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Ese ángel y el caído por Princess Nemesis

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VIII

 

Se sobresaltaron al escuchar como la puerta fue abierta fuertemente. Tanto Yagari como Zero dirigieron su mirada hacia allí.

 

—¿Maestro Yagari? –dijo Kaito, quien entró en la oficina.

 

Él respiraba agitadamente, sudaba un poco por lo que sus cabellos se pegaban a su frente, parecía que hubiera volado con urgencia.

 

—¿Qué sucede, Kaito? Pareces cansado. –interrogó Yagari.

 

¿Demonios?, se preguntó Kaito, como explicarles eso, si ni siquiera él lo entendía. Como le había dicho que se llamaba ese joven….. ¿Ichiru?..... Si, ese era el nombre. Les explicaría todo, no iría con rodeos.

 

—Sucede, que hace unos momentos, me encontraba en la superficie. Raramente dos humanos, parecían poder verme y…..

 

—¿Cómo que dos humanos podían verte? Eso es imposible. –protestó Yagari.

 

Zero se mantuvo estático, seria ese castaño, al pensar en él, su frenético corazón parecía querer explotar. No era posible que fuera él ¿o sí?, no sería probable, pero aun así quería que fuera él, deseaba poder verle.

 

—Yagari, escúcheme. Sé lo que vi, ellos podían verme…. Pero eso no es lo que trajo aquí…. Uno de ellos era muy parecido a Zero, tenía el mismo insólito tono de ojos, además del singular color de cabello…

 

No termino de hablar ya que Yagari le interrumpió. El peli azabache pensaba que Kaito, uno de sus mejores alumnos se estaba volviendo loco.

 

—¡Kaito! Te estas escuchando…

 

—¿Cree que yo mismo, no lo hago? ¿Cree que sería capaz de confundir a cualquier mortal con Zero? Pues a ese humano si lo confundí con él. –dijo alzando la voz.

 

—Yagari, espere. Kaito, ese joven que viste, estás seguro que es un mortal.

 

El oji avellana frunció el ceño. Todos parecían creer que estaba loco.

 

—Te puedo asegurar que era humano, su esencia, su alma. No existía nada más.

 

Zero llevo su mano a su cabeza, en señal de frustración.

 

—Si era idéntico a mí, no puede ser posible que sea un mortal. –Zero miro directamente al castaño —Kaito solo existe alguien parecido a mí y es totalmente imposible que sea un humano.

 

Kaito alzó una ceja, no entendía realmente nada. ¿Alguien semejante a Zero? ¿Cómo era posible? Le conocía desde siempre……Repentinamente recordó algo…. Sus recuerdos sellados, acaso era posible que no recordara eso y ¿Por qué?

 

—Es humano, Zero. Ese joven de nombre Ichiru es un mortal. –exclamó exasperado.

 

El peli plata y el azabache abrieron sus ojos, como era posible. Kaito no recordaba a Ichiru, pero y sí.

 

Yagari creía que era imposible. Pero Zero, vio en eso una oportunidad, ahora sabía algo sobre su hermano, pero ¿Por qué era un mortal?

 

—¿Ichiru? Seguro que ese es su nombre, Kaito –preguntó, a lo que el mencionado asintió —No le recuerdas pero, Ichiru es mi hermano gemelo.

 

Kaito sentía su cabeza explotar, estaba muy confundido y detestaba sentirse de esa forma. Vio como Zero se dirigió hacia la puerta.

 

—Kaito, ven conmigo. Me dirás en donde le viste.

 

Yagari se acercó a Zero, y sujetó su muñeca. No dejaría que se marcharan. No podían irse del Cielo en ese momento.

 

—Zero, no pueden. Se acerca el atardecer. –dijo el oji azul.

 

—¿Crees que me importa, Yagari? Llevo semanas esperando a que me digas algo sobre él. No voy a desaprovechar esta oportunidad. Es mi hermano menor.

 

El agarre del azabache de aflojo y ambos ángeles salieron.

 

*

*

*

 

 —Lo siento. Debes de estar sumamente confundido –dijo Zero.

 

Kaito le observó, sus cabellos plateados se movían con el viento, su rostro solo mostraba seriedad. El peli castaño en cierto punto estaba realmente confundido, pero apoyaría a Zero.

 

—Lo estoy, pero no entiendo ¿Por qué no le recuerdo, si es tu hermano? No veo nada de malo en ello.

 

—Yo tampoco –susurró haciendo que Kaito le prestara atención —Por alguna razón, yo tampoco le recordaba hasta hace poco.

 

No dijo nada, pensó que no era el momento indicado. Su mente comenzó a divagar, ¿Quién era Ichiru? ¿Realmente quién era Zero? Acaso se conocía a sí mismo. No, no lo hacía, ¿Por qué razón decidió que sería mejor olvidar? No lo sabía.

 

Tanto Kaito como Zero, descendieron y comenzaron a buscar entre la multitud. Lo hacían con rapidez, ya que el atardecer se acercaba. El cielo poco a poco se fue tornando rojizo. Las horas fueron pasando, y no encontraban a Ichiru.

 

*

*

*

 

Yagari escuchó como la puerta se abría, dirigió su mirada y vio como Kain se adentraba en la oficina.

