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Encuentros... en el antro de la perdición por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Hola”

“Hola” respondió Madara cuando los dos se encontraron en frente del jardín de niños. El pelinegro ya tenía a Shisui y a Itachi con él, que no estaban muy alegres a pesar de que iban a comer helado. Los dos esperaban afuera del salón de clases cuando de repente comenzó un griterío. Corrieron hacia el interior inmediatamente sólo para encontrarse con dos pequeños peleándose. “¡¿Qué pasa?!”

“¡Por favor contrólenlos!” gritó Iruka cuando los vio. Se precipitaron hacia los luchadores, agarrando a cada uno y jalándolos para apartar a uno del otro. “¡Sepárenlos!”

“¡Retráctate, usuratonkachi!” ordenó Sasuke, ahora retorciéndose en los brazos de su guardián. Tenía una cara de enfado infantil muy aterradora y las manitas en garras. “Retráctate o te sacaré los ojos”

“Bien hecho, Sasuke, has aprendido una nueva palabra complicada” susurró el Uchiha mayor para distraerlo del otro chiquillo, que también peleaba por salir del abrazo de su novio. “¿Qué te parece si entras al auto? Vamos a comer un rico helado” comenzó a avanzar hacia el auto. “¿De qué sabor lo vas a querer, mi bebé?” finalmente estaba lo suficientemente distraído como para no notar que Hashirama y él se dirigían hacia el mismo auto (Madara había tomado un taxi.) “Ya casi llegamos”

“¿Tu hijo?” preguntó el moreno con una gota cayéndole por la nuca. Vaya, nunca había esperado que el hijo de su amante fuera el mismo niño que torturaba a su sobrino en la escuela. Bueno, una vez le mostraron fotos de ese adorable pelinegro en miniatura tratando de clavarle una cola de burro a su primo en el trasero, torturándolo por diversión. Debió habérselo esperado. “Se parece mucho a ti”

“¿Tú crees?” los metieron a cada uno por una puerta diferente. Se vieron cuando ya estaban en sus asientos, sorprendidos de verse el uno al lado del otro. Itachi y Shisui también subieron cada uno por una puerta diferente. “Bien, abróchense los cinturones. Es un paseo corto, pero tienen que estar seguros.”

“Mamá…” los dos pequeñines se miraron como si estuvieran en su peor pesadilla. “¿Por qué estamos en el mismo auto que el dobe?”

“¡No me digas dobe, teme!”

“¡Naruto!” el conductor regañó al rubio por su lenguaje. Chasqueó la lengua, tendría que decirle a Kushina acerca de su uso de malas palabras. “¿Qué te han dicho acerca de ese tipo de palabras?”

“¡Se las merece!” intentaron volver a pelear, más fueron sujetados por los mayores. “¡Déjame, nii-san! ¡No quiero estar en el mismo auto que él!” de repente se cayó. “¿Por qué estamos en el mismo auto que Sasuke-teme?” entonces reconoció a la persona que los acompañaba. “¿Qué está pasando?”

“Mamá, ya vámonos. ¿Qué no teníamos que encontrarnos con tu novio o algo así?” un escalofrío recorrió el cuerpo del Uzumaki. ¿Mamá? ¿Le había dicho mamá? ¿Había escuchado bien? ¿Acaso no todas las mamás eran chicas?

“Estamos haciéndolo” Madara le sonrió a su pequeño. “Él es Hashirama, mi novio. Y Naruto-kun es su sobrino, así que decidimos traerlos juntos”

“Ummm” los dos pequeños se miraron como en una película de terror, el miedo prácticamente salía de sus poros. Hicieron lo único que se les vino a la mente, desconectaron sus mentes de tres años, yaciendo inconscientes sobre los dos chicos mayores.

“Se lo tomó mejor de lo que pensé” comentó Itachi mientras su guardián entraba en pánico y hacía que el conductor se estacionara para poder atender a los niños. Unos minutos después estaban en la heladería, con los menores con caras compungidas y cruzados de brazos. Tenían en frente sus helados favoritos, pero no los tocaban. Simplemente se dedicaban a mirarse el uno al otro con repulsión, negándose a hablar con alguien más.

