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Bloody dreams por Samy_DBS

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Notas del capitulo:

Gracias por sus rw y leídas, Aquí el tercer cap.

Espero les guste.

El grupo que minutos antes había atacado al campamento de estudiantes aparecieron en escena y rápidamente inclinaron su cabeza haciendo una reverencia a su príncipe.

 

La mayoría de ellos sorprendidos ante la hermosa apariencia, después de años bajo aquella capa ocultándose de todos. Era de esperarse que fuera así. Sin embargo el único que sabía de su antigua apariencia siempre fue Mitsuki, como otros fieles y devotos pura sangre a la realeza.

 

El motivo de estar alejado de la sangre de su elegido fue el problema de que su apariencia y fuerza disminuyera drásticamente dejándolo en un estado miserable el cual no pretendía presumir. Pero ahora todo había regresado a la normalidad.

 

El chico inconsciente en el suelo y la mordida en su cuello fueron suficientes para deducir lo que había pasado.

El miembro de la realeza cargó al estilo princesa al rubito, tratándolo con suma delicadeza, al instante vio aquel collar que el reconocería en cualquier parte.

-No necesitarás esto…- le arrancó el objetó dejándolo caer al suelo. –Nos causaría muchos problemas.- le susurró con dulzura como si estuviera arrullando a un pequeño bebé. Su voz se endureció al igual que su mirada. –Vamos. –Y en un suspiró todos desaparecieron.

 

Realmente corrían hacia un lugar en especifico, el palacio en donde residía el apuesto príncipe, no tardaron mucho en llegar y al hacerlo se dispersaron dejando solo a su líder.

 

Su presencia causaba que todos temblaran, pues su fuerza y poder era algo que se podía palpar en el ambiente, su mirada traía noticias de muerte y malicia. Sasuke era un digno príncipe de aquella raza tan temida.

 

Entró a una habitación bastante obscura, sin embargo para el gracias a sus ojos era como estar en un lugar iluminado. Colocó al cuerpo en sus brazos sobre las sabanas de satén rojo, y como si se tratara de un frágil cristal lo acomodó.

 

Sonrió y comenzó a acariciar esos cabellos tan dorados como los rayos del sol que tanto odiaba, sin embargo aquellas hebras rubias le fascinaban. Su piel era comparada con la nuez y la canela, al tacto era comparable con la misma seda. Simplemente perfecto.

 

Adoraba sus facciones tan relajadas que tenía al dormir, estaba seguro de algo, por nada del mundo lo dejaría ir. Se quedó así por horas hasta que la abrazadora noche se hizo presente, su adoración comenzó a removerse en su sitio haciendo algunas muecas y fue en ese momento que quedó prendado de esos dos zafiros.

 

Estaba confundido su cabeza daba vueltas, llegó a pensar que aquello fue de nuevo un sueño que acababa como una pesadilla más. Se frotó los ojos, esperaba despertar en una tienda de campaña pero para su sorpresa estaba en una habitación que nunca en su vida había visto.

 

Su mirada de mar se giró por instinto a su lado derecho y lo que vio lo dejó sin palabras, recordó todo y sobre todo a esa persona, si es que eso era. Esos ojos rojos como la sangre le atravesaban el alma y eso lo ponía nervioso.

 

-Por fin despiertas. –Habló, esa voz ya no era rasposa ni pesada, era grave y muy masculina, sus manos las cuales estaban entrelazadas ya tenían el grosor normal al igual que todo su cuerpo.

 

De manera apresurada dirigió su mano a su cuello buscando la mordida, quería pensar que todo era una visión o un malentendido, sin embargo encontró la cicatriz y su mirada cargada de horror se trasladó al hombre frente a el.

 

-¿Qué rayos eres tu…?- preguntó con precaución.

 

El de cara pálida tan solo rió elegantemente. –Ustedes los humanos nos conocen y somos una figura que implanta terror. Supongo que tienes una idea, ¿no?- le miró examinando sus gestos asegurándose de memorizarlos todos.

