Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Último deseo por Alei sama

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Hola chicas yo soy Alei-sama!

La verdad es que me costó demasiado escribir esto pero, aquí esta

Los presonajes son exclusivos de Fujimaki-sensei

¡Por favor, disfruten la lectura!

-          “Cuídate mucho, te estaré esperando en la noche para cenar juntos”

Esas fueron las palabras que resonaron en su mente en aquel momento, las palabras que le había dicho aquel chico rubio mientras le despedía en la puerta.
El moreno simplemente lo miró y asintió con la cabeza, se ajustó las botas militares y abrió la puerta.

-          “Te amo”

Murmuró el chico de orbes dorados antes de ver al contrario desaparecer tras aquella puerta.

Aomine cerró la puerta de su departamento mientras se terminaba de acomodar su uniforme de policía, se dispuso a caminar hacia las escaleras cuando un extraño presentimiento lo abrumó por completo, una extraña opresión en el pecho lo hizo darse vuelta y sacar de nuevo la llave de su apartamento, abrió la puerta y se adentró en él aún con las botas puestas, se dirigió a la sala y miró a Kise en el sofá leyendo un libro, el rubio lo miró extrañado y Aomine caminó hacia él, se inclinó y le planto un beso en los labios, lo miró a los ojos y le respondió.

-          “Yo también te amo, te veo en la noche”

El rubio lo miro perplejo y le sonrió de lado, Aomine se giró y salió por la puerta.
Después de eso los recuerdos eran algo borrosos, no lograba hilar nada más, su respiración comenzó a agitarse mientras su cuerpo se tensaba y un escalofrió recorría toda su espina dorsal. Abrió los ojos, y lo primero que se encontró fue un techo blanco, se sentó con rapidez sintiendo como un dolor agudo comenzó a molestarle en la parte de la nuca, se llevó su mano hacia atrás tocando esa zona y sin encontrar nada miró hacia todos lados, estaba en una habitación extremadamente amplia, color blanco, estaba recostado en el suelo y el ambiente era terriblemente frio, trató de buscar la salida con la mirada pero no había nada, ninguna señal de alguna puerta o ventana a su alcance. Se percató que aún seguía con su uniforme de policía, todo estaba impecable en su cuerpo, no había señales de ataduras o golpes con sangre.

-          “Al fin despertaste, me preguntaba cuando lo harías, estaba comenzando a aburrirme.”

Aomine escuchó una voz masculina a su derecha, girándose con rapidez y se encontró con una enorme sombra color negro a su lado, se sorprendió tanto que retrocedió algunos centímetros por inercia, lo miró con detenimiento, no quería admitirlo pero estaba entrando en pánico.
La sombra tenía el tamaño de Murasakibara, vestía una larga túnica negra, tan larga que hasta la arrastraba al caminar, su mano derecha parecía sostener una gran guadaña, y la forma de su puño parecía ser de un esqueleto, conforme subía la mirada sus nervios se crispaban hasta que topó con su cabeza, esta se encontraba cubierta con una capucha y una máscara dorada con aspecto de calavera cubría su cara. Tragó saliva en seco y con la voz ronca le preguntó.

-          “¿Quién eres y que hago aquí?”

La sombra miró en su dirección y se agacho hasta quedar a su altura, acercó su rostro al de Aomine y con un movimiento suave movió ligeramente su máscara dejando al descubierto la parte izquierda de su rostro, su cabello era lacio de color plateado, su piel era blanca y en extremo y sus ojos eran de un color amarillo fosforescente, dos segundos después se apartó.
El espectro le sonrió ampliamente y tomando una enorme bocanada de aire le respondió.

-          “Soy la muerte, y tú estás en el limbo de almas, yo voy a juzgarte Aomine Daiki, ahora decidiré si mereces renacer o si tu alma vagara por la eternidad.”

‘¿Él ha dicho… la muerte? Debe de estar jugando, eso es imposible.’
 Pensó Aomine sin apartar la mirada.

-          “Eso quiere decir que yo…-  El moreno no pudo terminar la oración, estaba petrificado, su mirada estaba completamente perdida y sus manos comenzaron a temblar ligeramente. –

-           “Oh, tú ya estás muerto; Aomine Daiki, comandante del departamento de policía en Tokio, Japón, murió en medio de un tiroteo el 5 de febrero del 2017 a las 9:08 pm, una bala perdida impacto en su nuca y lo mató en el acto, ya es tiempo de juzgarte.”

Para Aomine esa información le cayó como un balde de agua fría, su estómago se contrajo y unas inmensas ganas de vomitar hicieron que se cubriera la boca por acto de reflejo.
La muerte lo observó con aire de superioridad y le preguntó.

-          “¿Acaso hay algo de lo que te arrepientas o quieras cambiar?”

Aomine se paralizó al escuchar aquella declaración.
¿Algo de lo que se arrepintiera? ¿Algo que quisiera cambiar?
Su mente parecía haber quedado en blanco en ese momento, había tantas cosas que quisiera cambiar de su pasado que le era difícil escoger solo una.

-          “Me informaron que la semana pasada tuviste una pelea muy fuerte con tu novio Kise Ryouta, se dijeron cosas demasiado hirientes ese día, ¿y todo por qué? Ah claro, fue porque tú tenías el día libre, pero decidiste ir a trabajar en lugar de pasar el día con él, ¿me equivoco? – cuestiono el espíritu con ironía, caminando en su dirección hasta quedar delante de él – Tú, ¿tienes un último deseo?”

-          “Último… deseo” - Esas palabras retumbaban en su cabeza y una imagen de Kise cruzo por su mente. –

‘¿Mi último deseo?’ Pensó Aomine esperanzado de poder ver a Kise una vez más.

-          “De ser posible… quisiera pasar un día entero con Kise.  Yo… quiero ver a Kise por ultima vez.” – respondió Aomine un tanto nervioso –  


La muerte lo miró sobrio y sonrió de manera arrogante.

-          “Sabía que pedirías eso, mira, te daré una oportunidad para cambiar por completo ese día, pero, una vez den las 12:00 pm del día siguiente debes volver conmigo, ¿entiendes?”

Aomine lo miró de manera seria y asintió con la cabeza.

-          “Recuéstate de nuevo y cierra los ojos” – le ordeno mientras se inclinaba sobre él –
 “Por cierto, una cosa más… Hay una regla esencial que debes seguir: Por ningún motivo puedes decirle a nadie que morirás en 1 semana, menciona algo relacionado o a lo que pasará dentro de una semana y todo acabará y  tu alma será destinada a vagar por la eternidad”

Aomine trago en seco y sintió como su cuerpo comenzó a sudar frio, asintió una vez más con la cabeza y se recostó sobre el suelo, el tono de voz de la muerte había sonado amenazante y autoritario, miró fijamente el techo blanco y comenzó a cerrar los ojos, un profundo sueño comenzó a apoderarse de él hasta que perdió la conciencia por completo.

-          “Buena suerte” –  fueron las últimas palabras de la muerte antes de que Aomine cayera por completo dentro de un profundo sueño.

Aomine cerró los ojos y poco a poco comenzó a sentir un agudo dolor de cabeza, como si hubiera juntado todas las resacas de los próximos 30 años; en medio de su sufrimiento sintió un ligero codazo en las costillas, se removió un poco en su lugar y poco a poco abrió los ojos encontrándose con una cabellera rubia frente a él, estaba recostado en su cama con Kise casi desnudo. Abrió los ojos con sorpresa completamente y se giró bruscamente sobre su lugar, tomó su celular que estaba a un lado de la cama en una mesita de noche y lo desbloqueó. La brillante luz de la pantalla lo cegó por un segundo, con los ojos entre cerrados miro la fecha y la hora.

-          “27 de enero del 2017… 12:08 am – murmuró para sí mismo y dejó el celular de nuevo en la mesita – Lo de antes ¿fue un sueño? Pero, yo acabo de soñar con la mismísima muerte…”

Se escogió en su lugar y su respiración comenzó a agitarse, su ritmo cardiaco estaba tan acelerado que sintió que su corazón se saldría de su pecho en cualquier momento, una ventisca fría atravesó la habitación y como si el viento le hablará claramente escuchó  “No fue un sueño”.
Su piel se enchinó y sus ojos comenzaron a cristalizarse, eso quería decir… que él en verdad moriría en una semana…

-          “Aominecchi ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Te duele algo?”

El moreno se giró hacia Kise, mientras este lo miraba de manera preocupada, Aomine sintió un hueco en el corazón al mirarlo de esa manera y sin siquiera avisarle lo envolvió entre sus brazos, sintió su calor de nuevo y conteniendo sus ganas de llorar con su voz ronca le respondió.

-          “Estoy bien, tuve una pesadilla”

-          “¿U-una pesadilla?” – le preguntó Kise algo sorprendido por aquella contestación –

-          “Sí, fue horrible, soñé que te perdía, que nunca volvería a verte” –aumentó la fuerza del abrazo –

-          “Solo fue un sueño, ¿lo ves? Estoy bien, aquí contigo”- Kise se separó un poco y sonrió de manera natural, transmitiéndole confianza a su novio, le acarició la cara con la yema de los dedos y le dio un gentil beso en la mejilla –

-          “Si” – Aomine forzó una sonrisa y lo soltó por completo – “Siento haberte despertado, vuelve a dormir” – Kise abrió aún más sus ojos con sorpresa y frunció el ceño –

-          “¿En verdad te encuentras bien?” – le preguntó con insistencia –

-          “Te estoy diciendo que todo está en orden, ¿Por qué tanta insistencia?” – Aomine chasqueo la lengua y lo miró de manera un tanto molesta –

-          “Es que… tú… acabas de disculparte” – Kise comenzó sonreír hasta que no pudo contener más su risa y comenzó a carcajearse. Aomine enarcó una ceja y lo miró de manera seria. – “Aominecchi, nunca te habías disculpado por algo tan trivial como esto, es algo extraño que lo hagas ¿Acaso el sueño te dejo perturbado?”

Aomine se molestó por ese comentario, se giró al otro lado de la cama y dándole la espalda a Kise.

-          “Solo vuelve a dormirte ¿sí?”

