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Mensaje por Crimson

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Notas del fanfic:

 

(Aguante el Kurenma/Kuroken, vieja. No me importa nada)

Notas del capitulo:

Al mundo le falta KurooKen, y quise hacer el intento en este fandom.

 

Para: Kuroo.
Asunto: regresa.

No sé cómo vivir sin ti, supongo que solo me acostumbré a tenerte cada día ahí, a mi lado.
Por las noches, observo tu ventana; las cortinas cerradas, siempre con las luces apagadas. Tu ausencia se me hace tan pesada.
Ahora que no estás, no sé qué hacer con mis manos. Su lugar siempre estuvo entre las tuyas. Mi lugar siempre estuvo en ti, acunado en tu pecho, ignorante del mundo y su agresividad.
Siempre fuiste fuerte y decidido, aún cuando éramos solo niños. Siempre cargaste el peso de mi existencia, me amaste y cuidaste, gracias a ti conocí tantas nuevas experiencias.
A veces, creo que aún te escucho pidiendo por un pase en medio del entrenamiento, o gritando mi nombre desde la puerta de mi salón, regañándome por querer saltarme el almuerzo.
Tu padre siempre ha viajado mucho, ¿verdad? Supongo que ahora sólo quiere escapar, él no puede aceptar la idea de que su único hijo, su orgullo, ya no está. Ahora tu madre se la pasa más sola que nunca. A veces quisiera visitarla, estar con ella un momento, pero es tan parecida a ti que se me haría un tormento. Tú tenías sus ojos, esa orbes oscuras y miteriosas, tan vacías y desbordastes de vida a la vez. Ya no puedo verla a la cara sin sentir la necesidad de echar a llorar.

Por favor, Kuroo, regresa.

Este año, la ceremonia de graduación fue la más amarga de todas. Tenía tanto miedo a que llegara el momento de decir adiós, cuando en realidad nunca tuve la oportunidad.
El director te nombró en medio de su discurso, y todo en equipo rompió a llorar. Estamos tan perdidos sin nuestro amado capitán.
He tenido que subir al escenario y recibir un reconocimiento que era para ti. Me sentí de nuevo un atemorizado niño pequeño, creo que solo eso soy sin ti.

Durante este tiempo, he vivido de recuerdos. Durante los días soleados visitos nuestros escondites secretos, y vago en las calles por las que alguna vez me llevaste. Aún no pierdo la esperanza de encontrarte.

Te extraño más que a nada.

Extraño tu presencia. Tus gritos y tus silencios. Extraño tus palabrotas, y tus incómodas muestras de afecto. Extraño sentir tu mano sobre la mía, y que me guíes por avenidas desconocidas. Extraño tus comentarios de cerebrito, esos que te hacían ver como un maldito engreído.

Alguna vez me dijiste 'si quieres algo, no dejes un solo día pasar', pero, ¿y si solo quiero estar a tu lado? Ya no sé qué rumbo tomar. Si hago algo estúpido, sé que no me lo perdonarás.

Esperaré ese momento en que me veas, y vueltas a tomar mi mano al caminar.

Escribo esto a las tres de la madrugada, sé que no te enfadarás, pero mi madre ha oído mi llanto y ha dicho que ya es tiempo de dejarte descansar.

Duerme tranquilo, Tetsu.

Y, si algún día llegamos a reencarnar, búscame, así como yo lo haré. Por que, si tuviera la oportunidad, elegiría jugar contigo una vez más.

Te ama, Ken.

 

 

El celular vibró con fuerza contra su pecho, anunciando la llegada de un mensaje con un corto sonido, el que fue amortiguado por las maderas a su alrededor.
La pantalla mostraba quince mensajes recibidos en el último mes, todos sin haber sido siquiera abiertos, todos enviados por la misma persona.
La batería ya estaba por acabar, y la humedad de la tierra sobre su cabeza comenzaba a llenar de moho el elegante traje que su madre había elegido para él, el mismo traje que había planeado usar cuándo le pidiera a Kenma ser su prometido la semana siguiente a su graduación.

El aparato volvió a vibrar, esta vez pidiendo ser conectado a una fuente de energía. La pantalla iluminó por ultima vez, haciendo notar aún más el deplorable estado en que el choque automovilístico había dejado el aparato por en cuál Tetsuro había ahorrado tanto.

El móvil por fin se apagó. Ya no importaba, el propietario no podía usarlo. Ahora, sobre el pecho frío y falto de pulsaciones de su dueño, solo se pudriría hasta fundirse con ese cuerpo inerte, tan lleno de cicatrices y hematomas.
Ya no habría más sonido o luz dentro de la alegante ataúd. Ya era momento de descansar.

 

Notas finales:

Este es mi aporte al fandom.

Lo siento si hay algún horror ortográfico, pero hace años dejé de revisar lo que escribo. Solo copié y pegué.

Dejen su opinión con confianza, las escritoras nos alimentamos de ellas.

 

Au revoir.


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