“Sasuke, si no te lo comes se va a derretir y no voy a comprarte otro” dijo el pelinegro mayor, más su hijo no le hizo caso. Estaba muy molesto por ser obligado a fraternizar con el usuratonkachi. “Sasuke…”

“Hum” hizo un gesto bastante Uchiha para negarse, apartando la cara. Madara negó con cabeza, ¿Por qué tenía que ponerse así de difícil ahora? ¿Realmente su antipatía por el rubio era tan grande? Itachi y Shisui comían su postre en silencio, sabiendo la respuesta. Ambos eran enemigos declarados desde que el Uzumaki  había tirado al piso y pisado el dibujo del menor el primer día de clase.

“No seas así…”

“Hay muchas personas en el mundo, ttebayo” finalmente se atrevió a hablar Naruto. “Hay demasiadas personas… ¡¿Y tenías que empezar a salir con la mamá del teme?! ¡¿Después de todo lo que me ha hecho?!” lo señaló con el dedo. “¡Acapara toda la atención de las niñas! ¡Me pisotean por llegar junto a él! ¡Además me roba las galletas del almuerzo y rompe todos mis dibujos!”

“Estoy seguro de que ya no lo va a hacer” Hashirama le dio una severa mirada al pequeñito. “¿Verdad, Sasuke-kun?”

“¡Sí lo haré! ¡Y ahora también voy a tirar todo ese asqueroso ramen con el que estás apestando el salón!” estrelló sus pequeñas manitas contra la mesa y los adultos supieron que habían perdido el control. Los dos niños mayores se resguardaron debajo de la mesa con todo y sus copas de helado.

“¡Con mi ramen nadie se mete, teme!”

“¡¿Ah, sí?! ¡¿Y qué vas a hacer?!” ambos estaban ahora sobre la mesa. “¡DOBE! ¡USURATONKACHI!”

“¡Deja de decirme así!” Naruto agarró su helado y se lo tiró al otro, sin soltar la copa. Sasuke esquivo el dulce volador, que por desgracia le dio a otro niño. El pelinegro no perdió otro momento e hizo lo mismo, cosa que el rubio también esquivó. Los encargados estaban a punto de detenerlos cuando el chico de antes respondió al ataque, tirando su propio helado e impactando a un inocente chiquillo en una esquina. Esto causó una guerra de helado a gran escala, con los empleados y padres intentando detener a los niños furiosos.

“¡Sasuke Uchiha! ¡Ya basta!” Madara peleaba por detener a su hijo, que recogía helado de donde podía para asestarle en la cara al otro niño.

“¡Naruto Uzumaki! ¡Para en este mismo instante!” pero no lo hicieron. Estaban tan enojados en uno con el otro que no dejaron de pelear hasta que sus cuidadores los sacaron a rastras del establecimiento, gritando y agitándose para ser liberados, para seguir peleando… “No me explico esto, normalmente se comporta mejor”

“Este también… ¡quédate quieto!” el pelinegro mayor logró llevarlo hasta su auto y meterlo a la fuerza. Se despidió rápidamente de su amado, pidiendo disculpas por el mal rato. Luego se fue a toda prisa hacia su apartamento, donde bañó a Sasuke y lo castigó, dejándolo encerrado en su habitación. Tras hacerlo él mismo fue a suya a bañarse… pero no salió rápido.

“¡No es justo! ¡No tendría que tratarme de esta manera! ¡Sobre todo después de obligarme a pasar tiempo con el niño ramen usuratonkachi dobe!”

“Sasuke, creo que no entiendes lo que está pasando aquí y todo el daño que le has hecho a mamá” Itachi se adelantó, sentándose en la cama al lado de su hermanito. El pequeño levantó la carita, con los ojos llenos de lágrimas de rabia. “Mira… somos lo más importante en la vida de mamá, pero él también quiere otras cosas… de adultos. Quiere amor, una pareja… supongo que ya me entiendes.”

