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Encuentros... en el antro de la perdición por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Hummm” Raizo despertó con un dolor descomunal de cabeza. Maldijo una y mil veces al alcohol, a quien no había necesitado hasta que “eso” pasó. Rayos, ahora sabía que no se perdía nada importante, sobre todo por el dolor de cabeza que lo plagaba ahora. “Me duele… auch.”

“¿De nuevo en el mundo de los vivos?” Hotaru entró en ese momento con un vaso de agua y una pastilla en las manos. “Toma esto, te ayudará con el dolor de cabeza. Aún así tendrás que tomarlo con calma, vomitaste anoche.”

“¿Sí?” de todas maneras se tomó la pastilla. Volvió a acostarse para dormir un poco más, pero el otro no se iba. “¿Sucede algo?”

“Anoche, cuando te estaba cuidando, dijiste algunas cosas estando ebrio” la espalda del egiptólogo de repente se puso muy rígida. “Tranquilo, no fue nada… vergonzoso. Es sólo que… me preocupé por ti. Es muy grave.”

“Yo… olvida lo que dije, debió ser una tontería”

“Raizo, tienes que…”

“Sólo olvídalo, estaba ebrio”

“¿No sabes que sólo dicen la verdad los niños y los borrachos? Tú estabas definitivamente tomado anoche, así que se aplica perfectamente a ti” el egiptólogo se enterró más en su cama, deseando desaparecer. “Vamos, dímelo. Sé que no comenzamos con el pie derecho, más me gustaría que hubiera confianza entre nosotros.”

“Su… supongo” el Uchiha trató de buscar otra manera de escapar, pero no se le ocurría nada. “Yo… ¿si te lo cuento puedes mantenerlo en secreto? No quiero que mis sobrinos se enteren. Enloquecerían y se lo tomarían demasiado a pecho”

“Puedes decírmelo, de mí no saldrá ni una sola palabra” prometió Hotaru. Sabía que no iba a necesitar decírselo a esos dos lunáticos, él mismo podía arreglar el asunto de Raizo. Él bajó la cabeza, volviendo a tomar su manta de seguridad.

“Yo… soy bueno en mi trabajo. Y por eso no soy el arqueólogo favorito de muchos, sobre todo si te encuentras en mi línea de trabajo. Mayormente se quejan porque mis investigaciones siempre se publican mientras que las suyas son desechadas o algo así” rodó los ojos “lo que sucedió fue que… se vengaron de mí.”

“¿Se vengaron de ti? ¿Por ser bueno en tu trabajo?”

“No sólo por eso, es que también me la pasaba señalándoles sus errores” se encogió un poco. “Yo pensaba que estaba siendo amable con ellos, ayudándolos a corregir sus artículos antes de que fueran rechazados de nuevo” tembló. “ellos no lo consideraron así.”

“¿Y qué pasó?” el Senju hizo una nota mental de todo lo que estaba diciendo. No había manera de que dejara esto pasar, tenía que hacer algo. El Uchiha le gustaba mucho para dejar que algo así quedara impune.

“Una noche que estaba trabajando en el almacén del museo, revisando piezas famosas… por cierto, el curador me odia también porque me quejé de sus métodos de conservación” el otro lo miró como diciéndole que cuantos enemigos se había hecho en su carrera. “¡Fue por el bien de las piezas!”

“Ya, ya, continúa”

“El caso es que yo estaba revisando las piezas cuando me emboscaron entre el curador y cuatro de ellos” se envolvió aún más en la manta. “Nunca me había sentido tan asustado, ni siquiera cuando era pequeño y había toda clase de gente peligrosa en la casa.” Tembló. “Me golpearon… me tiraron al suelo… yo…intentaba defenderme” lágrimas acudieron a sus ojos. “Entonces uno se tumbó sobre mí y comentó que parecía una mujer. Yo no podía hablar, me estaba manoseando por todas partes…”

“Tranquilo” un abrazo lo detuvo. No se sentía desagradable, no como los de esa noche en el museo que estaba reviviendo. “Shhhh, está bien”

“Ellos… simplemente asentían. El curador estaba que se babeaba, pidiendo el siguiente turno… era tan horrible” se agarró la cabeza. “Comenzó a quitarme la ropa… no recuerdo muy bien lo que pasó después, sólo que logré zafarme de ese idiota y eché a correr. Corrí todo lo que pude hasta que…”

“Calma, no están aquí” le pasó una mano por el cabello. Sorpresivamente el otro lo abrazó, llorando en la playera que estaba usando. Se sintió muy cercano a él en ese momento, algo que había buscado desde que lo conoció. Siguió haciendo eso hasta que los sollozos del otro disminuyeron. “Todo estará bien”

“Al día siguiente… me di cuenta de que había dejado mi maletín con mi laptop y todas mis cosas ahí. Ya debían haber personas en el museo, me escucharían si intentaban hacerme algo… fui a buscarlos… todo había desaparecido. El trabajo de mi vida estaba en esa computadora” apretó los brazos alrededor de él. “Me acorralaron afuera y me dijeron que… si no me desaparecía del mundo de lo egiptología esta vez sí lo iban a hacer. También se quedaron con mis investigaciones…”

“¿Y tú te dejaste así no más?”

