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The Time por Ash_Ashford

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Notas del capitulo:

Como dos meses sin actualizar. Perdonen, mi mente se secó, pero de ahora en adelante tendrán por lo menos un capitulo cada 15 días. Este capítulo es algo parecido al cap 4 Dollhouse, pero esta vez de Law, así que veremos su pasado.

Espero les guste^^

 

The Time. 

Capítulo 9. Dolor. 

7 Años atrás. 

Law estaba en el suelo, inmóvil casi muerto. “Mataré a todas las personas que pueda” –pensó. 

8 Años atrás. 

Trafalgar D. Water Law estudiaba en su habitación; el pequeño leía cómodamente en su escritorio un montón de fajos de papeles que contenían  definiciones básicas de algunos exámenes médicos; las explicaciones de un hemograma, un perfil hepático y un uranálisis entre otras que  se encontraban ahí, escritas por el puño de su madre especialmente para el candidato a médico. Las palabras describiendo los procedimientos se entremezclaban con su interés y sus sueños. 

El joven tenía una vida feliz; sus padres, ambos médicos (ella cardióloga y él cirujano), a pesar de estar ocupados siempre encontraban un rato para estar junto a sus hijos, preguntar por la escuela, hacer planes para un rato libre los domingos o simplemente ver la televisión. De su pequeña hermanita, Lami (aunque resultaba molesta de vez en cuando) recibía un amor y apoyo incondicional. 

:-Law, la cena está servida. -Escuchó decir a su mamá. 

:-¡Ya voy! -Contestó. Al cabo de unos minutos ya todos estaban sentados alrededor de la mesa.  

:-¿Qué tal el día Law? ¿Cómo te fue en la escuela? -preguntó su padre, una pregunta algo típica, pero hacía que Law se sintiera bien. 

:-Mmm pues disecamos ranas, fue asombroso, pero un niño vomitó. 

:-Iuugh, mamá yo no quiero ver ranas muertas -interrumpió Lami con una mueca de desagrado. 

:-No tienes que hacerlo Lami, Law, me alegro que tu día fuera interesante, hablemos más de ello cuando NO estemos comiendo. 

:-Perdón. ¿A ustedes cómo les fue? 

:-ufff fue un día algo complicado. Llegó un señor mayor, de 65 años, le dolía el pecho desde hacía unos días, lo mandaron a diagnosticar pero no encontraron nada, luego me llamaron para ver si yo podía hacer algo pero justo cuando iba a verlo entró en crisis, su temperatura se elevó, no podía moverse y perdía la conciencia a ratos. Nunca había visto algo así. 

:-Sí, escuché de eso en mi descanso cariño -afirmo el padre de Law con desganas- espero que le puedan ayudar rápido. 

:-¿Qué piensas que era mamá? -Preguntó el pequeño pelinegro con mucha atención. 

:-Podrían ser varias cosas, de hecho, estoy segura de que el dolor en su pecho y la fiebre no están relacionadas, puede que tenga dos padecimientos. 

:-Mami, quiero ir al festival, quiero comer helado. -interrumpió nuevamente la menor. 

:-Tienes razón Lami, hace mucho que no salimos a pasear, ¿qué les parece si este domingo vamos a ver el festival? Después de todo sólo hay festival una vez al año. -Dijo entusiasta el señor Trafalgar. 

:-Claro cariño, haré pay de manzana. 

La plática siguió su rumbo, sin embargo en la mente de Law había un solo pensamiento: ¿Qué tenía ese hombre? 

El resto de la semana pasó y finalmente, el domingo la familia Trafalgar salió de paseo. Subieron a los juegos, vieron el desfile, compraron juguetes y ropa, pasaron tiempo de calidad en familia, esos momentos que son difíciles de olvidar. A cierta hora de la tarde, sentada la familia en una banca, un carrito de helados pasó en frente de ellos. 

:-Maaaaaamiiiiiii, quiero un helado, poooorfiiiii -Exigió con tono barbero la pequeña niña. 