Kise sonrió ante tal acción, ese era su novio, se acercó a él y le susurró al oído:

-          “Te apenaste, por eso no me das la cara, Aominecchi, eres tan tierno” – se dio la vuelta dándole la espalda y cerró los ojos tratando de conciliar el sueño. –

Aomine se quedó en la misma posición durante un rato y suspiró en forma de derrota, este era realmente su último día…
Debía ver a Tetsu por última vez, debía arreglar las cosas con Kise, dios, había tantas cosas que quería hacer hoy.
Se supone que comenzando el día, una llamada a las 6:00 am lo despertaría, diciéndole que había poco personal en la estación y él aceptaría ir, pero al despertar Kise comienzan a pelear,  y dejándolo con la palabra en la boca salé del departamento y se dirige directamente a la estación de policía.
Más tarde, haciendo su rutina por la cuidad, se encuentra a Kise con alguien más, se molesta, y al llegar a casa continúan peleando.
Ese era prácticamente el resumen de este día, y eso era lo que debía cambiar.

Lo primero que hizo, fue tomar el celular y apagarlo, no atendería a aquella llamada causante de todo, se giró un poco y miró de reojo a Kise, este ya estaba profundamente dormido. Por ningún motivo quería dejarlo, y de saber que el moriría a los 28 años de edad quizá hubiera evitado tantas cosas más, se arrepentía de muchas acciones y de muchas actitudes. Y ahora se estaba lamentando.

Comenzó lentamente a cerrar los ojos hasta quedarse dormido, mientras dormía soñaba con Teiko: La primera vez que había visto a Kise, sus ojos amarillos le habían causado mucha curiosidad esa vez, aunque solo pudo mirarlos por un lapso muy corto. Tiempo después cuando volvió a mirar sus ojos fue en la escuela media superior, con su uniforme azul fuerte, portando el número 7 de Kaijo. La forma de jugar de este Kise había evolucionado a lo que era en Teiko, estaba fascinado en ese momento, hasta que lo miró con su “capitán” ese enano se la pasaba maltratando a Kise, lo pateaba y eso le molestaba de sobremanera, verlos en esa situación, le molestaba simplemente, por eso cuando jugó contra ellos la primera vez, los destrozó por completo, creyendo que Kise había llegado a odiarlo en ese momento.


Se removió en la cama y sintió como su cabeza chocó contra algo, abrió los ojos y se percató de la posición en la que estaba, Kise lo sujetaba con su brazo y su pierna estaba enrollada alrededor de su cintura, dormía plácidamente con una sonrisa en el rostro, entonces Aomine sonrió de manera perversa al tener tan cerca la cara de Kise. Solo se alejó un poco y lo admiró dormir, asegurándose de que estuviera dormido, cuando lo confirmó se volvió a acercar y capturó los labios del chico en un tierno beso, cerrando los ojos lentamente se dejó llevar por el sentimiento y  la intensidad de aquel beso comenzó a subir. Su lengua en la boca contraria comenzó a hacer círculos a lo largo y ancho de la cavidad, la respiración de Kise comenzó a agitarse,  entonces se separó un para poder recuperar el aliento y para que Kise no se ahogara.
Cuando abrió los ojos se topó con la dorada mirada de Kise el cual tenía un gesto de sorpresa en su rostro, estaba ligeramente sonrojado y su respiración sutilmente agitada.

-          “¡¿Q-que demonios crees que haces?!- le reclamó mientras lo miraba a los ojos color azul, Aomine le sonrió de manera arrogante y Kise se enfureció aún más – “¡¿Qué te parece tan gracioso?!”

-          “Ahora ¿quién se ríe de quién? Te ves tan lindo sonrojado” – Aomine sonrió de manera victoriosa – “¿Estas cómodo?” –  le pregunto al notar que Kise seguía en la misma posición, no se había movido ni un milímetro aun estando tan enojado como él aseguraba, soltó una pequeña sonrisa y negó ligeramente con su cabeza, ese rubio no tenía remedio–

-          “¡Lo siento!- Kise bajó su pierna de golpe y desvió la mirada sutilmente. Aomine comenzó a reír más alto y se giró un poco para tomar su celular, lo encendió y esperó a que la pantalla encendiera –  ¿Qué hora es?” – le preguntó a Kise mientras se estiraba un poco-

-          “Son… las 7:28 am”

-          “¡¿7:28?!” – Kise le respondió un tanto sorprendido, ese día no debía ir al estudio y no tenía nada pendiente que hacer, estaba libre prácticamente ese día, entonces clavó su mirada en Aomine y miró como bostezaba. ¿Hpy no tendría que ir a trabajar como siempre? – 

‘Genial acabó de perder cerca de 5 horas durmiendo’ Pensó Aomine mientras dejaba el celular de regresó en la mesa

-          “¿Qué vamos a desayunar?” – le preguntó mientras sonreía y miraba atentamente los movimientos de Kise –

Kise lo miró serio y frunció el ceño de nuevo.

-          “¿Vas a desayunar conmigo? Creí que tenías que cubrir un turno”

Aomine lo miró perplejo, ¿acaso ya le había dicho que debía cubrir un turno el día de hoy?

-          “O al menos… eso imaginé” – ahora Aomine fruncía el ceño. Tomó con sus dedos la mejilla que Kise y comenzó a tirar de ella –

-          “¿Eso imaginé?” ¡¿Qué demonios quieres decir con eso?!” – Aomine le reclamó soltando un momento después su mejilla, Kise solo se sobó suavemente –  

-          “Es que… siempre te llaman para trabajar en tu día libre…” – Kise musitó por lo bajo – “Y tú siempre aceptas ir…” –  se aferró con fuerza a las sabanas y se escondió debajo de ellas – “No estoy reclamando nada… pero… no me gusta que me dejes en tus días de descaso”

Aomine desvió la mirada, ¿siempre había sido así? Nunca se había considerado un adicto al trabajo, pero el simple hecho ver como se sorprendía Kise al notar un poco de interés en él, le dolía un poco, ¿Qué clase de relación había tenido con Kise durante años?

Aomine suspiró y jaló con fuerza las sabanas.

-          “Hoy me quedaré todo el día contigo” – Aomine le habló con voz baja y se giró para darle la espalda –

Kise sonrió ampliamente, con aire travieso giró el cuerpo del moreno, pasó una rodilla por encima de Aomine y se sentó en su estómago.

-          “¿Kise?” – le preguntó el moreno al mirar al rubio de esa manera-

-          “Aominecchi… ¿Desde hace cuánto que no lo hacemos?” – Kise comenzó a inclinarse y tomó entre sus manos es rostro de Aomine, le dirigió una mirada lasciva, besó sus labios de manera pausada y se separó lentamente de él –

-          “Creó que… desde hace 4 semanas” – Aomine le respondió con un suspiro y lo miró fijamente, tenía curiosidad de cada uno de los movimientos del chico que se encontraba sentado sobre su estómago – “¿Acaso has llegado a tu límite?

-          ¿Tú no? – Kise le respondió de manera seductora y comenzó a retroceder hasta quedar sentado sobre la semi erección del moreno-

Aomine comenzó a sentarse sobre la cama y atrajo a Kise para acomodarlo mejor encima de él, el rubio solamente abrazó sus piernas alrededor de la cintura de su novio mientras que Aomine colocaba sus manos sobre la cadera de Kise y encajaba sus dedos con fuerza, Kise pasó sus brazos por encima de los hombros del moreno y capturó sus labios en un deseoso beso.
Los labios de Kise se movían de manera desesperada, sus leguas jugaban y se enredaban, la respiración de ambos comenzaba a acelerarse; discretamente la mano derecha del moreno comenzaba a moverse hasta capturar el miembro de su novio para comenzar a acariciarlo por encima de la ropa.

Kise al sentir ese sutil roce mordió inconscientemente el labio del contrario y se separó ligeramente para respirar. Aomine paso de acariciar a masturbar el pene de su novio por encima de la ropa, causando que Kise arqueara ligeramente la espalda, los ligeros gemidos que se negaba a soltar se ahogaban en su garganta, el moreno sonrió de manera sádica y acerco su rostro al cuello de Kise, depositando suaves  y húmedos besos, causando que la piel de Kise se erizara.

-          “Estas bastante sensible” – declaró el moreno al ver como reaccionaba Kise al más mínimo contacto –

-          “Extrañaba que me tocaras de esta manera” – Le contestó con un jadeo y comenzó a mover sus caderas sobre la erección del moreno –

Aomine cerró los ojos ante aquel movimiento oscilatorio que comenzaba el rubio sobre su miembro y solo por unos segundos perdió el ritmo que llevaba sobre el pene de su novio, su respiración era dificultosa y sentía como el líquido pre seminal comenzaba a mojarle por debajo de la ropa. Kise soltó el primer gemido sonoro y su voz resonó por toda la habitación, Aomine incrementó la velocidad de su brazo y Kise comenzó a arañarle la espalda cuando escucharon el sonido del timbre de la puerta.
Kise detuvo todos sus movimientos y miró al moreno un poco jadeante, Aomine solo se relamió los labios y continúo con lo suyo.

-          “A-Aominecchi, po-por favor para…” – la voz de Kise sonaba temblorosa – “Hay alguien tocando la puerta”

-          “Lo sé, pero no pienso dejarte ir cuando estas a punto de correrte, tendrán que esperar un poco, además no puedes decirme que pare cuando tu solo estas moviendo de esa manera las caderas” – Aomine le contesto de manera altanera –

-          “¡Ahh!... ah… ah…” – Kise alzó aún más la voz al sentir como movía la mano su novio sobre su miembro y como incrementaba y disminuía la fuerza de su agarre –

-          “Adoro escuchar tu voz de esta manera”

Kise ni se había percatado de que seguía moviéndose de esa manera un escalofrío recorrió su columna vertebral cuando sintió que el moreno comenzaba a mover hacia abajo sus bóxer para tocar directamente su pene y ese cambio de contacto fue el suficiente para que su espalda se arqueara notablemente. Sus caderas comenzaron a moverse de manera frenética. Sintió que su visión se nublaba y unos espasmos comenzaban en su vientre.

