Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Encuentros... en el antro de la perdición por Ghost princess Perona

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste este capítulo...

“¡Hey! ¡No puedes hacernos esto!”

“¡Abre la puerta, suéltanos!” Hotaru simplemente cerró la puerta y giró la llave en la cerradura ante la atónita mirada de Hashirama e Itama. Cuando estos dos le habían pedido ayuda no se habían esperado esto, pero a él le parecía que encerrarlos en un armario era la solución más sencilla a sus problemas amorosos.

“Bueno, ya está” el casanova se metió la llave en un bolsillo del pantalón. “Déjenlos ahí un par de horas, ellos mismos se las arreglarán.”

“Pero…” Hotaru se sacó una Tablet de quién sabe dónde y se la entregó a esos dos antes de caminar hacia la salida. Sus primos lo siguieron, preocupados por lo que podría estar pasando dentro del armario. “¡Hotaru! ¡Espera!”

“¿Qué? ¿Acaso pensaban en algún super complicado plan para juntarlos?” se cruzó de brazos. Era obvios que ambos pensaban que esos dos iban a destrozarse el uno al otro tan pronto como estuvieran fuera de la vista de los demás y solos, justo como lo hicieron a plena vista de sus familias. “Porque con esos dos de ninguna manera va a funcionar algo así. Necesitan… hablar.”

“¡No van a hablar! ¡Se van a hacer pedazos!”

“Por eso les he dado la Tablet, hay una cámara oculta ahí adentro con ellos, si parece que van a matarse, entonces pueden decirles que está grabando y se abstendrán de cometer algún asesinato” le restó importancia el chico. “Háganme caso, esto es lo que necesitan esos chicos. Charlar, conocerse… liberar un poco de la presión sexual” se relamió los labios. “Si eso llega a pasar, entonces guarden la copia. Me encantaría ver la cinta”

“Eres… eres…” Itama estaba completamente rojo. Tenía un negocio donde ocurrían un montón de cosas así, pero eso no significa que tuviera un fetiche de voyerismo. Tenía suficientes cuartos en la parte de atrás de los bares para probarlo.

“Vamos, no te hagas el inocente conmigo, que no soy yo el que ha hecho del sexo un negocio” el menor se puso completamente lívido.

“Hablas como si fuera un proxeneta.”

“No, pero no te importa que las chicas hagan negocio en tus bares, a donde van hombres muy casados a revolcarse con señoritas que sólo están buscando unos cuantos billetes. Y ni hablar de tus hotelitos…”

“Mis negocios a ti no te importan” se cruzó de brazos Itama. “Además tú y yo sabemos que ese chico y mi hermano se han estado peleando desde que se vieron las caras la primera vez, no hay manera de que se sienten calmadamente a charlar, ni aunque los tengas encerrados por horas en ese armario.”

“Oh, vamos, claro que lo van a hacer”

“¿Qué te hace pensar eso?” Hotaru finalmente se volteó y se cruzó de brazos. “Créeme, lo único que ellos necesitan es hablar. He visto a suficientes víctimas de la negación para saber que su ridículamente elaborado plan no iba a funcionar.”

“No… no era ridículamente elaborado”

“Claro que lo era, sumamente ridículo”

“¡No lo era!”

“Por supuesto que sí, tan ridículamente elaborado que nunca iba a funcionar” el casanova se cruzó de brazos. “¿Es que son idiotas? Lo que realmente necesitan las personas para juntarse es naturalidad. El romance sólo nace de la naturalidad, la pareja no puede ser forzada a juntarse por dos idiotas cuya mejor idea es obligarlos a tener una cena y darles una suite en un hotel famoso por su… “discreción”.” Frunció el ceño a su primo. “Bonita manera de ponerlo, por cierto”

“Yo…” Itama estaba rojo. “Demonios, Hotaru, tú sabes que yo no soy un maldito adicto al sexo o algo parecido. El que mis negocios tengan algo que ver con el sexo… a discreción del cliente y de la chica que esté con él… es cosa suya.”

“Los proxenetas…”

“Por favor, no me junto con esa chusma. Sólo admito en mis negocios a señoritas que estén haciéndolo voluntariamente”

“¿Y cómo estás tan seguro?”

“Pregúntales a esas escorias” sonrió de una manera maquiavélica. “La pregunta real aquí es… ¿de verdad quieres enterarte de lo que les hice para espantarlos?”

“Te doy un concejo, no quieres enterarte. Yo definitivamente no quería” Hashirama se estremeció, antes de eso no conocía ese lado de su hermanito. Era… oscuro para decir lo menos. “Y… el caso es que esos dos definitivamente van a matarse si los dejamos un segundo más solos ahí dentro, no a enamorarse.”