:-Law, toma –dijo la señora Trafalgar mientras acercaba su mano a la del chico para dejar caer una monedas- compra un helado a Lami y compra otro para ti. 

:-Sí mamá. -Contestó el oji-gris, al tiempo que Lami se levantaba gritando y dirigiéndose al carrito de helados. Law pidió los helados, uno de vainilla para él y uno de fresa para ella, Lami estaba a punto de dar la primera y gloriosa probada a su helado cuando  su cuerpo dejó de responderle. 

Dos meses después. 

La situación de Lami empeoraba cada vez más, con cada minuto que pasaba sus anticuerpos dejaban de responder, su salud decaía a pasos agigantados y por desgracia Lami no era la única que padecía los síntomas, al menos el 80% de los pacientes del hospital Flevance tenían lo mismo; fiebres altas, dolores en todo el cuerpo, perdidas de conciencia repentinas y  

sobre lo anterior dicho destacaban unas manchas de formas irregulares por todo el cuerpo de color blanco grisáceo, casi como una estatua. 

Law nunca se había sentido tan impotente en toda su corta existencia. Veía como sus padres se movían del hospital a la casa y viceversa de forma premeditada, cansados y con un nudo en la garganta cada vez que el pequeño preguntaba cómo se encontraba su hermana. El pelinegro además de sentirse inútil se sentía sólo, Lami era de las personas más importantes de su vida, bien era cierto que la pequeña le parecía algo tonta y presumida de vez en cuando y que claramente nunca le había prestado mucha atención antes, sin embargo ahora que ella no estaba más en su habitación, en el patio persiguiendo a al gato del vecino o en la cocina ayudando a su madre, Law sentía por primera vez que de verdad necesitaba a su hermana. Quería verla, quería que estuviera bien, así que esa noche, cuando su madre informó que a la mañana siguiente Law podría visitarla el corazón del pequeño dio un salto de alegría.  

Despertó dos horas antes, se vistió con la camisa blanca que a Lami tanto le hacía gracia, sus pantalones cortos y su gorro, luego fue a la habitación de Lami, sería imposible pasar de contrabando su peluche favorito, así que Law tomo uno con forma de manzana, la pequeña figura afelpada tenía una sonrisa gigante y unos tiernos ojitos. 

:-Seguramente le gustará a Lami –Dijo el pequeño con un sonrisa.  

Al poco tiempo sus padres despertaron y en media hora todos estaban en el auto de camino al hospital. A pesar de ser un día tan especial los rostros de los señores Trafalgar parecían serios, tristes.  

:-Mamá, papá, Lami estará bien, sé que ustedes la curarán- Dijo alegremente el pelinegro, pero sólo ocasionó que los rostros de sus padres se hicieran aún más lúgubres. Llegaron al hospital Flavence, aparcaron y fueron directo al área en dónde Lami estaba internada. Encontraron a la pequeña con la mirada perdida viendo al suelo. 

:-¿Lami? Trajimos a Law con nosotros, quería verte- dijo la señora Trafalgar tratando de contener las lágrimas. 

:-Hola Law, hola mami, hola papi –dijo la pequeña con algo de lo que parecía alegría en su voz. 

:-Hola mi angelito -respondió su padre con ternura acercándose a darle un beso a Lami. 

:-¡Lami! -exclamó el pequeño pelinegro mientras se acercaba detrás de su padre- ¿cómo te sientes?  

:-Law, hermanito, hace mucho que no te veía -mientras la pequeña decía eso, el corazón de sus padres se rompían en mil pedazos, la señora Trafalgar simplemente no pudo más y rompió en llanto, el señor Trafalgar fue a consolarla. 

:-Law, quédate con Lami, su mamá está muy contenta de que vuelvan a verse y necesita un respiro, saldremos un momento. -Así fue que la pequeña habitación quedo con sólo los hermanos dentro. 