“Pero… nosotros…”

“Sí, somos sus niñitos… más algún día creceremos y nos iremos” Shisui se unió a la conversación. “Entonces él se quedaría sólo y no quiere eso.”

“¡Nos encargaríamos de él!” el pequeñín seguía en pie de guerra. “No necesita al tío del usuratonkachi, ya tiene una familia… y su quiere compañía adulta siempre puede pedírsela a una de esas chicas que le hacían favores an…”

“Esto es diferente, Sasuke, esta vez está enamorado de verdad” los mayores se miraron, ¿Cómo podían explicarle el amor a un niño que apenas había dejado los pañales? “Quiere que esto funcione y… de verdad le haría mucho daño que no fuera así” le levantó la carita. “No quieres ver a mamá con el corazón roto, ¿no?”

“No”

“Entonces haz lo posible por llevarte bien con el niño ramen” puso cara de asco. “Si no puedes simplemente ignóralo, es mejor que causar más problemas entre ellos.”

“Yo… ehhhh…”

“Lo entenderás cuando crezcas y te llegue el amor, Sasuke, todos nosotros lo haremos” los dos lo abrazaron, quitándole por completo las ganas de hacer rabieta. “Ahora ve a disculparte. No te retirará el castigo, pero al menos puedes ponerlo de mejor humor.”

“¡Hum!” el chiquillo volteó la cabeza, más de todas maneras se bajó de la cama y fue al cuarto de su madre. Lo encontró en la cama con los ojos tapados. “Mami…”

“¿Hum? ¿Sasuke? Creí haberte dicho que te quedaras en la cama” Madara se levantó, sentándose. “¿Qué pasa? ¿Quieres ir al baño o algo así? Pídeselo a uno de tus hermanos, yo no estoy muy de ánimos para…”

“Lo siento, mami” lo abrazó. “No lo volveré a hacer e intentaré llevarme bien con el niño ramen para que estés feliz” esto sorprendió al otro, su niñito nunca se ofrecía voluntariamente a ser bueno con alguien, primero se tragaría un plato de escarabajos. “Por favor perdóname, no quise causarte problemas”

“No hay problema, yo debí haber preguntado cómo te llevabas con Naruto-kun”

“Mamá”

“No pasa nada” lo besó en la frente, más calmado. “Aún sigues castigado por haber destrozado la heladería, pero pórtate bien y en seguida recuperarás tu televisor y tus juegos de video” le pasó una mano por el pelo. “Estaré bien, no te preocupes por eso”

“Pero…”

“Hace falta más que una pelea infantil para destruir una relación” o eso esperaba, añadió en su cabeza tras pensárselo un poco. “Ahora ve, que yo…” de repente tocaron el timbre. Fue a ver con recelo, hasta que vio que era Obito y abrió la puerta. “Hablando del rey de Roma. No te esperaba por aquí”

“Tengo que hacer tarea y al lado de mi casa están construyendo algo, así que no me puedo concentrar” explicó el muchacho, sentándose en la mesa del comedor y abriendo sus libros. “Pensé que por todas las veces que he cuidado a tus diablillos me dejarías usar tu casa como escritorio.”

“Claro, es más, llegas justo a tiempo” Madara sonrió en una manera que al otro no le gustó nada. “Debo salir un rato, quédate de niñera” él puso una expresión de pánico, como si estuviera buscando todas las salidas que habían de ese lugar. “Tranquilízate, Sasuke está castigado y no va a torturarte como siempre lo hace.”

“Gracias al… ¡espera! ¡¿a dónde vas?!”

“A hablar con alguien” agitó una mano. “Los veo más tarde, chicos, los amo”

“Esp…” cerró la puerta antes de que Obito pudiera decir algo más. Sacó su teléfono y marcó un número. Suerte que se había tomado el día libre. “¿Hashirama? ¿Podemos encontrarnos en el café? Tenemos que hablar”

-En otra parte-

“Lo siento de verdad, Hashirama-kun” Minato se disculpaba mientras Naruto era espantado por su madre en modo nueve colas, más aterradora que nunca. “Me resulta extraño, no ha hecho una rabieta desde que tenía un año…”

“¡Es su culpa!” el niño lo señaló, asustado. “¡Entre todas las personas tuvo que salir con la mamá de Sasuke-teme! ¡No puede salir con la mamá del teme!”