-           “Ao-Aominecchi yo voy…”- Kise no supo cómo logro hilar una frase coherente-

-          “Hazlo… yo también” – Aomine le contestó con un jadeo y aumentó aún más la velocidad de su mano- “Entrégamelo todo a mi…”

Kise no pudo resistir el tiempo del orgasmo y se corrió en la mano de Aomine, sintiendo como su pecho subía y bajaba buscando oxigenar sus pulmones. Su semen estaba esparcido por todo el abdomen de su novio así como su mano, sus ojos estaban ligeramente cristalizados y un hilo de saliva se escapaba por la comisura de sus labios, se sonrojó sutilmente al ver como Aomine se llevaba la mano a la boca y probaba su semen.

-          “Delicioso…”- Aomine murmuró y le sonrió con perversión –

-          “¡Aominecchi! ¡No hagas eso!” – Kise le reclamó mientras le alejaba la mano de la boca, Aomine se relamió los labios y Kise desvió la mirada-

-          “¿Eh? ¿Por qué no? No debe desperdiciarse nada” – Aomine le respondió con burla y acercó su rostro al de Kise, Kise solamente suspiró con resignación mientras trataba de recuperar la fuerza – “Salió demasiado, ¿por cuánto tiempo te habías estado conteniendo?”

Kise frunció el ceño y sonrió con confianza, acercándose al rostro de su amando y colocando su rostro en su mejilla, acariciándola seductoramente mientras le respondía con palabras suaves.

-           “¿Ah? ¿Me dices a mí que salió demasiado cuando puedo sentir lo mojado que estás ahí abajo? ¿O qué? ¿Acaso creíste que no lo había notado?”

Aomine lo miró serio y lo empujó ligeramente para que se bajará, se giró para salir de la cama mientras bostezaba.

-          “Te recuerdo que el timbre ha estado sonando desde hace ya un rato, pero estabas tan concentrado gimiendo y moviendo las caderas que quizá lo hayas olvidado”

Kise abrió enormemente los ojos y saltó fuera de la cama, se acomodó el bóxer y comenzó a buscar algo de ropa, mientras se subía el pantalón de mezclilla miró que el moreno estaba totalmente despreocupado, le lanzó una playera y le gritó:

-          “¡¿Qué crees que haces?! ¡Vístete ahora!”

Aomine lo miró de mala gana y caminó hasta donde estaba él, se posicionó detrás de él y posó una mano en su cadera, la deslizó hasta parar en su trasero, lo acarició, con voz ronca le respondió cerca de su oído.

-          “¿Acaso estás loco? Me voy a dar una ducha, estoy lleno de semen, tanto tuyo como mío, el hecho de cambiarme no va a arreglar nada, es bastante incomodo estar todo pegajoso”

Kise se alejó 2 pasos y terminó de vestirse, se colocó una playera y corrió hacia la puerta de la habitación. Su corazón había comenzado a latir demasiado rápido y si seguía más tiempo cerca de ese chico su cuerpo lo traicionaría en cualquier momento,  tragó fuerte y corrió hacia la puerta de entrada tropezándose un poco, la abrió bruscamente y se inclinó sin mirar a la persona que se encontraba en el pasillo.

-          “¡Lo siento! ¡Estaba dormido! ¡Apenas escuché el sonido de la puerta!” – Kise se disculpó y después levantó la vista, se encontró con un par de orbes rosados y sonrió –
“¡Momocchi!”

-          “¡Ki-chan! Creí que no estabas en casa y por eso no abrías la puerta”

La chica le sonrió cálidamente y miró a su amigo, estaba vestida con una falda blanca y una playera holgada verde pastel, traía varias bolsas de papel y una mochila que se veía bastante pesada.

-          “Adelante, pasa” – Kise se apartó de la puerta y le dio entrada libre, mirando con curiosidad las cosas que cargaba – “¿Qué es eso?”

-          “¿Esto? Son muestras de tela para los nuevos diseños que tengo preparados para ti”

Momoi dejó las bolsas sobre el suelo y se quitó la mochila, la abrió y le pasó una libreta de marquilla con diseños de ropa. Kise comenzó a hojear el cuaderno y leía brevemente las anotaciones que se encontraban a un lado de los bocetos.

-          “¡Sorprendente!” – Kise exclamó entusiasmado – “No esperaba menos de ti”

Aomine aún estaba en la recamara. Se encontraba recargado en la puerta y cuando escuchó esa voz femenina supo automáticamente de quien se trataba, él no contemplaba que aquella chica fuera de visita. Suspiró con fuerza mientras se encaminaba al baño, se deshizo del pantalón y del bóxer notando lo mojados que estaban, los metió en un cesto de la ropa sucia, abrió el grifo del agua fría y se metió debajo aquel chorro, sintió como su piel se enchinaba por la temperatura helada del agua y cerró los ojos, un recuerdo surco su mente, recordó que aquella peli rosa siempre había estado a su lado, desde que era niño hasta los peores momentos en Teiko, un nudo se formó en su garganta y cerró la llave, buscó una toalla y se la ató a la cintura, abrió la puerta del baño y caminando descalzo por la habitación se paró frente a su armario de ropa, abrió un cajón y sacó unos bóxer color azul rey, abrió las puertas del closet cogiendo unos jeans de mezclilla negros y una playera blanca con cuello V, se vistió luego seco su cabello y salió de aquella habitación con la toalla sobre la cabeza, caminó por el pasillo encontrándose con Kise, el cual estaba sentado en el sofá con distintos tipos de tela sobre la mesa. La habitación era un desastre total. Dio un respingo y le habló.

-          “Kise, vete a bañar”

La chica peli rosa lo miró con sorpresa y sonrió enormemente, Kise asintió con la cabeza y  se levantó del sofá, miró a Momoi por última vez antes de meterse a su habitación.

-          “Disculpa Momocchi, ya vengó”

-          “No te preocupes Ki-chan, yo te esperó”

Aomine miró de manera superficial a la chica y con un gestó de pereza se sentó en el sofá dando un largo bostezo mientras le hablaba.

-          “Yo sabía que conocía ese tono de voz tan irritante”

-          “¡Dai-chan!” – Momoi frunció el ceño y le reclamó, después de unos segundos lo miró con confusión – “¿Eh? ¿Dai-chan en casa? ¿Es tu día de descanso?”

Aomine alzó una ceja y la miró con fastidio.

-          “¿Qué acaso no me estás viendo? ¡Es obvio que es mi día libre!” – Aomine le contestó con algo de molestia y se levantó del sofá para caminar a la cocina, Momoi lo miró perpleja mientras lo seguía con la mirada-

-          “Es que… Dai-chan siempre prefiere ir a trabajar… ¡¿Sera que estas enfermó?!”

La pelirosa corrió hasta donde se encontraba Aomine, se paró frente a él y paró se de puntas para intentar tocar su frente, estiró su brazo para poder poner su mano en la frente del chico con dificultad, Aomine se enderezó para que la chica no le tocará el rostro pero no contaba con que Momoi lo tomará de la nuca y lo jalará hacia abajo, la chica tocó la frente de Aomine y este le apartó la mano de un manotazo, se enderezó de nuevo y la miró con fastidio.

-          “Que pesada eres, no tengo fiebre”

-          “Pero entonces… ¿Qué haces aquí?” – le preguntó Momoi aun sin creerse el hecho de que Aomine estuviera descansando –

-          “¿Tiene algo de malo que quiera pasar mi día libre en casa con Kise?” – Aomine le contestó irritado – “ Si vas a seguir diciendo eso, desaparece”

-          “¡No es eso!” – Momoi se defendió y después le sonrió ampliamente – “Me alegra que pases el día con Ki-chan”

-          “¿Ah sí?” – Aomine le dio la espalda y abrió la nevera, sacó unos cuantos vegetales y los dejó sobre la barra un lado de la estufa, sacó una tabla de picar que estaba en la parte de más alta de la alacena y tomó un chuchillo, metió los vegetales en el lava trastes y, una vez lavados y secos comenzó a picarlos hablándole a la chica mientras fijaba su mirada en la tabla – “¿Por qué dices eso?”

Momoi suspiró y desvió la mirada, comenzó a jugar nerviosamente con sus manos y le habló suavemente.

-          “Ki-chan siempre se preocupa por ti y a veces se pone muy triste cuando tienes que trabajar en tus días de descaso, eres una persona muy apegada a su deber, y es bastante extraño verte aquí, pero Ki-chan está feliz, lo notó en su mirada”

Aomine miró de manera discreta a Momoi y detuvo todos sus movimientos, suspiró y le respondió por lo bajo.

-          “Ya… veo”

-          “Pero no importa, ¿Qué día tienes tu próximo descanso?” – Momoi le habló entusiasmada y Aomine trago saliva con dificultad-

-          “Dentro de… 8 días” – aquellas palabras salieron con dificultad de su boca-

-          “¡Perfecto! Ese día hay que salir a comer”

Aomine miró la expresión de alegría de Momoi y sintió como un dolor agudo se formaba en su pecho,  aquella expresión cálida le recordaba cuando apenas conocía a la chica, cuando la vio por primera vez en el salón de clases de su escuela primaria, siempre que finalizaban las clases, él se dirigía a unas canchas de básquet callejero y aquella niña de cabello rosa  lo miraba jugar contra chicos mayores y al finalizar, ella siempre le ofrecía una botella de agua con esa misma expresión.  

Su corazón se contrajo y un nudo en la garganta le impidió seguir con el hilo de la conversación, dentro de 7 días él moriría ¿Y ya estaba haciendo planes para dentro de 8?

Evitando su mirada, sacó una olla y la lleno de agua, le agrego los vegetales y los puso a cocer al fuego bajo. Suspiró con pesadez y asintió con la cabeza.

-          “Iré solo si tu invitas”

Momoi asintió animadamente con la cabeza y le respondió entusiasmada.

-          “¡Si!”

Aomine escuchó pasos por el pasillo y trató de tranquilizarse, comenzaba a sentirse sofocado por sus propios pensamientos, trató de permanecer inexpresivo pero al final una mirada melancólica lo delató. Miró a Kise y se percató de que estaba vestido con unos jeans rojos y una playera ajustada color negro. Ese conjunto le quedaba perfecto.

