Elle se mordió el dedo con fuerza y dio una voltereta distraída en su silla. El pastel frente a él no había sido tocado y la frutilla había comenzado a escurrirse, a causa de la crema que perdía consistencia por falta de frio.
Su mente estaba lejos de allí, maquinando la manera en la que actuaría con su pareja esa noche si sus deducciones no eran erradas, aunque, basándose en las pruebas, sabía que no lo eran.
Tener una relación con Light siempre había sido muy complicado. Desde que descubrieron que era Kira, todos se habían opuesto a que saliera con él y había costado demasiado en convencerlos de que las cosas malas que había hecho, habían quedado atrás. Incluso, algunos de sus amigos más cercanos se habían alejado. No obstante, habían superado todas las dificultades y hasta se habían casado… Ya diez años habían pasado de eso y podía decirse que solo en el presente, la vida de ambos había comenzado a tener un curso normal.
El mayor problema de Light había sido su familia, extremadamente moralista. El punto de represión de sus emociones, lo había arrastrado a convertirse en un asesino y luego de eso, a no aceptar su homosexualidad. Había sido casi un suplicio el que admitiera que se sentían atraídos mutuamente y otro tanto, el que dejase de ocultar la relación… Incluso, varias mujeres habían salido heridas en el proceso. Y ni qué decir del ámbito sexual, otro tanto problemático porque él no quería ocupar el rol pasivo... y después no quería admitir que era el que le gustaba más.
Elle suspiró agotado al rememorar la lucha constante que había significado su vida con Light y cerrando los ojos, recordó lo que había sucedido hacía un par de noches atrás.
Se había despertado al sentir un cosquilleo en la planta de los pies y desorientado, había paseado su mirada por la habitación en penumbras, antes de dar con la espalda de Light, quien estaba sentado en la punta de la cama.
A punto estuvo de preguntarle por la hora, cuando lo descubrió. Su marido, estaba acariciándole los pies… mientras se masturbaba.
Al principio, debía admitir que se había sorprendido, sin embargo, analizando un poco más la situación, se dio cuenta que siempre supo sobre la podolofilia de Light. Después de todo, ¿Cómo olvidarse de esa vez en que ambos se mojaron en la lluvia?... al ingresar al edificio, le había secado los pies y había observado como se estremecía ante el contacto. Había adjudicado ello al hecho de los nervios, puesto que sabía que Light estaba pensando en matarle, sin embargo, algo le decía que había algo más detrás.
A decir verdad, era un poco molesto el darse cuenta de que había un 95% de probabilidades de que su esposo se hubiese sentido atraído por él, por su costumbre de andar siempre descalzo, aunque, era lo suficientemente adulto como para dejar pasar ese hecho por alto… o simplemente, le convenía hacerlo. Amaba a Light… y probablemente, Light le correspondía.
—Nunca creí que llegaría el día en que una porción de pastel, quedase intacta frente a ti.
Elle le sonrió a su esposo y esperó pacientemente que él se acercara a darle un beso. Luego de eso, el castaño tomó asiento frente a él y le miró a los ojos
—¿Qué es lo que te preocupa, mi amor? - preguntó, con dulzura y le acomodó unos mechones de cabello detrás de la oreja.
—¿Por qué habría de preocuparme algo? - respondió y se llevó el pulgar a los labios para morderlo con fuerza.
—Bueno, para empezar, ignoras el pastel y luego, ignoras mi comentario sobre él-
Elle sonrió nuevamente y pensó en que lo mejor que podía hacer por Light, era darle el gusto, ayudándolo. Después de todo, el trabajo de reprimir cada uno de sus deseos, era un peso demasiado grande con el que le habían cargado sus padres y él no sería como ellos, le daría el regalo preciado de su libertad.
—Solo espero, regresar a casa- dijo con simpleza.
—¿Tienes planes? – preguntó Light esbozando una sonrisa, cargada de lujuria.
—Muchos.
**
Light le miró divertido desde la silla donde le había obligado a sentarse, antes de colocarse a horcajadas sobre él.
—¿Quieres contarme en que estás pensando? - preguntó seductor, pero fue callado con un húmedo y voluptuoso beso, que a medida que pasaban los segundos, se tornó más demandante.
Después de tantos años juntos, Elle sabía como tocarle, como encenderle, sin embargo, deseaba que esa vez fuese especial.
Besó su cuello a medida que desprendía los botones de su camisa, para bajar por su pecho y mordisquear sus pezones, recibiendo de respuesta un gemido de placer.
Light comenzó a mover las caderas y la respiración de Elle empezó a agitarse al sentir el duro miembro entre sus nalgas, solo separado, por la tela del pantalón. Él también estaba dolorosamente duro y le costó muchísimo ignorar ese hecho, para apartase de Light y ponerse de pie.
