiyoshi Kasamatsu, se casó nuevamente cuando Yukio cumplio los 18, al poco tiempo su madrastra quedo embarazada, y unos meses ante que Yukio cumpliera los 20 nació Chihiro.

Cuando el hijo mayor de Kyoshi cumplió 25 años, se hizo cargo del menor, ya que ambos padres murieron en un accidente aéreo. La vida fue difícil para el mayor, con un pequeño a cargo de tan solo cinco años, se decidió por ser policía, ahora era un reconocido fiscal. Mientras que su hermano ya había ingresado a la universidad de Tokio.

—De que hablas. — Comento el peli negro, frunciendo el ceño no le agradaba nada que su hermano trabajase.

—Conseguí trabajo por las tarde. — Hablo suspirando al ver la cara de mal humor de su hermano. — Tranquilo, lo dejare cuando termine las vacaciones. — Hablo con burla Yukio era demasiado sobre protector con él.

—Ya que. — Suspiro fastidiado, dejando dos platos en la mesa. — Donde es famoso puesto.

—De hecho es cerca de aquí, en el balneario nuevo.

— ¿Y que se supone que harás ahí?— Pregunto curioso

—Sere ayudante del salvavidas, me encargare de orden y que los muchacho no hagan tonterías. — Yukio chisteo la lengua.

—Debes ser muy serio con eso Chihiro, es un trabajo de mucha responsabilidad. —El menor suspiro fastidiado.

—Me gustaría que tuvieras más esperanza en mí, ¿sabes?—Comento molesto, dejando de comer.

—Claro que la tengo, eres listo, —miro a su hermanito y sonrió. —Solo ten cuidado vale, si no te agrada o te molesta algo déjalo entendido. — El peli gris no pudo evitar sonreír.

—Claro.

 

Yukio no la había tenido fácil, se enamoró como nunca y fue rechazado, pero difícil olvidar aquel rubio de energía inagotable, aún recuerda sus años de escuela y como corría por todo el instituto gritando Kasamatsu-sempai, y el avergonzándose.

Pero el cometió el error, cuando Ryota kise tenía tiernos 15 años, se le declaro, el problema fue que lo hizo en plena cafetería, cuando aún no tenía muy decidió su orientación sexual. Todos los presente comenzaron a murmuran, en la escuela es difícil mantener una imagen, pero es algo importante.

Lo rechazo delante de todos, diciendo que jamás andaría con un niñato atolondrado, sabía que estaba siendo cruel y mucho, pero acababa ser el capitán del club de baloncesto y la chica más popular de la escuela lo había invitado al baile, no quería que su imagen, que con tanto esfuerzo forjo se fuera abajo, aunque sentía una extraña atracción por ese rubio.

Al final cuando se dio cuenta  de su sentimiento, era tarde, el rubio estaba de novio del moreno engreído, con el que actualmente tenía un hijo, pero sabía que ese chico solo haría sufrir al rubio, sabía que Aomine tenía sentimiento por Kagami.

 

 

 

Seijuro tenía un humor de perro, Kouki esta vez se había pasado, estaba celoso, quería matar a alguien pero se vengaría del castaño, nadie humillaba a Kagami Seijuro, miro una vez la televisión que no paraba de hablar del compromiso del año, el guapo empresario, junto a la reconocida modelo de veinticinco años.

La chica era alta, de ojos verdes y rasgos finos, preciosa, ambos estaban en un evento donde Kouki fue invitado. Una vez que el adolecente termino de romper todo lo que estuvo a su alcance en su habitación, agradeciendo que su padre avisara que pasaría la noche afuera.

Respiro un par de veces y vio el mensaje  que hace un momento el mayor envió.

De: Kouki

Espero que mi pequeño desobediente aprenda la lección.

Sonrió con malicia. —Claro que la aprendí, la venganza es un plato que se come frio. —Susurro con rabia, parecía fuera de sí, tomo el celular y busco entre sus contacto para escribir un mensaje. Sonrió satisfecho luego de leerlo y lo envió. — Veamos quien ríe último.

 

Ambos cuerpos sudorosos, se tocaban con ansias, los susurros y besos apasionados eran parte de aquel acto, de pasión desenfrenado, ambos no pensaban en las consecuencias hoy no habían esperado quince años para el reencuentro.

Kagami estaba extasiado, por el deseo y la lujuria, las firmes manos moreno que recorian su desnudo cuerpo sin pudor, mientras embestía con fuerza, sus piernas estaban envolviendo la cintura del moreno, haciendo la penetración más profunda.