“Oh, vamos, ¿realmente creen que lo que tenían planeado iba a funcionar?”

“Te recuerdo que soy yo el que va a casarse dentro de poco”

“Y todavía me pregunto cómo es que Madara dejó que le pusieras un anillo alrededor del dedo. Debes tener una suerte envidiable” el castaño no supo cómo responder. En verdad tenía suerte… bueno, menos en algo. “Sobre todo si piensas que un romance puede florecer de una cita forzada.”

“De nuevo, YO voy a casarme”

“¿Acaso no fue natural? Quiero decir tu primera cita” Hotaru lo miró como si la respuesta fuera obvia. Y era obvio, él y el Uchiha funcionaban bien porque no fueron forzados a juntarse, sino que todo fluyó naturalmente… como tenía que pasar. “¿Lo ves? Incluso tú tienes que admitir que la naturalidad es la clave de todo” se volteó de nuevo. “Ahora si me disculpan, Raizo está esperándome en un café. Debo irme”

“¿En un café?” Itama levantó una ceja con sospecha. “¿Desde cuándo tú entre todas las personas tienes citas en un café?”

“Mira, estoy a un pelo de meterlo en la cama conmigo y no voy a perderla por las protestas de dos primitos míos que no saben ni jota de relaciones” siguió caminando hacia la puerta. “Es en serio, no voy a dejar que me hagan perder ni un segundo más.”

“¿Te estás dando cuenta de a quién intentas meter en tu cama?” Hashirama se cruzó de brazos con un ceño. Madara le había contado muchas cosas de su tío, sabía que no era el tipo más habitual de Hotaru.

“Sí, al bomboncito con el que pienso casarme” respondió Hotaru. “Aunque primero voy a disfrutar un poco más… bueno, disfrutarlo a él” puso una cara de pervertido que a cualquiera le hubiera dado miedo, pero a ellos les parecía muy natural. “Así que si me disculpan, tengo que encontrarme con al…”

“Sólo trata de no causarme una crisis antes de la boda” le pidió el castaño, abriéndole la puerta. Suspiró cuando el idiota llegó a su auto, deprimiéndose inmediatamente al pensar en todas las cosas que podían ir mal en ese momento, sobre todo con su primo tratando de cepillarse al tío de su prometido. “Espero no encontrarme con una tormenta cuando vaya a verlo.”

“Tranquilo, si quieres podemos asegurarnos” Itama levantó un billete. “Cinco dólares a que se lo tira hoy mismo, justo después de tomar ese café.”

“¿Y eso en qué me va a ayudar?”

“¿Te has visto apostar alguna vez, hermano mío?” el otro levantó una ceja. “Tienes una suerte tan mala que no podrías ganar ni por accidente.”

“Yo… eso no…” sacó su billetera y tomó un billete también. “He acertado algunas veces… cuando algo terrible va a pasar…” le mostró el billete de diez. “Está bien, apuesto”

“Sabía que no ibas a pasar de esta” sonrió el menor, sabiendo exactamente cuál era la debilidad del otro. Sólo esperaba que el prometido de este no se enterara de ese pequeño defecto que el castaño se esforzaba por superar. “Vamos a ver si esos dos no se han matado el uno al otro todavía”

-Dentro del armario-

“¡Ya suéltenos! ¡Déjenos ir!” Tobirama seguía aporreando la puerta, mientras que Izuna simplemente se recostaba contra la pared de madera, dispuesto a echar una siesta hasta que los de afuera se dignaran a abrir la puerta… o hasta que el idiota con la llave se dignara a aparecer. Y hubiera sido sencillo… si su némesis dejara de aporrear la puerta con sus manos como un gorila furioso.

“¿Quieres callarte?” abrió un ojo el Uchiha irritado. “Si no te has dado cuenta, el estúpido de tu primo se llevó la llave, no pueden sacarnos de aquí.” El otro maldijo. “Cálmate, estaremos atrapados aquí un tiempo… probablemente hasta que termine con mi tío.”

“Genial” Tobirama se recostó contra la pared del otro lado. “Considerando lo rápido que es Hotaru, estará de vuelta en una hora máximo, quizá menos… no, un poco más. Dependiendo de lo bueno que sea tu tío en la cama.”

“Oh, vamos, ¿realmente crees que tiene oportunidad?” el pelinegro sonrió divertido. “Conozco a mi tío. Raizo es muy inocente para reconocer charlas con doble sentido, además de que no es de los que se deja encamar fácilmente” Izuna siguió socarronamente. “No, él seguirá hablando de sus momias mientras Hotaru se aburre a morir”

“Por favor, mi primo se las ha visto con difíciles muchas veces en el pasado y nunca ha fallado” el albino siguió, con un poco de enojo en la voz por la actitud del otro. “Seguro que cuando vuelves a casa tu tío ya no es virgen.”