Light le devolvió una mirada cargada de deseo cuando se quitó la remera y su propio miembro pulsó cuando aquellos ojos cafés, se detuvieron en sus pezones.
Todo su cuerpo temblaba de puro anhelo, cuando tomó asiento en el borde de la cama y estiró sus piernas, hasta que sus pies quedaron justo sobre la entrepierna de Light. El castaño le miró a los ojos y Elle lo supo, que contenía el aliento. Despacio y calculando la presión que debía ejercer, comenzó a masajear con la planta de los pies el duro miembro de Light.
Poco tiempo pasó, hasta que las caderas de su esposo comenzaron a moverse en búsqueda de más contacto. Sus ojos volvieron a encontrarse y vio en los cafés, un destello salvaje que nunca había estado allí. Pronto, las manos de Light lo tomaron por los tobillos y juntando un poco más sus pies, ejerció más presión sobre su miembro, soltando un suspiro que parecía de alivio.
Light lo sabía… que había adivinado su fetiche.
Elle consiguió desprender el botón del pantalón y escuchó un gemido de respuesta. Las manos de Light detuvieron sus movimientos y el castaño lo miró dudoso unos instantes. En sus ojos estaba esa eterna batalla entre luchar contra sus deseos y dejarse llevar. Los finos dedos de su mano, pronto comenzaron a masajear las plantas de los pies de Elle e incluso a meterse entre sus dedos, lento, muy lento, casi temblorosos. Luego, acariciaron los tobillos y lo obligaron a alzarlos hasta que los pies quedaron sobre su bonito rostro.
Una pausa que parecía eterna y el sonido de una profunda inhalación.
El contacto de la húmeda lengua, causó en Elle tantas cosquillas, que apenas si pudo retener las ganas de asestarle una patada.
Observó a Light, quien estaba como ido, lamiendo, chupando y mordisqueando sus pies y a pesar de lo extraña que le resultaba la situación, tuvo que admitir que le excitaba verlo así.
Pronto, y de manera repentina, el castaño se incorporó y, terminando de quitarse las prendas que le quedaban a toda velocidad, colocó su pie desnudo sobre el pecho de Elle, obligándole a recostar su espalda sobre la cama.
Rápidamente, Elle fue despojado de su pantalón, antes de volver a tener el pie de Light sobre él, esta vez, sobre su cara. Comprendiendo lo que debía hacer, sacó su lengua y comenzó a lamer los dedos, mientras sentía al castaño hacer lo mismo con los suyos.
Sus ojos se encontraron de nuevo, dejando entrever el deseo en ellos, las ansias cargadas de lascivia.
Elle ya no podía más, su miembro hinchado demandaba dolorosamente por algo de atención, por lo que tuvo que llevar sus manos hacía él para aliviarse. Fue allí, cuando Light tomó sus dos pies y llevándolos a su propio pene, comenzó a penetrar el espacio entre ellos.
La visión era asombrosa, verlo jadear y gemir desesperado mientras la punta enrojecida de su falo asomaba entre sus arcos, goteando liquido pre-seminal.
Las manos de Elle aumentaron la cadencia cuando llegó a su limite y a los pocos minutos, se vino con un fuerte grito entre chorros de semen.
Poco faltó para observar a Light hacer lo mismo. Su rostro se contrajo de placer, cuando los hilos de tibio semen mancharon sus piernas y pies.
Cuando se hubo al fin calmado, quedó en completo silencio, con la mirada perdida, allí, donde permanecía su propia corrida.
Elle quiso preguntarle si estaba bien, pero Light reaccionó y comenzó a lamer, de una manera que resultó sumamente erótica, los restos de semen.
Cuando ya no quedó más nada, Light alzó los ojos para observarle e incorporándose, besó los labios de Elle, para darle a tomar el blanquecino líquido. Elle lo aceptó y ambos permanecieron con sus rostros a escasos centímetros, cuando lo tragó todo. Luego de eso, su esposo simplemente se recostó a su lado, cubriendo la desnudez de ambos, para, sin palabras, simplemente darle la espalda.
Elle se quedó observándole en silencio, sin atreverse a hablar. En ese momento, Light debía estar sufriendo y el tener la certeza de ello, hacía que su propio corazón doliera.
Acercándose un poco más a él, pasó su brazo sobre su cintura y apretó su cuerpo al suyo. El silencio, le resultó más pesado incluso y apenas parecía capaz de poder soportarlo. Iba a decir algo, al fin, cuando un ligero sollozo llegó a sus oídos, haciendo que su corazón se detuviera de manera dolorosa. Sin embargo, los dedos de Light se enredaron en los suyos y sintió sus cálidos labios sobre el dorso de su mano. El contacto, volvió a darle el alivio que necesitaba y al fin se atrevió a apoyar la mejilla sobre la almohada.
Ambos estarían bien.
Elle sonrió tímidamente, contento de saber a Light un poco más libre en esos momentos.