Un grito retumbo en aquella habitación de hotel, su espalda se Arqueo cuando Aomine por fin encontró aquel punto tan ansiado. — ¡Más fuerte Aomine!— El nombrado sonrió

—Di mi nombre. — Susurro en su oído lamiendo su lóbulo, sacando prácticamente todo su pene, de esa estrecha cavidad y volviendo a penetrarlo con violencia. — ¡Dios estas tan estrecho!

—No te detengas, se siente tan bien. — Susurro cerrando los ojos, y aferrando sus manos en la amplia espalda, se besaron con pasión.

—Ponte en cuatro. — Ordeno el peli azul, con ansias, el peli rojo asintió y así lo hizo, Aomine tomo las caderas con firmeza y lo penetro, Kagami estiro sus brazos, para apoyarse en el respaldo de la cama y sentir la fuerza de su amante, las gotas de sudor caen, mientras siento los besos de Aomine en su espalda, como lo marca como suyo.

El moreno estiro su mano para comenzar a masturbar a su compañero, el cual estiro su cabeza atrás y gimió con más fuerza. —Mierda me voy a venir. — Grito la piel broceada.

—Vente para mi Taiga. — Dos envestidas más y el peli rojo llego al clímax en la mano del moreno, quien cerró los ojos al sentir como esa exquisita cavidad apretaba su masculinidad. — ¡Dios me aprietas tan bien!— No tardo en venirse en al interior de Kagami.

Ambos cayeron a la pequeña cama, las respiración agitada era lo único que se escuchaba, se miraron, no dijeron nada, solo se abrazaron, no querían pensar en nada, ni en las consecuencia, solo querían disfrutar la compañía del otro.

 

 

 

En una hermosa casa un pequeño peli celeste sonreía feliz, mientras rodaba por la cama abrazando su celular contra su pecho. No podía creer que Seijuro  le escribiera un mensaje a él. Abrió su celular y volvió a ver el mensaje.

De: Sei-chan

Me encanto tu compañía Tetsu, ya quiero que amanezca y volver a verte.

Que descanses.

 

Escribió una rápida respuesta con emoción,

Para: Sei-chan

Yo también quiero verte Sei-chan.

Descansa.

Dejo el celular en su mesita de noche e intento dormir, una tarea difícil con lo emocionado que estaba.

 

No lejos de esa habitación se podía escuchar el correr del agua de la ducha, Kise Ryouta un modelo hermoso, lloraba desconsoladamente, sabía que Daiki estaba con Kagami, lo suspo desde que le llego un simple mensaje.

“hoy no llegare a dormir”

 

Era su culpa porque siempre intento complacer al moreno y tratar de enamorarlo nuevamente, pero él sabía que luego de esa fiesta ante de irse a América, algo cambio en su relación, pensó que con la llegada de Tetsu  podían volver a ser la pareja de antes, pero no Aomine nunca lleno ese vacío y lo sabía.

Sabía que el moreno en América lo engaño, tampoco es que el  morocho fuera discreto y más de una vez, y el cómo idiota actuó con naturalidad y nunca reprocho, pensaba que era lo mejor para su hijo, pero ahora ya no podía, sus fuerzas se habían agotado, no sería egoísta. Dejaría que Aomine fuera libre y  estuviera con la persona que él quisiera.

El también necesitaba salir de esta relación, dejar  de fingir que todo era perfecto, aún estaba a tiempo de poder sanar y reconstruir su vida, por una vez en la vida sería egoísta.

Esa noche Kise Ryouta de 37 años, lloro, porque esa noche conoció el verdadero dolor.

 

 

Murasakibara suspiro por enésima vez, estar con Tatsuya había sido genial, el menor se durmió en su pecho, pudo sentir esa tranquila respiración, se levantó de su enorme sillón en busca de algo para calmar su ansia.

Cuando encontró una barra de chocolate el timbre resonó en el lugar, frunció el ceño el reloj marcaba casi la una de la mañana, quien podrá ser, Tatsuya había avisado que llego bien a su casa, lo más probable que el menor se encontrara durmiendo.

Abrio la puerta de mal humor, sus ojos lilas se abrieron como plato al ver a cierto castaño, quien en antaño fue una de las personas más importante.

—Kiyoshi. — Susurro, sin poder dar crédito a lo que sus ojos veían.


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