“¡¿Qué más podía hacer?! ¡Tenía miedo! ¡Ellos era más que capaces de hacerme eso!” sus dedos se retorcieron entre la tela de su camisa. “Escapé a Alemania para no volver a verlos…”

“¿Por qué no quieres contárselo a tus sobrinos si te está torturando tanto?” preguntó, alejándolo un poco y mirándolo a los ojos. “Izuna es abogado, seguro que tiene contactos en los tribunales. Además nadie puede enfrentarse a Madara con el dinero que tiene.”

“No quería preocuparlos… además hubieran reaccionado mal” apartó la mirada. “Por favor no les digas.”

“Claro que no, lo prometí” sonrió. “¿Cierto?”

“Gracias” volvió a ocultar la cara en su pecho. “Por haberme ayudado cuando estaba ebrio y por escucharme. En ese estado no sé si alguien hubiera hecho lo mismo.”

“Fue un placer” se quedaron así hasta que el menor se quedó dormido otra vez. Hotaru decidió dejarlo dormir por el momento, recostándolo en la cama. Le dio un pequeño beso en la frente y se marchó, saliendo del cuarto en silencio. Estaba serio, más serio de lo que había estado en años. Tanto que…

“Buenos días, Nobunaga-san, ¿Cuándo llegaste?” preguntó Itama, que salía de uno de los cuartos. Anticipándose a eso, alquiló toda una planta para esconder a sus parientes ebrios y a la parejita acaramelada. “Pensé que estabas…”

“Soy Hotaru” le aclaró.

“¡No puede ser!” esto despertó al dueño de los bares de la perdición completamente, sobresaltándolo. “¡Hotaru no se ha puesto serio desde que…!”

“Así es, me necesitan de nuevo. Y no al Hotaru casanova, sino al Hotaru que era antes, el que jugaba con su gemelo” se alejó por los pasillos hacia un área en específico del hotel. Colarse en la entrega de premios no fue un gran desafío, sobre todo porque el festejado quería que todos lo vieran triunfar. Bueno, esa sería una carta que jugaría en su contra. Compró el libro e hizo una lectura rápida… recordó los postulados de este tipo que había leído antes. “Como pensaba, se nota que no es suyo.”

“¿Pasa algo, señor?” acababa de colarse tras bambalinas del escenario, donde los premiados guardaban sus cosas. Y si estaba en lo correcto eso… ¡ajá! Ahí estaba la computadora de Raizo. Fue en ese momento que el segurata lo vio.

“¿Podría hablar con el jurado de entrega de premios, por favor?”

“Creo que mejor debería…”

“¿No lo entiende? Soy Senju Hotaru” enseñó su identificación. El hombre palideció, donde quiera que estuvieras su apellido tenía mucho peso. “Si no me lleva ante el jurado calificador voy a hacer que no pueda trabajar en ninguna parte por lo que le quede de vida.”

“Yo… en seguida” los egiptólogos se estaban impacientando, la entrega se estaba retrasando, ya habían pasado un par de horas desde el supuesto inicio. El principal en especial estaba a punto de estallar. De repente lo llamaron frente al jurado, que tenía una cara muy seria. Y entre ellos estaba el hombre que había defendido a Raizo la noche anterior.

“¿Qué hace él aquí? ¡Ese hombre me atacó anoche!”

“Ese es el menor de los problemas aquí” el director se acomodó los lentes. “Doctor, ¿nos podría decir por qué su investigación estaba en esta computadora con otros nombres y una fecha anterior?”

“Yo… ¡él me debe haber copiado!”

“El señor Senju sólo está aquí como un testigo, haga el favor de responder” Senju… claro, esa familia tenía poder. Tal como los sobrinos de Raizo… esperen, ¿acaso el sobrino de Raizo se casaba con…? ¡Diablos! “¿Y bien?”

“¡Yo no hice nada! ¡Es una coincidencia!”