 

-P-pero eso no es posible… simplemente…- le interrumpió.

 

-Vengo de un mundo que nunca has imaginado, sigo siempre igual que ayer, yo no puedo envejecer. –Hablaba con firmeza tratando de no agobiar más a su pequeño humano. – Tengo el instinto asesino del cazador. Mi estirpe es la del mayor depredador. Un pura sangre del reino de la oscuridad. Ustedes me llaman vampiro, de la noche soy dueño y señor. –

 

Naruto sujetó su cabeza, sentía que en cualquier momento volvería a desvanecer, pues lo que el vampiro decía era convincente, de no ser por la mordida en su cuello y esos ojos únicos que poseían el color del vino creería que es una broma.

 

-¿Por qué a mí? –Se apresuró a preguntar. –Siempre te he soñado, desde siempre…-susurró esto ultimo.

 

-Eso es porque siempre te he observado, la única vía que podía utilizar para interactuar era entrar en tus sueños. –Su mirada se entrecerró dándole un aspecto aún más afilado.

 

-Debo irme, mis abuelos me esperan en casa.- rápidamente recordó ese detalle. Sabía que estar con esa criatura no era exactamente algo que le trajera buenas vivencias.

 

-Lamento informarte que no puedes irte. -Se cruzó de brazos mientras contemplaba el pánico en sus ojos de cielo.

 

Eso era una completa locura, de un saltó bajó de la cama corriendo a la que supuso era la puerta de aquella habitación, se creyó victorioso al estar a centímetros de abrirla cuando de la nada apareció el vampiro frente a el, y antes de si quiera reaccionar terminó por chocar contra el firme pecho del de piel clara.

 

-Salir está prohibido para ti. –Recalcó tomándolo de las muñecas levantándolo del suelo sin nada de dificultad. Utilizando solo su brazo. –No hagas otra cosa así de estúpida, por favor. –Llevó al joven que se retorcía como loco para que sus pies volverán a tocar una superficie firme pero fue lanzado a la cama de nuevo.

 

-¿¡Porque!? –se lamentó, se sentía patético, tanto esfuerzo en el gimnasio para que su trabajo fuera una basura frente a esa arrogante criatura.

 

Sasuke suspiró, lo prefería dormido, pues despierto era muy ruidoso y el estaba acostumbrado a lo discreto y solitario. No pretendía soportarlo por mucho tiempo así que esperaba a que el rubito guardara silencio por su cuenta.

 

-¿Cómo te llamas? ¿tienes nombre? –Preguntó rápidamente. –El mío es Naruto. – se sintió estúpido cambiando de tema.

 

-Sasuke Uchiha. –Respondió secamente. Sintió una punzada en su pecho, aún estaba hambriento y su cuerpo reclamaba el poder que aún permanecía dormido.

 

Naruto creyó ver temblar por segundos al pelinegro. -¿Qué pasa ahora? – le cuestionó con precaución.

 

-Te necesito…- se comenzó a acercar lentamente poniendo nervioso al de mirada azul. –Tan solo un poco. –Susurró más para sí mismo.

 

Naruto comprendió enseguida y obviamente se negaba a experimentar ese dolor de nuevo. Intentó retroceder pero Sasuke ya lo había atrapado, cerró fuertemente los ojos cuando los colmillos del vampiro se clavaron en su cuello, las succiones eran la peor parte, al menos para Naruto.

 

-Basta… Sasuke…- de nuevo la debilidad inundaba su cuerpo. La sensación de estar muriendo era muy desagradable, estaba consiente que perder sangre de ese modo era peligroso para el.

 

Sasuke supo que era momento de parar, aunque sus instintos le ordenaran saciarse por completo, el estaba consiente de que algo así mataría al humano. Terminó por lamer los restos deleitándose con el sabor tan dulce que poseía la sangre de Naruto.

 

El oji-azul observaba a Sasuke alimentarse, y de algún modo, el sentimiento de ser él, el que le brindara dicho alimento le llenaba el pecho de calidez, y eso ya era bastante extraño.

 

.   .   .