-          “¿Si qué?” – Kise caminó hacia la cocina y se paró a un lado de la peli rosada-

-          “Dentro de 8 días saldremos a comer, ¿No es así Dai-chan?”

-          “Si” – le respondió secamente Aomine-

-          “¡Ah! ¡Pero Dai-chan, prométeme que no iras a trabajar ese día por nada del mundo!”

Aomine la miró y sonrió de lado.

-          “No iré”

Soltó al aire y fijó de nuevo la mirada en la olla con vegetales.

-          “¡Perfecto! Entonces quizá también invite a Tetsu-kun y Kagami”

-          “Continúen trabajando, prepararé el desayuno”

Ambos lo miraron perplejos e intercambiaron una mirada, salieron de la cocina y pasaron a la sala de estar, comenzando a mirar las telas y los diseños. Aomine preparó té y curry poniendo a cocer el arroz para dar una mirada a aquellos dos, y simplemente sonrió. Dos minutos después comenzó a servir los platos y les llamó.

-          “Está listo”

Ambos se sentaron en la mesa y esperaron a que el moreno llevará los platos, una vez la comida estuvo frente a ellos, juntaron sus manos y agradecieron por la comida, Aomine se sentó con ellos y miró su última comida, comenzó a comer dedicándole una mirada a la chica la cual platicaba animadamente con el rubio, reía y emitía un aura alegre.

‘Perdóname Momoi, pero esta será la última comida que pueda compartir contigo, soy un mentiroso pero, no podré ir a comer con ustedes dentro de 8 días. No es por trabajo…
en serio que me hubiera encantado ir, gracias’
esas fueron las palabras que pasaron por la mente de Aomine mientras comía en silencio.

Al finalizar, Momoi se levantó de la mesa y llevó sus trastes al lavabo, suspiró con fatiga, colocó su mano en su nuca y movió la cabeza de un lado a otro. Aomine llegó a la cocina con los trastes faltantes y la miró de espaldas.

-          “¿Demasiado trabajo?” – Aomine le preguntó mientras dejaba los trastes –

Momoi lo miró de frente y sonrió de lado.

-          “Si, tengo encima los diseños del catálogo de primavera pero no tengo nada en mente, me meteré en problemas su no logró acabar 3 diseños para el final de la semana”

-          “Eh… suena complicado”

-          “Le he pedido opinión a Ki-chan, tengo las ideas más claras ahora”

-          “Suena genial”

-          “¡Dai-chan! ¡No me ignores cuando te estoy hablando!” – le reclamo la chica, Aomine la miró de reojo y se percató de que ella tenía el ceño fruncido y sus labios hacían un ligero puchero-

Aomine desvió la vista y le dio la espalda totalmente mientras se encaminaba a la salida y le dijo.

-          “No te estaba ignorando, estaba mirando tus enormes ojeras, me distraían, lo siento”

Aomine salió de la cocina, ignoró los reclamos de la más baja y miró a Kise en el sofá. Le llamó para atraer su atención.

-          “Kise”

Kise alzó la vista y ladeó la cabeza

-          “¿Si?

-          “Salgamos” – le dijo Aomine de forma natural-

Kise lo miró con la misma expresión y después de 10 segundos reaccionó, se levantó corriendo del sofá y se paró frente a él, una enorme sonrisa se formaba en su rostro y sus ojos parecieron brillar.

-          “¡¿Hablas en serio?!” – Gritó prácticamente-

Aomine lo miró con fastidio y retrocedió un paso.

-          “Kise, no grites, puedo escucharte perfectamente”

-          “¡Creí que nos quedaríamos aquí todo el día! ¡Odias salir en días muy calurosos! ¡Salgamos!” – Kise le respondió con entusiasmo – “¡Momocchi! ¿tienes algo que hacer ahora mismo?” – Kise caminó rápidamente hasta la peli rosa y la miró con entusiasmo –

-          “Lo siento, pero ahora mismo debo volver al estudio a hacer los diseños…” – le respondió Momoi mientras desviaba la mirada y contestaba con tristeza –

-          “Entiendo” – Kise le respondió desanimado –

-          “No importa, saldré con ustedes dentro de 8 días” – sonrió de lado y comenzó a recoger sus cosas –

Aomine la miró de reojo y le ayudó a levantar las muestras de tela, Kise guardó la libreta. Una vez no quedaba nada se acercaron a la puerta, se colocaron los zapatos y Aomine abrió la puerta, bajaron en silencio en el elevador, pasaron por la recepción y salieron por la entrada principal.

-          “Bueno chicos, yo me voy por aquí, hasta luego”

Momoi camino hacia la derecha y Aomine la miró a los ojos, le sonrió y le dio la espalda.

-          “Adiós” – le dijo Aomine mientras comenzaba a caminar a la izquierda –

-          “¡Hasta luego Momocchi!” – Kise movió su mano en forma de despedida y caminó detrás de Aomine – “¿A dónde iremos?”

-          “Ah, no tengo idea”

-          “¡¿Ehhh?! ¿No tienes nada planeado?” – le cuestionó Kise mientras fruncía el ceño –

‘Ahora mismo debería estar trabajando, no tengo idea de que hacer primero, y lo peor del caso es que se me termina el tiempo’ pensó Aomine mientras trataba de planear en algo. Estaba tan sumergido en sus pensamientos que no se percató que una persona caminaba con 6 cajas en los brazos en sentido contrario, lo impactó de frente y Aomine cayó de un sentón, la persona contraria ni se inmutó. Aomine se levantó con molestia.

-          “¿¡Qué demonios te pasa!?” – Aomine le reclamó –

La persona contraria bajó las cajas las cuales aparentaban estar pesadas y suspiró con pereza.

-          “Lo siento, lo siento, no te vi” – se disculpó con la persona con la que había chocado –

-          “¿Murasakibaracchi?” – preguntó Kise mientras veía al peli morado bajar las cajas –

Aomine suspiró con fuerza y miró a Murasakibara, el cual vestía con un uniforme de pastelero, su cabello estaba atado en una coleta y un sombrero blanco adornaba su cabeza, alzó una ceja y comenzó a negar con la cabeza.

-          “Maldito, es peligroso caminar así por la calle”

Murasakibara miró a sus antiguos compañeros y les sonrió.

-          “Mine-chin, Kise-chin que sorpresa”

-          “¿Ibas a alguna parte?” – le preguntó Kise mientras miraba las cajas –

-          “Ah, sí, iba a llevar estos ingredientes al local, el camión se descompuso a unas calles y tuve que llevar todo en las manos” – les contestó Murasakibara mientras se cubría la boca para bostezar – “Este es el último viaje”

-          “¿Quieres ayuda?” – le pregunto Kise a Murasakibara –

Aomine abrió los ojos con sorpresa y miró a Kise, el cual sonreía plácidamente por haberle ofrecido ayuda a su amigo. Solamente bufó con molestia y le puso una mala cara.

-           “¿Eh? ¿En serio?” – el peli morados los miró y asintió con la cabeza –

Aomine se inclinó y levantó 2 de las cajas que cargaba Murasakibara, estaban realmente pesabas, Kise también tomó 1 caja y Murasakibara levantó las 3 restantes.

-          “¿Ingredientes?” – preguntó Kise mientras caminaba por las calles y miraba las cajas –

Murasakibara tenía una expresión de cansancio en el rostro que a juzgar por ella se notaba que había hecho varios viajes anteriormente, y el día estaba bastante caluroso como para pasearse con ese traje por las calles. Caminaron por 4 largas calles y a Aomine le pareció no tener fin aquel viaje. El sol le estaba quemando la piel por completo. 

-          “Si” – Murasakibara le respondió al rubio y doblaron en una esquina – “A decir verdad, pronto inauguráremos un local nuevo” – dobló por una esquina y suspiró con alivio –

Murasakibara se paró frente a un local y abrió la puerta, Aomine y Kise miraron impactados la grandeza del local nuevo y se miraron a los ojos sorprendidos, este local era 4 veces más grande que el local  anterior y con este ya sumaban 6 locales por toda la cuidad, los pasteles del peli morado eran bastante populares, iban desde tartas hasta pasteles, postres, dulces y pedidos grandes para bodas o alguna celebración. Kise y Aomine entraron detrás del chico y bajaron las cajas.

El local era un desastre, había cajas por todos lados, los ingredientes estaban en cajas y los refrigeradores aun no estaban conectados, los trastes estaban regados por todas partes y las mesas estaban amontonadas. Murasakibara se rascó la nuca y dio bostezo.

-          “Las entregas se juntaron para el día de hoy y fue culpa de la compañía de entregas, por eso todo es un desastre”

Kise miró el local y efectivamente, lo era.

-          “¿Necesitas ayuda?”

Murasakibara negó con la cabeza y sacó su celular

-          “Gracias, pero Aka-chin traerá personal para arreglar todo”

‘Aka-chin… ¡Akashi! Es verdad, Akashi y Murasakibara llevaban una relación desde hace ya bastante tiempo, no puedo decirlo con certeza, pero estoy casi seguro de que ellos comenzaron a salir desde Teiko’ Aomine pensó mientras miraba el interior del local, las paredes eran rosas y el techo era blanco, a los lados de la puerta principal había grandes vitrinas, un enorme mostrador, y la cocina en la parte de atrás.

El chico alto les dio la espalda y se inclinó para abrir una caja que se encontraba cerca, sacó un panfleto y se los dio

-          “Abrimos el 10 de febrero, están invitados, espero verlos aquí, Kuro-chin, Kaga-chin, Muro-chin, Taka-chin, Mido-chin y Sat-chin ya me confirmaron”

Aomine tomó el panfleto y tragó saliva, quería negarse pero sintió el peso de la mirada de Kise. Entonces conservó la calma y miró a Murasakibara.

-          “No pienso comer nada, pero aquí estaré” – contestó Aomine –

-          “¡Cuenta con nosotros! – sonrió Kise animadamente –

-          “Gracias” – Murasakibara les respondió y después cambió su expresión por una seria – “Mine-chin ¿Te enteraste?”

