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The Time por Ash_Ashford

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Notas del capitulo:

¡Hola! 

Nuevo capítulo espero les guste uwu

Gracias Marsbeelzee y a MoonSpiky por sus comentarios en el capítulo pasado.

En este capítulo se toca ligeramente el lado oscuro de la historia, pero no se preocupen que ya sabrán más al respecto. 

Como nota aclaratoria, el Domingo de este capítulo es 3 de Mayo y el cumpleaños de Luffy es el 5 de Mayo. 

The Time.

Capítulo 19. Coviviendo.

Jueves 03:15 pm

La casa de Nami a diferencia de Cocoyashi era bastante minimalista. Los colores claros y sobrios se veían sorprendidos de vez en cuando con algún cojín colorido o alguna fotografía pintoresca, pero en general era bastante clara y simple, claro, sin perder el buen gusto. A Robin le gustaba, parecía ser un buen lugar en donde leer tranquilamente, aunque claro ella no iba a casa de Nami a leer.

—¿Robin? —Preguntó la pelinaranja mientras asomaba un poco la cabeza por las escaleras. La pelinegra se había quedado viendo la estancia principal sin tomarle mucha atención a su anfitriona quien ya había subido al segundo piso.

—Voy detrás de ti.

La habitación de Nami, por el contrario, era escandalosa, desordenada y llamativa. De estar un poco más ordenada probablemente se vería mejor de lo que aparentaba en su estado actual, pero no tenía remedio; si el instinto de Nami le decía que había una moneda tirada en algún lugar no se quedaba tranquila hasta encontrarla, sin importarle que acabara de ordenar todo. Y la causante de todas las monedas de 50 centavos aparecidas de la nada no era otra que el hada de los centavos: Nojiko.

—Te juro que lo huele. —Le dijo una vez a Robin en una fiesta de cumpleaños de Bellemere —Yo sólo tiro la moneda en algún lugar random y no digo nada, y a los 15 minutos, Nami empieza a buscar de pies a cabeza y la encuentra. Es increíble.

La casa de Nami le daba cierta envidia. Siempre tan animada, con Nojiko y Bellemere en ella no había lugar para el silencio, y si ambas estaban trabajando bastaba con abrir la puerta que conectaba la estancia principal con la cocina del Cocoyashi y listo. Inclusive se podía hablar con los clientes del lugar, la mayoría eran clientes frecuentes que iban los mismos días a la misma hora a comer lo mismo. Nunca sola. Su casa por el contrario… Su madre siempre en la universidad dando clases o fuera del país investigando zonas arqueológicas. Pensó que las cosas se animarían un poco cuando su madre decidió casarse con Saul, pero no. Olvia en la universidad, Saul en la estación de policías, ella en casa, sola. No había remedio.

—Perdona el desastre —Dijo sin vergüenza alguna la menor. Estaba acostumbrada a que sus amigos vieran su (en la mayoría de las veces) desastrosa habitación.

—No te preocupes. —Dijo mientras tomaba asiento en la cama.

—Bien, sé que tienes que estudiar así que no te quitaré mucho tiempo.

—Zoro y Sanji. —Dijo viendo a los ojos a Nami. —Y Usopp. —Nami asintió. —Y Luffy. —La menor ahora abría un poco los ojos, parecía sorprendida.

—Cómo esperaba de ti Robin, no dejaste ir ni una sola.

—Son bastante obvios todos. ¿Con quién empezamos?

—¿Usopp? Es el que me preocupa más, ya sabes, por lo que pasó en la fiesta.

El día después de la fiesta, cuando terminó su turno en la biblioteca la morena se había encontrado a una Nami pensativa, sentada en la banqueta de su casa, viendo a la nada.

—Nami, ¿qué pasó? ¿Todo bien? —Preguntó preocupada. Era poco usual verla ahí.

—Sí, sí, no te preocupes. Pero tengo que hablar contigo de algo.

Y unos minutos la menor le contaba que en la fiesta, después de que Zoro y Sanji fallaran en su misión de buscar a Usopp, ella había encontrado al pelinegro. Usopp estaba dormido, en uno de los sillones del segundo piso, pero se veía a leguas que había llorado horrores. Como si no fuera suficiente emborracharse de la nada.

—Sí, yo también lo he notado. Cuando se esfuerza tanto por no preocuparnos nunca es nada bueno. —Dijo recordando la actitud del moreno en las pasadas semanas.

Ambas habían esperado a que el moreno se abriera, o si era algo temporal a que se aliviara por sí mismo, pero era evidente que eso no iba a pasar.

—Se puso igual cuando su papá fue transferido.

—Y cuando cortó con Kaya.

—Sí, eso le costó demasiado.

—Bien —Dijo la morena mientras sacaba su tableta y abría Facebook. —Hagamos una pequeña investigación.

Al cabo de media hora ambas chicas dictaminaron que ya no había información útil.

—Okay, ha estado reaccionando a post con videos de canciones tristes.

—Lo que nos confirma que está mal, porque casi sólo ve videos de memes.

—La mayoría de esas canciones son de amor.

—¿En serio? No me di cuenta. ¿Crees que se haya enamorado de alguien y lo hayan rechazado?

—El día de la fiesta, tuve una conversación un poco extraña con él. —Dijo la morena mientras hacía memoria.

—¿Extraña?

—La semana que Zoro llegó, el parecía algo desganado, así que le pregunté si algo pasaba, tenía miedo que tuviera algo que ver con Zoro, pero no me dijo nada. Después mencionó algo de la tragedia griega y le conté un dato curioso sobre relaciones homosexuales en la antigüedad y se sobresaltó demasiado.

—Wow, wow, espera, ¿crees que está enamorado de un chico?

—Puede ser, también puede que sospeche de lo de Sanji y Zoro y este algo confundido al respecto. Usopp no es tan ignorante como para ser homofóbico, pero tal vez el darse cuenta que Sanji, su mejor amigo tiene algo con otro chico lo descolocó un poco.

—Mmm ya veo. Pero eso no explica el llanto de la fiesta o la borrachera.

—Buen punto, ¿alguna otra teoría?

—¿Crees que Brook sepa algo?

—¿Crees que sea buena idea preguntarle? —Dijo la mayor viendo al piso con una mano en su barbilla. Era cierto que se preocupaban por Usopp, pero preguntar a Brook sin una razón en especial sólo preocuparía a el mayor.
—No, tal vez no. —Dijo desanimada la pelinaranja. Entonces un foco en su mente se encendió. —¡Claro Robin! ¡Lo tengo!

—¿Qué pasa?

—Cuando subí a buscar a Usopp, me encontré a Bonney, tal vez ella haya visto algo.

—Bien, hay que preguntarle.

Nami tomó su celular y marcó pues sabía que si enviaba un mensaje no le respondería. Obtuvo un eructo como saludo.

—Diablos Bonney hasta aquí puedo oler eso.

—¿Qué quieres gata ladrona? Interrumpes mi cita con mi ramen.

—El día de tu fiesta, la de hace tres semanas, ¿sabes si alguien estuvo en el segundo o tercer piso desde como las 2 hasta como las 4:30?

—¿AAAAHHHHH JI JOMO JIEREJ QEJ JEPA?

—No entiendo Bonney —Nami escuchó un gran bocado pasar por la garganta de la pelirrosa.

—Qué ¿¡cómo quieres qué sepa?! No estaba al pendiente de todos, eran muchos, aunque como a las 3 ya quedaban pocos.

—Ah, lo que pasa es que Usopp perdió algo por esas horas y estamos buscándolo por él.

—¿Por qué no me pregunta él?

—Ah, no quiere molestarte jaja

—Mmmm ajá. Mira si ese algo era costoso a mí no me echen la culpa, el narizón se puso hasta atrás ese día, era obvio que algo perdería. No sé con quién estaba antes, pero recuerdo haberlo visto solo en el tercer piso, iba a decirles a ustedes cuando me tope al estúpido señorito Paradise. Él se ofreció a ir a verlo.

—¿Señorito Paradise?

—Cavendish.

—Bien, tal vez él sepa algo. Gracias Bonney.

—Nada de gracias, me debes una pizza desgraciada.

—Sí, sí. —Nami colgó. —Okay, Bonney dice que Cavendish fue a ver a Usopp.

—¿Cavendish?

—Ese desgraciado ególatra le habrá dicho algo que lo hizo sentir mal.

—Es probable, el tipo es un déspota sin remedio. ¿Pero y las canciones de amor?

—Usopp quiere a una de las chicas que van tras Cavendish, este se entera y sólo para agrandar su ego va y humilla a Usopp.

—Puede ser.

—Misterio número uno medio resuelto. Yo hablaré con él. Seré directa porque si me dejo a rodeos va a terminar contándome una historia de dragones.

—O dinosaurios. Pero no seas tan brusca. Y sí no quiere hablar siempre queda decirle a Luffy.

—Jajajaja le partiría la cara al señorito popular

—¿Y no sería divertido?

—Robin a veces das miedo. —La pelinegra sólo contestó con una sonrisa tranquila — Bien ahora Sanji y Zoro.