“¿Por qué no? Se gustan y son adultos, así que…” el teléfono de Hashirama sonó y este contestó. Se puso más alegre cuando escuchó a su amor del otro lado, aunque le preocupaba un poco lo de la heladería. ¿Acaso le terminaría por eso?

“Tengo que irme, Kushina-chan, Minato-kun” se despidió de los adultos. “ya hablaremos luego de lo que pasó esta tarde, Naruto-kun” le advirtió. “Te veré mañana”

“¡Espera!” y lo dejó a merced de la fiera de su madre. Condujo hasta la cafetería donde le mostró las fotos de su ex esposa en fiestas sexuales y encontró a Madara leyendo algunas revistas de concejo parental.

“Veo que ya estás buscando una solución para tus hijos… mamá” se rio un poco.

“Jaja, qué gracioso” cerró la revista fuertemente. “Fue una gracia de Sasuke cuando estaba aprendiendo a hablar y rápidamente los demás se contagiaron. Intenté con todas mis fuerzas, pero no quería llamarme de otra manera. Al final terminé rindiéndome y aceptando que no me llamaría de una manera que no fuera un derivado de la palabra madre”

“Es gracioso” el moreno se sentó en frente. “¿Por qué querías verme con tan poca anticipación?”

“Es que… he tenido un día estresante… en realidad los dos lo hemos tenido un día muy estresante y me preguntaba si te gustaría… relajarte un poco conmigo” cambió de posición sus piernas. “Ya me entiendes” el Senju asintió, feliz de que por fin le estuviera regresando los privilegios de tocar. “¿Sabes a dónde podemos ir?”

“A mi casa o a la…”

“En tu casa están tus padre y en la mía mis hijo. Considerando que no es acto apto para niños y que tus padres tendrían un patatuz nada más de verte en la cama con un hombre, consideré a un hotel la mejor opción.”

“Tenemos suerte, conozco uno por aquí” los dos se levantaron y fueron a uno de los hoteles. Pidieron una habitación, llegando a ella ya besándose con pasión. Hashirama cerró la puerta con el pie, abriendo uno a uno los botones de la camisa de su amante y dejándola en el piso, procediendo a quitarse la suya propia. “¿Qué te hizo cambiar de idea? Sobre hacer méritos, quiero decir”

“Me ayudaste con Sasuke cuando se estaba peleando con tu sobrino, eso es suficiente para mí” Madara le dio un beso en la boca. “Ahora… ¿vas a esperar a que me arrepienta?”

“Claro que no” otro beso profundo, antes de pasar a su cuello, marcando y besando la suave piel de esa zona. El pelinegro gimió, habiendo extrañado lo que hacían desde la primera vez. Hashirama mordió entonces, haciendo que escalofríos de placer recorrieran su espina dorsal. “Voy a hacerte mío”

“No puedo esperar” sus labios se unieron. Un hilo de saliva se quedó uniéndolos cuando el moreno se alejó, pasando a torturar sus deliciosos pezones. Recordaba a la perfección los detalles de la última vez gracias al haberse masturbado casi todas las noches pensando en aquello. Recordaba que los pezones eran una zona muy erógena del cuerpo de su amante y comenzó a masajear uno con una mano mientras su lengua se encargaba del otro. “Ahhhh hmmmm ahhhhh.”

“Madara…” gimió, deslizándose sobre su vientre, lamiendo y delineando cada pectoral hasta llegar a su cadera, donde dejó un par de chupetones antes de usar sus manos para deshacer el cinturón del pelinegro y bajarle el pantalón, seguido por la ropa interior. En seguida capturó su miembro, masturbándolo. Su boca siguió ocupada con su cadera, adornándola de sus marcas de amor.