Aomine lo miró extrañado y negó con la cabeza ¿Qué había pasado ahora?

-          “Aka-chin me dijo que Kuro-chin últimamente ha estado muy enfermo, sería bueno que fueras a verlo”

-           “¿Kurokocchi? ¿Es grave?”

Murasakibara alzó los hombros y los miró.

-          “Mine-chin te lo encargo”

 Murasakibara le pidió a Aomine y él solo asintió con la cabeza mientras se encaminaba a la salida

-          “Mine-chin, si hago un pastel de café sin azúcar, ¿lo probarías?” – Murasakibara le mencionó antes de que Aomine saliera del loca -

Aomine lo miró de reojo y le sonrió.

-          “Claro” – abrió la puerta y salió, ‘Gracias por todo, suerte, la verdad... es que me hubiera encantado probar ese pastel’ pensó Aomine y abrió la puerta del local sintió la presencia de Kise detrás de él, el panfleto que tenía en la mano, lo dobló y lo guardó en una bolsa trasera de su pantalón. – “Y… ¿Ahora a dónde quieres ir? – Aomine le preguntó a Kise mientras caminaban derecho por la calle –

Kise comenzó a caminar y le sonrió ampliamente.

-          “Aominecchi, ¿no estás haciendo demasiados compromisos hoy? Aceptaste ir a comer con Momocchi, y también aceptaste ir a la inauguración de Murasakibaracchi” – lo miró de manera inquisidora – “¿Me estas ocultando algo? O ¿Solo estas de buen humor?”

-          “No” – respondió de manera simple y doblaron por la otra esquina – “¿Tiene algo de malo que haga planes para después? Siempre me echan en cara que no tengo vida social ¿Te molesta?” – preguntó Aomine mientras caminaba tranquilamente –

Kise lo miró y negó con la cabeza, entonces se detuvo detrás del chico moreno y miró el semáforo, iban al distrito comercial de la cuidad. Cuando cruzaron la avenida el rubio iba mirando animadamente los puestos y los locales en las calle, Aomine sonreía al verlo así de animado, entonces Kise se detuvo en seco y miró un restaurante de comida rápida. Aomine dio 3 pasos más y se giró para mirar al rubio. Alzó una ceja y lo miró confundido.

-          “Recuerdo que… hace muchos años tú y Kurokocchi solían comer en este lugar…” – Kise habló con un tono de voz nostálgico, Aomine caminó a su lado y miró dentro del restaurante –

-          “Yo también lo recuerdo”

-          “Aominecchi…”

Las palabras de Kise fueron cortadas por los gritos de unos chicos que salieron corriendo de un callejón y parecían extremadamente asustados. Ambos chicos se miraron, cayendo en cuenta 5 segundos después de que en ese callejón estaban las canchas callejeras.
Aomine sonrió entusiasmado y Kise lo miró sonriendo de la misma manera.

-          “¿Vamos a ver?” – le propuso Kise a Aomine y el moreno solo asintió con la cabeza – “A juzgar por esa sonrisa podría decir que estas algo emocionado”

-          “Un partido no vendría mal” – Le contesto el moreno y comenzó a andar hacia el callejón – “¿No vienes?”

Kise asintió con la cabeza y caminó tranquilamente detrás de él, apenas Aomine se había asomado por aquel callejón su expresión había cambiado por completo, Kise lo miró confundido y se asomó por el callejón, entonces pudo ver a un chico con el cabello rojo, miró de nuevo a su novio y comenzó a sonreír de manera burlona. Aomine se dio media vuelta dispuesto a irse hasta que Kise lo tomó del brazo.

-          “¿No vienes?”

Aomine lo miró de mala gana y negó con la cabeza.

-          “Ni de jodida Kise, yo me largo”

No quiero ver a Kagami, y si Kagami está aquí, significa que Tetsu también lo estará’ Pensó Aomine antes de zafarse de aquel agarre.

Kise enarcó una ceja, miró de nuevo dentro de ese callejón y pudo distinguir una cabellera celeste, Kise soltó a Aomine al mismo tiempo que tomaba una enorme bocanada de aire, Aomine  entendió lo que estaba a punto de hacer y cuando intentó taparle la boca fue demasiado tarde.

-          ¡KAGAMICCHI! ¡KUROKOCCHI! – gritó Kise a todo pulmón mientras comenzaba a correr hacia ellos - ¡Cuánto tiempo!

Ambos chicos se giraron al escuchar esa característica voz y miraron en la dirección de dónde provenía el sonido. Kagami hizo una mueca rara y Kuroko lo miró inexpresivo. Aomine comenzó a negar con la cabeza.

-          “Kise- kun, cuanto tiempo” – Kuroko comenzó a caminar para encontrarse con Kise – “¿Qué te trae por aquí?”

-          “Caminaba por aquí con Aominecchi y vimos que unos chicos salieron asustados de aquí y pensamos en venir a jugar un rato”

-          “¿Aomine-kun viene contigo?” – preguntó Kuroko un poco impresionado –

-          “¿Ahomine fuera de la estación de policía? No me lo creo” – Kagami soltó al aire cuando escuchó unas pisadas acercándose al lugar, fijó la mirada en la entrada del callejón y miró a Aomine acercándose con una sonrisa en el rostro –

-          “¿Eh? ¿Es que acaso no me ves?” – preguntó Aomine con una característica sonrisa en el rostro –

Kagami enarcó una ceja y sonrió de lado.

-          “Lo siento, la estación de policía está más adelante, pareces algo perdido”

Aomine ignoró por completo al pelirrojo y miró a Tetsu.

-          “Murasakibara me dijo que estabas enfermo, ¿estás bien?

Kuroko sonrió ligeramente y asintió con la cabeza.

-          “No es nada grave, solo tengo bajas las defensas”

-          “Ehh” – le contestó Aomine –

-          “Ahomine” – Kagami le llamó mientras comenzaba a botar el balón – “¿1 vs 1?”

-          “Creí que nunca lo pedirías” – Aomine comenzó a estirar los brazos y a girar los hombros -

-          “¡No nos excluyan!” – reclamó Kise mientras los miraba –

-          “Solo será un 1 a 1 primero, quiero derrotarlo por estar de hablador”

Aomine sonrió engreídamente y se paró en debajo de la canasta, había tomado la posición defensiva. Kagami suspiró se colocó delante de él, botaba el balón con la mano derecha y su mirada estaba fija hacia el frente.

-          “Kagami. Tú anteriormente me habías dicho que se me había perdido la estación de policía, pero la verdad es que me sorprende demasiado que no estés en la estación de bomberos” – Aomine le habló al pelirrojo para provocarlo – “No somos tan diferentes en ese aspecto” –

Kagami comenzó a fruncir el ceño y aspiró hondo, sabía por dónde iban las palabras del moreno y no caería en sus provocaciones.

-          “No me compares contigo” – la voz de Kagami salió áspera y seria, Aomine solamente asintió con la cabeza y miró atentamente el balón –

Dichas estas palabras el aire comenzó a sentirse tenso, Kuroko y Kise miraban de lejos.

-          “Kise-kun ¿Quién crees que gané?”

Kise miró un poco sorprendido al peli celeste y después miró a ambos chicos en la cancha.

-          “No lo sé, ellos siempre tienen encuentros muy cerrados”

-          “Hoy Aomine-kun se ve más animado que de costumbre”

Dentro de la cancha Kagami había comenzado a botar el balón con su mano derecha de manera lenta, Aomine observaba de manera atenta los movimientos del balón, por un segundo cruzó mirada con Kagami, en ese momento el pelirrojo aprovechó eso para moverse rápidamente hacia la izquierda, Aomine reaccionó ágilmente y se movió al mismo tiempo que Kagami, cuando lo tuvo de frente de nuevo atravesó su mano derecha para poder robar el balón pero el pelirrojo dio un pase picado y recibió el balón con la mano izquierda logrando salvarlo, Aomine sonrió. Kagami sujetó el balón con ambas manos y se enderezó para tirar, saltó con las piernas juntas pero Aomine saltó al mismo tiempo que él y lo bloqueó, el moreno había sido el primero en tocar el suelo, corriendo hasta donde estaba el balón y lo tomándolo entre sus manos, Kagami corrió detrás de él y Aomine se giró para comenzar a driblear de manera rápida, se encontraba botando el balón con su mano dominante. Con movimientos veloces comenzó a botar el balón de una mano a otra, Kagami estaba tan concentrado en los rápidos botes que bajó la guardia por un segundo y perdió el hilo del juego, Aomine aprovechó que se había distraído en ese momento y paso el balón por entre las piernas de Kagami, corrió hacia el frente para recuperar el balón y lo tomó entre sus manos, saltó con la pierna izquierda y lo clavó con fuerza en el aro.

Kuroko y Kise miraban como Aomine se soltaba del aro y encaraba a Kagami, el pelirrojo tenía el ceño fruncido y Aomine tenía una sonrisa victoriosa en el rostro.

-          “¿Decías?” – le preguntó de manera burlona a Kagami –

-          “¡Cállate! ¡Quiero la revancha!”

Aomine levantó el balón del suelo y lo giró en su dedo índice, justo cuando iba a aceptar la propuesta de Kagami escucharon un grito de Kise, ambos se voltearon para verlo y se percataron de que el rubio sostenía a Tetsu por los hombros, Kuroko parecía no tener fuerza para sostenerse hincándose en el suelo. Kagami corrió rápidamente a ellos, se agachó y tocó la espalda de Kuroko suavemente con su mano derecha. Kuroko tosía fuertemente y Kagami lo miraba muy preocupado, Kise se encontraba arrodillado a su lado y su expresión era de pánico total. Aomine se acercó a ellos y habló.

-          “¿Qué pasa?”

-          “¿Kuroko? ¿Estás bien?” – Kagami le preguntó mientras sobaba suavemente su espalda –

-          “Estoy bien, solo comencé a sentir muy seca la garganta…”

La voz de Kuroko salió áspera y forzosa, su garganta se escuchaba completamente reseca. Aomine frunció el ceño y miró a Kagami. 