—He intentado hablar con Zoro, pero es bastante esquivo.

—Y creo que de los dos es el que más flechado está. Sanji se tranquilizó después de la primera semana, pero mi instinto me dice que sigue habiendo algo ahí.

—Sí, yo también lo siento. Pero esos dos van a ser un problema. ¿Por qué no cambiamos de sujetos?

—¿Cómo?

—Yo intento hablar con Sanji y tú con Zoro.

—¿Yo con Zoro? Pero, casi nunca hemos hablado a solas, a penas lo conozco.

—Yo estoy peor que tú, por lo menos van en el mismo salón.

—Mmmm —Dijo la menor haciendo un mohín— Está bien. Problema número dos medio resuelto. Ahora queda…

—Luffy.

—Excelente, lo más difícil para el final.

~~*~~

 

Jueves 07:00 pm

La casa de Doflamingo era grande, muy grande y excéntrica. Palmeras, arbustos y otras plantas tropicales que nada tenían que ver con la fauna local se alzaban por todos lados. Era un completo misterio como todo ese collage lograba sobrevivir el invierno, tal vez el espíritu de sobrevivencia de Doflamingo las había contagiado.

Crocodile no sabía mucho de él, pero eso era normal en los bajos mundos: Llegas sin un nombre ni una historia, sólo con una cara que debes cuidar bien y una oportunidad para hacer las cosas, nada más. Lo poco que sabía era que antes de caer en la profunda desesperación que significaba trabajar en los bajos fondos pertenecía a cierta familia rica, nada más. Él porque su familia dejó la gloria y él pasó a ser uno de los mejores negociadores del mercado negro era una incógnita que todos se hacían, pero nadie se atrevía a preguntar. De cualquier forma, conociendo al ególatra rubio no se habría obtenido una respuesta concisa.

—¿Te gusta? —Le escuchó preguntar. Ambos caminaban por el corto trayecto del jardín a la puerta principal de la pequeña mansión. Crocodile no veía su cara pues iba detrás de él, pero sabía que estaba sonriendo.

—No está mal. Me gustan las palmeras.

—Fufufufu se habían acabado los cocodrilos que iban a juego. Me dijeron que un loco los compró todos.

—Ja ja, muy gracioso.

—Fufufufu. Por cierto, ese bigote te va bien.

—Vete a la mierda.

Detestaba tener que cubrir su cicatriz con maquillaje y tener que usar ese maldito bigote, ni si quiera estaba fumando un puro. Y esa gabardina negra con el gorro era terrible. No se sentía para nada él, sin embargo, el disfraz cumplía su propósito. Sí, se veía bastante sospechoso, pero la casa de Doflamingo era bien conocida por tener siempre huéspedes cómo él, vestidos de negro, con sombrero, sin ninguna pertenencia que pudiera decir algo de sus personalidades, básicamente el sujeto de incognito del Google Chrome. Mientras los espías de su jefa lo confundieran con un dealer mayor cualquiera o un jefe de distrito estaba bien. Finalmente llegaron a la puerta, Doflamingo abrió y ambos entraron.

—Puedes quitarte el disfraz, pedí que la casa estuviera sola hoy y no tengo cámaras de seguridad.

—¿Por qué no tienes cámaras de seguridad?

—No hay necesidad. Mis hombres son mi familia y mi familia no me apuñalaría por la espalda. Además, los clientes se sienten más en confianza.

—Claro, porque en este mundo, sobre todo en nuestro mundo, nadie traiciona a nadie. —Contestó mientras se quitaba el molesto disfraz.

—Fufufu eso, es algo en lo que somos diferentes —el flamenco comenzó a avanzar hacia la sala que se situaba en el centro de la estancia principal. Una grande y blanca sala compuesta por dos sillones largos y uno más pequeño, dispuestos todos en forma rectangular quedando abiertos a la entrada. Los sillones tenían bastantes cojines de colores cálidos, muchos más cojines de los que Crocodile consideraba necesarios. Arriba de la misma colgaba un excéntrico candelabro de cristal, probablemente muy costoso. —Tú ves a tus subordinados como objetos, así que ellos te terminan viendo como un objeto a ti. Yo, por el contrario, los veo como familia, como piezas indispensables del juego, así que ellos terminan viéndome cómo el rey que tienen que proteger.

—¿Me pediste venir para decirme cómo hacer mi trabajo? —Crocodile terminó de quitarse el maquillaje y avanzó a la sala mientras prendía un puro. Doflamingo ya estaba sentado en uno de los amplios sillones: Con las piernas descaradamente abiertas y los brazos recargados en el respaldo del sofá.

—Fufufu sólo te di un consejo del oficio. —Doflamingo lo miraba con una de sus amplias sonrisas. El cabrón realmente tenía carisma, tenía ese algo que te hacía prestarle atención, aunque lo que dijera fueran puras sandeces según Crocodile.

—Pues déjalo. No lo necesito. Mi tiempo es muy importante para mí y por lo que sé el tuyo también lo es para ti, así que háblame de lo que sea que tengas en mente.

—Pues ahora mismo te tengo a ti desnudo en mi jacuzzi en mente.

—¿Puedes ser serio? —A Crocodile le costaba admitirlo, pero Doflamingo le conseguía poner con sólo decir cosas tan descaradas cómo esa.

—Estoy hablando en serio, muy en serio. —Crocodile no respondió, simplemente se quedó observándolo en silencio.

Desde su primer encuentro en ese hotel se habían vuelto a ver en un par de ocasiones, y la dinámica siempre era la misma: era Doflamingo quien siempre tomaba la iniciativa. Así que el rubio sabía que Crocodile sólo se quedaría en silencio esperando el siguiente movimiento. Quería que esta vez fuese algo diferente, así que tenía un juego preparado para él.

—Sígueme. —El pelinegro apagó su puro y lo siguió, curioso de saber a dónde lo llevaría.

A pesar de ser pequeña (al menos para ser una mansión), la mansión de Doflamingo era enredosa; un laberinto extraño de pasillos, habitaciones y escaleras se distribuían en las tres plantas, todo decorado de forma tropical y colorida.

“Para estar podrido por dentro su gusto tiene bastante vida” —Pensó el pelinegro

Finalmente llegaron a un amplio baño. Más que una ducha como tal parecía alguna especie de aguas termales, o baños públicos.

—No sabía que en tus ratos libres administrabas unos baños.

—Fufufufu no es mala idea, un negocio de aguas termales debe de ser buena tapadera ¿no?          —Doflamingo había comenzado a desvestirse. Crocodile no necesitó más que verlo para comenzar a hacer lo mismo.

—Más que una escuela, sí.

—Aunque dudo que los jefes quisieran hacer negocios en bolas. —Crocodile estaba extrañado, generalmente sólo tomaban vino, tenían sexo, fumaban y se despedían. Tener conversaciones absurdas no estaba en su rutina, pero aun así decidió seguir la corriente.

Ambos terminaron de quitarse la ropa y posteriormente entraron a la tina si es que se le podía llamar así; era un rectángulo que abarcaba bastante espacio del baño, si hubiera sido un poco más hondo incluso podría considerarse una mini piscina, pero no lo era, tenía la altura perfecta para sentarte en el fondo sin problema alguno. Doflamingo fue el primero en entrar, cómodamente se sentó en medio, apoyado en una de las paredes y extendió sus brazos en los bordes de la tina. Crocodile no supo bien donde sentarse, no quería que los brazos de Doflamingo lo rodearán como si fueran estúpidos adolescentes en el cine, pero tampoco quería ser obvio en que no quería que los brazos de Doflamingo lo rodearan. Detestaba tener esos momentos de torpeza, lo hacían volver a sentirse joven. Finalmente optó por sentarse en una esquina, no muy lejos, no muy cerca.

—Encontrarían la forma de esconder un arma en algún lado.

—Fufufufu, me enteré que una de las chicas de Magellan, Sady-chan fue a parar al hospital una vez porque se había metido una Colt SAA en el ano. —A Crocodile le dolió de solo pensarlo. —¿por qué pones esa cara? No es como si no te hubieras metido cosas igual de grandes. —El pelinegro decidió ignorar la provocación.

—¿Cómo mierdas sabes eso?

—Te sorprenderías de lo que te enteras si decides charlar amenamente con tus clientes en lugar de sólo negociar con ellos.

—Claro, saber que alguien se metió una Colt por el culo es información valiosa. Doflamingo, no sé si leíste bien el contrato o eres tan lento que no lo comprendiste, pero no estoy interesado en tener citas.

—Fufufu que cruel.

—Ve al grano.

—Bueno, como prefieras. —Doflamingo se levantó para sentarse en uno de los bordes de la bañera, el agua llegaba a sus rodillas y dada la altura Crocodile podía ver todo su cuerpo. —Estaba pensando cocodrilo, qué tú y yo, ambos tenemos imperios bastante grandes. —Doflamingo tomó su miembro entre sus manos y comenzó a masajearlo mientras veía a los ojos al moreno. —Tú eres protegido por Big Mom, yo soy protegido por Kaido, pero a ambos nos gustaría ser independientes ¿verdad? —Crocodile no respondió, estaba demasiado ocupado viendo como el miembro de Doflamingo crecía, el suyo propio crecía también. El rubio dio por hecho que su plan estaba funcionando. —Entonces, pensé, que, si tú y yo unimos fuerzas, podríamos terminar primero con Big Mom y luego, tal vez, con Kaido. —Era increíble como Doflamingo podía hablar con tanta soltura mientras movía tan rápido su mano. Crocodile realmente estaba hipnotizado.