“Raizo no se dejará tan fácilmente”

“Hotaru es el mejor seductor” se pusieron a pelear como niños pequeños por eso, haciendo que los que estaban del otro lado de la cámara sudaran. No podían creer lo infantiles que podían ser esos dos. Estaban a punto de ahorcarse cuando Izuna suspiró y soltó a su enemigo, recostándose de nuevo contra la pared.

“No voy a perder mi tiempo contigo”

“Lo mismo digo, tramposo” se quedaron el silencio, sin mirarse el uno al otro. El silencio era tan helado y palpable que los de afuera pensaron que iban a tener que romperlo con un picahielos. De repente el pelinegro pareció hartarse del silencio, porque comenzó a mirar a su compañero de cautiverio, moviendo la boca.

“No hice trampa”

“Claro, niégalo como siempre…”

“Escúchame por una vez en tu vida, ¿quieres?” el otro dijo de mala gana. “No hice trampa, pero… eso no significa que te superara. Leí tu monografía para el concurso, era simplemente brillante. Debo admitir que te ganaste mi respeto y admiración desde ese momento. Eres… muy bueno en esto.”

“Gracias, yo…” sus mejillas de repente estaban completamente rojas. “no creí que te interesara mi monografía. Tú… parecías más impresionado por los casos penales que por la abogacía corporativa en ese momento.”

“Es que… daban más dinero” él sonrió un poco avergonzado. “En ese tiempo… mi hermano y yo no teníamos mucho dinero… pero aguantábamos” le contó. “Eran épocas difíciles, ese concurso era la única oportunidad que tenía de ir a la universidad. Lo único que me importaba era ganar para poder dejar de ser una carga para nii-san… y poder alejarme completamente de mi familia.”

“Es… un objetivo más noble del que creía que tenías en mente” confesó Tobirama. Con el carácter de Izuna, siempre había dado por sentado que él sólo quería presumir de su logro. “Lo siento… el haberte llamado tramposo. Yo… me tomé muy mal que me hubieras ganado en el concurso. Tienes razón, siempre he sido un mal perdedor.”

“Y yo un tramposo, pero sólo cuando hablamos de juegos de mesa. En lo demás… no” su expresión de nuevo se tornó divertida. “Solía limpiar sacarle pica a mi hermano todas las noches de los martes después de la pizza que pedíamos. Nosotros dos solos en ese pequeño apartamento… creo que fueron los mejores momentos de mi vida.”

“Parece que cuidaba bien de ti”

“¿Acaso Hashirama no te cuidaba bien a ti?”

“Pues sí, pero a veces me parecía que yo lo cuidaba más a él” Tobirama comenzó a reír por lo bajo. “He cuidado de su cuello problemático desde siempre. Especialmente desde su décimo octavo cumpleaños… aunque desde antes ya tenía un problema muy serio” Izuna estaba interesado. “Es un ludópata de primera, perdimos millones por sus problemas con las apuestas.”

“¡¿Tiene problemas con las apuestas?!”

“Bueno… los tenía” el albino se encogió de hombros. “La última vez que siquiera se acercó a una mesa de póker fue hace años, cuando perdió casi un millón de dólares en una noche desenfrenada en las Vegas. Mi padre se enteró y le dio la paliza de su vida… más bien la paliza más grande del siglo.”

“La paliza más grande del siglo…” esto pareció animar al otro. “Supongo que debería informar a mi hermano sobre esto, de seguro se lo pensaría dos veces antes de casarse con él.”

“Nah, aniya no lo va a poder intentar siquiera. Madara da suficiente miedo como para disuadir al más adicto de los ludópatas” Izuna no respondió, sabía de buena fe que era cierto. Su nii-san daba muchísimo miedo. “Aparte están embobados el uno con el otro para renunciar a casarse. Qué pena”

“Sí… aunque me gustaría no fuera así” él suspiró. “Jamás había visto a nii-san tan feliz, el idiota de tu hermano realmente le hace bien. Me gustaría algún día que alguien me hiciera tan feliz como el idiota hace a mi hermano.”

“Yo… creo que también me gustaría” sus manos de repente se tocaron, lo que causó que ambos las retiraran inmediatamente. Sus rostros estaban ruborizados, demasiado. Hashirama, al otro lado de la pantalla, estaba sorprendido. ¿Cuándo fue la última vez que su hermanito se ruborizó? No lo recordaba, debía de ser pequeño. “Te… ¿te cuento un secreto? Yo… yo leí tu monografía también.”

