Las cosas en el campamento iban bien, demasiado para el gusto de Naruto, todavía no se le quitaba esa incomodidad de ser observado o que algo lo sigue, sin embargo no encuentra nada ni nadie. Seguramente su imaginación, pensaba dándose confort.
Llegaron a un lago, y eso solo significaba una cosa, pescar. Eso le había devuelto el entusiasmo. Algunos ayudaban a hacer la fogata, otros colocaban su tienda de campaña y algunos ya habían comenzado con su pesca.
Naruto se encontraba entre los que pescaban, miraba impaciente esperando a que algún pez cayera en su mini red.
Sin que nadie lo notara, el hombre que había organizado la excursión discretamente se fue escabullendo entre la espesura del bosque dejando solos a los estudiantes los cuales ni siquiera notaron su ausencia.
-Mira…- una chica le comunicó a su amiga, la cual miró hacia la misma dirección.
Empezaron a salir hombres de aspecto fantasmal, debido a su color de piel, sin embargo eran muy atractivos. Sin embargo su semblante serio y amenazador era lo que intrigaba al grupo de adolescentes.
-¿serán de otro curso? – se preguntaban entre sí, sin embargo no portaban ropas como adecuadas para acampar, todos llevaban atuendos elegantes y obscuros.
-¿Quiénes son ustedes? –Preguntó amablemente el jefe de grupo el cual era conocido por su fuerza física y buen carácter, se sentían seguros con el cerca.
Los recién llegados ni siquiera le contestaron y con la vista buscaban a alguien, lo ubicaron cerca del lago pescando y este mismo les miraba con precaución.
-Nosotros estamos llevando a cabo una excursión, si desean pueden quedarse, hay comida suficiente. –Siguió el chico que representaba a sus demás compañeros.
-Apártate. –Uno de los cara pálida lo hizo volar con tan solo usar una mano. El pánico se hizo presente. –Ya saben quien es nuestro objetivo. –miró a sus compañeros de reojo.
-Si Mitsuki-san.- contestaron todos a la vez.
-En cuanto a los demás…- se retiró las gafas de elegante forma. –Que tengan buen provecho. –Sus ojos se tintaron de un rojo sangre y sus acompañantes se dispersaron como flashes.
Gritos de horror, gemidos de dolor y pedidos de auxilio se oían en ese lago, unos corrían tratando de huir pero sus intentos eran en vano.
Naruto en cuanto vio el peligro comenzó a correr sin saber el porque, no conocía ese lugar, era la primera vez que lo veía, sin embargo parecía que su instinto era el que controlaba la situación.
Corría sin descanso, sabía que esas personas que habían atacado hace unos momentos lo seguían, algo en su interior se lo decía.
El aire le faltaba y sus piernas amenazaban con flaquear y se negaba rotundamente a parar con la carrera. Se había metido en una zona oscura y espesa del bosque, los rayos solares no se podían colar entre las copas de los arboles y el terreno era peligroso.
No estaba seguro de a donde ir su mirada estaba aterrada, no quería mirar atrás y encontrarse con algo desagradable, esa sensación de ser perseguido era lo que mas odiaba en el mundo.
Y de pronto entró en una especie de trance, esos arboles, esta situación, ese lugar…
Su cuerpo dejó de pesar. Miraba a los lados tratando de encontrar algo más, y entonces lo supo. –¡Mi sueño!- rápidamente reconoció ese escenario y sin parar de correr se sintió extraño, estaba experimentando un ¿déjà vu? Y si eso era lo que estaba pasando….
Su mirada de cielo se dirigió hacia delante, justo después de eso, aparece…, el aparece…
Se quedó atónito cuando a tan solo metros de distancia podía divisar una figura cubierta por la oscuridad del lugar.
Paró sus pasos abruptamente, ¿estaba soñando de nuevo? Algo en su pecho le gritó exigentemente correr al lado opuesto a esa presencia.
Aquella persona le extendió la mano, su nívea piel hacia un contraste chocante con la oscuridad del lugar, ignorando sus presentimientos y como si de una fuerza magnética se tratara su cuerpo comenzó a actuar solo de nuevo.
El sonido de sus pasos era lo único que se escuchaba con claridad, se detuvo justo frente aquella sombra, no podía ver su rostro pues estaba cubierto por una capucha lo cual dificultaba la visión.