“Mierda” —Pensó el rubio, si seguía así se correría antes de que Crocodile hiciese algo.

—Entonces, ¿qué piensas?

—Eres un bastardo tramposo —Dijo el pelinegro mientras se acercaba a él para besarlo

“Menos mal” —Pensó aliviado Doflamingo.

Los besos de Crocodile eran más feroces que de costumbre, esta vez de verdad se estaba muriendo por hacérselo al rubio.

Ambos salieron de la bañera y entre empujones y besos lograron llegar a una habitación contigua.

A Doflamingo le hubiera gustado hacerlo en su espaciosa habitación llena de juguetes interesantes, pero desafortunadamente estaba muy lejos y ambos no podían esperar tanto.

Crocodile empujó a Doflamingo a la cama y se abalanzó sobre él. Sus lenguas se enredaban frenéticamente, las manos del rubio masturbaban al pelinegro y las del moreno jugaban con los glúteos del rubio.

—Mmmm sí —Crocodile gemía con mucha más lujuria que en otras ocasiones. Verlo tan jadeante, tan extremamente excitado estaba sacando de quicio a Doflamingo.

—¿Tantas ganas tienes Cocodrilo? Mírate, pareces una puta. —El Moreno no contestó, en su lugar obligó al rubio a ponerse de pie mientras el descendió a su entrepierna.

Tomó su miembro y comenzó a lamerlo, pasó su lengua por toda la base y después por el glande, lentamente. Doflamingo tenía espasmos por el placer, haberse masturbado anteriormente lo había dejado mucho más sensible. Crocodile paró un momento, se escupió en la mano y prosiguió a colocar un dedo en la entrada del rubio.

 —Ey ¿Qué haces maldito cocodrilo? —Crocodile no contestó, en su lugar metió el pene del flamenco en su boca mientras introducía un dedo entero en su entrada. Doflamingo sintió como una corriente de dolor y placer le recorría el cuerpo. —Maldito, mmhg —Crocodile había aumentado el ritmo, el húmedo miembro de Doflamingo entraba y salía sin dificultad alguna de su boca. La forma de chuparla del moreno siempre hacía que el rubio llegara el cielo.

Sin poder resistirlo más Doflamingo tomó la cabeza de Crocodile y comenzó a marcar el ritmo incluso más rápido que antes. Mientras tanto el pelinegro ya había introducido otro dedo en la entrada del rubio. El dolor de sentir como entraban y salían los dedos se transformó en placer y con el ritmo tan rápido Doflamingo se corrió en la boca del moreno.

—¡AAAAH MIERDA! —Crocodile sintió la cálida semilla de Doflamingo en su boca. La tragó. El rubio seguía con pequeños espasmos en su cuerpo.

Doflamingo se acostó en la cama y Crocodile lo siguió.

—Eso estuvo maravilloso, Fufufu pero vas a tener que esperar si…¿qué haces? —Crocodile había hecho girar a Doflamingo sobre si mismo.

—Algo que he querido hacer desde hace mucho. —El pelingro tomó los muslos del rubio, los abrió e introdujo su miembro en la entrada del rubio. Su pene estaba tan húmedo de líquido pre-seminal que no hubo necesidad de humedecerlo más.

—¡AAAGH! —Si bien el pene de Crocodile no era tan grueso como el de Doflamingo, era mucho más grande que dos dedos. —Idiota.

—¿Te recuerda a algo? —Preguntó haciendo referencia su primer encuentro

—Vete al… diablo —El dolor comenzaba a desaparecer. Casi por inercia el cuerpo de Doflamingo se puso en cuatro.

—¿Te gusta?

—Mmmm sí

El vaivén aumento de velocidad. Crocodile había encontrado el punto exacto donde dirigir las estocadas. Doflamingo acaba de tener un orgasmo, pero de todas formas estaba empalmado de nuevo. Ambos gemían, hasta que finalmente el interior se llenó de la esencia de Crocodile.

Ambos terminaron acostados en la cama. Agitados y sudorosos.

—Oye, Ave.

—Dime.

—Está bien, unamos fuerzas. Derrotemos a la vieja bruja y el anciano histérico.

~~*~~

Viernes 05:10 pm

Cavendish no tardaría en llegar. Estaba bastante nervioso, pero tenía que actuar tranquilo porque Brook seguía en casa y no quería levantar sospechas. Tratando de relajarse se sentó en el sofá de la pequeña estancia. Vio a su alrededor y todo estaba impecable, realmente se había esmerado con la limpieza, aunque intentó que no se viera tan obvio. Su sala era vieja y tenía algunas manchas que no podían quitarse, pero se veía decente. Esperaba que al rubio no le importaba, parecía que los lugares que no fueran relucientes no eran lo suyo.

“Claro que sí” —Pensó — “Es obvio que está acostumbrado a lo mejor, seguramente mi casa le dé lástima”

—Hola hola, realidad llamando a Usopp-kun —Escuchó de repente. Su hermano estaba justo enfrente de él, con su traje de la obra, pero sin maquillaje.

—Ah, perdón Brook. ¿Ya te vas?

—Sí, hoy es un día muy importante porque gente de arriba vendrá a ver la obra. Si tenemos suerte, iremos de gira por el país.

—¡¿QUÉ?! ¡¿POR EL PAÍS?! ¿Por qué no me dijiste?

—Yohohoho era una sorpresa, pero de todos modos nada es seguro todavía.

—¡Claro que sí, eres buenísimo! Verás que te aceptan

—Sí, Yohohoho tal vez lo hagan, pero sí eso pasa… Bueno, lo hablaremos cuando regrese. Buena suerte con tú reunión. —Dijo mientras tomaba su sombrero de la mesa y se dirigía a la puerta.

Finalmente salió, Usopp ahora podía estar tan nervioso cómo quisiera, después de todo, Cavendish iba a estar en su casa.

El día anterior, llegó a casa y corrió directo a su habitación a pensar en qué demonios había pasado. Afortunadamente para él, Brook seguía en el trabajo así que no tuvo que dar explicaciones sobre su hora de llegada. Después de unas horas de pánico recapitulando lo acontecido y por qué todo había sido un sueño, su teléfono vibró.

C: ¿Estás bien?

No sabía que contestar, no podía ser cierto, todo era un sueño, Hakuba Cavendish no estaba interesado en él y no lo había besado, todo ese día no era más que una ilusión.

C: Perdón por haberte besado sin permiso

—¡AHHHHHHH NO FUE UN SUEÑO! ­—Dijo el pelinegro con un grito agudo

C: ¿Te parece si nos vemos después de la escuela mañana? ­

—¡AAAAAAHHHHH NOOOOOOOO! —Usopp daba vueltas en su habitación en completo estado de pánico —Bien, bien, tranquilo, siéntate, cierra los ojos, calma, todo estará bien— Su teléfono había vuelto a sonar.

C: ¿O prefieres que hablemos en la escuela?

—¡AAAAAAAAAHH! —Volvió a gritar el narigudo. Podía imaginar a todos en la escuela viéndolos, a sus amigos, a los maestros, no, no podía con tanta presión.

U: Después de la escuela.

U:después, cómo a las 5:30 está bien, te parece? —tecleó tan rápido como sus dedos lo dejaron

C: Bien, ¿en dónde?

U: Puedes venir a mi casa si quieres.

C: Claro mándame la ubicación, estaré ahí —Usopp obedeció al rubio y terminó enviando la ubicación.

C: Bien, entonces nos vemos mañana en tu casa. Buenas noches.

 —Aaaa —Suspiró aliviado el moreno; había evitado que todo el mundo los viera— Ahora vendrá a casa donde nadie podrá vernos... ¿¡AHORA VENDRÁ A CASA DONDE NADIE PODRÁ VERNOS!? —Gritó con pánico. El pelinegro volvió a gritar con pánico, pues a esa hora Brook seguramente estaría en el teatro, por lo que ambos adolescentes estarían solos.

Intentó por todos los medios volver a escribirle a Cavendish, pero este se había desconectado y aunque le dejó algunos mensajes parecía que el rubio no los recibía. Por la mañana pensó hablarle en la escuela, durante el receso, pero de la nada Sanji lo había apartado del grupo.

—Quiero que sepas que cuentas conmigo.

—¿Eh? — Usopp no entendía nada

—Sí tonto, eres mi mejor amigo, puedes contarme lo que quieras —La mente de Usopp empezó a ir a mil por hora "no puede saberlo, ¿cómo va a saberlo, por qué va a saberlo?" Su cuerpo empezó a temblar un poco pero finalmente logró controlarse y salir de la incómoda situación con lo único que se le ocurría: comedia.