-          “Está demasiado pálido…” – Kagami murmuró para sí mismo y tronó la lengua –

-          “Oye, Bakagami, ve a la tienda por bebidas” – Aomine llamó la atención del pelirrojo antes de que entrará más en pánico –

-          “¡¿AHH?!” – le reclamó y Kuroko comenzó a toser de nuevo –

-          “Rápido, yo me quedaré aquí con él” – Aomine lo miró serio –

Kagami chasqueó la lengua y se levantó, asintió con la cabeza y Kise se levantó igualmente.

-          “Iré contigo” – le dijo Kise mientras caminaba hacia Kagami –

-          “Si” – Kagami asintió con la cabeza y le dirigió una última mirada a Kuroko –

Kagami y Kise comenzaron a correr hacia la salida del callejón y Aomine se sentó a un lado de Kuroko.

-          “¿En serio estas bien?” – le preguntó Aomine a Tetsu mientras lo miraba de reojo –

-          “Si…” – Kuroko asintió con la cabeza y se giró para mirar al moreno – “Aomine-kun…”

-          “¿Hm?”

-          “¿Hay algo que te preocupé? – Kuroko le preguntó a Aomine mientras el moreno desviaba la mirada – “Hoy… especialmente te notó distinto, te ves bastante preocupado por algo Aomine- kun”

‘Tsk… al final él se ha dado cuenta no sé porque me sorprende, es imposible engañar a Tetsu’ Pensó Aomine mientras se rascaba la nuca y suspiraba pesadamente.

-          “Tetsu ¿Alguna vez has pensado sobre la profesión de Kagami?”

-          “¿Eh?”

-          “Si… Kagami es bombero ¿nunca has pensado que puede ser la última vez que lo vas a ver?” – las palabras de Aomine salieron sin sentimiento alguno, solo un enorme vacío –

-          “Lo he hecho” – respondió simplemente Kuroko – “Lo pienso todo el tiempo ¿Eso es lo que te preocupa?”

-          “No precisamente, apenas caí en cuenta en lo riesgoso que es mi trabajo” – Aomine respondió con aires de melancolía –

-          “¿Apenas? ¿Acaso te creías inmortal?” – Kuroko le respondió con ironía –

Aomine lo miró de frente y enarcó una ceja.

-          “¿Qué?” – Kuroko le respondió mientras lo miraba, Aomine negó con la cabeza y Tetsu frunció el ceño – “Lo sabía, Aomine-kun está raro”

-          “Tetsu, si… algo llegará a pasar quiera…”

-          “Aomine-kun es malo con las palabras, no es necesario que hables, Aomine-kun, te comprendo, pero no pienses cosas tan deprimentes, te deprimirás tú solo”

Aomine sonrió para sí mismo y cerró los ojos por un segundo.

No es eso Tetsu, quería darte las gracias por todo lo que has hecho por mí, en efecto Tetsu, soy malo con las palabras, discúlpame, pero me temo que esta será la última vez que nos volvemos a ver, eres la voz de la razón casi siempre y es por eso que quiero que cuides de Kagami y Kise, ambos son unas cabezas huecas y yo también lo fui’ pensó Aomine al mismo tiempo que alzaba su mano derecha, formó un puño y extendió el brazo hacia Tetsu, Tetsu lo miró extrañado y chocó puños con él.

-          “¡Kuroko!”

Kagami llegó corriendo con unas bolsas de plástico en los brazos, detrás de él llegó Kise con bolsas de comida, ambos lucían cansados y estaban jadeantes.

Kagami se acercó primero y le pasó una botella de agua al más bajo, Kuroko la abrió y comenzó a tomarla. Aomine se levantó del suelo y fue a ayudar a Kise.

-          “¿Comida?” – preguntó el moreno mientras tomaba las bolsas –

Kise apoyó sus manos en sus rodillas y comenzó a respirar dificultosamente.

-          “Kagamicchi… había dicho… que… Kurokocchi no había… comido nada y que… quizá por eso… se sentía así…”

Las palabras de Kise salieron entre cortadas debido a su respiración irregular, Aomine comenzó a caminar hacia Kagami y le entregó las bolsas con comida.

-          “No deberías tenerlo tanto tiempo sin comer estando así de enfermo” – Aomine le dijo serio –

-          “No pretendíamos estar aquí tanto tiempo, salimos porque Tetsuya quería caminar”

‘¿Tetsuya? Después de años de noviazgo es la primera vez que lo escuchó llamarlo por su nombre de pila’  Pensó Aomine mientras veía extrañado a Kagami ‘Ahora que lo pienso… sólo llamo a Kise por su nombre de pila a la hora de tener sexo, nunca lo he llamado Ryouta en público y él nunca me ha llamado Daiki en la calle’
Aomine tenía un pequeño debate mental mientras Kagami comenzaba a comer, estaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas, Kise se había acercado a ellos y Aomine seguía parado en el mismo lugar con la vista perdida.

-          “¿No piensan sentarse a comer?” – Kagami les habló con la boca llena, Kise se sentó en el suelo y jaló ligeramente el pantalón de Aomine, Kagami sacó una hamburguesa de la bolsa y se la extendió a Aomine – “Solo come”

Aomine se sentó en el suelo y tomó la hamburguesa que el pelirrojo le ofrecía, Kise sacó el resto de las bebidas de la bolsa y las repartió, el sol se estaba comenzando a poner. Los tres chicos platicaban animadamente mientras comían y Aomine era el único en silencio. Estaba pensando.

El tiempo comenzaba a escaparse como agua entre sus dedos, aunque había sido un día muy productivo.
Vio por última vez a su amiga de la infancia, vio a su antiguo compañero de equipo, pudo ver a Tetsu, ganarle a Kagami, estaba con Kise. El día iba bastante bien para ser su último día.

Cuando terminaron de comer recogieron todo y tiraron lo sobrante a la basura, comenzaron a caminar por el oscuro callejón y Aomine le dio un último vistazo a las canchas, es básquet callejero había sido su segunda casa, y hoy le decía adiós.

-          “¿Por qué esa cara?” – Kagami le preguntó a Aomine y este simplemente negó con la cabeza –

-          “Kagami, si es que me muero, te heredo mis zapatos de basquetbol”

Kagami sonrió al pensar que Aomine estaba bromeando y asintió con la cabeza.

-          “Les daré un mejor uso que tú”

Respondió Kagami y Aomine se quedó en silencio ‘Es un completo idiota, pero, es un buen tipo, me quedo tranquilo al saber que es él quien cuidará de Tetsu, su nueva luz’ pensó Aomine mientras sonreía para sí mismo.

Mientras caminaban por las calles llegaron a la calle principal. Aomine y Kise debían atravesarla mientras Kagami y Kuroko seguían derecho dos calles más. Se pararon en la señal peatonal y esperaron a que el color del semáforo cambiara, mientras, ellos se despedían. Aquí es en donde se separaban. Aomine sintió un golpe en el corazón y trató de permanecer firme.

-          “Kagamicchi, Kurokocchi, hasta luego” – Kise se despidió alegremente mientras abrazaba a Kuroko –

-          “Momoi-san me habló para invitarme a comer dentro de 8 días” – Kuroko le respondió a Kise mientras lo separaba – “Ahí estaremos”

Aomine miró a Kagami en forma inquisitoria. Kagami suspiró y le dijo.

-          “Tengo descaso a esa hora, así que podré ir con ustedes, por eso mismo no puedes faltar Ahomine”

Aomine sonrió de manera altanera y lo miró con superioridad.

-          “Ahí estaré”

-          “Bueno, nos vamos” – Kagami se despidió de ellos –

-          “Te lo encargó” – Aomine miró a Kuroko y se dirigió a Kagami y el pelirrojo lo abrazó –

-          “Hasta luego” – Kuroko se inclinó educadamente y miró a Aomine, este tenía una mirada melancólica y una inquietud nació en su interior, Aomine le extendió la mano en forma de puño y Kuroko se lo regresó – “Esto…” – Kuroko miró inquietado a Aomine y miró que la gente comenzaba a moverse –

-          “Adiós” – les dijo Aomine mientras miraba el semáforo, estaba en verde así que comenzó a caminar – “Gracias por todo…” – murmuró  –

-          “¡Bye- Bye!” – Kise movió su mano en forma de despedida mientras caminaba detrás de Aomine – “¡Ahh! Esperó que Kurokocchi mejore”

-           “Yo también” – respondió Aomine mientras miraba los puestos de las calles – “Ryouta…”

Aomine soltó en voz alta al aire y Kise lo escuchó, el rostro de Kise se sonrojó considerablemente, no había razón para llamarlo así en ese momento, no es que le molestara, sino que le había tomado por sorpresa.

-          “¿S-si? – Kise le respondió nerviosamente y Aomine lo miró de reojo –

-          “Ah, no es nada, solo quería hacerlo” – Aomine le respondió restándole importancia mientras seguía caminando –

-          “… Daiki”

Kise le llamó en voz baja pero fue lo suficientemente alto como para que Aomine lo escuchara entre todos los murmullos de la cuidad, su corazón dio un vuelco y comenzó a latir muy rápido, sonrió de manera victoriosa, en ese momento se giró para tomar a Kise de una muñeca, lo acercó a él y susurrándole al oído le dijo.

-          “No importa bajo qué situación digas mi nombre, suena bastante erótico”

Aomine soltó al rubio y continuo con su camino, Kise estaba más que avergonzado en ese momento, caminó a una distancia prudente de él y miró su espalda, los latidos de su corazón estaban frenéticos y todo por las palabras del moreno.

Cuando por fin llegaron al edificio, subieron por las escaleras, 5 pisos no los iban a matar. Subieron en silencio y Kise se paró en frente de la puerta, buscó en su pantalón las llaves cuando unos brazos comenzaron a abrazarlo por la espalda. Aomine se agachó y recargó su barbilla en su hombro, con movimientos lentos comenzó a meter sus manos por debajo de la ropa. Kise cerró por un momento y se dejó hacer por las caricias que el contrario le proporcionaba, Aomine sopló en su cuello y con voz ronca le habló.