“Ahhhh… ¡ahhhhh!” el pelinegro se estaba retorciendo de placer. Su cara se había teñido de un rubor muy fuerte. “Hashi… ahhhh… ahhhhhhh… sí, así…”

“¿Quieres algo más?” se metió los dedos en la boca. Para mala suerte de ambos, olvidó el lubricante en casa, por lo que tendrían que hacerlo a la manera antigua. Terminó de cubrir sus dedos y los llevó a su entrada, metiendo uno de ellos en ella. El Uchiha gruñó de dolor, era muy incómodo. Después de unas cuantas penetraciones estuvo lo suficientemente acostumbrado como para dejar entrar otro. “Disculpa, ¿estás bien?”

“No… no mucho… ¿Por qué preguntas?”

“Porque ha pasado mucho tiempo desde que nosotros lo…” el rostro de Hashirama se puso aún más rojo. “perdona, es que lo hicimos hace…”

“Hashirama, cállate de una vez y tócame donde me gusta para que se acabe este suplicio” dijo el otro, dándole una mirada de rabia. “Lo último que quiero escuchar en un momento como este son tus disculpas.”

“Bueno, yo… lo sient… ya, ya lo voy a hacer” lo hizo. Unas cuantas penetraciones más y sus dedos chocaron con su próstata, haciendo que el pelinegro gimiera altamente, moviendo las caderas para encontrarse con los empujes. Sonriendo, metió el tercero, rápidamente terminando de prepararlo. “¿Estás libre?”

“Deja de hablar y… ¡AHHHHH! ¡Con cuidado!” el moreno no había tenido mejor idea para callarlo que metérsela, siendo un poco brusco. El Senju no se disculpó esta vez y siguió con lo suyo, embistiéndolo hasta que quedó completamente dentro. “Espera… ya, vamos”

“¿Seguro? No te has acos…”

“¡Sólo hazlo! ¡No hay necesidad de ser tan delicado!” el mayor obedeció y comenzó a embestirlo con fuerza, buscando la próstata. La encontró tras unos cuantos intentos, escuchando un fuerte gemido proveniente de su amante al impactarla. “¡Sí, así!”

“Tus deseos son órdenes” en ese mismo ángulo se impulsó con fuerza, haciéndolos gemir a los dos al unísono. Continuó haciéndolo, disfrutando de las sensaciones que generaba en el otro.

“Ahhhhh… ¡AHHHHH! ¡Sí!” Madara clavó sus uñas en su espalda, arañándolo. El placer crecía y también el dolor en esa zona. En cierta manera era… delicioso. El dolor mezclado con la electricidad en su sangre era intoxicante.  

“Ahhhh… ¡Sí, bebé!” siguió con lo que hacía, usando sus manos para acariciar el miembro de su amante y hacerlo venir más rápido. Las uñas se clavaron aún más en la piel morena, sacando algo de sangre. Hashirama lo embistió aún más rápido, sintiendo la cercanía de su liberación. Finalmente el pelinegro se vino sobre sus vientres y el Senju dentro de él, sintiéndose en el cielo. Madara sentía que se iba a dormir. “Hey, amor, no te duermas. Todavía queda mucho que hacer”

-Horas más tarde-

“Hummm” el sonido de su teléfono despertó al rey de los medios, que lo cogió gruñendo. Miró el número… “¿Itachi? ¿Acaso Sasuke se las ha arreglado para pegarle las orejas a Obito a la cabeza?” Hashirama se estiró, desperezándose. Parecía que su dulce siesta en pareja se había terminado. “¿Qué? Habla más despacio, que no te entiendo” la cara de confusión que puso en ese momento no tuvo precio. “¿Indiana Jones? ¿Qué demo…? ¡Mier…!” se tapó la boca antes de decir la mala palabra. “No te asustes y quédate ahí, voy para allá”

“¿Algún borracho entró en tu casa?” preguntó el moreno cuando colgó.

“Peor…”

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Qué creen que estará pasando? ¡Review!!!!


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