—Uh, Sanji-kun, ahora que lo mencionas, no he hecho el proyecto de matemáticas —Dijo de forma falsamente desolada

—¡Y a mí que me importa!

—Sanji-kun malo

Finalmente tocaron la campana para regresar a clases y Usopp no volvió a ver Cavendish.

Y ahora, a diez minutos de que llegase no había nada más que pudiera hacer.

Usopp volvió a verse en el espejo: Llevaba unos jeans hasta el tobillo obscuros y una camiseta blanca con un dibujo de una calavera en ella. Una muñequera azul en la muñeca izquierda, y unos tenis negros. Era de la poca ropa decente que sentía que tenía. Nunca le había puesto atención a su guardarropa hasta que se enamoró de Cavendish.

Estaba bien peinado, perfumado, bañado. Se había cepillado dos veces la boca. En general, estaba mejor arreglado de lo que nunca había estado en casa. Pero algo no encajaba. Había algo en él que no estaba bien. Era muy delgado, sus amigos insistían en que se había inflado un poco con el ejercicio diario que hacía en la escuela (cortesía del castigo de Akainu) pero él se veía igual de flacucho. Su abdomen no se comparaba para nada con el de Cavendish (que conocía perfectamente gracias al instagram del rubio). Sanji tenía esa elegancia tan característica de él, Luffy su inigualable carisma, Zoro esa mirada aterradora pero cautivadora que le empezaba a ganar admiradoras en la escuela, Franky contaba con una masculinidad como pocas y su hermano Brook era el centro de atención a donde iba: Tan alto, tan gracioso, con tanto talento. Y él, él sólo era Usopp. El mentiroso Usopp.

Unas ganas tremendas de correr a su habitación y no salir de ahí en mucho tiempo lo abordaron por completo.

"¿Qué verá alguien como él en alguien como yo?" —Se preguntó mientras se veía en el espejo del recibidor, entonces el timbre sonó.

~~*~~

Viernes 03:30 pm

Había visto a Luffy merodear la salida de New World, así que había decidido esconderse en la biblioteca.

—Law, aquí estabas, ¿qué diablos haces? ¿No tienes hambre? Vamos a casa.

—Monet, deja de molestar. Estoy bien quiero repasar temas.

—Ajá, no tiene que ver con Luffy en la puerta del frente ¿verdad? —La peliverde había dado justo en el blanco.

—¡Por supuesto que no!

—¡Shhhh! —El bibliotecario Mont-d’Or los recriminó por su escándalo.

—No tiene que ver con él —Dijo ahora en un susurro —Sólo quiero estar aquí.

—Fufuf Claro. ¿No crees que le estás dando mucha importancia a algo que en principio no debería tenerla? —Dijo la peliverde para después retirarse. Law odiaba que tuviera razón.

~~*~~

Viernes 05:45 pm

La casa de Usopp era pequeña, muy pequeña, la estancia principal servía de sala y comedor, separada de la cocina por una pequeña barra. Había una puerta trasera que parecía dar a un pequeño patío y unas escaleras que daban a un segundo piso.

Usopp y él llevaban sentados en el sillón unos 10 minutos en los que el pelinegro no había dejado de parlotear historias absurdas sobre perros de dos cabezas nerviosamente.

"Hasta donde llegará para evitar el tema" —pensó el rubio

El día anterior pensaba seguirlo de nuevo cuando salió corriendo, pero un repentino retortijón en el estómago lo detuvo y lo obligó a buscar un lugar donde volver el estómago. Cavendish no volvería a comer una hamburguesa nunca.

Después que llegara a casa decidió enviarle un mensaje, corría el riesgo de que lo ignorara, pero no podía hacer nada más. Sorpresivamente había contestado y no sólo eso, lo había invitado a su casa.

—Usopp, es entretenido lo que me estás contando, pero me gustaría hablar de lo que pasó ayer.

—Ajajajaja, sí, sí claro, ayer, —Dijo nervioso mientras veía el piso

—Dijiste que te gustaba. —Dijo Cavendish serio y decidido. Ya estaba empezando a cansarse de andar con rodeos.

—Yo…

—¿Es cierto? ¿O sólo fue algo que dijiste por el alcohol?

Ahí estaba. Usopp tenía la puerta de la salvación justo delante de él, si decía que era mentira, probablemente todo acabaría ahí, y no tendría que volver a preocuparse por Cavendish de nuevo. Usopp volteó a ver la cara del rubio. Respiró hondo, cerró los ojos y respondió.

—Me gustas. —Abrió los ojos y miró fijamente a Cavendish, su cara estaba llena de determinación, Cavendish no pudo evitar sentir admiración.

“Sus ojos están llenos de ese brillo de confianza, no pensé que…no, espera… esas son ¿lagrimas?”

Finalmente, Usopp respiró hondo y soltó todo lo que tenía que decir de forma apresurada y torpe.

—ESTOY COMPLETAMENTE LOCO POR TI, SIEMPRE QUE TE VEO TIEMBLO Y NO PUEDO EVITAR BUSCARTE EN LA ESCUELA. CREO QUE ERES PERFECTO, TODO LO QUE HACES LO HACES BIEN Y ERES TAN ATRACTIVO Y CUANDO ESTÁS RODEADO DE CHICAS NO PUEDO EVITAR SENTIR CELOS, NO SÉ QUE ME PASA, NUNCA ME HABÍA GUSTADO UN CHICO ANTES Y TENGO MIEDO Y SÉ QUE DOY ASCO, PERO NO PUEDO EVITAR SENTIR LO QUE SIENTO. Y SI VAS A DEJAR DE HABLARME SÓLO HAZLO, PERO POR FAVOR NO ME DIGAS QUE NO QUIERES NADA CONMIGO PORQUE NO CREO QUE...

—Tú también me gustas Usopp. —Lo dijo rápido y cortante, no quería que el moreno siguiese hablando. Estaba acostumbrado a que se le declararan; chicas, niñas y mujeres se ponían los pantalones bien puestos e iban detrás de él, pero generalmente lo hacían de forma tímida y gentil, nunca nadie le había gritado de forma tan explosiva cómo Usopp, le daba algo de pánico que siguiera gritando ese tipo de cosas, y no sabía por qué.

—Pero tú… —El moreno ahora se tapaba la cara con ambas manos.

“Oh no, por favor que no esté llorando” —Pensó malhumorado Cavendish. Se escuchó un pequeño sollozo. —“Mierda”

El rubio se acercó al menor y pasó uno de sus brazos alrededor de su cuerpo. Podía sentir como temblaba, podía escuchar sus intentos en vano de callar su llanto. No sabía que decir, nunca fue bueno consolando a la gente, tal vez porque no había mucha gente a su alrededor a quien consolar.

—Usopp, déjame intentarlo, por favor. —Dijo después de un rato, rezando para que funcionara y el moreno dejara de llorar.

Usopp apartó sus manos de la cara, e intentó limpiarse las lágrimas y mocos con una mano.

—Déjame ayudarte —Dijo el rubio mientras sacaba un pequeño pañuelo del bolsillo de su chaqueta para dárselo al moreno.

—Gradias —Contestó el moreno para después sonarse la nariz de forma muy ruidosa.

“Wakala”

—Toma —Dijo el moreno regresando el pañuelo a su dueño

“No voy a tocar eso, aunque me pagaran por ello”

—Te lo puedes quedar —Respondió el rubio con una gota de sudor en la frente y una sonrisa cálida en la cara.

—Gracias —dijo Usopp mientras ponía el pañuelo en sus rodillas.

—Entonces, ¿qué dices? —Cavendish había tomado la barbilla de Usopp con su mano obligándolo a verlo a la cara.

—¿Estás seguro de que quieres esto?

“Maldita sea ya te dije que sí”

—Por supuesto.

—Entonces, está bien, seamos… pareja.

Cavendish sonrió, vio por unos instantes al narigudo y lentamente empezó a cerrar sus ojos y acercarse para besarlo, cuando de pronto Usopp se paró y fue rápidamente a la cocina.

—¡COMIDA! —Gritó el pelinegro. Hábilmente había tomado el teléfono y empezaba a marcar un número. —Comida, voy a pedir comida jajaj debes de tener hambre jajaja lo siento, oh, si, ¿qué quieres para comer? —Preguntó con nerviosismo. El pelinegro tenía los ojos y la nariz roja por llorar, y las mejillas rojas también, pero por vergüenza.

“Bueno, habrá cosas que arreglar, pero al menos ya lo tengo”

Acordaron comprar makis. Despues de un breve rato la comida llegó.

—¿Y vives aquí, supongo que no por tu cuenta?

—Mmm —Usopp trató de responder, pero se le atoró un maki en la garganta, después de unos rápidos golpecitos en el pecho y un buen trago de agua pudo pasar la comida

“Masticar no te hará daño” —Pensó el rubio

—Mmm no, vivo con mi hermano mayor Brook.

Cavendish ya sabía todo eso, pues su investigación de los primeros días de seguir a Usopp hacía unas semanas seguía fresca en su memoria. Sabía que su hermano era actor, que le ganaba por bastantes años, que su papá trabajaba fueras, que su madre había muerto, etc. Prácticamente lo sabía todo de él, pero tenía que preguntar de todas formas porque sería raro decir que ya lo sabía.