“¿Ah, sí? Pero si dijiste que era…”

“Quería analizarla por si había trampa, pero al final me vi obligado a reconocer que era muy buena… quizás tan buena como la mía” Tobirama era incapaz de admitir que alguien era superior que él, pero no tenía problema con decir que había alguien a su nivel. Es más, disfrutaba de esa rivalidad. “Por eso es que siempre buscaba batallar contigo, es muy difícil encontrar a alguien tan bueno como tú.”

“Yo también lo disfruté mucho, bastardo” Izuna se volteó para verlo. “Aunque nos ha hecho quedar como unos mocosos infantiles”

“En eso tienes razón” el albino se volteó, extendiendo la mano. “¿Tregua?”

“Hecho, a partir de ahora nuestras peleas sólo serán en los tribunales” se dieron la mano. Itama siguió mirando, todavía no era el final que quería… pero era un comienzo. “¿Quieres saber otro secreto?”

“¿Qué?”

“Podríamos haber empatado en el primer lugar en ese concurso” el Uchiha le contó. “Gané porque tuviste un par de errores técnicos”

“Erro… ¡yo no cometo errores tan tontos!” el Senju volvió a ponerse colorado. Aunque pensándolo bien, gracias a Hashirama y a sus estúpida ideas estuvo un poco apresurado con la monografía y la terminó justo la noche anterior a las tres… oh, no.

“¡Sí lo haces! ¡Te pasaste tres palabras del límite permitido! ¡Y no hiciste el cambio de formato reglamentario! ¡Por eso te descontaron puntos!” maldición. “Por eso siempre he pensado que tuve mucha… ¿estás bien?”

“Sí, es sólo que… creo que voy a dejar viudo a tu hermano antes de su boda”

“¿Qué? ¿Por…? Ah, fue culpa del idiota” siguieron conversando sobre torturas muy imaginativas que infligir al pobre castaño, que estaba muy deprimido y asustado al mismo tiempo. “Oye, cuando salgamos de aquí… ¿querrías tomar un café conmigo?” el Senju lo miró extrañado. “Para hablar de cosas legales, quiero decir”

“Claro, yo… claro”

“Bueno, supongo que ya está… aunque podía pasar el resto de mi vida sin saber que mi hermanito iba a matarme de la manera más cruel” Hashirama se estiró, viendo a Hotaru entrar derrotado por la puerta. “¿Qué tal te fue?” este le dio una cara de pocos amigos antes de tirar la llave al piso e irse. “Eso creí”

“Parece que Tobi-aniya es tan malo apostando como tú, Hashi” Itama se burló antes de levantarse. Liberó a su hermano y futuro cuñado, que salieron conversando como amigos, planeando su cita. “Supongo que ahora debería ofrecerles una suite en mi hotel, seguro que les gustaría mucho…”

“Tómalo con calma”

-En la casa Uchiha-

“Tienes que hacer toda la tarea para… ¿Izuna?” Madara dejó al pequeño en la mesa para correr con su hermano, que acababa de regresar. “Ya me estaba preocupando, ¿Dónde estuviste?”

“En un armario encerrado con Tobirama Senju” los ojos del mayor se abrieron mucho. ¿Acaso estaba viendo fantasmas? “tranquilo, limamos asperezas nada más. Y antes de que preguntes, no, tu idiota no fue quien metió en eso” tomó un vaso de jugo de naranja. “Raizo ya ha llegado”

“Todavía no lo he…” en ese momento entró su tío un poco turbado. “¿Y a ti qué te pasa?”

“Ha… ha pasado algo muy extraño” el egiptólogo se sentó en el sofá. “Estábamos hablando… él estaba diciendo cosas sin sentido” su sobrino menor se cruzó de brazos. Seguro que era un abuso del doble sentido para meterlo en la cama. “Y luego… luego me besó…” se cubrió la boca. “Me besó… alguien me besó…”

“¿Y eso es todo?” Raizo asintió. “No es para tanto, ¿acaso nunca te han besado?” negativa. “¿En serio?” asentimiento. “¿Qué no tienes más de treinta?”

“Estaba ocupado en mis investigaciones” fue la respuesta que obtuvieron. Ambos hermanos se lo quedaron mirando. Un hombre de más de treinta años, virgen… eso se supone que no debía existir. Tenían que hacer algo pronto, aunque fuera entregárselo con un lazo a Hotaru en uno de los bares de la perdición de Itama… o en el hotel mismo.

Notas finales:

Ojalá les haya gustado... dulce o truco!!! Feliz Halloween!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).