 

—¿Yagari, podemos hablar? –preguntó con  la calma que le caracterizaba.

 

Kain, era un ángel realmente calmado, su trabajo era limpio e impecable, por lo que estaba en la legión de Kaito.

 

—Claro, dime ¿algún problema?

 

Él observo hacia la ventana, acción que extraño a Yagari, luego paso su vista por la habitación.

 

—Kaito me dijo que venía para que usted, por lo que me dejo a cargo. Por lo que viene a notificar que en la ciudad no pasó nada fuera de lo normal, pero…. Me topé con una mujer que podía verme y su hermano mayor también lo podía hacer.

 

Yagari se sobresaltó, apretó los documentos que tenía en sus manos, ¿Qué sucedía en el mundo humano?

 

—Kain, bajare al mundo humano. Veré que demonios sucede allí.

 

El ángel mayor se levantó de la silla, primero Zero recupera una pequeña parte de sus recuerdos, luego Kaito dice ver a unos humanos que poseen la habilidad de verlo y uno posiblemente era Ichiru, aunque no creía que fuera él. Y ahora Kain dice que una mujer y un hombre pudieron verle. Eso no era normal.

 

—Espere Yagari, buscare a Shiki y a Rima para que nos acompañen.

 

El mencionado alzo una ceja, lo que hizo que una tenue sonrisa apareciera en el apacible rostro de Kain.

 

—Realmente creía que lo dejaría ir solo. Está equivocado Yagari.

 

Dicho esto fue en busca de sus amigos.

 

*

*

*

 

—¡Demonios! –exclamó Zero

 

Kaito solo se mantuvo callado, era normal que su amigo estuviera irritado, llevaban horas buscando y nada. No habían hallado ninguna pista sobre ese peli plata.

 

—Cálmate Zero. ¿Qué ganas exaltándote?

 

—No lo entiendes Kaito. Llevo semanas buscándole…..

 

No termino de hablar ya que vio cómo su amigo se agarraba la cabeza, parecía tener un fuerte dolor. Y no se equivocaba, Kaito sentía que su cabeza quería explotar, su vista se volvió borrosa.

 

Extrañamente, Zero se sintió mareado, sus piernas no parecían capaz de poder sostenerle. En su garganta se formó un nudo, ahora ningún sonido saldría de ella.

 

*

*

*

 

—Estas seguro que por aquí fue en donde vistes a esos humanos. –dijo Yagari.

 

—Claro, no me he podido equivocar.

 

Rima y Shiki se vieron entre sí, habían sido informados sobre lo acontecido. Kaito y Kain no se pudieron haber equivocado.

 

—Yagari –le llamo Shiki —Kaito y Zero deben estar aquí también, porque no le buscamos, ellos podían tener alguna pista. Llevamos buscando una hora y no hemos encontrado a esos mortales.

 

El azabache, quien había escuchado atentamente lo dicho por el oji azul, asintió de acuerdo. No serviría de nada, estar dando vueltas sin otra pista.

 

—Rima podrías localizarles.

 

Ella cerró sus ojos para concentrarse pero pasados unos segundos, los abrió al escuchar un pequeño sonido. Kain  se cayó sobre sus rodillas mientras sostenía con sus manos su cabeza. Shiki se acercó para saber que le sucedía pero su visión se volvió borrosa y sintió como todo a su alrededor se movía por lo que cayó al suelo. De la boca de Rima salió un pequeño quejido, al sentir su cuerpo arder, su cabeza le dolía, y mucho.

 

Yagari, contemplo eso horrorizado, si a ellos les pasaba esto, a Kaito y a Zero también. Ellos recordarían todo, no había podido evitar que eso sucediera, y ahora como los protegería de sí mismos.

 

*

*

*

Los recuerdos iban y venían, no querían detenerse. Tanto Zero como Kaito gritaron de dolor, poco después, ya no les dolía nada.

 

Zero había recordado todo. El amor que sintió por un humano. El haberse marchado del Cielo. La terrible noticia. Unos bellos ojos borgoñas. Un último beso. Por sus mejillas surcaron unas pequeñas lágrimas.

 

Kaito no estaba de la mejor manera tampoco, sus lágrimas no parecían querer detenerse. Ahora entendía las palabras de Yagari. Ir al mundo de los demonios y pedir que le mataran. Su maestro no se había equivocado, porque eso era lo que anhelaba hacer.

 

Ya que hace mucho tiempo había perdido a su amado demonio.

*

*

*

El dolor se aplaco, pero solamente el físico. Kain miraba a la nada, porque recordó a ese rubio que era su debilidad, pero que había perdido. Shiki, ahora entendía su amor por Zero, nunca fue por él, sino por aquel ángel semejante a la Mano Derecha de Dios. Rima, tenía la mente en blanco, pero recordaba a ese hermoso ángel, quien se sacrificó por todos ellos.

 

Yagari los miro con pena, realmente él había podido evitar que recordaran todo eso, pero ya nada podía hacer.

 

—Lo recordaron todo, no es así.

 

En ese momento la mente de los presentes volvió al pasado, más específico a ese día fatídico. 


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