-          “Ryouta… te deseo”  

Las piernas de Kise vacilaron un poco, sus manos temblaban y su cuerpo comenzaba a caer en el juego del moreno. Aomine le quitó las llaves de la mano y abrió la puerta, con Kise  por delante comenzó a caminar hacia adentro del departamento y cerró la puerta detrás de él, poco a poco fue acorralando a Kise contra una pared y le dio vuelta para mirarlo a la cara, se inclinó para besarlo, su legua se dejó de rodeos y comenzó a jugar con la de Kise, era un beso salvaje lleno de lujuria, sus manos se deslizaban debajo de la ropa del rubio.

El departamento se encontraba en penumbras, todas las luces se encontraban apagadas, pero por las ventanas se colaba una luz lunar muy tenue que alumbraba lo suficiente como para distinguir los rostros y las miradas de cada uno.

Kise en ese momento se alejó un poco para poder respirar, su temperatura corporal había aumentado drásticamente y sus latidos cardiacos estaban desenfrenados, comenzó a deslizar sus manos por debajo de la ropa del moreno y comenzó a acariciar su espalda, Aomine tomó el borde de la playera de Kise y la levantó por completo, despojándolo de ella, la dejó caer al suelo y capturó de nuevo los labios de Kise, el modelo pasó sus brazos por encima del cuello de Aomine y comenzó a enredar sus manos en su cabello.

Kise se encontraba jadeante y deseoso, todavía no habían hecho nada y su piel ya estaba ligeramente perlada de sudor. Aomine lo miró y comenzó a dejar besos a lo largo de su cuello. Kise se mordió fuertemente el labio inferior y dejó salir el primer gemido de la noche.

-          “Ahh…”

Aomine alzó la mirada y se relamió los labios.

-          “¿Y sí... nos movemos de lugar?” – Aomine le habló seductoramente al oído y Kise asintió con la cabeza –

Aomine lo tomo de las piernas y lo levantó, Kise se aferró con fuerza al cuerpo del moreno y aprovechó para atacar su cuello, mientras Aomine caminaba a la habitación Kise mordía y succionaba con fuerza su piel procurando no lastimarlo, seguramente eso dejaría marcas,  tambaleándose por la sala y por el pasillo el moreno logró encontrar la puerta de la habitación la abrió de par en par y caminó hacia la cama, ahí recostó a Kise y se sacó la playera arrojándola a alguna parte de la habitación. Miró a Kise recostado en la cama con la mirada fija en él y escuchó atentamente el segundero del reloj.

Tragó en seco y caminó hasta Kise y se subió en la cama, deslizó su mano hasta su pantalón lo desabotonó y comenzó a deslizarlo hasta arrojarlo lejos de la cama se subió encima de él y coloco sus rodillas a un lado de sus costados, se agachó para besar su clavícula y succionó con fuerza, continuó bajando hasta su abdomen. Siguió dejando marcas hasta que llegó al resorte del bóxer.

Ahora que lo pensaba, ¿Cuándo lo había hecho así de lento? ¿Cuándo se había tomado el tiempo de recorrer el cuerpo de Kise de esta manera?

Tiempo” repitió Aomine en su mente.

¿Cuándo el tiempo se le fue así de rápido? ¿Cuándo se había quedado sin tiempo?

Tiempo para ver a sus amigos, a sus familiares, a su novio…

Pasó su lengua por encima de la tela y sintió la punta mojada, siendo sinceros él tampoco se sentía cómodo con el pantalón puesto, pero estaba disfrutando tanto este momento que no se quejaría.

Kise se aferró con fuerza a las sabanas y arqueó la espalda. Aomine tomó entre sus dedos la tela del bóxer y la jaló hacia abajo. Lentamente fue despojándolo de la última prenda de ropa y miró a Kise completamente desnudo, jadeante y excitado.

Aomine sonrió de manera sádica y tomó entre su mano el pene erecto del rubio y lo acarició ligeramente antes de pasar su lengua por la punta. Kise abrió enormemente los ojos y su cuerpo se estremeció. Aomine continuó lamiendo toda la extensión hasta que decidió meterlo por completo.

-          “Ah… ¡Ahh!”

Los gemidos de Kise inundaron por completo la habitación, Aomine movía su cabeza de arriba hacia abajo, metiendo y sacando el miembro de su boca, sintió en su lengua un sabor salino e incrementó la velocidad de su cabeza, pero Kise lo tomó del cabello y lo detuvo. Con la respiración entre cortada trató de sentarse en la cama y miró directamente a los ojos a Aomine.

-          “Yo… todavía no quiero terminar” – Kise se deslizó hasta ponerse de pie y con las piernas temblorosas rodeó la cama, tomó de la mano a Aomine y lo levantó – “Es mi turno…”

Kise se hincó en el suelo y estiró sus manos hasta la bragueta del pantalón del moreno lo desabotonó con facilidad y junto con los bóxer comenzó a deslizarlo hacia abajo. Jadeó al ver lo duro que se encontraba el pene del moreno y acercó lentamente su boca, cogió con sus labios uno de sus testículos y comenzó a succionar suavemente. Aomine comenzó a cerrar los ojos y echó su cabeza hacia atrás. Kise dejó de lado los testículos y se alzó un poco más para tomar entre su mano el miembro de Aomine y meterlo por completo en su boca, movía su lengua en círculos sobre el glande, comenzó a mover ligeramente su cabeza comenzando con vaivén pero Aomine lo tomó de la cabeza, empezó a mover sutilmente las caderas metiendo y sacando su pene de la boca de Kise hasta que lo sacó por completo. Kise lo miró con un hilo de saliva que se escaba por la comisura de sus labios y el moreno se sentó en la cama.

Sonrió seductoramente y palmeó los muslos de sus piernas, invitando a Kise que se sentara sobre él, Kise sonrió de manera lasciva y le extendió la mano a Aomine, el moreno lo ayudó a levantarse y Kise se puso de pie, se colocó de espaldas al moreno y buscó con su mano derecha su pene, comenzó a sentarse sobre sus piernas introduciendo el miembro de su novio, comenzó a bajar las caderas de manera lenta y cuando por fin lo sintió todo dentro se quedó quieto unos segundos, para acostumbrarse a la sensación.

Aomine hizo el esfuerzo sobre humano por no moverse antes de Kise estuviera completamente listo, toda la saliva de la felación había servido como lubricación sin mencionar que Kise se sentía húmedo y jodidamente estrecho, sintió que Kise hizo el primer movimiento, y un jadeo ronco se ahogó en su garganta. Kise se levantó lentamente y se dejó caer con fuerza, introduciendo violentamente el miembro de su pareja. Aomine colocó sus manos en las caderas de Kise y comenzó a guiar la velocidad de las penetraciones.

-          “¿Sabías que te mueves de una manera deliciosa Ryouta?

El interior de Kise se contrajo y perdió la fuerza por un segundo, Aomine separó a Kise y le dio vuelta para que se recargara en la cama, se posicionó detrás de él e introdujo su pene de nuevo. Comenzó con embestidas lentas y se inclinó para hablarle al oído a Kise.

-          “Déjame escuchar tu voz Ryouta”

-          “Me encanta la manera frenética en la que me penetras Daiki”

Aomine jadeo en respuesta a aquel comentario y aumento drásticamente  los movimientos pélvicos arremetiendo violentamente contra la entrada del rubio, Kise solo se limitaba a gemir fuertemente, sus piernas temblaban y su cuerpo comenzaba a quedarse sin fuerza. Sonidos acuosos remplazaron el sonido del segundero hasta que un gemido de Kise especialmente agudo y alto llamaron la atención del moreno el cual sonrió victorioso.

-          “Parece que lo he encontrado” – Aomine volvió a golpear fuertemente aquel punto y el interior de Kise se estrechó considerablemente su interior – “Si no te conociera podría decir que lo estas disfrutando Ryouta~”

-          “Daiki… más… más fuerte”

La visión de Aomine se nubló por un segundo y sujetó con fuerza el cabello rubio y tiró de él hacia atrás Kise comenzó a golpear sus caderas contra la pelvis de Aomine, comenzó a sentir un cosquilleo en la parte baja de su abdomen, estaba a punto de correrse.

-          “Voy a correrme” – Kise logró hilar algo coherente en medio de todos los jadeos –

-          “Córrete, córrete por todo el placer que te estoy dando”

-          “Dentro de mi” – pidió mientras Aomine le soltaba el cabello –

-          “No pretendía sacarlo” – Aomine en ningún momento paró con el ritmo demencial que llevaba con sus cadera y sonrió nostálgicamente – “Te amo Ryouta”

Apenas Kise escuchó estas palabras se corrió estrechando el canal provocando que Aomine se corriera después de él. Aomine sacó su pene del interior de Kise y se tiró a su lado en la cama y ayudó a Kise a subirse a la cama. Aomine cerró los ojos tratando de recurar su aliento. Kise se giró y lo abrazó.

‘Joder, creo que ese ha sido de los mejores orgasmos que tuve en toda mi vida’ pensó Aomine mientras abría los ojos, miró el techo en la oscuridad y comenzó a acariciar el cabello del rubio.

-          “Sabes Kise…” – Aomine habló con un tono de voz ronco y suave – “Leí en internet una leyenda urbana”

-          “¿Leyenda urbana? – preguntó Kise mientras respiraba lentamente –

-          “Si… leí que… al morir la muerte te concede un último deseo al momento de morir antes de juzgar tu alma” – Aomine le respondió con dificultad –

-          “¿Eh? ¿En serio?” – Kise le contestó mientras alzaba ligeramente la mirada – “¿Qué pedirías tú?

Aomine tragó en seco y sintió que su corazón se oprimió.

-          “¿Yo?” – habló Aomine, entonces sonrió – “Yo pediría verte de nuevo”

-          “¿Verme?” – Kise le preguntó totalmente incrédulo –

-          “Claro que sí, daría lo que fuera por pasar solo un día más contigo antes de que mi alma fuera juzgada” – Kise sonrió de lado y después frunció el ceño –

-          “Por favor dejemos de hablar de la muerte, tu no vas a morir ahora”

Aomine se quedó en shock y sonrió con aires de tristeza.