:-Te traje algo –susurro Law mientras sacaba la pequeña manzana de su bolsillo- es little apple, ¿la recuerdas? La compraste en el festival del año pasado. 

:-Si me acuerdo, pero me gusta más el señor pay –contestó con algo de desganas Lami. 

:-Jajaja vale, la próxima vez lo traeré, a ver si no me regañan por tu culpa.  

:-Hermanito, ¿ya no disecas ranas? 

:-No, ya vimos ese tema. ¿Por qué la pregunta? 

:-Yo no quiero que me disequen cuando muera. -Las palabras de la pequeña provocaron un escalofrío en su hermano. 

:-Lami ¿que estás diciendo?, tú no vas a morir ahora. -contestó el mayor con la voz entrecortada. 

:-Tengo miedo de hacerlo –respondió rompiendo en llanto. 

:-No, no, no, Lami –Law abrazó rápidamente a su hermana- Tú no vas a morir por esto, van a encontrar una cura y entonces te vas a curar y vas a volver a la escuela a ver a tus amigas, vas a perseguir al gato del vecino, vas a cocinar y vas a crecer y yo voy a estar ahí contigo -contestó Law con el rostro lleno de lágrimas- porque no sé que haría yo sin ti Lami, eres mi pequeña hermanita. 

:-Te quiero Law. 

:-Y yo a ti Lami. -La pequeña abrazó aún más a Law y comenzó a toser fuertemente. -¡¿Lami?! -la menor abrió la boca tratando de responder pero sólo provocó que su tos incrementara - ¡Mamá! ¡Papá! -Gritó Law a todo pulmón, inmediatamente después entró su madre y detrás de ella su padre. 

:-Law, sal de aquí -Ordenó el señor Trafalgar al tiempo que jalaba al niño de la mano 

:-¿Papá qué pasa? -preguntó asustado Law, pero su padre no respondió, en su lugar siguió caminando hasta que llegaron a la cafetería; una pequeña construcción de un piso a las afueras de los edificios del hospital, pero dentro del mismo terreno. 

:-Law, Lami probablemente tuvo una recaída, no te preocupes, le pasa de cuando en cuando, toda va a estar bien, necesito que te quedes aquí y esperes, vuelvo en seguida. Pero el padre de Law nunca volvió. Ni siquiera cuando personas con trajes anti riesgo biológico entraron y comenzaron a dispárale a todos.  

7 años atrás.  

Law estaba en el piso, recibiendo una golpiza por dos chicos mayores que él.  

:-Eso es para que te quede claro que no puedes pedir limosna en nuestro territorio, idiota. -Dijo finalmente uno de ellos mientras se marchaban. 

“Mataré a todas las personas que pueda” -se repitió. 

La vida de Law en el último año había estado llena de peleas de ese tipo, chicos mayores igual de resentidos que él con la vida no perdían oportunidad para desquitarse con los más débiles. Después de la masacre en el hospital el gobierno determinó que todo se había debido a un incidente con las ordenes, que la enfermedad que se había descubierto ahí no era contagiosa, y que estaban rotundamente avergonzados al respecto, pero como era de esperarse eso no era suficiente, 532 personas habían muerto ese día a causa de ese "error" y el mundo entero seguía consternado al respecto, había teorías conspiratorias, algunas hablaban de extraterrestres, otras, de corrupción, pero lo único que era cierto es que el gobierno no había proporcionado más explicaciones y al final a pesar de su descontento el mundo se quedó callado. El incidente llamado "El dolor de Flavence" sería sólo uno de muchos que el tiempo borraría de los corazones de las personas, de todas las personas, menos de el de Law. 

En los primeros 3 meses de su travesía había concretado que, en efecto la enfermedad del "oro blanco" (como la llamaban) no era contagiosa, y que por ende él estaba libre de ella, luego de cerciorarse decidió abandonar la ciudad y también el país, ya no quedaba nada ahí que le interesara. 