Lo que el rubio no sabía era que Usopp estaba en la misma situación pues el pelinegro también conocía bastante de la vida del rubio.

—Oh, tienes un hermano mayor, vaya, ¿está en la escuela?

—No, jaja el salió de Paradise hace bastante tiempo, ahora es músico y actor, trabaja en el Teatro Groove 41.

“Mierda”

—Oh, ¿dónde presentan esa obra extraña del esqueleto viviente?

—Jajajaja sí esa misma, mi hermano es el esqueleto. ¿Has ido a verla?

—Se parecen, ambos tienen el mismo cabello. No, sólo he visto los anuncios. Parece tener bastante fama. —Cavendish dijo eso último con un tono pesado, lleno de envidia, pero Usopp no lo notó.

—¿Deberíamos ir a verla? —Usopp levantó la vista de su plato y se centró en Cavendish. El rubio había cambiado su semblante. Parecía distante, miraba a la izquierda de la mesa, hacía la barra de la cocina. —Mi… mi hermano puede conseguirnos entradas gratis —continuó, esperando recuperar la atención del rubio. Temía que comenzara a aburrirse.

Entre menos espacios gobernados por ese hombre tuviera que visitar Cavendish mejor estaría. Un escalofrío recorrió su espalda.

—No, no gracias, no soy muy fan del teatro. —Dijo rápidamente. Después pareció darse cuenta de algo. — Pero respeto el trabajo de tu hermano. —Agregó.

—Ah, no te preocupes. ¿Estás bien? —Ambos se veían a los ojos.

“Parece preocupado”

—Claro que sí —Sonrió tan ampliamente como su mentira consideró necesario. —Me diste el sí, no podría estar mejor.

Usopp volvió a sonrojarse.

Terminaron de comer los makis y después de que ordenaran la mesa (cosa en la que Cavendish insistió en ayudar) se sentaron en la sala de nuevo a ver una película. Era una típica película de superhéroes, de las que tanto fascinaban a Luffy y Usopp, pero que a Cavendish no le interesaban tanto. Aprovechando que el moreno estaba distraído, el rubio se fue acercando lentamente.

El moreno se percató de la cercanía únicamente porque de pronto sintió un peso en sus hombros que resultó ser el brazo de Cavendish. El pelinegro estaba nervioso al 100% de nuevo.

—Usopp —Escuchó decir al rubio. Su voz sonaba mejor de lo normal, más melosa, más lenta. No pudo evitar que un escalofrío recorriera su cuerpo.

—Cavendish —Dijo mientras seguía viendo la película, aunque ya no le prestaba la más mínima atención. De pronto sintió la mano de Cavendish en su cara, empezaba a girarla lentamente, hasta que quedaron frente a frente. Usopp, tembloroso y con el corazón a mil por hora sabía que seguiría. Y lo deseaba.

El primer beso fue dulce, tierno, cuidadoso. Los labios de Cavendish se sentían tan bien, tan suaves, tan expertos.  Usopp intentaba imitarlos con torpeza, lo que causaba gracia en el rubio. Al poco tiempo el moreno giró aún más su cuerpo y tomó la valiente decisión de poner una de sus manos en el cabello del rubio. Sus cuerpos se acercaron aún más y al poco rato sus lenguas se encontraban unidas. Cavendish sabía a menta (siempre cargaba algunas en sus bolsillos) y Usopp agradecía el no haberse olvidado cepillarse la boca luego de comer. Sus respiraciones se aceleraron, las manos de rubio empezaron a pasearse por la espalda del pelinegro.

“¿Qué hago? Debo parar, esto es ir muy rápido” —Pensó el oji-azul.

Usopp nunca había llegado tan lejos con nadie, y el pensar constantemente en lo que había debajo de la ropa de Cavendish sólo lo hacía calentarse más. Era tan jodidamente sexy. No podía parar. Sabía que tal vez se arrepentiría, pero ¿qué importaba? Ya eran novios después de todo. Y Brook no regresaría hasta la noche. Empujo a Cavendish para que volviera a sentarse como normalmente para después pasar a sentarse encima de él. Estaban cara a cara. Se miraron unos segundos.

“¿Qué haces Cavendish?, concéntrate, ni siquiera es guapo, ¿Por qué no paras?”

Usopp se quitó la camiseta y volvió a besar al rubio. No podía parar ahora. Sus cuerpos estaban tan cerca como podían estarlo. Las manos de Cavendish viajaban sin pena por la espalda del moreno, las del moreno se aferraban a la cabellera rubia.

Sus bocas se unían y separaban únicamente para recuperar el aire, sus lenguas bailaban en lo que parecía ser una sola boca. Ambos dejaban escapar gemidos de vez en cuando. Entonces el rubio tomó la cabeza del moreno para separarlo un poco.

—Espera —Dijo con la respiración agitada. El moreno se separó un poco mientras el rubio se quitaba la chaqueta de cuero negra y la camisa azul que tenía debajo. Ahora ambos tenían el torso desnudo. Usopp se acercó de nuevo para besarlo, pero Cavendish fue más rápido y tomo el mentón del menor, lo jaló un poco hacía arriba para dejar el cuello del moreno descubierto y comenzó a besarlo. De inmediato un gemido salió de la boca de Usopp.

—Tranquilo, que esto apenas empieza —Dijo el rubio al oído del moreno.

Volvió a besar suavemente el cuello del pelinegro y Usopp soltó otro gemido. Parece que había encontrado un punto débil. Cavendish, ansioso de descubrir otro subió un poco más, comenzó a besarlo debajo de la oreja; sintió una pequeña sacudida en el cuerpo de Usopp, lamió en el mismo lugar y un sonoro gemido del moreno se escuchó en toda la sala.

“Bingo”

Cavendish procedió entonces a lamer el lóbulo de Usopp, el moreno no dejaba de gemir, y aferrarse a la espalda descubierta del rubio. Sentir sus músculos por primera vez era demasiado satisfactorio, su piel era suave, uno de los fuertes brazos de Cavendish sujetaba la espalda baja del pelinegro y la acariciaba, mientras el otro estaba en su cabellera negra, estar así con él, era demasiado excitante; Usopp comenzó a menear sus caderas y restregarlas con las del rubio. Incluso con la cantidad de capas de ropa entre ellos el mayor podía sentir la erección del moreno. Decidió entonces que era hora de algo diferente. Dejó la oreja del moreno y volvió a tomar su cara con las manos, lo acercó y volvieron a besarse apasionadamente.  Después Cavendish comenzó a empujar a Usopp, el moreno se dejaba hacer. El rubio paró hasta que pudo recostarlo en el sillón. Se puso en pie entonces y le quitó los zapatos al moreno, Usopp pareció despertar de un sueño y rápidamente se sentó en el sillón.

—Oye, oye ¿qué haces?

Cavendish se acercó a él y volvió a besarlo.

—Algo que te gustará. —Hizo que Usopp volviera a acostarse en el sillón y comenzó a desabrocharle los pantalones para después quitárselos. El menor estaba acostado con un brazo tapando sus ojos, rojo de la cara y con la respiración agitada.

El mayor quitó el pantalón con todo y ropa interior y lo que vio lo dejo bastante sorprendido. Usopp la tenía grande, muy grande, fácilmente más grande que la suya propia, pero en lugar de herir su orgullo el descubrimiento le causo curiosidad.

Usopp descubrió uno de sus ojos y vio como el rubio lo veía fijamente.

—Oye, no me veas tanto. —Dijo avergonzado.

—Admiro el paisaje. —Usopp trató de bajar sus brazos para cubrirse, pero el rubio los tomó en el aire. —No, espera, está bien ya no veo. —Dijo mientras cerraba los ojos y se ponía de rodillas. —Pero si no veo, vas a tener que guiarme.

—¿eh?

—Tienes al chico más guapo de Paradise de rodillas con tu erección justo enfrente. No tengo que explicártelo, ¿verdad? —Dijo con esa voz melodiosa, sexy.

Usopp tragó saliva. Nunca se hubiera imaginado que eso pasaría. Se reincorporó en el sillón y quedó sentado enfrente de Cavendish. No sabía qué hacer. Quería que el rubio se la chupara, claro que sí, pero le parecía grosero metérsela de la nada, ¿debía pedir permiso?

—Demasiado lento —Dijo el rubio mientras abría los ojos y tomaba el pene de Usopp con una de sus manos. El moreno tuvo un espasmo al sentir el tacto del rubio.

Cavendish escupió en su mano y acto seguido comenzó a masturbar al pelinegro. Quería comenzar a tomar un buen ritmo pues con el tamaño que tenía su boca no sería suficiente.

“Hacía tanto que no hacía esto”

Su mente se turbó, soltó a Usopp y dejó de moverse. Mal pensamiento en mal momento. Usopp notó que el rubio se desapareció, su mirada parecía querer olvidar algo.

—Cavendish, ¿estás bien? —Preguntó el pelinegro notoriamente preocupado. Entonces el teléfono del mayor se escuchó.