Sujetó su mano sintiendo la inusual temperatura, sus labios temblaron levemente, estaba consiente, era real. Al sentir el leve apretón del otro sobre su mano supo que no se trataba de algún cadáver o algo así.
-Te estaba esperando. –Le dijo, esa voz estaba tan rasposa y pesada, tenía la certeza de que hablar era una tarea difícil para aquel hombre que tantas veces había visto en sus sueños.
-¿Quién eres tu? –le preguntó, pues esa duda había estado en su cabeza durante años.
-Soy tu destino. –Le contestó de igual forma a la anterior. Naruto no estaba seguro de que pasaría a continuación, se sentía en trance.
Con movimientos temblorosos su mano se dirigió al rostro del otro, su tacto se paseó por la mejilla de hielo hasta encontrar la tela de la capucha y con cuidado la fue bajando y al parecer el hombre frente a el no se molestaría en detenerlo así que la quitó de una buena vez.
Y lo que encontró lo dejó sin palabras, era un rostro con facciones finas y hermosas, era como ver a un ángel, sin embargo descartó esa opción al ver los ojos que destilaban maldad.
Sin embargo se notaba enfermo, tenía la mirada cansada y el rostro marcado, junto con la piel demasiado pegada a sus huesos, digamos que parecía alguien a punto de morir, dirigió su mirada a la mano que sostenía y esta estaba demasiado delgada a como la recordaba.
El de piel blanca dedujo sus pensamientos. Y tan solo esbozó una sonrisa, pensando en que pronto volvería a la normalidad después de siglos.
-Necesito tu sangre. –Le dijo por fin sacándolo del asombro. –Ahora. –Besó la mano que había estado sosteniendo.
Naruto no entendió esto, ¿en que concepto? Se preguntaba nervioso por la acción de aquella persona.
Sintió que su alma lo abandonó por un instante al ver que los ojos de obsidiana se tintaron carmín, ahora si que estaba asustado.
-¿Q-que rayos eres tu…? –se alejó invadido por el miedo, una idea vino a su cabeza pero era demasiado absurda.
-Tranquilo. –Se lamió los labios. –Estarás bien…- sentía su cuerpo consumirse en dolor, lo había soportado por más de trescientos años, pero ahora mismo lo tenía frente a el, ya no podría más…
-Aléjate de mí- retrocedió al verlo acercarse, estaba temblando de miedo.
Correr ya no era una opción, estaba cansado. Sintió sus ojos humedecerse cuando aquel hombre de ojos rojos se “teletransportó” justo frente a el.
Sintió una lengua pasearse por todo su cuello y luego un terrible dolor lo invadió al sentir dos colmillos introducirse en la piel delicada de su cuello. Y después de eso un liquido tibio comenzó a brotar.
Apretó los labios al sentir las fuertes succiones de aquella criatura, era como si le exprimieran la vida lentamente. Usó sus manos tratando de apartarlo empujándolo por el pecho sin embargo parecía que sus brazos de papel trataban de mover una barra de acero.
Por fin se vio libre, estaba débil, su mirada asustada vio como aquella persona estaba manchada de su sangre. Su aspecto había cambiado, ya no estaba delgado y esa silueta frágil que poseía se había transformado en un cuerpo marcado y fornido, sin llegar a exagerar.
Se lamió los restos de ese fluido que estaba en su rostro. –Delicioso.- dijo por fin, estaba alucinando, después de tanta abstinencia por fin, no estaba satisfecho pero no pretendía matar a su preciosa fuente rubia.
No pudo más, la falta de sangre, el cansancio y todo lo demás lo vencieron cayó al suelo inconsiente. La sangre que rebalaba por su cuello llegó a hasta el pecho manchando un cristal verdoso que usaba como collar…
- - -
Estaba tejiendo como pasatiempo, sin embargo detuvo todos sus movimientos al sentir una vibración en su pecho.
El contrato de sangre que había hecho con el collar que portaba su nieto la alertó. -¡Jiraiya!- el peli blanco apareció rápidamente por el grito de angustia de su esposa.
-¿Qué sucede? –Vio su rostro de preocupación que no tardó en imitar.
-El lo tiene… -susurró. –Ese bastardo encontró a Naruto. –
CONTINUARA…