 

Corrían a una velocidad impresionante llegando a la montaña, la mujer fue la primera en llegar a un sitio que estaba impregnado de olor a sangre.

Sus pasos pararon justo frente a un lago, todos los estudiantes estaban muertos y sin una sola gota de sangre en sus cuerpos.

 

El peliblanco con la mirada rápidamente comenzó a buscar a Naruto, y se sintió aliviado de no encontrarlo en el montón de cadáveres.

 

Tsunade se dirigió al lugar en donde el collar la llamaba, siguió su rastro y lo encontró en una zona remota e inestable de la montaña, el captor había sido astuto. Apretó los puños con frustración.

 

Su esposo la había seguido de cerca y ambos compartían la culpa. Se miraron mutuamente. –No todo está perdido. –La animó, su mirada estaba llena de determinación. –El amuleto del sapo está con el, ya sabes, es como su padre, tiene la facilidad de adaptarse a él. –Pausó. –Me encargaré de rastrearlo pero no será rápido como con tu collar. –Vio l afligida mirada de la mujer. La sujetó del mentón. –Lo traeremos, te lo prometo. Además recuerda que no podemos fallarle a ellos. –La rubia sonrió y continuaron con su búsqueda.

 

.  .  .

 

-Princesa Hinata. –Un hombre mostraba reverencia ante la susodicha.

 

-¿Qué sucede? –Preguntó con esa voz tan apacible suya.

 

-Es de los Senju. –Le entregó un pergamino, el cual tanto la joven y su hermano el príncipe Neji leyeron y se alarmaron ante la mala noticia.

 

-Con que al fin atraparon a Naruto. –Susurró el castaño. –Debemos movilizarnos, el Uchiha aún está débil, tenemos quince días antes de la luna sangrienta. –Prepararía la armada mientras que la princesa también se prepararía para salir a buscar al chico.

 

-Informales a todas las criaturas que habitamos bajo el sol de esto, debemos prepararnos para la guerra. –Ordenó la chica, y su mensajero hizo exactamente lo pedido de inmediato.

 

Y en menos de lo esperado la noticia se había esparcido como pólvora a todos lados, poniendo alertas a las criaturas nocturnas.

 

. . .

 

Súcubos, íncubos, hombres lobo, bestias, hadas malignas y un montón más de seres que reinaban bajo el resplandor estaban reunidos, por una única razón.

 

Los líderes de cada raza se alzaban orgullosos e imponentes, Sasuke representaba a los vampiros. Su mirada era seria.

 

Kiba, era el jefe de la manada de los hombres lobo, de los mayores enemigos de los chupa sangre.

 

 La atractiva y hermosa Reyna de Súcubos e íncubos, Mei, su mirada y sonrisa cargadas de lascivia eran su mayor característica.

El líder del poderoso clan de las bestias, el aparentemente sereno y tranquilo Juugo, era una criatura de carácter inestable, en cualquier momento podría matarte.

 

Y por ultimo, el más joven de todos, un chico tan pálido como el papel, y una sonrisa que oculta sus malos sentimientos hacia los demás. Sai el príncipe de los cambia formas.

 

-Casi todos nos hemos reunido. –Mencionó Sasuke. –Lo importante es unificarnos para la Luna sangrienta la cual nos beneficia a todos por igual. –efectivamente cada clan y raza estaba de acuerdo con eso.

 

-Por el largo y permanente gobierno de las criaturas de la noche. –Gritaron en coro.

 

La guerra había comenzado y de eso no había duda, el destino de los humanos y criaturas místicas estaba en juego.

 

CONTINUARA…

Notas finales:

ATENCION!

Chicos y chicas, necesitaré personajes, pues los de la serie (algunos) tendrán un papel importante. Y quisiera que me regalen personajes suyos. Enserio necesitaré muchos, TODOS aparecerán con el tiempo.

Nombre:

Raza o Clan: 

Apariencia:

Personalidad: 

Por el momento solo de criaturas nocturnas, luego os pediré para las que son buenas xD

Gracias por leer!


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