Así fue que llegó al país vecino más cercano y comenzó a buscar un lugar dónde le gustaría establecerse, probó con una ciudad del sur, la ciudad era costera y su principal atractivo era un acuario gigante. Decidió que quería verlo, pero a la entrada del mismo Law notó con asco como la piel de las personas era de dos colores, roja y blanca, morena y blanca, morena y roja. Manchas en la piel, manchas blancas en la piel. El pequeño pelinegro pasó la noche en la entrada del parque y al día siguiente emprendió rumbo más al este, donde el clima era más parecido al de su ciudad natal y donde esperaba no encontrar combinaciones en la piel de la gente. Probó con la nueva ciudad, pero la comida más consumida ahí era el pan. PAN. Asco. Law creyó conveniente ir más al noroeste. Finalmente llegó a esta ciudad, donde la mayoría de las personas eran de un solo color y el pan era tan común como el azafrán (había pero no en exceso). Se estableció en un vecindario a las afueras y fue cuando sus problemas comenzaron. La primera paliza que le dieron no fue tan mala, pero la segunda y la tercera habían terminado muy mal, con al menos 3 dedos rotos. Law comenzó un viaje nómada por los diferentes vecindarios de la ciudad, estaba decidido a quedarse ahí costara lo que costara.  

Cierta noche, caminando por la banqueta de una avenida, Law encontró un grupo de gente pelando en un callejón, lo que significaba una gran oportunidad, ya que anonadas por los puños descuidarían sus billeteras. El pelinegro se escabulló con cuidado, esquivando piernas y brazos, hasta el centro de la pelea y con precaución comenzó a retirar billeteras sin que el resto se diera cuenta, o eso creía él, hasta que recibió una patada en el costado que paro el resto de actividades en el callejón.  

:-Cora-san, ¿pasa algo? ¿Conoces a este niño? 

La persona que había pateado a Law era muy alta, rubia, tenía la cara maquillada de forma parecida a un payaso, portaba unos lentes morados y un vestuario extraño, conformado de unos pantalones de vestir blancos, una camisa rosa con corazones, un gorro magenta y un estrafalario abrigo de plumas negras.  El llamado "Cora-san" observó a Law por un momento y luego negó con la cabeza. 

:-¡Miren, tiene muchas billeteras! ¡Ladrón! -comenzaron a decir el resto de las personas, hasta crear una multitud incluso más molesta de lo que ya estaba. Law se encontraba en serios problemas. Un tipo, mucho más molesto que los demás se acercó a Law listo para darle un buen puñetazo, sin embargo cuando su mano estaba a punto de tocar al pequeño alguien lo empujó y arrastró a Law fuera de la multitud. El pelinegro sufrió una gran sorpresa al percatarse de que era el mismo tipo larguirucho de antes. 

:-¡Déjame en paz! ¡Suéltame! ¡Te mataré a ti y a todos! -gritaba con furia el menor, sin embargo no había respuesta alguna.  

Ya lejos del callejón Cora-san soltó al chico, quien cayó de bruces en el suelo, luego mirándolo fijamente, pateo su torso de nuevo y negó con la cabeza, para después marcharse, caerse mientras se marchaba y levantarse como si nada.  

:-Hijo de perra, ya me las pagarás -murmuró Law para si mismo. 

En el mes siguiente el vengativo chico se la pasó buscando quien era ese tipo, reunió la siguiente información: nunca nadie lo había visto sin maquillaje o si gafas, era mudo, su nombre era "Corazón" pero le decían Cora-san, era muy torpe, trabajaba para un jefe de los bajos fondos llamado "Joker" y sólo salía por las noches. A pesar de sus esfuerzos para saber cómo contactarlo Law no encontró nada, tampoco había tenido la suerte de volver a encontrárselo. 

:-Maldita sea –dijo sin ánimos mientras dentro de sus bolsillos sostenía la navaja que cargaba siempre. 