—Disculpa —El rubio buscó el celular dentro la bolsa de su chaqueta. Vio la pantalla, era la alarma de su toque de queda. La apagó y volvió la cara al pelinegro. —Justo eso estaba pensando, perdón, pero tengo que irme —Sonrió amablemente. —Lamento que te haya dejado así, lo podemos seguir después ¿verdad? —Agregó con su voz sensual.

Usopp había olvidado que hacía unos pocos minutos el mayor estaba a punto de hacerle una felación. Recordarlo lo puso rojo de nuevo.

—Cla… claro, no te preocupes, podemos, seguir, luego. —Dijo nervioso.

Ambos volvieron a ponerse la ropa rápidamente, Usopp se ofreció a llevarlo a casa, pero el mayor no acepto. Se miraron un poco más y después de una sonrisa y un corto beso en los labios, Cavendish partió a su casa.

“Vaya día más raro”

~~*~~

Domingo 10:20 am

Desde el viernes llevaba invitado a Law a su casa a que le ayudara a estudiar (aunque realmente quería jugar videojuegos con él) pero ni siquiera había visto sus mensajes. Después como era obvio comenzó a atacarlo con un sinfín de stickers pero el mayor sólo atino a bloquearlo. Le envió un mensaje a Monet el día anterior por la noche preguntando si Law estaba bien y ella sólo atinó a decir:

M:¿Por qué no vienes a verlo tú mismo?

Y eso estaba dispuesto a hacer, almorzó, tomó una ducha, y justo cuando se disponía a salir de la casa un brazo le cerró la puerta.

—Alto ahí vaquero —Dijo Ace quien sorpresivamente para ser domingo, estaba arreglado para salir.

—Ace, ¿qué pasa? Esta vez no me acabe todo el tocino en el desayuno así que no puedes regañarme.

—¿Ah no? Puedo regañarte por lo que quiera —Dijo tomando la cabeza de su hermano con su brazo haciendo una pequeña llave. —¿Por qué no me esperas y vamos al cine?, sacaron una nueva película de acción que te encantará.

—¡Suéltame Ace! ¡Tengo prisa!

—¿Prisa? ¿Pasa algo? —El monito recordó su promesa con Law de no decir nada sobre conocerse.

—No, sólo voy a ver a un amigo.

—¿No crees que ya va siendo hora de que me digas quienes son esos amigos misteriosos tuyos? Sólo dices que vas a verlos o algo, pero nunca los hemos visto ni hablas de que haces con ellos. —El monito empezó a sudar frío. Su hermano siempre veía a través de él.

—No puedo decirte.

—¡¿Ah?! —Ace soltó a Luffy. Veía preocupado a su hermano, Luffy no solía ocultarle cosas a él, no solía ocultarle cosas a nadie.

—Perdón, lo prometí. —Ace sabía que Luffy nunca rompía sus promesas, no conseguiría que le dijera nada. Resopló resignado.

—Okay, pero más te vale que no estés en algo turbio o el abuelo, Sabo y yo te patearemos el trasero.

—Sí Ace —Dijo con una amplia sonrisa. Se dirigía a la puerta de nuevo.

—¿Y a dónde crees que vas? —Luffy volteó a verlo algo irritado, detestaba tener que explicar cosas que para él eran obvias.

—Ya te dije, a casa de mis amigos, Ace, ¿eres idiota o algo? —El mayor sintió la ira comenzando a correr por sus venas.

—No, tonto. Dije que estaba bien que tuvieras tus amigos, no que podías ir.

—¡¿Y desde cuando tengo que pedirte permiso?!

—DESDE QUE LLEVO UNA SEMANA DICIENDOTE QUE LAVES TU PUTA ROPA Y NO ME HACES CASO.

—¿Ropa? Ace vamos, si todavía tengo que ponerme

—Ese no es el punto, no vas a salir de aquí hasta que laves tu ropa.

—Pero…

—¡Luffy!

—Bien, pero una vez que acabe iré, aunque no quieras. —El monito dejó su pequeña mochila en el sillón y fue a su habitación, dispuesto a poner toda la ropa en una sola carga, aunque la lavadora explotara. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, Ace tomó su teléfono y texteó a Sabo.

A: EMERGENCIA. APÚRATE PORQUE LUFFY QUIERE SALIR.

S: PTM.

Posteriormente llamó a Sanji.

—Sanji ¿Cómo va el pastel? ¿Crees que puedas apurarte un poco? Luffy quiere salir a no sé dónde y no creo poder contenerlo mucho.

Hacerle una fiesta de cumpleaños sorpresa a Luffy ya era lo suficientemente difícil, cómo para tener que lidiar con la ferocidad de una bestia enjaulada.

~~*~~

Domingo 08:00 am

La casa de Sanji era realmente amplia. Mucho más de lo que se veía de fuera. Y olía jodidamente bien. Se ubicaba en la segunda y tercera planta del Baratie. A pesar de oler siempre a comida deliciosas y ser espaciosa se sentía algo extraña, no desprendía tanto el aura de ser un lugar íntimo y privado pues se escuchaba mucho barullo, lo cual era de cierto modo era normal, después de todo tenían uno de los mejores restaurantes de la ciudad abajo como un espacio normal apto para todo público y arriba como un restaurant bar con una agradable terraza que daba vista al centro histórico de la ciudad, apto para encuentros más formales.

La familia de Sanji realmente debía tener dinero.

El plan para la fiesta era bastante sencillo: Usopp, Nami y Brook se encargarían de las botanas y acompañamientos en el Cocoyashi, Robin y Franky comprarían la decoración y bebidas y también una de esas velas con brillos que a Luffy tanto gustaban. Sabo y el Barto Club comprarían la mejor carne que pudieran encontrar, Ace saldría con Luffy a algún lado para distraerlo y llevarlo después de vuelta a casa, a la fiesta. Finalmente, él y Sanji se encargarían del pastel, lo cual era un problema.

Zoro no cocinaba. Sabía freírse un par de huevos con jamón para no morir de hambre, pero algo tan complicado como un pastel estaba fuera de sus manos. Le gustaba la idea de estar con Sanji, pero no sabía si el pastel en la formula también le gustaba. Sin embargo, no quedaba opción, Nami quien solía ser la ayudante predilecta de Sanji en la cocina dijo que quería hacer una salsa especial para alitas y que por ello no podría ayudar con el pastel. Así que ahí estaba, en el recibidor de la casa del rubio, esperando a que este bajara de su habitación.

—Ya no tardará —Dijo un hombre rubio, con un gorro de cheff, unos largos bigotes trenzados y una prótesis en su pierna derecha. —Se le hizo tarde y demora mucho en arreglarse, un maldito vanidoso sin remedio. —Dijo con tranquilidad, viéndolo fijamente. Zoro entendía que es descortés dejar las visitas solas, pero tener a ese hombre frente suyo lo estaba sacando de sus casillas. El tipo parecía querer molerlo a golpes.  El jueves anterior, cuando Mihawk y él llevaron a Sanji a su casa el mayor saludó amablemente a su padre, parecían viejos amigos de toda la vida. Su cara era más ligera, amigable, el hombre que tenía enfrente ahora parecía alguien completamente diferente.

“Con alguien, así como profesor no me sorprenda que papá sepa cocinar tan bien” —pensó

—Y… —El mayor rompió el silencio al tiempo que se reclinaba al frente. —¿cuáles son tus intenciones con mi hijo?

Zoro trago en seco. “¿QUÉ MIERDA ACABA DE PREGUNTAR?”

—¿Disculpe?

—Se identificar a un adolescente enamorado cuando lo veo.

Podía sentir su cara poniéndose roja. Pero no, tenía que calmarse, no podía perder así.

—Jajajaja bien, supongamos que estoy enamorado, ¿qué le hace pensar que su hijo me gusta?

—La forma en que le viste el trasero el jueves cuando bajó del auto.

“Mierda”

Ahora sí que estaba rojo.

—Mire, yo…

—JAJAJAJAJAJAJ que te estoy tomando el pelo tonto, JAJAJAJAJA

Zoro podía sentir su cara ardiendo nuevamente, pero ahora por otro tipo de vergüenza. El mismo tipo que sentía cada vez que se perdía.

—Pero te has puesto todo rojo JAJAJAJAJAJAJ

—¿Qué pasa aquí? —Sanji finalmente había terminado de arreglarse,

—Nada

—JAJAJAJAJAJAJA SA-SANJI JAJAJA Tu amigo es muy interesante.

—¿Qué pasó? ¿Se perdió en el restaurante? —Dijo Sanji con una sonrisa tratando de entender que pasaba.

—JAJAJAJAJA —Zeff se quitaba una lagrimita de los ojos al tiempo que se paraba de su asiento. —Bien, los dejo, buena suerte con el pastel y no olviden lavar lo que utilicen. —Zeff se retiró en silencio, algo sorprendido de que Sanji realmente tuviera un pretendiente varón. Estaba curioso por saber que pasaría.

—Sí, sí —Dijo Sanji mientras encendía un cigarrillo. —Bien, comencemos no hay tiempo que perder

—¡Pero si has pasado una hora peinándote!