-          “Es cierto”

-          “Yo también… pediría verte una vez más antes de partir”

Kise dijo esas últimas palabras antes de caer dormido, Aomine sonrió cálidamente y una lagrima resbaló por su mejilla, se deslizó por la cama y tomó su celular de la mesita de noche donde lo había dejado en la mañana, oprimió el botón de desbloqueó y miró la hora.

-          “11:28 pm”

Aomine bajó el celular y lágrimas resbalaron por sus mejillas, cubrió su mano con su boca para callar cualquier sonido que pudiera despertar al rubio. Se movió lentamente hasta salir de la cama, buscó su ropa entre la oscuridad y se colocó su bóxer. Caminó fuera de la habitación y llegó a la sala, las lágrimas salieron descontroladas de sus ojos, caminó lentamente hacia el sillón y se sentó en él, recargó sus codos en sus rodillas, entrelazó los dedos de sus manos y recargó su frente en ese enlace.

Sollozos leves salieron de su boca y las lágrimas eran más abundantes. Entonces se levantó en seco,  y con lágrimas en los ojos caminó por el pasillo hasta llegar a la habitación siguiente de donde dormía, abrió la puerta y se encontró con su estudio. Caminó hacia el escritorio y se sentó en su silla, abrió el cajón derecho superior, sacó hojas blancas y tomó un bolígrafo negro.

Escribió lo más rápido que pudo, cada palabra escrita era tan dolorosa que la opresión de su pecho se le hizo insoportable, no podía dejar de llorar.

‘Se terminó… el tiempo… se me ha acabado’ pensó mientras abría el cajón izquierdo inferior, sacó 7 sobres y doblo las cartas, escribió la dirección en los sobres y los selló. Se levantó del escritorio con pesadez y caminó a la puerta principal.

‘Mañana es lunes, el cartero vendrá y se llevará las cartas, las cartas tardaran 8 días en llegar y para ese entonces yo…’

-          “Estaré muerto” – dijo Aomine para sí mismo mientras dejaba las cartas en el buzón de salida – “Adiós chicos… cuídense”

Aomine hizo una mueca de dolor y con su mano tocó su pecho, las lágrimas nunca cesaron, el dolor nunca desapareció.

Entonces comenzó a recordar toda su vida.

Aomine Daiki nació el 31 de agosto, en un pequeño pueblo costero, su madre era de Yokohama y su padre de Tokio, vivió en Yokohama 4 años hasta que su madre enfermó y murió. Se cambió de residencia a Tokio con su padre, vivó con él hasta que cumplió los 19 años, comenzó a jugar baloncesto a los 7 años, en unas canchas callejeras cerca de su escuela primaria, asistió a Teiko en la escuela secundaria y a Too Gakuen en preparatoria.

Realizó su servicio militar a los 18 años y se unió a la academia de policía de Tokio a los 21 años, en donde trabajó por 7 años, pasó de ser comandante a capitán de escuadrón a los 25.

Comenzó su relación de noviazgo con Kise a los 16 años y con dificultades lograron salir adelante.

Comenzó a vivir con Kise a los 22 años.

Y murió a los 28 años de edad durante un tiroteo...

  ‘Conocí a tantas personas… me enamoré y trabajé. Solo me faltó formar una familia’ Aomine pensó mientras sonría amargamente.

Caminó de regreso a la habitación y se recostó a un lado de Kise, lo miró dormir y estiró su mano para acariciar su piel y sintió su calor.

‘Su piel blanca como la nieve, es tan suave al tacto, su cabello rubio siempre parece brillar como el sol, sus ojos ambarinos que resplandecen cada que sonríe, su figura delgada y marcada… lo hacen completamente hermoso… Kise Ryouta’

Aomine perdió el aliento por un segundo, sus lágrimas inundaron toda su cara y sus manos temblaron mientras acariciaba su cabello, escuchó unas leves pisadas en el pasillo y su corazón se detuvo.

‘Se acabó mi tiempo’


Cerró los ojos fuertemente al tiempo que mordía su labio inferior para callar los sollozos, lentamente se fue separando de Kise, fijó su mirada en la entrada de la habitación y miró una enorme sombra. Asintió y se sentó en el borde de la cama, cuando se propuso ponerse de pie sintió que una mano tomaba la suya, rápidamente se secó las lágrimas y se giró para verlo.

-          “¿Aominecchi? ¿A dónde vas?” – Kise le preguntó algo inquieto mientras se levantaba un poco, aún seguía adormilado – “Sentí algo raro…”

Aomine sintió un golpe directo en el corazón y respiró hondo para mantenerse firme, se soltó de su agarre y se inclinó hacía el.

-          “Solo voy al baño, recuéstate bien, te resfriaras”

Kise frunció un poco el ceño. Sintió que extraño presentimiento lo seguía golpeando de lleno en la cara y no podía cambiar la expresión de preocupación de s rostro. Suspiró en forma de derrota y asintió lentamente con la cabeza. Quizá solamente se estaba volviendo paranoico.

-          “Te esperó” – Kise se volvió a recostar en la cama y lo miró –

Aomine se inclinó para besarlo y sintió sus suaves labios una vez más sobre los suyos, lo besó con suavidad y gentiliza hasta que la falta de aire los hizo por fin separarse.

-          “Te amo Kise Ryouta” – sonrió para Kise y se dio media vuelta –

-          “Yo también te amo Aomine Daiki” – le respondió Kise –

Aomine sintió una estaca en el pecho, abrió con lentitud la puerta del baño, encendió la luz  y dentro de este miró un salón blanco.  Como cuando había despertado. Miró de nuevo a Kise, le sonrió y murmuró para sí mismo.

-          “Adiós”

 Atravesó la habitación y pasó de estar con solo un bóxer encima a vestir una playera de manga larga blanca y unos pantalones blancos. Cerró la puerta detrás de él y se deslizó por la pared hasta quedar sentado en el suelo.

-          “¡¡KISEEEEE!!”

Gritó con todo el dolor de su alma, lloró y sollozó tan fuerte como su voz se lo permitía.

-          “MALDICION! ¿¡POR QUE TUVO QUE PASAR ESTO!?”

Abrazó sus piernas tratando de calmar el dolor pero le fue inútil, estaba completamente destrozado.

-          “Perdón… Kise, Perdóname por dejarte solo, Perdón, Perdón, Perdón”

Aomine continuó sollozando.

-          “Lamentarte no servirá de nada, ya estás muerto”

Aomine alzó la vista rápidamente y se encontró con aquella enorme sombra de nuevo.

-          “De pie”

La muerte le ordenó y Aomine trató de ponerse de pie, sus piernas temblaban y su vista se nublaba cada 5 segundos por las lágrimas que no paraban de salir de sus ojos. Cuando por fin se puso de pie agachó la mirada. La muerte tomó una enorme bocanada de aire y habló.

-          “Procederé a juzgar tu alma Aomine Daiki”

Aquella gruesa voz resonó por la habitación.

-          “El pecado capital que se apoderó de ti fue la avaricia, el deseo de poseer la victoria a costa de todo fue lo que te llevó por el camino que al final te dejó solo. Y no solo eso, la pereza y la lujuria estuvieron presentes casi siempre.”

La muerte le habló y Aomine solamente miraba el pisó con melancolía.

-          “Pero, corregiste tu andar y saliste del camino avaricioso tratando de enmendar tus errores del pasado, olvidaste el orgullo, la pereza y la avaricia para ser una mejor persona, aunque tu personalidad extrovertida y arrogante nunca te permitió ser del todo sincero con tus familiares. Alza la mirada”

Aomine alzó lentamente la cabeza y lo miró a la máscara.

-          “Noto arrepentimiento en tu voz y en tu mirada, y eso es lo que buscaba, elegiste un trabajo para proteger al inocente a costa de tu vida. Siempre miraste por el bien de tus compañeros y es por eso que…”

La muerte alzó la enorme hoz que sostenía en su mano derecha y golpeo el suelo causando un estrepitoso sondo.

-          “Tu alma estará sentencia… A renacer”

Aomine abrió los ojos con sorpresa.
No es que fuera la peor persona del mundo, sino que simplemente no se espera una oportunidad tan grande como esta.

-          “Renacerás como un animal y cuando mueras, tu alma volverá a renacer como la de un humano, podrás corregir todos tus errores o condenarte para siempre, eso dependerá de ti”

Aomine carraspeó su garganta y con la voz temblorosa le preguntó.

-          “Tetsu… estará bien, ¿verdad?”

La muerte se quedó quieta por varios segundos y después agachó la mirada para verlo.

-          “Si, a él aún le queda algo de tiempo” – le respondió sencillamente la muerte–

Aomine suspiró aliviado. Entonces otra pregunta se formuló en su cabeza.

-          “Yo… ¿algún día me volveré a encontrar con Kise?”

-          “Eso no depende de mí, depende del destino,  quizá pasen cientos de años para que puedan volverse a encontrar en otra vida pero no tendrás ningún recuerdo de tu vida pasada”

Aomine bajó la mirada decepcionado y asintió con la cabeza.

-          “Entiendo”

-          “Si algún día lo volvieras a ver, lo reconocerás al instante, el destino pondrá mil veces a la persona que esté detrás del otro extremo de tu hilo rojo solo para que pases tiempo con él, no te preocupes.”

Aomine sonrió de manera sutil y lo miró.

-          “Confió en que así será”

Con aires melancólicos cerró los ojos y dio su último suspiro.

-          “Espero poder jugar con ustedes de nuevo solo una vez más”

El día 5 de febrero a las 11:40 pm Kise Ryouta se enteró que Aomine Daiki había muerto por una bala en la nuca.


El día 6 de febrero fueron entregadas 7 cartas de Aomine Daiki escritas antes de morir, para Momoi Satsuki, Kuroko Tetsuya, Kagami Taiga, Murasakibara Atsushi, Akashi Seijuuro, Midorima Shintaro… y Kise Ryouta, estaban grabadas las últimas palabras del moreno, lo que nunca les pudo decir.

Kise leyó la última carta que había dejado Aomine para él, firmando con la frase:

“Porque pasar solo un día más contigo fue mi último deseo. Gracias. Te espero en la otra vida para poder ser feliz contigo. Te amo. Aomine Daiki”

 

 

 

Notas finales:

¡Gracias por leer! :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).