Caminaba por otra avenida, veía a la gente pasar, los perros ladrar, las aves cantar, todo tan colorido, como si su familia nunca hubiera existido, una oleada de nuevo odio lo inundó, giró su cabeza a la izquierda y vio su reflejo en el cristal de un local, se veía muy pálido, con unas grandes ojeras, sus iris grises parecían mucho más pequeños, su cabello enmarañado y sucio era mucho más largo, ya sobresalía del gorro, su ropa estaba a nada de hacerse añicos. Enfocó su mirada para ver dentro del local y encontró a un hombre alto, rubio, que atendía el local con una sonrisa en los labios. Había encontrado a ese hijo de perra. 

La rutina del tal "Cora-san" consistía en ir a su local, que era una cafetería llamada "Polar Tang" abría de 6:00 a.m. y cerraba a las 7:00 p.m. durante ese tiempo se dedicaba a atender la caja, donde hablaba con total naturalidad. Luego iba a su casa, un departamento medianamente decente, desaparecía y reaparecía maquillado y vestido en el callejón de al lado del edificio donde estaba su departamento (Law creía que había algún pasadizo) para finalmente vagar por la ciudad, haciéndose pasar por mudo y consiguiendo nuevos clientes para el negocio de "Joker" . En base a las dos semanas que estuvo vigilando los movimientos de su futura victima Law creó un plan de asesinato perfecto, dónde no solo nadie lo vería, si no que culparían a alguno de los clientes de Corazón y así jamás sospecharían de él. Así, decidió que a la siguiente noche el tipo estaría retorciendose en su propia sangre. 

El pelinegro preparó todo, los horarios, el lugar, su navaja y su determinación. Eran las 7 p.m. justamente "Corazón" estaba cerrando su local, Law lo siguió como de costumbre a su departamento y luego de un rato Corazón apareció con su típico traje de "drogas" (como llamaba Law al uniforme de Corazón), la alta figura caminó hasta llegar a un callejón, el cual Law no había visto antes. Corazón prendió un cigarrillo, luego apagó el mini incendió que había ocasionado se sentó en una caja que había ahí y comenzó a roncar. Se había quedado dormido. Era en ese momento o nunca, Law sacó la navaja de su bolsillo, corrió rápidamente hacía el rubio y encajó la navaja en su torso, Corazón dio un alarido de dolor que calló casi de inmediato y antes de que pudiera huir tomo a Law del brazo. 

:-¡Maldición! ¡Suéltame! -Gritó Law, al mismo tiempo que hundía con más fuerza la navaja, Corazón no lo resistió más y soltó a Law, cayendo al suelo. El pelinegro salió corriendo sin siquiera ver hacía atrás.  

Law no pudo dormir pensando en cómo encontrarían el cuerpo. "Está bien, mis padres, Lami, el resto de personas murieron sin hacer nada malo, y ese idiota seguía con vida, hice lo correcto" -pensaba.  

A la mañana siguiente, con extrema precaución Law se acercó a Polar Tang, el local estaba cerrado. Esa misma noche decidió ir a los límites del distrito comercial, donde comúnmente se encontraban distribuidores y por dónde Corazón pasaba algunas veces, no le vio, pero tampoco escucho a nadie mencionar su asesinato.  "Es normal, tardaran en identificar el cadáver" -pensó para tranquilizarse. Al día siguiente nuevamente pasó por Polar Tang, esta vez estaba abierto, pero sólo estaban los ayudantes, dos chicas que hacían de camareras y la limpieza y el cocinero. "Así que si está muerto" -reflexionó el pelinegro tranquilamente.  Dio media vuelta y se encontró con una figura, alta y delgada frente a él. 

  

Notas finales:

El final está muy hecho al aventón pero si no lo cortaba ahí el capitulo tendría más de 4000 palabras y creo que es muy denso por ser algo muy sad ;---; no sé si supe transmitir el dolor de Law por perder a su hermana, espero que si. El siguiente capítulo continuara el pasado de Law y contará el pasado de Luffy también y después de eso volveremos a la historia normal. Gracias por leer <3


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