—Por eso ya no hay tiempo tonto. —El peliverde decidió no discutir más por la falta de tiempo, pero se la guardaba para después. Sanji era la única persona que le ponía tanto y al mismo tiempo le daba tantas ganas de golpear.

La cocina de la casa era bastante más pequeña que la del Baratie, y además no se veía tan usada. En esa zona de la casa no se escuchaba tanto argüende. Todo estaba en su lugar, limpio, acogedor, tranquilo.

—Vaya, está bastante callado aquí.

—Es que abajo están las bodegas, así que casi no hay gente. —Zoro asintió, mientras tanto Sanji apagaba el cigarrillo y lo colocaba en un pequeño cenicero colocado en una pequeña mesa al lado de la puerta. —Sr. Marimo, le presento mi paraíso personal —Dijo Sanji mientras ambos entraban

“¿Paraíso?” —Pensó el peliverde al ver que el “paraíso” se veía mucho menos impresionante que la cocina del Baratie.
—Y cómo es tan importante, te diré las reglas: Sigue mis órdenes, no hagas nada que no te diga que hagas.

—¿Y si me atrevo a desafiarte? —Zoro intentaba sonar seductor, pero Sanji lo tomó más bien como una amenaza.

—Te parto la cara a patadas.

—¿A sí?, quisiera ver si puedes. —De nuevo intentaba coquetear, de nuevo volvía a fallar.

—Marimo —Sanji volteó a verlo serio. —Zoro se dio cuenta de que había fallado de lleno.

—Sí, sí, basta de juegos, vamos a cocinar o lo que sea.

Tal y cómo había predicho, la preparación estaba siendo un martirio. Zoro había seguido bien el primer paso que era lavarse las manos, a partir de ahí empezó un cuento de no acabar donde perdió la cuenta de la cantidad de patadas que Sanji le había dado. En su inocencia, Zoro pensó que tal vez podrían charlar un poco mientras hacían el pastel, pero entre que él necesitaba toda su concentración para seguir bien las ordenes de Sanji, y que el rubio parecía disfrutar de cocinar en silencio fue imposible.

Tiempo después terminaron la masa así que pusieron el contenedor en el horno. Sólo tenían que sacarlo, dejar que se enfriara un poco y decorarlo. Aprovecharon entonces para lavar todo lo que habían utilizado: Sanji lavaba las cosas y Zoro las secaba con un pañuelo.

—Toma Zoro. —Dijo mientras le pasaba un recipiente

—Sí.

—Toma Zoro.

—Ajá.

—Zo-ro.

—Oye, no es necesario que digas mi nombre. Es más ¿Por qué no ponemos todo en el lavavajillas y ya?

—El viejo los detesta: dice que hacen a los cocineros flojos y de cierta forma estoy de acuerdo. —Un pequeño silencio se estableció entre los amigos, hasta que unos minutos después Zoro lo rompió.

—Te gusta cocinar en silencio ¿verdad? —Sanji se lo pensó un poco.

—Mmm no realmente. Cuando cocino, es como si todo fuera a estar bien, como sí… —Pareció recordar algo que no quería y sacudió la cabeza un poco. —No importa, me gusta mucho cocinar y soy feliz de poder hacerlo, es sólo eso. —Dijo con una amplia sonrisa.

Otra vez esa sensación cálida impregnaba a Zoro. El peliverde tenía ganas de hablar un poco más, pero el teléfono del rubio lo interrumpió.

—Hola. Sí, bien. Sí Ace no te preocupes, por lo pronto retenlo tanto cómo puedas y avisa a los demás. Sí, nos vemos allá.

—¿Qué pasa?

—A Luffy se le metió entre ceja y ceja salir de casa a quien sabe dónde. Lo bueno es que soy muy inteligente y preparé todo con el tiempo suficiente así que estaremos bien.

Al poco rato terminaron de lavar todo. Sólo quedaba esperar a que se terminara de hornear. Ambos pasaron entonces al comedor que estaba al lado de la cocina. Tomando en cuenta que tenían un buen tiempo de espera en lo que se horneaba, Zoro había propuesto ver algo en internet, pero Sanji se negó.

—En serio Marimo, el lunes son los parciales y parece que no te interesa en lo más mínimo.

—Tengo un plan. —Dijo con los brazos cruzados completamente seguro de sí mismo.

—¿En serio? —Sanji lo miraba con curiosidad genuina.

—Dejárselo a la suerte.

—¿¡PERO QUE CLASE DE PLAN TAN IDIOTA ES ESE!? ¡Vas a terminar en extraordinarios! —Zoro resopló engreído.

—Ya veremos. Si tú quieres estudiar hazlo, yo dormiré una siesta.

Y así fue como sucedió. Sanji subió a su habitación por un par de libros y cuando volvió el peliverde estaba profundamente dormido, aunque aún estaba sentado en la silla.

—Mira que hay que ser subnormal para dormirse así. —Aunque pareciera un insulto, en realidad Sanji lo había dicho con gracia. Llevaba conociendo a Zoro un par de semanas, pero todavía le sorprendía su habilidad para quedarse dormido en cualquier posición.

El joven rubio tomó el libro que tenía más cerca y del que más le apetecía estudiar: Historia Universal. No era sólo porque eso le aseguraba conversación con su maravillosa Robin-chawn, también era genuino interés por el pasado. Mientras buscaba el capítulo que necesitaba, observó de nuevo a Zoro.

“¿Se quedará dormido en cuanto toca la cama? Que envidia, a mí siempre me toma unas horas. Ahora que recuerdo, dijo que se movía mucho mientras dormía, pero cuando se duerme sentado no se mueve en lo absoluto ¿por qué será?”

Sin darse cuenta, Sanji terminó por ponerle toda su atención al peliverde en lugar del libro.

~~*~~

Domingo 02:10 pm

Definitivamente un alíen había abducido a sus hermanos. No había otra explicación para que actuaran tan extraño.

Después de lavar su ropa, Ace le pidió ayuda para reparar algo del coche. El monito le dijo que le dijera a Franky (que vivía al lado y además era un PUTO MECÁNICO) pero Ace dijo que Franky no estaba. Al acabo de hora y media, el teléfono de su hermano mayor sonó y de un momento para otro ahora tenían que entrar a la casa.

—¿Estás enfermo o algo? —preguntó extrañado por el comportamiento de Ace.

—Ah, ahora que lo dices creo que me duele la cabeza y tengo fiebre. ¿Por qué no me tomas la temperatura? —Luffy puso su mano en la frente de Ace.

—Estás calientito, ¿eso es que tienes temperatura? —Una gotita de sudor apareció en la frente del mayor, pues él tampoco tenía idea de si eso era tomar la temperatura.

—¡El termometro! —Su cerebro se iluminó— Tienes que usar el termómetro Luffy.

—Yo no sé usar eso. Voy a llamar al cabeza de piña que venga a revisarte.

“Mierda” Ace sabía que Marco no le perdonaría hacerlo salir del hospital e ir hasta la casa sólo por un pequeño engaño.

—No, no, tienes que hacerlo tú.

—Pero yo no sé… —Ace podía ver cómo la manija de la puerta principal comenzaba a abrirse.

—¡AaaAaaAahhhh!

—¡ACE! ¿¡ESTÁS BIEN!?

—RÁPIDO, AL BAÑO AHÍ ESTÁ EL BOTIQUÍN. —Dicho esto tomó de la mano a su hermanito y lo llevó al lavabo. Ace rezaba porque Luffy no oliera la carne que Sabo traía consigo.

—¡ACE! ¿QUÉ PASÁ? ¿TE DUELE? ¡RESISTE, ESTOY LLAMANDO AL CABEZA PIÑA!

—AAAAHHH NO, NO, toma la temperatura. —Dijo Ace mientras le arrebataba el teléfono al menor.

—¡QUE NO SÉ CÓMO HACER ESO! —Dijo Luffy visiblemente molesto por la insistencia de su hermano. Pasaba de preocuparse a cabrearse muy rápidamente.

De pronto apareció Sabo.

—¿¡SABO!? ¡ACE ESTÁ ENFERMÓ!

—Sí, lo sé, necesito que vayas corriendo a tu habitación, la medicina está debajo de tu cama.

El monito salió corriendo sin preguntarse cómo había llegado su otro hermano ahí, por qué sabía que tenía Ace y por qué diablos habría medicina debajo de su cama. Rápidamente llegó y se agachó, pero no había nada más que ropa y basura debajo de su cama.

—¡SABO! —En cuanto terminó de decir esto la puerta de la recámara se cerró de un azotón. Fue rápidamente a intentar abrirla, pero era imposible.

—¡Luffy! ¡Ace ya está bien! —Escuchó gritar a Sabo.

—¡SABO NO PUEDO ABRIR LA PUERTA!

—¡CREO QUE SE ATORÓ! —Contestó el rubio con esfuerzo. Él y Ace estaban del otro lado de la puerta haciendo todo lo posible para mantenerla cerrada. Su hermanito realmente tenía una fuerza bestial. Mientras tanto el resto de la comitiva de la fiesta entraba a la casa para organizar todo lo más rápido posible

—¡SABO AYÚDAME A ABRIRLA!