“¿De verdad?” Hotaru se acercó con un paso muy calmado. “¿Entonces podría recitar tu teoría sobre los shabtis que encontraste en las tumbas del Valle de los Reyes?”

“¿Qué?”

“Es tu teoría, deberías saberla. La pensaste tú después de todo”

“Yo…” estaba atrapado en eso. Había pensado tanto en el premio que se le olvidó memorizarse el trabajo de Raizo. “No me sé de memoria todas mis teorías, tengo que apuntarlas.”

“Entonces algo más fácil, ¿Cuál es el autor que más te inspiró?”

“¿EH?”

“Lo pusiste en las dedicatorias, debes saberlo” Hotaru sonrió, finalmente lo tenía. El jurado también lo miraba con enojo. “Sí, supongo que fallaste en memorizar el trabajo que te robaste. Deberías saber que siempre que te robas algo” se acercó. “Debes aprendértelo bien o alguien podría desenmascararte.”

“Maldito” trató de atacarlo, pero se encontró volteado, con su cara en el piso. Su brazo estaba alzado en manos de su contrincante. “¡Suéltame!”

“Ahora… sé que no fuiste el único. Cuando asaltaron a Raizo habían otros más” le susurró al oído. “Estaban el curador y unos cuantos más. Así que dime, ¿Cuáles de tus sucios amigos estaban ahí?”

“Vete al diablo”

“Respuesta equivocada” un tirón al brazo hizo que el hombre soltara gritos agonizantes que espantaron a todos los presentes. “Intentémoslo de nuevo”

-En el comedor del hotel-

“Vaya, te tardaste” dijo Itama cuando vio llegar tarde a su primo. Ya estaban todos reunidos para tomar un desayuno tardío. “Menuda fiesta la de anoche, casi todos quedamos rendidos. Aunque no recuerdo muy bien… ¿Qué pasó anoche?”

“Nada” dos voces en extremos opuestos de la mesa dijeron. Tobirama e Izuna estaban con la mirada baja, como si estuvieran avergonzados por algo… ¿Qué les había sucedido? Tras tomarse un solo jugo de frutas ambos se fueron, aunque no notaron que el menor estaba pisándoles los talones.

“Esto es tu culpa” lo acusó el albino, prácticamente golpeando al otro en el hombro. “Todo este jodido embrollo es tu culpa.”

“¿Cómo así? Fuiste tú el que te me acercaste” el pelinegro estaba serio, casi podría decirse que había olvidado lo que sea que había pasado con su rival el día anterior. Sin embargo, sus ojos no estaban fijos en él, delatando que estaba peleando por mantener la compostura.

“¡Y tú el que me tomaste de la cintura y me besaste!” los ojos del joven de pelo bicolor se abrieron. No podía creerlo, su hermano y el mayor rival de este… ¡no podía ser! Se quedó quieto, agradeciendo a los gemelos por las clases de rastreo que le habían dado. “Demonios, eres un…”

“Mira, lo que pasó, pasó. Y sólo fue un beso, no te tienes que poner tan melodramático por eso. No era tu primer beso y tampoco será el último” ese Uchiha realmente sabía cómo mantener su seriedad. “Además que esperabas que hiciera. Estábamos ebrios y… tú me estabas alagando…”

“¿Yo? ¿alagándote a ti?” la cara del peliblanco se torció en una de malestar. No se creía ni una palabra de lo que decía. “¿De verdad estabas tan tomado?”

“Menos que tú en ese momento”

“No te creo”

“Haz lo que quieras”

“Eso haré”

“Bien”

“Bien” ambos se dieron la espalda, caminando en direcciones diferentes. Uno de ellos tomó un taxi para ir a la oficina, ya se le hacía tarde. El otro regresó al comedor, recordándole la hora a su hermano. Cuando los Uchiha se fueron se acercó a Hotaru discretamente, susurrando para hablarle.

“Oye… ¿tú sabes lo que hicieron Tobirama aniya e Izuna-kun la noche de ayer?” esta pregunta sorprendió a su primo, que se encontraba ocupado pensando en lo que le haría a los malditos que habían intentado meterse con SU Raizo. “No es que… no es nada, pero… es que… los escuché en el pasillo hablando de algo que pasó ayer y de repente me acordé de que tú estabas llevando a todos a sus cuartos.”

“Sí, aquí entre nos, los dos tenemos más tolerancia al alcohol que todos ellos reunidos” suspiró de cansancio, frotándose los ojos. “Y si quieres saber, tú hermano estaba besuqueándose con él en medio de la sala ayer por la noche.”