—NO PUEDO, SE TRABÓ.

Aliens. Definitivamente. Ace se enfermaba de la nada, se comportaba extraño, luego Sabo se teletransportaba. Era eso, Aliens se habían hecho con sus cuerpos.

—¡NO SE PREOCUPEN SABO, ACE YO LES SACARÉ ESOS ALIENS DEL CUERPO!

Al otro lado, no sólo Sabo y Ace se vieron con cara de wtf. Franky y Brook que colgaban banderitas de las paredes pararon para verse mutuamente, ambos igual de confundidos. Sanji y Zoro dejaron de colocarle velitas al pastel para tratar de comprender qué diablos pasaba por la mente de Luffy. Nami y Usopp dejaron de acomodar los acompañamientos para tomarse de las manos mientras un escalofrío los recorría pues Luffy parecía estar muy convencido y ambos temían a esa clase de cosas. Robin sólo imaginó a Ace y Sabo como protagonistas de Alíen y Bartolomeo sacó una pequeña libreta de su pantalón para anotar otra frase célebre de su senpai.

Después de un breve rato todos se habituaron a los gritos referentes a encuentros cercanos del tercer tipo de Luffy y pronto terminaron de colocar las cosas. Robin avisó a los hermanos quienes aliviados dejaron de empujar la puerta, la cual se abrió con un violento azote y golpeó la cara de Sabo. Luffy salió volando y aterrizó en el piso. El pequeño se incorporó y estaba a punto de ir a buscar a sus hermanos para sacarle los aliens a base de golpes cuando escuchó un grito seguido de varios matasuegras (Nota de autor: Los matasuegras son esos tubitos con papel enrollado en un extremo que cuando soplas se extienden y hacen ruido. Sí, se llaman así, yo pensé que eran serpentinas o algo así, pero se llaman matasuegras. Este mundo es muy raro gente.)

—¡FELIZ CUMPLEAÑOS LUFFY!

—¡AH CHICOS! Qué bueno que están aquí, no hay tiempo para explicar, necesito que sujeten a Sabo y Ace. Zoro, Sanji, ayúdenme a golpearlos, creo que están en su estómago.

Antes de que el linchamiento público se hiciera realidad, Robin explico a Luffy lo que sucedía, de la forma más clara que le fue posible. El monito feliz se dispuso entonces a comer tanta comida como fuera posible. Y así, entre risas y bromas la fiesta comenzó.

Domingo 07:00 pm

Había llegado el momento de la velada en que la música era lo que más resaltaba gracias a la presencia de Brook. Para ese entonces todos estaban algo tomados. Unos cuantos amigos de Ace y otros tantos de Sabo había llegado así que el número de personas se había incrementado, por lo que decidieron salir al jardín trasero pues era bastante espacioso. El cumpleañero saltaba de grupo en grupo de personas feliz por los regalos que recibía, pero aun así dentro de él tenía el sentimiento de que le faltaba algo.

De pronto una canción un poco más lenta comenzó a sonar. Franky sacó a bailar a Robin, Ace a Marco, Sabo a Koala y otras varias parejas comenzaron a bailar. Entonces, repentinamente Nami invitó a Zoro.

El peliverde no sabía bien cómo reaccionar, no se esperaba eso en lo absoluto.

—Nami-swan, ¿no quieres bailar conmigo en lugar de este Marimo bueno para nada? —El comentario le había molestado más de la cuenta. Sin pensarlo tomó la mano de la chica y la arrastró a la pista. Zoro no sabía bailar en lo absoluto, pero si otros podían él también. Puso sus manos en la pequeña cintura y trato de moverse como los demás. Pésimo.

—Mm Jajajajajaaj Zoro eres malísimo para esto —Dijo Nami soltándose

—¡CALLATE! Tú eres la que pidió esto en primer lugar —Gritó mientras la volvía a tomar de la cintura. —Si me sigues el ritmo irá mejor.

—¿Seguirte el ritmo? pero si no tienes nada de ritmo —Decía mientras Zoro le daba vueltas intentando imitar la forma en que Franky manejaba a Robin. —¡Aaay! ¡Tonto! —Zoro había pisado por accidente a la pelinaranja.

Usopp y Luffy estaban muertos de risa viendo el espectáculo, pero Sanji no estaba tan contento.

—¡ESTÚPIDO CESPED! —Gritó acercándose a la pareja. Nami sabía que iría a por ella para invitarla a bailar, pero sorpresivamente el rubio tomo las manos del peliverde y las puso en su cintura.

—¿Qué… Qué haces? —Preguntó el peliverde con un ligero sonrojo en sus mejillas.

—¡No dejaré que ninguna dama nunca más tenga que sufrir bailando contigo! —Contestó mientras rodeaba el cuello del peliverde.

—¡Suéltame!

—¡No! Ahora has lo que yo, estúpida alga. —Sanji hizo unos pocos pasos, básicos para principiantes. Después Zoro intento seguirlos. Verlos daba mucha ternura.

Luffy y Usopp seguían partiéndose de la risa, mientras Robin veía a Nami con una sonrisa de aprobación.

08:00 pm

Los menores comenzaron a irse. De no ser por los exámenes del día siguiente probablemente se hubieran quedado hasta la madrugada. Primero Sanji, luego Robin y Franky y posteriormente Zoro abandonaron la casa entre risas y bromas.

Al ver tan pocas personas ya, Nami pensó que era la oportunidad perfecta para hablar con Usopp, pues Luffy estaba distraído con los amigos de sus hermanos, Brook estaba intentado que Ace (quien se había emborrachado bastante) le devolviera su guitarra y el narigudo estaba sentado en la sala dentro de la casa viendo su teléfono.

Nami se acercó después de comprobar que estaban solos.

—Hola

—Ah, Nami, sigues aquí

—Hay algo que quiero decirte.

—¿Qué pasa?

—Sé lo que pasó con Cavendish.

A Usopp se le bajó la azúcar. Intento hacerse el tonto.

—¿Cavendish? ¿Quién es ese? JAJAJAJA

—Usopp —La pelinaranja puso una de sus manos en la rodilla del moreno. —Puedes contarme.

“Mierda ¿cómo sabe eso? ¿qué tanto sabe?”

Usopp guardo su teléfono en su chamarra y volteó a ver a su amiga.

—¿Qué tanto sabes?

—Todo.

—Aaaah, y, ¿no te doy asco o algo? —El pelinegro realmente tenía miedo de la respuesta.

“¿Asco? ¿Qué cosas tan terribles le habrá dicho Cavendish para dejarlo así?” —Pensó confundida

—¿Asco? ¿De qué estás hablando? Claro que no.

—¿En serio? Aaaah que alivio —Dijo Usopp dejándose caer en el respaldo del sillón. Se acaba de quitar una carga de encima.

—Puedes hablar de ello conmigo si quieres.

—Pues, ahora que lo dices, tengo una duda, ¿Es normal que esas cosas pasen?

“¿Qué si un maldito ególatra te humille sin motivo es normal? ¿Pero que pasa por la cabeza de este?”

—POR SU PUESTO QUE NO.

—Ya, a mi tampoco me parece normal que fuera a chupármela y de la nada parara, supongo que… —La chica puso una mano en la boca del moreno para interrumpirlo.

—Espera un momento… ¿QUÉ?

 

 

 

Notas finales:

Perdónen por poner esa parte de "no, no puede ser cierto" con Usopp, jaja detesto que los personajes den esa excusa siempre pero conociendo al moreno seguramente lo haría así que ya que.
En las partes en donde estén exclusivamente Usopp y Cavendish, la mayor parte de pensamientos (que son los que están entre comillas y en cursiva) serán de Cavendish, esto porque Usopp no piensa mucho cuando está con Cavendish y el rubio por el contrarío, piensa todo demasiado.
Mmmm a ver, tal vez a algunas personas les paresca un poco absurda la personalidad de Usopp, pero quise basarme en dos momentos puntuales del personaje: el primero es en Enies Lobby antes de pelear con Luffy que Usopp habla mierdas de si mismo, diciendo que nunca se sintió como parte por ser debil y el segundo momento es en Thriller Bark cuando los negative hollows no lo efectan porque el siempre es negativo. Basado en esto quise hacer un Usopp más inseguro de lo normal, una cara que no le muestra a nadie y se la guarda para el sólo. Y, si siempre te sientes una mierda y después llega alguien a decirte que está bien, que te quiere así cómo eres, se te desvarata el alma, por eso la reacción de Usopp al saber que Cavendish "lo quiere" , espero las personas con autoestima entiendan un poco mejor el momento xd. Cuando sea grande quiero ser como ustedes ahre.
Asies, Usopp tiene tres mood, el don comedia, el depre y el horny.
Recordemos que ya vimos la historia de Sanji y Zoro, y parte de la historia de Law y Luffy. Dentro de nada se viene la historia de Cavendish y Usopp y la de Crocodile y Dofflamingo, pero estoy esperando el punto exacto en que un capítulo flashback quede bien.

Bueno creo que eso es todo. Gracias por leer


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