“¡No es posible!” todos lo miraron, confuso por su grito. “Lo siento” se volvió a sentar, esperando que todos volvieran a prestarle atención a sus propias cosas. “¿Mi hermano e Izuna Uchiha? ¿De verdad hicieron eso? Porque se odian.”

“Creo que no se odian” el casanova se cruzó de brazos. “Al principio quizás sí, pero su rivalidad en el concurso y en los tribunales hizo que generaran una gran admiración el uno por el otro, queriendo superarse mutuamente. Como no querían admitirlo, lo sublimaron diciendo que sólo deseaban hacer al otro pagar por derrotarlo… una máscara de odio muy convincente, ¿verdad?”

“Realmente eres el gemelo de Nobunaga, ¿no?” el otro se encogió de hombros. “¿Y ahora? Uno no se besa con alguien que admira.”

“Y yo que pensé que eras más listo que eso” se rio el mayor. “Lo que pasa es que sin darse cuenta han dejado a esos sentimientos crecer demasiado… y muy rápido” los ojos de Itama se ampliaron. “¿Lo entiendes? Tanto tiempo vigilándose el uno al otro, pensando en cómo superarse, conociéndose… y otras cosas…” sonrió como el gato Cheshire. “Sin darse cuenta la admiración se convirtió en algo más.”

“Tobi aniya… ¿enamorado? ¿Y de un chico?” Itama no se lo podía creer. Su hermano era prácticamente asexual, no le gustaba nadie. Ni chicas, ni chicos. ¿Y de repente ahora le gustaba alguien? No podía ser.

“Ajá, aunque parezca difícil de creer” pinchó uno de sus waffles. “Me alegra mucho, ya me estaba empezando a preocupar por él. Incluso Nobunaga había perdido la virginidad y él seguía sin tener novio…”

“Hum…”

-En otra parte-

“¡Mami!” los pequeños se le fueron encima. Un muy cansado Obito se encontraba en el sofá, babeando sobre un chico de cabello plateado que por alguna extraña razón se cubría media cara con una máscara rara y una chica que sujetaba una sartén. “¡Obito-nii trajo a sus amigos para que jugaran con nosotros!”

“¿De verdad?” se dirigió al sofá, dispuesto a darle un lapo a su sobrino. En ningún momento había autorizado una fiesta en su departamento, así que el mocoso lo iba a escuchar. El golpe despertó al pobre pelinegro adolescente, que levantó la mirada presa del miedo. Finalmente vio los ojos airados de su tío y se tranquilizó. De hecho, estaba feliz.

“¡Tío! ¡Estoy tan feliz de verte!” lo abrazó fuertemente. “¡No sabes por todos los problemas que he pasado! ¡Me hicieron jugar al perro, a ponerle la cola al burro, a la piñata!” iba mostrándole sus moretones. “¡Tuve que llamar refuerzos!”

“En ningún momento dije que podías traer a tu novio y a tu novia a MI casa” dijo el Uchiha mayor, tratando de sonar amenazador, aunque la rabia se le iba bajando conforme veía las marcas de tortura. “Espero que no pase otra vez.”

“Pero… pero… ¡no estábamos haciendo nada malo!” negó él con la cara roja. “¡Sólo son Bakakashi y una amiga! ¡Me estaban ayudando para que los pequeños diablillos no me mataran antes de que llegaras a casa!”

“¿Unos niñitos pequeños pueden matarte, Obito?” se burló Izuna desde la puerta. El menor le lanzó una mirada airado.

“¡Trata de cuidarlos tú la próxima vez para que veas!” el adolescente despertó a sus amigos y recogió sus cosas. “Por cierto… ¿sabes lo que pasó con la tía Miyako, no?”

“Claro, me alegré de que arrestaran a esa vieja.”

“¿Incluso porque Kagami-kun ahora está viviendo sólo en esa casa?” esto sacudió un poco a Izuna. Madara, que no sabía por qué debía preocuparle eso a su hermano, se volteó a verlo. “¿Qué no lo sabías? Ellos se hablaban regularmente”

“Izuna… ¿es verdad?” le preguntó. Este asintió sin saber qué más hacer. “¿Por qué no me lo dijiste?”

“Yo… no lo sé, es que…” estaba un poco pálido. “¿Por qué no me lo dijo? Podría haberlo ayudado. Cuando arrestaron a la tía y no me llamo pensé que… ya tenía otro sitio donde…” tomó las llaves del coche de su hermano y salió a toda prisa. “¡Ya vuelvo!”

“¡¿Qué vas a hacer?!”

“¡Lo que debí haber hecho!”

Notas finales:

Y entra otro personaje importante... ¡Kagami! ¿Qué sucederá ahora entre los dos en negación? Review!!!


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